No se habla de otra cosa y es normal. Santa Coloma vuelve a estar en los papeles y lo hace por motivos que todo el mundo que opina considera que son negativos. O positivos. Veremos.
Hola. Soy periodista, pero no me enteré de nada de lo que ocurrió ayer hasta que no llegué a casa por la noche, ya que no consulté el teléfono móvil durante un espacio de tiempo de unas 2 horas aproximadamente. Aún a día de hoy, mientras escribo esto, no he leído ninguna de las informaciones que han aparecido en la prensa nacional y tampoco en la local, salvo alguna excepción que no viene al caso. En este mismo momento, todavía no he visto le vídeo en watsapp en el que se ve lo que pasa y lo que se intuye. O no. Por que no lo he visto. Así que si buscan algún dato relevante, información novedosa sobre el estado de la cuestión, o lo que vendría a llamarse periodismo de investigación habiendo preguntado a transeúntes y testigos sobre lo que pasó realmente, no soy su hombre.
¿Y por qué escribo sobre el tema? Pues por no quedarme atrás y por abundar en algunos asuntos que me interesan, relacionados con el hecho. Con los hechos. Con Santa Coloma, en definitiva, ciudad a la que quiero más que a mi propia condición de periodista.
Presentaré los hechos, a una hora de la tarde que no podría determinar, unos agentes de los Mossos d'Esquadra entraron en los Recreativos que hay desde tiempo inmemorial en la Avinguda Generalitat, frente a la Plaça del Manelic y al lado de la Plaça Catalunya, con la intención de detener a un individuo, vecino de Santa Coloma, acusado de robo con fuerza. Forcejean (fuerza, forcejean, qué verbo...) y el individuo sustrae un arma, tiroteo, una agente de los mossos recibe un disparo en el abdomen, pero sale ilesa gracias al chaleco protector. Hay más heridos, pero al final el individuo es detenido. Gran repercusion en los medios y profusión de comentarios (que no he leído mas que por encimilla) en las redes sociales. Unos alabando a los cuerpos y fuerzas, otros señalando que esto es el Bronx y dónde vamos a parar.
Vivimos en una ciudad obsesionada con su imagen, sobre todo en relación con los temas de seguridad. Aún hoy después de muchos años y décadas de reconstrucción y construcción de una cudad que, como dice la compañera Odei sale del suburbio para ser una ciudad, el colomense se ve perseguido por cierto halo de malditismo cuando sale fuera. Ser de Santa Coloma sigue estando asociado a ciudad suburbial, marginal, con delincuencia supurando en cada rincón, de aire peligroso y patibulario. No, no somos así, nos esforzamos en declarar. Y sin embargo, 'Santa Coloma siempre aparece en los medios de comunicación con temas relacionados con asuntos que poco tienen que ver con...'. Y los colomenses no queremos ser eso. O no todos, porque algunos todavía hacen de esa 'autenticidad' de la ciudad una imagen de marca. Nosotros no somos como vosotros. Yo mismo juego a eso muchas veces.
Los esfuerzos de los distintos consistorios por presentar a nuestra ciudad como una urbe moderna, cosmopolita, completamente equiparable a ciudades respetables de nuestro entorno, se ven empañados por hechos truculentos como el de ayer. A tiros por las calles. Hace menos de un año, otro tiroteo en un salón de juegos puso a Santa Coloma en los medios, otra vez por lo mismo. Muy recientemente, el propio equipo de gobierno tuvo que utilizar el full informatiu para contrarrestar las críticas a una creciente sensación de inseguridad, que, al parecer, se ha instalado entre la población.
¿Dónde quiero llegar? No lo sé. Quizás me llama la atención el contraste entre lo que se quiere y lo que se es. Entre lo que quieren que seamos desde fuera y lo que somos realmente. Queremos ser una ciudad, luchamos por ello, una ciudad digna, con gente que vive y trabaja, que se construyó a partir de las luchas de muchos que pusieron mucho por hacerla como es, y si embargo, fuera siguen viéndonos como el escenario de una peli del Vaquilla. Queremos albergar festivales de rock, ser un referente gastronómico, cantera de artistas de vanguardia... pero por quien primero nos preguntan es por Justo Molinero. Queremos ser una ciudad residencial, que comience a explorar nuevos modelos de economía solidaria y sostenible y... a tiros por las calles.
Quisiera dar algún tipo de conclusión personal sobre el asunto. Me parece que somos una ciudad normal. Casi del montón. Nos gusta magnificar lo que nos pasa y no sé si en otras ciudades de nuestro entorno tienen esa sensación de 'sitio especial' que merece ser reivindicado una y mil veces, o vilipendiado y criticado hasta el machaque por los propios lugareños. El que es muy de Santa Coloma y el que quisiera vivir en otra parte y sigue diciendo que vive en Barcelona para no asustar ni asustarse él mismo. Creo que lo que ocurre aquí tampoco es tan grave.
Lo ocurrido ayer pudo haber ocurrido en cualquier otra parte, pero vivimos en una ciudad en la que la pobreza, la miseria, las condiciones durísimas de vida de mucha gente, provoca situaciones críticas. En Santa Coloma podemos encontrar lugares, zonas, conversaciones que podrían aparecer en El Foraster de Tv3 y otras que, la verdad, no. Pasear por barrios de Santa Coloma nos remiten a historias, situaciones, conflictos, que pasan por soluciones no siempre estrictamente policiales. Reclamar orden, darnos golpes en el pecho dando vivas a la guardia civil y reclamar más policía, no me parece la solución. Pero es que uno no ha tenido mucha simpatía por la policía y el Orden nunca y mi opinión quizás no sea válida. Hace falta inversión, recursos públicos, educación, ganas de transformar la sociedad y no poner parches (desde mi atalaya). Si queremos una Santa Coloma como la que sale en los folletos, hace falta algo más.
Desde luego que lo que ocurrió ayer no es culpa de nadie, salvo del vecino de Santa Coloma protagonista del hecho. Un trágico suceso que pudo haber terminado muy mal. Gracias a las redes sociales y las nuevas tecnologías, a los pocos minutos conocíamos identidades, gentes, testigos que nos hacían pensar que la cosa podía haber sido realmente una puta mierda de verdad y gente próxima lo podía haber pasado mal, fatal. No fue así. ¿Se puede decir de dónde eran los agentes y la mossa? No creo, pero el aspecto positivo que apuntaba al principio, va por ahí.
A Santa Coloma no te la acabas. Vivir en Santa Coloma es muy duro y es apasionante a la vez. Según donde estés en la pirámide la verás de una manera o de otra. A mí me sigue fascinando. Cada día.
No sé si habré llegado a alguna parte con esto.
jueves, 31 de marzo de 2016
miércoles, 30 de marzo de 2016
La Justicia no salva a los buenos
Al parecer el mantra de hoy era 'La Justicia no salva a los buenos' con su correspondiente respuesta 'La Justicia salva a los malos'. Estoy intentando recordar algo. Ayer se me ocurrió un tema que podía utilizar como una entrada en el blog. Era una historia que me pareció interesante y que pensé que podría cubrir el hueco del día. Pero se me ha olvidado. Sé que no era una historia de las que aparecen en algún volumen de relatos de alguien que nos llega desde... era algo que podía hacer colar como una historia personal. Pero se me ha ido.
¿Y si un día se me olvida todo? ¿Y si un día olvido todo lo que tenía que hacer? Tampoco es tanto, así que no tendrá demasiada importancia.
Me gustaría tener su aspecto. Llevar una gorra como esa, que la barba me diera un aire de habitante de la Galitzia ucraniana de una santa vez, que mi catalán fuese ya no fluido, sino absolutmente correcto. Me gustaría tener sus contactos, hablar con la gente con esa familiaridad, con esa cercanía, saber quién es quién en cada momento. Me gustaría saber si hablo bajo o hablo alto. Creo que hablo en un tono bajo de voz, pero me advierten constantemente que lo que digo lo está oyendo todo el mundo. Y no parece que sea muy elegante escuchar cómo alguien habla de ti y puede que esté haciendo algún comentari fuera de lugar sobre uno y que se escuche.
Me gustaría ser todos y cada uno de los que entran en este bar. Ahora mismo acaba de entrar un tío alto con traje y corbata. Altísimo. Me gustaría que los trajes me sentaran así de bien. Nunca llevo traje y posiblemente nunca me vea en el trance de llevarlo. Un traje a medida. Tengo un traje pero no me queda bien. Y mola, porque es de cuadros y da el pego, es moderno y antiguo a la vez, pero no me queda bien. Casi nada me queda bien. La triste historia del toni.
Escritura automática. Artista. ¿Quién es un artista? Mi padre, por ejemplo. Es un artista. Autocalificado como tal. La autoestima es muy importante. Ahora me tengo que cortar un poco, han entrado unos que quizás puedan ver lo que estoy escribiendo.
Voy a contar una historia para distraer la atención. Un niño entró una vez en una casa que estaba habitada por unos familiares. Por contarlo de una manera más definida, el niño iba a casa de su abuela a por unas ropas que su madre le había pasado a la abuela para que las arreglara, hiciera unos retoques, etc. El niño iba por la calle, medio al trote, la casa de su abuela no estaba lejos. No todo el mundo tiene la casa de la abuela cerca. Podía haber tenido la casa de su abuela a unos 1200 kilómetros en línea recta desde Barcelona y hubiéramos tenido un problema. La historia hubiera sido otra. No nos detengamos en este punto, porque no nos conduce a nada. El niño, pensando en sus cosas, tropieza y se cae. Estoy recuperando un clásico. La vieja historia del niño que tropieza y se cae. El niño en principio no parece haberse hecho mucho daño, pero al pasar la mano por su rodilla, nota que se ha roto los pantalones. En otras circunstancias, se hubiera entristecido sobremanera, pero como su abuela se ha especializado en retoques y apaños, piensa que se lo pueden arreglar. La Justicia no salva a los buenos, como ya sabemos. Cuando se incorpora, una paloma caga al niño en la cabeza. Y contra eso su abuela no puede hacer nada. No hay Justicia.
No todos los días se puede. La Justicia no salva a los buenos. Tumbado al sol. Mañana se nos ocurrirá algo mejor.
¿Y si un día se me olvida todo? ¿Y si un día olvido todo lo que tenía que hacer? Tampoco es tanto, así que no tendrá demasiada importancia.
Me gustaría tener su aspecto. Llevar una gorra como esa, que la barba me diera un aire de habitante de la Galitzia ucraniana de una santa vez, que mi catalán fuese ya no fluido, sino absolutmente correcto. Me gustaría tener sus contactos, hablar con la gente con esa familiaridad, con esa cercanía, saber quién es quién en cada momento. Me gustaría saber si hablo bajo o hablo alto. Creo que hablo en un tono bajo de voz, pero me advierten constantemente que lo que digo lo está oyendo todo el mundo. Y no parece que sea muy elegante escuchar cómo alguien habla de ti y puede que esté haciendo algún comentari fuera de lugar sobre uno y que se escuche.
Me gustaría ser todos y cada uno de los que entran en este bar. Ahora mismo acaba de entrar un tío alto con traje y corbata. Altísimo. Me gustaría que los trajes me sentaran así de bien. Nunca llevo traje y posiblemente nunca me vea en el trance de llevarlo. Un traje a medida. Tengo un traje pero no me queda bien. Y mola, porque es de cuadros y da el pego, es moderno y antiguo a la vez, pero no me queda bien. Casi nada me queda bien. La triste historia del toni.
Escritura automática. Artista. ¿Quién es un artista? Mi padre, por ejemplo. Es un artista. Autocalificado como tal. La autoestima es muy importante. Ahora me tengo que cortar un poco, han entrado unos que quizás puedan ver lo que estoy escribiendo.
Voy a contar una historia para distraer la atención. Un niño entró una vez en una casa que estaba habitada por unos familiares. Por contarlo de una manera más definida, el niño iba a casa de su abuela a por unas ropas que su madre le había pasado a la abuela para que las arreglara, hiciera unos retoques, etc. El niño iba por la calle, medio al trote, la casa de su abuela no estaba lejos. No todo el mundo tiene la casa de la abuela cerca. Podía haber tenido la casa de su abuela a unos 1200 kilómetros en línea recta desde Barcelona y hubiéramos tenido un problema. La historia hubiera sido otra. No nos detengamos en este punto, porque no nos conduce a nada. El niño, pensando en sus cosas, tropieza y se cae. Estoy recuperando un clásico. La vieja historia del niño que tropieza y se cae. El niño en principio no parece haberse hecho mucho daño, pero al pasar la mano por su rodilla, nota que se ha roto los pantalones. En otras circunstancias, se hubiera entristecido sobremanera, pero como su abuela se ha especializado en retoques y apaños, piensa que se lo pueden arreglar. La Justicia no salva a los buenos, como ya sabemos. Cuando se incorpora, una paloma caga al niño en la cabeza. Y contra eso su abuela no puede hacer nada. No hay Justicia.
No todos los días se puede. La Justicia no salva a los buenos. Tumbado al sol. Mañana se nos ocurrirá algo mejor.
martes, 29 de marzo de 2016
Música de carretera
Desde pequeño, la música del viaje al pueblo ha sido uno de mis asuntos predilectos. Cosas en las que ocupar la mente. Tengo casi 40 años, es decir, voy a cumplir 41 y sigo poniendo una parte importante de lo que viene a ser mi vida pensante al servicio de 'la música que voy a escuchar'.
Se pueden afrontar los viajes al pueblo de muchas maneras. Por ejemplo, el viaje de ida, el compañero Jordi, que era el chófer y amo y señor de lo que iba a sonar, se marcó un viaje de nueve horas sin música. Así, sin anestesia de nada. La radio estaba puesta, cuando el coche paraba, se oía de fondo una radio, un algo. Pero yo no escuché nada. Prudente, supongo, no querría importunar a un público heterogéneo con músicas que puede que no fueran del agrado de todos. La prudencia. Otro ejemplo. El compañero Jose, en su furgoneta, que yo lo ví, tenía una carpeta en el reproductor de música de la misma que rezaba 'italo disco'. Santa Bárbara bendita, madre de San Agustín. Otra carpeta era de 'viaje'. Es decir, hay quien se lo prepara y hay quien no.
Hacer la maleta para ir al pueblo implica tener a mano el cable con el que vas a cargar el reproductor del mp3 ya pensando en el viaje de vuelta. He de decir que, por primera vez en la historia, no he bajado una bobina de cds ni nada. Eran pocos días y no cabían en mi nueva bolsa de viaje, tan pequeña y tan cuca. Abundando en el nivel de tontería que me asalta, dejaba todos los días el cargador del reproductor en marcha para que, llegado el día del viaje, el mp3 no se quedase sin batería. Ni que decir tiene que los gustos del público acompañante, mis padres y mi prima Elena, me son indiferentes.
Porque yo escucho la mejor música del mundo. Soy el que más sabe (al menos al nivel de un Diego A. Manrique o del mismísimo...) y el que te puede abrir las orejas a músicas que... pregúntame qué grupo es el que suena, te lo digo, es ese.
Como duermo poco y mal, esa noche se me ocurre una canción para el grupo. Como muy funky, con un bajo haciendo un par de notas y nosotros cantando por encima algo referente a correr por el río, sudando todo, algo así. Primer puente de montcada segundo puente de moncada, camón. Lo del camón tiene que salir. He olvidado la canción, pero me levanto silbándola y todo.
Bien. Cargado el reproductor, que comience el viaje de vuelta. Escucharemos la radio. Radio 3.
A las seis y media de la mañana la música que suena es del programa Músicas posibles. Música clásica contemporánea, valga el oxímoron. Son las seis y media, insisto y mi madre y mi prima caen en un sopor profundo. Violines inconexos. Solo al final del programa, suena una canción entre jazz y tropical, movidita, pero la cortan porque empieza Hoy empieza todo.
Siete de la mañana. Creo que la primera canción que pone es de REM, It's the end of the world. y poco a poco van cayendo canciones de grupos como rockeros de años anteriores que vuelven a sacar disco. Es música así como para levantar el ánimo, según el locutor. Atrás duermen y mi padre va como un gatillo pendiente de si le piso o no. Ojo, cuidado, la curva, el camión, no te embales. Hay una entrevista a un grupo que se compone de gente de otros grupos. La habitación roja y otros. Cría que me iba a acordar de más temas, pero no me salen demasiados. Hacen una especie de repaso de discos de metal, porque hace 25 años (o son 20...) que se publicó un disco de un grupo que se llama Slint y lo van enlazando con otros discos de otros grupos y suenan guns and roses, sepultura, korn... todo muy así. Pone una canción de un grupo que se llama Neumann que no me dice mucho pero al parecer hay que estar muy así, porque vuelven a tocar. Pone una canción de Primal Scream, porque ha sacado un nuevo disco. Canta con una chica y la canción tampoco está tan mal. Voy prestando atención y a las nueve cambia el rollo y entra otra locutora. Se hablan de más cosas y hasta las once suena una música más o menos similar. Ah. Ha sonado Second. Second es un grupo que no me gusta nada. Pero cada vez que pongo la radio, radio 3, suena Second. Esas letras tan sentidas, no sé. Es que no lo puedo aguantar. Lo bueno es que Second volverá a sonar más tarde.
A las nueve de la mañana, insisto, tengo una seria laguna. Voy mirando por el retrovisor y veo gente duermiendo. La música no es que esté levantando a nadie, la verdad.
Empieza el programa de las once. 180 grados. Suele poner una música que ni fu ni fa, menos cuando hace monográficos. Vuelve a caer Primal Scream. Vuelve a caer Neumann. Vuelve a caer Second como digo, pero pone una racha de tres canciones casi seguidas que me gustan. Canciones de grupos de ahora que me gustan. Soy muy feliz con esto.
Pone una canción de Grises que se llama... ay, se me ha ido. Formas, lo he tenido que mirar. Me gusta, y eso que es una canción electrónica y... pero tiene algo, quizás la voz del cantante o la cantante, no sé. Me gusta. Y después de esta pone una canción de un grupo que se llama Papaya que no he escuchado nunca, como Grises que tampoco, una canción que yo creo que se llama Infusiones y no, es que se llama Obsesiones. Y me gusta mucho, pero mucho mucho. Me gusta tanto, que estoy escuchando el disco mientras escribo. Y la busco, pero no la encuentro. Porque no se llama infusiones, que se llama obsesiones. Y acto seguido pone una de Novedades Carminha que se llama Que dios reparta fuerte. Me mola también. Hasta mi padre, que conduce ahora, tamborilea en el volante. Mi prima ya va despierta. No dice nada de la música. Ha sido una racha muy buena de canciones. Si he de recordar... creo que en los viajes siempre he descubierto música. Una canción, un algo.
