Por fin un documental sobre la historia de The Velvet Underground. El mítico grupo, la banda seminal, el origen de casi todo. Un documental, por fin, contemporáneo, en el que podemos aprender qué fueron y qué significaron. El documental, así para ir aclarando las cosas desde las primeras líneas, me gustó y me gustó porque me tenía que gustar. Tenía ganas de que me gustara. Y me gustó. Pero. El documental nos cuenta los orígenes de la banda. Unos orígenes que se centran en la vida, infancia y juventud de Lou Reed y de John Cale. Es en esos orígenes y en los antecedentes artísticos en los que se pierde un tiempo que luego nos daremos cuenta que es precioso para explicar otras cosas, pero quizás es que esas cosas que se deberían contar no se cuentan porque ya no son el objetivo. Me explico. El documental nos cuenta cómo se crea una escena artística determinada en la ciudad de Nueva York, con diversos compositores, artistas, fotógrafos y Andy Warhol. Cómo hay una escena musical, los míticos John Cage y La Monte Young, que experimentan con las notas, con los drones, con sostener y con romper y que de ahí sale un John Cale que es esencialmente un músico experimental, nada que ver con un rockanroler, con un rocker, ni siquiera con un amante del jazz que cae en las redes del pop y del rock. Es otra cosa. Y se junta con un Lou Reed que desde siempre ha querido ser una estrella, que lo ha intentado siendo compositor de pop, que se relaciona con esos círculos artísticos a ver qué pilla. Finalmente, como te conozco de la uni y tú eres colega de mi amigo, montan una banda y esa banda acaba siendo otra banda y esa banda es The Velvet Underground. Y el documental extiende esa parte seminal del grupo, ese antes del disco del plátano. Y se habla de Nico y de cómo Nico llega a la banda y aquí, que todos sabemos que la personalidad de Nico era de ojito cuidado, no se profundiza. Y es entonces cuando uno ve que no se va a profundizar. Del primer disco se pasa al segundo disco, se habla de la insoportable relación entre Cale y Reed y de como Cale sale de la banda. Y se habla del mítico momento en el que el ingeniero se va de la sala de grabación porque ya no puede más. Y el segundo disco, que es una barbaridad auténtica y absoluta, queda un poco sin analizar y de ahí pasamos al tercero y al cuarto. Y a mí que me gusta el chismorreo y el despelleje, pero también me interesa y mucho la música y qué música suena, pues no se me dice qué pasa en esos dos discos, qué ocurre. Porque lo que ocurre es que la banda se normaliza. Se convierten en un grupo. Antes eran otra cosa. Antes eran un invento con Warhol y sus artistas internacionales y después del segundo disco ya son otra cosa. Son un grupo al servicio de Lou Reed. Pero es que el tercer disco a mí me parece la maravilla, el mejor de todos. Pero eso ya no interesa. Y habla Maureen Tucker y te cae simpática hasta que caes en la cuenta de que era del Tea Party, pero te da igual. Y sale como siempre poquísimo Sterling Morrison y no se dice qué hacía realmente en la banda, cuál fue su papel real en la banda, qué sonido aportó. Pero es que eso da igual, porque al documental habíamos venido a hablar de Arte. Y no de música.
miércoles, 18 de junio de 2025
viernes, 13 de junio de 2025
Hacerse la víctima
Hacerse la víctima. No es hacerse el víctima, es hacerse la víctima. Porque víctima es femenino. Entonces si te haces la víctima ya sabes. Víctima, hacerte la. La dama de las camelias, toser, hacerte la tuberculosa, un desmayo. Una mujer. Hacerse la víctima. ¿Qué es lo otro que ha dicho también Carlos Herrera? No recuerdo, sé que le ha llamado pendejo, el caso es que también ha utilizado algún símil para llamar algo parecido a maricón de mierda a Pedro Sánchez por su comparecencia de ayer. Igual que Feijóo que también ha dicho algo sobre la falta de hombría del presidente del Gobierno. Ayer hubo manifestaciones delante de la sede del PSOE donde se cantó el caralsol, se gritaron vivas a Franco y a José Antonio Primo de Rivera. Como poco. Hoy Vox pretende hacer una especie de marcha sobre Roma yendo hacia la Moncloa a ver qué pasa. Si uno de los pocos banderines de enganche para movilizar a la gente de izquierdas ante el maremoto derechista era la defensa pura y simple del sistema democrático ante las pruebas manifiestas de que esta gente viene para cambiar las cosas y no para romper el sistema sino para convertir este sistema en una dictadurita de tiktokers y gente guay haciendo cosas guapas, parece que han decidido atacar ese flanco con todo lo que tienen, los jueces nada menos, la guardia civil nada menos, para ir a donde más duele: la moral. El objetivo es erosionar lo que queda, el miedo a personajes como Figaredo teniendo alguna responsabilidad en nuestras vidas. Si da igual, porque Santos Cerdán es un mangante, porque Ábalo cada día parece más un personaje de Los Soprano, si da todo igual porque todos son unos manguis, y a la izquierda ya no hay nada porque qué váis a hacer qué milagros me vas a contar si estáis ahí, si todo eso da igual: Figaredo. Figaredo y que todo se vaya a la mierda y a cazarnos como ratas por las calles porque como ha dicho Buxadé, todos somos cómplices y no habrá piedad. Si nos han vuelto a pillar amb els pixums al ventre, pues se dice y no pasa nada. Si la catástrofe de una izquierda que no ha sabido superar los cálculos biliares para anteponer los intereses de su clase es la que es, lo último que podemos decir es 'pues que me pille el camión pronto y que de ahí salga algo nuevo'. Porque posiblemente no salga. Hacernos los víctimas es también pensar que todo está ya decidido y que tenemos que prepararnos para lo que viene porque no sabemos lo que viene, porque lo estamos viendo por la tele y no nos lo acabamos de creer. En los Estados Unidos han detenido a un senador demócrata por protestar. Un senador demócrata no es un diputado de Podemos, no es un diputado de ERC, no es un diputado de IU. Qué puede pasar aquí. Nada, el PP es un partido de orden finalmente. Pero no podrá gobernar solo. Y a su lado está Figaredo y su gente que tiene la vista puesta en la revancha perpetua. ¿Entonces? Que si nos sacan del gobierno sea con los pies por delante o porque se han perdido las elecciones cuando toca, que no hagamos un Portugal y nos peguemos el tiro en el pie y nos hagamos los dignos porque antes que dignos prefiero que seamos útiles. Y ya vendrán los dignos luego a salvarnos.
miércoles, 11 de junio de 2025
Turistas
Todos somos turistas. Todos lo hemos sido alguna vez, de manera reciente, de manera sana, ecológica, sostenible, alojándonos donde hemos podido y donde hemos querido. Todos hemos ido, nos hemos sacado las fotos, hemos contado qué nos ha parecido, puntuado, reseñado, comentado. Hemos sido testigos, hemos comido allí, hemos contratado al guía o nos lo hemos inventado sobre la marcha. Acabo de escuchar el alegato del president de la Generalitat Salvador Illa sobre la noticia del acuerdo entre la Generalitat y Aena para ampliar el aeropuerto de El Prat y el president viene a decir que esto se hace para garantizar que haya vuelos a Barcelona de largo recorrido, principalmente de Asia, ya que el turista asiático es de alto nivel adquisitivo. Un turista bueno y no el turista que llega habitualmente a Barcelona y que con esta ampliación del aeropuerto no solo no va a dejar de venir, sino que va a aumentar. Entonces tendremos turismo y turismo. Turistas y viajeros y expats que podrán viajar a Barcelona. Tendremos a más personas en Barcelona, que no entienden Barcelona como Barcelona ciudad, sino que entienden que Hospitalet, Santa Coloma, Badalona, Sant Adrià, Cornellà, son parte de eso que ellos conocen como Barcelona. A esos turistas, a esos viajeros, a esa gente que viene a pasar una temporada trabajando en lo que ellos llaman Barcelona, se les tiene que proporcionar un alojamiento y ese alojamiento sale de nuestros pisos, de nuestros barrios, de nuestras viviendas. Esa gente tiene que meterse en algún sitio y ese sitio somos nosotros. Esa gente además quiere vivir una experiencia, vivir algo que sea divertido, lúdico, especial, no quiere un lugar en el que haya gente viviendo vidas aburridas de trabajo casa y poco más, quieren algo que les haga recordar que el sitio al que viajaron, era la pera limonera. Y quieren sitios donde comer, beber y comprar cosas que les recuerden que ellos son también especiales. Que todo el mundo, desde el que viaja en un avión low cost hasta el que viaja en Swiss Air, es especial y que ha ido a sitios especiales y que todos nosotros éramos super amables aunque no hablásemos inglés. No solo nos dificulta tener un acceso a la vivienda en algún lugar de lo que también nosotros conocemos como Barcelona, sino que nos privan de lo que nosotros, los de aquí, conocemos como Barcelona y Barcelona se convierte en algo construido y pensado y tarifado para que quien venga de fuera, a hacer negocios, a jugar a voley en el Somorrostro sin que ellos sepan qué es el Somorrostro, a hacer skate en la plaça Universitat, a una despedida de soltero, a ver al Barça, a la Fórmula 1, a comerse un sucedáneo de paella en la Rambla, a ponerse hasta arriba en el Primavera Sound o en el Sónar o a seguir la gira de su cantante favorito o a eso mismo que nosotros hacemos cuando vamos a otros sitios pero mejor, con más cabeza. Barcelona deja de ser Barcelona y ya no es esa Barcelona que molaba tantísimo y vemos cómo el paisaje urbano de nuestras ciudades que nos creemos que son la mierda va cambiando y vemos que se aloja gente que arrastra maletas y otra gente viene a trabajar y trabajan en trabajos mal pagados y mal remunerados y con malísimas condiciones y no queremos tampoco ver a esa gente, gente pobre y solo vemos gente pobre y gente que viene a ignorar a gente como nosotros y a disfrutar del decorado y nosotros, nosotros, nosotros, queremos que venga un puente largo y pensar en largarnos de esta ciudad a la que ya no podemos ir porque está llena de guiris. Al final, somos negocio. El negocio de otros.
