Durante la batalla de Port Arthur en la guerra Ruso Japonesa, el general Kosinski recibió el encargo de tomar una colina para poder pasar al otro lado de esa misma colina y así avanzar en una posición que resultaba fundamental para que las fuerzas del zar pudieran, al menos, mantener las perspectivas de una pequeña ventaja en una batalla que los rusos tenían perdida. El general Kosinski recibió el encargo una mañana de mayo y ahí que se plantaron unos 5000 soldados, con sus cosas de infantería, con sus cosas de artillería, su caballería y su todas las cosas que tienen los militares para llevar a cabo sus historias.
El general Kosinski planteó la toma de la colina, cuyo nombre ahora no viene al caso, de la siguiente manera. Su idea era la de capturar la colina cuando fuera el momento. Así, que durante un par de días, las tropas del general Kosinski esperaron a que la situación fuera propicia para poder lanzar un ataque que pudiera preparar el asalto a la colina y desde ahí, plantarse al otro lado. El sitio de Port Arthur se prolongaba y era esencial que se consiguiera un resultado positivo en esta acción y no malgastar fuerzas en un despliegue que podía resultar erróneo.
Tres días después las tropas del general Kosinski seguían esperando el momento propicio. El general Kosinski, cada dos horas, se subía a un pequeño pedestal que se había construído al lado de su tienda de campaña y oteaba el horizonte. No veía nada en particular más allá que unas columnas de humo que denotaban que la batalla continuaba.
Quince días después, las tropas del general Kosinski estaban preparadas para que el general Kosinski, en nombre del Zar, diera la orden de asalto.
Un mes después, las tropas del general Kosinski amenazaban con dar el golpe a la colina.
Durante la revolución de Octubre, tropas del general Kosinski iniciaron un conato de insurrección interna pero no se atrevieron finalmente a dar el golpe ya que la hora del asalto a la colina era inminente.
El general Kosinski se dirigió a sus tropas en 1923 reconociendo el nuevo gobierno soviético y animando a tomar la colina para la clase trabajadora y la revolución mundial.
El general Kosinski falleció en 1936 víctima de una extraña enfermedad de la que no tenemos más noticia.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el frente se mantuvo estable.
En 1968 durante una visita oficial, el presidente Brezhnev resaltó el heroísmo de las tropas soviéticas que aguantaban estoicamente al pie de la colina.
A día de hoy, son miles de turistas los que visitan a las tropas acantonadas junto a la colina para tener un recuerdo de esos héroes que mantienen la posición de la madre Rusia en el extremo oriente.