Canciones que crees que te hablan directamente. Canciones que hablan de cosas que te pasan, de lo que vives, etc. Vamos a ponernos profundos. Canciones que te tocan la fibra. Hay algo, alguien, una fuerza, que hace que escuches las canciones que necesitas. Y son esas.
A las doce empieza siglo XXI, con el primer chichipún quito la radio y pongo el mp3. La música de siempre. Variadita, molona, su reggae, su rubén blades, su kokoschka, su gotan project... creo que mi prima se ha puesto los auriculares. Si o no. No. O sí. No. A veces parece que susurra algo, canturrea, pero no es mi música. Como lleva el pelo largo no veo si es así o no. Sufro. Pero no quito la música hasta el final. Solo al final de todo, ya en el parking, suena Gong.
Guardo mi reproductor y pienso que voy a escribir sobre esto porque me interesa mucho compartir esta historia con ustedes. Podría ser peor.
Las vacaciones, bien. Procesiones, cementerios, tapas, carne de choto. Bien. Y acordarme un poco, también.
Se pueden afrontar los viajes al pueblo de muchas maneras. Por ejemplo, el viaje de ida, el compañero Jordi, que era el chófer y amo y señor de lo que iba a sonar, se marcó un viaje de nueve horas sin música. Así, sin anestesia de nada. La radio estaba puesta, cuando el coche paraba, se oía de fondo una radio, un algo. Pero yo no escuché nada. Prudente, supongo, no querría importunar a un público heterogéneo con músicas que puede que no fueran del agrado de todos. La prudencia. Otro ejemplo. El compañero Jose, en su furgoneta, que yo lo ví, tenía una carpeta en el reproductor de música de la misma que rezaba 'italo disco'. Santa Bárbara bendita, madre de San Agustín. Otra carpeta era de 'viaje'. Es decir, hay quien se lo prepara y hay quien no.
Hacer la maleta para ir al pueblo implica tener a mano el cable con el que vas a cargar el reproductor del mp3 ya pensando en el viaje de vuelta. He de decir que, por primera vez en la historia, no he bajado una bobina de cds ni nada. Eran pocos días y no cabían en mi nueva bolsa de viaje, tan pequeña y tan cuca. Abundando en el nivel de tontería que me asalta, dejaba todos los días el cargador del reproductor en marcha para que, llegado el día del viaje, el mp3 no se quedase sin batería. Ni que decir tiene que los gustos del público acompañante, mis padres y mi prima Elena, me son indiferentes.
Porque yo escucho la mejor música del mundo. Soy el que más sabe (al menos al nivel de un Diego A. Manrique o del mismísimo...) y el que te puede abrir las orejas a músicas que... pregúntame qué grupo es el que suena, te lo digo, es ese.
Como duermo poco y mal, esa noche se me ocurre una canción para el grupo. Como muy funky, con un bajo haciendo un par de notas y nosotros cantando por encima algo referente a correr por el río, sudando todo, algo así. Primer puente de montcada segundo puente de moncada, camón. Lo del camón tiene que salir. He olvidado la canción, pero me levanto silbándola y todo.
Bien. Cargado el reproductor, que comience el viaje de vuelta. Escucharemos la radio. Radio 3.
A las seis y media de la mañana la música que suena es del programa Músicas posibles. Música clásica contemporánea, valga el oxímoron. Son las seis y media, insisto y mi madre y mi prima caen en un sopor profundo. Violines inconexos. Solo al final del programa, suena una canción entre jazz y tropical, movidita, pero la cortan porque empieza Hoy empieza todo.
Siete de la mañana. Creo que la primera canción que pone es de REM, It's the end of the world. y poco a poco van cayendo canciones de grupos como rockeros de años anteriores que vuelven a sacar disco. Es música así como para levantar el ánimo, según el locutor. Atrás duermen y mi padre va como un gatillo pendiente de si le piso o no. Ojo, cuidado, la curva, el camión, no te embales. Hay una entrevista a un grupo que se compone de gente de otros grupos. La habitación roja y otros. Cría que me iba a acordar de más temas, pero no me salen demasiados. Hacen una especie de repaso de discos de metal, porque hace 25 años (o son 20...) que se publicó un disco de un grupo que se llama Slint y lo van enlazando con otros discos de otros grupos y suenan guns and roses, sepultura, korn... todo muy así. Pone una canción de un grupo que se llama Neumann que no me dice mucho pero al parecer hay que estar muy así, porque vuelven a tocar. Pone una canción de Primal Scream, porque ha sacado un nuevo disco. Canta con una chica y la canción tampoco está tan mal. Voy prestando atención y a las nueve cambia el rollo y entra otra locutora. Se hablan de más cosas y hasta las once suena una música más o menos similar. Ah. Ha sonado Second. Second es un grupo que no me gusta nada. Pero cada vez que pongo la radio, radio 3, suena Second. Esas letras tan sentidas, no sé. Es que no lo puedo aguantar. Lo bueno es que Second volverá a sonar más tarde.
A las nueve de la mañana, insisto, tengo una seria laguna. Voy mirando por el retrovisor y veo gente duermiendo. La música no es que esté levantando a nadie, la verdad.
Empieza el programa de las once. 180 grados. Suele poner una música que ni fu ni fa, menos cuando hace monográficos. Vuelve a caer Primal Scream. Vuelve a caer Neumann. Vuelve a caer Second como digo, pero pone una racha de tres canciones casi seguidas que me gustan. Canciones de grupos de ahora que me gustan. Soy muy feliz con esto.
Pone una canción de Grises que se llama... ay, se me ha ido. Formas, lo he tenido que mirar. Me gusta, y eso que es una canción electrónica y... pero tiene algo, quizás la voz del cantante o la cantante, no sé. Me gusta. Y después de esta pone una canción de un grupo que se llama Papaya que no he escuchado nunca, como Grises que tampoco, una canción que yo creo que se llama Infusiones y no, es que se llama Obsesiones. Y me gusta mucho, pero mucho mucho. Me gusta tanto, que estoy escuchando el disco mientras escribo. Y la busco, pero no la encuentro. Porque no se llama infusiones, que se llama obsesiones. Y acto seguido pone una de Novedades Carminha que se llama Que dios reparta fuerte. Me mola también. Hasta mi padre, que conduce ahora, tamborilea en el volante. Mi prima ya va despierta. No dice nada de la música. Ha sido una racha muy buena de canciones. Si he de recordar... creo que en los viajes siempre he descubierto música. Una canción, un algo.
Canciones que crees que te hablan directamente. Canciones que hablan de cosas que te pasan, de lo que vives, etc. Vamos a ponernos profundos. Canciones que te tocan la fibra. Hay algo, alguien, una fuerza, que hace que escuches las canciones que necesitas. Y son esas.
A las doce empieza siglo XXI, con el primer chichipún quito la radio y pongo el mp3. La música de siempre. Variadita, molona, su reggae, su rubén blades, su kokoschka, su gotan project... creo que mi prima se ha puesto los auriculares. Si o no. No. O sí. No. A veces parece que susurra algo, canturrea, pero no es mi música. Como lleva el pelo largo no veo si es así o no. Sufro. Pero no quito la música hasta el final. Solo al final de todo, ya en el parking, suena Gong.
Guardo mi reproductor y pienso que voy a escribir sobre esto porque me interesa mucho compartir esta historia con ustedes. Podría ser peor.
Las vacaciones, bien. Procesiones, cementerios, tapas, carne de choto. Bien. Y acordarme un poco, también.
jueves, 24 de marzo de 2016
Así no, Barça
El otro día me pidieron que diera mi opinión sobre un tema. Y yo le dije que me lo pensaba. Y me dijo que se lo dijera pronto. Y le dije que no presionase. Y me dijo que me estaban esperando. Y le dije que para qué. Y me dijo que no me hiciera el gracioso. Y le dije que no estaba haciendo nada. Y me pidió una frase. Y yo le dije que esas no eran maneras. Y me amenazó con un palo. Y yo me subí a una torre muy alta con un ventanuco al final desde el que iba a hacer una proclama. Y cuando me asomé me lazó un adoquín y me dió en la cabeza. Y yo le dije que se iba a enterar. Y me dijo que ahí me esperaba. Y salté desde la torre tan alta y caí al suelo de pie. Y descubrí que podía volar. Y me dijo que no podía volar. Y le dije que sí. Y me dijo que había sido suerte. Y le dije que no era suerte, que podía volar, que tenía poderes. Y me dijo que él tenía poderes y que yo no tenía poderes. Y entonces me puse a volar a su alrededor. Y me dijo que era muy pesado. Y volé hasta Pamplona. Y me dispuse a sacar el córner. Y me dijo que lo tirase pasado al segundo palo, que los defensas no se enteran y el portero es bajito. Y le dije que mejor lo sacaba en corto, que ya nadie saca los córners en largo y menos al segundo palo. Y me dijo que estábamos en 1983 y que eso de sacar en corto que es una gilipollez. Y le dije que estaba equivocado. Y me dijo que tenía otro adoquín en la mano dispuesto a reventarme la cabeza. Y le dije que no tenía pelotas a tirarlo. Y me dijo que no le calentase. Y le dije que iba a sacar el corner. Y me dijo que cogiese el autocar para viajar hasta Bilbao. Y yo le dije que no era Bilbao, que la final era en Madrid. Y me dijo que se la pasase. Que la abriera a banda. Que no la tirase siempre buscando el centro. Que la tocase un poco. Y yo le dije que se aclarara. Y yo le dije que le iba a tirar la guitarra. Y me dijo que la guitarra era de pan mascao y que le importaba una mierda. Y yo le dije que era una Fender. Y me dijo que no sabía qué era una Fender. Y yo le dije que me gustaba hablar de música. Y me dijo que no tenía ni idea de música. Y le dije que me dolían mucho las piernas. Y me dijo que de un salto se plantaba delante mío y de un tajo en los tendones me dejaba inútil para siempre. Y le pedí que no me asustara, que iba a llamar a mis padres. Y me dijo que sabía que mis padres no estaban allí y que se habían ido y que estaba solo. Y le dije que no. Y él que sí. Y yo que no. Y él que sí. Y yo que no. Y él que sí. Y salió mi padre y nos dio que qué hacíamos. Y le dije que mira éste. Y me dijo que no era mi padre, que me fijara bien. Y salí un momento a aclararme. Y me dijo que cerrara la puerta y volviera pronto que tenía sueño.
martes, 22 de marzo de 2016
¿Hacemos algo?
Desde hace unos
días, en diversos grupos de amigos, compañeros y demás, nos asalta una pregunta
tras ver las imágenes de los campamentos de refugiados en Idomeni, Grecia, nos
remuerde la conciencia, nos jode vivos no poder hacer nada más que discutir qué
se puede hacer. ¿Qué podemos hacer? ¿Hacemos algo?
Escribo este
texto en caliente. Llevan toda la mañana hablando en la radio de los atentados
de Bruselas. Atentados que hasta el momento han costado decenas de muertos en
el corazón de la política europea, justo en unos días en los que se había
activado todo el protocolo de máxima seguridad tras la detención en Bélgica
precisamente del autor intelectual de los atentados de París de hace unos
meses. Se habla de las consecuencias de este atentado, de las causas, de los
motivos, de cómo está el mundo, de cómo lo estamos dejando.
Hace unos días,
la UE firmó con Turquía un acuerdo vergonzoso por el cual se decidía expulsar a
los refugiados que están llegando a miles huyendo de las guerras de Siria, de
Irak, de Afganistán, bajo el pretexto de que no son refugiados políticos sino
económicos. Turquía recibirá dinero y la promesa de un futuro al lado de los
bwanas a cambio de poner la raya y quedarse con esos indeseables que vienen a
contaminar Europa, la dulce Europa, con sus cosas de pobres. La UE, ese espacio
de libertad económica, se blinda ante la llegada de pobres. Qué miedo.
Esas imágenes de
niños durmiendo en cajas, chapoteando en el barro, gente sin nada, nos
reconcomen. Discutimos qué hacer. Actos benéficos, recoger comida, recoger
dinero. Confieso que cada vez que sale el tema, pongo mil impedimentos a todo.
Todo me parecen parches. Jamás le reprocharé a quien hace algo que lo haga,
pero pienso que poco es lo que se puede hacer si la estructura, el gobierno,
los gobiernos, coño, lo que hemos llamado toda la vida ‘el poder’, ha decidido
que esa gente no vale nada. Y no está bien pensar así, lo sé.
Hablan en la
radio de las primaveras del mundo árabe, la lucha por las democracias que han
resultado un fracaso, del yihadismo, del islam, de geopolítica. No sé. Tiempos
oscuros, dicen, nos amenazan. Criminalización de los refugiados, no podemos
dejar entrar a gente sospechosa, fronteras más duras, más controles, más
seguridad, menos libertad para todos. Miedo y desconfianza hacia los demás.
Santa Coloma
tiene a gala acoger en su seno a una población diversa. Hablamos nosotros. Pero
no hablan todos. Montamos círculos, debates, charlas, pero qué dice la
población de la ciudad, la población que tiene en común una historia, una
cultura, una forma de ver el mundo compartida con la de la gente de esos países
que están deshechos… no lo sabemos. No las escucho. No escriben artículos, no
hacen vídeos, no tienen voz. Están organizados, son gente con capacidad para
participar en nuestra vida política y siguen estando en un segundo plano. ¿Qué
podemos hacer? ¿Qué creen ellos que podemos hacer nosotros? ¿Seguro que somos
nosotros los que tenemos que hacer algo? Reunirnos, hablar, decir que las
imágenes nos han hecho polvo, no está mal y ayuda, pero… es nuestra forma de
ver el mundo la que impera. Ayudemos. ¿Quieren que les ayudemos o cada vez que
ayudamos estamos perpetuando un sistema de relación de arriba hacia abajo?
No tengo ninguna
solución. Ni me atrevería a proponer ninguna. Otro sistema, otra forma de vida,
otra manera de relacionarnos unos con otros. Todo muy etéreo. Mientras tanto,
miedo y muerte. Mucho más allí que aquí.
lunes, 21 de marzo de 2016
La rebelión - Joseph Roth
Hay libros que tienen su momento. Este era el momento para este libro. Hace un tiempo, cuando tenía el mundo a mis pies, este libro no me hubiera afectado en lo más mínimo, pero hoy.. va. Dejemos de decir tonterías y vayamos a lo que vamos.
Joseph Roth no va a darnos una alegría nunca. El autor austríaco no va a darnos el gusto de contarnos una historia que nos ponga una sonrisa en el rostro. Joseph Roth no va a darnos esperanzas acerca de un futuro mejor. Puede hablar de la bondad humana, de la vida a la desesperada, de la melancolía por un pasado que parecía mejor, pero hacernos sentir bien, eso no. O al menos, en ninguno de los libros que he podido leer de este clásico de la literatura centroeuropea. La marcha Radetzky, La leyenda del santo bebedor... son libros diferentes entre sí y este de La rebelión se parezca más a La leyenda... pero en todos ellos la cosa no acaba bien. El protagonista va a ir a peor, o no va a cumplir lo que promete, o le saldrá mal. Porque a Joseph Roth, tampoco le iba bien. ¿Quieren saber algo de la vida de Joseph Roth? Nada, unas líneas.
Bien. Nació a finales del XIX en la, efectivamente, Galitzia austrohúngara en una familia de origen judío, participa en la Primera Guerra Mundial y esta experiencia le marca mucho. Perder la guerra, desmembramiento del Imperio, llegada de nuevos valores y él.. primero simpatiza con el socialismo, pero viaja a la Unión Soviética en 1926 y se echa para atrás, pasando a ser un extraño habitante del periodismo, la literatura y la vida desastrada, alcoholizado y con añoranza de monarquía y con su esposa con graves problemas de salud... se exilia en París y allí más de lo mismo. Los nazis queman sus obras y acaba palmando en 1939. Su éxito, póstumo. Como ven, una vida tan de novela como sus propias novelas.
Porque lo que pasa con Roth es que uno lee y cree que no está contando nada que le hayan contado, si no que le pasa a él. De verdad. Que es él todo el rato. Escritores de mierda que no saben separar su vida de la ficción.
Un veterano de la primera guerra mundial está en un sanatorio. Tiene una pierna cortada. Mira con aire de suficiencia a los demás internos. Él tiene una medalla. Él respeta el orden. Él ama al Gobierno. Él no es ningún revolucionario. Él respeta las jerarquías. Se llama Andreas Pum. Hay turbulencias y el Gobierno decide ir sacando gente de los sanatorios. A Andreas Pum le dan una licencia para tocar el organillo por las calles. Ojo. A él. Qué orgulloso de su licencia. La muestra, la enseña, es, casi un representante del Gobierno por las calles de la ciudad. Comparte cama (no vivienda, cama) con un vago y su novia, que se prostituye para sacar algo de pasta. Duermen todos juntos. Él mira a la chica mientras se desnuda. Echa de menos tener a alguien a su lado. Un día, toca delante de una iglesia y una mujer enlutada le pide que toque algo para su difunto esposo, que murió ayer. No ayer, sino ayer en el libro, ya saben. El ayer de ese día. La mujer es viuda. Una viuda apetecible para Andreas que simplemente con el gesto de la mujer ya vislumbra una vida al lado de la viuda. Así, sin más. La mujer le dice que vaya a tocar el organillo allí dentro de dos días en el sepelio de su esposo. Allí va y ese mismo día la mujer, Katharina, le confirma que sí, que le ha elegido como suplente del marido. Así. Van quedando y un día le dice que ya se puede quedar y que traiga sus cosas. Genial es lo de que ella, que tenía un pretendiente que era subinspector de policía, le elige a él porque es de rango inferior a ella y así ella, puede dirigir sin miedo a quedar por debajo. Felicidad a raudales de Andreas, pero un día, ay, un ricacho que ha tenido un día malo porque al intentar forzar a su secretaria esta se ha rebotado y le van a denunciar, monta un pollo contra Andreas en un tranvía. Pollo, denuncia, licencia fuera, el final. La mujer le echa de casa ese mismo día y ese mismo día se echa en brazos del subinspector. La vida es una mierda, va a la cárcel, sale echo polvo. El vago que se ha convertido en una especie de mafioso de los lavabos públicos, le da un curro, pero ya es tarde y...
Y ya está.