martes, 10 de junio de 2025
Intermezzo - Sally Rooney
No, no estoy fino últimamente. No estoy en mi prime. No ando como yo era. Patino, me equivoco, no estoy. La edad, los múltiples frentes, yo que sé. La vida. O igual es que siempre fui así. Vean cómo claramente en la tapa de este libro viene una suerte de sinopsis. Pues bien, cómo leí yo esta sinopsis, qué entendí, qué clase de empanada tenía yo, que tardé unas treinta o cuarenta o cincuenta páginas en convencerme de que el libro no se ambientaba en Nueva York, sino en Irlanda, en Dublin. Las primeras páginas quizás me engañaron o me dejé engañar y ese ambiente entre bohemio, intelectual, profesional liberal, woodyallenesco o noahbaumbachesco, el ajedrez, etc., me hizo viajar a Nueva York. Pero no. Era en Irlanda. Lo que a la postre puede tener algo de influencia en el resultado final, pero no te creas. Porque el libro, siendo interesante, siendo entretenido, al final de todo, te deja una sensación de bueno y qué. Una historia de dos hermanos, uno mayor y otro más joven, que se quieren, sí, pero que no lo saben demostrar, como decía la canción de Siniestro. Un hermano mayor con dudas en sus relaciones y uno joven que se embarca en su primera relación. El comentario desafortunado, la susceptibilidad, el complejo, el no saber expresarse, el no querer expresarse, el no saber reconocer, todo eso. El libro es eso, todo eso que pasa y que es la vida y que es tu vida y que es su vida y la de aquel y la de aquella, las cosas que nos pasan. Ya, bueno, y qué. Es que no estoy muy fino, la verdad.
miércoles, 4 de junio de 2025
Historia viva
- Pues que tenía que coger las llaves e irme para allá. Donde tenía que coger las llaves había un tipo sentado junto al que me daba las llaves. Me dio las llaves y me fui. Llegué al sitio, saqué las llaves, volví a mirar las instrucciones. Primera llave, segunda llave, la puerta se abre. La puerta no se abre. La puerta no se abre. Empujo, estiro, la puerta no se abre. Vuelvo a mirar las instrucciones. Vuelvo a recordar los pasos que dimos el otro día. La puerta debía estar suelta. La puerta no abría. Hago dos o tres intentos. Desde arriba, porque esto está abajo, desde arriba, el tipo que estaba sentado al lado del otro tipo me grita que qué pasa. Miro hacia arriba un poco sorprendido y agobiado porque la puerta no se abre. No se abre, digo. Nada. No se abre. El tipo parece enfadado. El tipo baja. El tipo me saca dos o tres cabezas. Así de primeras se parece un poco a Míchel, el del Madrid. No le entiendo cuando habla, me habla deprisa, me pregunta qué pasa, está enfadado. Nada, que no se abre. Pues él no sabe. Está enfadado. Mira hacia arriba, arriba hay un hombre que está sentado en una silla. El hombre mira hacia abajo. Él mira hacia arriba. El hombre mantiene la mirada. El tipo mira hacia arriba y dice 'qué pasa!?'. Déjalo que mire lo que quiera. Envío un mensaje para que me digan qué pasa con la puerta. No la puedo abrir. Vendrá alguien. Le digo que vendrá alguien. ¿Va a venir alguien? Le digo que vendrá alguien. ¿Y no se abre? No se abre y no quiero forzar. Él lo intenta, debería arrancar la puerta si quisiera, pero dice que no. Que no se abre y que no va a tocar nada. Finalmente viene alguien. Toca en un sitio. Se abre la puerta. El resto no hay problema. Abrimos. No sabía que iba a venir alguien conmigo, pensé que estaría solo. Él mira los sepulcros y dice ¿y esto qué mierda es? ¿cuatro piedras de mierda? Le digo que son romanas. ¿Y quién viene a ver esto? Pues gente. Entramos. Es muy alto. Se parece a Míchel. No le entiendo mucho. Creo que debe ser de Granada. Pero a veces parece portugués. Pero parece de Granada. Me dice que dónde se cambia él. Hay un lavabo. Trae una mochila, trae algo de cenar. ¿Dónde dejo la mochila? No lo sé. Ahí mismo. Ahí. No hay otro sitio. No lo sé. Ahí creo. ¿No hay otro sitio? No lo sé. Ahí. Se cambia, se pone el uniforme. Debe medir dos metros el pavo. Está nervioso. Yo estoy nervioso. Empieza a llegar gente. Deja la mochila ahí. Me llaman por teléfono. ¿Qué es esa maleta? ¿Qué maleta? No veo ninguna maleta. ¿Quién llama? Nada. ¿Es por mí? No. ¿Qué maleta? No lo sé. Espera, debe ser tu mochila. Métela ahí. Llevo mis cosas de comer. Llevo algo de cenar. He cogido un tupper de... Me dice lo que ha echado para cenar. Ya está todo encendido. Me cuenta que ha ido a un bar al servicio y que uno se le ha quedado mirando y que porqué le estaba mirando. Me dice que si le hubieran dicho que yo venía para aquí se hubiera venido conmigo. Viene gente. ¿Se puede entrar? Sí. ¿Es gratis, no? Es gratis. Se sienta a mi lado por lo que no puedo salir, me tapa la salida. Empezamos a hablar. Estamos seis horas hablando. Me dice cómo se llama, se llama como el héroe aquel infantil, que no era un héroe, era un personaje como de cuento. El nombre no le pega absolutamente nada. Nos decimos la edad, yo estoy a punto de cumplir 49, me siento viejo, soy un anciano. Él me dice que tiene mi misma edad. Y una mierda. Se ríe. Es que me echo un champú. Qué cabrón, haces trampa. Te tiñes el pelo. Qué tramposo. Se ríe. Hace ejercicio. Me cuenta que nada, que hace natación. Que ayer hizo natación y que cogió frío, que cree que se ha puesto malo. En cuanto llegue a casa dice que se va a acostar y que va a dormir todo lo que pueda. Cree que está malo. Lo cogió ayer, nadando. Le pregunto que de dónde es. le pregunto si es de Granada. Me dice que es de Córdoba. Enfadado. ¿Porqué dices que soy de Granada? Por el acento. ¿Por el acento? Sí, parece de Granada. Nunca le habían dicho que parecía de Granada. Es de un pueblo de Córdoba. Le digo que soy de aquí pero que mis padres vinieron de Jaén. ¿Y tú vas a Jaén? Sí, me gusta mucho. ¿Y porqué te gusta? Pues no sé, porque me gusta, he ido desde siempre. ¿Y porqué tus padres iban desde siempre? Pues porque les gustaba su pueblo. Tenían amigos, familia. ¿Y a ti porqué te gusta? Pues porque tengo amigos, familia, he bajado siempre. ¿Pero qué hay en ese pueblo? No hay nada, pero me gusta. Dice que lleva a aquí tres años. Dice que sus padres vinieron a trabajar hace muchos años, muchos, que estuvieron en casa de un señorito, pero que no duraron mucho, igual seis meses y que se volvieron a ir al pueblo a trabajar en el campo. Dice que su padre no tenía buena cabeza y que si se hubiera quedado aquí hubiera tenido un futuro. Que tenía unos tíos que sí que se quedaron y compraron un piso. Que si hubieran aguantado un poco más se hubieran comprado un piso y sería como yo. Bueno, es que no era fácil tampoco. Bueno, es lo que hacía todo el mundo. Mi padre es que no tenía, es que no pensaba, me dice. Me dice que yo hablo en catalán porque saludo a la gente que entra en catalán. Claro, porque soy de aquí. Y me dice que si es muy difícil el catalán y le digo que no. Y me dice que él lleva tres años aquí y que no habla nada de catalán. Y le digo que lo que tiene que hacer es sacarse el catalán, porque así le darán mejores curros y le pondrán en sitios donde tenga que guiar a la gente, a ir a tal o cual departamento, o a manejar papeles y que eso vale pavos, que eso se paga. Se pone nervioso. Dice que bueno. Viene una chica a hacer un descanso, me como un bocata que me he hecho de queso, doy una vuelta, me tomo una cocacola. No sé si él tiene descanso. Lo pregunto. Lo tiene que preguntar él. Le pregunto dónde vive. Vive en Collblanc, en una habitación. No gasta nada. No va a ningún sitio. No ha venido a gastar. Le digo que yo vivo en Santa Coloma. No sabe dónde está. Es que no ha ido a ningún sitio. No conoce casi nada. No tiene novia. Le digo que yo estoy casado y que voy a tener un hijo. Si vas a tener un hijo tu mujer debe ser muy joven. Le digo que es más joven que yo, sí. Me pregunta que cómo lo he hecho. Pues no sé, debe ser que no debo parecer tan viejo. Pero eres mucho más viejo. Ya. Pregunta que qué soy, si he estudiado. Sí, se lo digo. ¿Y qué haces aquí? Pues mira. ¿Y tú? Pues mira. Dice que las empresas de lo suyo son muy malas, que ya se ha ido de alguna, que a veces no pagan. Su madre le dice que él es el más listo de todos los hermanos. Que todos sus hermanos se han casado y que ya se han separado y ya están con otras. Que él, dice su madre, es el más listo, porque las ve venir. Ve venir los problemas. Que últimamente le han dicho de quedar chicas que iban con él al instituto y que ya están separadas y con hijos y él les dice que muy bien pero que no. ¿Y qué hay aquí dentro? ¿Viene la gente a ver los huesos de un perro? Bueno, hay más cosas. Esto ya está chupao, ya no queda casi nada. Va viniendo gente, no mucha gente, pero viene gente. De vez en cuando se levanta y se va a la puerta y yo puedo mirar un poco el móvil, pero no mucho, porque al rato vuelve otra vez. Esperamos a que la gente pase y pregunte para seguir hablando. Al día siguiente voy a dar una charla sobre rock andaluz. Dice que conoce a Triana. Pero tampoco la música. Al final solo va a comerse como una pequeña pasta y un batido de chocolate. Dos batidos de chocolate. No tiene más hambre. Luego en casa. Tardará mucho en llegar a casa. Ya, luego la vuelta se hará pesado. Ya parece que es la hora. Es la hora. Vamos cerrando. Tiene que coger la línea roja pero no sé si sabe dónde va. Ya me ha repetido quince veces que ha tenido que venir usando el google maps porque no sabía dónde estaba esto. Si hubiera sabido que yo venía para aquí se hubiera venido conmigo, pero no se lo han dicho. Se viniendo conmigo hasta la Catedral y allí le digo que no hace falta que me acompañe hasta donde tengo que llevar las llaves, que él puede seguir hacia arriba por Via Laietana, por la que viene primero hacia la izquierda y ahí encuentra la parada de metro. Que lo encuentra fácil. Aprieta el paso, enfadado, me dice adiós y no nos damos ni la mano ni nada. Cuando voy a entregar las llaves me preguntan que qué tal con la compañía. Les digo que bien, que ha sido entretenido.
martes, 3 de junio de 2025
Crónica del #Plegramenet de mayo. Que por mayo era por mayo.
