Al final, todo está bien. Lo que a ti te parece una cagada manifiesta, una decisión completamente fuera de lugar, un disparate, un locurón, una burrada, un acierto tremendo, la mejor explicación, el desastre total, no lo es. Porque si se construye bien... el relato.
El relato. El relat. Construir un relato. Una historia, un cuento. Armar una explicación. Es más antiguo que el mismo mundo. Lo que estás viendo no lo estás viendo como es. Es como yo te voy a decir que es. Es así. Te lo voy a contar.
Vivimos en tiempos en los que todo ha de ser interpretado por alguien. Pero no son tiempos tan distintos a todos los tiempos anteriores. Lo que pasa es que ahora tenemos mucha más necesidad de encontrar un camino. O no. Según lo que me digan y según el relato que me interese contar.
Puigdemont, que puede ser president de la Generalitat, President de la República, @Krls, o Carles Puigdemont según lo que nos interese, viaja a Bruselas. Al parecer parte de su equipo de gobierno no sabía lo que estaba pasando. Llega a Bruselas, se queda en Bruselas, acogido por un partido de extrema derecha, o invitado, según lo que nos interese incluir en el relato. Según lo que contemos decantaremos la balanza para un lado o para el otro lado. Se queda allí, pasa la noche, llega el día cuenta que se va a quedar en Bruselas pero que no pide asilo político, pero lo que hace es como si se exiliara. O no. Da igual.
Lo importante no es lo que pasa. Lo importante es que escuchemos se adapte a nuestro esquema. No estamos perdiendo, nada de lo que hacen nuestros representantes está mal, todo va bien, todo tiene un sentido que no sabemos interpretar al principio, pero que, efectivamente encaja al final en alguna parte. Es una decisión sabia, lo ha hecho genial, tenemos que seguir estando con él.
El 155 es lo peor que nos ha podido pasar, pero al mismo tiempo nos sirve para cargarnos las instituciones autonómicas y construir nuevas instituciones y si no tenemos ni una cosa ni la otra, es porque es bueno. Es bueno y está bien. Y será culpa de otro.
Elecciones en diciembre. Es fatal, nos están imponiendo unas elecciones, es como si te obligaran a ser demócrata a su manera, no puede ser, no puede ser que seas tan vendido y tan rastrero como para plantearte participar en estas elecciones, con presos políticos, con la violencia, con el Estado fascista y represor, pero yo me voy a presentar y no sé si en lista única y los resultados serían más o menos los mismos, y sería una oportunidad histórica de volver a contarnos y de...
Y todo está bien. Según nos interese. Si mi responsable va a un acto y no me gusta, encontraré la manera de justificarlo para que encaje en mi marco. Si va el tuyo, diré que es lo peor que nos puede pasar y que qué vergüenza hacerle el juego así a la derecha.
Y así van pasando los días. Y al final todo está bien. El viernes hubo república, lo celebramos, a las diez estábamos en casa, y ya está hecho y hecho se quedará para los restos. Ahora ven y cuéntame otra cosa, pero lo que es, es. Si no estuviste, dónde estabas. No me interesa que me cuentes nada.
Es una decisión acertada, ahora el problema lo tienen los otros. Ya hemos movido pieza y no sólo la hemos movido, hemos convenido en explicar que hemos movido la pieza de esta manera. A lo mejor tú no lo ves.
Altura moral. Superioridad moral, perdón. La izquierda con su superioridad moral. Repítelo, mételo en el texto. La izquierda española, con su superioridad moral...
Y eso.
Y vamos pasando el tiempo y lo vamos contando.
Y voy a poner un Tweet pero primero voy a ver qué está diciendo la gente que piensa más o menos como yo, no vaya a ser que me precipite y me esté cagando en alguien y resulta que ese alguien me esté esperando con otra cosa. Espera. Ahora.
Ahora no. Esto es tan viejo como la piedra Rosetta. Pero con caras nuevas.
Alentir la república. El corrector de word lo marca como incorrecto. Pero el corrector no sabe de relato. Chupito.
martes, 31 de octubre de 2017
lunes, 30 de octubre de 2017
Crónica del #plegramenet sobre Can Zam. No lo repito más.
Apagar el extractor de la cocina encendiendo la radio. A esto está llevando la política municipal a la prensa colomense, que no tiene otra salida que cubrir pleno tras pleno, de manera estoica y sufrida, soportando inclemencias, interrupciones, incomodidad de unos bancos del siglo pasado, una política del siglo pasado, un público del siglo pasado, una conjunción de elementos claramente del siglo pasado.
Hasta la figura del extractor de humos me parece hoy del siglo pasado. Tantas cosas, las entidades parecen cosa del siglo pasado, los procesos participativos ya han perdido su qué y ahora son su para qué, las entidades parecen del siglo pasado, las peticiones de palabra con su procedimiento y su carnet de identidad, los micrófonos de pilotito rojo encendido, la grabación del pleno, un pleno. El siglo pasado todo el rato presente en el Pleno de Santa Coloma de Gramenet sobre el proceso participativo emprendido por el Ajuntament sobre los usos que se le dan a Can Zam. Un pleno propuesto por los grupos de la oposición, Som Gramenet y Gent d’Esquerres Icv Euia. Ya saben, van a leer la misma pesadez de siempre, pero esta vez incluso sin temas que apelen a la patatita, como la bandera, la movilización, la traición, la mayoría silenciosa, la patria, el proceso, la república, los agravios, los… bueno, en realidad también hablaremos de eso, porque también ha salido el tema. Eso es. El tema.
Sala de plenos llena desde el principio y casi hasta el final. Han sido más de tres horas de pleno dedicado a un solo punto. Peticiones de palabras, presencia de entidades vestidas como si creyeran estar en el siglo xxi cuando lo único que hacen es representar al siglo pasado, entidades que, además, y aquí ha estado finísimo el Teniente de Alcaldesa Esteve Serrano, todos sabemos que son afines a uno u otro partido. No hemos empezado a hablar y ya estamos saltando en el tiempo, pero es igual, ya leerán la crónica formal en otro sitio.
Entidades que han perdido la palabra: Favgram, Centre Excursionista Puig Castellar, ACI, Running Vigía, Airiños da nosa Galicia, y siempre fiel al Plataforma style, la Plataforma, tan siglo XX que si la llevas al Ciertopelo la tienes que poner en el stand de las máquinas de escribir antiguas y las muñecas despeluchadas. Seis entidades. Si yo participo de la Plataforma, el CEPC es parte de la Plataforma… entonces, ¿el resto de entidades de quién son? Qué sutil. Qué fineza. Qué político.
Al pleno. Se trata de decir que el proceso participativo sobre Can Zam, qué hacemos con Can Zam, es un tanto así. Sin entrar en detalles, pues lo de las papeletas parece poco formal, se cambian las papeletas sobre la marcha, no parece que haya mucho control y las propuestas que se hacen como que no tienen otro objeto que legitimar la presencia de los macroeventos en Can Zam.
¿Estamos hablando de macroeventos? Siempre estamos igual. Que no, que no, que no estamos hablando de los macroeventos, que no estamos hablando de la política cultural de la ciudad de Santa Coloma de Gramenet, que estamos hablando del proceso participativo, de cómo se está decidiendo qué ha de ser Can Zam. No de si debe haber macroconciertos en Can Zam. Estamos hablando del parque, de cómo decidimos qué hacer en el parque.
Primero ha hablado Jordi García, de Som Gramenet que se ha dedicado a enumerar los motivos por los que estábamos allí. Ha querido hacer una previa recordando el duro momento que se vive en la política catalana y en Catalunya en general, con proclamaciones, casi proclamaciones, aplicaciones de la Constitución, casi aplicaciones, huídas al extranjero, socialistas haciéndose selfies con Albiol, excomunistas haciendo el ridículo, elecciones a las que nadie quiere que el otro participe pero yo sí… pero le han cortado rápido. Jefe, que aquí venimos a otra cosa, no empecemos. Muy bien. Firmeza democrática. Al grano. Claro que sí. Luego nos hemos pasado el rato haciendo veladas alusiones (lo de velada no te lo crees ni tú) al proceso, a las garantías, a referéndums, etc. Pero luego y cuando las hago yo. Si las haces tú, Kansas y Arkansas.
Me dicen por el pinganillo, desde la autoridad que recuente por favor la gente que ha hablado. Todo tíos. Señores, hombres, todos. Menos Alexandra Sevilla y la alcaldesa al final, todo han sido tíos, hombretones. Es la tercera vez que me faltas el respeto y no quiero que haya una cuarta. Bueno, y metapleno, que hoy ha estado encarnado en otra figura no sé si incorpórea pero que ha dado un metapleno de los de sacar de sus casillas al mismísimo Edgar Froese. Como digo y no es coña, todo tíos. Todas las entidades, todos los grupos municipales, toda la voz cantante, tíos. Un pleno en Irán es más equilibrado. Así nos va.
No nos salvan ni los calcetines molones de Aranzana, Pastrana, Zambrana. No nos salvan ni los pasillos llenos de gente, sentada en el suelo. No nos salvan ni la fantástica intervención de Alexandra Sevilla, enumerando porqué estamos aquí, qué pensamos del proceso participativo, qué es lo que ocurre con la participación en nuestra ciudad, para qué sirve y a quién sirve, porqué se monta un proceso participativo que no quiere cambiar nada sino legitimar lo que ya está. Yo creo que lo hacemos muy bien. Tan bien que cada vez que se oye el ‘como ha dicho la compañera Alexandra Sevilla’ deberíamos tomarnos un chupito. Y lo hacemos muy bien pero nosotros no llevamos camiseta de Can Zam y es que no tenemos coreógrafo ni sentido del espectáculo ni sabemos lanzar una papeleta al viento ni nada. Pero somos Siglo XXI. Si hasta nos lo dice la marcadora de tendencias con lo de ‘cuando gobernéis’. El futuro es nuestro. Sigo. No lo salva nadie. No nos salva ni el infame (copyright de eltoni) vídeo con el que el PSC aprovecha su presencia institucional para decirle a los colomenses de bien que hay colomenses del mal que quieren que vivamos como los ewoks, en los árboles, comiendo raíces y limpiándonos el culo con hojas como los partisanos de Tito o el Vietminh. No lo salva ni la intervención final de la alcaldesa que iba a clausurar pero al final lo que hace es ponernos nota y dejarnos con ganas de decirle, amablemente, de que no. Que el siglo XX eres tú.
La intervención del PP del señor Zambrana viene a dar la razón a los convocantes al pleno. El psc hace un poco lo que le da la gana y así nos va. No quiere, pero tiene. Y lo hace. Y da la razón y mete su pullita con el procés, pero qué quieres. Y luego Dimas viene a decir lo mismo, que ellos están a muerte con lo de los macroeventos pero que el proceso es un poco… y ya llega Jordi Mas que hace una intervención en la que no desaprovecha para utilizar esa imagen que ya hemos comentado antes de la torta que viene volando y que sabes que por muy lejos que esté te la van a dar. Y nos la da. Can Zam, una historia de éxito. Y a partir de ahí, fantasía de ilusión. Olvidos (Gara, hormigos) de alcaldes como Bartu que tanto hizo por Can Zam, pero luego todo muy bien. Una historia sobre un parque que eso. Y tal. Y ya lo dejo aquí porque la verdad es que me cansas. Y Arkansas.
Y llegan las entidades y la Favgram hace una intervención en la que queda claro que han sido ellos, que ellos están allí y que allí están. De manera alta clara. La favgram está allí. Y han venido a hablar. Y que ellos quieren un parque verde y frondoso y quieren también lo otro. Pero que ellos están allí. Y ya.Y luego la intervención del señor Trias del Cep invitando a soñar con un parque verde. Y luego la intervención de Antonio Sancho de la Plataforma que ha soltado lo nuestro y lo de más allá sobre Can Zam y sobre cómo debería ser un tratamiento global del parque y cómo no puede haber más equipamientos ni más usos, ojo, lo que no significa que no haya oferta lúdica ni nada de eso. Recuerden lo de los ewoks, y recuerden ante todo que los de la Plataforma seremos una minoría, pero somos personas.
Y llega el turno del Running Vigía que no sé entonces dónde encuadrarlo pero que viene a decir que le parece todo muy bien lo que ya está hecho y lo que se va a hacer y lo de los conciertos y no lo repite dos veces porque con una ya vale. Y luego el representante de Airiños que empieza bien y termina mejor con una alusión a la galaicidad de todos y cada uno de nosotros que ahí la deja y que el parque debe ser un lugar de encuentro y de alegría y de baile y a ver quién dice que no a eso.
Y las réplicas y las contrarréplicas y le pedimos al Ajuntament que reconsidere la situación y que se piense lo de cortar este proceso y hacer otra cosa más participativa, porque que hayamos llegado hasta aquí para enterarnos de que Airiños da nosa Galicia tiene una opinión sobre el parque, pues no, que podríamos haberlo hecho de otra manera. Pero no. No. Un no del siglo XXi, eso sí. Un no como yo. Moderno. Pero soy un moderno falso, porque llevo todo el día, desde el viernes te diría ya que me preguntas, con una canción de Supertramp en la cabeza. Moderno de suburbio.
Y Esteve Serrano dice que el proceso es impoluto porque se han seguido unos artículos y ya está. Y listo Calixto. Y ahora di lo que quieras que ya está bien. Y réplicas de los grupos y de los intervinientes menos de Running vigía y de Airiños… y bueno, de la ACi que al final no ha podido venir. Y del Ordóñez, que habla como Plataforma para decir lo que había dicho el Sancho pero de otra manera.
Y el pleno va llegando a su fin y al final al menos creo que se ha colocado el tema de Can Zam en otros términos. Que lo de Can Zam lleva 40 años ahí y poco a poco se va convirtiendo en algo que no es el parque que debería tener Santa Coloma. Y cuando acabemos el parque, si eso convertimos can zam en un marasmo de rock, música electrónica, ritmos tribales, festivales de jardins de can zam, calimocherismo o doom metal, pero con el parque hecho. Todo el parque.
No un poco. Todo el parque y con una participación ciudadana fetén y no unos folletos birria, chapuza, bodrio, etc., que me he dejado la libreta fuera del pleno y no he podido apuntar nada.
Y ya está. Muchas gracias por llegar hasta el final. Can Zam parque verde para Santa Coloma. Aquí tienes un regalo.
El Anderlés
La historia era bastante sencilla, muy normal. Un entrenador de fútbol o alguien del Anderlecht va en coche y le pasa algo en el coche. Se para en un pueblo y ve a un tío que está jugando a fútbol en un equipo amateur. El buen señor se queda extasiado ante la calidad de ese jugador que lo hace todo. Y ahora no recuerdo si es una chica o es un chico el que iba de viaje y le pasa eso. El caso es que iba en un Mini. Y se para y como digo ve al chaval jugar y resulta que le dicen que es un loco del fútbol y que le llaman 'el anderlés', porque es muy fan del Anderlecht. Y le dicen que vaya a hacer una prueba al Anderlecht. Y hace la prueba así un poco de aquella manera porque el Anderlecht es un equipo muy bueno y claro, uno que viene de la calle, pues a ver. Pero es que es tan bueno... y tan majete... y hay algunos del equipo que desconfían de él y él les convence por lo bueno que es. Y 'el anderlés' triunfa en el mundo del fútbol. Creo. Porque no recuerdo nada más que lo que les he contado y mucho de eso puede que sea inventado.
Esta historieta estaba en uno de los Supermortadelos que mi padre me trajo porque mi tito Basilio o nosequién o él mismo puede ser fueron a trabajar a un almacén de la Bruguera y me trajeron un montón de cómics. Y esta historieta estaba allí. Recuerdo ahora como en sueños una historieta sobre el golpe de estado en Irak que derrocó al general Kassem. No voy a buscar ahora si era así o no.
De la misma época, pero no del mismo dibujante, eran los cómics de Eric Castel, un jugador que venía a jugar al Barça y que supongo que todos los niños culés de la época adoraban. Yo no, porque yo no era culé, pero me gustaba ver cómics de gente jugando a fútbol y los equipos de fútbol.
Era otro fútbol.
El fútbol de Bélgica de los ochenta era un poco la némesis del fútbol de Holanda. Durante los setenta Holanda dominó el fútbol europeo y marcó lo que en adelante sería 'el buen fútbol'. Eso de jugar bien, dando pases, etc. El fútbol total. A finales de los setenta y principios de los ochenta el fútbol holandés decae mucho y es Bélgica la que tiene un cierto periodo de esplendor. Pero con otro tipo de fútbol, más defensivo, más bronco.
Jugadores. Ceulemans, sobre todo. Era el que me gustaba a mí. Jan Ceulemans. Rubio y alto como un día sin pan y jugaba de extremo. Y se llamaba Ceulemans. Eric Gerets, lateral, que era un broncas. No andaba muy fino. Gerets, que jugó en el Bayern de Múnich. Jean Marie Pfaff, que era portero y si Gerets estaba mal no te cuento Pfaff. También jugó en el Bayern de Munich. Cuando Pfaff se jubiló el portero era Preudhomme, que ya era otra cosa. Más jugadores. Los hermanos Van der Elst, había uno que era muy bueno, pero yo no me acuerdo de verlo jugar. Y duró un montón, o el que duró un montón era otro Van der Elst, el hermano menos bueno, pero que jugaba en el centro del campo. Y Vincenzo Scifo, que era de padres italianos y que jugaba como de media punta y que decían que era buenísimo pero que siempre que veías un partido con Scifo la cagaba. Y Bélgica eliminó a España en el mundial 86, mira, igual por eso... en los penalties. Yo creo que me alegré porque siempre quería que perdiera España, aunque Bélgica, sobre todo por Scifo, no me gustaba. No daba hostias Bélgica ni nada.
Equipos. Pese a que el Anderlecht parece que fuera el fuerte, el equipo que me molaba era el Brujas, porque se llamaba Brujas y ya solo por eso... y vestían como el Inter de Milán, que es un colorido, azul y negro, que siempre me ha gustado. El Brujas. Campo embarrado, lloviendo. Y sobre todo, el Standard de Lieja. Más que nada, porque el Athletic Club jugó una eliminatoria de Uefa con Valverde en su primera etapa y le metimos siete. Y luego el Anderlecht nos eliminó, precisamente. Tiempo después, el Racing de Malinas hizo más o menos buen papel en competiciones europeas, con Erwin Koeman en el equipo.
Y creo que poca cosa más. Por si les preguntan.
Esta historieta estaba en uno de los Supermortadelos que mi padre me trajo porque mi tito Basilio o nosequién o él mismo puede ser fueron a trabajar a un almacén de la Bruguera y me trajeron un montón de cómics. Y esta historieta estaba allí. Recuerdo ahora como en sueños una historieta sobre el golpe de estado en Irak que derrocó al general Kassem. No voy a buscar ahora si era así o no.
