martes, 29 de agosto de 2023
Periodismo deportivo
Volvamos al tema del periodismo. Cuando yo era chaval y no sabía qué quería hacer en la vida, me gustaba pensar que el periodismo era eso que yo veía en la tele, que escuchaba más bien, cuando escuchaba las retransmisiones deportivas. Campeonatos del mundo de atletismo, de gimnasia, de baloncesto, de natación, gente que conocía el juego, el deporte, a los deportistas, que tenía sus filias y sus fobias y que te hacían disfrutar de la retransmisión muchísimo más que si estuvieras en el campo, en el estadio, en el pabellón, donde se te escapan mil cosas. Escuchando disfrutabas y aprendías. Cuando quise ser algo, una de las cosas era ser eso. Cuando pude hacerlo, no lo hice, o no supe hacerlo, no lo sé. El caso es que esas figuras legendarias del periodismo deportivo, o de un cierto periodismo deportivo, van desapareciendo y quizás una de las últimas ha sido la icónica Paloma del Río, eterna, siempre presente en las retransmisiones de la gimnasia y representante de ese viejo estilo en el cual no primaba tanto el ardor patrio sino el espíritu crítico y divulgar lo que es el deporte más allá de dejarse llevar por el color de la bandera. El viejo estilo. Hoy el periodismo deportivo parece otra cosa. Y estos días, el periodismo deportivo está sufriendo una serie de revolcones que, esperemos, no queden en nada. Por lo pronto, el primer fin de semana post movida del mundial femenino, parece haber sido un impacto de profundidad para un cierto periodismo deportivo que pretendía dejar este tema en una anécdota y de repente han tenido que ponerse en modo Declaración Institucional. Como cuando ocurre algún hecho trascendental y de repente todo el mundo ha de acordar un mensaje de consenso para que nadie se quede atrás, esté muy o poco o demasiado de acuerdo o en contra. Se encuentra el tono común y palante. Pues un poco ha sucedido esto en estos últimos días. Se ha encontrado el tono para que posicionándose en el lado correcto, el show no deje de funcionar. Que al final es de lo que se trata. Se pone cara grave, se aplaude la decisión de los que se posicionan, pero de lo que se trata es de que la maquinaria continúe y minuto de juego y resultado y a comentar lo que el ojo no ve. Eso sí, la mácula sobre el periodismo deportivo, sobre el periodismo deportivo de máxima audiencia, va a ser difícil de quitar. A partir de ahora, cada vez que aparezca en televisión alguno de los cromañones que se pusieron bravos en las primeras horas, veremos si se mantienen o alguno tiene que pasar por la nevera. El papel de los y de las periodistas deportivas en estos tiempos será fundamental para que todo lo que ha pasado no caiga en saco roto. Perder voces como la de Paloma del Río, aunque estuvieran circunscritas a deportes minoritarios, significa perder una posición con personalidad para poder expresarla sin miedo a lo que pueda venir. Que el negocio continúe. Que la máquina no pare. Qué tiempos aquellos cuando éramos periodistas deportivos, cuando queríamos hacer una crónica del Extremeño - Arrabal como si fuéramos Segurola. No sé qué queríamos ser, no sé qué hubiéramos acabado siendo. Espero que no hubiéramos hecho todo eso que ahora estamos criticando.
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