Pero estamos en Junio. Vox ha sido derrotado. No sé si es una certeza o es una sensación o es simplemente un deseo, pero parece que Vox, la amenaza que se percibió, que se concibió y se auto presentó como el principal elemento al que tener en cuenta durante esta legislatura, se ha convertido en una cáscara vacía, en una nada que hace aspavientos, que convoca pasiones, que nos provoca sorpresa, sonrojo, risa, desasosiego, pero que ha demostrado no tener nada relevante que hacer ni que decir. Yo, pecador, pensaba que detrás había algo más, que detrás de los dos concejales histriónicos, pintureros, figurantes, había algún tipo de concepción, una idea, quizás tenían un plan detrás como sí que es evidente que tiene el señor del PP, al que parece que sus días como entrañable y apacible vecino de Badalona le van quedando lejos para ser un impertinente director frustrado de orquesta que ya no provoca la admiración de las bancadas del vetusto salón de plenos de Santa Coloma de Gramenet, provincia de Barcelona, ciudad a la que quiero más que mi propia alma si es que el alma ya me entienden. Desde que se diera aquel nefando pleno en el que los invitados de Madrid hicieron un ridículo patriótico, las pretendidas ofensivas verbales de los regidores de Vox, en especial del joven regidor de Vox, han quedado muy, pero que muy, disminuidas. Francamente. Los dos o tres intentos por provocar un estado de opinión a partir del pleno municipal han quedado desbaratados precisamente por la actuación y presencia de personas que son capaces de rebatir, desde el terreno, lo que Vox simplemente se inventa. No basta con vídeos chulos en alta resolución, se exige un poco más y ese poco y mucho más es el control del terreno, cosa que Vox todavía no tiene y así se queda en una construcción vacía, nula, que congrega gente, no mucha, en la puerta del Ajuntament para protestar por la taxa de residus, pero que a la hora de la verdad no tiene muy claro porqué se queja de la taxa de residus sin hacer un poti poti infame de argumentos que camuflan lo que no pueden camuflar, con asociaciones invent que llegan al extremo de pedir acuerdos en lugar de convertirse en látigos, con un sindicato que se deja el móvil en la bancada de Vox, ay madre mía que nos han pillado. Lamentable. Vox quiso hacer ayer un casus belli de la movida de la taxa de residus, una taxa que tiene como objetivo cambiar la manera de gestionar los residuos, abordar el reciclaje, ser un beneficio para todos. Quizás, si la intervención de ayer de la alcaldesa se hubiera dado antes, si se hubiera trasladado a la ciudadanía, si se hubiera escuchado un poco más, no se hubiera llegado a ese punto candente ayer, pero fue necesario que se levantara la voz, que levantáramos la voz, no contra la taxa por que sí, como hace la derecha, sino para que esa taxa sirva de algo y se aplique con justicia, para que hubiera movimientos. Bien está. Y ahí se quedó Vox y ahí se quedó el PP que, sorpresa, presentó su moción para encabezar la revuelta desde el segundo plano y cuando vio que la revuelta se convertía en cambio gradual del que no extraía ningún beneficio protagonizó un momento de rabieta monumental queriendo retirar su propia moción al respecto porque, básicamente, no estaba sacando nada en claro y estaba propiciando un lucimiento involuntario de otros. Los otros no venimos a lucirnos al pleno, los otros no venimos a hablar al pleno. Hablar en el pleno no compensa quedarse fuera del pleno. Pensar que es impropio que nos dejen hablar en el pleno porque no estamos en el pleno, es un argumento muy pobre, o quizás implica para quien lo piense que no se quiere la derrota, no basta con el cero, quieren que no existamos. Y existimos. Estamos. Tenemos cosas que decir y, pensamos, que sumamos. Porque si todos sumamos, confrontamos, hablamos y discutimos lo que los bárbaros nos dan por sentado, somos más y así pasa que van pasando los plenos y los argumentos de Vox y las trampas del PP van cayendo en saco roto. Estamos ganando y lo estamos haciendo bien. Como podemos. Un pleno áspero el de ayer, un pleno con metapleno, un pleno en el que el partido gobernante dio muestras de recuperar el sentido de los plenos y convocó a su gente, pero metapleno es muy poderoso y no había manera. Hacía mucho tiempo que no había metapleno. El pleno dentro del pleno. Un pleno más allá del pleno. Alineado con quien te dije, para sorpresa de nadie. Metapleno hizo del pleno una experiencia digna de una recompensa. Una recompensa que también se mereció el representante de la Fundació Esportiva Grama para contestar de manera contundente otra moción de Vox de esas en las que vas por lana y sales trasquilado y que significó la derrota definitiva de quien cree que comprando likes y acumulando 'que se vayan todos' en instagram va a hacer algo: hay que controlar el territorio. Sin eso, estás perdido. Sin eso, afortunadamente, todavía podemos sobrevivir. Y por lo demás, pues oiga, ni tan mal.
lunes, 2 de junio de 2025
Los Tortuga - Belén Funes
Jaén. Vamos a ver la película porque entre olivares, el recuerdo del padre muerto, Jaén. ¿Eso dónde es? A ver cómo hablan. A ver si han cogido actores andaluces y no han cogido a gente de Jaén y van a hablar como no se habla. ¿Y eso dónde es? Hablan un poco con la S. La Virgen de la Cabeza. Pues debe ser por Andújar o por ahí. Hay planos donde se ven a lo lejos como los perfiles de Sierra Mágina. Al principio te crees que están en el Mortero. Jaén. Hablan de llamar a unos de Lopera. Recogen los restos con una bolsa del Covirán. Vale, lo han clavado. Pero eso dónde es. Esperar hasta que no acaba el último título de crédito en aparecer para decir, vale, lo habéis rodado en Barcelona y Jaén, pero de dónde de Jaén. Porqué no lo ponen. Vuelves en el metro buscando a ver dónde lo han rodado. Te quedas más tranquilo. Claro. Hay un momento en que suena un La Virgen que te estremece. La virgen. O cuando dicen 'tita' o 'el tito Julián'. Lees que la directora habla de cómo cuando la gente piensa en Andalucía rápidamente asimila la cosa con Sevilla. De Jaén nadie se acuerda. Y somos muchos, como la propia directora, Belén Funes, los que tenemos un mucho en Jaén y sabemos que somos muchos los que tenemos en Jaén algo que no se nos va. Jaén, pero de qué parte. Esta película se llama Los Tortuga y se refiere a la manera que tenían de llamar a los que emigraban y se lo llevaban todo consigo. La casa a cuestas. La película nos cuenta el proceso de asimilación y pérdida y duelo de una madre y una hija que han perdido al marido y padre. El Julián, Julián que nació en un pueblo de Jaén y se fue por el tiempo de las Olimpiadas. Un currante. La hija y la mujer. La mujer es chilena y en el pueblo como que no, porque en el pueblo tienen unas costumbres y unas cosas con las que no comulga. Todo el virgeneo y eso. Que ya te digo yo que no he ido jamás al Santuario de la Virgen de la Cabeza y quienes han ido me dicen que es una cosa escalofriante, tétrica, bizarra, etc. Pero. Ea. La película nos habla de la dureza de la vida, de la vida migrante, de la vida de los que dependen de un sueldo o de dos sueldos, las dos nóminas. De trabajar, pensar en trabajar, estudiar para trabajar. Habla de las clases sociales, habla de la solidaridad entre compañeros, habla del desarraigo, de no ser de ningún sitio, de la pérdida, de encontrar un lugar en el mundo, de deshacerte de los orígenes, de abrazarlos. Con una actriz como Antonia Zegers que es una barbaridad. Con la barbaridad de la lucha entre pobres, de la sangre fría, de la falta de empatía. De que nosotros no partimos del mismo sitio, ni somos lo mismo. Pero somos. En fin, una película necesaria, que habla de Jaén, aunque solo muestre Jaén, pero es mucho. Bien premiada está.
