Cuando yo era chaval y hasta hace bien poco, así como otros decían que eran de Santa Coloma con cierta aprensión, a mí me ocurría que me enorgullecía enormemente decir que era colomense. De Santa Coloma. La ciudad roja. Cuando iba al pueblo de mis padres, contaba que teníamos un alcalde comunista, un cura rojo, que asaltaba autobuses, que era una ciudad combativa, que siempre estaba de follones por cualquier cosa. La mística de la reivindicación. Antes sí que éramos un pueblo movilizado. ¿Qué pasó?
Ayer se presentó en la Biblioteca Salvador Cabré de Singuerlin el libro 'De suburbi a ciutat. El Pla Popular de Santa Coloma de Gramenet', libro escrito por la periodista local Odei Antxustegi-Etxearte bajo los auspicios del Fòrum Grama. Llenazo. Los últimos actos y actividades sucedidas en la sala de actos de esta biblioteca no habían conseguido llenar el recinto y ayer casi se queda pequeño. Mucha gente, tanto protagonistas de los hechos que se contaban, como personas como el que suscribe que no vivieron directamente todo lo que se cuenta en el libro, pero que han vivido inmersos en esa mística, en la Santa Coloma reivindicativa que luchó por dejar de ser la Ciudad Dormitorio, la ciudad sin nada, para ser una ciudad digna, orgullosa de lo conseguido. Estaba todo el mundo. ¿Todo el mundo? No. La alcaldesa no acudió a este acto. No me quedaron claros los motivos que Jaume P. Sayrach, de la revista Fòrum Grama, adujo para esta ausencia. Por la noche vi un tweet en el que la alcaldesa se congratulaba de una victoria del Marfil Santa Coloma de Fútbol sala. Prioridades.
Sí que acudieron diversos regidores y ex regidores de todo signo. Y gente. Mucha gente que tenía ganas de recordar, de reivindicar, de no olvidar lo que se hizo, porqué se hizo y qué queda de todo aquello.
La presentación comenzó con un coloquio o diálogo entre Jaume P. Sayrach, que fuera a principios de los ochenta regidor de urbanismo precisamente, Ferran Saro, figura histórica de la política local en las filas del PSUC e ICV y Odei Antxustegi-Etxearte, periodista de El Punt Avui, colomense, que ha sido la encargada de poner finalmente en orden todo lo que se hizo y se trazó sobre la Santa Coloma que quiso ser y que a duras penas viene siendo. El coloquio fue muy interesante. Se habló de dónde veníamos, de qué ciudad se tenía a finales de los sesenta y principios de los setenta, de cómo surgen los movimientos vecinales, del papel de la iglesia, del papel de la prensa con Grama a la cabeza y de la pasión de la gente de Santa Coloma por hacer de su vida algo distinto, de su ciudad un lugar para vivir, más allá de las dificultades, de la represión, de la falta de todo, pero con ganas de mucho. De la colaboración entre esos personajes ilustres, formados, estudiados, universitarios y esa gente sin nada más que su fuerza de trabajo, su voluntad y su no conformarse. De la colaboración entre gentes de diverso signo político, aunque encuadrados en un espacio concreto, el de la izquierda, que se implicaban en cambiar la realidad. Leerla, estudiarla, compartirla y trabajar para cambiarla. Sin miedo. Una historia que comienza simbólicamente en el 72, con un número de Grama en el que se habla de la ciudad en peligro, que comienza con las luchas por que no se cerrara el ambulatorio, y que sigue con la progresiva formación del Pla Popular.
¿Y qué es el Pla Popular? Sayrach hablaba que muchos políticos locales no conocen el Pla Popular. Servidor de ustedes, levanta la mano y dice, yo pecador. Es algo que está en la mística de la ciudad, el Pla Popular, y también en su desdicha. El olvido del Pla Popular. Su entierro y desaparición. Porque el Pla Popular es algo antiguo, pero es algo muy moderno, muy de hoy. Con la participación ciudadana, con la aportación de los movimientos vecinales, de las asambleas, de la gente de los barrios, se van creando unas alegaciones para presentar ante el Ayuntamiento franquista debido a un cambio en un plan urbanístico para la ciudad. De ese germen y del rechazo del Ayuntamiento, surge un plan, un plan para cambiar Santa Coloma. Un plan para pensarla a fondo. Y transformarla.
