lunes, 28 de octubre de 2024

Pequeños cuentos centroeuropeos


Correr había sido su vida. Desde pequeño, gracias a su padre, que le dedicó tiempo y dinero, el atletismo fue parte fundamental de su vida y así, cuando tenía 17 años, participó en un campeonato nacional de pruebas de media distancia, donde sorprendió a todo el mundo. Ya se hablaba de él como el Pequeño Zatopek. El país había encontrado un nuevo ídolo. Pero con 18 años, participando en una prueba de cross, se torció el tobillo. No parecía nada, hasta que lo pareció. Ligamentos, una recuperación demasiado lenta, la impaciencia, no pudo volver a correr como él quería. Y se encontró con que no sabía hacer otra cosa. Solo le gustaba correr y que le conocieran como el Pequeño Zatopek. El Nuevo Zatopek. Que le terminaran conociendo por su verdadero nombre y que un día, alguien fuera el Pequeño Szmuda. Pero no. Aquel tobillo destrozado terminó llevándole al mundo de la literatura y por eso esa carrera de cross fue culpable pero también detonante de que hoy no nos acordemos del Pequeño Zatopek sino del gran Szmuda. Que solo sabe escribir sobre correr. 

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