Andreas era un convencido del orden, de la ley, de que los vagos y los malos, al infierno. Pero un día, toda su teoría se cae. El Gobierno no le conoce, el Gobierno pasa de él, la ley, el sistema, la medallita, todo eso es una mierda que no vale nada. Te has peleado con un tío rico, vas a perder, eres una mierda.
Todo es una mierda.
El libro está escrito en 1924, antes de ir a la Unión Soviética. Creerte el sistema, el orden, al Gobierno, no te va a valer de nada. Sáltatelo.
Ahora bien. Atente a las consecuencias.
Joseph Roth no va a darnos una alegría nunca. El autor austríaco no va a darnos el gusto de contarnos una historia que nos ponga una sonrisa en el rostro. Joseph Roth no va a darnos esperanzas acerca de un futuro mejor. Puede hablar de la bondad humana, de la vida a la desesperada, de la melancolía por un pasado que parecía mejor, pero hacernos sentir bien, eso no. O al menos, en ninguno de los libros que he podido leer de este clásico de la literatura centroeuropea. La marcha Radetzky, La leyenda del santo bebedor... son libros diferentes entre sí y este de La rebelión se parezca más a La leyenda... pero en todos ellos la cosa no acaba bien. El protagonista va a ir a peor, o no va a cumplir lo que promete, o le saldrá mal. Porque a Joseph Roth, tampoco le iba bien. ¿Quieren saber algo de la vida de Joseph Roth? Nada, unas líneas.
Bien. Nació a finales del XIX en la, efectivamente, Galitzia austrohúngara en una familia de origen judío, participa en la Primera Guerra Mundial y esta experiencia le marca mucho. Perder la guerra, desmembramiento del Imperio, llegada de nuevos valores y él.. primero simpatiza con el socialismo, pero viaja a la Unión Soviética en 1926 y se echa para atrás, pasando a ser un extraño habitante del periodismo, la literatura y la vida desastrada, alcoholizado y con añoranza de monarquía y con su esposa con graves problemas de salud... se exilia en París y allí más de lo mismo. Los nazis queman sus obras y acaba palmando en 1939. Su éxito, póstumo. Como ven, una vida tan de novela como sus propias novelas.
Porque lo que pasa con Roth es que uno lee y cree que no está contando nada que le hayan contado, si no que le pasa a él. De verdad. Que es él todo el rato. Escritores de mierda que no saben separar su vida de la ficción.
Un veterano de la primera guerra mundial está en un sanatorio. Tiene una pierna cortada. Mira con aire de suficiencia a los demás internos. Él tiene una medalla. Él respeta el orden. Él ama al Gobierno. Él no es ningún revolucionario. Él respeta las jerarquías. Se llama Andreas Pum. Hay turbulencias y el Gobierno decide ir sacando gente de los sanatorios. A Andreas Pum le dan una licencia para tocar el organillo por las calles. Ojo. A él. Qué orgulloso de su licencia. La muestra, la enseña, es, casi un representante del Gobierno por las calles de la ciudad. Comparte cama (no vivienda, cama) con un vago y su novia, que se prostituye para sacar algo de pasta. Duermen todos juntos. Él mira a la chica mientras se desnuda. Echa de menos tener a alguien a su lado. Un día, toca delante de una iglesia y una mujer enlutada le pide que toque algo para su difunto esposo, que murió ayer. No ayer, sino ayer en el libro, ya saben. El ayer de ese día. La mujer es viuda. Una viuda apetecible para Andreas que simplemente con el gesto de la mujer ya vislumbra una vida al lado de la viuda. Así, sin más. La mujer le dice que vaya a tocar el organillo allí dentro de dos días en el sepelio de su esposo. Allí va y ese mismo día la mujer, Katharina, le confirma que sí, que le ha elegido como suplente del marido. Así. Van quedando y un día le dice que ya se puede quedar y que traiga sus cosas. Genial es lo de que ella, que tenía un pretendiente que era subinspector de policía, le elige a él porque es de rango inferior a ella y así ella, puede dirigir sin miedo a quedar por debajo. Felicidad a raudales de Andreas, pero un día, ay, un ricacho que ha tenido un día malo porque al intentar forzar a su secretaria esta se ha rebotado y le van a denunciar, monta un pollo contra Andreas en un tranvía. Pollo, denuncia, licencia fuera, el final. La mujer le echa de casa ese mismo día y ese mismo día se echa en brazos del subinspector. La vida es una mierda, va a la cárcel, sale echo polvo. El vago que se ha convertido en una especie de mafioso de los lavabos públicos, le da un curro, pero ya es tarde y...
Y ya está.
Andreas era un convencido del orden, de la ley, de que los vagos y los malos, al infierno. Pero un día, toda su teoría se cae. El Gobierno no le conoce, el Gobierno pasa de él, la ley, el sistema, la medallita, todo eso es una mierda que no vale nada. Te has peleado con un tío rico, vas a perder, eres una mierda.
Todo es una mierda.
El libro está escrito en 1924, antes de ir a la Unión Soviética. Creerte el sistema, el orden, al Gobierno, no te va a valer de nada. Sáltatelo.
Ahora bien. Atente a las consecuencias.
domingo, 20 de marzo de 2016
Muerte de un periodista
Ser periodista es apasionante. Ser periodista, cubrir un acto, investigar sobre un tema, hacer artículos en los que destapas casos que remueven los cimientos del sistema, hacer crónicas de partidos de fútbol, entrevistar a pensadores, hacer crítica literaria, estar en Jerusalén haciendo un stand up, entrevistar al presidente del Consell Comarcal... ser periodista es eso por lo que todos nos apuntamos a la carrera de Periodismo, pensando que tenemos un talento especial para contar historias y que sabemos mucho de muchas cosas y que con nuestro trabajo puede que contribuyamos a un mundo mejor. Ser periodista es algo que tiene que ser acojonante de bonito.
Yo no he sido periodista nunca. Escribir, cómo se dice, artículos no te hace ser periodista. Con un corrector de word y un poco de traza para no escribir pan con hache, más o menos puedes salir del paso. Si te dedicas a hacer alabanzas a la reina madre, o a despellejar a un súbdito de la corona, sales con bien del aprieto. Eso no es ser periodista. Ser periodista tiene que ver con otras cosas y otros talentos que, los que me conocen, saben que no tengo.
Ser periodista es preguntar, es ir, es conocer, es interesarse por el tema que está tratando, es saberlo contar y que la gente, cuando lea lo que has escrito, narrado, contado, diga... me interesa, creo que ya sé algo más. Esto es más o menos el tópico, pero creo que se acerca a lo que debe ser 'ser periodista'.
Yo nunca he trabajado de periodista. Creo que lo que hice en el portal de Internet se acercaba, pero no me dio tiempo a aprender realmente el oficio. No soy de aprender. Soy de hacer las cosas a mi manera, que no es la correcta casi nunca. Sea como sea, lo que he hecho casi siempre es publicidad. Publirreportajes.
La serie B de la profesión, acostumbro a decir. Somos los que escribimos por encargo, los que contamos las excelencias del showroom de iluminación, los que entrevistamos al doctor en su clínica, los que procuramos saber qué tipo de diferencia hay entre los servicios que ofrece su despacho respecto a los que ofrece tal otro, los que van a su restaurante y le preguntan qué especialidad tienen... esas cosas. Esos publirreportajes que casi nadie lee. Eso.
Yo hago eso. Eso no es periodismo. Habré conocido a muchos periodistas, el Soldat es periodista, por ejemplo, pero yo no. ¿Qué era Pep Dalmau?
Pep Dalmau era periodista. Aunque yo siempre le vi trabajando haciendo lo mismo que yo, pero a él se le notaba otro bagaje, otro interés, otra pasta. Pep sabía de muchas cosas y cuando te explicaba qué era lo que él quería contar en un publirreportaje, o en un reportaje sobre los grandes museos del mundo, se notaba que se preocupaba por que quedase perfecto. Las fotos, el contenido, todo tenía que estar muy mascado. Muy machacado, muy trabajado. Me miraba, cuando lo contaba, y ponía cara de 'no quieres escucharme pero me da igual'. Y le daba. Y tenía razón. Me daba igual lo que me contase.
Le conocí en mi curro, él hacía páginas de restaurantes para El País. Luego las hice yo también. Me pasaba los textos y yo se los cortaba. Escríbía demasiado. Siempre estábamos picados. No me hacía gracia verle por el curro, no me era simpático. Siempre parecía estar dando lecciones. Al Jordi y a mí nos hacía gracia, con esa pose de periodista 'a la antigua', pero que estaba allí, contando las excelencias de restaurantes de menú diario.
Así estuvimos un tiempo, hasta que le perdí la pista. En mi nuevo curro, se suponía que yo iba a complementar las cosas que él estaba haciendo. Hablaba conmigo, quería quedar conmigo para tratar sobre cómo enfocar los reportajes, el enfoque, el tipo de lenguaje utilizado, el tono, entrevistar al cliente para tratar el enfoque, no el contenido, simplemente el tono. Yo le miraba y pensaba 'qué me cuenta'. La escuela francesa y la escuela alemana. Me decía que yo era de escuela francesa. Se supone. Que ponía gerundios y eso era inaceptable. Cuando le veía entrar por la puerta me hacía el loco, no quería que me echara más broncas, que me dijera que no estaba encontrando el tono. Le dije que tenía un blog y se lo leía. Que le resultaba interesante, decía.
Se puso malo. Carlos, el jefe, le tenía mucha fe. Llevaba nosecuantas revistas, algunos le encargaban incluso discursos. Iba a hacerse unas revisiones. Poco a poco fue dejando de aparecer. Estaba malo.
Le fuimos a ver hace dos semanas. Era la mitad. Como sabía que yo era de dónde era, me preguntaba cosas. Él venía de la izquierda no estalinista, me decía. Era trosko. De esto me enteré el día que le fuimos a ver. Lo dijo él. Estuvo genial ese día. Preguntando y haciéndome halagos. La gente está genial cuando me halaga. Que podríamos hacer unas revistas geniales, una de un colegio de nosequé que daba miedo, que podríamos hacer una cosa entre técnica y humanista, muy interesante.
Ahí acabamos todos. Cantando las excelencias del empresariado. Lo bien que está yendo todo. El sistema, la expansión, abrir nuevos mercados. Nuevos retos. Ahí estamos. Siempre contando lo que nos dicen otros.
Nos despedimos. Me iba a dar una caja con cosas de un libro que estaba haciendo y que él no podría acabar.
Se murió ayer.
No era mala gente. Y era periodista.
No puedo decir lo mismo en ningún sentido.
Yo no he sido periodista nunca. Escribir, cómo se dice, artículos no te hace ser periodista. Con un corrector de word y un poco de traza para no escribir pan con hache, más o menos puedes salir del paso. Si te dedicas a hacer alabanzas a la reina madre, o a despellejar a un súbdito de la corona, sales con bien del aprieto. Eso no es ser periodista. Ser periodista tiene que ver con otras cosas y otros talentos que, los que me conocen, saben que no tengo.
Ser periodista es preguntar, es ir, es conocer, es interesarse por el tema que está tratando, es saberlo contar y que la gente, cuando lea lo que has escrito, narrado, contado, diga... me interesa, creo que ya sé algo más. Esto es más o menos el tópico, pero creo que se acerca a lo que debe ser 'ser periodista'.
Yo nunca he trabajado de periodista. Creo que lo que hice en el portal de Internet se acercaba, pero no me dio tiempo a aprender realmente el oficio. No soy de aprender. Soy de hacer las cosas a mi manera, que no es la correcta casi nunca. Sea como sea, lo que he hecho casi siempre es publicidad. Publirreportajes.
La serie B de la profesión, acostumbro a decir. Somos los que escribimos por encargo, los que contamos las excelencias del showroom de iluminación, los que entrevistamos al doctor en su clínica, los que procuramos saber qué tipo de diferencia hay entre los servicios que ofrece su despacho respecto a los que ofrece tal otro, los que van a su restaurante y le preguntan qué especialidad tienen... esas cosas. Esos publirreportajes que casi nadie lee. Eso.
Yo hago eso. Eso no es periodismo. Habré conocido a muchos periodistas, el Soldat es periodista, por ejemplo, pero yo no. ¿Qué era Pep Dalmau?
Pep Dalmau era periodista. Aunque yo siempre le vi trabajando haciendo lo mismo que yo, pero a él se le notaba otro bagaje, otro interés, otra pasta. Pep sabía de muchas cosas y cuando te explicaba qué era lo que él quería contar en un publirreportaje, o en un reportaje sobre los grandes museos del mundo, se notaba que se preocupaba por que quedase perfecto. Las fotos, el contenido, todo tenía que estar muy mascado. Muy machacado, muy trabajado. Me miraba, cuando lo contaba, y ponía cara de 'no quieres escucharme pero me da igual'. Y le daba. Y tenía razón. Me daba igual lo que me contase.
Le conocí en mi curro, él hacía páginas de restaurantes para El País. Luego las hice yo también. Me pasaba los textos y yo se los cortaba. Escríbía demasiado. Siempre estábamos picados. No me hacía gracia verle por el curro, no me era simpático. Siempre parecía estar dando lecciones. Al Jordi y a mí nos hacía gracia, con esa pose de periodista 'a la antigua', pero que estaba allí, contando las excelencias de restaurantes de menú diario.
Así estuvimos un tiempo, hasta que le perdí la pista. En mi nuevo curro, se suponía que yo iba a complementar las cosas que él estaba haciendo. Hablaba conmigo, quería quedar conmigo para tratar sobre cómo enfocar los reportajes, el enfoque, el tipo de lenguaje utilizado, el tono, entrevistar al cliente para tratar el enfoque, no el contenido, simplemente el tono. Yo le miraba y pensaba 'qué me cuenta'. La escuela francesa y la escuela alemana. Me decía que yo era de escuela francesa. Se supone. Que ponía gerundios y eso era inaceptable. Cuando le veía entrar por la puerta me hacía el loco, no quería que me echara más broncas, que me dijera que no estaba encontrando el tono. Le dije que tenía un blog y se lo leía. Que le resultaba interesante, decía.
Se puso malo. Carlos, el jefe, le tenía mucha fe. Llevaba nosecuantas revistas, algunos le encargaban incluso discursos. Iba a hacerse unas revisiones. Poco a poco fue dejando de aparecer. Estaba malo.
Le fuimos a ver hace dos semanas. Era la mitad. Como sabía que yo era de dónde era, me preguntaba cosas. Él venía de la izquierda no estalinista, me decía. Era trosko. De esto me enteré el día que le fuimos a ver. Lo dijo él. Estuvo genial ese día. Preguntando y haciéndome halagos. La gente está genial cuando me halaga. Que podríamos hacer unas revistas geniales, una de un colegio de nosequé que daba miedo, que podríamos hacer una cosa entre técnica y humanista, muy interesante.
Ahí acabamos todos. Cantando las excelencias del empresariado. Lo bien que está yendo todo. El sistema, la expansión, abrir nuevos mercados. Nuevos retos. Ahí estamos. Siempre contando lo que nos dicen otros.
Nos despedimos. Me iba a dar una caja con cosas de un libro que estaba haciendo y que él no podría acabar.
Se murió ayer.
No era mala gente. Y era periodista.
No puedo decir lo mismo en ningún sentido.
sábado, 19 de marzo de 2016
Gran Biblioteca Universal del Pensamiento
Durante una buena parte de su carrera literaria, Polifem Asmadelanov se dedicó a la ficción, cosechando un buen número de críticas positivas en las principales revistas del país. Una trayectoria que prometía, alguna vez, llevarle a disfrutar de las mieles del éxito también económicamente. Cuando apareció su novela 'Tremenda', muchos consideraron que había alcanzado su madurez y que esta obra, ambientada en un suburbio de Krasnoyarsk, le colocaría entre las grandes plumas europeas. Polifem Asmadelanov sin embargo, creía que su camino era otro. Harto de esperar a que las editoriales hiciesen de él esa figura mediática que anhelaba ser, no pudo esperar y preparó un libro titulado 'La solución', en el que se postulaba con una serie de recetas políticas de pan mascado destinada a salvar a Rusia de todos los males que le han acechado desde tiempo inmemorial. Paradójicamente, lo que muchos vaticinaron como un desastre editorial, fue el aldabonazo que necesitaba, aunque las críticas literarias fueron espantosas. Convertido en un personaje polémico y asiduo comentarista de cualquier cosa, ha escrito tres libros más titulados 'Yo, salvador', 'El problema de Rusia', 'Dadme 100 días y un Ejército' que han arrasado. Hacer no hace nada, pero nos tiene entretenidos.
Quisiera anunciarles que el próximo mes de julio presentaré mi nueva novela, que llevará por título 'Poesías carteables', del que quisiera también presentarles un pequeño estracto en un acto que se celebrará en el bar musical Elandro's, en el que algunos de mis amigos interpretarán diversos pasajes de la obra y nos lo pasaremos muy bien, porque también vendrán unos primos que quisiera que conocieran porque son una gente estupenda y quisiera también que probaran unas pastas que hace mi tía Maricarmen que son muy buenas y que las hace con una masa a la que le pone unas limaduras de nosequé y que se empeña en traernos una vez al año, cuando baja al pueblo, y nosotros le decimos que no, que traiga más, y ella que es que esas pastas son de una época concreta. Y quisiera que me escucharan tocar la guitarra durante la presentación. Ya me sé el rancho grande y ahora me estoy aprendiendo Sweet child of mine, de los Guns and Roses, que no me gusta, pero dicen que... que vengan.
El ínclito Benedicto Saraband ha presentado una obra que está dando mucho que hablar en los cenáculos literarios de la capital por lo polémico de su contenido. La obra, un Thriller político se llama 'Se te está poniendo cara de Técnico de Bienestar Social' y se enmarca en una serie de luchas de intereses y de personas que se ven obligadas a elegir entre la devoción y la vocación, entre lo que se pregona y lo que se hace, resultando una especie de cosa ya vista y que nos remite a otras obras suyas como 'Esperando una llamada', 'Organizando actos' y 'Escribiendo y golpeando', todas más o menos con el mismo contenido, pero cambiando nombres y ciudades. Lo polémico de esta nueva obra de Saraband tiene que ver con el contenido, hemos dicho, ya que toda la obra está en cursiva. Resultando que el lector piensa que está ante algo especial y viene a ser lo de siempre. Es un truco, y no vamos a entrar a valorar mucho más. Deudald Naismit ha publicado una crítica en el 'Younger Letters' que viene a decir que se cansa uno de soplapolleces pero que, a ver, es lo que hay y todos tenemos derecho a vivir.