viernes, 30 de mayo de 2025
Sly lives! (AKA the burden of Black Genius) - Ahmir 'Questlove' Thompson
Un pedazo de documental que, aquí sí, extrae todo el contenido posible de la carrera fulgurante de un personaje fundamental de la escena musical norteamericana, padre y fundador de muchísimas cosas, saqueado hasta la extenuación, pero que, ay, sufrió un mal del que pocos se recuperan. Al final del documental, después de que la reflexión al respecto planee de manera expeditiva, aparecen toda una sucesión de estrellas de la música, afroamericanos y afroamericanas, que han tenido su momento de gloria, efectivamente, que han sido referencia, pioneros, auténticas estrellas, pero que han pagado por ello un precio altísimo y han sido colocados sin piedad en la palestra como ejemplos perniciosos. Al final, caen. Al final, son juguetes rotos. Al final no saben vivir la fama. Al final no son personas. Hace pocos días vi el documental sobre los Beach Boys y el enfoque era diferente. Al final, hay esperanza para Brian Wilson y una mirada compasiva para Dennis Wilson y su muerte. En cambio, para los artistas negros, no hay piedad. Sly Stone, Sylvester Stewart como civil, fue un artista prodigioso, alguien capaz de crear un mundo sonoro nuevo, desprejuiciado, original y con un mensaje claro, no solo en las letras sino desde la misma propuesta como banda. Una banda Sly & The Family Stone, compuesta por chicos y chicas, por afroamericanos, caucásicos, todos mezclados. Algo que ahora nos parecería común, no me imagino qué pudo ser aquello. Todos cantan, todos son grandes instrumentistas y Sly Stone es el foco y el creador. Pero la presión del creador, de avanzar, de ser no solo un artista sino un referente para una comunidad, el miedo a fallar, el miedo a no responder, el miedo a ser tú mismo el mensaje, hace mella. Y lo peor, nadie está allí para poner las cosas en su sitio, y el caos avanza y las tentaciones para que esa presión no sea tanta: las drogas. La exposición y sobreexposición y las ganas de que respondas con los clichés que se presuponen a lo que eres llevan a Sly a una espiral por la que no desaparecerá su creatividad, pero desaparecerá su efectividad. Y el autosabotaje. El documental nos cuenta ese camino hacia la autodestrucción por parte de un personaje con el que no podemos menos que empatizar, aunque sepamos que es un desastre. Desfilan testimonios no solo de sus compañeros de banda, sino de otros artistas que nos ayudan a entender qué significa ser una estrella afroamericana y cómo es aguantar sin caer. El documental nos dice que Sly vive, que vive en la música contemporánea de manera efectiva, que su catálogo es un manantial enorme, pero que el mismo personaje ha conseguido sobrevivir, que está vivo, que está. Un documental que se completa con el del mismo autor también en Disney llamado Summer of Soul en el que vemos actuaciones en directo del año 69 en un festival en NY, con el propio Sly petándolo grandiosamente. Stand!!
jueves, 29 de mayo de 2025
The Beach Boys, el documental - Frank Marshall & Thom Zimny
Enfrentarte a un documental sobre la historia de The Beach Boys con la pretensión de ser el documental definitivo sobre la carrera de una de las bandas con una historia más sórdida es demostrar una valentía mayúscula. Que el anuncio de tamaña faena tenga luego el resultado que prometes, es otra cosa. Porque es complicado trazar la historia de una banda que pivota en torno a la situación personal de una persona compleja y cuyo nudo y desenlace se desarrolla en torno a toda una serie de hechos entre grotescos, penosos, siniestros, tétricos, lamentables y finalmente redimido y rehabilitado como figura pública, como es Brian Wilson, sin dejar de tener en cuenta que hay un miembro de la banda llamado Mike Love que ostenta la representación de la banda y de su nombre y que, no siendo materialmente culpable de lo que le pase al otro, sí que es responsable de un cierto descrédito de la carrera e imagen de los Beach Boys. Vamos, el hombre que puso el freno a las pretensiones artísticas de Brian Wilson es quien cuenta la historia de la banda en igualdad de condiciones que el resto, un resto, desde Carl Wilson hasta Al Jardine, que presentan también una historia de la banda en la que no se quiere hacer sangre. Y así, nos encontramos con que la historia presenta visos de verosimilitud durante los años de formación y éxito del grupo, pero también de enfrentamiento con el padre de los Wilson. Bien. La obsesión por la producción y avanzar en el sonido por parte de Brian Wilson les lleva a grabar, o le lleva a grabar con músicos de sesión, el Pet Sounds. Lo que acontece durante esta grabación, las percepciones que tienen los miembros del grupo respecto a un disco, lo que dicen en el documental y lo que se comentó entonces, las tensiones dentro del grupo, la incomprensión por el camino que tomaba Brian Wilson artística y personalmente, su propio aislamiento, las maravillas absolutas que surgen de esa cabeza y que aparecen tanto en el Pet Sounds, como en el Smiley Smile, en el Friends o en el Wild Honey incluso en el 20/20, quedan totalmente opacadas. Una época en la que Brian Wilson genera un material digno de mejor suerte y entendimiento, que solo décadas después podrá ser reivindicado. Eso en el documental, no sale. Y así pasamos a unos años setenta en los que el relato es el de un grupo que ha perdido comba y que volverá a lucir cuando se encuentran que un recopilatorio de éxitos les vuelve a convertir en populares, pero populares por oldies. Todos los setenta de Brian Wilson y de Dennis Wilson se tocan de soslayo. Pero es que uno de los que aparece con voz y voto en el documental es Mike Love, el primo que creía jugar en la misma liga que Brian, que reclamó la composición, que demandó a Brian Wilson y que en el documental derrama unas lágrimas finales porque le quiere. Y eso, una vez que el documental llega a su fin y lo hace con imágenes de conciertos multitudinarios en los que una banda casi de tributo interpreta los viejos clásicos ante un público que quiere olvidar lo turbio y quedarse con la imagen blanca de una California de ensueño, te hace pensar que el documental de The Beach Boys que acabas de ver, en realidad no es el definitivo y que el definitivo está por hacerse. Aunque dolerá y habrá quien no deberá estar implicado en un relato en el que no se puede ser arte y parte.
lunes, 26 de mayo de 2025
Señor Mayor
Las bromas me las hago yo. Hoy cumplo 50 años y no es el momento de hacer una reflexión demasiado exigente del tiempo discurrido, porque si nos ponemos a valorar lo que serían éxitos, retos y demás mierdas, la verdad es que nos quedaría un texto bastante poco lucido. Fracasa, fracasa otra vez, fracasa mejor. Madurar es el fracaso. Hoy cumplo 50 años con la sensación de que al menos hemos llegado a los 50 con más o menos el mismo estado de ánimo que se supone que uno tiene con una edad menor y eso creo que es bueno. Para mí. Pero sé que es malo para casi todo lo demás. Tener 50 años ya no es tener casi 50 años y dentro de nada entrarás... no, ya no entrarás, ya estás. Pero me he guardado una bala. Amigos y amigas, justo cuando todos os comenzáis a plantear la retirada, el repliegue, comenzar a cuidar una cosa o la otra, justo cuando estamos repasando en el grupo de wasap las cosas que tenemos y que no teníamos, las presbicias, las cosas del pipi, movidas con las tensiones, esa espalda que parece que, qué has dicho que no te oigo bien, todos los dientes renqueando, las rodillas con aquello, el pelo y el poco pelo y la frente ancha y la mirada limpia y la mañana radiante. Justo cuando todo eso comienza a llegar, justo cuando todo eso nos obliga a reconsiderar objetivos y acciones, estrategias y posibilidades, los putos retos y toda esa mierda, justo cuando empezamos con todo lo que nos dice que todo esto se termina, entonces llego yo y hago lo siguiente: me voy a convertir en padre. Ahora que es el momento de recoger los frutos de una vida, cuando hay que gozar del esfuerzo de años y, todavía con cierta plenitud apurar esos fines de semana de vermut / escapadita, justo en ese momento en el que la rutina y la camiseta de ACDC nos acecha, es cuando la vida me ofrece una nueva pelota de partido. Es lo que se llama en el argot de no se qué grupo humano, pero es el argot que utilizo y que yo me entiendo, es lo que se llama digo jugar al espacio. Así, despistando la movida, moviendo los cubiletes y escondiendo la bolita, ahora que os vais, justo cuando se encienden las luces de la discoteca y nos dicen que nos tenemos que ir, justo en ese momento llego yo y me convierto en un nuevo querubín, en alguien con un propósito, justo cuando la vida apesta a fracaso, llego yo y me presento a una convocatoria que todos creían caducada. 50 años, el padre más viejo de todos. 50 años, el señor mayor que está sentado allí esperando a qué. 50 años, el señor anciano que está viendo como su hijo se descalabra en el parque y no puede reaccionar. 50 años, el señor mayor que se quedará dormido mientras su hijo hace yoquesé. 50 años y todo por descubrir. ¿No es maravilloso? ¿No os he dicho que las bromas me las hago yo? La movida va por un lado y yo me desplazo en sentido contrario, como cuando jugaba al fútbol de pequeño y evitaba por todos los medios posibles estar en el meollo, siempre fuera, solo, pidiéndola. Ahí sigo, 50 años después. Un señor mayor mirando a la vida con los mismos ojos con los que me hicieron la foto aquella en El Botijo en el bautizo de la Vanessa y monté un pollastre de mil demonios. Esa foto no ha salido, pero es la foto. Con la misma actitud de poca voluntad y menos entusiasmo. Ahí voy. Cuidado.
viernes, 23 de mayo de 2025
Omar and Cedric: If this ever gets weird
Yo no he escuchado en mi vida The Mars Volta, hulio. Ni siquiera a At The Drive In. Ni mucho menos otros proyectos como De Facto. Pero mi natural curioso y aventurero me ha empujado a ver este documental sobre una pareja creativa que se lanza a contar su historia sin demasiados tapujos y cual ha sido su proceso desde que eran unos jóvenes punkarrillas hasta ser algo así como una referencia musical que yo no controlo. Porque no lo controlo y porque además, todo sea dicho, en este documental sobre unos músicos, lo que es profundizar mucho en la música, no me parece que se profundice. Creo que se dan muchas cosas por sabidas de lo que es y de lo que son estos grupos, estas bandas, estas dos cabezas, en cuanto a qué música hace At The Drive In y qué música hace The Mars Volta y, para el neófito como es mi caso, todo queda en conciertos donde Omar se mueve espasmódicamente o tiene malos rollos con el público y movidas o bien las contorsiones de un Cedric que va cambiando de banda pero no parece que cambie de registro. Salvo en algunas imágenes de conciertos del final de la andadura de esta banda, no final, sino de los tiempos recientes, en los que las canciones parecen canciones y de algo que a veces parece ininteligible pasamos a canciones que se cantan, todo lo demás parece una masa informe de sonidos, gritos, ruido, saltos, espasmos en el suelo, cortes, cortes, cortes. Basado en las grabaciones que durante toda su vida ha ido haciendo Omar, el documental es un poco como la propia música que uno aventura a adivinar que hacen estas dos o tres bandas o cuatro de las que se habla. No parece haber una continuidad pero hay una idea. Al final, si de lo que se trataba es de que los dos cabezas se expliquen y se afirmen como motores creativos con unas vidas complejas que les han marcado en sus carreras musicales, el objetivo está cumplido. Si de lo que se trataba es de que eltoni diga 'voy a ponerme el primer disco de The Mars Volta', pues fail.
lunes, 19 de mayo de 2025
Elecciones en Portugal. Desde el desconocimiento.
