Se pongan como se pongan, que se ponen, Franco, Francisco Franco Bahamonde, el Generalísimo Franco, Caudillo de España por la Gracia de Dios, sigue muerto. Da igual que salgan momias de aquí y de allá queriéndonos contar una película de indios. Que si golpe de estado no, que si españoles contra españoles, que si la República era un foco de tal, que si desorden, que si la culpa fue de unos y de otros, que si la culpa fue de la República, que si hay que olvidar. Da igual que digan o que hagan o que pretendan. Hay un hecho incontrovertible. Y es que el Generalísimo Franco sigue muerto.
Por muchas banderas que sigan sacando, por muchas proclamas que hagan, por mucho revisionismo histórico de tweet y banderita, por mucho que digan por un lado que Franco hizo o por mucho que digan otros que Franco sigue vivo, la noticia que hay que dar una y otra vez, es la siguiente: Franco sigue muerto. Por mucho que algunos y otros algunos se empeñen en decir que Franco sigue ahí, tengo una noticia que dar. Franco, el Generalísimo Franco, sigue muerto.
Por muchos libros que saquen, tertulias en las que le den la vuelta, por muchas hazañas bélicas, por muchas calles que vuelvan a renombrar, por mucho que quieran darle la vuelta a la historia, por aquí o por allá, por mucho que quieran decir que la historia no ha avanzado, que van a volver o que no se han ido, la realidad, la puritica realidad, es que Franco, el Generalísimo Franco, sigue estando total y absolutamente muerto.
Por mucho que digan que la ley de memoria democrática es floja o que la van a derogar mañana porque es dura y no llama al a concordia, hay algo que es irremediable, un dato que te va a molestar o que te va a alegrar la tarde. Brindemos por ello, porque Franco sigue estando muerto. Franco sigue estando muerto a esta hora de la tarde, a las siete y veinte. Da igual que lo mires dentro de dos horas más, Franco sigue estando muerto y seguirá estando muerto.
¿No es maravilloso?
¿No es acaso algo de lo que tengamos que alegrarnos cada día de nuestra vida? Franco, el generalísimo Franco, sigue estando muerto.
Y sigue estando literalmente muerto, físicamente muerto, cuando parece que no se ha muerto y quienes lo quieren vivo quieren que nos parezca que está vivo. Franco ha muerto y Franco, a esta hora de la tarde, de nuevo, sigue estando muerto y bien muerto. Franco no para de estar muerto desde 1975. Por mucho que españoles mucho españoles, por mucho que la España carpetovetónica, por mucho que la España atávica, por mucho que la España profunda, por mucho que la España que tanto debe a la concordia y al perdón y por mucho que digan que van a volver a poner la cruz de pie cuando la cruz caiga. Franco, está muerto. Esté enterrado aquí o allí, esté maquillado como una puerta, esté en una foto con Hitler, esté jugando al golf, o pescando, o en el Alcázar de Toledo o paseando junto al rey emérito o diciéndole a su hija que hable con los niños del mundo, en todas esas circunstancias ya no va a estar más. En ningún caso, excepto enterrado, claro. En ningún caso. En todo caso, como está ahora es muerto.
Y muerto se va a quedar.
Mientras que lo mantengamos muerto, claro. Recordar que ahora mismo sigue muerto. Ahora, casi ya a las ocho de la tarde. Franco sigue estando muerto. Y no volverá a vivir a no ser que nos despistemos mucho.
No nos despistemos.
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