Cuando te pregunten por la ola de calor, frótate las manos y piensa una respuesta atrevida, una respuesta informal que engañe a la gente y les convenza de que tú no tienes nada que ver. Cuando te pregunten por las cuestiones que preocupan a tus iguales, invéntate alguna respuesta que te sitúe en el mismo plano que los demás. Pero tú no tienes nada que ver con ellos, tú sabes cuál es la verdad. Y no tienes porque compartirlo con nadie.
Hola. Tengo calor.
Toda la noche dando vueltas, suplicando que los pies no toquen la parte de la cama que no es sábana y que es colcha y sin ganas ni siquiera de ir a beber agua. Agua fresca que no sirve de nada. Cuando te pregunten si te gustaría beber una cerveza fresquita dí que prefieres el agua fresca. Y da conversación. Cuando te pregunten y te reclamen y te requieran, acuérdate, tarde, de lo que no ibas a decir y luego imagina todas las veces que das la respuesta demoledora, que cuentas aquello que llevas años amenazando con contar y pregúntate luego si servirá de algo. Cuando te pregunten sobre el presidente, di algo bonito, algo común, algo que al otro no le haga sentir pequeño. Todos somos iguales en esta tierra y no tienes porqué señalarte tanto.
Cuando te pregunten por los pájaros di que les das agua y que culpa tuya no es. Y cuando te pregunten por cualquier tema que tenga que ver conmigo, diles que soy muy majo, pero que bueno. Y en ese pero que bueno que se dejen llevar. Y que se dejen llevar por la sombra, porque los bombones se derriten por la zona del sol, y bebe agua.
Bebe agua fresca y procura ir al lavabo cada dos por tres para esconderte. Escabúllete y sacúdete la hola de calor. Hola. Vengo detrás de ti hasta el lavabo para preguntarte. Te quiero preguntar una cosa mientras haces lo que estás haciendo. Es sobre el calor.
Es tu momento. Es el momento de frotarte las manos y responder con lo más avanzado en elocuencia que tengas a tu disposición. Aunque estés sentado en la plaza del váter y no esté bien hablar de cosas de lavabos mientras se está comiendo.
Cuando te pregunten por los motivos que te han llevado a tomar esta decisión, que no te vean las lágrimas asomar por los ojos, por entre los ojos, filtrándose por los ojos. Las lágrimas de la desesperación, secas al momento, porque hace mucho calor.
Hace mucho calor porque es Satanás quien está tomando el relevo. Es Satanás quien ha conseguido una nueva mayoría cualificada. Es Satanás a quien le estás aguantando la mirada. Podría haber sido tan bonito. Podríamos haber compartido momentos tan lamentables. Podríamos haber sufrido las calamidades del cambio climático juntos. Cambio climático y hola de calor.
Te persigo por toda la casa y acabo pronto. La casa es muy pequeña.
Te pregunto entonces que vaya, que qué calor. Y tú me contestas con alguna reflexión lo suficientemente naïf como para que ninguno de los dos nos enfademos. Y extendemos ese discurso a todos los órdenes.
Y ya no hace calor porque ahora se me ha ocurrido decir que ha cambiado el tiempo. Que se nota que ya no hace tanto calor. Y me miro hacia dentro y pienso que los días pasan, que la vida va pasando y se ha ido ya un mes y vendrá otro. Y no parece que hayamos avanzado en los grandes objetivos.
Hace muchísimo calor y todos tenemos anécdotas.
Pero yo tengo un blog.
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