De la misma época, pero no del mismo dibujante, eran los cómics de Eric Castel, un jugador que venía a jugar al Barça y que supongo que todos los niños culés de la época adoraban. Yo no, porque yo no era culé, pero me gustaba ver cómics de gente jugando a fútbol y los equipos de fútbol.
Era otro fútbol.
El fútbol de Bélgica de los ochenta era un poco la némesis del fútbol de Holanda. Durante los setenta Holanda dominó el fútbol europeo y marcó lo que en adelante sería 'el buen fútbol'. Eso de jugar bien, dando pases, etc. El fútbol total. A finales de los setenta y principios de los ochenta el fútbol holandés decae mucho y es Bélgica la que tiene un cierto periodo de esplendor. Pero con otro tipo de fútbol, más defensivo, más bronco.
Jugadores. Ceulemans, sobre todo. Era el que me gustaba a mí. Jan Ceulemans. Rubio y alto como un día sin pan y jugaba de extremo. Y se llamaba Ceulemans. Eric Gerets, lateral, que era un broncas. No andaba muy fino. Gerets, que jugó en el Bayern de Múnich. Jean Marie Pfaff, que era portero y si Gerets estaba mal no te cuento Pfaff. También jugó en el Bayern de Munich. Cuando Pfaff se jubiló el portero era Preudhomme, que ya era otra cosa. Más jugadores. Los hermanos Van der Elst, había uno que era muy bueno, pero yo no me acuerdo de verlo jugar. Y duró un montón, o el que duró un montón era otro Van der Elst, el hermano menos bueno, pero que jugaba en el centro del campo. Y Vincenzo Scifo, que era de padres italianos y que jugaba como de media punta y que decían que era buenísimo pero que siempre que veías un partido con Scifo la cagaba. Y Bélgica eliminó a España en el mundial 86, mira, igual por eso... en los penalties. Yo creo que me alegré porque siempre quería que perdiera España, aunque Bélgica, sobre todo por Scifo, no me gustaba. No daba hostias Bélgica ni nada.
Equipos. Pese a que el Anderlecht parece que fuera el fuerte, el equipo que me molaba era el Brujas, porque se llamaba Brujas y ya solo por eso... y vestían como el Inter de Milán, que es un colorido, azul y negro, que siempre me ha gustado. El Brujas. Campo embarrado, lloviendo. Y sobre todo, el Standard de Lieja. Más que nada, porque el Athletic Club jugó una eliminatoria de Uefa con Valverde en su primera etapa y le metimos siete. Y luego el Anderlecht nos eliminó, precisamente. Tiempo después, el Racing de Malinas hizo más o menos buen papel en competiciones europeas, con Erwin Koeman en el equipo.
Y creo que poca cosa más. Por si les preguntan.
domingo, 29 de octubre de 2017
La Gran Belleza - Paolo Sorrentino
Ayer por la noche, con la hora ya cambiada, me propusieron ir al Times. Es el local nuevo que se ha abierto donde en tiempos estuvo el Cero y luego el Pop. Lo inauguraron la semana pasada y no fui, dijeron de ir ayer y tampoco me animé. Jep Gambardella hubiera ido sin rechistar.
Viendo La Gran Belleza pensaba que me gustaría ser así, como ese personaje. Estar en la calle, saber cuándo te levantas pero no cuándo te acuestas. O que te acuestas cuando los demás se van a la cama, hablar de todo, saber de nada, poder meter la pulla, ir a ver espectáculos teatrales, la cultura absurda, los eventos sociales plagados de gente que quiere y que no puede, de gente que cree que hace y que no hace, de gente que tiene una historia y que no es más que un relato. Pero ayer, por llevar la contraria, me fui a su casa. Ponlo luego en tu blog.
La Gran Belleza es una película de Paolo Sorrentino, director italiano del que ya ví Il Divo, que me encantó. Pero esta me ha traspasado. Desde el principio, desde que empieza, todo el festival de imágenes, de belleza y de impostación, de espacio para lo más profundo y lo más banal. Para Fanny Ardant bajando una escalera, cruzándose contigo, quedarte extasiado ante tanta belleza. Para Serena Grandi, hinchándose a rayas. Serena Grandi, deformada, hecha un vagón, autoparodiándose a sí misma, la reina de las Maggiorate, la protagonista de las alucinaciones de Tinto Brass, yendo al cirujano plástico a que le metan un poquito y metiéndose de más.
Son muchas cosas, muchas situaciones, muchas frases, muchos momentos. Un periodista, mejor dicho, un escritor que publicó una novela hace mil siglos, que tuvo éxito, pero que se dedica a escribir crónicas, crónica social o cultural. Estar en el mundo, en la calle, con gente bien, con gente que quiere ser bien. A pasear por Roma.
No he ido nunca a Roma, de hecho el típico viaje a Italia me ha parecido siempre una pérdida de tiempo. Y todo el mundo dice que no, que impresiona, que es lo mejor y lo peor. Y a mí no me llama la atención y sé que hay Historia para dar y vender y cada piedra es un remontarse y que si pudiera, ay, si yo pudiera estar con ese personaje de la película que tiene las llaves de todos los palacios de Roma, puede que me muriera de gusto.
La belleza. Un japonés muere extasiado ante la belleza. Jep Gambardella se enamoró una vez, pero la cosa no prosperó. Intentar recordar ese momento, con la persona a la que quisiste y a la que perdiste, recordarlo una y otra vez. Mirar hacia el techo y ver el mar. El mar es el recuerdo de lo que un día fue bello. Tan bonito. Y que se ha ido. Y que puede que desde entonces no hayas podido tropezarte de nuevo, o disfrutarlo, o identificarlo.
El recuerdo de La Dolce Vita está ahí continuamente. Ese periodista que está y que no está, que es parte de la escena y la tiene que contar. Vamos al Times, debería haberlo propuesto yo. Las referencias fellinianas parece que están ahí todo el rato. Esta frase de aquí al lado, si quieren, la extirpan del texto y se la llevan a tomar algo y cuando esté mareada y perdida, la dejan sola. Que se joda.
Jep Gambardella tiene amigos, o conocidos, amigas, condesas, empresarios, empresarias, poetisas, poetas, vive al lado de uno de esos empresarios mafiosos que dicen mover Italia pero que se van al talego, conoce a la curia, y reparte. Reparte continuamente, con una sonrisa en el rosto, con clase. La clase. Se supone que yo no debería alabar a la clase, pero es lo que le sale a uno.
Hoy he ido a un concierto por la mañana, la música era estupenda, un grupo angloitaliano en el Cinc. Estábamos todos y todas, ayer coincidimos en las Taninas, nos vemos en el Ciertopelo por la tarde. Podría decir que Santa Coloma es un poco como Roma, sin palacios, pero con otro tipo de belleza. Y miseria.
Me ha impactado mucho la película. Ya alguien me dijo… resulta que todos habíais visto la película y no me lo habíais dicho, o no me lo quise creer. Alguien me recomendó el remix de Raffaela Carrá. Y se te mete en la cabeza. No malgastemos la juventud. Vivamos la vida como si no importase, pero a la primera de cambio me voy a casa. Ser como Jep Gambardella. Vivir la vida, no disfrutarla demasiado. Ansiar encontrar la belleza. Aquella vez que pudiste estar con la persona que querías. A la que querías más que a nada en el mundo.
Estar en el mundo. Recordar la belleza. Esas cosas que luego contarás en el blog.
Viendo La Gran Belleza pensaba que me gustaría ser así, como ese personaje. Estar en la calle, saber cuándo te levantas pero no cuándo te acuestas. O que te acuestas cuando los demás se van a la cama, hablar de todo, saber de nada, poder meter la pulla, ir a ver espectáculos teatrales, la cultura absurda, los eventos sociales plagados de gente que quiere y que no puede, de gente que cree que hace y que no hace, de gente que tiene una historia y que no es más que un relato. Pero ayer, por llevar la contraria, me fui a su casa. Ponlo luego en tu blog.
La Gran Belleza es una película de Paolo Sorrentino, director italiano del que ya ví Il Divo, que me encantó. Pero esta me ha traspasado. Desde el principio, desde que empieza, todo el festival de imágenes, de belleza y de impostación, de espacio para lo más profundo y lo más banal. Para Fanny Ardant bajando una escalera, cruzándose contigo, quedarte extasiado ante tanta belleza. Para Serena Grandi, hinchándose a rayas. Serena Grandi, deformada, hecha un vagón, autoparodiándose a sí misma, la reina de las Maggiorate, la protagonista de las alucinaciones de Tinto Brass, yendo al cirujano plástico a que le metan un poquito y metiéndose de más.
Son muchas cosas, muchas situaciones, muchas frases, muchos momentos. Un periodista, mejor dicho, un escritor que publicó una novela hace mil siglos, que tuvo éxito, pero que se dedica a escribir crónicas, crónica social o cultural. Estar en el mundo, en la calle, con gente bien, con gente que quiere ser bien. A pasear por Roma.
No he ido nunca a Roma, de hecho el típico viaje a Italia me ha parecido siempre una pérdida de tiempo. Y todo el mundo dice que no, que impresiona, que es lo mejor y lo peor. Y a mí no me llama la atención y sé que hay Historia para dar y vender y cada piedra es un remontarse y que si pudiera, ay, si yo pudiera estar con ese personaje de la película que tiene las llaves de todos los palacios de Roma, puede que me muriera de gusto.
La belleza. Un japonés muere extasiado ante la belleza. Jep Gambardella se enamoró una vez, pero la cosa no prosperó. Intentar recordar ese momento, con la persona a la que quisiste y a la que perdiste, recordarlo una y otra vez. Mirar hacia el techo y ver el mar. El mar es el recuerdo de lo que un día fue bello. Tan bonito. Y que se ha ido. Y que puede que desde entonces no hayas podido tropezarte de nuevo, o disfrutarlo, o identificarlo.
El recuerdo de La Dolce Vita está ahí continuamente. Ese periodista que está y que no está, que es parte de la escena y la tiene que contar. Vamos al Times, debería haberlo propuesto yo. Las referencias fellinianas parece que están ahí todo el rato. Esta frase de aquí al lado, si quieren, la extirpan del texto y se la llevan a tomar algo y cuando esté mareada y perdida, la dejan sola. Que se joda.
Jep Gambardella tiene amigos, o conocidos, amigas, condesas, empresarios, empresarias, poetisas, poetas, vive al lado de uno de esos empresarios mafiosos que dicen mover Italia pero que se van al talego, conoce a la curia, y reparte. Reparte continuamente, con una sonrisa en el rosto, con clase. La clase. Se supone que yo no debería alabar a la clase, pero es lo que le sale a uno.
Hoy he ido a un concierto por la mañana, la música era estupenda, un grupo angloitaliano en el Cinc. Estábamos todos y todas, ayer coincidimos en las Taninas, nos vemos en el Ciertopelo por la tarde. Podría decir que Santa Coloma es un poco como Roma, sin palacios, pero con otro tipo de belleza. Y miseria.
Me ha impactado mucho la película. Ya alguien me dijo… resulta que todos habíais visto la película y no me lo habíais dicho, o no me lo quise creer. Alguien me recomendó el remix de Raffaela Carrá. Y se te mete en la cabeza. No malgastemos la juventud. Vivamos la vida como si no importase, pero a la primera de cambio me voy a casa. Ser como Jep Gambardella. Vivir la vida, no disfrutarla demasiado. Ansiar encontrar la belleza. Aquella vez que pudiste estar con la persona que querías. A la que querías más que a nada en el mundo.
Estar en el mundo. Recordar la belleza. Esas cosas que luego contarás en el blog.
viernes, 27 de octubre de 2017
El día de la Independencia
Me gusta mucho esta idea. Una hostia va por detrás de los pisos de Can Franquesa. Va por las pistas cerca del Poblado Ibérico, la ves que está yendo por esas montañas, esos caminos y va bajando. Ves la hostia que va llegando. Crees que la hostia va a llevársela otro. Que la hostia va caminando un camino que no lleva a ti. Y de repente, esa hostia que pensabas que era para otro... sin de repente, sabes que esa hostia venía para ti.
El día de gloria ha llegado. Pero con un heroísmo ful. De voto secreto. Con la boca chica. El día de la independencia. Los días de gloria, los días históricos, se suceden últimamente con tanta alegría que el día que venga el día histórico de verdad, se nos escapará. El de hoy es quizás el día. Al fin se proclama la República. Mejor no utilizar la ironía, el Parlament ha votado aceptar el mandato del 1 de octubre y poner en marcha la República catalana. Vamos, una declaración de independencia. Lo ha visto todo el mundo, PP, CS y PSC se han ido. Los míos se han quedado y han votado no. Todos, todos, no. Pero ya da igual.
El compañero Nuet ha dicho que hoy, pese a que haya manifestaciones de alegría y la gente piense que está construyendo un estado propio, hoy no tenemos ni comunidad autónoma. Dónde está la alegría. Proclamar una República, cantar els Segadors, subirse al balcón, para nada. Para nada, no. Para peor.
Los llamados equidistantes, ambiguos y demás lindezas no tenemos que escondernos de nada. En caso de DUI, decimos que no. Que no sirve, que no vale, que provoca algo peor. Una mujer ayer preguntaba que eso del 155 qué era y qué se podía hacer. Como estábamos en un acto en el que gente diversa se juntaba para trabajar contra esta norma salvaje, me pareció que debía aclarar en qué podía consistir todo esto. No interesaba. Interesaba alguna frase épica, la respuesta correcta (gracias) era la de hacer algo contra el 155. Y hacer algo contra el 155 es... hacer algo contra el 155. Supongo que la respuesta correcta era la Declaración de Independencia.
A esta hora, acabo de ver al primer chaval con la estelada. No he escuchado claxons, ni cacerolas, ni una especial euforia en un momento tan glorioso. Supongo que es lo que se llama serenidad. O que los independentistas locales están en Sant Jaume, o trabajando. No sé si esto durará mucho o poco o si se considerará que esto es ya para siempre. Un nuevo ciclo, dejar atrás el 1714 y instaurar una nueva referencia, el 2017. O que la gente pasa de esta historia y no le interesa un huevo el enésimo día histórico. Y no entiende qué ocurre para enzarzarnos en algo que parece que pase en la tele.
Igual se considera que ya es para siempre. Que aunque el Gobierno del PP haga lo que va a hacer, la República continúa. Que ya es. Y será. Y ya está hecho y el objetivo está cumplido. Vamos a defender la República. El compañero Nuet ha dicho que la diferencia entre defender las instituciones agredidas por el 155 y defender esta República catalana es grande. Tan grande que no.
Igual esto parece ya para siempre. Veo a las compañeras de la Cup Crida Constituent detrás del President Puigdemont. President de Catalunya, dice la actriz que con voz solemne pero viéndosele la cara va anunciando la gente que va a hablar. La primera fiesta de la República.
La segunda fiesta de la República.
La fiesta de la democracia. ¿Y en España? ¿Qué se pensará ahora en el resto de España? Esto está pasando, esto es lo que hay. Esto es lo que es. Tiene la validez que tiene. Tiene el recorrido que tiene. Pero está ahí. Está ahí y no se va a ir de un plumazo. Pero tampoco va a ir a mejor. Irá a peor.
A ti, amigo jaenero, que piensas que lo mejor es que nos den palo a todos, que nos den caña, que se jodan, se acaba de abrir la puerta a un palo colectivo que nos vendrá.
La hostia que viene por el camino. Y viene a verte a ti.
Ahora le gente eufórica, pero no por aquí. No veo euforia aquí. Igual si se monta algún acto de euforia colectiva, igual sí. Pero no veo ahora nada espontáneo. Una declaración de independencia como arma defensiva.
¿Y ahora qué? Viendo el desarrollo de los acontecimientos me dolía todo. La espalda, el cuello. Me duelen los ojos. Me duele la cabeza de pensar. Me duele la vida. Me da pena. Amigo jaenero que estás triste porque no entiendes qué pasa.
Amigo y amiga colomense que hoy estás exultante, que estás eufórico, cuando esa hostia que venga a verte te llegue, cuando esa hostia que estás deseando dar te la den a ti, cuando necesites que alguien te cuente algo, un chiste, ver un partido de fútbol, dar una vuelta, mirar desde la ventana, aquí estaré.
Diálogo. Otra vez. Cuando alguien de los que consideran que nos tenemos que sumar a la barricada quiera una explicación del porqué de mi cara de asombro, que me pregunte. Eso es diálogo. Cuando alguien de los que consideran que estamos haciendo el juego a los insurrectos, que vamos todos con la porra a poner las cosas en su sitio, que me pregunte.
Diálogo. El diálogo es no renunciar a hablar. Pero hoy no. Hoy no estoy ni para eufóricos ni para... veo a la gente que va por la calle. ¿Y tú eres revolucionario? Lo revolucionario va a ser quedarte en tu sitio, no moverte, no perder las formas, no dejar de estar.
¿En qué pensarán? Yo creo que a muchos y a muchas hoy se les ha roto algo. A otros se les abre algo. Pero se nos acaba a todos un mundo. Y empieza otro, nuevo. Y no parece mejor por mucho himno que cantes. Parece peor.
El día de gloria ha llegado. Pero con un heroísmo ful. De voto secreto. Con la boca chica. El día de la independencia. Los días de gloria, los días históricos, se suceden últimamente con tanta alegría que el día que venga el día histórico de verdad, se nos escapará. El de hoy es quizás el día. Al fin se proclama la República. Mejor no utilizar la ironía, el Parlament ha votado aceptar el mandato del 1 de octubre y poner en marcha la República catalana. Vamos, una declaración de independencia. Lo ha visto todo el mundo, PP, CS y PSC se han ido. Los míos se han quedado y han votado no. Todos, todos, no. Pero ya da igual.
El compañero Nuet ha dicho que hoy, pese a que haya manifestaciones de alegría y la gente piense que está construyendo un estado propio, hoy no tenemos ni comunidad autónoma. Dónde está la alegría. Proclamar una República, cantar els Segadors, subirse al balcón, para nada. Para nada, no. Para peor.
Los llamados equidistantes, ambiguos y demás lindezas no tenemos que escondernos de nada. En caso de DUI, decimos que no. Que no sirve, que no vale, que provoca algo peor. Una mujer ayer preguntaba que eso del 155 qué era y qué se podía hacer. Como estábamos en un acto en el que gente diversa se juntaba para trabajar contra esta norma salvaje, me pareció que debía aclarar en qué podía consistir todo esto. No interesaba. Interesaba alguna frase épica, la respuesta correcta (gracias) era la de hacer algo contra el 155. Y hacer algo contra el 155 es... hacer algo contra el 155. Supongo que la respuesta correcta era la Declaración de Independencia.
