Y ya que estamos hablando de cosas que no interesan a nadie, vamos a celebrar que se conmemoran los 40 años de la publicación de The Wall de Pink Floyd para hablar de The Wall de Pink Floyd. Con el transcurso de los años, este disco de los Pink Floyd se ha convertido en el disco con el que empieza o se certifica el fin de la banda, el disco grandilocuente, el disco megalomaníaco, el disco en el que a Roger Waters ya se le va del todo y... Un disco con el que ya no puedes simpatizar.
Y caes en la trampa.
The Wall, para la gente de mi edad, es el disco con el que por primera vez empiezas a saber lo que es Pink Floyd. En las fiestas de los pueblos, en las del pueblo de mis padres, cuando comenzaba el pase rockero de las orquestas, ponían el helicóptero y sonaba Another brick in the wall. El vídeo lo ponían mucho en la tele, la canción sonaba siempre en las radios. Era un himno. Luego descubres Dark side of the moon y Wish you were here y si sigues siendo curioso, te metes hasta el fondo y ya no sales más.
Cuando yo era chaval y me grabó el Ramón este disco en una cinta de 90, lo escuchaba con mi hermano que el pobre tendría que tener 8 o 9 años, vuelta y vuelta, mientras jugábamos al monopoly o a hacer el indio por casa. Me sabía hasta las frases que salían de manera incidental. Time to go, are you feeling ok? Era el disco.
Ahora, escucharlo cuesta. Lo he puesto esta mañana y no le he puesto ningún pero. Es cierto que ahora ese rollo orquestal parece sobrecargado, pero, tampoco es para ponerse de esa manera que se pone la gente con las orquestas.
El muro contaba muchas cosas. Lo que era la guerra contra los alemanes, los padres que se van, lo que significaba ser una estrella del rock, el peligro el fascismo y como siempre en todos los discos de pink Floyd, la ausencia de Syd Barrett. El disco sonaba muy bien, demasiado bien. Los punteos de Gilmour eran más limpios y cuidados que nunca, todo sonaba absolutamente perfecto, incluso cuando se ponían duros como con In the flesh.
Y claro, molaba decir que siendo punks todos ya, lo de Pink Floyd era esa mierda grandilocuente de la que había que escapar. Y la camiseta de odio a Pink Floyd de Johnny Rotten. Claro. No sé si hay indicadores pero yo debo tener el record de haber escuchado más veces un disco de pink floyd con camiseta de Kortatu puesta.
Datos de justificación sin importancia.
The Wall es un discazo. Vale que los hay mejores, pero es un discazo que tiene canciones que si las vas repasando una a una, dices, ojo, y esta, ojo, y aquella, cuidado. Y sí, está Comfortbably Numb que es muy conocida y muy buena, pero también in the flesh, o todas las another brick in the wall, o thin ice o...
Con el paso del tiempo nos creemos lo que nos dicen, lo que nos cuentan, lo que nos quieren hacer pasar por bueno y por malo. Ahora, decir que te gusta The Wall te hace pasar por un rancio, un antiguo. Grandilocuente. Con lo que mola la música sencilla, directa y popular.
Y sin embargo, de vez en cuando, aparece un jovenzuelo con su camiseta con los dos martillos cruzados y piensas... hay algo de criterio todavía.
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