miércoles, 23 de febrero de 2022

Buena persona


Ayer escuchando al que ya es ex secretario general del PP, Teodoro García Egea, me dio la impresión de que estábamos escuchando el final de una época. Así en plan grandilocuente. Una época en la que todavía hacía falta disimular. Es decir, que había que llenarse la boca con grandes palabras, con buenos propósitos, con mensajes que tranquilizasen a la gente que es fácilmente impresionable y que quiere, únicamente, tranquilidad. Ayer creo que eso pasó a la historia. Ayer el tal García Egea vino a explicar que se iba porque había intentado mirar alguna cosa que estaba mal. Que él creía que estaba mal. Que detrás hubiera una guerra interna de tres pares de tal, es otra cosa. Pero que te obliguen a irte, no solo a ti, sino también al presidente del partido, por querer mirar alguna cosa, significa que lo que viene a partir de ahora, si nos había parecido demencial, nos va a parecer de colores. Buena persona. Todos ahora vienen a coincidir en que Casado es buena persona después de haberle escuchado decir las barbaridades más increíbles sin pestañear ni un poco. Contra todo. Contra cualquier cosa con un mínimo de sentido común. Y ahora, en lo personal, todos le desean lo mejor. Como si todo lo demás no importase o formara parte de un teatrillo por el cual uno se ve obligado a decir tal y cual, pero que tampoco es que se lo crean mucho. Por lo menos, esto lo dicen de Casado. Qué no dirán de Ayuso. Qué es lo que viene. Viene una manera de hacer política que va a consistir en no decir absolutamente nada que tenga sentido, en construir otra vez el personaje del gallego que con la retranca parece más sabio de lo que realmente es y a ensalzar la figura de una lideresa que va a seguir aplicando la receta del sinsentido ultraliberal sin el más mínimo ápice de oposición. Porque contra esto qué podemos oponer. Contra una gente que no tiene ningún escrúpulo para absolutamente nada, para cargarse a quien incluso te ha facilitado seguir en una Comunidad Autónoma como el presidente de Murcia que es lo más abyecto que se ha visto hace tiempo, pero no lo más abyecto, que no me olvido, si esta gente es así con ellos mismos, qué no serán con los demás. Ayer, escuchando a ese político ya defenestrado decir que todo es muy difícil, que él no ha hecho nada malo, que solo quiere poner fáciles las cosas, que no le busquen las vueltas y que ya se va a su escañito sin hacer nada, pensaba que nos está viniendo encima un tren a toda hostia y esta mañana la única reacción eran las risitas nerviosas de instituto en Rac1 porque Casado se iba o se le notaba triste. Seguimos con las risas y con las buenas personas. Y no sabemos por dónde nos va a venir. 

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