A esta hora, acabo de ver al primer chaval con la estelada. No he escuchado claxons, ni cacerolas, ni una especial euforia en un momento tan glorioso. Supongo que es lo que se llama serenidad. O que los independentistas locales están en Sant Jaume, o trabajando. No sé si esto durará mucho o poco o si se considerará que esto es ya para siempre. Un nuevo ciclo, dejar atrás el 1714 y instaurar una nueva referencia, el 2017. O que la gente pasa de esta historia y no le interesa un huevo el enésimo día histórico. Y no entiende qué ocurre para enzarzarnos en algo que parece que pase en la tele.
Igual se considera que ya es para siempre. Que aunque el Gobierno del PP haga lo que va a hacer, la República continúa. Que ya es. Y será. Y ya está hecho y el objetivo está cumplido. Vamos a defender la República. El compañero Nuet ha dicho que la diferencia entre defender las instituciones agredidas por el 155 y defender esta República catalana es grande. Tan grande que no.
Igual esto parece ya para siempre. Veo a las compañeras de la Cup Crida Constituent detrás del President Puigdemont. President de Catalunya, dice la actriz que con voz solemne pero viéndosele la cara va anunciando la gente que va a hablar. La primera fiesta de la República.
La segunda fiesta de la República.
La fiesta de la democracia. ¿Y en España? ¿Qué se pensará ahora en el resto de España? Esto está pasando, esto es lo que hay. Esto es lo que es. Tiene la validez que tiene. Tiene el recorrido que tiene. Pero está ahí. Está ahí y no se va a ir de un plumazo. Pero tampoco va a ir a mejor. Irá a peor.
A ti, amigo jaenero, que piensas que lo mejor es que nos den palo a todos, que nos den caña, que se jodan, se acaba de abrir la puerta a un palo colectivo que nos vendrá.
La hostia que viene por el camino. Y viene a verte a ti.
Ahora le gente eufórica, pero no por aquí. No veo euforia aquí. Igual si se monta algún acto de euforia colectiva, igual sí. Pero no veo ahora nada espontáneo. Una declaración de independencia como arma defensiva.
¿Y ahora qué? Viendo el desarrollo de los acontecimientos me dolía todo. La espalda, el cuello. Me duelen los ojos. Me duele la cabeza de pensar. Me duele la vida. Me da pena. Amigo jaenero que estás triste porque no entiendes qué pasa.
Amigo y amiga colomense que hoy estás exultante, que estás eufórico, cuando esa hostia que venga a verte te llegue, cuando esa hostia que estás deseando dar te la den a ti, cuando necesites que alguien te cuente algo, un chiste, ver un partido de fútbol, dar una vuelta, mirar desde la ventana, aquí estaré.
Diálogo. Otra vez. Cuando alguien de los que consideran que nos tenemos que sumar a la barricada quiera una explicación del porqué de mi cara de asombro, que me pregunte. Eso es diálogo. Cuando alguien de los que consideran que estamos haciendo el juego a los insurrectos, que vamos todos con la porra a poner las cosas en su sitio, que me pregunte.
Diálogo. El diálogo es no renunciar a hablar. Pero hoy no. Hoy no estoy ni para eufóricos ni para... veo a la gente que va por la calle. ¿Y tú eres revolucionario? Lo revolucionario va a ser quedarte en tu sitio, no moverte, no perder las formas, no dejar de estar.
¿En qué pensarán? Yo creo que a muchos y a muchas hoy se les ha roto algo. A otros se les abre algo. Pero se nos acaba a todos un mundo. Y empieza otro, nuevo. Y no parece mejor por mucho himno que cantes. Parece peor.
jueves, 26 de octubre de 2017
Catalunya fuera de sí
¿Cuáles son las claves para entender lo que está pasando? A quién le importa. ¿De verdad nos importa lo que está pasando? Ayer, ayer jueves, todo dios viendo la tele, escuchando la radio, leyendo, leyendo, mirando, angustiado, ilusionado, esperanzado, ilusionado, asustado, ilusionado, va a convocar elecciones, va a decirlo, va a rajarse, no se raja, espera, la gente en la plaza, una masa de gente enardecida en la plaza de Sant Jaume, que luego ves las imágenes y si conoces algo de la plaza de Sant Jaume no ves tanta gente, pero eso no le importa a nadie. A nadie le importa nada de lo que ve.
La plaza de sant Jaume es un sitio al que vamos los de Santa Coloma cuando viene alguien de visita. Tensión, nervios, gente cagándose en todo porque de repente van a convocarse elecciones y tienen la armadura y el traje de super héroe comprado y no lo van a poder utilizar y se enfadan, pero todo cambia. Y hay un giro, y el héroe verdadero dice que no, que no, que no, que no y mil veces no. Y dice que van a decir algo y estamos otra vez como ayer por la noche y mañana, cuando leamos esto, estaremos en otro lugar. En otra dimensión.
Todo va bien. No se asusten. Todo está yendo bien. No dejen de gastar bromas, no dejen de pedirle una birra a otro que no sabemos quién es pero que se ha acoplado al grupo. Todo está yendo bien. Miren, es muy fácil, cierren los ojos. Mañana el president dice que ya no puede hacer nada más y que somos la República. Y entonces los otros dirán que está todo fuera de la ley. Y hay un destello en el cielo y los brujos dicen que esto significa que la venida del mesías se retrasará unos cuantos de siglos más, porque no le tocaba este destello. Y alguien ha tocado algo seguro para que el destello llegara y el mesías no molestara demasiado. Otro día.
Quizás mañana. ¿Hay nervios? ¿Estamos contentos? Yo creo que tenemos que estar contentos y abrir los ojos a la realidad. La República llega y estamos ahí. La cosa esta del Está ahí y todos estamos ahí. Hoy ha habido un acto de la plataforma xxx. Una señora ha preguntado sobre el 155 y lo que podemos hacer. Lo he explicado más o menos, pero no he acertado.
Convocatorias a las nosecuantas para defender el parlament. Convocatorias, reuniones, proclamas. Palabras heroicas. Los héroes. Los discursos hechos con frases grandes, enormes. Sols el polbo salva el polbo. Dónde está el final.
Ha habido un momento a lo largo del día en el que me he asustado. Todo se acababa y volvía a la miseria del autonomismo. Y todo iba bien y el arzobispo no tenía que pedir leche caliente para dormir. Viejos, gente mayor dando la chapa. Jóvenes que se mimetizan unos cono otros para parecer más. Tertulianos en el canal 24h que dan pánico. No generan pánico, lo dan.
Puigdmont ha dicho algo, han ido al parlament, la gente ha dicho lo que le tocaba. El de los catsiqueespot ha decidido dar dos turnos. Para el Rabell y el Albano. Y han hablado, pero no sé para quién hablan. No les entienden. No se les entiende. Y parece sencillo, entender el castellano, pero no es fácil. Ni el catalán.
Salgo a la calle a tomarme una birra, me vuelven a preguntar. Entro en un despacho, quizás demasiado contento, pregunto por el wifi, creo que me quieren matar. Y lo dicen. Todo el mundo con el cirio en la mano, rezando porque puedan ir a la basílica de Montserrat para hacer algo. Yo, yo, yo, ya fui a la central de Berlín. Me lo estoy inventando. Todo. Desde elprincipio.
Puigdemont dice que va a hacer nosequé, pero es la independencia. Y Rajoy va a venir con la vara de medir. Las uso y nos vamos. Adiós. ¿Y dónde nos vamos? A ninguna parte. Yo no pienso huir, con mi foto en el balcón, esperando a que vengan a algo. No sé quién.
¿Qué ha pasado hoy? Que ha estado a punto todo de volar. Pero no ha volado, porque no habrá elecciones, patada a seguir. Ahora proclamamos la DUi y luego la quitamos. Y Luego le pedimos a Trump que nos deje jugar a la consola. O que no sdeje jugar noequién de Cantabria con las movidas que mona.
Catalunya es genial. Tenéis que venir. En condiciones penosas, he enseñado la ciudad de tal manera que… en el acto, a alguno se le ha ido la mano, pero es poca cosa. Déjales. Un pequeño concierto, un concierto en pequeño formato, la vida. Haremos conciertos así hasta que nos aburramos. Pero quién iba a decir que el entrenador del Athletic, pensé que la chaqueta le venía grnade, el entrenador era de mentira.
Tenía muchas cosas que decir y muchas cosas muy divertidas. Quería lanzar un llamamiento atodos los averiados del mundo tuviéramos un sitio conflicto. ¿Quién querría currar con Pau Riba? Aquí antes había viñas. Un discurso del PP pero una forma de hacer las cosas del pCch. Estoy flipando.
Nosotros éramos prochinos.
Y ya está. Va desfilando gente, al menos de banderas, de símbolos, de signos. Voy a aprender a hacer corto otra vez. Tus prmos y famia, bien, no? Bien. Pues es so. Que en estos días… va pasando el tiempo, Puigdemont al parecer proclama la independencia mañana. Pues ya diréis algo.
Necesitamos unicornios, prochinos, espirales, el cielo azul.
Y no necesitamos….
miércoles, 25 de octubre de 2017
Central de Loreto
Como siempre, hablaremos de un tema sin importancia. Como siempre, aquí no damos ni una. La central de Loreto no estaba en la calle Loreto, está en la calle Burdeos, pero si hablamos de la central de Loreto, digo yo que queda más así que se coloque una imagen que venga a hacernos pensar que.
Mi padre yendo a trabajar a la Central. Mi padre fue trabajador de Telefónica. Durante un tiempo de su vida, fue un trabajador. Mi padre, digo yo y aquí vengo a colocar mi teoría, no es un trabajador siempre. Ni siquiera, cuando mi padre era un trabajador, cuando trabajaba, cuando venía de trabajar, ni siquiera ahí, consideraba que lo más importante, lo único, era el trabajo. Mi padre iba en el metro al trabajo y se llevaba un libro. Un libro que tapaba con una hoja de periódico pegada con celo para que no se dañaran las tapas. Se llevaba el libro y lo traía. Ver a alguien leer en el metro, cada vez se estila menos. Mi padre, cuando volvía de trabajo, comía, cuando era más joven con una botella de baturrico en la mesa, pero luego ya no. Comía, remoloneaba y se ponía a pintar. Mi padre, creo, que lo que más le gustaba del mundo era y es pintar.
Pintar y discutir.
Pintar y hablar y chinchar y llevar la contraria y hablar. Y chinchar. Ayer fui a comer al bar donde comía mi padre. En la calle Burdeos, podría haber puesto una foto de la calle Burdeos, de la central de la Telefónica, donde trabajaba mi padre. También podría haber puesto una foto del bar. Menú 8,75€. Digo que mi padre trabajaba y no fue toda su vida un trabajador. No es un trabajador. Mi padre es mi padre y trabajó durante un tiempo. Pero a él lo que le gusta es otra cosa.
Trabajaba en Telefónica, de celador. Nunca quiso ir más allá. Celador. Ir por las casas a poner teléfonos. A ver por dónde se tira el cable, todas esas cosas. Subir al terrado, ver dónde está la... términos como acometida, centralita, empalme, control, poste, enchufe. La Telefónica. Una empresa grande. De las más grandes. Para algunos incluso no podríamos llamar trabajadores, o clase trabajadora a los trabajadores de la Telefónica, porque teníamos privilegios. Los trabajadores y los hijos de los trabajadores. Beneficios que otros no tenían. Siempre hay otro que te dice que estaba peor. Naturalmente.
Beneficios. Mi padre tenía chaquetones de la telefónica, camisas, boligrafos, unos monos verdes fluorescentes, otros chaquetones grises horrorosos, zapatos y botas. Con los chaquetones, con uno de los chaquetones, antiguo, quise hacerme el punk. Tendría yo 14 años y en el Ramon Berenguer, en el Insti, iba con el chaquetón de la telefónica de mi padre, con un parche taleguero de los Sex Pistols que coloreé con rotulador negro porque en el parche Sid Vicious iba con la camiseta de la Svástica y se la tapé. Mi chaquetón y las botas de la telefónica, que nunca pude aguantar. Tengo el pie sensible. Me ponía las botas y aquello no daba el pego. Yo no daba el pego. Yo.
Mi padre me llevó alguna vez al trabajo. A la central. Entrábamos en la central y la gente le llamaba Molina, o Moli. Ahora hay gente que me llama Molina a mí y me hace gracia. Mi padre entraba en la central y averiguaba lo que le tocaba hacer. Las órdenes. Y entonces iba. Y hacía el curro.
Mi padre volviendo a casa, muchos años antes, después de las asambleas. Mi padre cabreado como un mico después de cada asamblea. Mi padre cabreado como un mico explicando lo que había pasado en las asambleas. Mi padre llegando a casa para decir que se acabaron las asambleas. Mi padre volviendo a casa después de quedarse a trabajar. Mi padre volviendo a casa un sábado porque le tocaba guardia. O un domingo.
Ir al economato. Mi padre contando lo que le había pasado con los compañeros o con las compañeras. Mi padre preparando el coche para irnos a jugar al tenis al club de la telefónica. Mi padre jugando al fútbol en el equipo de la central de Loreto contra otros equipos de otras centrales, en el campo de la Trinitat. El vestuario era como el de la URSS, camiseta y pantalón blanco y con las rayas rojas en los brazos. Mi padre en el campo de la Trinitat y mi madre y yo esperando a que acabara el partido. Sus amigos de ahora son sus amigos de cuando jugaba al fútbol con la Telefónica.
El coche para ir a la piscina los fines de semana. La piscina era el Club de la Telefónica. Todo beneficios. Pistas de tenis, pistas de tenis de cemento y de tierra batida. Jugar al tenis. Bañarse en la piscina. Comer en el merendero. El tío chiquitillo. Pedir pista. Jugar a fútbol. Gente que iba a comer, gente que iba a correr.
Huelgas por la ITP. Perder las huelgas.
Ayer estaba por allí y me dio por darme una vuelta por allí. Por la central de Loreto. Mi padre fue un trabajador durante un tiempo. ¿Cuánto hace que se jubiló? La URSS, la Unión Soviética, pone el trabajo en el lugar central. Debemos situar a la clase obrera en el centro. El trabajo. Mi padre era un trabajador. Pero no fue trabajador siempre. Trabajó en el algodón en Pueblo Nuevo, en Vilches. Luego entró en Salgado. Y en la mili entró en Telefónica. Y con 52 años, a pintar. Ni siquiera entonces, cuando trabajaba tanto, era un trabajador. Él era el Paco. Molina. Paquito Lagarto.
Central de Loreto. Compañeros de Trabajo. El Casas, que se mató en un accidente estúpido de moto. Las excursiones con él por el Montseny. El Cavall Bernat. La foto con las barbazas bebiendo agua en la fuente de Matagalls. Olot. La Fageda d'en Jordà. Laviana, uno del sindicato y del PCI al que le pusieron la cara guapa. Montilla, cada vez que pasa por delante de su casa ahora, dice... Montilla y menea la cabeza. Qué gracioso era Montilla. Lozano, el Lozano del 124 blanco. Los vilcheños, Robin, Liébana, Camay, Martín, el tito Basilio. Alguien me dejo seguro.
Mi padre pidiendo plaza para ir a Jaén, o a Manzanares o a nosedónde. Y sus amigos pidiendo plaza y yéndose de vuelta a Andalucía, a Jaén. Y mi padre no se fue nunca. Mi padre era un trabajador, pero no todo el rato.
La cartera de cuero de la telefónica, todavía está en el coche. No sabemos que hay dentro de la cartera. No sabemos apretar un enchufe. Somos los hijos de alguien que fue un trabajador, pero no era un trabajador. Todo el rato no. Yo, y hablo de mí, en fin.
La clase obrera en el centro del debate. En el bar hay gente con el mono, pero son monos raros, no son de la telefónica o no sé. Al acabar de comer le digo al de la barra que soy el hijo de Molina y le explico. Le hago una foto al bar. Hago fotos de la central de Loreto. No sé si hay vida dentro, hay una ventana con macetas.
Mi padre llevándome a trabajar una o dos veces nada más. Yendo a alguna oficina. Los tiempos en los que tus padres te llevaban a trabajar. Un bar, un restaurante mejor dicho que había en una calle de por allí, una vez me llevó mi padre y comí pato por primera vez. Mi padre contando que había ido al piso de nosequién, que había estado en la oficina del Sport, que había estado en la oficina de José María Casanova, que si ahí vivía Núñez, allí Cruyff, el cantante de los Mustang, gente así.
Calvo Sotelo, Infanta Carlota. Avenida Sarrià. Mi padre cagándose en los sindicatos. Mi padre yendo a cortar la Diagonal ya más fuera que dentro de la Telefónica.
La central de Loreto. No sé si ahora hay alguien ahí. Un tío con coleta me dice que si mi padre es el Molina de nosedónde. No. Mi padre hace 17 años que no viene por aquí, compañero.
Tirando hilo. Cortándolo con los alicates. Un saludo y una sugerencia. Mi padre trabajando. Pero no todo el rato.
Y mi madre cosiendo. Cosiendo todo el rato. Trabajando todo el rato.
Mi padre yendo a trabajar a la Central. Mi padre fue trabajador de Telefónica. Durante un tiempo de su vida, fue un trabajador. Mi padre, digo yo y aquí vengo a colocar mi teoría, no es un trabajador siempre. Ni siquiera, cuando mi padre era un trabajador, cuando trabajaba, cuando venía de trabajar, ni siquiera ahí, consideraba que lo más importante, lo único, era el trabajo. Mi padre iba en el metro al trabajo y se llevaba un libro. Un libro que tapaba con una hoja de periódico pegada con celo para que no se dañaran las tapas. Se llevaba el libro y lo traía. Ver a alguien leer en el metro, cada vez se estila menos. Mi padre, cuando volvía de trabajo, comía, cuando era más joven con una botella de baturrico en la mesa, pero luego ya no. Comía, remoloneaba y se ponía a pintar. Mi padre, creo, que lo que más le gustaba del mundo era y es pintar.
Pintar y discutir.
Pintar y hablar y chinchar y llevar la contraria y hablar. Y chinchar. Ayer fui a comer al bar donde comía mi padre. En la calle Burdeos, podría haber puesto una foto de la calle Burdeos, de la central de la Telefónica, donde trabajaba mi padre. También podría haber puesto una foto del bar. Menú 8,75€. Digo que mi padre trabajaba y no fue toda su vida un trabajador. No es un trabajador. Mi padre es mi padre y trabajó durante un tiempo. Pero a él lo que le gusta es otra cosa.