Anastasio Orowich ha declarado su firme intención de representar su obra 'Estratos y Cúmulos' en el Odeón de nuestra ciudad. De nada ha servido la carta que el consistorio ha enviado al autor para que depusiera su actitud. De nada ha servido el comunicado de la Asociación de Escritores local, pidiéndole que no hiciera lo que se proponía. De nada ha servido que un equipo de la policía local haya actuado de incógnito, en una misión ciertamente arriesgada, intentando sustraer el libreto de la obra en el propio domicilio de Orowich. De nada ha servido que el Teatro local se haya declarado en obras y que un equipo de operarios de la grúa municipal haya causado graves desperfectos en el recinto completamente a cosa hecha. Finalmente, el día 23 de abril, fiesta de San Jorge, Estratos y Cúmulos se representará y ya están los folletos y los dípticos, que vienen a ser lo mismo, impresos. No ha habido manera.
Quelita Yánukovich ya ha finalizado, tras cuarenta largos años de estudio, su obra sobre la obra de Joaquín Obrámovich, el famoso poeta santafesino, oriundo de la Galitzia austrohúngara, que publicó en vida tres breves poemarios y trabajó mayormente como distribuidor de la casa Geiser de bebidas gaseosas. Sin embargo, Quelita Yánukovich, ha llevado a cabo un estudio minucioso de esos tres poemarios que abarca nada menos que 18 volúmenes. No sabemos si recomendar su lectura o no. Si van buscando a Obrámovich igual lo encuentran. Si van buscando desde una reflexión sobre el paso del tiempo, el aburrimiento de la vida en provincias, un compendio de recetas, diátribas sobre la situación política local y mundial, encuentros y desencuentros amorosos de la propia Yanúkovich, ya les decimos desde aquí que tienen para darse el gusto.
Llegó un momento en el que el autor comenzó a declarar que sus referentes a la hora de escribir la novela que presentaba eran Tal y Cual, que la ingente obra de Pascual no había sido suficientemente reconocida, que por el contrario Fulano era un gran talento que ya había publicado mucha obra y se situaba como una gran influencia, que Ella había escrito una novela muy afamada que también le había conmovido en su momento. Citó a literatos locales, a personajes de su entorno, a amigos, compañeros de batallas varias, poetas, ensayistas... y de mí no dijo nada. Y me veía, porque estaba casi siempre en su línea de visión, que ya me ocupé yo de...
Quisiera anunciarles que el próximo mes de julio presentaré mi nueva novela, que llevará por título 'Poesías carteables', del que quisiera también presentarles un pequeño estracto en un acto que se celebrará en el bar musical Elandro's, en el que algunos de mis amigos interpretarán diversos pasajes de la obra y nos lo pasaremos muy bien, porque también vendrán unos primos que quisiera que conocieran porque son una gente estupenda y quisiera también que probaran unas pastas que hace mi tía Maricarmen que son muy buenas y que las hace con una masa a la que le pone unas limaduras de nosequé y que se empeña en traernos una vez al año, cuando baja al pueblo, y nosotros le decimos que no, que traiga más, y ella que es que esas pastas son de una época concreta. Y quisiera que me escucharan tocar la guitarra durante la presentación. Ya me sé el rancho grande y ahora me estoy aprendiendo Sweet child of mine, de los Guns and Roses, que no me gusta, pero dicen que... que vengan.
El ínclito Benedicto Saraband ha presentado una obra que está dando mucho que hablar en los cenáculos literarios de la capital por lo polémico de su contenido. La obra, un Thriller político se llama 'Se te está poniendo cara de Técnico de Bienestar Social' y se enmarca en una serie de luchas de intereses y de personas que se ven obligadas a elegir entre la devoción y la vocación, entre lo que se pregona y lo que se hace, resultando una especie de cosa ya vista y que nos remite a otras obras suyas como 'Esperando una llamada', 'Organizando actos' y 'Escribiendo y golpeando', todas más o menos con el mismo contenido, pero cambiando nombres y ciudades. Lo polémico de esta nueva obra de Saraband tiene que ver con el contenido, hemos dicho, ya que toda la obra está en cursiva. Resultando que el lector piensa que está ante algo especial y viene a ser lo de siempre. Es un truco, y no vamos a entrar a valorar mucho más. Deudald Naismit ha publicado una crítica en el 'Younger Letters' que viene a decir que se cansa uno de soplapolleces pero que, a ver, es lo que hay y todos tenemos derecho a vivir.
Anastasio Orowich ha declarado su firme intención de representar su obra 'Estratos y Cúmulos' en el Odeón de nuestra ciudad. De nada ha servido la carta que el consistorio ha enviado al autor para que depusiera su actitud. De nada ha servido el comunicado de la Asociación de Escritores local, pidiéndole que no hiciera lo que se proponía. De nada ha servido que un equipo de la policía local haya actuado de incógnito, en una misión ciertamente arriesgada, intentando sustraer el libreto de la obra en el propio domicilio de Orowich. De nada ha servido que el Teatro local se haya declarado en obras y que un equipo de operarios de la grúa municipal haya causado graves desperfectos en el recinto completamente a cosa hecha. Finalmente, el día 23 de abril, fiesta de San Jorge, Estratos y Cúmulos se representará y ya están los folletos y los dípticos, que vienen a ser lo mismo, impresos. No ha habido manera.
Quelita Yánukovich ya ha finalizado, tras cuarenta largos años de estudio, su obra sobre la obra de Joaquín Obrámovich, el famoso poeta santafesino, oriundo de la Galitzia austrohúngara, que publicó en vida tres breves poemarios y trabajó mayormente como distribuidor de la casa Geiser de bebidas gaseosas. Sin embargo, Quelita Yánukovich, ha llevado a cabo un estudio minucioso de esos tres poemarios que abarca nada menos que 18 volúmenes. No sabemos si recomendar su lectura o no. Si van buscando a Obrámovich igual lo encuentran. Si van buscando desde una reflexión sobre el paso del tiempo, el aburrimiento de la vida en provincias, un compendio de recetas, diátribas sobre la situación política local y mundial, encuentros y desencuentros amorosos de la propia Yanúkovich, ya les decimos desde aquí que tienen para darse el gusto.
Llegó un momento en el que el autor comenzó a declarar que sus referentes a la hora de escribir la novela que presentaba eran Tal y Cual, que la ingente obra de Pascual no había sido suficientemente reconocida, que por el contrario Fulano era un gran talento que ya había publicado mucha obra y se situaba como una gran influencia, que Ella había escrito una novela muy afamada que también le había conmovido en su momento. Citó a literatos locales, a personajes de su entorno, a amigos, compañeros de batallas varias, poetas, ensayistas... y de mí no dijo nada. Y me veía, porque estaba casi siempre en su línea de visión, que ya me ocupé yo de...
jueves, 17 de marzo de 2016
Revolució o sopa per a tots
Fa un parell de dies va tenir lloc un acte de l'ANC Gramenet a Santa Coloma dedicat a explicar què es el Procés Constituent que s'ha endegat a Catalunya en els darrers... no ho sé ben bé des de quan portem de procés i quant d'aquest temps és de procés constituent. Sigui com sigui, com a novetat, faré el text en català i que sigui allò que Deu vulgui i tingui en la seva consideració. Ho faré tan bé com pugui i prego que siguin indulgents donat que jo, ai, m'expresso millor en la llengua dels estrangers.
L'acte va omplir la sala d'actes del Museu Torre Balldovina i no era per a menys. Allà es trobaven per donar explicacions Lluís Rabell de Catalunya Sí que es Pot, Marta Rovira de Junts pel Sí i Gabriela Serra de la Cup. Tots tres son diputats al Parlament de Catalunya. Fins aquí la part informativa i ara vindrà la opinió.
No penso fer un resum de res, perquè ja hi han suficients mitjans de prestigi a Santa Coloma com per intentar un esforç innecessari. Simplement diré el que em sembla del que vaig escoltar, del que em va faltar i del que hom espera d'un acte com aquest.
Crec que, estant allunyat de la posició que considera la Independència de Catalunya com la fi dels nostres mals o al menys com el principi de la solució o al menys com un pas per aconseguir una societat més justa, l'assumpte del Procés Constituent, com el del Dret a Decidir m'interessa perquè es una ocasió per dir el que es pensa, fotre cullerada i posar en contradicció. Res més. I clar, estic molt amb el company Rabell. El Procés està bé iniciar-ho, però no sabem com acabarà. I potser no acaba en independència si som capaços d'incloure més gent que la únicament indepe. És somiar truites, però son les nostres truites.
Va, anem per feina. Sopa per a tots. Gabriela Serra encandila al públic i parla de la situació que es va crear amb la Transició com a 'sopa per a tots'. És una dels nostres, o al menys una dels que hi assisteixen en aquest acte. Gent de Cup, gent d'Esquerra. Quan parla la Gabriela tothom espera la frase punyent, la interpelació al públic, el missatge directe. Quan parla la Marta Rovira, s'espera un missatge més atemperat, més mesurat, però ella intenta encendre una mica el públic i acaba dient una cosa que em fa pensar. Per dir-ho d'alguna manera. Ara entraré. Quan parla Lluís Rabell, com que no és del gust de la concurrència en no estar del tot en la línia, la gent espera què dirà per saltar-hi a sobre. Això ocurreix en el torn de rèpliques, quan Rabell, que veu que amb un discurs més o menys benevolent no aconsegueix les simpaties del públic, tira pel dret i la lia. Allò que pensem que és el procés, potser no acabarà com us imagineu. I cita a Goethe, per dir que de la teoria a la realitat hi ha un món de diferències. I diu que ara es viu en llibertat i la gent remuga i diu que si algú ha viscut en la clandestinitat no pot negar que la situació és ben diferent i la gent remuga.
Tornem a la Marta Rovira i també a la Gabriela Serra. En parlar d'un Procés constituent, la diputada de la Cup diu que les Constitucions es fan sempre en moments de conflicte, de guerra, de revolució. La Marta Rovira diu que estem vivint una Revolució. Potser és un terme massa sobat i dir Revolució ja no es dir... però em fa nosa escoltar-ho. Una Revolució. Una guerra. Un conflicte.
A mi, que no he viscut mai una Revolució, em sembla que una Revolució no la veurem per la televisió, com deia el Gil Scott-Heron. Una Revolució, penso, no és una manifestació cada any, escortada pels Mossos d'Esquadra, amb els mitjans públics al teu costat, televisant-la. Potser són altres temps i jo estic desfasat. No veig una guerra, no veig un conflicte armat. Veig al president de la Generalitat reunint-se amb el secretari general del PSOE que ha pactat amb Ciudadanos. No veig un moviment revolucionari que trenqui amb els valors i el sistema i... no ho veig. Això no és cap Revolució.
Pot haver un trencament, d'una societat que vol governar-se d'una altra manera. Pot haver un procés de readaptació de les condicions de convivència de Catalunya amb la resta de l'Estat, que pot desembocar amb la creació d'un Estat nou, però pot ser que tot quedi en una mena de Confederació sense que es digui. No sé com acabarà. Ni qui ho farà.
Veig una intenció de fer passar el procés com una cosa progressista, quan a la taula faltava la visió conservadora de la pel·lícula. Esquerra Republicana de Catalunya, la Cup i Catalunya Sí que es Pot. Falta CDC i que totes aquestes boniques paraules de justícia social, de nova societat més lliure, més democràtica, econòmicament més igualitària... però com casa això amb el neoliberalisme de CDC? podrien haver estat i haver-ho contrastat.
Però em sembla bona la idea del procés constituent i cal participar. Si volem aquest nou estat, la República Catalana lliurement federada amb la resta dels pobles de la península, ho haurem de dir i de fer. Si no, d'altres ho faran.
Al torn de preguntes, la primera és d'un home que acaba de sortir de la presó i viu en un caixer de la plaça de la Vila. La gent l'escolta però amb certa molèstia. No és això del que veniem a parlar. L'home diu que Catalunya no li està donant res. Que ve de Madrid i que aquí a Catalunya no li donem res de diferent que en altres llocs.
Ens omplim el pit de bons sentiments i teories meravelloses però ens fa mal sentir un problema que considerem irresoluble. Era bona la cita de Goethe, la teoria eixuta i la vida amb els seus brots verds.
Baixem la pilota a terra i obrim a les bandes.
L'acte va omplir la sala d'actes del Museu Torre Balldovina i no era per a menys. Allà es trobaven per donar explicacions Lluís Rabell de Catalunya Sí que es Pot, Marta Rovira de Junts pel Sí i Gabriela Serra de la Cup. Tots tres son diputats al Parlament de Catalunya. Fins aquí la part informativa i ara vindrà la opinió.
No penso fer un resum de res, perquè ja hi han suficients mitjans de prestigi a Santa Coloma com per intentar un esforç innecessari. Simplement diré el que em sembla del que vaig escoltar, del que em va faltar i del que hom espera d'un acte com aquest.
Crec que, estant allunyat de la posició que considera la Independència de Catalunya com la fi dels nostres mals o al menys com el principi de la solució o al menys com un pas per aconseguir una societat més justa, l'assumpte del Procés Constituent, com el del Dret a Decidir m'interessa perquè es una ocasió per dir el que es pensa, fotre cullerada i posar en contradicció. Res més. I clar, estic molt amb el company Rabell. El Procés està bé iniciar-ho, però no sabem com acabarà. I potser no acaba en independència si som capaços d'incloure més gent que la únicament indepe. És somiar truites, però son les nostres truites.
Va, anem per feina. Sopa per a tots. Gabriela Serra encandila al públic i parla de la situació que es va crear amb la Transició com a 'sopa per a tots'. És una dels nostres, o al menys una dels que hi assisteixen en aquest acte. Gent de Cup, gent d'Esquerra. Quan parla la Gabriela tothom espera la frase punyent, la interpelació al públic, el missatge directe. Quan parla la Marta Rovira, s'espera un missatge més atemperat, més mesurat, però ella intenta encendre una mica el públic i acaba dient una cosa que em fa pensar. Per dir-ho d'alguna manera. Ara entraré. Quan parla Lluís Rabell, com que no és del gust de la concurrència en no estar del tot en la línia, la gent espera què dirà per saltar-hi a sobre. Això ocurreix en el torn de rèpliques, quan Rabell, que veu que amb un discurs més o menys benevolent no aconsegueix les simpaties del públic, tira pel dret i la lia. Allò que pensem que és el procés, potser no acabarà com us imagineu. I cita a Goethe, per dir que de la teoria a la realitat hi ha un món de diferències. I diu que ara es viu en llibertat i la gent remuga i diu que si algú ha viscut en la clandestinitat no pot negar que la situació és ben diferent i la gent remuga.
Tornem a la Marta Rovira i també a la Gabriela Serra. En parlar d'un Procés constituent, la diputada de la Cup diu que les Constitucions es fan sempre en moments de conflicte, de guerra, de revolució. La Marta Rovira diu que estem vivint una Revolució. Potser és un terme massa sobat i dir Revolució ja no es dir... però em fa nosa escoltar-ho. Una Revolució. Una guerra. Un conflicte.
A mi, que no he viscut mai una Revolució, em sembla que una Revolució no la veurem per la televisió, com deia el Gil Scott-Heron. Una Revolució, penso, no és una manifestació cada any, escortada pels Mossos d'Esquadra, amb els mitjans públics al teu costat, televisant-la. Potser són altres temps i jo estic desfasat. No veig una guerra, no veig un conflicte armat. Veig al president de la Generalitat reunint-se amb el secretari general del PSOE que ha pactat amb Ciudadanos. No veig un moviment revolucionari que trenqui amb els valors i el sistema i... no ho veig. Això no és cap Revolució.
Pot haver un trencament, d'una societat que vol governar-se d'una altra manera. Pot haver un procés de readaptació de les condicions de convivència de Catalunya amb la resta de l'Estat, que pot desembocar amb la creació d'un Estat nou, però pot ser que tot quedi en una mena de Confederació sense que es digui. No sé com acabarà. Ni qui ho farà.
Veig una intenció de fer passar el procés com una cosa progressista, quan a la taula faltava la visió conservadora de la pel·lícula. Esquerra Republicana de Catalunya, la Cup i Catalunya Sí que es Pot. Falta CDC i que totes aquestes boniques paraules de justícia social, de nova societat més lliure, més democràtica, econòmicament més igualitària... però com casa això amb el neoliberalisme de CDC? podrien haver estat i haver-ho contrastat.
Però em sembla bona la idea del procés constituent i cal participar. Si volem aquest nou estat, la República Catalana lliurement federada amb la resta dels pobles de la península, ho haurem de dir i de fer. Si no, d'altres ho faran.
Al torn de preguntes, la primera és d'un home que acaba de sortir de la presó i viu en un caixer de la plaça de la Vila. La gent l'escolta però amb certa molèstia. No és això del que veniem a parlar. L'home diu que Catalunya no li està donant res. Que ve de Madrid i que aquí a Catalunya no li donem res de diferent que en altres llocs.
Ens omplim el pit de bons sentiments i teories meravelloses però ens fa mal sentir un problema que considerem irresoluble. Era bona la cita de Goethe, la teoria eixuta i la vida amb els seus brots verds.
Baixem la pilota a terra i obrim a les bandes.
martes, 15 de marzo de 2016
El trilema de Rodrik ¿Estamos entendiendo algo?
Durante unas cuantas semanas ha tenido lugar en el CRJ Mas Fonollar, al que llamaremos Casal de Joves aunque sólo sea por fastidiar, el curso de Filosofia per la Pau, que organiza y... no sé quién lo organiza, creo que es el área de cooperación del Ajuntament. Han sido creo que seis sesiones de las cuales he asistido a tres. La primera de ellas versó sobre el TTIP, la segunda a la que asistí iba de migraciones y la última, que fue ayer mismo, trataba sobre el espinoso asunto de la Unión Europea, lo que es y lo que podría ser. En realidad se habló poco de lo que debería ser la Unión Europea y se dieron algunas pinceladas de cómo funciona la institución y de los intereses que hay, a veces contrapuestos, entre países, instituciones, gobiernos, etc.
La sesión la impartió Lluís Camprubí, quien también fue el protagonista de la primera sesión, la del TTIP. La sesión sobre migraciones la dio Silvia Carrasco. No querría abrir un debate sobre la Unión Europea, porque ya una vez me metí en un fangal por este asunto y no he sabido salir. Digamos que salió el tema de reformar la UE, si es posible otra UE o si lo único factible es salir de la UE. El ponente, de izquierdas, considera que salir de la UE es perder el tiempo y que se puede cambiar con otra correlación de fuerzas. Una opinión blanda y sin sustancia, que comparto casi en su totalidad, porque uno es aventurero y piensa que, por probar ¿no? Pero bueno.
