Esta mañana me he acordado de que los Juegos Olímpicos se tienen que ver por la mañana. El horario de Japón, requiere de un esfuerzo por parte del deportista de sofá como yo para poder seguir al menos de manera esporádica lo que va pasando en la cita olímpica, momento cumbre del profesional del comentario erudito, la referencia chorra, la observación castiza y lo que ustedes quieran. Deportistas españoles que cada vez me van cayendo mejor, cada vez más lejos del victimismo atávico por el cual todo nos iba mal porque todo el mundo estaba en contra, todo ha ido muy bien hasta que me he tenido que poner y me he venido abajo, el árbitro, nos tienen manía... todo eso parece que ya pasó. Deportes que solo te acercas a ellos cada cuatro años o más. Deportes que no te han interesado nunca pero que te hacen perder una mañana. Deportes que discutes si son deportes. Deportes que son más que tú.
Ahí estaba yo, dispuesto a zamparme una hora o así de sofá y juegos de la mano de Paloma del Río y la gimnasia artística cuando... un momento. Gimnasia artística. La de tiempo que he pasado yo confundiendo la gimnasia artística con la otra, la gimnasia rítmica, pensando que eran la misma, porque lo de artística a la gimnasia que para mí era gimnasia y ya... es igual. Reflexión de eso, de deportista de sofá, de comentarista, de periodista patán que no se ha enterado que ver la tele no es hacer periodismo. Ahí estaba yo cuando Paloma del Río y la comentarista que la acompaña han hablado de alguien que tenía 46 años y yo, que andaba concentrado más o menos, por no decir distraído, he dicho, qué dicen, qué es eso de una participante de 46 años si yo mismo, en mi infinita sabiduría ya considero a la tremenda Simone Biles como veterana si solo tiene 24 años... ¿46 años? Debe ser alguna entrenadora o algo así.
Pues no. Estaban hablando de una gimnasta que se llama Oksana Chusovitina, que competía por Uzbekistan y que a la edad de 46 años seguía ahí. No me lo podía creer. 46 años y todavía compitiendo en gimnasia. Cuando la han enfocado haciendo el paseo que dan para ir de un sitio al otro de los aparatos que tienen asignados me he quedado de piedra. La realización ha ido siguiéndola más o menos hasta que ha llegado su turno para competir. Solo lo hacía en salto. Ha hecho dos saltos y no ha conseguido la marca para clasificarse para las finales por aparatos. Cuando ha acabado el segundo salto, ha visto que más o menos todo había acabado y se ha despedido a la cámara. Y luego ya se ha emocionado y ha tenido que salir a saludar.
46 años.
Una vida tremenda. Al parecer tuvo un hijo y se trasladó a Alemania para que lo trataran de cáncer. Tuvo que retomar la carrera deportiva para conseguir recursos para el tratamiento. Ha competido por cuatro países, por Alemania como agradecimiento por haber sanado a su hijo, y ahora lo ha hecho por Uzbekistán.
¿Para qué sirven los Juegos? Supongo que detrás del negocio inmenso y de las infinitas corruptelas que se mueven detrás de una cita como esta, así como de otras, pues para que podamos al menos conocer historias como la de Oksana Chusovitina y pensar que hay gente que le hecha mucho valor a la vida.
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