martes, 29 de abril de 2025
Crónica de un apagón. Una jornada particular.
Lo que pasó ayer nadie lo esperaba. Ni Ursula Von der Leyen, ni la comisionada europea que hizo el vídeo con el Kit por si acaso, esperaban que esto fuera a suceder, pero sucedió. Un ingeniero que fue paseado ayer por las emisoras públicas catalanas lo decía a última hora de la noche, cuando ya se podía ver la tele en mi calle, 'esto pensábamos que era imposible que fuera a pasar, pero pasó'. Pasó. Yo ayer por la mañana me levanté temprano y acompañé a mi madre a l'Esperit Sant, bajamos del Esperit Sant y mi madre se quedó en casa para descansar un rato y ya quedarse a comer. Se durmió un ratito y cuando despertó, podríamos haber jugado a Goodbye Lenin. Mientras ella dormía, las conexiones comenzaron a fallar, había quitado la radio porque de manera sorprendente dejaron la tertulia política como muy pronto para lo habitual y consideré que mejor en silencio y resultó que el silencio duró mucho rato. No me llegan mensajes, no salen los que envío, qué pasa, se ha ido la luz. Bueno, muchas obras, Alba se ha ido a tomar café, en fin. Tengo que vigilar la hora para hacer mongeta tendra con patata. Como por sorpresa, llega un mensaje al grupo de peñas del Athletic, hay un apagón en España y Portugal. Toma castaña. No llegan mensajes, no salen mensajes. Estamos incomunicados. Alba por las calles. Mi madre durmiendo. Las noticias no llegan por ningún lado, no tengo radio. Hace unos pocos meses, muy pocos, se me ocurrió que sería guapo tener un transistorcillo chico en el lavabo, porque la cobertura ahí es pachimpacham y escuchar la radio mientras... no la compramos, pusimos un repetidor de esos para el internet y el móvil, otra vez, fue el protagonista. En fin. Sin transistor y aquí con mi madre y sin poder calentar comida porque claro, todo es eléctrico. El agua funcionaba. Pues un poco de picoteo y andando. Un durum del día de la final que sobró. Cosas. Perecederas. Yo que sé. A eso de media tarde bajo a comprar un transistorcillo. Recorro cuatro bazares y no hay en ninguno, algunos están ya cerrados. Finalmente en el de al lado del Guissona tienen, uno pequeñito, me da igual. Trae. No sé los años que hacía que no escuchaba Radio Nacional. La tarde se pasa en un plis, aprovechamos para ordenar ropas varias, muchas ropas. Hacemos repaso de velas. La cena se presume también ligera. Tenemos la idea de que está llegando la luz a muchos sitios y que pronto llegará a Santa Coloma. Ya hay luz en Hospitalet. Un poco más tarde volvemos a salir a comprar porque se necesitan tomates para la cena. Ya que estamos, nos damos una vuelta. La calle está llena de gente, cosa que en Santa Coloma no es ninguna novedad. Vemos grupos de chavales sentados en bancos. Están hablando entre ellos. El Paseo Alameda está petado de gente. Las terrazas están llenas. Veo pasar a un conocido con cuatro quintos en la mano, y parecen fresquitos. Más grupos de chavales, algunos miran el móvil pasando el dedo haciendo scroll, pero no hay cobertura. O sí. Los bares de la San Joaquín, que no tienen terraza, ponen algunas mesas fuera, a algunos clientes les va a dar el sol por primera vez en mucho tiempo. La radio nos va informando de las posibles causas del tema, que si una suerte de fenómeno atmosférico que vete tú a saber, nos va diciendo que va llegando la luz, va acompañándonos y se convierte en la protagonista del día, la gente, al parecer, hace corrillos en torno a las radios que se van colocando por las calles, es la única manera de informarse y sobre todo, es la única manera de informarse de manera fiable, sin bulos. Aunque siempre se te cuela el listo, como el presidente de la Junta de Andalucía, el derechoso del Moreno que dice que es un ciberataque. Así sin más. O tienes que escuchar a Feijoó diciendo nosequé de que no me informan. Y al final sale Pedro Sánchez diciendo que venga, que los móviles, que no se hagan viajes, que a ver. La cosa va normalizándose por barrios pero parece que nunca llega