Trabajaba en Telefónica, de celador. Nunca quiso ir más allá. Celador. Ir por las casas a poner teléfonos. A ver por dónde se tira el cable, todas esas cosas. Subir al terrado, ver dónde está la... términos como acometida, centralita, empalme, control, poste, enchufe. La Telefónica. Una empresa grande. De las más grandes. Para algunos incluso no podríamos llamar trabajadores, o clase trabajadora a los trabajadores de la Telefónica, porque teníamos privilegios. Los trabajadores y los hijos de los trabajadores. Beneficios que otros no tenían. Siempre hay otro que te dice que estaba peor. Naturalmente.
Beneficios. Mi padre tenía chaquetones de la telefónica, camisas, boligrafos, unos monos verdes fluorescentes, otros chaquetones grises horrorosos, zapatos y botas. Con los chaquetones, con uno de los chaquetones, antiguo, quise hacerme el punk. Tendría yo 14 años y en el Ramon Berenguer, en el Insti, iba con el chaquetón de la telefónica de mi padre, con un parche taleguero de los Sex Pistols que coloreé con rotulador negro porque en el parche Sid Vicious iba con la camiseta de la Svástica y se la tapé. Mi chaquetón y las botas de la telefónica, que nunca pude aguantar. Tengo el pie sensible. Me ponía las botas y aquello no daba el pego. Yo no daba el pego. Yo.
Mi padre me llevó alguna vez al trabajo. A la central. Entrábamos en la central y la gente le llamaba Molina, o Moli. Ahora hay gente que me llama Molina a mí y me hace gracia. Mi padre entraba en la central y averiguaba lo que le tocaba hacer. Las órdenes. Y entonces iba. Y hacía el curro.
Mi padre volviendo a casa, muchos años antes, después de las asambleas. Mi padre cabreado como un mico después de cada asamblea. Mi padre cabreado como un mico explicando lo que había pasado en las asambleas. Mi padre llegando a casa para decir que se acabaron las asambleas. Mi padre volviendo a casa después de quedarse a trabajar. Mi padre volviendo a casa un sábado porque le tocaba guardia. O un domingo.
Ir al economato. Mi padre contando lo que le había pasado con los compañeros o con las compañeras. Mi padre preparando el coche para irnos a jugar al tenis al club de la telefónica. Mi padre jugando al fútbol en el equipo de la central de Loreto contra otros equipos de otras centrales, en el campo de la Trinitat. El vestuario era como el de la URSS, camiseta y pantalón blanco y con las rayas rojas en los brazos. Mi padre en el campo de la Trinitat y mi madre y yo esperando a que acabara el partido. Sus amigos de ahora son sus amigos de cuando jugaba al fútbol con la Telefónica.
El coche para ir a la piscina los fines de semana. La piscina era el Club de la Telefónica. Todo beneficios. Pistas de tenis, pistas de tenis de cemento y de tierra batida. Jugar al tenis. Bañarse en la piscina. Comer en el merendero. El tío chiquitillo. Pedir pista. Jugar a fútbol. Gente que iba a comer, gente que iba a correr.
Huelgas por la ITP. Perder las huelgas.
Ayer estaba por allí y me dio por darme una vuelta por allí. Por la central de Loreto. Mi padre fue un trabajador durante un tiempo. ¿Cuánto hace que se jubiló? La URSS, la Unión Soviética, pone el trabajo en el lugar central. Debemos situar a la clase obrera en el centro. El trabajo. Mi padre era un trabajador. Pero no fue trabajador siempre. Trabajó en el algodón en Pueblo Nuevo, en Vilches. Luego entró en Salgado. Y en la mili entró en Telefónica. Y con 52 años, a pintar. Ni siquiera entonces, cuando trabajaba tanto, era un trabajador. Él era el Paco. Molina. Paquito Lagarto.
Central de Loreto. Compañeros de Trabajo. El Casas, que se mató en un accidente estúpido de moto. Las excursiones con él por el Montseny. El Cavall Bernat. La foto con las barbazas bebiendo agua en la fuente de Matagalls. Olot. La Fageda d'en Jordà. Laviana, uno del sindicato y del PCI al que le pusieron la cara guapa. Montilla, cada vez que pasa por delante de su casa ahora, dice... Montilla y menea la cabeza. Qué gracioso era Montilla. Lozano, el Lozano del 124 blanco. Los vilcheños, Robin, Liébana, Camay, Martín, el tito Basilio. Alguien me dejo seguro.
Mi padre pidiendo plaza para ir a Jaén, o a Manzanares o a nosedónde. Y sus amigos pidiendo plaza y yéndose de vuelta a Andalucía, a Jaén. Y mi padre no se fue nunca. Mi padre era un trabajador, pero no todo el rato.
La cartera de cuero de la telefónica, todavía está en el coche. No sabemos que hay dentro de la cartera. No sabemos apretar un enchufe. Somos los hijos de alguien que fue un trabajador, pero no era un trabajador. Todo el rato no. Yo, y hablo de mí, en fin.
La clase obrera en el centro del debate. En el bar hay gente con el mono, pero son monos raros, no son de la telefónica o no sé. Al acabar de comer le digo al de la barra que soy el hijo de Molina y le explico. Le hago una foto al bar. Hago fotos de la central de Loreto. No sé si hay vida dentro, hay una ventana con macetas.
Mi padre llevándome a trabajar una o dos veces nada más. Yendo a alguna oficina. Los tiempos en los que tus padres te llevaban a trabajar. Un bar, un restaurante mejor dicho que había en una calle de por allí, una vez me llevó mi padre y comí pato por primera vez. Mi padre contando que había ido al piso de nosequién, que había estado en la oficina del Sport, que había estado en la oficina de José María Casanova, que si ahí vivía Núñez, allí Cruyff, el cantante de los Mustang, gente así.
Calvo Sotelo, Infanta Carlota. Avenida Sarrià. Mi padre cagándose en los sindicatos. Mi padre yendo a cortar la Diagonal ya más fuera que dentro de la Telefónica.
La central de Loreto. No sé si ahora hay alguien ahí. Un tío con coleta me dice que si mi padre es el Molina de nosedónde. No. Mi padre hace 17 años que no viene por aquí, compañero.
Tirando hilo. Cortándolo con los alicates. Un saludo y una sugerencia. Mi padre trabajando. Pero no todo el rato.
Y mi madre cosiendo. Cosiendo todo el rato. Trabajando todo el rato.
martes, 24 de octubre de 2017
En el cuartel del Bruch
Es mentira, porque no es en el cuartel del Bruch. Es desde fuera del cuartel del Bruch. Entrar en el cuartel del Bruch debe ser como una fantasía. Los tanques que bajan desde la Diagonal se paran en el Cuartel del Bruch, en este semáforo y saludan. Giran los cañones hacia el cuartel, los suben y los bajan en acción de saludo y siguen su paso hacia donde quiera que vayan. Tanques por la Diagonal. Si vienen por la Meridiana los veremos desde Santa Coloma, bajar por Torre Baró y perderse por dentro de los bloques de la Trinitat.
El Bruch. Vich. Montjuïch. En el Leganés juega un tal Brasanac. Brasanach. Brasillach. Brasillac. Lluis Llach. En el cuartel del Bruch ya no está el tamborilero del Bruch. Ahora, un poco más aquí, no en el mismo cuartel del Bruch, hay una señora que está hablando de algo, con acento argentino, y dice que no se quién son unos imbéciles, con esa gracia que tiene la gente argentina de pasta para decir las cosas.
La gente de pasta tiene gracia para todo. Para vestir, para hablar, para contarlas cosas, para llamar por teléfono, para leer el diario y hacer los crucigramas, para hablar de hablar. Para decidir. Derecho a decidir. En el cuartel del Bruch. Tengo una vida tan amplia y con tantas experiencias que me puedo permitir el lujo de contar otra cosa de mi vida. Fui una vez al cuartel del Bruch, creo que fui con alguien, con el Edu o con Abel. A presentar el papel de la prórroga de la mili o el de la objeción de conciencia. Con un cuartel tan grande y tan majestuoso, la oficina para hacer el trámite era una ventanucha o algo que ya no recuerdo. Mucho sitio para nada.
En el cuartel del Bruch supongo que no hacen bromas con los piolines. Hablar de los policías, de los cuerpos y fuerzas, de los fuerpos y cuerzas de seguridad, haciendo como risa. En el cuartel del Bruch creo que no se ríen desde el... en el año 36, en 1936, no bajaron los tanques por la Diagonal.
En la película la Vieja Memoria hablan de los momentos en los que los acuartelados en el Bruch, salen del cuartel, con gente de Falange que ha ido allí a presentarse voluntaria y van Diagonal abajo. Les esperan los milicianos, de la CNT. Carne andaluza, murciana, dice el falangista que sale en la película.
Los coches bajan por la Diagonal. En el cuartel del Bruch han conseguido parecer un castillo de Cine Exin. Cinexin. En los coches que bajan por la Diagonal hay un poco de todo, claro, un público variado. Hay un coche pequeño con un par de chicos dentro, que van a trabajar. Llevan los monos. También hay un chico que vende pañuelos en la esquina. Un chico que no es tan chico. Vende pañuelos igual.
En el Cuartel del Bruch no sé qué gente quedará. Gente que sepa conducir tanques o que dirija el espacio aéreo. Gente que viva en Montcada i Reixach y que beba vino Bach y que escuche a Bach. En el cuartel del Bruch hay un oficial de algo que seguro que escribe lo mismo que escribes tú, lo copia, lo clava y lo calca. Y lo publica en un blog. En un bloc. En un bloch.
Hay una cosa que no tiene el Cuartel del Bruch. No me lo voy a inventar. Parecía fácil hacer un texto sobre el cuartel del Bruch, hablar sobre los militares, sobre el miedo a que los militares nos hagan algo, a que los militares intervengan. El cuartel del Bruch. Habrá quienes miren al cuartel con confianza. El cuartel está aquí y aquí estamos seguros. Y los que pensamos que el cuartel del Bruch está ahí pero no está. Que no lo queremos ver. Como si no estuviera.
Pero está. Y le hago una foto y le he hecho tres fotos y he pensado que una cámara me debe estar mirando mientras le hago fotos al cuartel. Y he tenido miedo. Y luego no. Y ahora otra vez. Y tanto rollo para hacer las fotos y las tres fotos me han salido borrosas.
En el cuartel del Bruch hay una fuerza magnética que desenfoca las fotos para que no las veas bien. Es eso.
El cuartel del Bruch y su servicio de inteligencia y control de redes. Ya me tienen clisado. Clisado no me lo marca como error. Hoy he aprendido lo que es la marca de una paella. El cuartel del Bruch sería como el arroz. La marca sería algo que le falta a este texto. Un objeto. Un objetivo.
El Bruch. Vich. Montjuïch. En el Leganés juega un tal Brasanac. Brasanach. Brasillach. Brasillac. Lluis Llach. En el cuartel del Bruch ya no está el tamborilero del Bruch. Ahora, un poco más aquí, no en el mismo cuartel del Bruch, hay una señora que está hablando de algo, con acento argentino, y dice que no se quién son unos imbéciles, con esa gracia que tiene la gente argentina de pasta para decir las cosas.
La gente de pasta tiene gracia para todo. Para vestir, para hablar, para contarlas cosas, para llamar por teléfono, para leer el diario y hacer los crucigramas, para hablar de hablar. Para decidir. Derecho a decidir. En el cuartel del Bruch. Tengo una vida tan amplia y con tantas experiencias que me puedo permitir el lujo de contar otra cosa de mi vida. Fui una vez al cuartel del Bruch, creo que fui con alguien, con el Edu o con Abel. A presentar el papel de la prórroga de la mili o el de la objeción de conciencia. Con un cuartel tan grande y tan majestuoso, la oficina para hacer el trámite era una ventanucha o algo que ya no recuerdo. Mucho sitio para nada.
En el cuartel del Bruch supongo que no hacen bromas con los piolines. Hablar de los policías, de los cuerpos y fuerzas, de los fuerpos y cuerzas de seguridad, haciendo como risa. En el cuartel del Bruch creo que no se ríen desde el... en el año 36, en 1936, no bajaron los tanques por la Diagonal.
En la película la Vieja Memoria hablan de los momentos en los que los acuartelados en el Bruch, salen del cuartel, con gente de Falange que ha ido allí a presentarse voluntaria y van Diagonal abajo. Les esperan los milicianos, de la CNT. Carne andaluza, murciana, dice el falangista que sale en la película.
Los coches bajan por la Diagonal. En el cuartel del Bruch han conseguido parecer un castillo de Cine Exin. Cinexin. En los coches que bajan por la Diagonal hay un poco de todo, claro, un público variado. Hay un coche pequeño con un par de chicos dentro, que van a trabajar. Llevan los monos. También hay un chico que vende pañuelos en la esquina. Un chico que no es tan chico. Vende pañuelos igual.
En el Cuartel del Bruch no sé qué gente quedará. Gente que sepa conducir tanques o que dirija el espacio aéreo. Gente que viva en Montcada i Reixach y que beba vino Bach y que escuche a Bach. En el cuartel del Bruch hay un oficial de algo que seguro que escribe lo mismo que escribes tú, lo copia, lo clava y lo calca. Y lo publica en un blog. En un bloc. En un bloch.
Hay una cosa que no tiene el Cuartel del Bruch. No me lo voy a inventar. Parecía fácil hacer un texto sobre el cuartel del Bruch, hablar sobre los militares, sobre el miedo a que los militares nos hagan algo, a que los militares intervengan. El cuartel del Bruch. Habrá quienes miren al cuartel con confianza. El cuartel está aquí y aquí estamos seguros. Y los que pensamos que el cuartel del Bruch está ahí pero no está. Que no lo queremos ver. Como si no estuviera.
Pero está. Y le hago una foto y le he hecho tres fotos y he pensado que una cámara me debe estar mirando mientras le hago fotos al cuartel. Y he tenido miedo. Y luego no. Y ahora otra vez. Y tanto rollo para hacer las fotos y las tres fotos me han salido borrosas.
En el cuartel del Bruch hay una fuerza magnética que desenfoca las fotos para que no las veas bien. Es eso.
El cuartel del Bruch y su servicio de inteligencia y control de redes. Ya me tienen clisado. Clisado no me lo marca como error. Hoy he aprendido lo que es la marca de una paella. El cuartel del Bruch sería como el arroz. La marca sería algo que le falta a este texto. Un objeto. Un objetivo.
lunes, 23 de octubre de 2017
Contratiempo - Oriol Paulo
Coges esta película porque quieres ver una película. De todo el catálogo de películas que hay, te apetece ver también una de esas películas españolas como muy de ahora, de intriga y tal. Películas españolas en las que salga Antonio de la Torre, todas son buenas. Si no hay ninguna disponible, coges otra película en la que sale José Coronado, no hay ni una mala de José Coronado. Y sale Barbara Lennie, y ya con eso creo que da un poco igual todo. Y también sale Mario Sánchez, Pérez, Sáez, Suárez, Casas. Mario Casas. Y la Wagener, me sé su apellido pero no el nombre. Doy alguna vueltecilla porque no conozco la peli, pero bueno, voy.
Empieza la peli. Es una intriga, aparece una mujer que es como ayudante de fiscal o abogada o algo o alguien que ayuda a quien tiene que declarar. Mario Casas ha hecho algo. Su amante ha aparecido muerta y la ayudante le ayuda a aclarar qué ha pasado realmente para que pueda declarar ante el juez porque la cosa se puede poner chunga.
Y entonces comienza a explicar qué pasó, en una carretera, un coche, un ciervo que se cruza. Un accidente, un muerto, una casa, unos testigos, una familia que te acoge y te arregla el coche. Es la misma actriz.
Es la misma actriz. Te das cuenta enseguida. Mira que se esfuerzan en no enfocar desde el principio, pero es que es la misma actriz. Lo estoy viendo yo, lo estás viendo tú, lo estamos viendo todos. Es la misma actriz. Es la misma actriz. Y la trama continúa y siguen pasando cosas y es la misma actriz. Y hay giros argumentales y la historia cambia varias veces de punto de vista y es la misma actriz. Y es claramente la misma actriz. Y parece que lo ve todo el mundo y que lo está viendo hasta el Cristo Corcobado y el Cristo del Tibidabo y lo está viendo hasta Perry Mason. Es la misma actriz.
Es la misma actriz. Todo el rato ya con eso en la cabeza. Y ahora parece que a la amante la ha matado este, y ahora parece que la ha matado aquel, y ya sale la actriz con toda su cara. Habla poco, pero está ahí todo el rato. La misma actriz.
Y también sale en la peli el actor que hace de Merlí, que sale en las promos del 'así se hace' o el 'behind the scenes' y te quieren hacer creer que además de actor debe ser realmente un profesor o un guru o un algo y es todo una mentira, porque el cine es una mentira y la vida se parece al cine como un huevo a una castaña. Y aquí hace de abogado y sale poco y no tiene ninguna frase así brillante que destacar.
Y José Coronado parece que ha de ser protagonista y no te creas tampoco. Y debe ser el protagonista Mario Jiménez, Mario Casas y tampoco te creas. Y a veces habla Mario Casas y tienes la costumbre de ver las películas tarde y no le entiendes. Y no te creas.
Y las cosas van cambiando y está interesante la cosa, pero que vamos, que es que es la misma actriz. Que lo dice el mismo Mario Casas, que la vi allí y la reconocí al instante y... joder, que es que es la misma actriz.
Y claro. Al final es la misma actriz. Y el tiempo de uno no vale nada, y puedo permitirme el lujo de perder una o dos o tres horas o las que haga falta que a mí no me importa. Pero que igual pillan a alguien así con el tiempo justo y es una putada.
Empieza la peli. Es una intriga, aparece una mujer que es como ayudante de fiscal o abogada o algo o alguien que ayuda a quien tiene que declarar. Mario Casas ha hecho algo. Su amante ha aparecido muerta y la ayudante le ayuda a aclarar qué ha pasado realmente para que pueda declarar ante el juez porque la cosa se puede poner chunga.
Y entonces comienza a explicar qué pasó, en una carretera, un coche, un ciervo que se cruza. Un accidente, un muerto, una casa, unos testigos, una familia que te acoge y te arregla el coche. Es la misma actriz.
Es la misma actriz. Te das cuenta enseguida. Mira que se esfuerzan en no enfocar desde el principio, pero es que es la misma actriz. Lo estoy viendo yo, lo estás viendo tú, lo estamos viendo todos. Es la misma actriz. Es la misma actriz. Y la trama continúa y siguen pasando cosas y es la misma actriz. Y hay giros argumentales y la historia cambia varias veces de punto de vista y es la misma actriz. Y es claramente la misma actriz. Y parece que lo ve todo el mundo y que lo está viendo hasta el Cristo Corcobado y el Cristo del Tibidabo y lo está viendo hasta Perry Mason. Es la misma actriz.