Hacer un análisis sobre las recientísimas elecciones en Portugal requiere unos conocimientos y unas virtudes que no poseo. Ya está dicho. Hablaré, eso sí, desde el desconocimiento. El desconocimiento me hace creer que, por ejemplo, cuando visitamos Portugal en verano la vemos forrada de carteles de la Festa do Avante. La fiesta del Partido Comunista de Portugal, digamos eje vertebrador de la CDU. Podríamos pensar, viendo todos los carteles que anuncian esta fiesta en septiembre, que medio Portugal debe ser comunista. Y sin embargo, en las elecciones del pasado domingo vemos cómo la CDU ha sacado un 2,5% de los votos. Desconozco el motivo. Desconozco también porqué hay tres candidaturas que comparten un espacio a la izquierda del Partido Socialista. Reconozco a la perfección las diferencias supongo que absolutamente absolutas, diametrales, totales, entre la candidatura de Livre (ecologista de izquierdas), CDU (Comunistas y ecologistas) y Bloco (izquierda pongamos anticapitalista). Entre las tres no suman un 10%, cada una de ellas ha tenido un 2,7, un 2,5 y un 1,65% de los votos. Que´10... ni un 7,5% de los votos. Voy a ser sincero, desconozco el motivo por el cual la gente no vota en mayor número a alguna de esas tres candidaturas. No lo sé. Porque se supone que cada segmento está representado, cada espacio tiene su lugar, cada referencia su motivo. Y no sé porqué les va mal. Supongo que si todos fueran juntos habría gente decepcionada porque su sentir se viera diluido y sería peor. Peor aún. Sea como sea, el Partido socialista ha cosechado su peor resultado electoral. Desconozco si ha sido el peor en años, peor en últimos tiempos, o peor de toda la vida. El caso es que la izquierda en Portugal se convierte desde este domingo en algo que ya no está. Yo ya no me atrevo a pedir ni reclamar ni a nada, porque no sé, no tengo los resortes necesarios. Así que bueno, que tengáis un buen día.
miércoles, 14 de mayo de 2025
Todos somos Pepe Mújica
En la muerte de Pepe Mújica se pueden decir muchas cosas y muchas de esas cosas ya se han dicho, se han dicho tantas cosas y todas tan bellas que yo no me siento capaz de empatar de ninguna manera todo ese caudal de emoción tan sentida que, personas que serían capaces de sacarte los ojos con una cucharilla de café, personas que siguen exactamente el credo contrario del que propugnó el Pepe Mújica (si es que el uruguayo hizo doctrina de algo que no fuera un poco de sentido común) le agradecen el ejemplo y se emplazan a seguir su camino, en definitiva, todos somos Pepe Mújica y da igual como seamos. El riesgo de convertir a Pepe Mújica en referente de taza de café, de 'las mejores frases de Pepe Mújica', ya hace tiempo que no es riesgo, que es una realidad. Durante años nos hemos ido compartiendo vídeos de Mújica en los que el viejo expresidente hablaba de la vida y de muchas más cosas con aquella misma devoción con los que los espiritualistas new age se comparten mantras, música para relajarse, el ruido del chorrito del agua cayendo. Hoy mismo, en el día después de su deceso, la Televisió catalana ha dedicado unos segundos a frases célebres. Frases que naturalmente eran blancas, inocuas, de contenido casi de autoayuda, sin colmillo. Frases obtenidas en alguna de las muchas entrevistas que dio el expresidente en su pequeño ranchito uruguayo, a periodistas que iban en peregrinación a escuchar y sobre todo ser vistos escuchando. Estar con Mújica era ya ser un poco Mújica. Hoy recordamos al ex guerrillero que hizo un cambio y evolucionó hasta ser el impulsor de un artefacto político por el cual se encontraban respuesta a las diferencias interminables entre familias políticas de asesinas querellas internas y consiguió lo impensable, que era alcanzar la presidencia de Uruguay imponiéndose a los blancos y colorados. Un ejemplo que de diversas maneras se siguieron en otros países con otros personajes con otros acentos, pero Pepe Mújica abrió un camino. Y lo hizo sin ser ese líder de liderazgo carismático y brillante e impetuoso y arrollador e incontestable, sino con una suerte de venerable sencillez que le daba la vuelta al líder izquierdista que aquí lo que hace falta es lucha y camisetas guapas y revolucionarios y vamos a ir y vais. Pepe Mújica ya había ido y había estado en la cárcel muchos años. Estar en la cárcel de estar en la cárcel, en una dictadura. Si no han visto La noche de 12 años, véanla, con Antonio de la Torre haciendo de Pepe y comprenderán qué significa. Y qué significa el cambio, qué significa entender a la gente, comprender cómo es la gente, tu gente, su vida, las cosas. No es fácil. No es nada sencillo bajarte de la nube. Dos cosas llevamos ya que son importantes, construir el instrumento para llegar al poder porque somos más si nos organizamos bien y entender un poco a la gente, no imponerle nuestros rollos, qué difícil. Así, una izquierda que quería dejar atrás la camiseta del Ché, el modelo cubano sin renunciar a Cuba, el insurreccionalismo, la inmediatez, la calenturez y todo eso, halló en ese Uruguay lejano, un modelo. Tan fuerte fue el impacto que de repente se convirtió en anatema, unánime, hablar mal del Pepe Mújica. Que no hay ningún motivo para hacerlo. Pero todos somos Pepe Mújica habría que darle una vuelta porque no todos somos Pepe Mújica y no todos lo estamos demostrando. Me vengo a referir.
martes, 13 de mayo de 2025
El Eternauta - Bruno Stagnaro
Últimamente me he aficionado a los reels de instagram en el que aparecen cortes de programas de fútbol argentinos en los que leyendas de los años setenta, ochenta y noventa, explican anécdotas más o menos graciosas sobre sus carreras. El protagonista casi absoluto es Ruggieri, que fue central del Madrid y campeón del Mundo en el 86, pero también aparecen Basile, Caniggia, Valdanito Crespo, grabaciones de Bilardo, etc. Se escuchan y se mueren de risa a veces con situaciones grotescas, otras que son simplemente lances del juego, es hipnótico. Esas mismas anécdotas, en una conversación entre futbolistas o entrenadores españoles, no tiene ni la mitad de gracia. Viendo esta serie, esta primera temporada de El Eternauta, uno tiene la sensación de que los argentinos, o al menos una parte de los argentinos, necesitan urgentemente recuperar el orgullo de ser argentinos. La llegada al poder de alguien tan grotesco como Milei y la aplicación de unas políticas salvajes debe ser un golpe duro para toda una generación de argentinos que creían que, aunque sus gobiernos fueran más o menos, habían superado el esperpento y el saqueo constante, que habían conseguido una democracia con avances progresistas. Esta serie creo que es una respuesta a ese golpe, a base de una producción de una gran calidad y con un mensaje que se remacha mucho, eso de que 'la solución a los problemas es colectiva'. El Eternauta se basa en un cómic de finales de los años cincuenta que tuvo diversas secuelas. Se da la circunstancia de que el guionista Héctor Germán Oesterheld fue una víctima de la dictadura argentina instaurada en 1976, la del general Videla. Víctima significa que se lo pelaron, que desapareció. Un detalle a tener muy en cuenta en tiempos en que el nuevo gobierno argentino 'discute' lo que parecía ya superado y aceptado respecto a la dictadura. Así pues, nos encontramos con una adaptación de un cómic a los tiempos actuales y la verdad es que la serie te atrapa desde el principio, bien sea por el factor hipnótico de lo argentino, por la presencia de un Ricardo Darín que aunque salga haciendo anuncios sin hablar está bien y es interesante y no sé qué tiene que yo que sé, y porque la historia tiene muchas aristas y muchos ángulos. Ángulos en los que queremos ver la crítica a las dictaduras aunque en esta primera temporada la referencia no es demasiado explícita, al valor que tiene la colaboración entre todos y todas para salir de situaciones difíciles, las secuelas de las guerras, las consecuencias de la alienación, entre otras que uno ha intentado entender. Insistiré en que la serie está muy bien hecha, la serie, la producción, es absolutamente competente y en ningún momento el pensamiento 'esto va a ser una cutrada' se acerca a nuestra pervertida mente por lo que todo lo que no sea anglosajón es peor. Pues no, esta serie, orgullosamente argentina, en la que el argentinismo es el plasma en el que se mueve todo, desde los juegos de cartas, a la música que suena siempre rock nacional, a las comidas, a los giros idiomáticos para nada suavizados, y cada vez más explícitamente orgullosamente argentina a medida que avanza la misma serie, demuestra que con medios y talento, las cosas se pueden hacer estupendamente. A la espera de una segunda temporada en la que se aclaren los misterios que nos llevan a presenciar lo que parece un desastre ecológico y luego resulta ser otra cosa, lo que nos queda claro es que en este caso es evidente que el medio es el mensaje.
