Mis problemas con la tecnología y la línea Molina de acción contra las averías. Hace dos meses, quizás más, el mando del tdt dejó de funcionar. Te podías pasar horas dándole a los botones que no reaccionaba. No tenía televisión. Solución de emergencia, compré un mando de esos universal que funcionaba un poco a medias. No podía escuchar la radio, no podía poner la tele en versión original y no reaccionaban la mitad de los botones. Pero al menos tenía tele por si me daba por ver las noticias o algo. Algo. Bien. Justo antes de irme al pueblo, el mando dejó de funcionar. No tenía televisión. Volví a leer, estaba más en la calle que en casa, escuchaba la radio… vivir sin televisión. El otro día me dijeron ‘la esmeralda está en la voz’. La cantante de Pelogruesoul estaba en un programa de televisión y yo iba a ser el único colomense que no iba a verlo. Volví a insistir con el mando universal de marras. No reaccionaba ya ni para apagar o encender el tdt. Desesperado, sintiéndome fuera de juego, por aquello de... volví a insistir con el mando antiguo, el original. Y funcionaba. ¿Qué ha ocurrido? No lo sé ni me voy a detener demasiado en buscar explicaciones. Ahora va, ahora no va. Puse la tele, el programa había acabado, vi al Iceta en el Més 24. Luego puse radio Clásica. Y seguí leyendo. Es una gran cosa volver a tener televisión. Ayer no vi a la Parlon en el Polonia.
Hoy he soñado que
íbamos a una discoteca. Era una discoteca rara, porque en los sueños todo es
raro. Mucho más raro de lo que suele ser normal todo. Estábamos en la puerta y
ya era raro. Era todo azul clarito. Y todo como de cristal. Los pasillos, la
sala, el suelo, todo era de cristal. Y la música era muy extraña. No era música
de bailar, era música raruna, que se cortaba, que no avanzaba. Estábamos esperando
a alguien, alguien que se había quedado atrás y que no llegaba. Pasábamos de él
y nos íbamos para dentro. Dábamos vueltas alrededor de las salas, pasando por
los pasillos acristalados. Igual tiene que ver que pasé ayer por delante de lo
que antes era la pizzería de la calle Sant Jeroni y ahora va a ser una academia
de baile. De sevillanas, zumba, todo eso. Ya hay gente ahí. Todo acristalado. La
música que sonaba en mi sueño supongo que tiene que ver con Michael Rother. Malditos
alemanes y su música alemana. No sé porqué pero aunque la música era muy poco
movida, nosotros bailábamos. No soy yo muy bailón, pero me esforzaba por
resultar sandunguero y divertido. Tengo que ser muy divertido y muy vacilón. A partir
de ahora voy a ser una persona muy divertida, no me queda otra salida que ser
quizás la persona más divertida de Santa Coloma. No me voy a perder ni un
sarao, ni una fiesta, cuando me digan ‘vente’ voy a decir que sí. Se ha acabado
la miseria. En el sueño no sé cómo ha acabado la cosa. He pensado, seguro que
son las 7.24. Y lo eran. Todo va muy bien.
https://www.youtube.com/watch?v=Jo3rblbihPE
Parece que el mundo no deja de girar. Ni mucho menos de sorprendernos. Ayer, por ejemplo, escuché a un señor de edad, dar una lección sobre lo que es tener pasión por la vida. Si tienes pasión por la vida, puedes hacer las cosas, si no, mejor no hagas nada. Y otra cosa. Amor por la gente. Esto es importante. Escuchando a ese señor ayer, uno entiende que es muy difícil ser muchas cosas, pero es mejor ser compasivo con la gente. Implacable con las injusticias, duro con el poderoso, pero amable y bueno con el género humano. El género humano. Ese señor mayor, fotógrafo de Santa Coloma de Gramenet, provincia de Barcelona, nos contó su vida. Nos la cuenta una y mil veces, cada vez que le dan la oportunidad, nos cuenta lo que ha vivido, que parecerá poca cosa, pero es una historia verdadera. Una historia que no necesita ser reformulada, que no necesita ser revisada o puesta al día, que no necesita artificios para que te la creas. Es la historia de mucha gente, es la suya, una historia contada con imágenes que, (y como dijo un poeta local, allí presente) si no llega a ser por él y otros pocos como él, se perdería en la carrera constante hacia la nada, hacia la reconexión, hacia la ceja levantada, hacia la puta mierda. Durante una hora y media, ese señor mayor, volvió a enseñarnos sus fotos, los descampados, los charcos, la dignidad de la gente que es capaz de hacer las cosas bien en las condiciones más adversas. Y hablaba y hablaba y había veces que parecía que se iba a quedar... y seguía. Porque le gusta vivir. Con dignidad. (El efecto del final, me sale de bien...).
