Esta foto no es la de un amanecer desde algún montaño de nuestros alrededores queridos. Esta foto no es la de un breve reencuentro con alguien que también ha salido a justificar el outfit. Esta foto no es la de una felicidad extrema por haber vuelto a sentirnos libres. Esta foto tampoco es un reconocimiento a las madres. Esta foto es la de un fuet.
Es la de un fuet que a duras penas puedo probar porque no puedo comer cosas como fuet. Los problemas de la tensión alta convierten a mi vida en un quiero y no puedo de cosas que creo que puedo hacer y sé que están mal, cosas que no hago, cosas que querría hacer y cosas que hago como si no las estuviera haciendo. Esta foto es la de un fuet que hace mis días de confinamiento un continuo recordatorio de que las cosas no están bien, que debería, que tendría, que me lo tendría, pero que no. No y no.
Un día más y un día menos y un día que ya no es como los demás. Los días ya no son como los de hace dos semanas o tres. Ahora los días son de otra manera. Ahora los días consisten en saber porqué no sales. No sales porque no madrugas y no te pilla la franja. No sales porque por la tarde da pereza salir. No sales porque no tienes ganas. No sales porque te da estás bien en el confinamiento.
Esa foto es la de un fuet. Una foto que no dice absolutamente nada y que ni siquiera es de hoy. Y ni siquiera es real. De ese fuet queda la mitad, porque no debería, ni yo ni nadie, pero cometemos el pecado y si no lo corto yo es como si no lo estuviera haciendo yo.
Debería hablar de algo referente a la política pero para qué. A la política. Pasamos del todo el mundo es bueno al que se jodan. Pienso en lo de los conciertos de Barcelona. Pienso que cuando a alguien le alegra que a Ada Colau le salga algo mal, indefectiblemente creo que es de derechas. Aunque lleves camisetas de Black Flag. De derechas. Aunque escuches canciones con acento del sud del territori. De derechas.
Y poco más que añadir en este punto.
Pienso en que de todo este periodo no vamos a salir mejor. Vamos a salir con más ganas de demostrar que antes, antes de, todo era perfecto y bueno. Y que vamos a acentuar aún más que antes podíamos y volveremos a poder. Hacerlo todo. Más. A lo bestia.
Me preocupa también, no sé si me preocupa es la palabra, me incomoda el tema de la buena gente. El reconocimiento a la buena gente. La competición por ser buena gente. La necesidad del reconocimiento a quien estos días ha mostrado una actitud solidaria. El enmascaramiento de otro tipo de situaciones con la cobertura de la voluntariedad, el esto y lo otro. Ya está.
Hablemos de cine. Ayer vi Munich, película del Spielberg que hace mil años que debería haber visto y que no. Pues me gustó y me pareció interesante la reflexión. Un grupo armado secuestra y asesina a unos atletas israelíes. El Estado israelí decide castigar a los culpables. Recluta a un grupo de personas para que se carguen a una gente concreta. Ningún problema. Se van cargando peña pero a medida de que va pasando el tiempo y van cargándose gente que no saben muy bien porqué... entran dudas y sospechas. Y la peli va de eso. Dudas, sospechas, y cómo se construye un país. En base a qué.
Bien. No sé si lo he dicho antes, pero es el día de la madre. Hoy es el día convenido para agradecer a nuestras madres todo lo bueno que hacen que suele ser todo. He salido dos veces este finde a la calle, las dos a la farmacia. Hoy estaban las floristerías abiertas. No he comprado nada.
Estamos atravesando o hemos atravesado. No lo sé. Pienso en cabrearme viendo a la gente salir a la calle a hacer cosas. Estando en la calle. Pienso que si nos dejan salir a la calle en estas condiciones es porque la cosa irá de que se puede salir a la calle. Pienso que no tengo ni puta idea y que no voy a salir mucho a la calle, aunque saldré a la calle y probablemente me saltaré alguna franja horaria porque cuando tenga que salir, yo que no quiero salir, no será cuando toque.
He empezado a leerme un libro de Rosa Luxemburgo. Me acabé en estos días el libro de la compañera Patricia Castro. Patricia Castro a la que le han montado una campaña de acoso en redes que dice mucho del estado de mierda que se nos viene encima. Una mierda de sociedad. Una mierda de sociedad en la que hay que saber qué mano lames. El libro de la compañera. Está bien. La historia que cuenta. Que no te pase nunca.
Lo de Rosa Luxemburgo lo he pillado con muchas ganas. Espero que no nos perdamos en lo que nos perdemos siempre y acabemos perdiendo el hilo y las ganas. Que ya me suele pasar.
Acabo de ver otra película. Little Joe. Sobre flores y virus. Y una sociedad de gente feliz donde todo va bien.
Todo va bien si sabes de qué lado ponerte.
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