El rincón que muestra la imagen se encuentra en un callejón que conecta los conocidos como Jardins de Can Sisteré en la propaganda oficial y 'los pinos' por la población civil con el Carrer Major. He pasado por aquí más de una y más de dos veces. Muy cerca se encuentra el lugar donde Fòrum Grama tiene la sede de sus operaciones. De Fòrum Grama no vamos a hablar hoy, hablaremos de los saltos en el espacio, de piruetas en el tiempo. De lo sobrenatural que tenemos tan a mano que pensamos que es real o común. Y no lo es. El otro día tuve uno de esos saltos. No recuerdo cómo ni de qué manera (aunque si lo estoy contando será porque lo recuerdo, qué incongruencia, pero así son las cosas, que las dices y luego echar marcha atrás cuesta) pero después de realizar mis tareas como beneficiaro del wifi de la biblioteca Central, tenía que continuar con mi misión vital yendo a alguna parte donde se reclamaba mi presencia. Si no es por esto, que alguien reclamaba que yo estuviera en otro lugar no se me ocurre pasar por este callejón en concreto. Como digo, aquel día, iría yo más receptivo de lo habitual a lo que me rodea que caí en la cuenta de ese rincón. Saqué el móvil y le hice la foto, pero algo me llamó a tocar la pared. En ese rincón vive gente, es decir, en el edificio o casa que se percibe como continuación del rincón, vive gente, así que me aseguré de que no hubiera nadie para tocar la pared.
Y estaba cortándome el pelo en la peluquería de la Avinguda Generalitat. En una de las que hay por encima del Pabellón, el Poliesportiu Municipal, el Poli Nuevo, como quiera que se llame. Mientras me cortaba el pelo un señor que no hablaba mi idioma (ni yo el suyo, porque, claro, cómo va a saber qué idioma hablo el señor si yo estaba allí sentado sin más, provinente de otro lugar de improviso, si aparezco de la nada), a mi lado se encontraba un amigo de otro partido, cortándose el pelo también. Como quiera que asumí que lo que había pasado entraba dentro de lo sobrenatural y que no recordaba la manera, el procedimiento o el tiempo transcurrido entre mi contacto con la puerta dimensional y mi llegada a la peluquería, esperé a ver qué tema me proponía el compañero como conversación de peluquería, toda vez que los peluqueros difícilmente dan conversación. Así me preguntó sobre si 'lo de la Parlon' nos iba a beneficiar o no. Presumí que en lo de las primarias había perdido y me lancé a hacer de oráculo ya que estábamos en un marco de fenónemos fuera de tiempo y forma. No llegué a ninguna conclusión aunque hice mucho alarde verbal y poco más. No abrí ninguna puerta hacia ninguna parte.
Salimos de la peluquería y nos dirigimos a tomar un cortado a la cafetería de delante de la plaça del Manelic, conocida como Plaza del Borreguito. Era día de mercado. Lunes. Me di cuenta de que habían pasado seis días desde que ví el rincón y había tocdo la pared y me había propulsado a otro lugar, a la peluquería.
Estos días he vuelto a la Biblioteca Central, a los pinos, als Jardins de Can Sisteré. Quienes me ven estos días me dicen que me queda bien el corte de pelo, que creen que nunca me han visto con el pelo tan corto. Hablamos de cortes de pelo. Yo creo que he llevado el pelo corto otras veces, pero antes no me saludaba la gente ni me interpelaba con ello. No he vuelto a pasar por el callejón, pero he descubierto otra puerta hacia una dimensión, creo que bastante más común, pero no por ello me voy a privar de comentarla. En el lado derecho de mi colchón se viaja. En el lado izquierdo no. El lado derecho, girado hacia el lado derecho, hacia la pared de la cama, se abre todo un abanico de posibilidades y viajes que en el lado izquierdo se reducen tan sensiblemente que podría decir que no existen.
Estar en un sitio y aparecer en otro. Estas cosas nunca me llevan a Singuerlin, por ejemplo, o a la Guinardera. Ayer ví desde un edificio público una vista de la Guinardera. Llena de casas bajitas. Me pregunté (a mí mismo, no dije nada en voz alta) algo sobre vivir en la Guinardera y no llegué a ninguna conclusión porque paso poco tiempo por allí. Debería hacer al menos alguna actividad regular en la Guinardera, para así poder establecer un vínculo perdurable con ese barrio que me permitiera trasladarme allí en caso de que otra puerta se abriera facilitándome el... ayer por ejemplo fui a Sant Andreu, salí de Santa Coloma.
Santa Coloma, Santa Coloma, Santa Coloma, Santa Coloma, Santa Coloma, Santa Coloma, Santa Coloma, Santa Coloma... en Sant Andreu hay menos gente por las calles que aquí. No me gustaría que hoy, por ejemplo, por probar, me diera por pasar por el callejón y tocando el rincón con mis pequeñas manos me llevasen a Sant Andreu para nada.
Miento más que hablo.
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