Y una vez más, es el momento de tragarnos todas y cada una de nuestras palabras. Dejo de usar el plural mayestático. Mis palabras. Resulta que sí. Resulta de que sí. Que finalmente, o primeramente, o segundamente o no sé ya cómo presentarlo, hay pacto. O preacuerdo. O algo. Resulta que un día después de que Ábalos y Calvo se pusieran estupendos con lo del pacto, se anuncia y se firma por sorpresa un preacuerdo de Gobierno de Coalición entre PSOE y Unidas Podemos. Resulta que de un día para otro, puede ser que tengamos a Pablo Iglesias como Vicepresidente. Resulta que puede ser que de un día para otro tengamos ministros o ministras en el Gobierno de Coalición. Coalición. Ni Cooperación, ni mandangas.
Resulta que finalmente tenemos un principio de acuerdo, firmado y rubricado, con abrazos y todo. Y hay que estar contentos.
Hay que estar contentos y orgullosos. De los compañeros y compañeras que han estado negociando todo este tiempo, que han aguantado, que no dieron su brazo a torcer. La pena es que a este resultado no se ha llegado antes y se han colado más de cincuenta diputados de extrema derecha por en medio. Pero ya está hecho. Con diez puntos de acuerdo que no son nuestro programa, pero que son algo.
Hay quien se va a poner estupendo ahora con que no son diez puntos revolucionarios. Hay quien, como el amigo que te invita a beber cuando no quieres beber y luego te denuncia a los mossos, te va a echar en cara que has firmado un gobierno con los carceleros cuando hace cuatro días iban de pragmáticos. Hay a quien le interesa que esto que puede pasar no pase.
No es una broma. A ver, realmente, esto qué recorrido tiene. Este acuerdo tiene ahora que pasar por el Congreso, tiene que ser votado y refrendado y quién va a dar su consentimiento. Van a comenzar las presiones, los datos, las cosas. Las declaraciones, los chicken games, nos van a poner de nuevo en la lista de traidores.
Ya somos un partido del sistema.
El caso es que hemos conseguido lo que queríamos. Gobierno. Vicepresidencia. Posibilidad efectiva de al menos, intentarlo.
Sabemos que gobernar con los socialistas nunca ha sido bueno para nosotros. Sabemos que eso de colocar nuestra propuesta, nuestro programa, nuestro proyecto, ha sido siempre una trufa. Pero esta vez, con cincuenta diputados de la extrema derecha, si no nos ponemos por delante, si no hacemos política, quién lo hará.
Hay quien se considera puramente antifascista por haber cortado una carretera para escuchar a Lluis Llach. Hay quien cree que es más antifascista, de aquí a Lima, estar en un gobierno que haga políticas antifascistas, políticas tangibles, visibles. Hasta donde llegue.
Hay quien está en un gobierno para llamar a la revuelta y para dar ostias a los revueltos.
Veremos.
Otra vez toca comerse con patatas las predicciones y los prejuicios.
Al menos hasta que se vote otra vez en el congreso y todo actúe en contra de este pacto.
Hoy al menos toca vivirlo, pensar que se ha podido, que no era imposible, que podemos ver a ministros de los nuestros en un gobierno, al menos intentándolo. Ministros comunes. Ministras comunes. No lo íbamos a ver nunca y fíjate, aquí estamos.
Y viendo quién está chillando con el pacto, pues qué quieres que te diga. Es bueno.
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