Pues ahora no sé si iba a decir que la película me gustó o no. Cuando acabó como acabó, pensé que el final era un poco de aquella manera. Que el final no resolvía los entuertos que había planteado ni había cerrado con lo que se merecía el causante de los males de la pareja protagonista. Luego, como soy una persona de fácil convencer y mis ideas preconcebidas se estampan contra la realidad, he visto que no, que al parecer lo que vimos ayer fue un películón, frío, más preocupado por la estética y por el proceso que por el final, pero yo ayer, ya que la película consiguió engancharme, quizás pedí más.
La película va de lo siguiente. Un crío y su tía visitan una exposición de arte degenarado, en 1937, que fue como llamaban los nazis al arte de vanguardia. Allí reciben una explicación de porqué el arte que ahí se expone atenta contra los valores verdaderamente sanos del pueblo alemán. La tía le explica al chaval que a ella ese arte le gusta y pronto descubrimos que la tía es una persona con una sensibilidad especial. Y que a veces tiene ciertos momentos de alteración. Y que esto en 1937 con la Alemania nazi buscándole las cosquillas a todo lo que no fuera pureza pues mal. Y pasa lo que pasa. Que la tía es internada y la tía es una de las víctimas de las cámaras de gas. Así por la cara y porque lo decide un doctor.
Este doctor se volverá a cruzar en el camino del niño un tiempo después, cuando el niño es ya un joven que quiere dedicarse a pintar, es un artista. La búsqueda del verdadero sentido del arte, las conexiones que se buscan entre lo que los nazis piensan del arte y lo que piensan los comunistas (¿?), el no saber situarse en el mundo del arte ni cuando tienes libertad para hacerlo, la experimentación, todo eso, ocupa una buena parte de la película que tú crees que va a alternar esto con la búsqueda de justicia por parte del joven sobre lo que le pasó a su tía.
Pero no. Porque la película, aunque apunta hacia que se va a acabar descubriendo el pastel, no lo descubre, y todo se centra en la evolución de esta persona y su pareja, una diseñadora de modas, hija del doctor, y con esto yo creo que ya digo demasiado y lo voy a ir dejando aquí. Que tú crees que la película va a hacer una revisión crítica del pasado nazi y de la búsqueda de respuestas o cómo el trauma de la desnazificación... pues más bien no. Como que no. Como que te da la impresión de que hubo nazis que se escaparon por la cara y otros pringados, pues pringaron. Ya sí que lo dejo aquí.
Porque la película son tres horas, tres horas que ciertamente no se hacen pesadas aunque paré para cenar una sopita porque no estaba el día para alardes, y que al final todo se reduzca a una especie de bueno pues vamos tirando para delante y no voy a hurgar mucho en la herida porque podemos salir todos cagados, pues eso. Decir que es el director de La vida de los otros, que por eso la enganchamos, y que La vida de los otros mola bastante más.
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