Durante tres días, la Cocoteva, junto con los actores David Cano y Víctor Guerrero y la presencia de la súper vedette Gilda Love ha representado una obra titulada 'Aixó no és televisió', que presenta todos los giros característicos de la Compañía puestos al servicio de dos estrellas. La obsesión por romper la barrera con el espectador, de interactuar con él desde la misma cola de la taquilla, pasando por el reparto de comida, bebida y un sentido del espectáculo que tiene más que ver con el cabaret y el music hall con lo que entendemos por teatro. Planteamiento, nudo y desenlace. Olvídense. Se trata de otra cosa. Se trata de provocar. Nada más.
Provocar, haciendo que el público esté siempre alerta. No me gusta que me saquen al escenario. Cuando piden a alguien del público para que ayude a... para que baile, para que... yo me escaqueo. Pero ojo, en mi fuero interno, quiero que me saquen. Y cuando no lo hacen... me da rabia. Y creo que en eso consiste la gracia de todo esto. Que te provoquen, que te incomoden y que te quede luego la sensación de que, ay, se me ha pasado la oportunidad, yo lo quiero probar.
También está el histrionismo, el caos controlado, la sensación de que todo puede irse al garete en cualquier momento. Pero no. Las cosas parecen una cosa, pero no son lo que parecen.
¿Les interesa saber de qué va la obra? Ya estamos en una Catalunya independiente y somos parte de la claca de un programa de televisión. La gran Bichita, perdón, Brigitta Lamoure, nos prepara para lo que va a venir. Antes, la Compañía Cocoteva ha calentado el ambiente, desde la cola, interpelando, bailando, cantando, gritando, armando follón. Un follón que parece espontáneo, pero ojo, son actores. Ellos hacen el papel de trabajadores, antes charnegos y ahora emigrantes, que hacen de regidores, limpiadores, maquilladores, en un canal de televisión pública catalana. La división de los presentadores catalanoparlantes y los trabajadores españoles. Con todos los tópicos posibles. La bandera con el toro, la pantoja, el aflamencamiento al hablar... bien. Y los presentadores que se meten con el público, que lo provocan, lo tratan con menosprecio, lo... pues yo me río.
Me he reído bastante con las provocaciones de Brigitta, un personaje que me encanta. Y con la finura gorda y chusca de Víctor Guerrero, maestro a la hora de bufarse de ti y de mí, de aquella señora y de esa chica que no puede cerrar las piernas. Pero hemos venido a eso, a reírnos.
De nosotros, de los actores, de todo. Y sale Gilda Love y nos cuenta su mili, literalmente. Y ella va hablando y hablando y da igual lo que cuente. Lo importante es el detalle. Es el morro de salir ahí y contar la mili. Hola. Hice la mili en el Sáhara. Y es eso. Y no de otra cosa.
Los protagonistas de la obra son los presentadores, como digo, y la Cocoteva funciona un poco de argamasa para el lucimiento de los dos fenómenos. Y acaba la obra y cuando parece que ya está, suena el teléfono y llega el mejor momento de toda la función. Gilda Love sale de nuevo a escena y entabla un diálogo tremendo con el señor Puigdejambón, y va a ir a Llenalidad, a comer fuet, un fuet que él tiene bien y el Puigdejambón lo debe de tener también... de maravilla. Bravo.
Cocoteva ha asomado la cabeza en el GREC. El toque está ahí. Ahora toca seguir creando. Desde Santa Coloma hacia donde nos dejen. Aunque sea a Mataró.
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