Luz al final del túnel para el Catgas, al que a partir de ahora volveremos a llamar Industrias para no liarnos. Después de un chorro de jornadas sin ganar, desluciendo una temporada la mar de ilusionante, el equipo de Óscar Redondo ha conseguido una trabajada victoria por 2 goles a 0 ante un Levante bastante flojo en un Poli Nuevo que registraba una entrada bastante decente.
El fútbol sala ha cambiado. Hacer una crónica de un partido de fútbol sala sin haber jugado a fútbol desde hace la tira de años, se hace difícil. Ni me acordaba de que se volvía a sacar con el pie, no recordaba tampoco la norma de las cesiones al portero, he querido hacerme el loco con las faltas y las acumulaciones de faltas… pero lo que me ha sorprendido más es que del fútbol sala que yo recuerdo haber aborrecido un poco, un fútbol sala de exceso de sobeteo de balón y de mecanicismos que convertían el juego en un tostón, se ha pasado creo a un juego más anárquico, algo más alegre, más entretenido. Así, pese a que el culo se te hiela en el cemento del pabellón, el partido se pasa en un suspiro.
Detalles estúpidos en los que se fija uno. Los entrenadores y segundos entrenadores, van de traje. Pero no de traje. De traje de traje. De traje como ejecutivos, como cuando vas de boda, como cuando te tienes que reunir con alguien muy muy importante. De traje. De punta en blanco. Pelo engominado. Un contraste con el resto de personal de todo el pabellón, que, no sé a qué se debe, pero queda excesivamente forzado. Como impostado. En fin. Las bamba. Me fijo en las bambas, en las zapatillas. Corvo, del Industrias, lleva mis Munich. Las azules. Las Azules guapas. Javi Rodríguez lleva un modelo parecido, pero naranja, con las suelas blancas. Muy guapas. Dani Salgado y otro compañero, llevan otra marca. Algunos jugadores del Levante también llevan unas Munich bastante molonas.
El partido comienza y es el Industrias el que ataca, son muchos partidos sin ganar y el Levante es de los últimos clasificados. Se nota que no es un equipo muy allá. En su quinteto titular aparece un defensa, un cierre creo que le llaman, alto y corpulento, que se mueve tan despacio… el Industrias debe ganar para seguir en la brecha, en los puestos de playoff, pero, pese a que juega algo mejor, no acaba de apretar al rival. A una ocasión bastante clara del equipo de Santa Coloma, le sigue otra del Levante, clarísima. Parece un toma y daca, pero es el Industrias el que parece jugar a algo. El Levante saca a un delantero corpulento, que es el único que no tiene un nombre inteligible en la espalda. Me vuelvo loco durante todo el partido intentando saber cómo se llama. Parece ser el único que puede causar peligro en el equipo visitante, pero tampoco define nada.
Es el Industrias el que parece que lo intenta con más decisión, elaboración. Juego. Dani Salgado, estrella local, parece incómodo, no parece acabar de encontrarse. Sin embargo, es una jugada protagonizada por él, la que, tras una serie de rebotes, le dejan el paso franco hacia el área rival siendo frenado por un agarrón como el Cubic de grande. Falta. La tira Corvo. Unos minutos antes, el portero visitante ha protagonizado una parada de mérito que ha celebrado como si hubiera ganado Roland Garros. Dios nuestro Señor nunca olvida un gesto de arrogancia y así, el tiro de falta de Corvo, con sus Munich guapas, consigue hacer que el balón pase por entre las piernas y las manos y el cuerpo del portero visitante. Gol. Uno a cero. Me acuerdo de Ñeco, el histórico portero del Industrias. En fin.
El partido parece aclararse algo para el Industrias, que aguanta las acometidas del Levante. Dani Salgado de nuevo lanza un pase largo a Maxi Rescia que peina hacia atrás de cabeza. El portero levantino sale a por uvas y se traga el segundo gol. Quedan menos de diez minutos para acabar la primera parte y todo parece ir viento en popa para el equipo de casa. Un par de paradas de gran mérito del portero local, Prieto, de parecido inquietante con el jugador de balonmano francés Nicola Karabatic, cierran el partido.
Concluye la primera parte, el público abandona las gradas. Antes de que comience el segundo acto, vuelven. Cuánto tiempo sin ir al pabellón. Intento reconocer a gente, inútilmente. Hay una especie de grada de animación, la Peña Industrias, un bombo, un megáfono, los clásicos improperios al árbitro. Hay un speaker, un animador que cada nosecuanto dice nosequé som-hi. Bla bla bla, som-hi. Qué fe. Claro, en las bufandas pone Som-hi Catgas.
La segunda parte supone un esfuerzo por parte del Catgas (industrias, por variar) para amarrar el resultado y conseguir ampliarlo. Estéril. En una jugada curiosa, un jugador del Levante recula y recula con un colomense pegado, llegando casi a la perpendicular de la portería, el colomense lanza la pierna, roba el balón y lo golpea enviándolo al palo a menos de un metro del mismo. El rechace lo recoge otro jugador del Industrias, que no lo aprovecha para marcar.
Minutos y minutos de ataques y contraaaques y todo acaba con un desmayado arreón final del Levante, a falta de tres minutos quitan al portero para atacar. Flojísimos.
Victoria, abrazos, y para casa. El Speaker se afana en pedirle al público que se quede para el aplauso final. Da los resultados. Dice que el próximo partido será el domingo a las cinco. La vida sigue.
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