El caso es que tanto en esta sesión como en la anterior apareció un concepto llamado 'el trilema de Rodrik', propuesto por un investigador o pensador llamado Rodrik y que viene a decir que nos debatimos (nos) entre tres opciones, que son: más democracia, globalización o estado nación. Se supone que no pueden estar las tres juntas. Si se dan dos no puede darse una tercera. La UE debe elegir entre más globalización y más democracia, con lo que el estado nación y su soberanía se irían al carajo. Más estado nación y participar en la globalización quizás vendría en detrimento de la democracia. Y así. No quiero analizar lo que es el trilema en sí.
Me gustaría detenerme en cómo utilizamos conceptos y nos metemos en debates en un contexto determinado y de ahí no extraemos absolutamente nada. ¿De qué sirve? Ya, sirve para que hablemos sobre temas que son importantes y merece la pena ponerlos a debate. Ya, pero... ¿y luego? ¿Tiene que haber un luego?
He participado en tres sesiones, en todas ellas he intervenido. He preguntado cosas, he dado mi opinión, me he marcado algún pegote innecesario, etc. He intentado comprender el trilema de Rodrik, he escuchado las intervenciones de los ponentes, de los compañeros, me he preguntado si muchos de los que asistían al curso, a las ponencias, realmente estaban entendiendo algo de lo se estaba diciendo más allá de los ejemplos prácticos donde ponemos un poco de sentido a lo que se va diciendo de una manera a veces muy teórica.
Y a veces son debates organizados por el consisorio o bien pueden ser debates que organizamos gente que 'queremos tanto al pueblo que yo que sé', y caemos en la misma trampa.
¿Estamos entendiendo algo? Nos llaman la atención conceptos, nombres raros. Al salir decíamos 'el trilema de Rodrik, si fuéramos estudiantes sabríamos que tenemos que utilizar esto para algo, meterlo en un examen'. Pero no es un examen. Es entender cómo funcionan las cosas. Y reconozco que me pierdo muchas veces. Que pongo todo el interés, pero que las más de las veces, si lo que se está contando no corresponde con mi esquema mental, me escapo. Escucho, a veces anoto. Anoto cosas que sé perfectamente que no me voy a mirar. A veces anoto cosas para preguntarlas luego, pero me parece poco natural y soy más de preguntar al tuntún y cuando he acabado de preguntar no saber si me he dejado algo.
¿Lo hemos entendido? En la segunda sesión, la de migraciones, la ponente dio una clase. Una clase de universidad a un grupo de personas heterogéneo que no tenía porqué saber qué conceptos eran los que se manejaban. Es un defecto que creo que se debería corregir. Hablar pensando que todo el mundo sabe de qué estamos hablando. Yo, cuando escribo y no quiero que me entienda nadie, lo hago a drede. Pero entiendo que si alguien habla para un público y quiere hacer llegar un mensaje debería hacerlo más... Es igual.
Hablamos de cosas, debatimos sobre temas bastante profundos y ahí estamos. Y no se trata de organizar menos charlas o que los actos sean más entendibles, más accesibles. 'Móntalos tú', me podrían decir. Y tendrían razón. El asunto es otro.
La verdad es que no sé qué asunto es. Al salir fuimos hablando y salió el tema de los refugiados, las imágenes terribles del campo de Idomeni. Y no sé. Algo hay que hacer. Un grupo de colegas dice de quedar mañana para mirar de hacer algo.
Más democracia, más poder para el Estado nación, más globalización y una mujer caminando con unas chanclas con cuidado de no resbalar porque camina sobre un fangal. De un fangal a otro.
Hoy iremos a otro acto, a otra charla, mañana será otro día y quizás otra convocatoria.
Me dieron el diploma que certificaba que he ido. Que estuve allí.
He entendido que la Unión Europea, que se rige por normas y consensos creados entre gobernantes, más que por cosas que decida un Parlamento, ha decidido que le sobra toda esa gente. Que no nos da igual. Que nos molestan. Que ponen en riesgo nuestro pequeño y pacífico reducto de paz blanca. Creo que en unos días se vota en el Parlamento. Veremos.
Me gustaría ser algo más claro, pero no encuentro el tono. Lo siento.
La sesión la impartió Lluís Camprubí, quien también fue el protagonista de la primera sesión, la del TTIP. La sesión sobre migraciones la dio Silvia Carrasco. No querría abrir un debate sobre la Unión Europea, porque ya una vez me metí en un fangal por este asunto y no he sabido salir. Digamos que salió el tema de reformar la UE, si es posible otra UE o si lo único factible es salir de la UE. El ponente, de izquierdas, considera que salir de la UE es perder el tiempo y que se puede cambiar con otra correlación de fuerzas. Una opinión blanda y sin sustancia, que comparto casi en su totalidad, porque uno es aventurero y piensa que, por probar ¿no? Pero bueno.
El caso es que tanto en esta sesión como en la anterior apareció un concepto llamado 'el trilema de Rodrik', propuesto por un investigador o pensador llamado Rodrik y que viene a decir que nos debatimos (nos) entre tres opciones, que son: más democracia, globalización o estado nación. Se supone que no pueden estar las tres juntas. Si se dan dos no puede darse una tercera. La UE debe elegir entre más globalización y más democracia, con lo que el estado nación y su soberanía se irían al carajo. Más estado nación y participar en la globalización quizás vendría en detrimento de la democracia. Y así. No quiero analizar lo que es el trilema en sí.
Me gustaría detenerme en cómo utilizamos conceptos y nos metemos en debates en un contexto determinado y de ahí no extraemos absolutamente nada. ¿De qué sirve? Ya, sirve para que hablemos sobre temas que son importantes y merece la pena ponerlos a debate. Ya, pero... ¿y luego? ¿Tiene que haber un luego?
He participado en tres sesiones, en todas ellas he intervenido. He preguntado cosas, he dado mi opinión, me he marcado algún pegote innecesario, etc. He intentado comprender el trilema de Rodrik, he escuchado las intervenciones de los ponentes, de los compañeros, me he preguntado si muchos de los que asistían al curso, a las ponencias, realmente estaban entendiendo algo de lo se estaba diciendo más allá de los ejemplos prácticos donde ponemos un poco de sentido a lo que se va diciendo de una manera a veces muy teórica.
Y a veces son debates organizados por el consisorio o bien pueden ser debates que organizamos gente que 'queremos tanto al pueblo que yo que sé', y caemos en la misma trampa.
¿Estamos entendiendo algo? Nos llaman la atención conceptos, nombres raros. Al salir decíamos 'el trilema de Rodrik, si fuéramos estudiantes sabríamos que tenemos que utilizar esto para algo, meterlo en un examen'. Pero no es un examen. Es entender cómo funcionan las cosas. Y reconozco que me pierdo muchas veces. Que pongo todo el interés, pero que las más de las veces, si lo que se está contando no corresponde con mi esquema mental, me escapo. Escucho, a veces anoto. Anoto cosas que sé perfectamente que no me voy a mirar. A veces anoto cosas para preguntarlas luego, pero me parece poco natural y soy más de preguntar al tuntún y cuando he acabado de preguntar no saber si me he dejado algo.
¿Lo hemos entendido? En la segunda sesión, la de migraciones, la ponente dio una clase. Una clase de universidad a un grupo de personas heterogéneo que no tenía porqué saber qué conceptos eran los que se manejaban. Es un defecto que creo que se debería corregir. Hablar pensando que todo el mundo sabe de qué estamos hablando. Yo, cuando escribo y no quiero que me entienda nadie, lo hago a drede. Pero entiendo que si alguien habla para un público y quiere hacer llegar un mensaje debería hacerlo más... Es igual.
Hablamos de cosas, debatimos sobre temas bastante profundos y ahí estamos. Y no se trata de organizar menos charlas o que los actos sean más entendibles, más accesibles. 'Móntalos tú', me podrían decir. Y tendrían razón. El asunto es otro.
La verdad es que no sé qué asunto es. Al salir fuimos hablando y salió el tema de los refugiados, las imágenes terribles del campo de Idomeni. Y no sé. Algo hay que hacer. Un grupo de colegas dice de quedar mañana para mirar de hacer algo.
Más democracia, más poder para el Estado nación, más globalización y una mujer caminando con unas chanclas con cuidado de no resbalar porque camina sobre un fangal. De un fangal a otro.
Hoy iremos a otro acto, a otra charla, mañana será otro día y quizás otra convocatoria.
Me dieron el diploma que certificaba que he ido. Que estuve allí.
He entendido que la Unión Europea, que se rige por normas y consensos creados entre gobernantes, más que por cosas que decida un Parlamento, ha decidido que le sobra toda esa gente. Que no nos da igual. Que nos molestan. Que ponen en riesgo nuestro pequeño y pacífico reducto de paz blanca. Creo que en unos días se vota en el Parlamento. Veremos.
Me gustaría ser algo más claro, pero no encuentro el tono. Lo siento.
Gastarbeiter
El primer día que puse un pie aquí ya me dijeron que no. Desde que me bajé del tren. Poner un pie en el suelo y todo era que no. Los primeros días fueron mejores porque ni siquiera entendía el no. Me decían que no a todo. Esto no, así no, ahí no, tú no. Cuando entendí porqué me decían que no, no me sentí mejor ni peor. Pensé que los que se tenían que joder eran ellos. Yo ya estaba aquí. Me puedes decir que no todas las veces que quieras. Estoy aquí y en principio estoy bastante mejor de lo que estaba en mi país. Empecé a buscar trabajo y me fui a unas oficinas en un barrio que se estaba construyendo. Pensé que era un barrio de negocios o así y cuando quise entrar en el primer rascacielos me dijeron en la puerta que no necesitaban a nadie. A nadie como yo. Ya me lo imaginaba. De un día para otro, de tanto decirme que no, ya sabía que no me iban a aceptar en un edificio como ese para desempeñar un trabajo que no me pertenecía. Yo no era de allí y mi lugar era otro. Fayettin y la pequeña Ruma llegaron al mes siguiente de poner ese primer pie que puse allí. Un día, en casa, en un pequeño pisito que nos cedió un primo de Fayettin mientras encontrábamos algo mejor y que finalmente se convirtió en nuestra casa, tuve una idea.
Para inmortalizar el momento, pedí al primo de Fayettin, que se llamaba Urgun y se sigue llamando Urgun, que me sacara una foto. Ahí estoy. Dando pistas de lo que iba a ocurrir. La idea se me ocurrió intentando enchufar en la pared una bombilla que no llegaba. La bombilla y la pared, la verdad es que no tenían mucho que ver con la idea que yo tenía pero quería que ese momento se quedara registrado en nuestras vidas para siempre.
La idea es la siguiente. Iba a ser el presidente de la Innenbeleuchtung, una empresa de las que vi en uno de los paseos por esos edificios de oficinas. Sin saber ni a qué se dedicaban ni nada, me propuse llegar a ser el presidente de la compañía. Y ahora podría contar que trabajé duro, que finalmente conseguí entrar en esa compañía empezando desde abajo y escalando poco a poco, demostrando que los que veníamos de fuera éramos tan trabajadores, dispuestos y sacrificados como los nacidos en ese otro país que me decía siempre que no.
Pues no. ¿Cómo llegué a ser presidente de la compañía? Los de mi país podemos ser feos, comer cosas que en principio os dan asco, llevar bigote, hablar en voz alta, ir vestidos de otra manera, pero no somos gilipollas. No pienso decirle a nadie cómo lo hice, pero aquí estoy. No me he cambiado de piso, porque Fayettin dice que ella no se mueve del piso y no hay más que hablar. Ruma tiene un piso justo al lado del nuestro, pero dice que dentro de nada se muda dos calles más abajo porque se va a vivir con su pareja. Y hace bien.
Tengo muy poco tiempo para escribir y leer y esas cosas. Soy el presidente de una compañía. Es broma, tengo tiempo, tampoco me mato demasiado con esto.
Escribo esto porque hace una semana volví de mi país. Estuve quince días visitando a las familias y me sorprendió que nadie tuviera muy en cuenta que yo fuera el presidente de la Innenbeleuchtung. Me estuvieron contando que de los que nos habíamos ido, prácticamente todos (hicieron recuento y eran todos) habían llegado a ser presidentes de las compañías más diversas.
Tengo pensado juntarnos a todos un día y montar algo. Pero como somos tan así, no sé. Lo mismo pasamos de una cosa a otra y seguimos haciendo grande el mito.
Voy a apagar la luz.
Para inmortalizar el momento, pedí al primo de Fayettin, que se llamaba Urgun y se sigue llamando Urgun, que me sacara una foto. Ahí estoy. Dando pistas de lo que iba a ocurrir. La idea se me ocurrió intentando enchufar en la pared una bombilla que no llegaba. La bombilla y la pared, la verdad es que no tenían mucho que ver con la idea que yo tenía pero quería que ese momento se quedara registrado en nuestras vidas para siempre.
La idea es la siguiente. Iba a ser el presidente de la Innenbeleuchtung, una empresa de las que vi en uno de los paseos por esos edificios de oficinas. Sin saber ni a qué se dedicaban ni nada, me propuse llegar a ser el presidente de la compañía. Y ahora podría contar que trabajé duro, que finalmente conseguí entrar en esa compañía empezando desde abajo y escalando poco a poco, demostrando que los que veníamos de fuera éramos tan trabajadores, dispuestos y sacrificados como los nacidos en ese otro país que me decía siempre que no.
Pues no. ¿Cómo llegué a ser presidente de la compañía? Los de mi país podemos ser feos, comer cosas que en principio os dan asco, llevar bigote, hablar en voz alta, ir vestidos de otra manera, pero no somos gilipollas. No pienso decirle a nadie cómo lo hice, pero aquí estoy. No me he cambiado de piso, porque Fayettin dice que ella no se mueve del piso y no hay más que hablar. Ruma tiene un piso justo al lado del nuestro, pero dice que dentro de nada se muda dos calles más abajo porque se va a vivir con su pareja. Y hace bien.
Tengo muy poco tiempo para escribir y leer y esas cosas. Soy el presidente de una compañía. Es broma, tengo tiempo, tampoco me mato demasiado con esto.
Escribo esto porque hace una semana volví de mi país. Estuve quince días visitando a las familias y me sorprendió que nadie tuviera muy en cuenta que yo fuera el presidente de la Innenbeleuchtung. Me estuvieron contando que de los que nos habíamos ido, prácticamente todos (hicieron recuento y eran todos) habían llegado a ser presidentes de las compañías más diversas.
Tengo pensado juntarnos a todos un día y montar algo. Pero como somos tan así, no sé. Lo mismo pasamos de una cosa a otra y seguimos haciendo grande el mito.
Voy a apagar la luz.
domingo, 13 de marzo de 2016
Oye ¿Qué vas a hacer con eso si no lo usas?
El otro día alguien me decía que la gente no estaba informada. Que los que pensaban que Ciudadanos es una buena herramienta para cambiar el país, simplemente lo decían porque no están informados. Yo, que soy de natural polemista, le dije que no, que no es así. Que la gente está muy bien informada, que es un tema de voluntad, de que quien no quiere pensar de una manera como la que pensamos nosotros, no es porqué no sepa, es porque no quiere. Y si no quiere será por algo.
¿Qué vas a hacer con eso si no lo usas? Me paso los días repitiendo la cancioncita del anuncio. Pero le cambio la letra. Hay veces que la letra es más graciosa, otras menos graciosa. Todavía no he cenado. Me gustaría cenar algo así como un buen entrecot de ternera con unas patatas fritas y un vaso de vino tinto. O dos. O tres. Una cena abundosa. Una buena cena. Y hablar del partido del Athletic de hoy, que hemos ganado otra vez y estamos bastante bien. Aunque si miras la clasificación vamos sextos y muy lejos de optar a jugar la Champions el año que viene. Pero estamos bastante bien. El partido del jueves fue genial y el de hoy ha estado bastante bien. O comentar el libro que medio me estoy leyendo o lo que me cuesta el libro que he medio dejado, porque no hay manera de empatizar con una temática que te invita a polemizar.
¿Qué vas a hacer con eso si no lo usas? Ayer fregué. Tengo que escribir sobre lo que sea. Creo que nunca me había pasado tener el piso tan sucio. Con manchas en el suelo. Jamás. Ya está limpio. Incluso puse una lavadora. Para el viento que hace, no se me está volando nada. Aunque esta mañana he visto unos cuantos tiestos de esos que ya no usas, de plasticucho, por el suelo.
Tengo que escribir de lo que sea. Comentar lo de Salvados y quedar bien. Comentar algo sobre lo de los refugiados. Realmente... no sé porqué utilizo la palabra realmente, no me gusta. No me gusta hablar así, pero hablo así. Realmente no sé qué podríamos hacer. No quiero hablar del tema, porque me pongo a negarlo todo, cualquier posibilidad, cualquier manera de hacer algo. La niego. No me gusta. No sé qué podemos hacer. Todo parece poco, Todo es nada. No sé.
Oye ¿Qué vas a hacer con eso si no lo usas? No tengo nada para tirar, o mejor aún, debería tirarlo todo. Tengo muchas cosas que... en realidad no tengo nada. Tengo muy pocas cosas.
Hoy no debería escribir. Oye, ¿qué vas a hacer con tu vida si no la usas? Escribiendo un domingo por la noche, esperando a que venga el lunes por la mañana para volver a leer.
Me voy a hacer la cena, nada especial. Supongo que algo en plan bocadillo de frankfurt o así.
Qué pena de texto para un título tan bueno. Con lo gracioso que soy cuando lo digo. Podríais venir a casa a escucharme.