lunes, 12 de mayo de 2025
El Caso Waldheim - Ruth Beckermann
Tenía este documental guardado para ver y finalmente, eso. ¿Os acordáis de Kurt Waldheim? Hace años, algunos años, todos teníamos en la cabeza a Kurt Waldheim. Iba a presentarse a la presidencia de Austria y resulta ser que le sacaron fotos con el uniforme nazi y se montó una buena. ¿Cómo fue de buena la que se montó? Seguramente no te acordarás de cómo acabó, pero en el documental nos cuentan cómo este buen señor, que había llegado a ser nada más y nada menos que secretario general de las Naciones Unidas y una suerte de ejemplo de paz y concordia de los pueblos, superó la polémica por su pasado nazi y fue presidente de Austria durante un mandato y chimpum. Es decir, se montó una buena, pero no suficientemente buena como para que el pueblo austriaco considerara que haber sido un nazi fuera motivo suficiente como para que no pudiera ser su presidente. Porque a ver, quién no... El documental está contado desde la perspectiva, sobre todo, de quienes en aquel tiempo protagonizaron la campaña que pretendía, desde Austria, pero también desde los Estados Unidos y principalmente desde el Congreso Mundial Judío, llamar la atención sobre el pasado nazi, sobre su participación en las deportaciones de judíos, sobre cómo revisamos nuestra memoria y sobre qué queda en nosotros de ese pasado. Viendo el documental nos preguntamos o mejor dicho, encontramos respuesta a algunas preguntas que nos hacemos ahora sobre el ascenso de la extrema derecha. Viendo el documental nos preguntamos, ahora sí, si lo que estamos viviendo es un ascenso o es una visibilización e algo que había estado oculto. Porque lo que vemos es cómo ese pasado oculto, ese pasado ignominioso, cruel, bestial, brutal, fue ocultado pero no olvidado, fue justificado y utilizado pero no se pagaron ni se pasaron todas las cuentas, no se desnazificó, no se desfasticizó, sino que se reconvirtió todo aquello en otra cosa que, llegado el caso, rascando un poco, sale de nuevo a la superficie. Las justificaciones de Waldheim, pero sobre todo los argumentos de sus partidarios dentro del Partido Popular austriaco, la gente de la calle, son espeluznantes. Porque todo eso que ahí nos parece bárbaro, en realidad hoy en día estamos viendo que es 'mainstream', que hay partidos que incluso en Alemania discuten que ese pasado 'democrático' con el que se enterraron otros pasados menos nobles, sea ya el pasado que hay que reivindicar o del que pedir perdón. Uno sigue el documental desde la desmemoria del que no recuerda qué pasó finalmente, y cree recordar que Waldheim finalmente no llegó a presidente, pero no es así. Fue presidente. Eso pasó a mediados de los ochenta, cuando eso de la extrema derecha era solo una cosa grupuscular. Y entonces ya pasó esto. Estaban ahí ya. Dentro. Ahora ya no tienen necesidad de camuflar o de ocultar. Llama la atención que uno de los argumentos que se utilizan para encontrar explicación por la campaña contra Waldheim fuera que, como secretario general de las Naciones Unidas, dio voz a los palestinos y que durante su mandato se aprobaran resoluciones condenando el sionismo. El famoso discurso de Arafat del fusil y la rama de olivo. Y que esa campaña fue una venganza conta Waldheim por parte del Congreso Mundial Judío. Escuchen las opiniones luego en las calles de Viena contra los judíos y luego armen ese discurso otra vez. No se habían ido nunca.
viernes, 9 de mayo de 2025
Crónica del #PleGramenet de abril. Basura.
lunes, 5 de mayo de 2025
Los últimos días de Quisling - Erik Poppe
Esta serie me vino recomendada y con la idea de que fuera corta y con el señuelo de un personaje polémico y del que sabes pero no sabes, me lancé. Cinco episodios, a ver. Una serie noruega sobre un político que debe remover muchísimas cosas en ese país, Vidkun Quisling, personaje que se convirtió en presidente de su país al aceptar la invasión nazi y que aplicó el mismo, con alegría y entusiasmo, las políticas que desde Alemania le dictaban y que a él no hacía falta que se las dictara nadie porque ya venía siendo un fascista desde bastante antes. Lo que cuenta la serie son sus últimos días, una vez que acaba la guerra, los alemanes se rinden y se van, Quisling es detenido por los nuevos gobernantes noruegos y será juzgado y condenado a muerte. De hecho, 'Quisling' será y es sinónimo de traidor. El relato se basa en los diarios de Peder Olsen, un pastor protestante y su mujer, Heidi. Peder Olsen será el encargado de ocuparse de la asistencia espiritual de Quisling. ¿Qué tal está la serie? Pues a mí me ha dejado un regustillo un tanto extraño. El propósito de Olsen era que Quisling pidiera perdón por sus errores. Sus errores eran crímenes políticos que el tal Quisling cometía a sabiendas, convencido, porque su pensamiento era ese. Un pensamiento basado en proteger Noruega de los bolcheviques, a cualquier precio. Un pensamiento basado en que él encarnaba al hombre fuerte, capaz de liderar su país aunque su país no le quisiera seguir. A su lado, su compañera Maria, enfebrecida seguidora del personaje, una ucraniana que cree en él y alienta sus delirios aunque reciba a cambio únicamente palabras escritas y ni un sentimiento de viva voz. Quisling es incapaz de decirle que la quiere incluso en el último momento, pocas horas antes de ser fusilado. A ella le acaba dando igual. Lo que me molesta de la serie es que hay muchos momentos en los que se sentimentaliza la figura de Quisling. No se habla de manera clara, precisa, explícita de qué hizo, qué promovió, qué fue tan grave como para que lo fusilaran. Solo parece un hombre de carácter duro, intransigente, mesiánico, que no reconoce sus errores, al que se le deja dar discursos políticos que para el espectador contemporáneo no suenan ni mucho menos a pasados de moda. Ahí veo el peligro de la serie y ahí veo que hay algo que no está bien. En estos días no podemos dejar un resquicio a la sentimentalización del nazismo. Si se cometen crímenes no deben darse por sabidos, deben relatarse. Únicamente en el tema del exterminio judío se toca el tema, pero sin aportar cifras, sin aclarar qué pasó realmente. Pinceladas. Es como si se diera por descontado que el espectador noruego ya se lo sabe y que hablamos de otra cosa, hablamos de un hombre incapaz de pedir perdón. Porque pensaba hasta el final que tenía razón. Y pienso que no se trata de hacer un retrato de Don erre que erre y del sufrimiento del pobre pastor que no consigue dar con la tecla. Ya no es tiempo de estar a eso. No sé qué nos han querido contar estos noruegos con esta serie, pero es una bala perdida. A no ser que el final, con la mujer en 1959 con sus cenizas, diciendo que no dejaremos de hablar de Quisling, sean premonitorias. A no ser que nos estén queriendo anunciar algo. Vuelve Quisling.
martes, 29 de abril de 2025
Crónica de un apagón. Una jornada particular.
Lo que pasó ayer nadie lo esperaba. Ni Ursula Von der Leyen, ni la comisionada europea que hizo el vídeo con el Kit por si acaso, esperaban que esto fuera a suceder, pero sucedió. Un ingeniero que fue paseado ayer por las emisoras públicas catalanas lo decía a última hora de la noche, cuando ya se podía ver la tele en mi calle, 'esto pensábamos que era imposible que fuera a pasar, pero pasó'. Pasó. Yo ayer por la mañana me levanté temprano y acompañé a mi madre a l'Esperit Sant, bajamos del Esperit Sant y mi madre se quedó en casa para descansar un rato y ya quedarse a comer. Se durmió un ratito y cuando despertó, podríamos haber jugado a Goodbye Lenin. Mientras ella dormía, las conexiones comenzaron a fallar, había quitado la radio porque de manera sorprendente dejaron la tertulia política como muy pronto para lo habitual y consideré que mejor en silencio y resultó que el silencio duró mucho rato. No me llegan mensajes, no salen los que envío, qué pasa, se ha ido la luz. Bueno, muchas obras, Alba se ha ido a tomar café, en fin. Tengo que vigilar la hora para hacer mongeta tendra con patata. Como por sorpresa, llega un mensaje al grupo de peñas del Athletic, hay un apagón en España y Portugal. Toma castaña. No llegan mensajes, no salen mensajes. Estamos incomunicados. Alba por las calles. Mi madre durmiendo. Las noticias no llegan por ningún lado, no tengo radio. Hace unos pocos meses, muy pocos, se me ocurrió que sería guapo tener un transistorcillo chico en el lavabo, porque la cobertura ahí es pachimpacham y escuchar la radio mientras... no la compramos, pusimos un repetidor de esos para el internet y el móvil, otra vez, fue el protagonista. En fin. Sin transistor y aquí con mi madre y sin poder calentar comida porque claro, todo es eléctrico. El agua funcionaba. Pues un poco de picoteo y andando. Un durum del día de la final que sobró. Cosas. Perecederas. Yo que sé. A eso de media tarde bajo a comprar un transistorcillo. Recorro cuatro bazares y no hay en ninguno, algunos están ya cerrados. Finalmente en el de al lado del Guissona tienen, uno pequeñito, me da igual. Trae. No sé los años que hacía que no escuchaba Radio Nacional. La tarde se pasa en un plis, aprovechamos para ordenar ropas varias, muchas ropas. Hacemos repaso de velas. La cena se presume también ligera. Tenemos la idea de que está llegando la luz a muchos sitios y que pronto llegará a Santa Coloma. Ya hay luz en Hospitalet. Un poco más tarde volvemos a salir a comprar porque se necesitan tomates para la cena. Ya que estamos, nos damos una vuelta. La calle está llena de gente, cosa que en Santa Coloma no es ninguna novedad. Vemos grupos de chavales sentados en bancos. Están hablando entre ellos. El Paseo Alameda está petado de gente. Las terrazas están llenas. Veo pasar a un conocido con cuatro quintos en la mano, y parecen fresquitos. Más grupos de chavales, algunos miran el móvil pasando el dedo haciendo scroll, pero no hay cobertura. O sí. Los bares de la San Joaquín, que no tienen terraza, ponen algunas mesas fuera, a algunos clientes les va a dar el sol por primera vez en mucho tiempo. La radio nos va informando de las posibles causas del tema, que si una suerte de fenómeno atmosférico que vete tú a saber, nos va diciendo que va llegando la luz, va acompañándonos y se convierte en la protagonista del día, la gente, al parecer, hace corrillos en torno a las radios que se van colocando por las calles, es la única manera de informarse y sobre todo, es la única manera de informarse de manera fiable, sin bulos. Aunque siempre se te cuela el listo, como el presidente de la Junta de Andalucía, el derechoso del Moreno que dice que es un ciberataque. Así sin más. O tienes que escuchar a Feijoó diciendo nosequé de que no me informan. Y al final sale Pedro Sánchez diciendo que venga, que los móviles, que no se hagan viajes, que a ver. La cosa va normalizándose por barrios pero parece que nunca llega tu barrio. Nos disponemos a cenar y la radio comienza a fallar. No pueden ser las pilas, pues vaya radio, en fin, nos colocamos el auricular en el móvil para seguir las comparecencias de Pedro Sánchez de nuevo y de Núria Parlon como consellera de interior y cuando acaba la Núria, shazam, llega la luz. Ha sico como cuando la pandemia, pero no ha sido igual, aquí la perspectiva de que todo iba a normalizarse en breve lo hacía todo distinto, pero el no saber manejarse sin las comodidades habituales, telita. Comodidades. Esa gente de la Cañada Real que llevan sin luz desde... esa gente. Han sido casi doce horas sin luz, sin electricidad, con la casa llena de velas, escuchando una radio que se cortaba, saliendo a la calle a comprobar que todo estaba bien, que la gente estaba bien, que había maxipanes abiertos y sin pan pero con la persiana sin poderla bajar, con gente ayudando a bajar persianas, con los bazares siempre a pleno funcionamiento, pero no todos, con la dificultad de informarse pero con la facilidad de informarse gracias a las radios, con gente atrapada en vagones de metro que iba llegando a casas o domicilios, con gente que luego me entero que ha estado cinco horas metidas en un ascensor, pero que gracias a dios tenían pan de pagés, con gente metida en los coches escuchando la radio, abriendo las bolsas de picos para matar los nervios, en definitiva toda una experiencia que nos enseña que dependemos de manera brutal de algo que damos por descontado pero que también nos enseña y esta frase para acabar no es mía sino de otro que, lo natural, contrariamente a lo que nos quieren decir los malistas, es que la gente se cuide una a la otra en caso de necesidad o de emergencia. Y eso es bien. Ahora a ver qué pasa.
