domingo, 27 de octubre de 2024
Una decepción comunista
O la decepción del comunista o una decepción más o una decepción comunista más. El sistema es implacable e impecable y no decepciona. El sistema no tiene la culpa. El sistema al que te enfrentas como comunista no te da opción a la esperanza, a la alegría, a la posibilidad. El sistema, incluso cuando crees que has logrado abrir brecha, lo que está haciendo es incorporarte a su rueda. El sistema se hace con nosotros y nos utiliza para legitimarse, para pervivir, para decepcionarnos. Pero el sistema no te lleva a la decepción. Quizás a la resignación, quizás a la rabia, quizás al pesimismo, a perseverar porque crees que quizás desde otro lado, de otra manera, el sistema caerá. Aunque no caiga nunca. La decepción siempre llega del mismo lado. La decepción del comunista siempre llega de la mano de otro comunista. Un comunista que te decepciona y que te desestabiliza, de anula, te machaca, te decepciona en definitiva y te convierte en un descreído. Un comunista descreído es el estadio superior del comunismo. Un comunista decepcionado por un comportamiento personal de otro comunista. Un comunista decepcionado porque otro comunista ha decidido arruinarte la vida. Un comunista decepcionado porque no entiende la deriva de otros comunistas. Un comunista condenado al ostracismo por otro comunista. Un comunista que vive con extremo dolor saber que alguien que era un hijodeputa, un cabrón, un perro, un sociópata, un psicópata, era tu referente, o tu coordinador, o tu secretario general, tu ideólogo, tu cuadro bien formado, tu núcleo irradiador, tu lo que sea. Querido líder, nos has decepcionado. En qué momento nos creímos que éramos diferentes. En qué momento nos creemos que no estamos condenados a la decepción, constante, perenne, sin salida. Una decepción detrás de otra. En qué momento los comunistas nos olvidamos de que la violencia machista es inherente a nuestro comportamiento vital y social y que somos eso, también. Cuándo hemos pensado que los nuestros no. En qué momento hemos creído en los nuestros como si los nuestros fueran nuestros, todos uno, todos todo. Sabemos que no es así, que unos, otros, aquellos, los del otro lado, somos lo que somos. Al final. En qué momento los comunistas ponemos por delante la salud de nuestra organización, taparnos los ojos y los oídos en beneficio de la organización. Leo a la Teresa Rodríguez hacer un alegato durísimo que nos coloca a los hombres en una posición que es la que es. Leo también a compañeros que analizan primero el de dónde, el cómo, lo que va a pasar. Me leo a mí mismo intentar hacer el cálculo de los daños que esto nos va a producir. Lo importante es la decepción del comunista. Nuestra decepción porque una vez más, otro comunista nos ha traicionado, nos ha dejado tirados, ha demostrado ser un mierda, se ha vendido, ha agredido, ha violentado, se ha sacado la polla delante de una mujer en una habitación, nos sentimos decepcionados porque somos comunistas que lo único que tenemos es una fe en algo que se encarna en unos compañeros y compañeras a los que creemos. Pero que sabemos que no, que no es verdad, que llegará el momento en que esos compañeros, camaradas, nos decepcionarán. Y lo más bestia. Es que escribimos estas cosas sobre la decepción para no ver, no ponernos en la piel de lo que deben sentir nuestras compañeras comunistas cada día, a cada momento, en cada hora. Esa violencia latente. Ese terror a que pase. No lo queremos ver porque no lo queremos saber porque creemos que lo sabemos. Ese terror. Por eso hablamos de la decepción comunista, aunque no sean comunistas.
Que facil es dar carnet de comunista, este nunca ha sido comunista, como Felipe Gonzales nunca fue Socialista..
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