tu barrio. Nos disponemos a cenar y la radio comienza a fallar. No pueden ser las pilas, pues vaya radio, en fin, nos colocamos el auricular en el móvil para seguir las comparecencias de Pedro Sánchez de nuevo y de Núria Parlon como consellera de interior y cuando acaba la Núria, shazam, llega la luz. Ha sico como cuando la pandemia, pero no ha sido igual, aquí la perspectiva de que todo iba a normalizarse en breve lo hacía todo distinto, pero el no saber manejarse sin las comodidades habituales, telita. Comodidades. Esa gente de la Cañada Real que llevan sin luz desde... esa gente. Han sido casi doce horas sin luz, sin electricidad, con la casa llena de velas, escuchando una radio que se cortaba, saliendo a la calle a comprobar que todo estaba bien, que la gente estaba bien, que había maxipanes abiertos y sin pan pero con la persiana sin poderla bajar, con gente ayudando a bajar persianas, con los bazares siempre a pleno funcionamiento, pero no todos, con la dificultad de informarse pero con la facilidad de informarse gracias a las radios, con gente atrapada en vagones de metro que iba llegando a casas o domicilios, con gente que luego me entero que ha estado cinco horas metidas en un ascensor, pero que gracias a dios tenían pan de pagés, con gente metida en los coches escuchando la radio, abriendo las bolsas de picos para matar los nervios, en definitiva toda una experiencia que nos enseña que dependemos de manera brutal de algo que damos por descontado pero que también nos enseña y esta frase para acabar no es mía sino de otro que, lo natural, contrariamente a lo que nos quieren decir los malistas, es que la gente se cuide una a la otra en caso de necesidad o de emergencia. Y eso es bien. Ahora a ver qué pasa.
martes, 22 de abril de 2025
No fue como los otros, no será como el siguiente
Este al menos parecía que de vez en cuando decía cosas. Cosas que parecían normales. Cosas que ve todo el mundo que no sea un hijo de la gran puta. No decía ni hacía todas las cosas que a uno le hubiera gustado que hubiera hecho. Pero es que, a fin de cuentas, este señor era el máximo representante de un club que ha decidido regirse por unas normas y no por otras y que puede reformarlas o no. Yo, que no soy de ese club, quisiera que las normas de ese club fueran otras, a lo mejor incluso no quisiera que hubiera ningún club, que no es el caso, pero yo no soy quién para decir cómo debe regir ese señor su chiringuito siempre y cuando ese señor u otro señor no me diga qué es lo que tengo que hacer yo con mi vida, que es lo que suele pasar en todos los casos. El Papa se ha muerto y no ha conseguido llevar a cabo las reformas que se presume que necesita la Iglesia católica. Ha hecho avances, ha dicho cosas. Eso sí, ha dicho cosas que otros papas ni hubieran imaginado. Pero es que esos papas no se dedicaban a mirar por la ventana y ver pasar la vida. Misión eclesiástica, dedicación pastoral, dirán algunos. Y un huevo, que los otros papas han sido tanto o más políticos que este y han dicho y han actuado. Y siempre han solido actuar de manera bastante marcada hacia un lado del tablero. Nunca han sido inocuos. El caso es que este papa, Francisco, muerto ayer, ha sido diferente y con solo ser diferente ya nos ha parecido bueno. No ha hecho nada de gran alcance, pero ha virado un poco el rumbo de la nave. Y lo diferente se ha hecho cada vez más diferente ha medida de que el mundo se ha ido haciendo más bochornosamente fascista, por lo que el Papa parecía, así de lejos, casi uno de los nuestros. Sin ser él nada de eso, claro. Al menos no parecía un agente de la CIA como Karol Wojtila o un ex nazi como el Ratzinger. Pero al menos. Al menos, Jorge Bergoglio tuvo la vergüenza de decir ayer mismo, antes justo de morirse y tener que ponerle buena cara al loco de JD Vance, que lo de Gaza es una puta mierda. Y dijo que lo que se hace con los inmigrantes es otra puta mierda. Al menos eso dijo. Y con decir eso ya está muy por encima de toda una ristra de hijos de la gran puta