Es la misma actriz. Todo el rato ya con eso en la cabeza. Y ahora parece que a la amante la ha matado este, y ahora parece que la ha matado aquel, y ya sale la actriz con toda su cara. Habla poco, pero está ahí todo el rato. La misma actriz.
Y también sale en la peli el actor que hace de Merlí, que sale en las promos del 'así se hace' o el 'behind the scenes' y te quieren hacer creer que además de actor debe ser realmente un profesor o un guru o un algo y es todo una mentira, porque el cine es una mentira y la vida se parece al cine como un huevo a una castaña. Y aquí hace de abogado y sale poco y no tiene ninguna frase así brillante que destacar.
Y José Coronado parece que ha de ser protagonista y no te creas tampoco. Y debe ser el protagonista Mario Jiménez, Mario Casas y tampoco te creas. Y a veces habla Mario Casas y tienes la costumbre de ver las películas tarde y no le entiendes. Y no te creas.
Y las cosas van cambiando y está interesante la cosa, pero que vamos, que es que es la misma actriz. Que lo dice el mismo Mario Casas, que la vi allí y la reconocí al instante y... joder, que es que es la misma actriz.
Y claro. Al final es la misma actriz. Y el tiempo de uno no vale nada, y puedo permitirme el lujo de perder una o dos o tres horas o las que haga falta que a mí no me importa. Pero que igual pillan a alguien así con el tiempo justo y es una putada.
sábado, 21 de octubre de 2017
Un mal día
¿Cómo estamos? Cuando volvía esta tarde de la manifestación convocada por la Taula per la Democràcia, me he quedado mirando a la gente que se iba parando a decirle cosas a la chica de la Sexta que hacía un directo. La gente cantaba las consignas habituales y le gritaba fuera, fuera fuera. Una chica le decía a su padre o a alguien mayor que nosequién estaba ‘en primera línea, chillándoles cosas’. La mani ha durado una hora y pico, dos.
Esta mañana Rajoy ha dicho que él no quiere pero ha aplicado el mítico artículo 155 de la Constitución por el que descabeza el Govern de la Generalitat. E insta a convocar elecciones. A las nueve Puigdemont ha salido por la tele para dar un mensaje. Muchos y muchas esperaban que, ahora sí, proclamara la independencia. No lo ha hecho. Convocará una reunión plenaria…
Qué está pasando. Pues que estamos viviendo días, semanas, que nos están enseñando de golpe que la política nos viene a ver. La política, el poder, el juego político. Que las cosas pasan, suceden. Que las cosas no son salir a una manifestación, no son cantar, no son decir frases heroicas y a las dos horas irnos a cenar a algún sitio guapo. Pero no lo parece.
Resulta que Rajoy, con el PSOE y con Ciudadanos, se ha cargado el autogobierno. Así como si nada. Y hoy no ha pasado nada más. Ya pasó el otro día, dos personas fueron a la cárcel por organizar manifestaciones y llevarlos a sus casas a las doce de la noche. Y no pasó nada. ¿Estoy yo pidiendo que pase algo? Estoy diciendo que está pasando algo que es una puerta abierta a la puta mierda. A un recorte de libertad que no sé cómo vamos a llevar. Igual hay gente a la que le mole decir que ‘me han ilegalizado’, mientras se toma unas birras en un bareto guapo de Gracia. O de Santa Coloma.
Estoy diciendo que me da vergüenza escuchar que es bueno que pase todo esto. Que qué se habían creído. Que más leña es lo que hace falta. Que más palos. Que entrullen a dios y a su madre si hace falta. Que los colegios. Que las teles. Que… hoy he vuelto a ver aplaudir a la policía. Y he visto hacerle el dedito al helicóptero de la policía.
Estamos jugando a recortar la democracia. A jodernos la democracia. A que no se pueda alterar el orden constitucional porque el orden constitucional soy yo. Y a que no se pueda decir nada que no sea algo apto para un discurso de entrega de premios.
Y todavía hoy, después de semanas y semanas y semanas y meses, diciendo que nosotros, la opción por la que yo apuesto, no estamos ni con los que quieren una involución y sellar el sistema ante cualquier posibilidad de cambio, ni estamos por quien pretende venderme que con el cambio a ‘un país nuevo’, la sociedad va a ser más justa y mejor, todavía hay que definirse o bien entregarse a…
Pues no. Estamos mal. Vamos a peor. Hace unos meses yo había imaginado que quizás estábamos en un camino hacia un cambio en todo el estado. Pero ahora el cambio es terrorífico.
¿Qué pensarán mis primos, mis primas, mis colegas del pueblo? ¿Qué creerán que nos está pasando? Nos han enviado al siglo XIX en derechos laborales, nos han cepillado todos los derechos económicos, nos han enviado a la precariedad, a perder nuestra dignidad. Y perdemos el ojete por sacar una bandera para partirle la cara a otro que tiene otra bandera.
Hoy hemos perdido algo muy importante. Hoy no lo hemos perdido todo, pero hemos perdido mucho. Y seguimos esperando a que pase algo. Algo mágico, algo bonito que provoque que salga el arco iris. Algo que devuelva a los catalanes a su situación de ‘cordura’ tradicional y no a este impulso que desestabiliza… todo ese lenguaje de mierda.
No sé. Qué espesura. No quiero ver más la tele hoy. No quiero escuchar más de lo mismo. Quiero escuchar música y que por un rato no parezca que escuchar música diga algo.
Estamos mal. Estaremos mejor o peor, ya no lo sé. Pero que aún nos quedarán ver cosas tremendas, seguro.
Esta mañana Rajoy ha dicho que él no quiere pero ha aplicado el mítico artículo 155 de la Constitución por el que descabeza el Govern de la Generalitat. E insta a convocar elecciones. A las nueve Puigdemont ha salido por la tele para dar un mensaje. Muchos y muchas esperaban que, ahora sí, proclamara la independencia. No lo ha hecho. Convocará una reunión plenaria…
Qué está pasando. Pues que estamos viviendo días, semanas, que nos están enseñando de golpe que la política nos viene a ver. La política, el poder, el juego político. Que las cosas pasan, suceden. Que las cosas no son salir a una manifestación, no son cantar, no son decir frases heroicas y a las dos horas irnos a cenar a algún sitio guapo. Pero no lo parece.
Resulta que Rajoy, con el PSOE y con Ciudadanos, se ha cargado el autogobierno. Así como si nada. Y hoy no ha pasado nada más. Ya pasó el otro día, dos personas fueron a la cárcel por organizar manifestaciones y llevarlos a sus casas a las doce de la noche. Y no pasó nada. ¿Estoy yo pidiendo que pase algo? Estoy diciendo que está pasando algo que es una puerta abierta a la puta mierda. A un recorte de libertad que no sé cómo vamos a llevar. Igual hay gente a la que le mole decir que ‘me han ilegalizado’, mientras se toma unas birras en un bareto guapo de Gracia. O de Santa Coloma.
Estoy diciendo que me da vergüenza escuchar que es bueno que pase todo esto. Que qué se habían creído. Que más leña es lo que hace falta. Que más palos. Que entrullen a dios y a su madre si hace falta. Que los colegios. Que las teles. Que… hoy he vuelto a ver aplaudir a la policía. Y he visto hacerle el dedito al helicóptero de la policía.
Estamos jugando a recortar la democracia. A jodernos la democracia. A que no se pueda alterar el orden constitucional porque el orden constitucional soy yo. Y a que no se pueda decir nada que no sea algo apto para un discurso de entrega de premios.
Y todavía hoy, después de semanas y semanas y semanas y meses, diciendo que nosotros, la opción por la que yo apuesto, no estamos ni con los que quieren una involución y sellar el sistema ante cualquier posibilidad de cambio, ni estamos por quien pretende venderme que con el cambio a ‘un país nuevo’, la sociedad va a ser más justa y mejor, todavía hay que definirse o bien entregarse a…
Pues no. Estamos mal. Vamos a peor. Hace unos meses yo había imaginado que quizás estábamos en un camino hacia un cambio en todo el estado. Pero ahora el cambio es terrorífico.
¿Qué pensarán mis primos, mis primas, mis colegas del pueblo? ¿Qué creerán que nos está pasando? Nos han enviado al siglo XIX en derechos laborales, nos han cepillado todos los derechos económicos, nos han enviado a la precariedad, a perder nuestra dignidad. Y perdemos el ojete por sacar una bandera para partirle la cara a otro que tiene otra bandera.
Hoy hemos perdido algo muy importante. Hoy no lo hemos perdido todo, pero hemos perdido mucho. Y seguimos esperando a que pase algo. Algo mágico, algo bonito que provoque que salga el arco iris. Algo que devuelva a los catalanes a su situación de ‘cordura’ tradicional y no a este impulso que desestabiliza… todo ese lenguaje de mierda.
No sé. Qué espesura. No quiero ver más la tele hoy. No quiero escuchar más de lo mismo. Quiero escuchar música y que por un rato no parezca que escuchar música diga algo.
Estamos mal. Estaremos mejor o peor, ya no lo sé. Pero que aún nos quedarán ver cosas tremendas, seguro.
viernes, 20 de octubre de 2017
Miscelánea - Especial Navidad
Un día de diciembre sales a la calle y el suelo está humedo. Ha llovido tanto que se han formado charcos. No parece que haga tanto frío como dicen en la televisión, que se pasan la vida diciendo que hay una ola de frío terrible. Hace frío, pero aquí no hace nunca tanto frío como en otros sitios. Yo tengo frío. Mucho frío. En mi casa hace mucho frío, en la calle tengo frío, se me ponen los pies como témpanos. Piso los charcos y me da frío. No me gusta la humedad. No me gusta que llueva. No me gusta el frío. Voy a dar una vuelta y a mirar escaparates. Un día de diciembre está todo abierto y luminoso. Hace tiempo que no entro en una tienda a mirar ropa. No me pruebo nada de ropa desde hace meses. Esta Navidad intentaré comprar algo de ropa, intentaré ir de nuevo a por la chaqueta así recia y robusta que me quite el frío. Que tenga estilillo y que no sea especialmente cara. Siempre es la misma historia y siempre es imposible. Nunca pasa. En un día de diciembre vas a visitar los puestos donde venden adornos de navidad que no vas a poner en tu casa nunca más. En un día de diciembre esquivas como siempre los días de la cena de empresa, porque tú no tienes una empresa con la que cenar. Un día de diciembre te encuentras con el portal de Belén montado en la plaza y no le haces ni puto caso. Las fiestas de navidad y antes el puente de la Constitución, que este año han sido raras, pero han sido. Un día de Diciembre como todos los días de diciembre de todos los años.
https://www.youtube.com/watch?v=imdXxQNGnrY
El día de nochebuena quedas con algún colega para tomar algo de la cena con la familia. Vas a los bares y siempre te acabas preguntando si toda esa gente que no se va a su casa cuando son las nueve menos algo para ducharse y ponerse casa, no tienen casa o no van a celebrar nada. Este año las fiestas de Navidad van a ser muy especiales. Este año más que nunca tiene que reinar la paz y la armonía en las casas. Este año, debemos ser muy felices. Este año la felicidad debe ser desbordante. Este año no hay margen para que nos podamos permitir otra cosa que ser muy muy felices. Es la felicidad más grande del mundo. Este año debemos estar contentos de estar unos con otros, unos con los otros, todos juntos alrededor de una mesa, esperando a que alguien o algo traiga la comida a la mesa, ayudando a poner los cubiertos pero los cubiertos ya están puesto. Este año falta este, otro año sin que venga aquel. A ver cuándo. Y tú qué estás comiendo. Mira que mesa más bonita ha hecho mi madre. Vamos a poner la tele a ver qué dice la autoridad que quede sana de toda esta puta mierda. Vamos a poner la tele a ver si este año hay tele. Nos vamos a olvidar de la tele y vamos a poner la radio y vamos a escuchar algún programa de música que nos recuerde que nos gusta la música y que todo puede cantarse. Cantado todo es mejor. Y la Navidad nos depara momentos maravillosos. Y el discurso se acaba y me como otro taquito de queso.
https://www.youtube.com/watch?v=z41_1-ExUFw
De todo este lío saco en conclusión que lo mejor que puede pasar es una vuelta a la normalidad. Y nada como el mes de diciembre, con sus puentes, sus festividades, sus fines de semana que se empalman con los puentes y con las ganas de emprender un futuro lleno de alegría en el año que entra, para conseguirlo. Volver a la normalidad. Ir a hacer un papel al Ajuntament, otro día una gestión en un banco, levantarte por la mañana y escuchar la radio mientras hablan de que es una gran noticia que la comisión europea haya asignado a España una cantidad de gnifllfers que solucionará la carestía de lo que te dije. Y ir en el metro y fijarte en alguien que te gusta. Y leer en el móvil lo que te escriben, si has llegado al curro, si tienes curro, si estás bien, si te duele algo la espalda, si te has llevado el bocadillo. Y hablar en el curro del fútbol, de la peli que fuiste a ver, de un debate muy chulo que viste en la tele sobre la situación en Irak. ¿A quién hay que votar para conseguir todo eso? Yo voto a la navidad. Yo quiero que sea navidad. Que todo vuelva a ser como antes. Y llevar una camiseta de Kortatu y pensar en un futuro socialista. Pero no hoy. Hoy quieres llegar a casa temprano, dejar la mochila e irte a la maquinista a comprar regalos de Navidad y luego quedar con los colegas para pillar una casita rural en Santa Ubicació de les Opcions.
https://www.youtube.com/watch?v=-_URGYEPj2w
Me gusta la Navidad. Lo normal es decir que no te gusta la navidad, que odias todo eso de la felicidad impostada, la felicidad impuesta por los centros comerciales. La felicidad en la que nos volvemos hipócritas comprando y comprando y encogiéndosenos el corazón por que a la entrada de los centros comerciales hay gente pidiendo o gente recogiéndosenos cosas en los containers. La felicidad me gusta, aunque sea de mentira. Es el recuerdo de cuando eras feliz. Me acuerdo de las navidades feliz. De los cumpleaños feliz. De los días de la nosecuantas feliz. Feliz, feliz, en tu día, amiguito que dios te bendiga, que reine la paz en tu día y que cumplas muchos más. Bien. Y llevar bolsas de caramelos al colegio, feliz. Y comprar algún tipo de pastel o empanada para la reunión de colegas, para llevar algo porque algo tienes que llevar. Una botella de vino para el día de Navidad. Una para nochebuena y otra para el día de Sant Esteve. Son tres botellas, todas de tinto. Un día de diciembre, vas a tomar algo. Ir a tomar algo, hasta que se acabe la broma. Ir tomando algo. La broma. Se termina la broma. Ir a tomar algo como cuando ibas a tomar algo. Me gusta la Navidad, porque es un momento en el que la felicidad se impone por consenso. La felicidad por obligación. Me gusta que me obliguen a participar.
https://www.youtube.com/watch?v=KP2A_uuabhg
Yo antes trabajaba para una empresa. Me gustaba mucho trabajar allí, me sentía parte del equipo, me sentía un elemento relevante dentro de todo el organigrama de la empresa. Contaban conmigo para la toma de decisiones, acudía todos los días a trabajar con la ilusión de estar contribuyendo al crecimiento de algo. Todos los días había algo que, al volver a casa, podías sentirte orgulloso de. Cuando se acercaba la navidad, siempre había mucho trabajo y era una auténtica locura. Pero cuando llegaban los días señalados, siempre te encontrabas con alguna sorpresa, una buena sorpresa. Llegabas de nuevo a casa y con esa cara de satisfacción que te encontrabas al mirar en el espejo te dabas por bien pagado. No estaré ganando nada, no voy a ganar nada, pero estoy contribuyendo a algo importante. Ahora ya no trabajo en esa empresa, cambiaron los dueños y se volvió todo un poco más técnico, más frío. Yo hice lo que pude por adaptarme pero no duré demasiado. Un día, un día de diciembre, me dijeron que tenían que hablar conmigo y que después de las fiestas ya no era necesario que volviera. Fueron unas navidades muy especiales. Fueron las últimas navidades que pasamos todos juntos. Luego formé mi propia empresa y, bueno, lo que pasa. Nada es igual.
https://www.youtube.com/watch?v=4cXvc1h69QM
Felices fiestas para todos y para todas. Es el momento más esperado de todo el año. Ir a por mi hermano al curro. Traerlo a casa. Comer como a las cuatro de la tarde. Nunca hace frío. Acordarnos de la gente del pueblo de mis padres. Cantar aguilandos. Sacrificar el cordero. Bebernos su sangre. Traer a los esclavos para que limpien la sangre del suelo. Volver a encerrarlos en la habitación menos al bufón que nos canta y nos baila y nos cuenta chistes mientras comemos. Me gusta escupir al esclavo bufón mientras hace sus cosas. Mis padres se mueren de risa. Mi hermano también. Traemos un carromato lleno de estiércol y lo volcamos en mitad de la sala. Y luego invitamos a los vecinos y todos nos revolcamos en él. Son las mejores fiestas, mejores que las de Semana Santa o las de la Virgen de Agosto. Me gusta cuando vuelven a salir los esclavos y les obligo a comerse el estiércol. Destripamos a uno de los esclavos y nos bebemos su sangre. Y luego nos sentamos a ver la tele la actuación de Raphael y el otro especial que siempre dan. Y hablamos de Raphael. Y luego les decimos a mis padres que nos vamos porque hemos quedado, pero es mentira, nos vamos para que piensen que tenemos amigos y nos lo vamos a pasar muy bien, pero no es verdad. Me voy a mi casa y pongo un documental que dan en la dos. Cuando son las dos me voy a la cama para parecer que he trasnochado. Me sabe la boca a estiércol pero no me lavo los dientes.
https://www.youtube.com/watch?v=TCqGu4zzU8M
Feliz fin de semana y que todo nos sea propicio tanto en estas fiestas como en el año que entra.
https://www.youtube.com/watch?v=imdXxQNGnrY
El día de nochebuena quedas con algún colega para tomar algo de la cena con la familia. Vas a los bares y siempre te acabas preguntando si toda esa gente que no se va a su casa cuando son las nueve menos algo para ducharse y ponerse casa, no tienen casa o no van a celebrar nada. Este año las fiestas de Navidad van a ser muy especiales. Este año más que nunca tiene que reinar la paz y la armonía en las casas. Este año, debemos ser muy felices. Este año la felicidad debe ser desbordante. Este año no hay margen para que nos podamos permitir otra cosa que ser muy muy felices. Es la felicidad más grande del mundo. Este año debemos estar contentos de estar unos con otros, unos con los otros, todos juntos alrededor de una mesa, esperando a que alguien o algo traiga la comida a la mesa, ayudando a poner los cubiertos pero los cubiertos ya están puesto. Este año falta este, otro año sin que venga aquel. A ver cuándo. Y tú qué estás comiendo. Mira que mesa más bonita ha hecho mi madre. Vamos a poner la tele a ver qué dice la autoridad que quede sana de toda esta puta mierda. Vamos a poner la tele a ver si este año hay tele. Nos vamos a olvidar de la tele y vamos a poner la radio y vamos a escuchar algún programa de música que nos recuerde que nos gusta la música y que todo puede cantarse. Cantado todo es mejor. Y la Navidad nos depara momentos maravillosos. Y el discurso se acaba y me como otro taquito de queso.