Oye ¿Qué vas a hacer con eso si no lo usas?
viernes, 11 de marzo de 2016
Miscelánea - George Martin
Populismo. Ayer escribí sobre mi calle. Como estoy obsesionado con las visitas, las miro muy a menudo. Quiero saber si la gente lee lo que escribo. Superó todas las entradas de todos los tiempos. La única vez que se ha visto algo parecido fue una vez que escribí sobre el Pujadas. Escribí sobre la calle San Joaquí, que es mi calle, describiendo un poco por encima lo que te vas encontrando de una punta a otra. Desde Jacinto Verdaguer hasta la calle que va a dar a la plaza Baró. Me dejé muchas cosas, la mercería Clari, la peluquería Tracia, la ferretería, las dos rostisserias, la pollería que hay al lado de la Tracia... en fin. Otra vez será. Como digo, muchas visitas y muchos comentarios. Como nunca. Nos gusta leer sobre lo que conocemos, nos gusta saber que alguien es como nosotros, que ha vivido a nuestro lado, que fue a comprar al mismo sitio, que fue contigo a clase. Somos seres humanos y nos gusta relacionarnos con otros seres humanos y sentirnos arropados. Enganchar con eso es un arte. Enganchar con ese 'soy como vosotros', no tiene precio. Está muy buscado. Se acabó. Se ha muerto George Martin, volvamos a hablar de cosas que sólo me interesan a mí y pongamos muchas canciones de los Beatles para cambiar el tercio. Está bien eso de contar la vida de uno, esta es mi casa, esta es mi gente, he estado leyendo el periódico...
https://www.youtube.com/watch?v=usNsCeOV4GM
El productor. El hombre que dice, esto sonaría mejor así. Es importantísimo tener a alguien a tu lado que te diga cómo vas mejor. Cómo deberías sobar, digo, sonar. Sonar en un sentido más amplio. Alguien con porte y elegancia como George Martin. Yo siempre pensé que George Martin era mayor, viejo digamos, cuando estaba con los Beatles. El productor es siempre alguien más mayor. Son tópicos. Prejuicios. Y no. Miren qué pincel. Como digo, es importante tener a alguien al lado que te diga que estás haciéndolo bien. Es mucho mejor tener a alguien al lado que te diga que lo estás haciendo mal. Que estás sonando como el mismo ojete. Que no lo haces bien, que estás escribiendo como el culo, que estás tardando mucho en hacer aquello que dijiste que ibas a hacer, que... en fin. Hoy hay mucha gente que paga por tener a gente así a su lado. Asesores, expertos, consultores, amigos... Un buen productor. Alguien que te escuche y que diga, yo metería violines. Muchos violines. Una auténtica cascada de violines. Cantas muy bajito, yo gritaría algo más. Yo haría por sonar un poco más fuerte. O yo me callaría. Esto también. Quienes no tienen a nadie que les diga lo que tienen que hacer y únicamente escuchan su voz interior, pienso que... en fin. La voz interior es una mierda.
https://www.youtube.com/watch?v=DUDje4cTev0
Como digo, resulta mucho más cercano escuchar o leer sobre algo que conoces y con lo que te sientes identificado que perseguir la pajarada de un majarón. ¿Cuál de las dos cosas tiene más mérito? Bueno, si lo que quieres es morir y dejar un legado de grandes obras que serán entendidas cuando no puedas recibir las palmaditas en la espalda, lo importante es la majarada. Pero ojo, que de vez en cuando, y creo que si previamente has sido entendible, si, como digo, en un momento dado decides soltar una majarada porque sí, y la continúas, puede que puedas... puede que puedas. ¿Se están dando cuenta? Creo que estoy llegando a un punto de perfección tal en la narración que me permito el lujo de tirarme por el suelo y meterme debajo de larta mesa de la biblioteca central y dejar que esto se escriba sólo. La voz interior. Gran afluencia de público en las bibliotecas. La gente viene a trabajar a la biblioteca, como yo mismo, a pirulear el internet y a estar como en una oficina, pero sin que sea una oficina. Sin interactuar con la gente que nos rodea. Nadie habla con nadie. El paraíso de los cortos. No hay que quedar después para volver juntos en el metro, no hay que salir a desayunar, no hay que comentar cosas del curro. Estás aquí, miras lo que tienes que mirar, trabajas, lo envías... nada en lo que pensar, nada es real. La vida es fácil así.
https://www.youtube.com/watch?v=ZcCMGkYpSMs
¿Quiénes somos? Una pregunta que nos lleva a una reflexión que nos va a llevar un párrafo. Somos lo que somos porque decimos que somos lo que somos. Nos reunimos unos cuantos y decidimos que somos esto. Ignorando si fuera, otros que son como nosotros han decidido que son, además de lo que somos, otra cosa. Como no sabemos si fuera hay otra gente, o directamente, no nos fiamos de lo que pase fuera, decidimos que nosotros somos nosotros y como nosotros somos, no como son otros como nosotros que están en otro sitio. Así, convenimos en que somos de esta manera. Pero si preguntas fuera, puede que te contesten que, realmente, nosotros no somos como nos creemos que somos nosotros y si se te ocurre manifestar que has averiguado que realmente no somos lo que creemos que somos, creas una interesante controversia. Nosotros queremos ser así, como somos, y no nos hace falta que venga otro a decirnos que no somos como creemos ser. Necesitamos, además, un papel para que se certifique de alguna manera que nosotros no somos lo que nos dicen que somos, porque nosotros mismos hemos convenido en otro papel que somos de esta manera. Y no nos fiamos de que ese papel o documento que se nos presente sea auténtico o que presente realmente algo que haya sido... yo soy la morsa.
https://www.youtube.com/watch?v=IKk485Gwnbk
Hoy es 11 de marzo. Hace doce años que tuvo lugar el atentado de los trenes de Atocha. Recuerdo que aquel día yo estaba currando y que me llamó un comercial que era más o menos de mi edad para preguntar si me había enterado de la noticia. Yo escuchaba la radio y algo estaba oyendo pero el comercial me preguntó que qué pensaba yo, si había sido ETA o si había sido un atentado de otro signo. Yo le dije que ETA bla bla bla... en fin. Yo al día siguente me iba a Madrid a ver por primera vez a mi amigo Edu en su nueva vida madrileña. Han pasado doce años desde entonces. Fueron unos días muy chungos. Yo me fui a Madrid al día siguiente. Fueron días raretes. Recuerdo salir a tomar algo por la ciudad, ir en coche escuchando el carrusel deportivo y los comentaristas interrumpir la narración de los partidos para comentar que se tenían noticias de que no había sido ETA, que había sido un atentado de Al Qaeda. Y de todo el follón que se organizó. Y fuimos esa misma noche a la sede del PP a la calle Génova y recordaremos siempre que nosotros estuvimos allí. Aunque fuera de casualidad. Pero ahí estábamos. Y me acuerdo de ir a votar al día siguiente con el Edu y de volverme en el tren para casa escuchando los resultados electorales. Y toda la mierda que esa gente es capaz de soltar por no soltar el poder.
https://www.youtube.com/watch?v=S-rB0pHI9fU
Como lo demuestra el hecho de que... como se puede observar en el punto anterior... bueno. A ver. Entonces hemos quedado en un sitio. Y nos vamos a ver. Y estás esperando a ver si llega. Y cuando llega no la ves. Porque no estás viendo el mensaje que te ha enviado. Y no sabes por dónde va a venir, pero sabes que tiene que estar por ahí. Y miras y no ves nada. Ves que la hora ha llegado y que normalmente no suele retrasarse. Así que tiene que estar ahí. Y de repente ves una figura apoyada contra la pared. No está apoyada, está en la pared, pero no sabes si es o no es. Y vas avanzando y no sabes si te vas a equivocar de persona, así que lo que haces es ir avanzando poco a poco para no equivocarte. Estás seguro de que es, pero no puedes decirle nada, porque ha ido a ponerse en un sitio oscuro, un punto en el que no hay nada de luz y no sabes... Y tampoco te dice nada, simplemente mira y tú avanzas y avanzas y no hace tampoco ningún gesto para ir hacia ti, que no tiene que ir hacia uno para nada, pero uno avanza despacito y con precaución y hasta que no está realmente a un metro no te das cuenta de que realmente es quien es. Y te dice ¿qué te pasa? Y tú le dices que es que no reconocías... es igual. Y ahí empiezas a hacerlo mejor...
https://www.youtube.com/watch?v=A_MjCqQoLLA
Y por el momento es todo. Ha sido una semana muy larga, llena de muchas cosas, y está bien tomarse el fin de semana de descanso. Populismo. El fin de semana que descanse su padre. De usted. Buen finde para todos.
https://www.youtube.com/watch?v=usNsCeOV4GM
El productor. El hombre que dice, esto sonaría mejor así. Es importantísimo tener a alguien a tu lado que te diga cómo vas mejor. Cómo deberías sobar, digo, sonar. Sonar en un sentido más amplio. Alguien con porte y elegancia como George Martin. Yo siempre pensé que George Martin era mayor, viejo digamos, cuando estaba con los Beatles. El productor es siempre alguien más mayor. Son tópicos. Prejuicios. Y no. Miren qué pincel. Como digo, es importante tener a alguien al lado que te diga que estás haciéndolo bien. Es mucho mejor tener a alguien al lado que te diga que lo estás haciendo mal. Que estás sonando como el mismo ojete. Que no lo haces bien, que estás escribiendo como el culo, que estás tardando mucho en hacer aquello que dijiste que ibas a hacer, que... en fin. Hoy hay mucha gente que paga por tener a gente así a su lado. Asesores, expertos, consultores, amigos... Un buen productor. Alguien que te escuche y que diga, yo metería violines. Muchos violines. Una auténtica cascada de violines. Cantas muy bajito, yo gritaría algo más. Yo haría por sonar un poco más fuerte. O yo me callaría. Esto también. Quienes no tienen a nadie que les diga lo que tienen que hacer y únicamente escuchan su voz interior, pienso que... en fin. La voz interior es una mierda.
https://www.youtube.com/watch?v=DUDje4cTev0
Como digo, resulta mucho más cercano escuchar o leer sobre algo que conoces y con lo que te sientes identificado que perseguir la pajarada de un majarón. ¿Cuál de las dos cosas tiene más mérito? Bueno, si lo que quieres es morir y dejar un legado de grandes obras que serán entendidas cuando no puedas recibir las palmaditas en la espalda, lo importante es la majarada. Pero ojo, que de vez en cuando, y creo que si previamente has sido entendible, si, como digo, en un momento dado decides soltar una majarada porque sí, y la continúas, puede que puedas... puede que puedas. ¿Se están dando cuenta? Creo que estoy llegando a un punto de perfección tal en la narración que me permito el lujo de tirarme por el suelo y meterme debajo de larta mesa de la biblioteca central y dejar que esto se escriba sólo. La voz interior. Gran afluencia de público en las bibliotecas. La gente viene a trabajar a la biblioteca, como yo mismo, a pirulear el internet y a estar como en una oficina, pero sin que sea una oficina. Sin interactuar con la gente que nos rodea. Nadie habla con nadie. El paraíso de los cortos. No hay que quedar después para volver juntos en el metro, no hay que salir a desayunar, no hay que comentar cosas del curro. Estás aquí, miras lo que tienes que mirar, trabajas, lo envías... nada en lo que pensar, nada es real. La vida es fácil así.
https://www.youtube.com/watch?v=ZcCMGkYpSMs
¿Quiénes somos? Una pregunta que nos lleva a una reflexión que nos va a llevar un párrafo. Somos lo que somos porque decimos que somos lo que somos. Nos reunimos unos cuantos y decidimos que somos esto. Ignorando si fuera, otros que son como nosotros han decidido que son, además de lo que somos, otra cosa. Como no sabemos si fuera hay otra gente, o directamente, no nos fiamos de lo que pase fuera, decidimos que nosotros somos nosotros y como nosotros somos, no como son otros como nosotros que están en otro sitio. Así, convenimos en que somos de esta manera. Pero si preguntas fuera, puede que te contesten que, realmente, nosotros no somos como nos creemos que somos nosotros y si se te ocurre manifestar que has averiguado que realmente no somos lo que creemos que somos, creas una interesante controversia. Nosotros queremos ser así, como somos, y no nos hace falta que venga otro a decirnos que no somos como creemos ser. Necesitamos, además, un papel para que se certifique de alguna manera que nosotros no somos lo que nos dicen que somos, porque nosotros mismos hemos convenido en otro papel que somos de esta manera. Y no nos fiamos de que ese papel o documento que se nos presente sea auténtico o que presente realmente algo que haya sido... yo soy la morsa.
https://www.youtube.com/watch?v=IKk485Gwnbk
Hoy es 11 de marzo. Hace doce años que tuvo lugar el atentado de los trenes de Atocha. Recuerdo que aquel día yo estaba currando y que me llamó un comercial que era más o menos de mi edad para preguntar si me había enterado de la noticia. Yo escuchaba la radio y algo estaba oyendo pero el comercial me preguntó que qué pensaba yo, si había sido ETA o si había sido un atentado de otro signo. Yo le dije que ETA bla bla bla... en fin. Yo al día siguente me iba a Madrid a ver por primera vez a mi amigo Edu en su nueva vida madrileña. Han pasado doce años desde entonces. Fueron unos días muy chungos. Yo me fui a Madrid al día siguiente. Fueron días raretes. Recuerdo salir a tomar algo por la ciudad, ir en coche escuchando el carrusel deportivo y los comentaristas interrumpir la narración de los partidos para comentar que se tenían noticias de que no había sido ETA, que había sido un atentado de Al Qaeda. Y de todo el follón que se organizó. Y fuimos esa misma noche a la sede del PP a la calle Génova y recordaremos siempre que nosotros estuvimos allí. Aunque fuera de casualidad. Pero ahí estábamos. Y me acuerdo de ir a votar al día siguiente con el Edu y de volverme en el tren para casa escuchando los resultados electorales. Y toda la mierda que esa gente es capaz de soltar por no soltar el poder.
https://www.youtube.com/watch?v=S-rB0pHI9fU
Como lo demuestra el hecho de que... como se puede observar en el punto anterior... bueno. A ver. Entonces hemos quedado en un sitio. Y nos vamos a ver. Y estás esperando a ver si llega. Y cuando llega no la ves. Porque no estás viendo el mensaje que te ha enviado. Y no sabes por dónde va a venir, pero sabes que tiene que estar por ahí. Y miras y no ves nada. Ves que la hora ha llegado y que normalmente no suele retrasarse. Así que tiene que estar ahí. Y de repente ves una figura apoyada contra la pared. No está apoyada, está en la pared, pero no sabes si es o no es. Y vas avanzando y no sabes si te vas a equivocar de persona, así que lo que haces es ir avanzando poco a poco para no equivocarte. Estás seguro de que es, pero no puedes decirle nada, porque ha ido a ponerse en un sitio oscuro, un punto en el que no hay nada de luz y no sabes... Y tampoco te dice nada, simplemente mira y tú avanzas y avanzas y no hace tampoco ningún gesto para ir hacia ti, que no tiene que ir hacia uno para nada, pero uno avanza despacito y con precaución y hasta que no está realmente a un metro no te das cuenta de que realmente es quien es. Y te dice ¿qué te pasa? Y tú le dices que es que no reconocías... es igual. Y ahí empiezas a hacerlo mejor...
https://www.youtube.com/watch?v=A_MjCqQoLLA
Y por el momento es todo. Ha sido una semana muy larga, llena de muchas cosas, y está bien tomarse el fin de semana de descanso. Populismo. El fin de semana que descanse su padre. De usted. Buen finde para todos.
jueves, 10 de marzo de 2016
Viaje sin concretar por la calle San Joaquín
El dedo que amenaza con salir en la foto no ilustra nada de lo que pienso narrar. El tránsito por la calle San Joaquín presenta el interés de caminar por una calle con un principio y un final. Una calle con un sentido, que tomaremos contradirección. Aventura. Ir de punta a punta de la calle San Joaquín nos conduce a un estado en el que, acabes en el extremo que acabes de la calle, la sensación es de que quieres seguir caminando. Son frases que hasta ahora no parecen tener mucho sentido, pero poco a poco lo iremos hilvanando todo hasta llegar a donde queremos llegar: queremos volver.
Digamos que partimos de la esquina del Olimaja, que yo infiero que se debe seguir llamando Olimaja y lo que sí que estoy seguro de no acordarme es del número del Olimaja en cuestión. Avanzo y procuro no echar la vista atrás para no entretenerme con los partidos de fútbol sala improvisados y me encamino por la acera opuesta a la de la panadería antigua de la Juanita hacia el extremo que termina en el otro barrio. La panadería de la Juanita ya no existe, el otro día hablábamos con no sé quién del pan de la Juanita, que ahora ya solo despacha en la avenida y no es la Juanita. Ahí ya no hay nada, no voy a hablar de recuerdos, voy a intentar remtirme a lo que hay, si lo recuerdo. Avanzando hay algunos establecimientos que están de siempre, otros que lo parecen y algunos que no sabes si están o no, porque a duras penas me fijo en las cosas. Me voy a cambiar de acera. El peluquero creo que sigue abierto. Antes era joven, ahora no sé se habrá hecho mayor. Si yo soy más mayor, él también. A su lado está el bar Estrella, voy a evitar contar que ese bar hace tiempo lo llevaba alguien que era amigo de mi tito Basilio, por no entretenerles demasiado. Si sigo avanzando hay un bar que antes era el bar... se me ha ido el nombre. Qué pena. Después de ser ese bar cuyo nombre he olvidado, se convirtió en un local donde hacían bocatas tangerinos, los mossos lo cerraron y pasó a ser un bar con nombre relativo a Guayaquil y creo que sigue así, si es que no está cerrado. Un poco más allá, han abierto una curiosa tienda de tecnología. Curioso, porque en la esquina opuesta al Olimaja, en tiempos, hubo una tienda de informática y ahora vuelve a haber un local que nos relaciona con Silicon Valley. Ayer pasé por la puerta y tenían unos auriculares Philips a cuatro euros. Incluso volví para comprobar que eran Philips. No he entrado dentro de la tienda. Si sigo avanzando paso por delante de la asociación de pajareros y de su eterna clientela ocupando la acera comentando asuntos varios para pasar por la puerta de la frutería que se llama...
Este texto debería tener un sentido memorialístico, una especie de fotografía de un espacio concreto, y se va a quedar en un borroso divagar por esto y aquello. Sigamos.
Las casitas bajas y en frente, un poco antes, enfrente de mi casa, el gimnasio. No hay más preguntas. Casitas bajas y en la otra acera el bar del Abuelo, también con gente fuera y banderas del Real Madrid que lo decoran. Al de los pajareros aún he entrado a tomarme un cortado alguna vez. Al del Abuelo, todo y que es un histórico del lugar, no. Casi me ocurre lo mismo con el bar Onubense, que ya no tiene al histórico (dos históricos ya) dueño de las gafas y conserva el retrato de Camarón colgado (porque Camarón ya saben que fue convecino circunstancial). Si está el Serra le saludo, si no está el Serra ni me fijo. Creo que dos veces he estado en ese bar.