que pudiendo decir otras cosas o no las dicen o dicen cafradas sin cuento porque sí. Este Papa, al menos, dijo otras cosas. No dijo otras, no dijo cosas que se esperaban sobre el aborto, por ejemplo, o sobre el tema de los derechos LGTBIQ+, pero es que resulta que los fascistas del mundo esperaban la muerte de este señor. Así de simple. Y ahora qué. Porque claro, el clima es el que es y las presiones serán las que serán, pero yo pienso. Pienso que quizás la Iglesia católica no está por la labor de quedarse en un mero y simple instrumento más de la locura colectiva que puede llevar al mundo a vete tú a saber y quizás, esa gente que solo se ha dedicado a pensar y pensar en cómo mantener el chiringuito a flote, vean que el camino para la supervivencia no es volverse absolutamente locos, sino mantener un mínimo de cordura que no les lleve a todos al fondo del pozo. Y sí, supongo que el que vendrá no dirá esas cosas que le hacían parecer de los nuestros a este señor, no le dirá a Yolanda Díaz que no afloje, pero no irá a comerle el culo a Trump por la cara. ¿No?
miércoles, 16 de abril de 2025
Trump, todo el rato, en todo
Trump, Trump, Trump. Te levantas por la mañana y en la radio comentan lo que han hecho, las noticias comentan lo que ha dicho, las tertulias no salen de su asombro, los artículos intentan encontrar explicación, hay un plan, no lo tiene, está loco, es tonto, es malo, es listo, le rodean idiotas, es idiota, le rodean locos, le rodean psicópatas, le rodean nazis, le rodean y él es, todo el rato, en todas partes, siempre, todos los días, a todas horas, ha expulsado del país a inocentes, ha cambiado las reglas económicas no se sabe en qué dirección, ahora las vuelve a poner como estaban, no, solo un poco, expulsa a gente a El Salvador, se reúne con el presidente de El Salvador y el presidente de El Salvador parece que es un coleguita más de una tropa de psicópatas que nos dicen que todo eso que habíamos pensado que iba a venir poco a poco o alguna vez o en un tiempo futuro, resulta que ya está aquí. Y vemos como dice que le va a quitar las subvenciones a universidades americanas por ser de izquierdas, o como se censuran discursos de artistas, o cómo se pretende cambiar el contenido de la educación, de los museos. Una operación a gran escala, que nos parece hecha sin gran sutileza, poco finamente, como si la hicieran unos mastuerzos, pero que se está haciendo y vemos cómo Bernie Sanders y la Ocasio están haciendo mítines por las ciudades y nos ilusiona pensar pero sabemos que todo eso puede ser la nada porque si en unos meses está haciendo esto, qué puede seguir pasando, puede que decida que no se vota más y a ti qué te importa y a mí que me importa lo que esté haciendo el tarado este si aquí en España el PSOE no es de izquierdas y la Otan y el gasto militar y el último vídeo y el último zasca que le mete en el programa ese que dijo que jamás pisaría y aquí aunque venga la derecha nos va a dar igual porque en realidad nunca ha gobernado la izquierda y cuando ha gobernado es porque era una izquierda dócil y que convenía y nos va a dar lo mismo porque lo que interesa es crear espacios de libertad antifascista donde podamos vivir y compartir y cantar y hacer lecturas y comentar lo mal que está todo y porqué la gente no despierta, porqué no reacciona, porque es que es evidente, evidentísimo que todo está fatal y nadie hace nada por remediarlo. Y en la tele mientras comentamos eso, Israel ha vuelto a bombardear Gaza porque tengo estos huevos así de gordos y han matado a 500 personas y lo que te preocupa a ti es buscar cómplices del bar de al lado de lo que está pasando y compartes un discurso de Putin diciendo que amigos europeos, con vosotros no tengo nada porque lo que me pasa es que fíjate que el imperialismo y acaricias en el bolsillo la chapita de la hoz y el martillo y lloras. Pero vamos a llorar todos. Trump otra vez, a ver qué ha dicho ahora, qué cabrón.
martes, 15 de abril de 2025
Váyanse a la mierda. El libro rojo de Trump.
