jueves, 12 de julio de 2018
Karpov
A veces, inconscientemente, pienso que llevo el pelo largo. Tonterías. A veces, pienso que llevo bigote y no lo llevo. A veces tenemos una imagen de nosotros mismos que no es. Eso es llevar el pelo largo. Qué tío y qué calor. Qué pereza llevar toda esa lana encima. Y no me gusta mucho llevar el pelo corto, me gusta llevar de vez en cuando el pelo así cortito, fresquito, pero mi aspiración ha sido siempre llevar el pelo largo. Claro, no así. No como el amigo. Vaya lanas. Holandés. El holandés errante, el holandés volador. Holandés. Holandés y con melenaca. Y yo soviético y con el pelo más corto. Claro. Y yo jugaré como siempre, conservador, esperando a ver, sin atreverme porque soy un mierda de jugador soviético conservador y atemorizado, con miedo a las cosas nuevas y sin posibilidad de atacar porque perdí mi oportunidad, bla bla bla, y él saldrá a por todas, porque es libre, lleva melena, es holandés. Pues te vas a cagar. Los dos peones y a por el centro del tablero. Tú ve construyendo tu castillito ahí en la esquina que no te voy a dejar ni mirar el brillo del cenicero. Melenas. Lanas. Greñas. Siempre me ha gustado la combinación melenorro así con el traje. O al menos con chaqueta. Cuando yo llevo chaqueta, que es casi siempre, me hago una imagen mental de mi mismo con el pelo largo, porque qué narices, también llevo el pelo largo o qué pasa, que solo lo pueden llevar ellos, los melenas, los rizados melenas lanas que tiene mucho pelo y los que tenemos el pelo aplastadico y lacio no podemos tenerlo. Claro. Siempre es igual. Pues le voy a echar del tablero. A él y a su melena. Que no le veo ni la cara. Holandés con melena. Y ahí lo tienes, apuntando tan formalito. Y luego yo soy el soso, el aburrido, el caspa, el antiguo, el rancio. Y ahí lo tienes, finalmente, jugando los dos al ajedrez y siguiendo unas normas. Y apuntando. Y con chaqueta. Tan formal. Tan así. No sé, hoy me voy a soltar la melena precisamente y voy a salir con todo. Se va a creer que me han puesto una careta de Karpov. Y mira que hoy me he visto y he dicho, hoy me veo bien. Hoy estoy así como... no sé, como bien. Esas pequeñas cosas que como campeón del mundo tendrían que traértela un poco al pairo, pero oye, todo ayuda, todo. Y llegas y te encuentras con el holandés de la melena en plan yo sí que voy bien y no sé. Siempre igual. Siempre hay alguien que te hace sentir mal. Incluso sin pretenderlo él. Son cosas, complejos. No sé. Y esta gente ahora hace fotos y lo vestirán así. El rancio contra el moderno. Y yo no me veo tan rancio, el pelo un poco aplastado, quizás, pero rancio, rancio, no, coño. Y lo voy a sacar del tablero. Solo para que digan, mira el rancio cómo se ha cabreado con el melenas. Que se jodan.
Excelente reflexión sobre la imagen. Divertida y surrealista como la vida misma
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