Que un pleno telemático no tiene la misma gracia que un pleno presencial, es algo sobre lo que no hace falta detenernos demasiado. Que un pleno telemático parece más participativo que un pleno presencial, resulta extraño, pero es así. Y es así por un motivo que me voy a sacar de la manga ahora mismo y que es el siguiente. No hay nada mejor que hacer que mirar una pantalla. Mirar una pantalla es lo mejor que nos ha podido pasar a los seres humanos para no despedazarnos los hunos a los otros. Mirando una pantalla, somos felices y al mismo tiempo estamos más atentos. Así, intervenciones que de otra manera nos hubieran resultado insufribles, al verlas en una pantalla, pequeña o grande como es mi caso, adquieren otra relevancia. Insufribles tostones de bienquedismo repelente que te llevan indefectiblemente a mirar la pantalla del móvil para distraerte, para evadirte, para huir, cuando se llevan a cabo de manera corpórea, cuando los tienes delante en la sala de plenos, en cambio aquí, gracias al poder seductor de la pantalla, nos resultan estimulantes y nos llaman la atención. Inaguantables retahílas de grandes éxitos, alegatos lamentables en pos de una seguridad colectiva por los que se cuela la inequívoca intención del que los pronuncia de no estallar en una carcajada porque no produce más que risa lo que dice, la consabida intención de parecer más de lo que eres y camuflarlo con rictus severo, con vocabulario institucional, con el manejo y la soltura que da haber visto y vivido entre ALTOS CARGOS DE LA ADMINISTRACIÓN, te mantienen pegado a la pantalla porque en la pantalla todo es mejor. Y por eso, los plenos, siempre son mejores y serán mejores y perderán en intensidad y contenido cuando sean presenciales. Pero ganarán en otras cosas, como el detalle, los atuendos, las vestimentas o la simbología. Una simbología que pierde, eso sí, bastantes enteros incluso en mi pantalla de chorrocientas pulgadas. Así, lo que en otro momento se soluciona con una camiseta, que impacta y que golpea los sentimientos y hace tambalear las creencias de quien la contempla, aquí forzando la situación, pierde efecto. Tu camiseta no se lee.
No se lee.
El cuadro de fondo no se ve. No se ve si lo que tienes detrás es a su majestad boca abajo o un cuadro de Boca Arriba. Nadie se entera de la broma. A no ser que digas en mitad del pleno: tengo detrás un cuadro de su majestad boca abajo porque soy bla bla bla. Los plenos sirven también para apreciar el gesto, la disposición de ánimo, lo que te dije, de los diferentes regidores. Excelsos los míos y con variado ademán el resto. Mención especial en este pleno la sucesión de planos expresionistas del regidor de Movilidad, Toni Atienza, que nos regaló toda una serie de picados, primerísimos planos de una mano, planos dignos del mismísimo Orson Welles, planos que parecían querer minimizar su propio papel en el pleno, planos sobrevenidos de caída de móvil, etc. Festival de 'no sé dónde apoyar el móvil' que, en estos dos o tres meses que llevamos ya que ya he perdido la cuenta, se podrían haber solucionado pero que por lo que sea, no ha podido ser. Accésit también a la incomprensible ceremonia de la confusión que protagonizaron la alcaldesa y el teniente de alcaldesa Esteve Serrano. Si ambos estaban en la misma sala y era evidente que había un problema de conexión que convertía cada intervención del teniente de alcaldesa Esteve Serrano (que no son pocas y todas ellas siempre de interesante nivel de interpretación desde lo meramente administrativo a lo instructivamente aleccionador cuando no retorcidamente menospreciativas de lo que se hace y se dice desde otro lado), en una fantasía de cacofonías, acoples y todo eso que te lleva a estar todo el rato, aunque lo estés viendo por el youtube, a ponerte la mano en la boca y en la oreja diciendo no, no no, incluso a sabiendas de que nadie te escucha ni te ve. Y digo yo. ¿Por qué no se pusieron los dos en el mismo ordenador y ya? Por los dos metros. Con no hablar a la vez. Ahora me levanto y hablo yo, ahora voy yo y me siento. Y así. Son ideas. Me he hecho un máster en ideas, pero me las quedo para mí casi todas.
