No sé si lo habéis visto, pero si lo habéis visto, esto ya no tiene vuelta atrás. Resulta que la Ayuso ha ido a la investidura y ha estado ahí con la cara de ascazo todo el rato y en un momento en el que Sánchez se ha referido a ella y a su hermano y sus temitas la cámara la ha recogido diciendo 'hijo de puta'. Ha sido glorioso todo ello en su conjunto. El equipo de Ayuso ha salido a decir que no, que no había dicho hijo de puta, sino me gusta la fruta. Es tan ridículo todo. Pero lo escalofriante ha llegado minutos después, cuando el equipo de Ayuso ha dicho que sí, que lo ha dicho, que ha dicho hijodeputa porque se lo merece. Toma castaña.
A ver, la presidenta de la Comunidad de Madrid llama hijodeputa al Presidente de Gobierno en funciones y candidato a la presidencia del Gobierno. Le llama hijo de puta y encima dice que se lo merece. Así de tal. A parte de todas las fascistadas que ha dicho el facha de Abascal, hay algo que es superior a todo eso y es llegar a llamar hijodeputa a alguien así. Asi me refiero de así, de esa manera. Y que no pase nada. Es más, me juego lo que sea a que esto encima encumbra a la Ayuso como la verdadera rebelde. Tanto rollo y tanto rollo y tanto discursito. Hijodeputa.
Pero.
Pero si hay algo que va a quedar de este debate de investidura es esta imagen. La de Sánchez partiéndose la caja. Es decir. Ante todos los ataques y ante el descarnamiento de los mismos, de la acritud constante y la bulla y el exabrupto, al tío va y le da un ataque de risa.
Es que estoy alabando al candidato del PSOE.
Es que hemos llegado a esto.
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