No parece definitivo, pero parece que va a ser extremadamente complicado. Tratar hoy sobre la unidad, sobre una candidatura unitaria que reúna como en 2023 a todas las familias implicadas en esto de la izquierda no independentista en una suerte de cosa común para que no se pierda un voto e intentar frenar a la derecha, a día 15 de abril, parece una ilusión. Y es que, para responder a los cantos o los alaridos o las imprecaciones sobre esa necesidad de que todos juntos intentemos, aunque no nos queramos, parar lo que parece imparable y que únicamente podría serlo si desto, desde uno de los lados del cuadrilátero se ha decidido que no. Ya venía siendo, pero lo que ha sucedido, se ha dicho o se ha proyectilizado estos días en el último encuentro de Podemos ha servido para cerrar esa puerta, al menos por ahora y en estas condiciones, y se ha exteriorizado de la manera más contundente posible. Quizás el siguiente paso sea quemar fotos de Yolanda Díaz. No podemos descartar nada. Las palabras de los dirigentes de Podemos en estas últimas jornadas han oscilado entre la insinuación velada para pasar directamente al insulto. Quien en su momento hiciera de la coleta una marca de fábrica, hoy se disfraza de Chico del Maíz de mediana edad para enviar a la mierda a los liberados sindicales, a los sindicatos de clase, para situarse al margen y, como hace 11 años, pretender ser el outsider que venga a barrer con todo y con todos y con todas para lo que va a ser un tiempo nuevo. Y para ello recoge el espíritu de los tiempos, de los tiempos de una comunicación que la extrema derecha ha abrazado y ha utilizado y del que el fenómeno Trump es el mascarón de proa. Se acabó el teorizar, se terminó explicar, llega la baladronada, el insulto, la rajada, decir las cosas claras sin importar si esa claridad implica verdad o trola. Es igual, lo importante es situar a todos los demás como lo que tú quieres que sean y ponerte a ti como único ejemplo de verdad. La verdad es lo que yo digo. La verdad es mandar a la mierda al dirigente del sindicato mayoritario sobre el que eres consciente que se sustenta el experimento de unidad de la izquierda, aprovechando que en un ejercicio de responsabilidad (ejercicio de responsabilidad es uno de esos conceptos que el trumpismo ha reducido a la parodia o al desprecio) se ha pedido un acuerdo de presupuestos generales del Estado, para reducirlo todo a la burla, la desprecio y directamente al insulto. Váyanse a la mierda, dice el fundador e ideólogo de una manera de hacer política que fue y que pretende seguir siendo. En estos días, en Catalunya se ha elegido a una nueva secretaria general de la CONC, Comissions Obreres en Catalunya, Belén López, y su discurso como nueva tal parece de lo mejorcito que se haya escuchado en la izquierda en mucho tiempo. Otra vez. Tanto que las palabras de Iglesias, Pablo Iglesias, suenan como una reacción acalorada ante eso. El sindicato como vertebrador, casi único, de una alternativa que en sus cálculos no interesa. Interesa un grupo reducido que ante lo que pueda venir, se convierta en el catalizador de la respuesta. Una respuesta que uno no imagina de dónde y con qué base pueda surgir, pero ya vimos hace 11 o 12 años que eso está ahí y que puede pasar. Pasó. ¿Quién sabe si eso volvería? Él debe pensar que sí. Él debe pensar. Insultos al ex coordinador general de Izquierda Unida y ministro de Consumo de su propio gobierno. Consejos al PSOE para que nos acoja en su seno. Acusaciones de complicidad con el genocidio, con el otanismo, con la derecha, suba usted la apuesta que lleva la kufia