Porque, abro ahora otro melón que ya es un melón antiguo y siempre moderno, las ideas de uno, ¿qué hacer con ellas? Está el ciudadano esperando conocer mis ideas o acaso el ciudadano no es ya sabedor de mis ideas y lo que quiere es que confrontemos las ideas unos con los otros y que de ello surja algo. O que no surja nada, que simplemente se imponga la idea que apoya y listos. Convencer al ciudadano de que mi idea es mejor que la idea del otro, en estos tiempos, parece peregrino, y lo que se va haciendo cada vez más visible es que lo importante es que los tuyos no se pierdan, que ellos ya saben cuáles son las ideas y que lo que aquí cuenta es estar, dar caña, no enmendalla jamás y arriba la pestaña en cualquier momento y posición. Las ideas, más aún en esta ciudad, tienen las patas muy cortas y al final siempre se saben. Las ideas, las cosas, en esta ciudad que yo quiero más de lo que voy a querer y ahora sí que lo tengo claro a medida que me hago mayor, son inalterables, son de uno y no se transmiten. No traspasan. No se contagian. No le interesan a la gente. Las ideas, las que yo tengo, ya sabes cuales son y ahora lo que me gustaría es que tú, que tienes tus ideas, las digas, las expongas, las difundas, no para convencer al que no te quiere, sino para agradar al que ya te escucha, aunque las ideas no signifiquen nada concreto y solo se busque el estar. Estar.
Acto de presencia.
Por las mañanas he adquirido la costumbre de salir a caminar. Para que no me confundan con un deportista, voy vestido de calle aunque estos dos días, por el riesgo de lluvia y charcos, llevo puestas unas bambas quechua. Hago un trayecto que no tengo ni mucho menos calculad y aproximadamente empleo una hora en hacer la ida y la vuelta. Adelanto solo a personas de edad avanzada o a las que les importa todavía menos que a mí si van despacio o si van deprisa. El vial camino de Montcada es espacio de encuentro, de saludo corto, de mirada de 'ya te vi ayer', de sorpresa ante la cantidad de camiseta de color fluorescente que puede tener una persona guardada. Caminar no me ayuda a pensar demasiado ya que llevo la radio puesta y me concentro en lo que escucho. Noticias. La cosa está de aquella manera nada más. Surgen nuevas propuestas, nuevas plataformas y yo me hallo confuso. No me parecen estimulantes. Pero parecen obligarme a que de mi asentimiento. Y es que no. Pero parece que haya que poner buena cara.
El Pleno.
Santa Coloma de Gramenet es una población de unos 117mil habitantes. Hemos pasado dos meses encerrados en casa. Encerados. Ahora ya todo es prácticamente normal. Nuestros bares de referencia ya admiten a gente próxima a la barra. Todo funciona prácticamente con la misma normalidad que antes. Lo que antes parecía urgente, excepcional, ya mismo, shock, choque, casatchock, ahora es ya normal y lo que parecía que no se iba a tener en pie ahora parece más inamovible que nunca. Todo parece que ya estaba bien antes y que nada puede cambiar porque se ha demostrado, se ha demostrado, que una bandera nos hermana. Dos hermanas. El Pleno de ayer demostró que todo vuelve a la normalidad. Que lo que tiene que ser es, que lo que hay es lo que habrá y que, pese a todo, estamos ahí. Estamos ahí aunque no nos quieras ver, aunque nos confundas con un fantasma del pasado. Los lapsus. Las equivocaciones. No somos Podemos, no somos ICV-EUiA. No somos lo que a ti te parezca, somos lo que somos. Y lo sabes. Lo sabes tanto que quisieras que no estuviéramos. Pero estamos. Es difícil que nos vayamos. Tan difícil que no quieres ni escucharnos. El pleno demostró que en estos tiempos necesitamos de los Servicios Sociales más potentes de todo el Área metropolitana de Barcelona. Los necesitamos, es urgente, es preciso. Es precioso. Por lo que sea, por causas que desconocemos, en Santa Coloma no todo el mundo puede ir a las terrazas de los bares a hablar alto y a pedir que nos pongan una mesa. Por lo que sea, hay gente que lo pasa mal. Pero mal, mal. Y la respuesta ha de ser, al menos, abrumadora. Y no lo es. No lo es. Por mucho que pongamos carteles, buena cara y hablemos de esto y lo otro. Personas que van a recoger comida a lugares. Recoger arroz, leche, aceite, pasta. Lo que les den. Y en muchas ocasiones se mira a otro lado o se ponen excusas o se dice que es que ya te llamaremos o se habla del padrón. Y pasa esto. Personas, vecinos y vecinas nuestras, que hacen una cola y van con su carrito y recogen cuatro cosas. Y eso ha de resolverse. O ya está bien. Pues parece que ya está bien y ya lo iremos mirando. Es lo que hay. Es lo que tenemos. Policía y gente limpiando. Y buena voluntad. Y buenos corazones. Creo que ya no tengo ganas de seguir hablando mucho más del tema.