https://www.youtube.com/watch?v=z41_1-ExUFw
De todo este lío saco en conclusión que lo mejor que puede pasar es una vuelta a la normalidad. Y nada como el mes de diciembre, con sus puentes, sus festividades, sus fines de semana que se empalman con los puentes y con las ganas de emprender un futuro lleno de alegría en el año que entra, para conseguirlo. Volver a la normalidad. Ir a hacer un papel al Ajuntament, otro día una gestión en un banco, levantarte por la mañana y escuchar la radio mientras hablan de que es una gran noticia que la comisión europea haya asignado a España una cantidad de gnifllfers que solucionará la carestía de lo que te dije. Y ir en el metro y fijarte en alguien que te gusta. Y leer en el móvil lo que te escriben, si has llegado al curro, si tienes curro, si estás bien, si te duele algo la espalda, si te has llevado el bocadillo. Y hablar en el curro del fútbol, de la peli que fuiste a ver, de un debate muy chulo que viste en la tele sobre la situación en Irak. ¿A quién hay que votar para conseguir todo eso? Yo voto a la navidad. Yo quiero que sea navidad. Que todo vuelva a ser como antes. Y llevar una camiseta de Kortatu y pensar en un futuro socialista. Pero no hoy. Hoy quieres llegar a casa temprano, dejar la mochila e irte a la maquinista a comprar regalos de Navidad y luego quedar con los colegas para pillar una casita rural en Santa Ubicació de les Opcions.
https://www.youtube.com/watch?v=-_URGYEPj2w
Me gusta la Navidad. Lo normal es decir que no te gusta la navidad, que odias todo eso de la felicidad impostada, la felicidad impuesta por los centros comerciales. La felicidad en la que nos volvemos hipócritas comprando y comprando y encogiéndosenos el corazón por que a la entrada de los centros comerciales hay gente pidiendo o gente recogiéndosenos cosas en los containers. La felicidad me gusta, aunque sea de mentira. Es el recuerdo de cuando eras feliz. Me acuerdo de las navidades feliz. De los cumpleaños feliz. De los días de la nosecuantas feliz. Feliz, feliz, en tu día, amiguito que dios te bendiga, que reine la paz en tu día y que cumplas muchos más. Bien. Y llevar bolsas de caramelos al colegio, feliz. Y comprar algún tipo de pastel o empanada para la reunión de colegas, para llevar algo porque algo tienes que llevar. Una botella de vino para el día de Navidad. Una para nochebuena y otra para el día de Sant Esteve. Son tres botellas, todas de tinto. Un día de diciembre, vas a tomar algo. Ir a tomar algo, hasta que se acabe la broma. Ir tomando algo. La broma. Se termina la broma. Ir a tomar algo como cuando ibas a tomar algo. Me gusta la Navidad, porque es un momento en el que la felicidad se impone por consenso. La felicidad por obligación. Me gusta que me obliguen a participar.
https://www.youtube.com/watch?v=KP2A_uuabhg
Yo antes trabajaba para una empresa. Me gustaba mucho trabajar allí, me sentía parte del equipo, me sentía un elemento relevante dentro de todo el organigrama de la empresa. Contaban conmigo para la toma de decisiones, acudía todos los días a trabajar con la ilusión de estar contribuyendo al crecimiento de algo. Todos los días había algo que, al volver a casa, podías sentirte orgulloso de. Cuando se acercaba la navidad, siempre había mucho trabajo y era una auténtica locura. Pero cuando llegaban los días señalados, siempre te encontrabas con alguna sorpresa, una buena sorpresa. Llegabas de nuevo a casa y con esa cara de satisfacción que te encontrabas al mirar en el espejo te dabas por bien pagado. No estaré ganando nada, no voy a ganar nada, pero estoy contribuyendo a algo importante. Ahora ya no trabajo en esa empresa, cambiaron los dueños y se volvió todo un poco más técnico, más frío. Yo hice lo que pude por adaptarme pero no duré demasiado. Un día, un día de diciembre, me dijeron que tenían que hablar conmigo y que después de las fiestas ya no era necesario que volviera. Fueron unas navidades muy especiales. Fueron las últimas navidades que pasamos todos juntos. Luego formé mi propia empresa y, bueno, lo que pasa. Nada es igual.
https://www.youtube.com/watch?v=4cXvc1h69QM
Felices fiestas para todos y para todas. Es el momento más esperado de todo el año. Ir a por mi hermano al curro. Traerlo a casa. Comer como a las cuatro de la tarde. Nunca hace frío. Acordarnos de la gente del pueblo de mis padres. Cantar aguilandos. Sacrificar el cordero. Bebernos su sangre. Traer a los esclavos para que limpien la sangre del suelo. Volver a encerrarlos en la habitación menos al bufón que nos canta y nos baila y nos cuenta chistes mientras comemos. Me gusta escupir al esclavo bufón mientras hace sus cosas. Mis padres se mueren de risa. Mi hermano también. Traemos un carromato lleno de estiércol y lo volcamos en mitad de la sala. Y luego invitamos a los vecinos y todos nos revolcamos en él. Son las mejores fiestas, mejores que las de Semana Santa o las de la Virgen de Agosto. Me gusta cuando vuelven a salir los esclavos y les obligo a comerse el estiércol. Destripamos a uno de los esclavos y nos bebemos su sangre. Y luego nos sentamos a ver la tele la actuación de Raphael y el otro especial que siempre dan. Y hablamos de Raphael. Y luego les decimos a mis padres que nos vamos porque hemos quedado, pero es mentira, nos vamos para que piensen que tenemos amigos y nos lo vamos a pasar muy bien, pero no es verdad. Me voy a mi casa y pongo un documental que dan en la dos. Cuando son las dos me voy a la cama para parecer que he trasnochado. Me sabe la boca a estiércol pero no me lavo los dientes.
https://www.youtube.com/watch?v=TCqGu4zzU8M
Feliz fin de semana y que todo nos sea propicio tanto en estas fiestas como en el año que entra.
jueves, 19 de octubre de 2017
No me chilles que no te veo.
Los acontecimientos se suceden. O no. No se suceden. Las cosas ya no pasan. Las cosas no están ocurriendo. Esperamos a que llegue la hora. Esperamos que pase algo que parece que va a pasar, que nos han dicho que va a pasar. Y no pasa. O nos dicen que no pasa. Y nosotros vemos que están pasando y nos dicen que no. Y nos dicen que pasarán otras. Otras cosas que no pasan.
Carlos Azagra, un ideólogo, un referente, lo ha dicho en un tweet. Es el evidente 'no me chilles que no te veo'. Hoy nuevamente el president Puigdemont debía decir algo que ya todo el mundo había entendido. Y lo ha vuelto a repetir. Pero el PP, Ciudadanos y también el PSOE, no han entendido, o lo han entendido perfectamente pero les da igual.
El día aquel, el día de Puigdemont en el Parlament, el día de la peña con la cara de pasmo en el Passeig Sant Joan, ellos, esa gente, fue la primera en darse cuenta de que allí no había pasado lo que nos dicen que debía haber pasado. No hizo la DUI. Pero al PP le ha dado igual.
Hoy, nuevamente el president ha dicho que no lo hizo, que todo el mundo lo vio, que a lo mejor lo hace porque si dice que no lo hace ya nunca a ver cómo se lo cuentas a la tropa... pero ha dado igual. El PP no tiene ninguna intención de parar. Pero parar qué. Ahora dicen que va a aplicar el sábado el mítico 155, pero dicen que va a ser 'una especie de 155'. Es decir, que dicen que van a hacer algo, que igual hacen poco. Es complicado. Es lo que hay.
Las cosas son complicadas. Nos dicen que somos ambiguos. Nadie habla claro, realmente. Pero es algo que está muy claro. No es tan complicado. Y hay que verlo.
La mani de las velas. Yo ahí no vi demasiado empuje. Dos de los líderes en la cárcel y todo es una concentración en la calle. O algo peor, no vi drama. Vi otra cosa.
(tengo que dejar de escribir como él, quiero dejar de escribir como él, no quiero escribir como él, debo dejar de escribir como él)
Lo que veo es que nos vamos asomando a una especie de precipicio, que el 155 es una puta mierda y que vamos a tener que volver a salir a la calle a pedir lo mínimo. Y que con la DUI, si lo que quieres es mandar a peña al frente, no sé cuántos de los que estábamos el martes con las velas estamos dispuestos a un enfrentamiento bestia. De otra manera.
Estoy en el bar. Esto es un invento que nos cuesta dinero, que lo paga el pueblo. La gente se bufa cuando sale en la tele Aznar. Y nada, que vamos tirando. Las cosas parecen rebajadas. Las cosas no parecen lo que son. Parecía, hace unos días, que estábamos de verdad ante el nacimiento de algo nuevo. Algo que era diferente, extraño. Ahora estamos como en un estado de hundimiento.
Los unos y los otros no saben cómo imponerse. Unos y otros saben que pueden tirar para delante a lo bestia. Pero no lo hacen.
Nosotros. Los míos. Los nuestros. No entendemos nada. No entendemos la actitud borroka de quien no escucha lo que dice el president, que no dice nada, que no quiere decir nada. Pero hay que darle palo. Leña. Incluso el PSOE se apunta, para que no le digan nada. Porque lo que decimos nosotros es estar al lado de los independentistas, dicen.
Nosotros. La república federal, el estado federal, el estado plurinacional.
Nosotros decimos algo que llevamos diciendo siempre. Con todos los nombres, con todas las siglas, con toda la ambigüedad que nos achacan. Pero no nos hemos movido. Y todo lo que hemos ido diciendo se va cumpliendo. Y ni DUI ni 155.
Y no sabemos si habrá elecciones. Si estos dos días son el apocalipsis. Aplicando el 155 y se acabará el procés y los indepes se achantarán. Con la DUI y la nueva República, nos desvinculamos y volamos libres.
Y seguimos. Otro día más. Otra vez de nueve a diez pendiente. Y otro día más. Y mañana es viernes. Y a especular. Y el sábado a ver qué dicen. Y así. Y la gente desgastándose. Y la peña con un humor de mierda. Y las frases heroicas. Y la épica. Y toda esa mierda.
Y nos sigue llegando la hostia poco a poco. Una hostia múltiple. Una hostia que no da ganas ni de chillar ni de ver. Una hostia, al fin y al cabo.
Carlos Azagra, un ideólogo, un referente, lo ha dicho en un tweet. Es el evidente 'no me chilles que no te veo'. Hoy nuevamente el president Puigdemont debía decir algo que ya todo el mundo había entendido. Y lo ha vuelto a repetir. Pero el PP, Ciudadanos y también el PSOE, no han entendido, o lo han entendido perfectamente pero les da igual.
El día aquel, el día de Puigdemont en el Parlament, el día de la peña con la cara de pasmo en el Passeig Sant Joan, ellos, esa gente, fue la primera en darse cuenta de que allí no había pasado lo que nos dicen que debía haber pasado. No hizo la DUI. Pero al PP le ha dado igual.
Hoy, nuevamente el president ha dicho que no lo hizo, que todo el mundo lo vio, que a lo mejor lo hace porque si dice que no lo hace ya nunca a ver cómo se lo cuentas a la tropa... pero ha dado igual. El PP no tiene ninguna intención de parar. Pero parar qué. Ahora dicen que va a aplicar el sábado el mítico 155, pero dicen que va a ser 'una especie de 155'. Es decir, que dicen que van a hacer algo, que igual hacen poco. Es complicado. Es lo que hay.
Las cosas son complicadas. Nos dicen que somos ambiguos. Nadie habla claro, realmente. Pero es algo que está muy claro. No es tan complicado. Y hay que verlo.
La mani de las velas. Yo ahí no vi demasiado empuje. Dos de los líderes en la cárcel y todo es una concentración en la calle. O algo peor, no vi drama. Vi otra cosa.
(tengo que dejar de escribir como él, quiero dejar de escribir como él, no quiero escribir como él, debo dejar de escribir como él)
Lo que veo es que nos vamos asomando a una especie de precipicio, que el 155 es una puta mierda y que vamos a tener que volver a salir a la calle a pedir lo mínimo. Y que con la DUI, si lo que quieres es mandar a peña al frente, no sé cuántos de los que estábamos el martes con las velas estamos dispuestos a un enfrentamiento bestia. De otra manera.
Estoy en el bar. Esto es un invento que nos cuesta dinero, que lo paga el pueblo. La gente se bufa cuando sale en la tele Aznar. Y nada, que vamos tirando. Las cosas parecen rebajadas. Las cosas no parecen lo que son. Parecía, hace unos días, que estábamos de verdad ante el nacimiento de algo nuevo. Algo que era diferente, extraño. Ahora estamos como en un estado de hundimiento.
Los unos y los otros no saben cómo imponerse. Unos y otros saben que pueden tirar para delante a lo bestia. Pero no lo hacen.
Nosotros. Los míos. Los nuestros. No entendemos nada. No entendemos la actitud borroka de quien no escucha lo que dice el president, que no dice nada, que no quiere decir nada. Pero hay que darle palo. Leña. Incluso el PSOE se apunta, para que no le digan nada. Porque lo que decimos nosotros es estar al lado de los independentistas, dicen.
Nosotros. La república federal, el estado federal, el estado plurinacional.
Nosotros decimos algo que llevamos diciendo siempre. Con todos los nombres, con todas las siglas, con toda la ambigüedad que nos achacan. Pero no nos hemos movido. Y todo lo que hemos ido diciendo se va cumpliendo. Y ni DUI ni 155.
Y no sabemos si habrá elecciones. Si estos dos días son el apocalipsis. Aplicando el 155 y se acabará el procés y los indepes se achantarán. Con la DUI y la nueva República, nos desvinculamos y volamos libres.
Y seguimos. Otro día más. Otra vez de nueve a diez pendiente. Y otro día más. Y mañana es viernes. Y a especular. Y el sábado a ver qué dicen. Y así. Y la gente desgastándose. Y la peña con un humor de mierda. Y las frases heroicas. Y la épica. Y toda esa mierda.
Y nos sigue llegando la hostia poco a poco. Una hostia múltiple. Una hostia que no da ganas ni de chillar ni de ver. Una hostia, al fin y al cabo.
miércoles, 18 de octubre de 2017
Sueño contigo. Qué me has dado.
Son muchos y muchas las que me contáis que la reciente situación que se vive en nuestro amado territorio patrio os impide conciliar el sueño como deberíais. No ha sido mi caso. Quizás porque he somatizado la tensión mediante unos dolores de espalda terribles, que ayer por cierto cesaron, o porque cuando caigo en la cama lo hago tan cansado que me duermo como un conejo.
Sea como sea, esta noche no ha sido así. Puede que me haya desarropado o por cualquier cosa que se me escapa, el caso es que esta noche he tenido el sueño irregular. Creyendo que iba a ser una noche toledana, finalmente he caído y he soñado. Y qué sueño.
De todos es sabido que mi relación con los coches, con la automoción, con los viajes en coche es controvertida. Desde los lejanos tiempos de 'las curvas no se me dan bien', hasta nuestros días de no saber abrir el capó, todo lo relacionado con el coche y el viaje es un problema. Luego nunca pasa nada, o casi nada, pero ahí ando. Sufro. No lo llevo bien. Nadie lo nota cuando me ve conducir, pero paso lo mío. O lo nota.
El caso es que esta noche he soñado que iba en el coche con mi hermano como copiloto. Se supone que hacíamos el viaje de regreso desde Vilches, Jaén, a Santa Coloma de Gramenet. Acabábamos de dejar un primer tramo de carretera para llegar a la autovía, y yo le comentaba a mi hermano que habíamos pasado los primeros cien kilómetros en una hora. Es un sueño, en la realidad el primer tramo no dura más de siete kilómetros.
Entro en la autovía y veo que el paisaje, el fondo que se dibuja delante de mí, es el de unas montañas como dibujadas, en colores negros, naranjas, marrones, con formas picudas, contorneadas como si fueran eso, dibujos hechos con un rotulador. Pienso que el asfalto es bueno y que debe ser Despeñaperros, se lo digo a mi hermano y voy avanzando por una autovía que parece únicamente hecha para nosotros.
Pero delante nuestro aparece un coche y me dispongo a adelantarlo. Igual no he hecho mucho hincapié en lo de las montañas como dibujadas y pintadas de colores, pero esa primera impresión al verlas todavía me... Cuando voy a adelantar al coche de delante, miro por el retrovisor para ver qué tengo detrás.
Y cuando miro, lo que me devuelve el espejo es la cara de la conductora del coche de detrás que es la de Ana Risueño, la actriz Ana Risueño (que cuando todo ha sucedido no le he puesto el nombre de Ana Risueño, sino el de Alicia Borrachero, y he tenido que buscar su cara cuando se ha visto que no correspondía el nombre con la cara y a ver porqué se me ha aparecido la cara de Ana Risueño), con una cara especialmente blanca, el pelo negro y un corte similar al de la foto. En su rostro se dibuja una risa siniestra. Una boca como una raja, medio abierta, de la que salen como unos algodones blancos, difuminados. No es un humo blanco, no es vapor. De su boca sale como algodón, como cuando rompes el algodón y se queda la bola deshecha. Ese algodón en esa boca y esa risa y esa cara. Y me asusto.
Y me dispongo a adelantar, como espiritado porque me he asustado. Y al cambiarme de carril, no me fijo que en el carril que ocupo se encuentra otro coche delante. Un coche delante que me voy a comer, contra el que voy a estamparme yo en el coche acompañado por mi hermano. Me voy a comer el coche de delante sin remisión, pero el coche de delante es también un coche fantasma, como lo es la imagen de Ana Risueño. No lo he dicho. La imagen de Ana Risueño parece la de un fantasma. Y me como al coche de delante pero el coche de delante es transparente, es incorpóreo, es inmaterial, es su puta madre.
Porque del susto empiezo a gritar y me cambio de carril y quiero coger la primera salida que se presenta mientras grito y asustado... suena el despertador y son las siete de la mañana.
Y a ver porqué se me ha aparecido la cara de Ana Risueño.