martes, 22 de abril de 2025
No fue como los otros, no será como el siguiente
Este al menos parecía que de vez en cuando decía cosas. Cosas que parecían normales. Cosas que ve todo el mundo que no sea un hijo de la gran puta. No decía ni hacía todas las cosas que a uno le hubiera gustado que hubiera hecho. Pero es que, a fin de cuentas, este señor era el máximo representante de un club que ha decidido regirse por unas normas y no por otras y que puede reformarlas o no. Yo, que no soy de ese club, quisiera que las normas de ese club fueran otras, a lo mejor incluso no quisiera que hubiera ningún club, que no es el caso, pero yo no soy quién para decir cómo debe regir ese señor su chiringuito siempre y cuando ese señor u otro señor no me diga qué es lo que tengo que hacer yo con mi vida, que es lo que suele pasar en todos los casos. El Papa se ha muerto y no ha conseguido llevar a cabo las reformas que se presume que necesita la Iglesia católica. Ha hecho avances, ha dicho cosas. Eso sí, ha dicho cosas que otros papas ni hubieran imaginado. Pero es que esos papas no se dedicaban a mirar por la ventana y ver pasar la vida. Misión eclesiástica, dedicación pastoral, dirán algunos. Y un huevo, que los otros papas han sido tanto o más políticos que este y han dicho y han actuado. Y siempre han solido actuar de manera bastante marcada hacia un lado del tablero. Nunca han sido inocuos. El caso es que este papa, Francisco, muerto ayer, ha sido diferente y con solo ser diferente ya nos ha parecido bueno. No ha hecho nada de gran alcance, pero ha virado un poco el rumbo de la nave. Y lo diferente se ha hecho cada vez más diferente ha medida de que el mundo se ha ido haciendo más bochornosamente fascista, por lo que el Papa parecía, así de lejos, casi uno de los nuestros. Sin ser él nada de eso, claro. Al menos no parecía un agente de la CIA como Karol Wojtila o un ex nazi como el Ratzinger. Pero al menos. Al menos, Jorge Bergoglio tuvo la vergüenza de decir ayer mismo, antes justo de morirse y tener que ponerle buena cara al loco de JD Vance, que lo de Gaza es una puta mierda. Y dijo que lo que se hace con los inmigrantes es otra puta mierda. Al menos eso dijo. Y con decir eso ya está muy por encima de toda una ristra de hijos de la gran puta que pudiendo decir otras cosas o no las dicen o dicen cafradas sin cuento porque sí. Este Papa, al menos, dijo otras cosas. No dijo otras, no dijo cosas que se esperaban sobre el aborto, por ejemplo, o sobre el tema de los derechos LGTBIQ+, pero es que resulta que los fascistas del mundo esperaban la muerte de este señor. Así de simple. Y ahora qué. Porque claro, el clima es el que es y las presiones serán las que serán, pero yo pienso. Pienso que quizás la Iglesia católica no está por la labor de quedarse en un mero y simple instrumento más de la locura colectiva que puede llevar al mundo a vete tú a saber y quizás, esa gente que solo se ha dedicado a pensar y pensar en cómo mantener el chiringuito a flote, vean que el camino para la supervivencia no es volverse absolutamente locos, sino mantener un mínimo de cordura que no les lleve a todos al fondo del pozo. Y sí, supongo que el que vendrá no dirá esas cosas que le hacían parecer de los nuestros a este señor, no le dirá a Yolanda Díaz que no afloje, pero no irá a comerle el culo a Trump por la cara. ¿No?
miércoles, 16 de abril de 2025
Trump, todo el rato, en todo
Trump, Trump, Trump. Te levantas por la mañana y en la radio comentan lo que han hecho, las noticias comentan lo que ha dicho, las tertulias no salen de su asombro, los artículos intentan encontrar explicación, hay un plan, no lo tiene, está loco, es tonto, es malo, es listo, le rodean idiotas, es idiota, le rodean locos, le rodean psicópatas, le rodean nazis, le rodean y él es, todo el rato, en todas partes, siempre, todos los días, a todas horas, ha expulsado del país a inocentes, ha cambiado las reglas económicas no se sabe en qué dirección, ahora las vuelve a poner como estaban, no, solo un poco, expulsa a gente a El Salvador, se reúne con el presidente de El Salvador y el presidente de El Salvador parece que es un coleguita más de una tropa de psicópatas que nos dicen que todo eso que habíamos pensado que iba a venir poco a poco o alguna vez o en un tiempo futuro, resulta que ya está aquí. Y vemos como dice que le va a quitar las subvenciones a universidades americanas por ser de izquierdas, o como se censuran discursos de artistas, o cómo se pretende cambiar el contenido de la educación, de los museos. Una operación a gran escala, que nos parece hecha sin gran sutileza, poco finamente, como si la hicieran unos mastuerzos, pero que se está haciendo y vemos cómo Bernie Sanders y la Ocasio están haciendo mítines por las ciudades y nos ilusiona pensar pero sabemos que todo eso puede ser la nada porque si en unos meses está haciendo esto, qué puede seguir pasando, puede que decida que no se vota más y a ti qué te importa y a mí que me importa lo que esté haciendo el tarado este si aquí en España el PSOE no es de izquierdas y la Otan y el gasto militar y el último vídeo y el último zasca que le mete en el programa ese que dijo que jamás pisaría y aquí aunque venga la derecha nos va a dar igual porque en realidad nunca ha gobernado la izquierda y cuando ha gobernado es porque era una izquierda dócil y que convenía y nos va a dar lo mismo porque lo que interesa es crear espacios de libertad antifascista donde podamos vivir y compartir y cantar y hacer lecturas y comentar lo mal que está todo y porqué la gente no despierta, porqué no reacciona, porque es que es evidente, evidentísimo que todo está fatal y nadie hace nada por remediarlo. Y en la tele mientras comentamos eso, Israel ha vuelto a bombardear Gaza porque tengo estos huevos así de gordos y han matado a 500 personas y lo que te preocupa a ti es buscar cómplices del bar de al lado de lo que está pasando y compartes un discurso de Putin diciendo que amigos europeos, con vosotros no tengo nada porque lo que me pasa es que fíjate que el imperialismo y acaricias en el bolsillo la chapita de la hoz y el martillo y lloras. Pero vamos a llorar todos. Trump otra vez, a ver qué ha dicho ahora, qué cabrón.
martes, 15 de abril de 2025
Váyanse a la mierda. El libro rojo de Trump.