encima. En las encuestas el efecto de todo esto parece pingüe, pero no importa, porque lo que importa ha de venir. La muerte del experimento previo y a negociar con los cadáveres encima de la mesa. Todos achicharrados menos yo y mis fieles. En una biografía de Mao se cuenta cómo antes de una batalla contra el Guomindang, Mao, acorralado, purga a su Ejército ante la sospecha de que hay una banda de infiltrados. Si su ejército ya era cuatro veces menor que el del Goumindang, acaba siendo ocho veces menor. Si tenía 50mil efectivos, se queda con 15mil. Pero esos quince mil estaban ciégamente a merced de lo que Mao decretase. Y ganaron la batalla. Un ejemplo pernicioso, porque suele salir mal, pero que seguro que está en la cabeza de quien pretende descoyuntar cualquier esperanza para que el día que haya que escuchar alguna voz, quede únicamente la suya. Interesa que el electorado y la dirección de Izquierda Unida (la única estructura territorial con cara y ojos a nivel estatal) se ponga nerviosa y se divida entre continuar con la apuesta de Frente amplio que se encarnó en Sumar o lo que pueda venir o bien claudicar ante el discurso calculadamente calcado a una Izquierda Unida de hace muchos, muchos años y que en las encuestas tampoco está triunfando ni parece que vaya a triunfar. Es igual. Lo importante no parece eso, lo importante es tener el foco, soltarla, decirla, insinuar, aseverar, insultar, despreciar, y que no falte el programa, el altavoz, el podcast, la emisora, que cuente con esa voz más alta que las demás y que da juego, que es polémica, que mete bulla, que reacciona, que siempre está para conectarse con la sudadera puesta, 24/7 para mantener la lucha. Porque hay quien ya no sabe por lo que lucha, pero tiene claro que está en lucha. Y te cuesta saber qué, pero lo vas entendiendo. Váyanse a la mierda. Frente a lo que se contruyó como una propuesta técnica, fría, eficiente, Sumar, te voy a dar un dato, gestión, avances, derechos, ministerios, decretos ley, frente a la política de resultados, la política de la emoción. Todos nos han traicionado, todos están vendidos, todos son sospechosos, todos están al servicio, todos son cómplices, todos participan en el juego, nadie habla claro, nadie os dice la verdad. Igualito que. Ataca, no reconozcas nada, siempre vencedor. Y en un oscuro rinconcito de mi mismidad, uno no quiere reconocer que quizás esto no sea más que un truco para imponer un acuerdo final de fuerza que salve algo. Ahí, muy al fondo.
viernes, 11 de abril de 2025
Otro 11 de abril
El otro día salimos con los colegas a dar una vuelta por la montaña colomenca. El plan era recorrer los entornos de Torribera, subir hasta cierto punto y bajar por Sant Jeroni. Todo va bien hasta que se te presenta la escalera esa tan larga que hay en un punto de Torribera. Esa escalera por donde suben o bajan. Y por la que nosotros subíamos y bajábamos con mi padre cuando estaba allí. De bajada, ya viniendo por La Bastida, hablando con la Esmeralda, de repente me vino muy vívido el recuerdo de mi padre otra vez, cuando estuvo en Torribera y estábamos con él y nos teníamos que ir y él nos preguntaba con la mirada que porqué él se tenía que quedar. Hoy es 11 de abril. El 11 de abril de 2017 a mi padre le dio un ictus en Vilches, por la mañana, mientras se preparaban con sus amigos de Coloristes que habían ido a pasar la Semana Santa. Yo estaba bajando en tren en ese momento. Se lo llevaron a Jaén y allí estuvo peleando hasta que a principios de junio pudo volver a Santa Coloma. Escapó de milagro, pero quedó bastante afectado. Podía caminar, y poco