Si he hablado ya de esta película, por favor me lo dicen pero yo no lo he sabido encontrar. El otro día vi por segunda vez 300, la película dirigida por Zack Snyder en la que se lleva a la pantalla el cómic de Frank Miller sobre la batalla de las Termópilas en la que un pequeño ejército espartano conducido por el rey Leónidas consiguió frenar al poderoso ejército persa de Jerjes. Si la primera vez me quedé asombrado por la fascistada que estaba viendo, en este segundo visionado, he reafirmado esa impresión.
Cuando en aquellos gloriosos tiempos de la selección española campeona del mundo Arbeloa celebraba los éxitos con el Aú de los soldados espartanos, yo todavía no era consciente de qué iba todo eso. Fue cuando empezaron a ponerse de moda las barbas tupidas y tal. Una fascistada de tomo y lomo esta de 300.
Los espartanos, hombretones, recios, solo los recios. En la película la voz en off va contando cosas mientras transcurre la película. Cosas que ponen los pelos de punta. No enumeraré todas y cada una de ellas. Pero ese alarde de machunismo, de fuertotismo, de hombretonismo, de locurón sanguinolento, de desprecio por los oscuros, los morenos, los negros, los tiznados, los que no son hombretones fuertotes espartanos... qué fascistada.
Qué mierda de película. Momentos. Cuando los éforos engañan a Leonidas y le dicen que no vaya a pelear porque es la fiesta de nosequé y aparecen los dos malosos, uno espartano maloso pero que parece de fuera con esa perilla raruna y sureña y moruna, y el otro negro... que de repente mira a la cámara y pone esa cara de malo perverso y fatal y todo se vuelve oscuro. Oscuro, malo, negro, engaña, pervierte, mal. Los malos, de fuera, orientales, afeminados, perfumados, en sus harenes donde hay mujeres que te pervierten y te engañan, lesbianas que se besan y no recias mujeres como la reina de Esparta que es capaz de todo por su marido, de todo. Los malos, los de fuera que vienen a imponernos una cultura que no es la nuestra, como dice el discurso final del que se queda tuerto (¿lo dice, no?).
Otro momento. Vienen los acadios a unirse a los espartanos. No son fuertotes como los espartanos, parecen más normales. Contra la milicia popular. El ejército regular. Los acadios son gente con una profesión, una milicia popular. Los espartanos son aú. Cuando recuerdo a esa plaza entera llena de gente gritando aú. A todos los que prefieren el aú a cualquier otra cosa. El ejército y la fuerza. El ejército. Los fuertes. Los recios. La fuerza. Solo los recios, solo los fuertes, insiste la voz en Off.
Marchamos. Otros piensan, discuten, hablan... nosotros marchamos. No discutimos. El ejército, los soldados, las órdenes. Su puta madre. Qué asco.
Finalmente los acadios abandonan porque son unos cacas y si no se van les van a matar, pero los espartanos no y no hay simpatía con los acadios porque son unos cacas, pero los espartanos no porque se van a dejar matar. Qué cosa, se dejan matar.
No basta con ser un traidor, hay que ser deforme. No basta con enfrentarse con orientales, moros, persas, oscuros, tienen que ser deformes, leprosos, subhumanos. No basta con que el rey Jerjes sea malo, es que debe ir vestido y decorado como si fuera un mamarracho, pintado y con cadenitas. No basta con presentar una batalla, hay que venderla.
Una victoria cuando es una derrota. De qué me suena eso. Contar derrotas como si fueran victorias. Hombres fuertotes. Mujeres abnegadas.
Dirán, es un cómic, es exagerado, los cómics son muy así, de hacer grotesco e irreal lo... ya. Claro. No viene a decir nada que no sepamos, los estereotipos, los miedos ancestrales. Pero es una fascistada. Aú.
Y aún así, ves la película. Y ves cómo se cargan a gente y gente y gente. Y esperas a que acabe. Y termina. Y piensas 'qué mierda me he comido'. Y si la ponen otra vez, raro ha de ser que no la veas otra vez. En fin.
La vi hace mil años y la recuerdo cacota, sí. No volvería a verla. No estamos pa perder el tiempo.
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