Cambiar una ciudad que no tiene nada y que quiere ser digna. Pensarla en común. Qué puede ir en cada espacio. Qué podemos hacer para que la especulación no acabe pasando por encima de los intereses del pueblo. De la ciudadanía, si lo prefieren. El Pla Popular se termina de diseñar en 1978 y en 1979 llegan los primeros ayuntamientos democráticos.
¿Hemos hablado ya de Xavier Valls? No. Pues hay que hablar. Arquitecto. Pero figura clave para entender qué es Santa Coloma y la política local, su figura sobrevoló... qué digo, fue protagonista absoluto del acto de ayer. Muerto en el atentado de Hipercor en 1987, pudo haber sido alcalde de la ciudad y no fue. Su papel como 'hacedor', como 'pensador' y como 'catalizador' de las sensibilidades de personas de diversa índole, nos debe hacer pensar qué tipo de personas necesitamos para construir la Santa Coloma del futuro. Del Hoy.
Personas que se alejen del dogmatismo, del sectarismo y del interés partidario. Que sepan ir más allá de todo eso y buscar acercarse a la gente, a lo que piensan y lo que se necesitan y ponerlo en común con lo que pueden aportar técnicos y profesionales. Gente que quiera hablar y que quiera hacer cosas por una ciudad que es especial precisamente porque se ha hecho a base de participación.
Esa es una de las lecciones del acto de ayer. Si algo es Santa Coloma es una ciudad pensada y dibujada por su gente. Por quienes no tenían nada y no querían quedarse de manos cruzadas. Si algo demuestra el Pla Popular, decía ayer Odei, es que las cosas se pueden hacer de otra manera. No hay nada preestablecido.
Esto hoy me está quedando largo de narices. Pero es que hay mucha cosas de las que hablar de lo sucedido en el acto de ayer. Se habló de cómo el Ajuntament no puede hacer las cosas de golpe, en un año, de cómo el movimiento vecinal se va apartando de la institución y la institución de los vecinos. De cómo se va haciendo poco a poco lo que dice el Pla Popular, pero queda todo... diluido. En el 91, cambio de gobierno. No se quiso hacer mucha sangre sobre el tema. Todo cambió.
Sí que dio en el clavo Jordi Borja, arquitecto y amigo de Xavier Valls, cuando habla de cómo se cambia el esquema de la ciudad, de cómo si no se controla el suelo no se tiene poder para hacer nada, de cómo se busca una ciudad, durante los tiempos de Bartomeu Múñoz, que sea agradable para las clases medias y acomodadas. Cambiar el pelaje urbano. No cambiar a la ciudad, sino traer gente... 'mejor'. De suburbio a ciudad. De ciudad a barrio bueno.
Santa Coloma, al menos sus autoridades, dejan de luchar por dejar de ser la ciudad dormitorio, esa ciudad roja, esa ciudad de la mística reivindicativa, para ser una ciudad agradable, escaparate, 'como las demás'. Ya no es lo mismo.
Jordi Mas, actual regidor de urbanismo, quiso puntualizar que el Pla Popular se estudia y su influjo sigue estando. Que, por ejemplo, el lunes hay un Fòrum ciudadano para hablar sobre la Pinta Verda, y que la participación sigue siendo un eje importante.
Si no hay participación, las autoridades hacen lo que les da la gana. Si hacen lo que les da la gana, perdemos nosotros. Todos.
Ahora toca leerse el libro, aprender, saber qué se hizo y cómo, entender qué se debe hacer ahora y cambiar lo que no queremos que sea Santa Coloma. Saber qué quiere ser.
Con alegría. Siempre.
Ya he vuelto a la rutina Tolya, qué tremendo.
ResponderEliminarUsted ama Sta. Coloma.
En la facu iba a clase con una santacolomina, y sólo contaba horrores. Casi lo único que recuerdo nítidamente, era el descampado por el tenía que pasar para llegar a su casa y en el que habían violado a todas sus vecinas.
No sé, parece que uds dos hablen de ciudades diferentes.