a poco pudo recuperar la movilidad de los dos brazos, pero no podía hablar. Vosotros igual no conocísteis a mi padre antes del Ictus. Mucha gente con la que me relaciono hoy no lo conocieron hablando. No conocieron a mi padre cuando mi padre era la persona más rápida, ágil, con más ocurrencia, más mala leche, más capacidad para discutir, para darle la vuelta, para contarte una historia que habías escuchado mil veces, para tener el refranillo a punto, para la canchoneta oportuna, para la vilcheñada que te hacía reír. Mi padre era guardián de las esencias del vocabulario vilcheño y le encantaba todo eso que le recordaba a su tierra, no necesitaba fotos, simplemente se escuchaba hablar y ya está. Ya estaba allí otra vez. Todo le había pasado antes a alguien en Vilches. Todo eso se perdió y nosotros, mi hermano y yo, no somos más que meros sucedáneos de eso que él hacía. Cada 11 de abril escribo prácticamente el mismo texto en recuerdo de mi padre. Mi padre no murió allí, murió dos años y medio después, en diciembre de 2019. Esos dos años, mi padre era otra persona, no peor, no menos interesante, una persona diferente. Pero si hay una fecha que no se nos va a olvidar nunca, que no se me va a olvidar nunca, es ese 11 de abril, esa llamada de teléfono, ese estar leyendo Mendel el de los libros de Zweig en el tren, ese no saber, todo ese 11 de abril y todo lo que hicimos y lo que vivimos durante ese mes y pico largo en Jaén. Hoy, como siempre, acordémonos de Paco Molina, lagarto sin ser lagarto, y tomémonos una, en el Termes por ejemplo, donde hacía la frenada cada vez que dábamos un paseíllo y acortaba el paso y sin hablar decía, ¿una? Pues eso, otro 11 de abril.
martes, 8 de abril de 2025
The Agency - Jez y John-Henry Butterworth
Es difícil comentar esta serie si se tiene reciente el visionado de Slow Horses, otra serie pero esta vez británica que narra las vicisitudes de un grupo de agentes del MI5 durante tres o cuatro temporadas y que supera ampliamente las expectativas que uno pudiera tener al pintar el mundo de los buenos y de los malos tantas veces retratado de una manera bastante más justa de lo habitual. Los buenos son buenos, pero fallan, y los malos no son idiotas. En The Agency nos encontramos una serie que es un remedo o remake de una serie francesa previa que habrás visto tú pero no yo. En este caso, son agentes de la CIA sitos en Londres a los que les pasan cosas. El hilo argumental principal lo encabeza nada menos que Michael Fassbender, superbo actor que aquí calca algún otro papel que le recordamos en películas de hace tiempo. Como nota al margen, decir que aparece Richard Gere interpretando el papel de un jefe del departamento siempre con cara de no estar de acuerdo con la vida, pero sabiéndose guapo. La serie engaña porque durante varios episodios los distintos hilos nos vienen a decir que esto de los agentes y los espías y las operaciones, pues no siempre salen como uno quiere y que los rivales tampoco son gilipollas. En este plan pasamos las semanas y las semanas y cuando se avecina el último episodio de la temporada, lo que parecía prometer un desenlace sorprendente se queda no a medias, sino muy por debajo de la media y con la sensación de que qué puta mierda es esto que de repente los malos se han vuelto todos gilipollas de golpe. Como quiera que la serie de la que proviene esta The Agency tiene varias temporadas, naturalmente se deja abierta la puerta a una nueva etc. Podríamos decir pues, sin miedo a equivocarnos, que el cagarro de final nos empuja a pensar que la siguiente temporada la va a ver quién te dije.