Sea como sea, esta noche no ha sido así. Puede que me haya desarropado o por cualquier cosa que se me escapa, el caso es que esta noche he tenido el sueño irregular. Creyendo que iba a ser una noche toledana, finalmente he caído y he soñado. Y qué sueño.
De todos es sabido que mi relación con los coches, con la automoción, con los viajes en coche es controvertida. Desde los lejanos tiempos de 'las curvas no se me dan bien', hasta nuestros días de no saber abrir el capó, todo lo relacionado con el coche y el viaje es un problema. Luego nunca pasa nada, o casi nada, pero ahí ando. Sufro. No lo llevo bien. Nadie lo nota cuando me ve conducir, pero paso lo mío. O lo nota.
El caso es que esta noche he soñado que iba en el coche con mi hermano como copiloto. Se supone que hacíamos el viaje de regreso desde Vilches, Jaén, a Santa Coloma de Gramenet. Acabábamos de dejar un primer tramo de carretera para llegar a la autovía, y yo le comentaba a mi hermano que habíamos pasado los primeros cien kilómetros en una hora. Es un sueño, en la realidad el primer tramo no dura más de siete kilómetros.
Entro en la autovía y veo que el paisaje, el fondo que se dibuja delante de mí, es el de unas montañas como dibujadas, en colores negros, naranjas, marrones, con formas picudas, contorneadas como si fueran eso, dibujos hechos con un rotulador. Pienso que el asfalto es bueno y que debe ser Despeñaperros, se lo digo a mi hermano y voy avanzando por una autovía que parece únicamente hecha para nosotros.
Pero delante nuestro aparece un coche y me dispongo a adelantarlo. Igual no he hecho mucho hincapié en lo de las montañas como dibujadas y pintadas de colores, pero esa primera impresión al verlas todavía me... Cuando voy a adelantar al coche de delante, miro por el retrovisor para ver qué tengo detrás.
Y cuando miro, lo que me devuelve el espejo es la cara de la conductora del coche de detrás que es la de Ana Risueño, la actriz Ana Risueño (que cuando todo ha sucedido no le he puesto el nombre de Ana Risueño, sino el de Alicia Borrachero, y he tenido que buscar su cara cuando se ha visto que no correspondía el nombre con la cara y a ver porqué se me ha aparecido la cara de Ana Risueño), con una cara especialmente blanca, el pelo negro y un corte similar al de la foto. En su rostro se dibuja una risa siniestra. Una boca como una raja, medio abierta, de la que salen como unos algodones blancos, difuminados. No es un humo blanco, no es vapor. De su boca sale como algodón, como cuando rompes el algodón y se queda la bola deshecha. Ese algodón en esa boca y esa risa y esa cara. Y me asusto.
Y me dispongo a adelantar, como espiritado porque me he asustado. Y al cambiarme de carril, no me fijo que en el carril que ocupo se encuentra otro coche delante. Un coche delante que me voy a comer, contra el que voy a estamparme yo en el coche acompañado por mi hermano. Me voy a comer el coche de delante sin remisión, pero el coche de delante es también un coche fantasma, como lo es la imagen de Ana Risueño. No lo he dicho. La imagen de Ana Risueño parece la de un fantasma. Y me como al coche de delante pero el coche de delante es transparente, es incorpóreo, es inmaterial, es su puta madre.
Porque del susto empiezo a gritar y me cambio de carril y quiero coger la primera salida que se presenta mientras grito y asustado... suena el despertador y son las siete de la mañana.
Y a ver porqué se me ha aparecido la cara de Ana Risueño.
martes, 17 de octubre de 2017
#Parlem
¿Y ahora qué? ¿Ahora con quién quieres dialogar? ¿Dónde estáis ahora los del Parlem? Pues es verdad. Se acabó. Se ha demostrado que la opción de intentar una opción que vaya hacia un referéndum pactado y vinculante, para saber qué es lo que quiere ser Catalunya respecto a España y qué es lo que de esto saca España respecto a sí misma, parece que no lleva a ninguna parte.
Parece evidente entonces que, después de la detención ayer de los dos Jordis, la mejor opción es la de tirar para adelante. No hablar, no dialogar y apostar por una declaración de la República catalana que de definitivamente el golpe encima de la mesa y deje claro que ya no hay marcha atrás. No hay marcha atrás. Si el Gobierno español parece abocado a enviarnos directamente a un sistema de falsa democracia (más falsa) en la que no todas las ideas sean molonguis y en la que a la mínima te entrullan, te enchiqueran, te enseñan quién manda aquí, parece más razonable ir por la vía unilateral y tomar el camino de salida. O de entrada.
Amigos, amigas, compañeros y compañeras, conocidos, caras de facebook, personas en twitter, revolucionarios y revolucionarias, tenéis razón. He incurrido en un error de diagnóstico y no he formulado bien la respuesta a la situación. Es la hora de echarse a la calle y de plantar cara a la represión, pero no con simples manifestaciones y caceroladas, no con llamamientos a la calma y al trabajo, al menos con el diálogo entre quienes no estamos por el mantenimiento de esta mierda, aquí y fuera de aquí. Es la hora de algo que no sé qué es. Algo que no se ha hecho, algo que nadie está haciendo. Pero es algo que no es 'parlem'. Es algo valiente, es algo arrojado, el algo que va más allá de cagarse en su puta madre en las redes sociales. Es algo más. Es algo que no se ha hecho todavía. Qué. No lo sé, pero se me ocurre imaginar otros procesos revolucionarios (¿estamos hablando de una revolución, no?) en los que no han faltado (o no han sobrado) los revolucionarios y las revolucionarias. No hablemos más, no busquemos diálogo.
No forcemos un cambio en la correlación de fuerzas, no señalemos que el PSOE está haciendo un papelón, no erosionemos sus bases y sus cuadros, no, entreguemos directamente al enemigo a toda esa gente, nosotros no tenemos nada de qué hablar. Nosotros tenemos que actuar.
Proclamemos una República que ni siquiera el día y la hora señalada se tuvo la fuerza para proclamar. Hagámoslo ahora, ahora mismo, ya, pongamos a la gente en la calle, agudicemos el conflicto. Montemos un pollo guapo. Vayamos. Yo, que pertenezco a un movimiento de izquierdas, dejo a un lado mi miedo y mi acobardamiento burgués y me lanzo a la calle a combatir. Como el resto de compañeros y compañeras que están llamando a... qué. Qué es lo que tenemos que hacer si no es al menos hablar entre nosotros, primero, para no perdernos, para no perder el trato, el trabajo en común contra el fascismo en ciernes. Al menos eso, y luego hablar con otra gente, que esté un poco más lejos, y luego con otros que estén más lejos todavía. Y si no quieren hablar será su problema, que lo tendrán. El problema se llama fascismo. Un fascismo neoliberal y donde podrás llevar camisetas del ché, siempre que no seas el ché.
(Por cierto, fascismo en ciernes, elecciones en Austria, los conservadores gobernarán con la ultraderecha, ya no nos asusta nada. Lo asombroso es que decían que incluso los socialdemócratas estaban dispuestos a).
Voy a ver. Estamos viviendo un proceso de retroceso de libertades estupendo. Olímpico. Completo. Las últimas fechas estaban siendo paradójicas. No haber declarado la DUI había dejado sin argumentos a los brutotes que quieren palo y leña. La cara desencajada de la Arrimadas, la furia de Albiol. Los fachas, descompuestos.
Los fachas necesitan que haya sacrificio. Que haya tomate. Que haya movida. Y que siga la fiesta.
Somos siete millones de indios en este país. En este de aquí. Dos millones (yo creo que algo menos aunque el referendum haya dicho otra cosa) ya no son convertibles a nada que no sea un estado propio. Pero no sé si son dos millones de personas con voluntad de inmolarse. En el otro lado hay unos pocos millones de personas a los que tampoco les debe apetecer mucho dejarse partir la cara.
Hoy este texto es una mierda porque sé lo que quiero decir: esto es una mierda. El Estado español avanza hacia la mierda. No nos hace falta que salga un partido de extrema derecha. Me apena pensar que Ciudadanos se convierta en eso. No por Ciudadanos. ¿La solución?
Acumular fuerzas. Fuerzas que no pidan exactamente lo mismo que tú.
Hablar. Dialogar. No con el PP, pero si hay más gente que pide no solo independencia, sino federalismo (de verdad, ojo), otro sistema, otro encaje, una reforma... si se va extendiendo la mancha de aceite, al final todo queda manchado.
Si de lo que se trata es de mandar a peña al matadero, al talego, la historia de nuestro país, del de aquí (la Rosa de Foc, siempre ha recibido leña y palos, y muy pocas victorias, y las pocas, efímeras), cuando los líderes se están pactando encima.
Los que no irán al talego nunca tienen problema en mandar a peña a dejarse inmolar.
Hablemos y cambiemos el cuento. Reformas laborales, recortes sociales pavorosos, vidas en precario para toda la eternidad. Nos las tragamos todas.
Y ahora nos tragaremos que nos quieten la puta democracia.
Me niego.
Parece evidente entonces que, después de la detención ayer de los dos Jordis, la mejor opción es la de tirar para adelante. No hablar, no dialogar y apostar por una declaración de la República catalana que de definitivamente el golpe encima de la mesa y deje claro que ya no hay marcha atrás. No hay marcha atrás. Si el Gobierno español parece abocado a enviarnos directamente a un sistema de falsa democracia (más falsa) en la que no todas las ideas sean molonguis y en la que a la mínima te entrullan, te enchiqueran, te enseñan quién manda aquí, parece más razonable ir por la vía unilateral y tomar el camino de salida. O de entrada.
Amigos, amigas, compañeros y compañeras, conocidos, caras de facebook, personas en twitter, revolucionarios y revolucionarias, tenéis razón. He incurrido en un error de diagnóstico y no he formulado bien la respuesta a la situación. Es la hora de echarse a la calle y de plantar cara a la represión, pero no con simples manifestaciones y caceroladas, no con llamamientos a la calma y al trabajo, al menos con el diálogo entre quienes no estamos por el mantenimiento de esta mierda, aquí y fuera de aquí. Es la hora de algo que no sé qué es. Algo que no se ha hecho, algo que nadie está haciendo. Pero es algo que no es 'parlem'. Es algo valiente, es algo arrojado, el algo que va más allá de cagarse en su puta madre en las redes sociales. Es algo más. Es algo que no se ha hecho todavía. Qué. No lo sé, pero se me ocurre imaginar otros procesos revolucionarios (¿estamos hablando de una revolución, no?) en los que no han faltado (o no han sobrado) los revolucionarios y las revolucionarias. No hablemos más, no busquemos diálogo.
No forcemos un cambio en la correlación de fuerzas, no señalemos que el PSOE está haciendo un papelón, no erosionemos sus bases y sus cuadros, no, entreguemos directamente al enemigo a toda esa gente, nosotros no tenemos nada de qué hablar. Nosotros tenemos que actuar.
Proclamemos una República que ni siquiera el día y la hora señalada se tuvo la fuerza para proclamar. Hagámoslo ahora, ahora mismo, ya, pongamos a la gente en la calle, agudicemos el conflicto. Montemos un pollo guapo. Vayamos. Yo, que pertenezco a un movimiento de izquierdas, dejo a un lado mi miedo y mi acobardamiento burgués y me lanzo a la calle a combatir. Como el resto de compañeros y compañeras que están llamando a... qué. Qué es lo que tenemos que hacer si no es al menos hablar entre nosotros, primero, para no perdernos, para no perder el trato, el trabajo en común contra el fascismo en ciernes. Al menos eso, y luego hablar con otra gente, que esté un poco más lejos, y luego con otros que estén más lejos todavía. Y si no quieren hablar será su problema, que lo tendrán. El problema se llama fascismo. Un fascismo neoliberal y donde podrás llevar camisetas del ché, siempre que no seas el ché.
(Por cierto, fascismo en ciernes, elecciones en Austria, los conservadores gobernarán con la ultraderecha, ya no nos asusta nada. Lo asombroso es que decían que incluso los socialdemócratas estaban dispuestos a).
Voy a ver. Estamos viviendo un proceso de retroceso de libertades estupendo. Olímpico. Completo. Las últimas fechas estaban siendo paradójicas. No haber declarado la DUI había dejado sin argumentos a los brutotes que quieren palo y leña. La cara desencajada de la Arrimadas, la furia de Albiol. Los fachas, descompuestos.
Los fachas necesitan que haya sacrificio. Que haya tomate. Que haya movida. Y que siga la fiesta.
Somos siete millones de indios en este país. En este de aquí. Dos millones (yo creo que algo menos aunque el referendum haya dicho otra cosa) ya no son convertibles a nada que no sea un estado propio. Pero no sé si son dos millones de personas con voluntad de inmolarse. En el otro lado hay unos pocos millones de personas a los que tampoco les debe apetecer mucho dejarse partir la cara.
Hoy este texto es una mierda porque sé lo que quiero decir: esto es una mierda. El Estado español avanza hacia la mierda. No nos hace falta que salga un partido de extrema derecha. Me apena pensar que Ciudadanos se convierta en eso. No por Ciudadanos. ¿La solución?
Acumular fuerzas. Fuerzas que no pidan exactamente lo mismo que tú.
Hablar. Dialogar. No con el PP, pero si hay más gente que pide no solo independencia, sino federalismo (de verdad, ojo), otro sistema, otro encaje, una reforma... si se va extendiendo la mancha de aceite, al final todo queda manchado.
Si de lo que se trata es de mandar a peña al matadero, al talego, la historia de nuestro país, del de aquí (la Rosa de Foc, siempre ha recibido leña y palos, y muy pocas victorias, y las pocas, efímeras), cuando los líderes se están pactando encima.
Los que no irán al talego nunca tienen problema en mandar a peña a dejarse inmolar.
Hablemos y cambiemos el cuento. Reformas laborales, recortes sociales pavorosos, vidas en precario para toda la eternidad. Nos las tragamos todas.
Y ahora nos tragaremos que nos quieten la puta democracia.
Me niego.
lunes, 16 de octubre de 2017
Y le dije. Y me dijo.
Y estábamos allí y él me preguntó y entonces yo le dije que estaba allí y que qué me estaba preguntando. Y él me dijo que ya lo estaba viendo, que allí estaba y que lo que él quería era saber si yo se lo dije. Y yo le dije que cuándo. Y él me dijo que aquel día. Y yo le dije que qué día. Y él me dijo que ese. Y yo le dije que me acuerdo que ya se lo dije. Y el me dijo que no. Y yo le dije que había estado hablando mucho rato y que allí había mucha gente. Y me dijo que él no lo había visto y que no se fiaba y que mejor que se lo dijera yo. Y yo le dije que el qué. Y él me dijo que aquello. Y yo le dije que qué era aquello. Y él me dijo que eso. Y yo le dije que no sabía. Y me dijo que sí. Y yo le dije que estaba dando por sentado que yo tenía que saber de todo. Y él me dijo que yo sabía mucho. Y yo le dije que lo justo. Y él me dijo que demasiado. Y yo le dije que tampoco era para tanto. Y me dijo que se lo dijera. Y le dije que el qué. Y el me dijo que lo del otro día. Y le dije que lo del otro día dónde. Y él me dijo que aquel día que estaba allí. Y yo le dije que allí estuve pero qué era lo que dije. Y él me dijo que lo de eso. Y yo le dije que eso ya lo había dicho. Y él me dijo que sí. Y yo le dije que si lo había dicho y ya lo sabía qué quería saber. Y me dijo queso. Y yo le pregunté que eso qué era. Y él me dijo que lo que dije era aquello que dije que iba a decir pero que no sabía. Y yo le dije que cuándo. Y él me dijo que entonces. Y yo ahí me quedé un poco así, porque era como estar caminando sobre uno de esos puentes que atraviesa Indiana Jones en sus películas, porque ayer vi una película de Indiana Jones y me acuerdo ahora. Y él me dijo que porqué tardaba tanto. Y yo le dije que me había perdido un poco. Y me dijo que dónde. Y le dije que por ahí, quizás en el espacio. Y él me dijo que qué espacio. Y le dije que el espacio, el único espacio. Y me dijo que había muchos espacios. Y le dije que yo no era físico. Y me dijo que él tampoco. Y le dije que ya éramos dos. Y me dijo que entonces qué. Y yo le dije que entonces qué de qué. Y él me dijo que eso. Y yo le dije que si no concretaba más que iba a ser complicado. Y él me dijo que quería saber lo que dije. Y yo le dije que para qué quería saber tanto. Y él me dijo que no lo podía evitar. Y yo le dije que es un problema. Y él me dijo que yo era el que tenía un problema. Y yo le dije que él tenía un problema. Y me dijo que qué problema era ese. Y yo le dije que yo que sé. Y me dijo que porqué le había dicho lo del problema. Y yo le dije que no sabía. Y me dijo que qué había querido decir. Y le dije que cuándo. Y me dijo que aquel día. Y yo le dije que no sabía qué día era ese. Y me dijo que lo tenía apuntado pero que no lo llevaba encima y que lo sentía. Y le dije que daba igual. Y me dijo que qué daba igual. Y le dije que eso. Y me dijo que se lo dijera igual. Y yo le dije que qué. Y me dijo que lo que dije el otro día. Y yo le dije que no sabía qué día. Y me dijo que si tenía prisa porque miraba el reloj. Y le dije que qué reloj. Y me dijo que este reloj. Y le dije que es verdad, que no me acordaba del reloj, que me lo compré el otro día y que lo miro sin querer mirar la hora, solo por mirarlo. Y me dijo que... pero me fui.
domingo, 15 de octubre de 2017
El misterio del portón del Carrer Sant Isidre
En la ciudad una calle, en la calle un portón y detrás del portón qué. Este es básicamente el sentido de todos los relatos de misterio. Y qué. Qué hay detrás. Qué pasará. Qué es eso. Quién lo sabe. Preguntemos a quien sabe las cosas y escuchémosle, detengámonos a oír lo que tiene que decirnos. Si lo que nos dice no lo entendemos, si no entendemos lo que nos dice, traeremos a otro para que nos lo interprete. Queremos saber. Qué pasa detrás de ese portón. Es la puerta de entrada. Es la puerta de entrada a un castillo. A un mundo nuevo y desconocido. Detrás de ese portón de la calle Sant Isidre se encuentra la Santa Coloma que soñamos. Los que viven, si es que alguien vive, detrás de ese portón, atesoran conocimientos que nos ayudarán a construir un mundo mejor.
