Pues hoy es un día grande para quienes buscan experiencias religiosas a través de un rito concreto, de una manera de entender la trascendencia que mucho me temo que ya poco tiene que ver con alcanzar otro nivel y mucho más con el cumplimiento de una especie de forma de identificación con un colectivo. Hoy es Jueves Santo y en realidad no pasa nada.
Así que busquemos cosas con las que pasan cosas. El disco de los Spacemen 3, Taking Drugs to Make Music to Take Drugs To. Un disco con el que te vas. Los Spacemen 3 son es grupo, como Spectrum después o como lo que intentaron y yo creo que no les sale Spiritualized, que hacen música para que nos vayamos. Hay que huir. Siempre hay que huir, hemos nacido para irnos como decían los Hawkwind. Música con repeticiones, con golpes continuos, con espacio, con mucho espacio, con mucho ruido que nos haga abstraernos de todo lo que nos ocurre, absolutamente de todo. El título en castellano sería Tomando drogas para hacer música para tomar drogas para... Y es lo que es, solo que servidor no se droga al menos con las drogas que todo el mundo debe considerar drogas de las que salen en la foto. Beber, y listos. ¿Y?
Música que nos mande lejos. Esto ya lo he escrito muchas veces. Este disco tiene algunas canciones que te hacen evaporarte. Losing touch with my mind, Amen, That's just fine... Este es un disco que es del año 86, al menos las grabaciones son de ese año, pero que no se editó hasta principios de los noventa y en el que todas o casi todas las canciones aparecen luego, maqueadas y retocadas, en otros discos. El sonido es más maquetero y más machacón. Y mola.
Mola tanto que luego los demás discos de esta banda en comparación, aunque tienen momentos espectaculares y son una absoluta referencia para el que quiera hacer algo de música sin tener mucha idea y con ganas de liarla, ya no son lo mismo, más que nada por el clima que se alcanza con ese ruido como un zumbido que sobrevuela toda la canción.
La música de guitarras eléctricas, de distorsión, de punteos sin alardes, simplemente para crear el ambiente, casi sin percusión o con una percusión repetitiva. Y esa voz de... eso, voz de eso, voz de estar más puesto que el sol. Voz de gafas de sol por la noche. Y voz de estar más allí que aquí.
Hoy es Jueves Santo y viene un fin de semana lleno de referencias religiosas, no creo que referencias ya místicas. A los que nos gusta sentir que, de vez en cuando, es posible trascender, a veces esta música, este disco, nos basta.
Recuerdo una tarde, una tarde en la que yo había quedado con alguien o iba a mirar algo y no recuerdo qué, una tarde de hace años. Salí de la parada de metro de Universitat y de repente en el mp3 sonó esta canción. That's just fine. Y sentí ese éxtasis. Caminando por Pelayo, intentando cruzar a la otra acera. Paralizado. Absorto. Yéndome a otro lado. No sé con quién había quedado o qué iba a mirar si es que iba a mirar algo. Ese punteo ascendente, llegando muy arriba.
Muy arriba.
Después de una canción como esa parece que todo se vuelve menor. Muy poco vistoso. Con poca gracia.
Amén. Señor. Llévame pronto.
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