jueves, 3 de abril de 2025
La Residencia - Paul William Davies
Pajareando por esos canales del diablo, aparece en Netflix una serie llamada La Residencia y por no dejar un plato sin picar, nos lanzamos a por ella sin saber ni qué ni porqué, pero en cuanto llevamos un rato de primer episodio entendemos que la serie tiene algo. Ese algo no deja de ser el clásico argumento de enredo detectivesco, con detective singular y con sus manías particulares, en la línea de los Sherlock, mucho de Poirot, etc., con un escenario no menos exclusivo, nada menos que la Casa Blanca. Alguien ha matado a alguien y tenemos ocho episodios para resolver el entuerto. Nos entretendremos con pistas falsas, sospechosos que ya sabemos que no, sospechosas que nos harán reír, otros que nos cargarán un poquito, algunos que nos enternecerán con sus historias, patatín y patatán, con una manera de contar que no permite ver más allá de un episodio de una tacada por la intensidad de los diálogos y una realización que yo no sé porqué, pero más allá de un episodio por sesión, insisto, es que no. Y mira que molar, la serie mola. Y mira que la interpretación de la protagonista, Uzo Aduba, es tremenda, sin embargo no hemos conseguido hacer aquello de verla en una sentada. No valemos para nada. Pero la recomendamos con efusión. Y lo hacemos sobre todo por el final, porque los americanos están ahora mismo y supongo que la serie esta no la han hecho en tres días, los americanos, o algunos americanos, o los americanos que hacen cosas, productos culturales, series, películas, están en estado de shock con lo que les está pasando y con lo que están viendo y no pierden la oportunidad de contar lo que les pasa y meter en todas partes algo que les recuerde que están viviendo tiempos excepcionales, excepcionales y oscuros, y que hay que dejar claro que esto no puede ser y que algo se tiene que hacer, que lo que pasa no es normal, que no es bueno y que no hay que dejarlo pasar. Así, esta serie tiene el final que se merecen los tiempos y ese final es... bueno, no desvelaremos el final, pero ya tú sabes. El mensaje, un mensaje que a nosotros, los izquierdistas locales nos hubiera parecido flojito y mi padre viéndolo diría 'ya estamos con las americanadas', pero que oye, hoy día, pues ya tuviéramos nosotros algo que ofrecer que enviara este discurso final, el discurso acusatorio, de la detective Cupp. Es que me estoy mordiendo la lengua todo el rato. Ya lo dejo. Vean la serie.
miércoles, 2 de abril de 2025
Crónica del #Plegramenet de marzo. Viva la República.
Viva la República. Lo iremos repitiendo a lo largo de este texto ya que el pasado lunes en el pleno municipal no se pudo escuchar más que una vez. Viva la República. Porque lo que pasó el pasado lunes en el pasado pleno municipal merece una reflexión extensa y una reflexión sosegada, pero también una reflexión en caliente y una reflexión airada. Qué está pasando en Santa Coloma. Dónde está el miedo, quién tiene miedo, quién está siendo protagonista, quién está condicionando los debates, quién acogota, quién planta cara. Desde que lamentablemente no estamos en el consistorio, decidimos pedir palabras en los plenos, principalmente para contraargumentar las barbaridades que Vox expone regularmente. Viva la República. Hay un debate sobre cómo afrontar las cafradas de Vox, si dejarlas pasar, no entrar en debates y no alimentar el monstruo, don't feed de troll, o bien no callar y si ellos dicen que el cambio climático es mentira, por ejemplo, y dejarlo ahí, pues decir que no es cierto, que el cambio climático es verdad y que llenar las calles de humo de coches no es sano. Nosotros hemos elegido este último recurso, otros eligen otro. Pero lo que se vivió el lunes pasado creo que significa un antes y un después. Después de diversos intentos asomando la patita, finalmente Vox ha decidido reventar los plenos en Santa Coloma. Aprovechando rendijas, indecisiones y la falta de firmeza ya no por parte de la presidencia del pleno, sino también por parte de quien debe tomar decisiones de carácter reglamentario, Vox ha decidido bufarse de la gente. En primer lugar, llamando a participar en los plenos a personas o personajes que no tienen ninguna relación con nuestra ciudad a protagonizar intervenciones vergonzosas, esperpénticas, sin ningún rigor ni conocimiento de qué es un pleno municipal. Viva la