Quizás a riesgo de resultar un poco repetitivo en el marcado perfil literario e intelectual de los biografiados, quisiera presentarles a continuación la figura de Purificación Yovanovich de Santa Paula, escritora y divulgadora científica peruana de mediados del siglo XIX y figura trascendental aunque, como no, típicamente incomprendida.
Por situarnos, nuevamente nos encontramos en una familia acomodada, señorial, residente en los mejores barrios de Lima, aunque con la tara de que el señor Yovanovich era un judío serbocroata que había hecho fortuna en América con el tráfico de cualesquiera cosa eminentemente ilegal y perjudicial al máximo para las saludes y que, ya mayor, había ido al Perú huyendo de quién sabe qué y con su dinero había conseguido abrirse paso en la sociedad, rancia naturalmente, peruana. Matrimonio apañado, primer hijo fallecido, hija posterior, nuestra Purificación Yovanovich. Bien.
Infancia y adolescencia tienen una importancia relativa en esta historia. La tienen en cuanto que están ahí, pasaron cosas, pero nada que nos desvíe de nuestra narración. Bien. Adelante. Vamos. Avancemos. Purificación Yovanovich tiene 35 años y, soltera aún, mientras está un día en una reunión con unos amigos, en un salón limeño, escuchando el tañir de una guitarra tocada por un negro costeño, sin qué ni por qué dice... Manchuria.
Ya está el lío. Manchuria. Sin que nadie entienda, todavía hoy, por qué, ni a qué se debe este interés de la Yovanovich por Manchuria, si hubo algún libro, algún comentario, algo... nada. Manchuria. Investigadores de la Cátedra de Filología de la Universidad de Princeton y los miembros del Cóngreso Internácional de Escrítores Esdrújulos, que veneran a la Yovanovich también sin un motivo aparente, aluden a una posible reminiscencia de rasgos asiáticos en el padre de la Yovanovich que le habría inducido quizás a manifestar un interés por esta región... en fin.
Manchuria. Sin una formación académica relevante, Purificación por su cuenta y riesgo se in... se in...
Uf. Se in...
Se zambulló, ya está. Se zambulló en el estudio de cualquier publicación que tuviera que ver con este extremo asiático, que, analizó desde una perspectiva histórica, literaria y cultural. Escribió cuatro novelas ambientadas en este entorno: Chuo ya no vive aquí, Entre las tinieblas de la llanura, Mi prima Yeye y su obra cumbre Catorce años en Manchuria, en el que narra las vivencias de una profesora latinoamericana que viaja a China y se pierde por Manchuria sin ninguna gana de volver. Hoy en día, eruditos de la Universidad de Pekín se enorgullecen al decir que la Yovanovich es una fiel y escrupulosa dibujante de lo que fue Manchuria en aquellos años, sin haber estado allí ni una sola vez. De oídas y con cuatro libros que le llegaban fue capaz de hacer incluso un 'Primer plan para el desarrollo de Manchuria', un 'Estudio de la conexión ferroviaria entre Manchuria, China y Rusia', así como una 'Construcción del canal entre el Amur y el Ussuri'.
Sus libros fueron ignorados ampliamente en su tiempo y su entorno. Purificación Yovanovich de Santa Paula murió con 76 años, víctima de una apoplejía. Su obra será descubierta por un sobrino nieto suyo, Eduardo José de Santa Paula, miembro de la Academia de las Ciencias Peruanas que situará la obra de la Yovánovich en su sitio.
Qué vida ésta.
Como suele ocurrir en la vieja historia. Los escritores se mueren de tristeza y si hay suerte los herederos se forran. No todos claro.
ResponderEliminarUn abrazo