lunes, 15 de julio de 2024
Identidad, cultura y gol.
Finalmente, en el minuto ochenta y muchos, Oyarzabal recogía un centro a rastroveja de Cucurella y a un toque marcaba el dos a uno. La final de la Euro ya estaba en el saco y la selección Española se iba a proclamar campeona de Europa. La gente de los bloques de alrededor gritaba y celebraba. Se escuchaban los cohetes. Mirar Twitter era un festival. Te encontrabas un poco de todo, pero primaban las cuentas que sigo y que estaban pletóricas porque esta selección, compuesta por jugadores que han puesto sobre la mesa (de manera involuntaria, creo) que este país ya no es lo que tenemos en la cabeza y que nada es como antes y que ese antes aún nos pesa tanto que vemos una bandera nacional y pensamos que es la bandera nacional y cuesta, pero eso está en nuestra cabeza y venga a darle vueltas a lo mismo. Twitter no es la vida. En Twitter te puedes encontrar a personas que se autodefinen de izquierdas (pero vamos) decir que esta no es su selección y que a ellos les representa una selección que refleje su identidad y su cultura. Y yo ya cada vez que escucho o leo lo de la identidad, me tapo la nariz, porque huele. Identidad y cultura. De dónde. Creo que se quieren referir a la catalana. El alcalde de Girona dice que no da el partido en pantalla gigante porque no juega nadie de su país, ojo, y porque esa selección no es la que representa a la mayoría de la gente de Girona. Porque sí. Son tantas cosas que se siguen diciendo como si viviéramos en otro mundo mientras otro mundo pasa por debajo de nosotros y no nos queremos dar cuenta. O que simplemente se nos ve el cartón. Un cartón feo que esconde eso de que soy de izquierdas porque no soy español. Y todo el mundo es un salvaje y hace ruido y no pienso bajar a la calle, porque está lleno de gente con camisetas de la selección. Y es la misma clase trabajadora a la que quieres referenciar o representar o salvar. Se hacen tantas cosas y se dicen tantas cosas. Dicen que va a ir Carlos Alcaraz, que también ganó Wimbledon. Tiene pinta de que lo llevan porque esta selección no parece representar esa españolidad madrileña que necesita su referente para poder identificarse. Identificarse con la identidad. Leo a una twittera de izquierdas que no eres tú que dice que los progres resignificamos bla bla bla. Lees su timeline y te acabas encontrando con el típico tweet PutaEspanya. Los progres somos nosotros. Gente que tiene un marco mental de cuando yo tenía catorce años nos llama progres. Identidad, nuestra identidad. Once chavales jugando a fútbol, donde nos encontramos desde los descendientes de migrantes, a los franceses renacionalizados, a vascos formando el grueso de la selección, a dos chavales de Los Palacios, Sevilla, hasta llegar al facha de Carvajal pasando por Morata y sus tribulaciones y su confesión de que, efectivamente, no ha estado bien y ha necesitado ayuda. Pero bueno. Qué más da. Si ya les costó lo de la selección femenina, que ni por esas, cómo les va a doler esto. Que también nos complicamos la vida, no eres mejor persona por haberte apuntado al carro de la selección, ni eres peor persona por querer que pierda España. Lo que molesta, como todo, es el tono.
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