- Nos constituimos como Partido del Orden ya que es en el orden y en la tranquilidad de la sociedad cuando se alcanzan los objetivos más elevados de la nación. El orden entendido como un fin y como el estado natural de las cosas. Las cosas son así, como son, como se ven. Y su alteración provoca siempre caos. Pensamos que así es mejor, Que como es ya está. Que así ha ido bien y que no es necesario, por no decir que es pernicioso, pensar en otra manera.
- No abundaremos en saber cuál es esa manera. No nos interesa elaborar un corpus ideológico ni un programa que llevaremos a cabo. Consideramos que así, de esta manera, tal y como se ha hecho siempre, todo ha funcionado y funcionará. Nuestro deber no es tanto ofrecer soluciones a problemas de nuestro tiempo sino saber hacer llegar que los problemas vienen por querer saber demasiado sobre cómo podrían ser las cosas de otra manera. Lo mejor es no saber. Así es mejor.
- Los miembros de este partido jamás entraremos en confrontación con miembros de otras organizaciones. Nuestro objeto no es el de dialogar, convencer, argumentar. Nuestro papel es el de hacer del debate político algo innecesario, oscuro y lejano. El debate, la política, no dejan de ser posibilidades de desorden y va contra nuestra propia formulación como entidad. Lo importante para nosotros es que se entienda que lo mejor es lo que tenemos. Que no merece la pena discutir. Que al final nada cambiará. Que quien más habla menos razón tiene. Que en el silencio se encuentra la respuesta.
- Nos estructuraremos en torno a una figura principal, un líder, un cabeza de partido que será el máximo exponente de un modo de hacer y de sentir basado en que el orden no debe ser algo impuesto y férreo. El líder no será carismático ni fuerte. El líder, nuestro líder, será alguien anónimo, una persona sin más, uno como los demás, que ni sepa ni entienda ni le interese. Al que todo le vaya bien, que sea ejemplo de vida cómoda y simple, de trabajo abnegado pero sin ansia, una persona que no ostente, que no haga alarde de sabiduría o recursos dialécticos, que rehuya el combate. El combate está mal, todo está bien. Orden es mejor.
- Como partido del orden, lógicamente estamos alineados a nivel internacional con todos aquellos grupos que entiendan que el beneficio de la humanidad es el beneficio de aquellos que garantizan que todo esté bien. Que todo siga su curso, los garantes del consenso y los grandes acuerdos. Los que apuestan por el entendimiento y la superación de conflictos. Los que dicen sí y están a favor. Jamás nos relacionarán con quienes cuestionen cualquier sistema, cualquier convención, cualquier injusticia.
- Consideramos así que la injusticia no existe. Que lo que es, es justo de por sí. Y si alguien se considera perjudicado, lo que hace con su actitud es fomentar el desorden. Aquellos grupos humanos que se consideren fuera del sistema, agraviados, han de saber que encontrarán en nosotros ya no una oposición flagrante sino, mucho más allá, un corrosivo elemento de disolución de sus anhelos. Nosotros pensamos que la sociedad es perfecta en cuanto este es el orden que la gobierna. Este y no otro orden. Y si ese orden, por lo que fuera, cambiara, ni por un instante duden de que consideraríamos que lo que es, es. Contra la supuesta desigualdad, contra quien lo pasa mal, la certeza de que su situación es fruto de un anhelo vano. La sociedad y el sistema es justo como es y sólo hace falta confiar en el orden para seguir adelante con holgura.
- En materia religiosa ni tan siquiera queremos tener una posición ya que, como bien decimos, lo que es es y si es así nos va bien. Seguiremos el credo del lugar en el que nos ubiquemos y no nos cuestionaremos si tal o cual creencia es mejor o peor. Si es así, así está bien. Aunque pensamos que nuestra religión debe ser mejor, rehuiremos el conflicto y que finalmente cada uno se de cuenta de a dónde le lleva estar en el lado equivocado.
- En caso de que el orden se vea realmente amenazado, por supuesto que consideramos que la fuerza es necesaria. En caso de fracasar la fuerza, el nuevo orden seguro que acaba pareciéndose al viejo orden, por lo que no nos preocupa.
- Poco más tenemos que decir ya que pensamos que decir demasiado quita tiempo para el progreso. Progresar es ir hacia delante. Con orden.
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