República. Las intervenciones de dos pollos cayetanos venidos de Madrid representando nada menos que a Acción Patriótica se pueden calificar como antológicas sino escondieran en su interior el intento premeditado de reírse del pleno, reírse del espacio en el que se debaten las cosas importantes de la ciudad, se deciden cosas importantes. Vox se ríe de eso y de todo y pretende desvirtuarlo, cagarse en el pleno. Sencillamente. Viva la República. Dos pollos cayetanos leyendo un papel sobre el Pedro Sánchez mientras se hablaba de otra cosa. Y qué, allí estaba el regidor del tupé elevador filmando la gracieta. Daba igual que el ridículo fuera mayúsculo, a quién le importa, qué le importa a él. Los plenos, la democracia, el debate, se la bufa. La broma final vino con la moción de la República, presentada por ERC, con una enmienda a la totalidad o contramoción del PSC. Que, ya que estamos y en el momento que estamos, pienso que no estaría mal que si se ha de presentar una moción así, qué mejor que contar con todos los partidos y todas las sensibilidades a la hora de presentar un texto que mostrara cierta unidad contra lo que vino después. Vamos, que no cuesta nada hablar. Pero no. El caso es que Vox aprovechó la rendija y presentó a su vez una contraenmienda para reivindicar un Día por el Autismo. Y como una vez tú presentaste una contramoción que a mí me pareció que no tenía nada que ver con nosequé, yo te hago la misma jugada, pero exagerada y aumentada y argumentada diciendo que eso de la República no le interesa a nadie. Y previamente te he llamado cantamañanas. Y previamente te he dicho que eres sospechosa de ser musulmana (como si eso fuera malo). Y previamente te he dicho que eres provioladores. Y aquí no pasa nada. Y como no se sabe si se va o si se viene, se hace un receso, y el secretario no se moja y al final no hay moción de ERC y no hay debate sobre la República y sobre la celebración del día 14 de abril y el recuerdo a los luchadores antifranquistas y a la represión fascista, porque el chico del tupé de medio metro ha decidido que a él no le viene bien. Y así estamos. Viva la República. Y con este cabreo supino y este mosqueo monumental seguimos en el pleno y pareció que por un momento, tras la intervención de Salva Clavera, el chico del tupé en crecimiento volvió a esgrimir la recortada verbal y fue, esta vez sí, detenido a tiempo por la alcaldesa. Y pareció quedarse más suave que un guante, pero digo, el mal ya estaba hecho. Y aquí estamos otra vez. Vox no puede marcar el signo de un pleno, no pueden dirigir qué es lo que se debate y qué no, no pueden convertir un pleno en una exhibición de freaks, ellos sí, frikis, que vengan al pleno a cagarse en el pleno, en lo que representa. Y un dato a tener en cuenta. Viva la República. Durante un tiempo, durante unos años, el Partido Popular y el señor Jurado se nos habían presentado como el reverso amable de la derecha, el venerable concejal que reconvenía a los bulldogs de Vox en el pleno por sus exabruptos y se ganaba el aplauso de los demócratas de bien que veían en él a alguien 'de los nuestros'. Pero en los últimos tiempos, las últimas semanas, estamos contemplando la transformación, o quizás, el cambio de piel a falta de dos años de las elecciones y sus temas y propuestas se mimetizan con las de la extrema derecha, y sus vídeos y publicaciones tiran por el mismo camino demagogo y populista que Vox. Viva la República. ¿Y el PSC? Pues deshojando la margarita entre hacerle caso al alma Ciudadana de su gobierno y hacer guiños en materia de seguridad y demás o bien tirar aunque sea un poquito a su izquierda y, al menos, controlar que los plenos no se conviertan en el escenario de los horrores en el que quieren desenvolverse los regidores de Vox. Y así, mientras seguimos discutiendo si las infraestructuras que hay que pedir, hacer, ejecutar en Santa Coloma, son responsabilidad de unos, de otros, de los que fueron o de los que serán, mientras seguimos pasándonos la pelota, de reojo nos asusta que el debate en la calle se nos esté escapando de verdad. Viva la República. Después de lo que pasó el lunes, o ponemos algo de sentido común y acordamos unas ciertas garantías entre todos los que pensamos que mejor esto que la barbarie o cuando queramos gestionar lo que quede nos tendrán a todos contra la pared y entonces... pues eso. Viva la República.