Más veces he estado en el que ahora se llama El Torrenillo, justo al lado de la casa del Merchán, porque tuvo futbolín, igual que otro bar ya en ese mismo tramo de la calle, pero más al final que ya no existe y que está al lado de la carpintería, o tapicería, o como sea. Cuántas veces habré pasado por esta calle y no me queda claro nunca qué y cómo. El colegio Fray Luis, con padres y madres en la puerta y ya prácticamente pisos y pisos hasta llegar al chaflán del Orozco, uno de los puntos más fríos de la Península, y más nada. Sí, pisos, sí, una carpintería metálica, sí un establecimiento de servicio perenne, sí, la puerta de las aguas y pocos sitios para resguardarte de la lluvia cuando llueve hasta llegar al otro chaflán. Del Alameda al Tetris, antes conocido como el Pitote, ni un bar. El portón de las aguas, el taller del Manolo... si estás más de cinco minutos parado en esa zona de influencia, raro es que no te encuentres con Homobono. Antes... no hemos venido a recordar, pero antes ahí yo me pinchaba y lloraba como una rata.
Mira, ya era una rata antes.
El Pitote, ahora Tetris, con pantalla fuera, y el Desitjos, tienda de cosas varias. No me he fijado si siguen teniendo la lámpara y lámparas de lava que hace años nos distraían tanto cuando volvíamos a casa de alguna incursión por la Pompeu. Volvamos. La Joymar y antes el Goya. En casi ningún bar de estos he entrado. Más en el Tetris, que a veces nos ha puesto un partido del Athletic. Nada. En este siguiente tramo hay muchos balcones y se agradecen cuando llueve. Antes había muchos establecimientos, ahora no tantos. Frutería, el taller del otro chico al que he llevado el coche cuando yo tenía coche, otro establecimiento de horario estable y el shawarma al que juro no volver y que de vez en cuando me sigue... no sé cómo acabar la frase.
Semáforo.
Puede que las chicas del estanco del chaflán estén fumando fuera.
El Rey en la otra esquina, saludo. Si saludo en esa dirección es que vuelvo. Paso de largo. No entro. Voy conociendo cada vez menos a la clientela. Sigo. La clínica dental, el otro bar. Ahora no recuerdo tampoco cómo se llama. El bar, los de enfrente del bar. Gente fuera del bar. Estar fuera del bar te hace vivir más intensamente la experiencia del bar. Debe ser eso. Sal a fumar. Yo no fumo. Sal igual.
Una bodega, una experiencia novedosa en el barrio o no tanto, porque bodegas creo que ya hubo antes. Una bodega con un señor que ya es mayor y que podría ser del barrio de toda la vida, pero no lo es. Da igual, porque ya lo ha adoptado un colectivo muy concreto. Y otro nuevo tramo de la calle.
Estamos a punto de tocar la pared.
Aquí hay otro establecimiento de horario estable y frente a él, casi, el bar del Peque. ¿Sigue abierto el bar del Peque? El Birras y Burguers, antiguo Victor's, es más de la calle del cole, ahora conocida como la calle del Teatre. No hay mucho más que rascar. Antes estaba la papelería... no recuerdo el nombre. Y ya llegamos al final. Una empresa de reformas, que antes estaba en el tramo de los portones y una persiana bajada de un bar al que sí que nunca entré.
Calle pequeñita con persiana del Condis y si tiras a un lado vas al Tuppersex y si tiras al otro a la plaza Baró, que ahora se llama José Berruezo, y me equivoco seguro.
Tocas la persiana y vuelves a empezar.
En el chaflán hay una casa baja que no debe ser muy profunda pero que...
No les quiero aburrir más.
Digamos que partimos de la esquina del Olimaja, que yo infiero que se debe seguir llamando Olimaja y lo que sí que estoy seguro de no acordarme es del número del Olimaja en cuestión. Avanzo y procuro no echar la vista atrás para no entretenerme con los partidos de fútbol sala improvisados y me encamino por la acera opuesta a la de la panadería antigua de la Juanita hacia el extremo que termina en el otro barrio. La panadería de la Juanita ya no existe, el otro día hablábamos con no sé quién del pan de la Juanita, que ahora ya solo despacha en la avenida y no es la Juanita. Ahí ya no hay nada, no voy a hablar de recuerdos, voy a intentar remtirme a lo que hay, si lo recuerdo. Avanzando hay algunos establecimientos que están de siempre, otros que lo parecen y algunos que no sabes si están o no, porque a duras penas me fijo en las cosas. Me voy a cambiar de acera. El peluquero creo que sigue abierto. Antes era joven, ahora no sé se habrá hecho mayor. Si yo soy más mayor, él también. A su lado está el bar Estrella, voy a evitar contar que ese bar hace tiempo lo llevaba alguien que era amigo de mi tito Basilio, por no entretenerles demasiado. Si sigo avanzando hay un bar que antes era el bar... se me ha ido el nombre. Qué pena. Después de ser ese bar cuyo nombre he olvidado, se convirtió en un local donde hacían bocatas tangerinos, los mossos lo cerraron y pasó a ser un bar con nombre relativo a Guayaquil y creo que sigue así, si es que no está cerrado. Un poco más allá, han abierto una curiosa tienda de tecnología. Curioso, porque en la esquina opuesta al Olimaja, en tiempos, hubo una tienda de informática y ahora vuelve a haber un local que nos relaciona con Silicon Valley. Ayer pasé por la puerta y tenían unos auriculares Philips a cuatro euros. Incluso volví para comprobar que eran Philips. No he entrado dentro de la tienda. Si sigo avanzando paso por delante de la asociación de pajareros y de su eterna clientela ocupando la acera comentando asuntos varios para pasar por la puerta de la frutería que se llama...
Este texto debería tener un sentido memorialístico, una especie de fotografía de un espacio concreto, y se va a quedar en un borroso divagar por esto y aquello. Sigamos.
Las casitas bajas y en frente, un poco antes, enfrente de mi casa, el gimnasio. No hay más preguntas. Casitas bajas y en la otra acera el bar del Abuelo, también con gente fuera y banderas del Real Madrid que lo decoran. Al de los pajareros aún he entrado a tomarme un cortado alguna vez. Al del Abuelo, todo y que es un histórico del lugar, no. Casi me ocurre lo mismo con el bar Onubense, que ya no tiene al histórico (dos históricos ya) dueño de las gafas y conserva el retrato de Camarón colgado (porque Camarón ya saben que fue convecino circunstancial). Si está el Serra le saludo, si no está el Serra ni me fijo. Creo que dos veces he estado en ese bar.
Más veces he estado en el que ahora se llama El Torrenillo, justo al lado de la casa del Merchán, porque tuvo futbolín, igual que otro bar ya en ese mismo tramo de la calle, pero más al final que ya no existe y que está al lado de la carpintería, o tapicería, o como sea. Cuántas veces habré pasado por esta calle y no me queda claro nunca qué y cómo. El colegio Fray Luis, con padres y madres en la puerta y ya prácticamente pisos y pisos hasta llegar al chaflán del Orozco, uno de los puntos más fríos de la Península, y más nada. Sí, pisos, sí, una carpintería metálica, sí un establecimiento de servicio perenne, sí, la puerta de las aguas y pocos sitios para resguardarte de la lluvia cuando llueve hasta llegar al otro chaflán. Del Alameda al Tetris, antes conocido como el Pitote, ni un bar. El portón de las aguas, el taller del Manolo... si estás más de cinco minutos parado en esa zona de influencia, raro es que no te encuentres con Homobono. Antes... no hemos venido a recordar, pero antes ahí yo me pinchaba y lloraba como una rata.
Mira, ya era una rata antes.
El Pitote, ahora Tetris, con pantalla fuera, y el Desitjos, tienda de cosas varias. No me he fijado si siguen teniendo la lámpara y lámparas de lava que hace años nos distraían tanto cuando volvíamos a casa de alguna incursión por la Pompeu. Volvamos. La Joymar y antes el Goya. En casi ningún bar de estos he entrado. Más en el Tetris, que a veces nos ha puesto un partido del Athletic. Nada. En este siguiente tramo hay muchos balcones y se agradecen cuando llueve. Antes había muchos establecimientos, ahora no tantos. Frutería, el taller del otro chico al que he llevado el coche cuando yo tenía coche, otro establecimiento de horario estable y el shawarma al que juro no volver y que de vez en cuando me sigue... no sé cómo acabar la frase.
Semáforo.
Puede que las chicas del estanco del chaflán estén fumando fuera.
El Rey en la otra esquina, saludo. Si saludo en esa dirección es que vuelvo. Paso de largo. No entro. Voy conociendo cada vez menos a la clientela. Sigo. La clínica dental, el otro bar. Ahora no recuerdo tampoco cómo se llama. El bar, los de enfrente del bar. Gente fuera del bar. Estar fuera del bar te hace vivir más intensamente la experiencia del bar. Debe ser eso. Sal a fumar. Yo no fumo. Sal igual.
Una bodega, una experiencia novedosa en el barrio o no tanto, porque bodegas creo que ya hubo antes. Una bodega con un señor que ya es mayor y que podría ser del barrio de toda la vida, pero no lo es. Da igual, porque ya lo ha adoptado un colectivo muy concreto. Y otro nuevo tramo de la calle.
Estamos a punto de tocar la pared.
Aquí hay otro establecimiento de horario estable y frente a él, casi, el bar del Peque. ¿Sigue abierto el bar del Peque? El Birras y Burguers, antiguo Victor's, es más de la calle del cole, ahora conocida como la calle del Teatre. No hay mucho más que rascar. Antes estaba la papelería... no recuerdo el nombre. Y ya llegamos al final. Una empresa de reformas, que antes estaba en el tramo de los portones y una persiana bajada de un bar al que sí que nunca entré.
Calle pequeñita con persiana del Condis y si tiras a un lado vas al Tuppersex y si tiras al otro a la plaza Baró, que ahora se llama José Berruezo, y me equivoco seguro.
Tocas la persiana y vuelves a empezar.
En el chaflán hay una casa baja que no debe ser muy profunda pero que...
No les quiero aburrir más.
miércoles, 9 de marzo de 2016
La apasionante vida de Dieter Kammershauser
Creíamos que no encontraríamos ya nada más que textos que repetirían una y otra vez el mismo tema, cuando nos vino un muchacho con un libro a decirnos que si podríamos echarle un ojo. Y resultó que el libro era una colección relatos que él mismo, Ulfo Talvez, había escrito. Era muy joven. El libro, que estaba editado de una manera cuidada y con tanto gusto que no podíamos creer que lo hubiera hecho él mismo, encierra dentro una colección de estampas que demuestran que es posible cambiar de tema, que hay otros mundos y que nuevas voces vienen a decirnos que no todo es perder. Este relato, que hemos escogido por ser de los más breves, se llama 'La apasionante vida de Dieter Kammershauser'.
'Todos los días, a la hora en la que las mujeres comienzan a llenar el mercado con sus voces y conversaciones animadas, Dieter Kammershauser coloca su silla en la puerta del recinto y se sienta. Podría haberlo dicho de otra manera. Dieter Kammershauser coge su silla todos los días y se encamina hacia el mercado justo cuando las mujeres empiezan a llenarlo con sus voces y conversaciones animadas. Una vez allí, se sienta. O también de esta manera. Cuando las mujeres empiezan a llenar el mercado con sus voces y conversaciones animadas, y esto sucede todos los días, aparece Dieter Kammershauser con una silla para sentarse en la puerta. Se puede decir de muchas maneras. Pero pasa todos los días. Dieter Kammershauser ya es viejo. O podemos decir que Dieter Kammershauser es viejo. O que Dieter Kammershauser es un viejo. Sea como sea, podemos ir avanzando en el relato y en la explicación del porqué de esa vida apasionante de Kammershauser si todo lo que hace es sentarse en una silla cuando las mujeres van al mercado y lo llenan con sus voces y sus conversaciones animadas. Y es que Dieter Kammershauser sabe que sentándose en un rincón concreto de la puerta del mercado, si escucha, y esto es muy importante que se entienda a la primera, si escucha digo cómo las mujeres hablan y al hablar y comentar y reir y preguntar y responderse, si escucha en el transcurso de ese tiempo, digo, que se encadenan las palabras 'Tercero, Absoluto y Ensalada', se produce un fenómeno que nadie más que él percibe y es que de repente con la silla y todo sale volando y viaja en el tiempo y en el espacio. Y él no elige el sitio ni la época, él simplemente cae en un lugar y hoy ha peleado contra los japoneses en Okinawa y mañana lo hará contra los norteamericanos en Okinawa también. Y no hace mucho estuvo presente en la firma de un tratado de Comercio entre Chile y la República Federal Alemana y se puso muy contento porque reconoció a casi todos los miembros de la delegación alemana pero no les pudo saludar, no por nada, si no porque Dieter Kammershauser es muy tímido. Kammershauser hace una semana recibió un dardo envenenado de una amante despechada de un reyezuelo del Camerún y al principio se asustó porque pensaba que podría morir, pero algo le dijo que no iba a morir, porque debería volver a su tiempo y a su espacio, como siempre hacía. El viaje siempre dura unas cinco o seis horas, según lo que se tarde en producir la conjunción de las tres palabras y esto no siempre se da a la vez. Kammershauser ha marcado un gol de córner directo en el campo del Chacarita, pero no recuerda con qué equipo jugaba. Kammershauser ha inventado un artilugio que sirvió en la Corte del rey Khmer para medir los pasos que había entre una puerta y otra puerta. Esto era algo que ya venía pensando de otros viajes por una cosa que le pasó en las islas Feroe con un viking que se puso tonto con unas medidas que decía que no eran correctas y de ahí le quedó el runrún que acabó en el artilugio aquel que no sabe Kammershauser si se conserva o no. Hay muchas veces en las que Kammershauser no sabe dónde o en qué época está.
Pero a él le da igual. Él se lo pasa bien. Y cuando vuelve a su casa y se lo cuenta a su hermano, Arno, se lo pasa mejor. Como no se casó vive con su hermano y la mujer de éste, Julieta, que es italiana. Pero no me voy a enrollar ahora con esto, porque lo importante es lo otro. Y creo que lo he hecho mal, porque ya he creado una espectativa de algo, que no.'
'Todos los días, a la hora en la que las mujeres comienzan a llenar el mercado con sus voces y conversaciones animadas, Dieter Kammershauser coloca su silla en la puerta del recinto y se sienta. Podría haberlo dicho de otra manera. Dieter Kammershauser coge su silla todos los días y se encamina hacia el mercado justo cuando las mujeres empiezan a llenarlo con sus voces y conversaciones animadas. Una vez allí, se sienta. O también de esta manera. Cuando las mujeres empiezan a llenar el mercado con sus voces y conversaciones animadas, y esto sucede todos los días, aparece Dieter Kammershauser con una silla para sentarse en la puerta. Se puede decir de muchas maneras. Pero pasa todos los días. Dieter Kammershauser ya es viejo. O podemos decir que Dieter Kammershauser es viejo. O que Dieter Kammershauser es un viejo. Sea como sea, podemos ir avanzando en el relato y en la explicación del porqué de esa vida apasionante de Kammershauser si todo lo que hace es sentarse en una silla cuando las mujeres van al mercado y lo llenan con sus voces y sus conversaciones animadas. Y es que Dieter Kammershauser sabe que sentándose en un rincón concreto de la puerta del mercado, si escucha, y esto es muy importante que se entienda a la primera, si escucha digo cómo las mujeres hablan y al hablar y comentar y reir y preguntar y responderse, si escucha en el transcurso de ese tiempo, digo, que se encadenan las palabras 'Tercero, Absoluto y Ensalada', se produce un fenómeno que nadie más que él percibe y es que de repente con la silla y todo sale volando y viaja en el tiempo y en el espacio. Y él no elige el sitio ni la época, él simplemente cae en un lugar y hoy ha peleado contra los japoneses en Okinawa y mañana lo hará contra los norteamericanos en Okinawa también. Y no hace mucho estuvo presente en la firma de un tratado de Comercio entre Chile y la República Federal Alemana y se puso muy contento porque reconoció a casi todos los miembros de la delegación alemana pero no les pudo saludar, no por nada, si no porque Dieter Kammershauser es muy tímido. Kammershauser hace una semana recibió un dardo envenenado de una amante despechada de un reyezuelo del Camerún y al principio se asustó porque pensaba que podría morir, pero algo le dijo que no iba a morir, porque debería volver a su tiempo y a su espacio, como siempre hacía. El viaje siempre dura unas cinco o seis horas, según lo que se tarde en producir la conjunción de las tres palabras y esto no siempre se da a la vez. Kammershauser ha marcado un gol de córner directo en el campo del Chacarita, pero no recuerda con qué equipo jugaba. Kammershauser ha inventado un artilugio que sirvió en la Corte del rey Khmer para medir los pasos que había entre una puerta y otra puerta. Esto era algo que ya venía pensando de otros viajes por una cosa que le pasó en las islas Feroe con un viking que se puso tonto con unas medidas que decía que no eran correctas y de ahí le quedó el runrún que acabó en el artilugio aquel que no sabe Kammershauser si se conserva o no. Hay muchas veces en las que Kammershauser no sabe dónde o en qué época está.