El Pleno. Recuerdo para la Carmen Palma, que era una mujer que trabajaba en el Ajuntament y que tenía pinta de buena gente. Y que cuando hablaba, en charlas, conferencias, actos, demostraba que era buena gente.
El Pleno. Declaración de apoyo a la Nissan. Pero apoyo para qué. Sí, claro en la declaración ya lo dice, pero en el tono de la alcaldesa ayer parecía traslucirse no sé, un poso de pesimismo, de apoyo ante lo que es algo consumado e irreversible. Y si lo es, que se diga y se hable claro. Qué perspectivas tenemos. Qué país nos espera.
Una mierda como un castle.
Empresas de limpieza que no aguantan la concesión porque quieren ganar tanto dinero que pasan de todo cuando no lo ganan y explotan y explotan y aquí se cambiará por otra y a ver si hay suerte y es l o que hay. Siempre es lo que hay. Municipalizar. Es lo que hay. No se puede. La regidora y seguro que Teniente de alcaldesa Ana Belén hace piruetas verbales para explicar que es que. Es que qué.
Solo hay un momento en el que algo ocurre en el que todo se vuelve plano y te permite huir. Incluso con la pantalla. Siempre hay alguien o algo que te deja la mente en blanco. Alguien que te invita a soñar, con su tono monocorde, con su falta entonación. La prosodia estudia el acento, el tono y la cantidad. Ni plano contrapicado, ni luminosa habitación, sino una pequeña intervención que parece extensa porque no hay manera de que esa imagen de habitación plateada, de algo de color plata mate. Ambiente. La nada. Cifras y letras. Cálculos y proyecciones. El infinito. El momento ese que imitan todas las películas del espacio en las que se meten en un agujero o en una dimensión o en yo que sé y van avanzando y se va reflejando en el casco del que va en la nave. Ese momento.
Conversiones de locales en otras cosas y la discusión sobre si se quiere hacer una cosa o la otra y no parece que estemos entendiendo todos lo mismo sobre el mismo punto y unos votan a favor y nosotros miramos con cara de extrañeza y nosotros votamos en contra y parece que algo no. Algo que no. Que no puede ser.
Y seguro que me dejo alguna cosa en el pleno, como el abuso de la empresa que gestiona el cementerio en plena pandemia, pero que ya se arreglará y mira que no fue un pleno en el que hubieran demasiadas cosas y tendría que explayarme más pero es que no quiero resultar pesado.
Mociones. No presentamos mociones menos ERC que presentó mociones. Al presentar mociones normalmente uno se presta al debate y a la confrontación. Cuando no hay debate suele ocurrir que las cosas se transforman en Declaraciones Institucionales. Las mociones sirven, casi siempre, para retratar al otro. Vótamela en contra y te diré que la has votado en contra. Ayer ERC presentó dos mociones. Una para poner el nombre de Ramon Rodríguez, trabajador de la Biblioteca a un espacio de Can Peixauet y que fue aprobada. Y otra para garantizar el respeto a las distintas confesiones religiosas o espirituales en los enterramientos, centrada en la comunidad musulmana. Y se aprobó también, aunque estaría bien que la moción hubiera incluido a todas las confesiones religiosas y que, bueno, hay que ser un chungo para querer confrontar en estos temas. Y nada.
Y con esto poco más. Otro pleno más. Me dicen que no será el último telemático, que habrá más como este. De pantalla y tal. Mejor, porque se entera uno mucho más de todo. Aunque estaría bien que...
Bah, a quién le importa.
¿Cuánta gente vería el pleno ayer?
Es una pregunta que seguro que tiene una fácil y sencilla respuesta.
Ya estábamos yéndonos cuando en las preguntas surgió un tema de candelero y candelabro, de vídeo en facebook y post airado. La seguridad. Es que no hay una policía aquí. Y hubo cierto debate pero se notaba que no había ganas de pelea. O quizás se estaban peleando y yo no me di cuenta. El Salva Tovar de Ciudadanos y la alcaldesa. No se estaban peleando. Iban de buenas. O no. No lo pillé.
Es que he descubierto que mi mejor hora es recién levantado. Andando o sentado en el sofá. Pero ahí.
Disfrutando de la naturaleza y eso.
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