Hola, me llamo tal y cual y soy un estudioso de la ciudad de Santa Coloma. Ese portón corresponde a una casa de la familia tal que vivió allí hasta el año… no me interesa. No nos interesa. Gente que se sabe las cosas y que nos las cuenta. Y nosotros ya no queremos saber. No somos los del párrafo anterior. Estamos en otra onda. Estamos ya en otra galaxia del conocimiento. Pasamos de saber. Queremos imaginar. Queremos quedar todos delante del portón del carrer Sant Isidre y ponernos a imaginar. Y que alguien recoja todas las hipótesis y las registre en un libro. O que alguien las dramatice. La historia del portón del carrer Sant Isidre.
Hay un pueblo de Inglaterra, que se llama Woodstock. Es un pueblo precioso, bonito de verdad. Parece de cuento. Hay un murete por todo el pueblo. En un rincón del muro hay un portón, que solo los lugareños conocen, que da paso a un parque. El parque de los Malborough, los Mambrú de la canción, el lugar donde nació Churchill. Un parque de ensueño. Escondido para la gente, que tiene que pagar entrada. Yo, que no era de Woodstock, entré y me echaron la bronca. Pero no me fui. Y ya os he contado que fui a Inglaterra. Y quizás os interese saber más de mí. Ahora estamos hablando del portón de la calle Sant Isidre.
La Calle Sant Isidre une la Calle Sant Jeroni con la Calle Ciutadella. Es una de esas calles, pequeñas, de casitas bajas, donde has creído que ibas a vivir y no. Y no vives allí. Por eso no pasas nunca por allí. Yo solo paso por las calles de Santa Coloma en las que he vivido o en las que creo que voy a vivir. La Calle Sant Isidre, por ejemplo, no la tengo contemplada. El día que pasé por allí le dije a otro que tomara la foto. Y así me puedo pasar la vida. Y esto es lo que tiene el portón y todos los portones de origen que no conocemos. Y pensamos y elucubramos y todo es por no preguntar. ¿Hay algún periodista en la sala? ¿Alguien sabe? Pues que se calle. Que no diga nada.
Quiero imaginar un jardín interior en el que sabias mujeres transmiten un conocimiento ancestral a jóvenes alumnas que a su vez tañen el arpa y producen sonidos celestiales. Vaya mierda de imaginación. Quiero imaginar a Adán y Eva viviendo detrás del portón, reconciliados con Dios y de nuevo en un paraíso que se encuentra detrás del portón. Quiero imaginar a todos los rockeros que mueren con 27 años, viviendo detrás del portón. Es poca imaginación para un domingo por la tarde.
Un portón, en una calle reformada y bien pavimentada, un portón que parece como de otro sitio, porque Santa Coloma bla bla bla. Y es de aquí. O quizás es que un rico magnate local se ha traído este portón piedra a piedra desde un pueblo en Gales. Y a lo mejor no es un portón y es un pórtico. Y ahora qué hacemos.
viernes, 13 de octubre de 2017
Miscelánea
Ayer intenté buscar otra canción de las Vainica y no la encontré. Finalmente me puse a escuchar el disco A Contracorriente. Estaba escuchando las canciones y llegó finalmente la que seguro es la más conocida del repertorio de las Vainica, si exceptuamos la de Con la manos en la masa. Cuando empezó a sonar el sitar que anuncia la de Déjame vivir con alegría, sentí una profunda pena. Pero una pena de verdad, pena de encontrarte mal. Me dio la impresión de que lo que representa esa canción, la gente que la cantaba, lo que anhelaba un cierto tipo de gente, las cosas que se esperaban alcanzar en mayor o menor medida en ese año 1976 en el que las Vainica cantaban todo eso... estaba muerto. Los acontecimientos de los últimos días, las últimas semanas, y no aquí en Catalunya o por los independentistas, sino por parte de quien anhelaba fuera de aquí otro tipo de España, otra cosa, me hacen pensar que algo se ha muerto. Algo. Sé que hay mucha gente, quizás más que nunca, que piensan que las cosas deberían ser de otra manera. Pero, por hablar claro, nuevamente el PSOE se ha puesto de lado de quienes no quieren que nada sea algo mejor. No muy mejor, ni siquiera un poco mejor. Sino de quienes quieren que todo esté igual y que no haya salida. La única salida es estar detrás del orden, de la ley, de los márgenes de la ley, de aceptar que esto es lo único. De que la culpa es de los que queremos otra cosa. Que hay camino hacia la nada. Escuchando esta canción ayer, lo que representa, casi, casi me hace llorar.
https://www.youtube.com/watch?v=C6dNv7rKYfY
¿Está yendo la cosa mejor? No. ¿Nos estamos queriendo un poco más los unos a los otros? No. ¿Tenemos que esperar para siempre? No. Intentando encontrar la dichosa canción me topé con el Fireball de Deep Purple y con esta canción, No, No, No. La del vídeo del traje blanco. ¿Tenemos que dejar que nos sigan tomando el pelo? No. Qué ha pasado durante estos días. No lo sabemos. Es mentira, claro que lo sabemos, pero tenemos que explicarnos otra cosa para estar todos juntos y unidos en la lucha. Pero no es mi lucha. Así que, más o menos, creo que pasa esto. A la hora de la verdad, la verdad de la buena, nada es tan fácil. Si ahora sabemos que nada es tan fácil y lo sabemos todos, y lo sabíamos todos de antes, porqué tanto correr y sobre todo, porqué tanto insistir en que no podía haber dudas, caminos alternativos, distancia entre unos y otros. Si ahora sabemos que esto era menos inmediato de lo que se creía, si esto era así, a qué tanta solicitud de adhesión. Si conocemos que en el otro lado hay una banda de cafres, si sabemos que fuera de aquí son todos firmes partidarios de que esa banda de cafres haga lo que tenga que hacer pero sin manchas, porqué ha habido tanto entusiasmo en la movilización si no iba a llegar al lugar tan deprisa como se dijo. ¿Vamos a dejarnos engañar siempre? No. ¿Tenemos que esperar siempre? No. Esperar de quien se sabe que no va a dar nada, ni en un lado ni en el otro. No. Esperar de quien quiere cambiar, pero no cambiar. No. ¿Nos queremos unos y otros? No.
https://www.youtube.com/watch?v=P5WVqZqw1Es
Es igual. La pena es otra. La pena es escuchar ayer la tertulia de hora 25 durante nos minutos, pocos minutos, lo que tarda en calentarse el pollo y escuchar la euforia. Escuchar cómo tertulianos y presentadora se felicitan por la declaración de la paz. La paz entre las fuerzas del orden, la asunción de que el orden prevalece, de que el PSOE se ha situado definitivamente en el bando del orden, de la reforma constitucional pactada con quien no quiere reformar nada y nada se reformará. Con la puesta de largo de Pedro Sánchez como dique a todo intento de reforma en profundidad. Pedro Sánchez estrella de los corrillos, estrella del besamanos. El socialista estrella del besamanos al rey. Más de 20 exministros socialistas presentes en el desfile de las fuerzas armadas, de la policía y la Guardia Civil para demostrar que están donde tienen que estar. Ni república, ni federalismo, ni nada. Aún tenemos que hacer cosas juntos, pensará alguien. No sé qué. No sé qué gracia tiene buscar la complicidad de alguien que ha estado agazapado durante todo este tiempo sin hacer ni un gesto y que cuando lo hace es porque ha negociado con el PP una reforma constitucional que ya veremos. De verdad, es de lo más ilusionante. De lo más. La pena es que todo aquello que puede ser, en realidad es nada.
https://www.youtube.com/watch?v=pKA0sdPByN0
No sé qué más se puede decir. El texto aquel de Albert Pla diciendo que se acuerda de sus paseos por las ramblas con Marsé y Vargas Llosa... es un poco eso. Es esa especie de élite del pensamiento que en su momento no pudo hacer lo que pareció que podía hacer, que se quedó con lo que pudo, que no sé si trabajó por mejorarlo a fondo o por descubrir las mieles de la vida en normalidad y que ahora se encuentra con que hay quien ya ha desconectado de todo eso y con que hay un montón de recias y recios fascistas que están dispuestos a exhibir lo mejor de toda la simbología más abyecta para defender algo que... y de quién se ponen al lado. O qué proponen de nuevo. Escucho a Serrat decir que él no está por... y me lo creo. Y por el otro lado, la opinión oficial del mundo 'no pepero' y no nuestro es que es el momento de estar con la constitución y con la ley y que no... y así llevamos tantos años. Y en este lado de la película se nos sigue contando que todos los movimientos son buenos, que todo está yendo a favor, que esto ya si que no hay quien lo pare, que todo es inteligente, que no pasa nada, calma, que vamos bien, que es una buena idea, que mejor parar un momento y tomar impulso. Estas cosas se dicen antes. Me repito, pero es que estoy que pito.
https://www.youtube.com/watch?v=7zxSXfBdnxs
Unicornio. ¿Qué significa el unicornio? El unicornio es algo que no es real, pero todo el mundo sabe cómo es, todo el mundo ha visto alguno aunque sea mentira. ¿Por qué no creer en los unicornios? ¿Por qué no pensar que puede haber algo que, si hemos conseguido pensarlo y hemos conseguido plasmarlo en papel e incluso hemos llegado a vivirlo alguna vez, porqué no pensar que puede existir de manera cierta y perdurable? Desde que me regalaron el llavero con el unicornio, pienso que es más efectivo que llevar un llavero con la bandera de la república, por ejemplo. Es la misma idea. Es pensar en algo maravilloso, ficticio, irreal, fabuloso, que parece que no puede existir, pero que está representado y que es posible que... quizás... trabajando por encontrarlo... ¿no? ¿Cuando voy a esforzarme en escribir bien? ¿Cuándo voy a poner algo de mi parte y dejar de vivir de rentas? ¿Cuándo voy a memorizar y cuándo voy a hacer caso a los que me dicen que corrija? ¿Cuándo voy a ser consciente de que no da lo mismo? ¿Cuándo voy a poner los porqués y los por qués y todo eso como dios manda? Y uno piensa que esto de escribir no es más que un hobby, una afición, un algo que se hace para matar el tiempo. Y que el unicornio es hacerlo bien. Hacerlo bien jamás. Muerte al unicornio.
https://www.youtube.com/watch?v=nCBuHnBPh94
Un buen día de calor. Un buen día de sol, que seguro que es la antesala de un fin de semana de nubes y de llover. Porque no es normal este calor. Y, como muchos dicen, qué bien que vuelve el fútbol. Y qué bien que podamos pensar en cosas rutinarias que no nos obliguen a tomar partido, a tener que vernos obligados a coger una bandera o la otra. Diversión con banderas. Y parece que la semana que viene tendremos otro momento de conjura y de unidad. De salir a la calle. De gente pegada a la tele. Y eso es bueno. Por una vez tenemos a gente que se siente llamada a dejar de pensar en otras cosas, y al mismo tiempo tenemos a gente que se siente mal. Porque nos obliga a discutir, a hablar, a reflexionar, a definir con quién y porqué. A saber escoger el momento, a saber escoger las palabras, las situaciones, las afirmaciones, las acusaciones. A saber que lo que hoy parece tremendo y salvajemente revolucionario, puede que mañana o esta misma tarde nos obligue a dar una vuelta sobre nuestro propio eje. El momento es ya. El momento es ahora. Todo es nada. De dónde sacará la gente esas frases tan chulas que coloca en los discursos. Quién las hará. Quién tendrá el libro. Y hablando de libros... mientras estamos hablando de esto, no estamos hablando de otras cosas.
https://www.youtube.com/watch?v=I0KrLaaCkPQ
Pues eso, que si nos vemos o algo, saluden. Que no creo, porque es tiempo de recogimiento y meditación. Bueno. Eso. Buen finde.
https://www.youtube.com/watch?v=C6dNv7rKYfY
¿Está yendo la cosa mejor? No. ¿Nos estamos queriendo un poco más los unos a los otros? No. ¿Tenemos que esperar para siempre? No. Intentando encontrar la dichosa canción me topé con el Fireball de Deep Purple y con esta canción, No, No, No. La del vídeo del traje blanco. ¿Tenemos que dejar que nos sigan tomando el pelo? No. Qué ha pasado durante estos días. No lo sabemos. Es mentira, claro que lo sabemos, pero tenemos que explicarnos otra cosa para estar todos juntos y unidos en la lucha. Pero no es mi lucha. Así que, más o menos, creo que pasa esto. A la hora de la verdad, la verdad de la buena, nada es tan fácil. Si ahora sabemos que nada es tan fácil y lo sabemos todos, y lo sabíamos todos de antes, porqué tanto correr y sobre todo, porqué tanto insistir en que no podía haber dudas, caminos alternativos, distancia entre unos y otros. Si ahora sabemos que esto era menos inmediato de lo que se creía, si esto era así, a qué tanta solicitud de adhesión. Si conocemos que en el otro lado hay una banda de cafres, si sabemos que fuera de aquí son todos firmes partidarios de que esa banda de cafres haga lo que tenga que hacer pero sin manchas, porqué ha habido tanto entusiasmo en la movilización si no iba a llegar al lugar tan deprisa como se dijo. ¿Vamos a dejarnos engañar siempre? No. ¿Tenemos que esperar siempre? No. Esperar de quien se sabe que no va a dar nada, ni en un lado ni en el otro. No. Esperar de quien quiere cambiar, pero no cambiar. No. ¿Nos queremos unos y otros? No.
https://www.youtube.com/watch?v=P5WVqZqw1Es
Es igual. La pena es otra. La pena es escuchar ayer la tertulia de hora 25 durante nos minutos, pocos minutos, lo que tarda en calentarse el pollo y escuchar la euforia. Escuchar cómo tertulianos y presentadora se felicitan por la declaración de la paz. La paz entre las fuerzas del orden, la asunción de que el orden prevalece, de que el PSOE se ha situado definitivamente en el bando del orden, de la reforma constitucional pactada con quien no quiere reformar nada y nada se reformará. Con la puesta de largo de Pedro Sánchez como dique a todo intento de reforma en profundidad. Pedro Sánchez estrella de los corrillos, estrella del besamanos. El socialista estrella del besamanos al rey. Más de 20 exministros socialistas presentes en el desfile de las fuerzas armadas, de la policía y la Guardia Civil para demostrar que están donde tienen que estar. Ni república, ni federalismo, ni nada. Aún tenemos que hacer cosas juntos, pensará alguien. No sé qué. No sé qué gracia tiene buscar la complicidad de alguien que ha estado agazapado durante todo este tiempo sin hacer ni un gesto y que cuando lo hace es porque ha negociado con el PP una reforma constitucional que ya veremos. De verdad, es de lo más ilusionante. De lo más. La pena es que todo aquello que puede ser, en realidad es nada.
https://www.youtube.com/watch?v=pKA0sdPByN0
No sé qué más se puede decir. El texto aquel de Albert Pla diciendo que se acuerda de sus paseos por las ramblas con Marsé y Vargas Llosa... es un poco eso. Es esa especie de élite del pensamiento que en su momento no pudo hacer lo que pareció que podía hacer, que se quedó con lo que pudo, que no sé si trabajó por mejorarlo a fondo o por descubrir las mieles de la vida en normalidad y que ahora se encuentra con que hay quien ya ha desconectado de todo eso y con que hay un montón de recias y recios fascistas que están dispuestos a exhibir lo mejor de toda la simbología más abyecta para defender algo que... y de quién se ponen al lado. O qué proponen de nuevo. Escucho a Serrat decir que él no está por... y me lo creo. Y por el otro lado, la opinión oficial del mundo 'no pepero' y no nuestro es que es el momento de estar con la constitución y con la ley y que no... y así llevamos tantos años. Y en este lado de la película se nos sigue contando que todos los movimientos son buenos, que todo está yendo a favor, que esto ya si que no hay quien lo pare, que todo es inteligente, que no pasa nada, calma, que vamos bien, que es una buena idea, que mejor parar un momento y tomar impulso. Estas cosas se dicen antes. Me repito, pero es que estoy que pito.
https://www.youtube.com/watch?v=7zxSXfBdnxs
Unicornio. ¿Qué significa el unicornio? El unicornio es algo que no es real, pero todo el mundo sabe cómo es, todo el mundo ha visto alguno aunque sea mentira. ¿Por qué no creer en los unicornios? ¿Por qué no pensar que puede haber algo que, si hemos conseguido pensarlo y hemos conseguido plasmarlo en papel e incluso hemos llegado a vivirlo alguna vez, porqué no pensar que puede existir de manera cierta y perdurable? Desde que me regalaron el llavero con el unicornio, pienso que es más efectivo que llevar un llavero con la bandera de la república, por ejemplo. Es la misma idea. Es pensar en algo maravilloso, ficticio, irreal, fabuloso, que parece que no puede existir, pero que está representado y que es posible que... quizás... trabajando por encontrarlo... ¿no? ¿Cuando voy a esforzarme en escribir bien? ¿Cuándo voy a poner algo de mi parte y dejar de vivir de rentas? ¿Cuándo voy a memorizar y cuándo voy a hacer caso a los que me dicen que corrija? ¿Cuándo voy a ser consciente de que no da lo mismo? ¿Cuándo voy a poner los porqués y los por qués y todo eso como dios manda? Y uno piensa que esto de escribir no es más que un hobby, una afición, un algo que se hace para matar el tiempo. Y que el unicornio es hacerlo bien. Hacerlo bien jamás. Muerte al unicornio.
https://www.youtube.com/watch?v=nCBuHnBPh94
Un buen día de calor. Un buen día de sol, que seguro que es la antesala de un fin de semana de nubes y de llover. Porque no es normal este calor. Y, como muchos dicen, qué bien que vuelve el fútbol. Y qué bien que podamos pensar en cosas rutinarias que no nos obliguen a tomar partido, a tener que vernos obligados a coger una bandera o la otra. Diversión con banderas. Y parece que la semana que viene tendremos otro momento de conjura y de unidad. De salir a la calle. De gente pegada a la tele. Y eso es bueno. Por una vez tenemos a gente que se siente llamada a dejar de pensar en otras cosas, y al mismo tiempo tenemos a gente que se siente mal. Porque nos obliga a discutir, a hablar, a reflexionar, a definir con quién y porqué. A saber escoger el momento, a saber escoger las palabras, las situaciones, las afirmaciones, las acusaciones. A saber que lo que hoy parece tremendo y salvajemente revolucionario, puede que mañana o esta misma tarde nos obligue a dar una vuelta sobre nuestro propio eje. El momento es ya. El momento es ahora. Todo es nada. De dónde sacará la gente esas frases tan chulas que coloca en los discursos. Quién las hará. Quién tendrá el libro. Y hablando de libros... mientras estamos hablando de esto, no estamos hablando de otras cosas.
https://www.youtube.com/watch?v=I0KrLaaCkPQ
Pues eso, que si nos vemos o algo, saluden. Que no creo, porque es tiempo de recogimiento y meditación. Bueno. Eso. Buen finde.