Nos encontramos en una encrucijada. Lo habrán leído otras veces, lo habrán visto en otros lugares. Este es el momento más importante de nuestra historia. No es la primera vez que lo escuchan, no es la primera vez que lo tienen que soportar. Quizás sea una de las veces en que sea más cierto que nunca eso de que vivimos días decisivos. Quizás sea el momento de decidir alguna cosa. Alguna vez. Siempre estamos diciendo lo mismo. Ahora sí. Esta vez lo vamos a hacer. Esto está ya ahí. Solo tienes que olvidarte de todo durante unos días, unos meses. Durante unos años. Quizás no te tengas que preocupar de nada nunca más. Déjalo ya, sabes que lo único que haces es hundirte. Lo mejor es que confíes en que con nosotros todo estará como antes.
Como antes. Vota antes. Vota pasado. Vota lo de antes. Vota un futuro que será mejor si todos nos fundimos en un gran abrazo que no signifique nada, pero que nos haga pensar que todos juntos, todos los que somos de esta parte, lo hacemos mejor. Vota. Claro que yo voy a votar y hago campaña por una opción determinada. Que no es ninguna de las anteriores.
Somos gente conservadora. En las opciones del bando que se autocalifica constitucionalista, las aspiraciones son las de regresar a un paraíso perdido. Una sociedad donde no había tanto ruido y la gente se dedicaba a trabajar y hacer dinero y... es falso. Eso jamás existió. A donde vamos no es hacia un pasado de felicidad donde el Procés no existía y todos vivíamos tan a gusto. Vamos hacia atrás, saltando varios tramos de dignidad colectiva.
Vamos a una regresión en derechos, en libertades, en formas de percibir qué es la administración, el Estado, quién manda, porqué manda, porqué están las leyes hechas de esta manera y no de otra. Quizás eso sea bueno si somos más los que pensamos que la sociedad debería regirse por parámetros de justicia social y, digamos, ternura entre las personas. Pero no va así. Se impone una visión por la cual, la voluntad colectiva es de unos pocos, dirigida desde quien tiene la pasta, que nos dice qué tenemos que hacer. Y los demás obedecemos. Todos los tramos. Desde los derechistas hasta los de la revolución permanente. Y en el follón no sacamos nada. Perdemos siempre. Y en la estabilidad perdemos más.
Somos gente conservadora. En una entrevista reciente, Marta Rovira, de ERC, decía en relación a 'la gente', que 'le habíamos pedido que hicieran tal cosa y lo hicieron, que salieran a la calle y lo hicieron, que... y lo hicieron'. Es decir, la gente movida por el Govern. Las manis no son espontáneas. Las movilizaciones no son gratis. ANC recomendando explícitamente votar a Puigdemont. Las cartas boca arriba.
Somos gente conservadora. En el otro bando, Inés Arrimadas llena la plaza Pau Casals. Gente que no es de derechas y que no cree que sea el momento de decir que Ciutadans es de derechas. Ciudadanos. Que por llevar la bandera española no es necesario pensar que uno sea de derechas. Claro que no. Pero si eres de derechas es porque eres de derechas, da igual la bandera que lleves. Si eres partidario de unas políticas que favorezcan lo privado (a los poderosos) respecto a lo público (lo de todos), eres de derechas. Si primero pones la bandera y luego ya si eso te explico lo que voy a hacer, es que eres de derechas. En Santa Coloma todo el mundo está como muy de acuerdo en pensar que va a ganar Ciutadans porque... porque qué. ¿Por qué? Porque aquí no somos... Aquí no somos de dónde. Aquí qué somos. Aquí somos trabajadores. Los trabajadores y las trabajadoras sabemos de dónde somos y quiénes son nuestros hermanos. Vale ya de tomarle el pelo a la gente.
¿Somos gente conservadora? En el otro bando hay gente que piensa exactamente lo mismo. Ayer Rull en el debate diciendo que estábamos hablando de cosas que no tocan. Que lo que toca ahora es otra cosa. Da igual si me lo vistes en un corazón que en un cartel con el color amarillo que no diga nada más. No pensemos en nada. Es todo culpa de otro.
Y la vida sigue. Y ya veremos cuando te atendemos en Can Ruti. Tú pide cita ahora y ya si eso te vamos llamando. Y no se te ocurra ir a un CAP de urgencias. Y quién se acuerda de las escoles bressol, las guarderías aunque no esté bien llamarlas así. Nada está bien dicho. Utilizar globos está mal. Las pegatinas están bien. La revolución apoyando a la derecha de quienes se acuerdan de la clase trabajadora cuando truena. El resto del tiempo encartelan junto a quien se forra a costa de la gente.
Yo voy a votar al Xavi Domènech. De hecho hago campaña por el Xavi Domènech. Catalunya En Comú Podem. Ya me da igual si piensan que eso es como ser independentista o si somos 'los del 155'. Porque ya hemos dado el salto. Ya hemos visto el camino.
El camino no consiste en elegir entre uno de los dos caminos. Todo por la patria. El camino es darle una patada a la señal y hacer el camino de la gente común, el de la gente que estaba hoy en el mercadillo de Santa Coloma con más frío que en la guerra.
Vale ya de tomarle el pelo a la gente.
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