Una primera información que merece la pena señalar a la hora de leer este texto y que influye y mucho a la hora de escribirlo es que, ojo, soy miembro de la Coordinadora de Esquerra Unida Catalunya. De 58 personas que en Catalunya formarán este órgano de dirección, este primer órgano de dirección que en realidad es el segundo órgano de dirección, pero a mí me gusta más pensar que es el primero porque es el primero que se forma tras la Assemblea Constituent, yo, aquí donde me ven, soy uno de ellos. No se asusten, porque no pasa nada. No hay absolutamente nada que temer ni por mi parte. Las flores, el campo, la primavera, el picor de ojos, las imágenes de los campos de colza, amarillos, la búsqueda de las amapolas, las discusiones bizantinas acerca de la federación y qué significa esencialmente ser una federación y si ese significado de la federación influye mucho, poco o nada en el devenir de una organización que nace porque tiene que nacer y que va a vivir porque tiene que vivir. Soy una persona que, una vez superadas las votaciones de los documentos políticos y los estatutos de la nueva organización, seguirá fielmente todo aquello que dicen los documentos políticos y, afortunadamente, unos estatutos que han sido redactados para que personas como yo, militantes ojo, puedan desarrollar su actividad política de la manera más bonita y popular. Nos conocemos todos. Si hay caras que no me suenan es por mi culpa. Todos llevamos mucho tiempo en esto. Todos llevan más que yo en esto y me cuesta reconocer todas las caras, pero ya estamos en este barco. En este barco que es y que no es. O que tiene que ser pero que no ha de ser. Empezamos con los acertijos, pero quienes leerán este texto y quieran llegar al final, si superan lo del título y una foto donde no sale nada más que una serie de militantes, de compañeros y compañeras con el puño en alto mientras suena la Internacional y piensan, seguro que piensan, 'bueno, pues ni tan mal', quienes lean este texto hasta el punto final, lo entenderán todo. Y no les gustará demasiado a algunos y otros pensarán que tampoco hacía falta, pero creo que hay que dejar las cosas lo bastante difusas para que sigamos adelante. Y sí, soy un defensor acérrimo de la nada. No sé desde cuándo, pero hace algunos años, no podría poner una fecha clara al respecto, que me mantengo muy firme en posiciones de difusión, de nebulosa, de no querer la concreción. Como concepto. Solo con la banderita al hombro de la comunión y del vamos tirando, sin que lo escrito sea lo claramente nítido como para que alguien me pueda decir, perdona, pero creo que esto que estás escribiendo no se ajusta a lo que dijimos que. Es decir, más o menos. Lo que vengo a querer decir es que el sábado constituimos la nueva Esquerra Unida Catalunya y junto con el debate semántico, conceptual, genérico, ditirámbico sobre si somos el referente de Izquierda Unida en Catalunya o somos el referente de Izquierda Unida en Catalunya, que parece que es lo mismo pero si alejan ustedes los ojos de la pantalla y miran hacia otro sitio y vuelven a mirar ahora mismo a lo que está escrito verán que, claramente, hay un matiz. Un matiz que se nota mejor cuando lo lees. Digo, que después de discutir esto, llegamos al punto de decidir y quién. Quién. Y aquí se abre un tiempo nuevo y de novedad porque nuestra tradición no es esa tradición que dice que dos mejor que uno, sino que uno es uno y ese uno es el que tal. Y nosotros no éramos así que eso al final no sabíamos pero ahora lo vamos a saber. Y nos conocemos de toda la vida. Nos lo sabemos. Nos tenemos más vistos que todas las cosas que hay. Tan vistos y tan cerca. Tan lejos y tan desconocidos. En la misma casa, en el mismo recinto, con la de cosas que pasan fuera. Fuera es donde está la cosa. Lo tenemos todo para hacerlo bien. Tenemos la gente, tenemos la historia, tenemos las ganas. Pero es fuera. No dentro. Es fuera donde está la cosa de ganar. Y no es aquí. Aquí ya estamos y nos hemos dado la mano y lo tenemos claro o lo suficientemente claro para pensar que todos llevamos razón. Ahora, ya, es fuera. Porque fuera está la cosa rematadamente mal. Pero mal de asustar. Y no creo, pero qué sabré yo, que a nadie le importe demasiado lo que nos pasa dentro. O que nos proclamemos algo. O que saquemos ahora una pegatina nueva que poner en la carpeta. Lo que espera la gente, que ya hace tiempo que no nos espera, que espera bien poco de nosotros, es que al menos no hagamos el tonto. Hacer el tonto después de haber leído tanto, no es tan difícil. Tenemos una historia, pero esa historia no la interpretamos igual, porque nos conocemos desde siempre. Leo mucho. Leo vidas de dirigentes que apelaron a partidos sin partido, a partidos que se fueran disipando, que se fueran diluyendo, que se fueran haciendo invisibles. Y les fue mal. Creo. Y de la misma manera que no les entiendo, me gusta pensar que aquí yo pienso lo mismo y que el camino es el de estar, pero no estar. Estar pero fuera. Nosotros tenemos que estar fuera. Con el puño en alto, con la Internacional, con la bandera republicana, con la senyera y con el Cant dels Segadors. Es fuera. Es en un espacio común donde hagamos lo que tenemos dentro. No sé. Nos conocemos de toda la vida. Incluso los que llevamos tan poco en esto que tenemos que preguntar a cada segundo de qué episodio se habla, de qué saga se procede, de qué estirpe se apartó aquel. Todo eso. Y aún así, seguimos.
Mucha suerte para todos y mucha suerte para la compañera Núria y también para el compañero Eduard y que no tengamos tiempo de.
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