No parece definitivo, pero parece que va a ser extremadamente complicado. Tratar hoy sobre la unidad, sobre una candidatura unitaria que reúna como en 2023 a todas las familias implicadas en esto de la izquierda no independentista en una suerte de cosa común para que no se pierda un voto e intentar frenar a la derecha, a día 15 de abril, parece una ilusión. Y es que, para responder a los cantos o los alaridos o las imprecaciones sobre esa necesidad de que todos juntos intentemos, aunque no nos queramos, parar lo que parece imparable y que únicamente podría serlo si desto, desde uno de los lados del cuadrilátero se ha decidido que no. Ya venía siendo, pero lo que ha sucedido, se ha dicho o se ha proyectilizado estos días en el último encuentro de Podemos ha servido para cerrar esa puerta, al menos por ahora y en estas condiciones, y se ha exteriorizado de la manera más contundente posible. Quizás el siguiente paso sea quemar fotos de Yolanda Díaz. No podemos descartar nada. Las palabras de los dirigentes de Podemos en estas últimas jornadas han oscilado entre la insinuación velada para pasar directamente al insulto. Quien en su momento hiciera de la coleta una marca de fábrica, hoy se disfraza de Chico del Maíz de mediana edad para enviar a la mierda a los liberados sindicales, a los sindicatos de clase, para situarse al margen y, como hace 11 años, pretender ser el outsider que venga a barrer con todo y con todos y con todas para lo que va a ser un tiempo nuevo. Y para ello recoge el espíritu de los tiempos, de los tiempos de una comunicación que la extrema derecha ha abrazado y ha utilizado y del que el fenómeno Trump es el mascarón de proa. Se acabó el teorizar, se terminó explicar, llega la baladronada, el insulto, la rajada, decir las cosas claras sin importar si esa claridad implica verdad o trola. Es igual, lo importante es situar a todos los demás como lo que tú quieres que sean y ponerte a ti como único ejemplo de verdad. La verdad es lo que yo digo. La verdad es mandar a la mierda al dirigente del sindicato mayoritario sobre el que eres consciente que se sustenta el experimento de unidad de la izquierda, aprovechando que en un ejercicio de responsabilidad (ejercicio de responsabilidad es uno de esos conceptos que el trumpismo ha reducido a la parodia o al desprecio) se ha pedido un acuerdo de presupuestos generales del Estado, para reducirlo todo a la burla, la desprecio y directamente al insulto. Váyanse a la mierda, dice el fundador e ideólogo de una manera de hacer política que fue y que pretende seguir siendo. En estos días, en Catalunya se ha elegido a una nueva secretaria general de la CONC, Comissions Obreres en Catalunya, Belén López, y su discurso como nueva tal parece de lo mejorcito que se haya escuchado en la izquierda en mucho tiempo. Otra vez. Tanto que las palabras de Iglesias, Pablo Iglesias, suenan como una reacción acalorada ante eso. El sindicato como vertebrador, casi único, de una alternativa que en sus cálculos no interesa. Interesa un grupo reducido que ante lo que pueda venir, se convierta en el catalizador de la respuesta. Una respuesta que uno no imagina de dónde y con qué base pueda surgir, pero ya vimos hace 11 o 12 años que eso está ahí y que puede pasar. Pasó. ¿Quién sabe si eso volvería? Él debe pensar que sí. Él debe pensar. Insultos al ex coordinador general de Izquierda Unida y ministro de Consumo de su propio gobierno. Consejos al PSOE para que nos acoja en su seno. Acusaciones de complicidad con el genocidio, con el otanismo, con la derecha, suba usted la apuesta que lleva la kufia encima. En las encuestas el efecto de todo esto parece pingüe, pero no importa, porque lo que importa ha de venir. La muerte del experimento previo y a negociar con los cadáveres encima de la mesa. Todos achicharrados menos yo y mis fieles. En una biografía de Mao se cuenta cómo antes de una batalla contra el Guomindang, Mao, acorralado, purga a su Ejército ante la sospecha de que hay una banda de infiltrados. Si su ejército ya era cuatro veces menor que el del Goumindang, acaba siendo ocho veces menor. Si tenía 50mil efectivos, se queda con 15mil. Pero esos quince mil estaban ciégamente a merced de lo que Mao decretase. Y ganaron la batalla. Un ejemplo pernicioso, porque suele salir mal, pero que seguro que está en la cabeza de quien pretende descoyuntar cualquier esperanza para que el día que haya que escuchar alguna voz, quede únicamente la suya. Interesa que el electorado y la dirección de Izquierda Unida (la única estructura territorial con cara y ojos a nivel estatal) se ponga nerviosa y se divida entre continuar con la apuesta de Frente amplio que se encarnó en Sumar o lo que pueda venir o bien claudicar ante el discurso calculadamente calcado a una Izquierda Unida de hace muchos, muchos años y que en las encuestas tampoco está triunfando ni parece que vaya a triunfar. Es igual. Lo importante no parece eso, lo importante es tener el foco, soltarla, decirla, insinuar, aseverar, insultar, despreciar, y que no falte el programa, el altavoz, el podcast, la emisora, que cuente con esa voz más alta que las demás y que da juego, que es polémica, que mete bulla, que reacciona, que siempre está para conectarse con la sudadera puesta, 24/7 para mantener la lucha. Porque hay quien ya no sabe por lo que lucha, pero tiene claro que está en lucha. Y te cuesta saber qué, pero lo vas entendiendo. Váyanse a la mierda. Frente a lo que se contruyó como una propuesta técnica, fría, eficiente, Sumar, te voy a dar un dato, gestión, avances, derechos, ministerios, decretos ley, frente a la política de resultados, la política de la emoción. Todos nos han traicionado, todos están vendidos, todos son sospechosos, todos están al servicio, todos son cómplices, todos participan en el juego, nadie habla claro, nadie os dice la verdad. Igualito que. Ataca, no reconozcas nada, siempre vencedor. Y en un oscuro rinconcito de mi mismidad, uno no quiere reconocer que quizás esto no sea más que un truco para imponer un acuerdo final de fuerza que salve algo. Ahí, muy al fondo.
viernes, 11 de abril de 2025
Otro 11 de abril
El otro día salimos con los colegas a dar una vuelta por la montaña colomenca. El plan era recorrer los entornos de Torribera, subir hasta cierto punto y bajar por Sant Jeroni. Todo va bien hasta que se te presenta la escalera esa tan larga que hay en un punto de Torribera. Esa escalera por donde suben o bajan. Y por la que nosotros subíamos y bajábamos con mi padre cuando estaba allí. De bajada, ya viniendo por La Bastida, hablando con la Esmeralda, de repente me vino muy vívido el recuerdo de mi padre otra vez, cuando estuvo en Torribera y estábamos con él y nos teníamos que ir y él nos preguntaba con la mirada que porqué él se tenía que quedar. Hoy es 11 de abril. El 11 de abril de 2017 a mi padre le dio un ictus en Vilches, por la mañana, mientras se preparaban con sus amigos de Coloristes que habían ido a pasar la Semana Santa. Yo estaba bajando en tren en ese momento. Se lo llevaron a Jaén y allí estuvo peleando hasta que a principios de junio pudo volver a Santa Coloma. Escapó de milagro, pero quedó bastante afectado. Podía caminar, y poco a poco pudo recuperar la movilidad de los dos brazos, pero no podía hablar. Vosotros igual no conocísteis a mi padre antes del Ictus. Mucha gente con la que me relaciono hoy no lo conocieron hablando. No conocieron a mi padre cuando mi padre era la persona más rápida, ágil, con más ocurrencia, más mala leche, más capacidad para discutir, para darle la vuelta, para contarte una historia que habías escuchado mil veces, para tener el refranillo a punto, para la canchoneta oportuna, para la vilcheñada que te hacía reír. Mi padre era guardián de las esencias del vocabulario vilcheño y le encantaba todo eso que le recordaba a su tierra, no necesitaba fotos, simplemente se escuchaba hablar y ya está. Ya estaba allí otra vez. Todo le había pasado antes a alguien en Vilches. Todo eso se perdió y nosotros, mi hermano y yo, no somos más que meros sucedáneos de eso que él hacía. Cada 11 de abril escribo prácticamente el mismo texto en recuerdo de mi padre. Mi padre no murió allí, murió dos años y medio después, en diciembre de 2019. Esos dos años, mi padre era otra persona, no peor, no menos interesante, una persona diferente. Pero si hay una fecha que no se nos va a olvidar nunca, que no se me va a olvidar nunca, es ese 11 de abril, esa llamada de teléfono, ese estar leyendo Mendel el de los libros de Zweig en el tren, ese no saber, todo ese 11 de abril y todo lo que hicimos y lo que vivimos durante ese mes y pico largo en Jaén. Hoy, como siempre, acordémonos de Paco Molina, lagarto sin ser lagarto, y tomémonos una, en el Termes por ejemplo, donde hacía la frenada cada vez que dábamos un paseíllo y acortaba el paso y sin hablar decía, ¿una? Pues eso, otro 11 de abril.
martes, 8 de abril de 2025
The Agency - Jez y John-Henry Butterworth
Es difícil comentar esta serie si se tiene reciente el visionado de Slow Horses, otra serie pero esta vez británica que narra las vicisitudes de un grupo de agentes del MI5 durante tres o cuatro temporadas y que supera ampliamente las expectativas que uno pudiera tener al pintar el mundo de los buenos y de los malos tantas veces retratado de una manera bastante más justa de lo habitual. Los buenos son buenos, pero fallan, y los malos no son idiotas. En The Agency nos encontramos una serie que es un remedo o remake de una serie francesa previa que habrás visto tú pero no yo. En este caso, son agentes de la CIA sitos en Londres a los que les pasan cosas. El hilo argumental principal lo encabeza nada menos que Michael Fassbender, superbo actor que aquí calca algún otro papel que le recordamos en películas de hace tiempo. Como nota al margen, decir que aparece Richard Gere interpretando el papel de un jefe del departamento siempre con cara de no estar de acuerdo con la vida, pero sabiéndose guapo. La serie engaña porque durante varios episodios los distintos hilos nos vienen a decir que esto de los agentes y los espías y las operaciones, pues no siempre salen como uno quiere y que los rivales tampoco son gilipollas. En este plan pasamos las semanas y las semanas y cuando se avecina el último episodio de la temporada, lo que parecía prometer un desenlace sorprendente se queda no a medias, sino muy por debajo de la media y con la sensación de que qué puta mierda es esto que de repente los malos se han vuelto todos gilipollas de golpe. Como quiera que la serie de la que proviene esta The Agency tiene varias temporadas, naturalmente se deja abierta la puerta a una nueva etc. Podríamos decir pues, sin miedo a equivocarnos, que el cagarro de final nos empuja a pensar que la siguiente temporada la va a ver quién te dije.