https://www.youtube.com/watch?v=J30BChx_P2Q
Tengo la susceptibilidad a flor de piel. Cuando alguien, lejano a mí, al que no conozco de nada, escribe, habla o canta, sobre un tema que quizás muy tangencialmente me ha interesado de alguna manera, pienso irremediablemente que habla de mí y que, naturalmente, se bufa de mí. Cuando alguien cita algo que me podría afectar, me gusta pensar que habla de mí, aunque sea mal. Ando muy necesitado de afecto, de cariño, de atención y me quedan solo algunas opciones ridículas: el calcetín con los dos ojos pintados, la barra del bar en la que creo que todos son mis amigos, interpretar los textos, las canciones, las películas como si me las estuvieran cantando a mí. Ando tan bajo de recursos que a veces quiero creer que todo el mundo está representando algo para mí, ya me ha costado algún disgusto porque realmente eso no pasa. Pero yo veo señales. Veo cosas. El otro día me encontré un cuponazo en el suelo. Doblado. Lo miré y estaba en curso. Para ayer. Dilema moral, si me hubiera tocado. Alguien lo había puesto ahí para mí. Quizás debería haberlo devuelto, pero la prueba no hubiera sido válida. Devuelto a dónde... mejor me lo quedo. Si me toca, qué hubiera pasado. No me ha tocado. Quise creer que aquello estaba dirigido a mí, pero no podía ser tan bonito. Y lo era. Y a quién se lo iba a preguntar...
https://www.youtube.com/watch?v=3w9xWyQQYIo
Hoy es sábado por la mañana y me gustaría pasar el rato escribiendo. Hasta las doce o así. Luego, me gustaría... a las doce o así me iré a tomar un vino o una caña. Poca cosa. Porque hoy supongo que voy a comer con mis padres, que viene mi prima Elena, que se fue a la India y no la he visto desde hace dos meses si no me equivoco. Luego por la tarde, supongo que me iré dejando morir y planearé qué se puede hacer para esas horas en las que todo el mundo tiene un plan de evasión. Mañana hay fútbol. El fútbol vuelve a cumplir su misión, tapar esas dos horas que si no fuera por el fútbol dios sabe a qué dedicarías. A pensar en la aurora, en la aurora boreal. Aurora roja, maravillosa. Ayer había luna llena. No sé cómo mierdas está esto de los ciclos lunares, pero yo antes no veía tantas lunas llenas. Vale ya. Entiendo lo de los cupones en el suelo, lo de las canciones, los artículos extraños, pero no entiendo lo de la luna. No entiendo por qué la luna está llena tan y tan a menudo. De hecho, miro a la luna últimamente aunque no esté llena. La miro y pienso, qué cabrona, cómo crece, qué deprisa. dentro de nada estará llena otra vez. Y efectivamente. Desde hace dos o tres días yo veo la luna llena. La miro así como de reojillo y me pongo malo. Esta noche supongo que habrá otra luna llena. Un día, y quizás ese día no llegue nunca, nos sentaremos a mirar la luna llena a ver qué pasa, sin miedo. Marlon Brando, Pocahontas y yo.
https://www.youtube.com/watch?v=QS4t-a-w8ug
Pues era esto. Más o menos. No os he contado que el otro día ví a Muchachito y le di un abrazo y le pregunté si se acordaba de mí y me dijo que sí. No me doy nada de importancia. Si nos vemos por ahí, digan algo, que no hablo mucho pero me gusta escuchar.