Pero a él le da igual. Él se lo pasa bien. Y cuando vuelve a su casa y se lo cuenta a su hermano, Arno, se lo pasa mejor. Como no se casó vive con su hermano y la mujer de éste, Julieta, que es italiana. Pero no me voy a enrollar ahora con esto, porque lo importante es lo otro. Y creo que lo he hecho mal, porque ya he creado una espectativa de algo, que no.'
martes, 8 de marzo de 2016
Karpov
Ya tenía yo ganas de manguita corta. Pero me estoy poniendo como un tocinete. Yo creía que había llegado un punto en el que no me iba a engordar más, por temas de edad o yo que sé. Es una teoría un poco idiota, por la que creo que llegada una edad, ya ni engordas ni adelgazas. Es así. Peregrina idea, si, pero el tiempo y la falta de alicientes me hace derivar mi conocimiento hacia teorías y... en fin. A ver. Me duele la espalda. Esto me pasa cada vez más. Me duele la espalda. Si fuera malo conmigo mismo me diría que me duele la espalda porque me pesa la barrig, pero no. Me duele las espalda porque si estoy mucho rato de pie, se me carga y me tengo que apoyar en cualquier parte. No estoy para simultáneas. Estoy para centrarme en una partida solo y ya está. Tengo miedo de perder con alguno de estos. Tengo miedo de que alguno de estos tenga suerte y me pille en un renuncio y la cague. Tengo miedo de que algo salga mal. Tengo miedo de que la espalda me duela tanto que no pueda seguir. Tengo miedo de ponerme como una bola. Tengo que cortarme el pelo también. Tengo que esperar el momento propicio para cortarme el pelo. No sé quién me dijo que era mejor mirar la luna para cortarse el pelo. Pero entre que no controlo y que un día por otro no estoy por la labor, al final, mira que mata de pelo detrás. Me sale mucho pelo de atrás. La melena esa que se me queda montando la camisa. De arriba tengo pelo, pero yo sé que cada vez tengo menos pelo. De atrás en cambio, un matojo. Mira cómo miran el tablero. Qué ganas tienen de pillarme en un error, de cogerme en un fallo y darme. Y luego ir a su club y decir que le ganaron al gran mestro. Algunos seguro que no saben ni quién soy. Seré el otro, seguramente. El otro. Siempre que se habla de mí acaba saliendo el otro. Les hubiera gustado que hubiera venido el otro, pero se han tenido que conformar con el otro. Yo soy quien jugaba las partidas con el otro. Siempre está presente. Si me ganan, si alguno de estos consigue ganarme, no tendrá tampoco demasiado mérito. A fin de cuentas, yo no soy el otro. Al otro si que sería difícil ganarle. En cambio yo, total, para qué me voy a esforzar. Y de todas maneras, tengo que ganar. Aunque sea por el otro. Espero no desconcentrarme demasiado. Me alegro de haberme puesto la camisa. Tengo que comprarme más camisas de manga corta. Estoy cómodo, aunque marque un poco de barrigueta. Qué puedo hacer para no coger tantos Kilos, si no hago nada especial. Mira, quizás las simultáneas ayuden. Porque sentado no me muevo, en cambio aquí de pie, pues parece como que haces más,.. no sé. Me da la impresión de que estoy jugando por obligación. Ni siquiera me preocupo por el juego. Estoy más pendiente de otra cosa.
domingo, 6 de marzo de 2016
La venganza de Don Mendo en el Sagarra. Ha nacido una estrella.
Pocos momentos en la vida de una persona pueden definirse como trascendentales. Vamos a tirar por elevación. Vamos a decir cosas así como muy grandilocuentes, para inflar la cosa todo lo posible. Ya bajaremos. Ya nos pincharán el globo. Vamos a hacer el indio y vamos a contar las cosas de una manera pomposa, hinchada. En muy pocas ocasiones, uno tiene la sensación de estar viviendo un momento único. El nacimiento de una estrella.
El pasado sábado, en el Teatre Sagarra y con motivo de los actos del centenario de La Colmena, se representó en dos pases la legendaria obra de Muñoz Seca 'La venganza de Don Mendo'. Quienes tengan algo de memoria, recordarán que esta obra, algo ripiosa y de factura un pelín rancia, ha sido representada por actores de la talla de Fernando Fernán Gómez o Manolo Gómez Bur, nada menos. Y digo ripiosa y rancia y al mismo tiempo digo que yo con esta obra me río desde que sale el primero de los bufones hasta que acaba. No lo puedo remediar, me encanta.
Como digo, la compañía de Teatro de La Colmena representaba la obra en dos pases. El de las nueve fue el que ví yo. Supuse que a esa hora los nervios de la primera representación habrian pasado y que los actores irían más sueltos. Tenía ganas de ver a Marcos Moreno, el actor protagonista y miembro de la Peña en esta faceta de actor. Aunque ya sabía que había hecho cosas, creo que era la primera vez que lo veía. Sabiendo la obra que era y que él era el actor protagónico, estaba ansioso por ir.
Más, bastante más de media entrada en este segundo pase. Comienza la obra, no, primero intervención del responsable de la Colmena y luego de Andreu Banús, director de la compañía junto a Joan Fernàndez. Y empieza, pero no, porque antes, un actor de la compañía, se encarga de hacer una presentación, que a mí me gusta. Resulta que para la representación y con motivo del centenario, la compañía ha recuperado a actores de que han sido parte de la historia de la Colmena, y el amplio elenco de actores de la obra, permite que se diera cabida a muchos de ellos aunque fuera en papeles cortos.
La obra consiste en cuatro actos, las cuatro jornadas en las que Don Mendo ve su vida transcurrir como en un tobogán de subidas y bajadas para finalizar todo como el mismísimo rosario de la aurora. Como no se trata de contar de qué fue la obra, sino de ensalzar sin dudarlo ni un instante la figura del actor protagonista, daré algún apunte del argumento para pasar a la coba indisimulada, que es de lo que se trata a la hora de contar cualquier evento.
Magdalena está liada con Don Mendo, pero el padre la casa con el Duque de Toro que es muy rico, Don Mendo va a ver a su amada y mientras está con ella lo enganchan in fraganti. Para proteger a su amada, se autoinculpa de un robo. La amada, que ve peligrar su matrimonio con el potentado, no hace nada por salvarle. Le condenan y va a morir en la cárcel emparedado, pero unos amigos le rescatan y le salvan. Se jura vengarse por lo que le han hecho y cambia su nombre, se convierte en juglar, se llamará Renato. Pero ay, vuelve a caer en las redes de la amada... pero es que además enamora a la mora Azofaifa y a la mismísima reina de Castilla y León. Y a la que se ponga por delante. Se organiza un sinfín de enredos amorosos que terminan, pues eso, con muertes sin más.
Bien. Pues Don Mendo en este caso lo interpreta Marcos Moreno, joven actor que sorprende a conocidos y a no conocidos con una intrepretación que se sale. Ojo, el resto de compañeros no tienen ni una pega, pero el compañero Marcos, desde que aparece en escena, ya no hay más. La obra tiene apuntes de actualidad, interludios musicales... adecuados a la situación. Y Marcos lo borda. En serio. Y en broma. Porque te ríes mucho, porque la obra tiene gracia. ¿Sabían que a Muñoz Seca lo fusilaron en el 36? Bueno, pues ya lo saben. En todo caso, la obra, sea como sea, se presta a que te rías por la cantidad de tontunas, disfrazadas de ripios, que se sueltan. Y Marcos lo lleva todo con mucha gracia. Y hace que el público se ría con él y que le siga en las gracias y que esté pendiente de él durante toda la obra.
A cada jornada le sucede un nuevo interludio de tres minutos. Muy gracioso todo. No sé, me pilló con la guardia baja, o que ya iba uno predispuesto a pasárselo bien y a escribir luego una crítica para ensalzar a Marcos. Que es de lo que iba todo esto.
Yo creo que he visto nacer a una estrella, o por lo menos, he visto en el escenario a un actor con una vis cómica importante. Y me alegro mucho.
Espero que la suerte, el talento, lo que quiera que sea, no se lo lleve lejos otra vez y podamos seguir disfrutando de su arte. Y si no, seguro que será por algo mejor.
PD. La memoria de la gente mayor... también podré decir que ví el estreno en los escenarios del hijo de Joan Fernàndez. Eso también.
Foto: AS.
El pasado sábado, en el Teatre Sagarra y con motivo de los actos del centenario de La Colmena, se representó en dos pases la legendaria obra de Muñoz Seca 'La venganza de Don Mendo'. Quienes tengan algo de memoria, recordarán que esta obra, algo ripiosa y de factura un pelín rancia, ha sido representada por actores de la talla de Fernando Fernán Gómez o Manolo Gómez Bur, nada menos. Y digo ripiosa y rancia y al mismo tiempo digo que yo con esta obra me río desde que sale el primero de los bufones hasta que acaba. No lo puedo remediar, me encanta.
Como digo, la compañía de Teatro de La Colmena representaba la obra en dos pases. El de las nueve fue el que ví yo. Supuse que a esa hora los nervios de la primera representación habrian pasado y que los actores irían más sueltos. Tenía ganas de ver a Marcos Moreno, el actor protagonista y miembro de la Peña en esta faceta de actor. Aunque ya sabía que había hecho cosas, creo que era la primera vez que lo veía. Sabiendo la obra que era y que él era el actor protagónico, estaba ansioso por ir.
Más, bastante más de media entrada en este segundo pase. Comienza la obra, no, primero intervención del responsable de la Colmena y luego de Andreu Banús, director de la compañía junto a Joan Fernàndez. Y empieza, pero no, porque antes, un actor de la compañía, se encarga de hacer una presentación, que a mí me gusta. Resulta que para la representación y con motivo del centenario, la compañía ha recuperado a actores de que han sido parte de la historia de la Colmena, y el amplio elenco de actores de la obra, permite que se diera cabida a muchos de ellos aunque fuera en papeles cortos.
La obra consiste en cuatro actos, las cuatro jornadas en las que Don Mendo ve su vida transcurrir como en un tobogán de subidas y bajadas para finalizar todo como el mismísimo rosario de la aurora. Como no se trata de contar de qué fue la obra, sino de ensalzar sin dudarlo ni un instante la figura del actor protagonista, daré algún apunte del argumento para pasar a la coba indisimulada, que es de lo que se trata a la hora de contar cualquier evento.
Magdalena está liada con Don Mendo, pero el padre la casa con el Duque de Toro que es muy rico, Don Mendo va a ver a su amada y mientras está con ella lo enganchan in fraganti. Para proteger a su amada, se autoinculpa de un robo. La amada, que ve peligrar su matrimonio con el potentado, no hace nada por salvarle. Le condenan y va a morir en la cárcel emparedado, pero unos amigos le rescatan y le salvan. Se jura vengarse por lo que le han hecho y cambia su nombre, se convierte en juglar, se llamará Renato. Pero ay, vuelve a caer en las redes de la amada... pero es que además enamora a la mora Azofaifa y a la mismísima reina de Castilla y León. Y a la que se ponga por delante. Se organiza un sinfín de enredos amorosos que terminan, pues eso, con muertes sin más.
Bien. Pues Don Mendo en este caso lo interpreta Marcos Moreno, joven actor que sorprende a conocidos y a no conocidos con una intrepretación que se sale. Ojo, el resto de compañeros no tienen ni una pega, pero el compañero Marcos, desde que aparece en escena, ya no hay más. La obra tiene apuntes de actualidad, interludios musicales... adecuados a la situación. Y Marcos lo borda. En serio. Y en broma. Porque te ríes mucho, porque la obra tiene gracia. ¿Sabían que a Muñoz Seca lo fusilaron en el 36? Bueno, pues ya lo saben. En todo caso, la obra, sea como sea, se presta a que te rías por la cantidad de tontunas, disfrazadas de ripios, que se sueltan. Y Marcos lo lleva todo con mucha gracia. Y hace que el público se ría con él y que le siga en las gracias y que esté pendiente de él durante toda la obra.
A cada jornada le sucede un nuevo interludio de tres minutos. Muy gracioso todo. No sé, me pilló con la guardia baja, o que ya iba uno predispuesto a pasárselo bien y a escribir luego una crítica para ensalzar a Marcos. Que es de lo que iba todo esto.
Yo creo que he visto nacer a una estrella, o por lo menos, he visto en el escenario a un actor con una vis cómica importante. Y me alegro mucho.
Espero que la suerte, el talento, lo que quiera que sea, no se lo lleve lejos otra vez y podamos seguir disfrutando de su arte. Y si no, seguro que será por algo mejor.
PD. La memoria de la gente mayor... también podré decir que ví el estreno en los escenarios del hijo de Joan Fernàndez. Eso también.
Foto: AS.
viernes, 4 de marzo de 2016
Miscelánea
https://www.youtube.com/watch?v=n3nPiBai66M
Diego Rivera pinta murales sobre la Revolución. Pinta murales y quiere hacer que la gente coja conciencia de las cosas a través de los murales. Un artista que quiere que su arte no solo guste sino que también haga pensar. Que haga pensar y que muestre que la sociedad capitalista es injusta. Pero para que eso llegue a un número mayor número de personas, tiene que pintar sus murales en lugares o para gente que en realidad no tiene ningún interés en la Revolución. Entonces, sus camaradas le dicen que está pintando para los burgueses, porque pinta no para convencer a nadie, sino para decorar y limpiar la conciencia de los poderosos. Pero él piensa que está pintando la mismas cosas y que al final, le hace es llevar el mensaje justo a las casas de los que más tienen. Y un día le invitan a pintar el hall del edificio Rockefeller de Nueva York y allí pinta las caras de Marx, Engels y Lenin. Y le dicen que la cara de Lenin la tiene que quitar, que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Que los Rockefeller tenían dinero, pero sobre todo tenían muy claro dónde estaban y quiénes eran ellos, y que esas cosas no las iban a tolerar. Y le dicen que quite a Lenin. Y Rivera dice que no quita a Lenin. Pues te quito el mural. Pues me quitas el mura. Es una cosa sabida. Los principios, la difusión del mensaje, quién te escucha, hasta donde puedes conceder, es benefecioso escribir, por ejemplo, en medios con los que no compartes ideología ni fines ni nada, pero son un altavoz... etc. La música.
https://www.youtube.com/watch?v=kIr8hsVTCzg
Hace mil años que no escuchaba la de Ingrata. Me encanta esa canción. Me encantó en su tiempo y me encanta ahora. No me gustaba nada más de ese grupo hasta que escuché otro disco y... me gustó también. En fin. El PRI. La Revolución y la oposición. Construir no solo las estructuras de gobierno sino también construir a la oposición. Construir no sólo un Estado, también construir a la sociedad civil. Presentar a la sociedad civil, a las entidades que se constituyen para que colectivo determinado tenga una voz y una representación que sirva para expresar sus demandas, hacer sus cosas, plantear sus movidas, en el edificio del gobierno. La sociedad civil, al lado del gobierno. El gobierno como inspirador de la creación de la sociedad civil. Eso, uno que es estatalista y que oye la palabra Estado y piensa en algo bueno y necesario, cuando no omnipotente... eso, a uno cuando está fuera y ve según que cosas, le preocupan. Preocupa que todo quede dentro de una misma línea. Que la representación de las demandas de un colectivo o un grupo o todo un segmento de la población tenga que alinearse para subsistir con las tesis de quien está en el gobierno. Si de lo que se trata es de que no se mueva un bolígrafo en un ámbito geográfico que puede coincidir con Santa Coloma, por ejemplo, sin que los representantes del gobierno no aparezcan en la foto, vamos por buen camino. Socialismo es libertad.
https://www.youtube.com/watch?v=-TPA_AwQlh0
La letra de Ingrata, analizándola un poco, deja bastante que desear. Claro, todo eso de que los mejicanos son fogosos, que se agarran a trompadas y que tienen la sangre caliente, pues mira, el tópico nefrítico. Pero lo de pegarle dos tiros a la parienta, no. ¿Hay otro camino para expresar una idea que no sea lo que se estipula que sea 'la idea'? Es una pregunta que no tiene qué ni porqué. Solo la hago porque estoy pensando en otra cosa. Frida Kahlo pinta cuadros. Ella no se cree que los cuadros que pinta sean realmente interesantes, que no dicen nada, que los buenos son los de Rivera. Y sin embargo, no deja de pintar. Pinta y pinta. Un día, sus cuadros serán tan famosos como los de Rivera. Frida Kahlo como un personaje que va más allá que el del que pensamos que es el importante de verdad. Primero nos fijamos en que tiene una sola ceja. Luego que tuvo una vida marcada por un accidente terrible, que tuvo relaciones tormentosas, mucho tópico. Tópico nefrítico. Y sin embargo, tenía un arte que va más allá de lo tópico. Miren sus cuadros, una persona que sabe que no está bien y que se empeña en mostrarlo. Pero no mostrarlo para darnos pena, sino para hacernos pensar en otra cosa, en que de una manera cruda... qué estoy diciendo. Como si yo supiera de arte o hablar de arte. La música, las cejas.
https://www.youtube.com/watch?v=pj2ntDiXJCk
El PSOE. Hace unos días, como fue el Día de Andalucía, pensé en canciones de Triana. Como siempre. Luego en canciones de... hasta que volví a Smash. Julio Matito, bajista de Smash, a mediados de los setenta y una vez que Smash se desvaneció, tuvo relación con los que luego serían líderes del PSOE. Felipe González, Alfonso Guerra, Carmen Romero... No sé cómo les metió ese gol, o si es que el PSOE en aquella época era otra cosa (ya lo digo ahora, era otra cosa, pero no porque fuera más auténtico, es que estuvo en una posición más radical que la de los comunistas hasta que... en fin). El caso es que hace un disco 'para el PSOE', pero con letras de un poeta anarcosindicalista. Un potipoti bueno. No he escuchado ninguna más que la de Las pistolas. Es una cafrada de mucho cuidado. Suena un sitar, que debe ser el del zumbado de Gualberto. En fin. Escuchando esto, me acuerdo de mi abuelo, que era del PSOE y pienso en la vergüenza de lo que se vio el otro día en la investidura y de lo que se sabe del pacto con Ciudadanos. De la vergüenza que da escuchar que bueno, que el pacto lo que hace es llevarnos al centro y que bueno, que todo el mundo debería ceder. Que no nos coge de sorpresa, que es el mismo PSOE que de entrada no, pero que mira, se acuerda uno y duele. Diluir. Es que lo acabo de escuchar. No se trata de diluir si no de iniciar un proceso... uf. Julio Matito se aburrió y se alejó de sus compañeros para volver a Smash y se murió en un accidente de coche.
https://www.youtube.com/watch?v=scFOkCP-nvk
Yo no sé realmente qué me queda por decir. Esta semana se han visto cosas así como raras. El beso, el intento de manipulación a Carmena, las manifestaciones de contrariedad contra un pacto con Ciutadans que luego no son tan graves porque mira, hay que hacer cesiones y tal... siempre hablo de lo mismo. Y hay cosas más importantes. El otro día fui a ver a un compañero periodista que está bastante chungo. Y de qué me habla... del pacto. Al parecer el hombre fue trosko en su juventud, o lo sigue siendo, y está algo contrariado ya no con el mundo sino con... bah. Es igual. Este hombre, cuando estaba bueno, hablaba y era pejigueras al máximo. Y lo sigue siendo. Y eso es bueno. Creo yo. No ceder. Si uno ha sido de una manera, que no se te reblandezca nada y que tú ahí, a lo tuyo, pensando lo mismo y haciendo lo mismo. No sé. No sé qué más podría decir al respecto. A todos los respectos. Que he visto la entrevista y vi la de la Manuela de Madre también. Referentes raros. Ir a escuchar a gente que no te dice nada, pero de todo se saca algo. De un pavo que te dice que la idea que tenemos confronta con otra idea y te quedas diciendo... en fin. No sé. Este último párrafo se lo pueden saltar, pero la canción no.
https://www.youtube.com/watch?v=o23577xlVJE
Bueno. Mañana el compañero Marcos hace de Don Mendo. Habrá que verle. Y poca cosa más. Que tengan un buen fin de semana y si eso nos vemos por ahí, pero no sé yo. Venga.