Parece que el mundo no deja de girar. Ni mucho menos de sorprendernos. Ayer, por ejemplo, escuché a un señor de edad, dar una lección sobre lo que es tener pasión por la vida. Si tienes pasión por la vida, puedes hacer las cosas, si no, mejor no hagas nada. Y otra cosa. Amor por la gente. Esto es importante. Escuchando a ese señor ayer, uno entiende que es muy difícil ser muchas cosas, pero es mejor ser compasivo con la gente. Implacable con las injusticias, duro con el poderoso, pero amable y bueno con el género humano. El género humano. Ese señor mayor, fotógrafo de Santa Coloma de Gramenet, provincia de Barcelona, nos contó su vida. Nos la cuenta una y mil veces, cada vez que le dan la oportunidad, nos cuenta lo que ha vivido, que parecerá poca cosa, pero es una historia verdadera. Una historia que no necesita ser reformulada, que no necesita ser revisada o puesta al día, que no necesita artificios para que te la creas. Es la historia de mucha gente, es la suya, una historia contada con imágenes que, (y como dijo un poeta local, allí presente) si no llega a ser por él y otros pocos como él, se perdería en la carrera constante hacia la nada, hacia la reconexión, hacia la ceja levantada, hacia la puta mierda. Durante una hora y media, ese señor mayor, volvió a enseñarnos sus fotos, los descampados, los charcos, la dignidad de la gente que es capaz de hacer las cosas bien en las condiciones más adversas. Y hablaba y hablaba y había veces que parecía que se iba a quedar... y seguía. Porque le gusta vivir. Con dignidad. (El efecto del final, me sale de bien...).
https://www.youtube.com/watch?v=J30BChx_P2Q
Tengo la susceptibilidad a flor de piel. Cuando alguien, lejano a mí, al que no conozco de nada, escribe, habla o canta, sobre un tema que quizás muy tangencialmente me ha interesado de alguna manera, pienso irremediablemente que habla de mí y que, naturalmente, se bufa de mí. Cuando alguien cita algo que me podría afectar, me gusta pensar que habla de mí, aunque sea mal. Ando muy necesitado de afecto, de cariño, de atención y me quedan solo algunas opciones ridículas: el calcetín con los dos ojos pintados, la barra del bar en la que creo que todos son mis amigos, interpretar los textos, las canciones, las películas como si me las estuvieran cantando a mí. Ando tan bajo de recursos que a veces quiero creer que todo el mundo está representando algo para mí, ya me ha costado algún disgusto porque realmente eso no pasa. Pero yo veo señales. Veo cosas. El otro día me encontré un cuponazo en el suelo. Doblado. Lo miré y estaba en curso. Para ayer. Dilema moral, si me hubiera tocado. Alguien lo había puesto ahí para mí. Quizás debería haberlo devuelto, pero la prueba no hubiera sido válida. Devuelto a dónde... mejor me lo quedo. Si me toca, qué hubiera pasado. No me ha tocado. Quise creer que aquello estaba dirigido a mí, pero no podía ser tan bonito. Y lo era. Y a quién se lo iba a preguntar...
https://www.youtube.com/watch?v=3w9xWyQQYIo
Hoy es sábado por la mañana y me gustaría pasar el rato escribiendo. Hasta las doce o así. Luego, me gustaría... a las doce o así me iré a tomar un vino o una caña. Poca cosa. Porque hoy supongo que voy a comer con mis padres, que viene mi prima Elena, que se fue a la India y no la he visto desde hace dos meses si no me equivoco. Luego por la tarde, supongo que me iré dejando morir y planearé qué se puede hacer para esas horas en las que todo el mundo tiene un plan de evasión. Mañana hay fútbol. El fútbol vuelve a cumplir su misión, tapar esas dos horas que si no fuera por el fútbol dios sabe a qué dedicarías. A pensar en la aurora, en la aurora boreal. Aurora roja, maravillosa. Ayer había luna llena. No sé cómo mierdas está esto de los ciclos lunares, pero yo antes no veía tantas lunas llenas. Vale ya. Entiendo lo de los cupones en el suelo, lo de las canciones, los artículos extraños, pero no entiendo lo de la luna. No entiendo por qué la luna está llena tan y tan a menudo. De hecho, miro a la luna últimamente aunque no esté llena. La miro y pienso, qué cabrona, cómo crece, qué deprisa. dentro de nada estará llena otra vez. Y efectivamente. Desde hace dos o tres días yo veo la luna llena. La miro así como de reojillo y me pongo malo. Esta noche supongo que habrá otra luna llena. Un día, y quizás ese día no llegue nunca, nos sentaremos a mirar la luna llena a ver qué pasa, sin miedo. Marlon Brando, Pocahontas y yo.
https://www.youtube.com/watch?v=QS4t-a-w8ug
Pues era esto. Más o menos. No os he contado que el otro día ví a Muchachito y le di un abrazo y le pregunté si se acordaba de mí y me dijo que sí. No me doy nada de importancia. Si nos vemos por ahí, digan algo, que no hablo mucho pero me gusta escuchar.
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