El miedo. El terror. Un día. Llegas a casa después de deambular por la calle. Has salido a dar un paseo. No haces nada en casa. Tienes que salir de casa y te vas a dar una vuelta. Callejeas. Paseas por calles por las que no sueles ir nunca. Quieres entrar en una tienda. No puedes entrar en una tienda. Miras las cosas por fuera. Los escaparates. Das alguna vuelta sobre tus pasos para ver mejor algo. No lo ves. Sigues caminando. Llueve. Te pones bajo cubierto. Tu pase se centra en buscar balcones, árboles, bajo los que cobijarte. Has salido mentalizado de hacer alguna cosa. Con un propósito. Cuando llegas de nuevo a las inmediaciones de tu casa, te das cuenta de que no lo has hecho. Pero ya te da igual. Llegas a casa. Abres la puerta. No hay nadie. Estás solo.
El terror. Estás esperando el autobús. Tienes que llegar. Tienes que ir a ese sitio. Tienes que hacerlo. El autobús no llega. Palpas tu bolsillo. Palpas el monedero. Tienes las monedas, pero no has mirado. Sabes que te quedan pocos viajes en la targeta. Sabes que te quedan pocos viajes. El autobús viene tarde. Porqué has tenido que elegir el autobús. Viene tarde. Crees que tienes dinero. El autobús llega. No te metes los dedos en el monedero. No has mirado la tarjeta. Sacas la tarjeta. Haces cola. La tarjeta no sale. La tarjeta. No la tienes. La encuentras. Metes la tarjeta. No hay viajes. Sacas las monedas.
El miedo. Vamos a ir. Vamos a ir. Estamos yendo. No vamos a ir. No vamos a ir. No vamos a ir. Vamos a ir. Ya estamos yendo. Ya estamos yendo. Qué habrá. Quién será esa gente. Quiénes son. Qué me van a dar de comer. Qué son. Quiénes son. Estamos yendo. No íbamos a ir y estamos yendo. Vamos a ir. Quiénes son. Porqué vamos. Porqué estamos yendo. No quiero ir. No quiero ir. Vamos a ir. Estamos yendo. Estamos yendo. Vamos. Hola.
El terror. Tienes que llamar. Tienes que llamar. Le ha pasado algo y tienes que llamar. Y hace tiempo que le pasó y no has llamado. Y tienes que llamar. Y no has llamado. Y no has llamado y ha pasado ya tiempo. Y porqué no has llamado. No has llamado y ha pasado mucho tiempo. Y no has llamado y tendrías que haber llamado. Porque te habría llamado. Seguro que te habría llamado. Y habría venido a verte. Y tú no has llamado. No has ido. No has llamado. No lo has hecho.
El miedo. Pregunta. Llama. Pregunta. Llama. Pregunta a ver. Pregunta y mira a ver qué se necesita. Mira a ver qué hay que llevar. Qué tienes que hacer. Mira y pregunta. Qué se necesita. Lo necesitas. Es tu trabajo. Lo necesitas. Tienes que llamar para quedar. Llama, tienes que ir, tienes que ir, llama. Habla. Pregunta. Lo va a notar. Lo va a notar. Seguro que lo nota. Tienes que preguntar y llamar. Tienes que llamar y preguntar. Lo va a notar. Tienes que llamar. No lo has llamado.
El terror. No va a venir.
El miedo. Esa carta.
El terror. Un sueño. En ese sueño pasa algo. Está pasando. Estás solo en casa.
El miedo. Meter la tarjeta de crédito en el cajero.
El terror. Hay alguien dormido en el suelo del cajero.
El miedo. La ronda de dalt.
El terror.
miércoles, 31 de octubre de 2018
martes, 30 de octubre de 2018
Crónica del #plegramenet de octubre. Querido interventor.
Querido interventor. Quiero aprovechar estas líneas para darle la bienvenida a nuestra ciudad y también para desearle que en lo venidero los plenos municipales de Santa Coloma de Gramenet le sean tan provechosos y dichosos como lo son para mí y para los míos. Y para todos y para todas. Abolicionistas o no. Con representación en partidos de ámbito nacional o comarcal o no. Con camisa morada o no. Con ese tronío y poderío que me dan una envidia que me muero de llevar chaqueta azul con coderas blancas que qué arte madre y ese pantalón clarito y todo eso que hace que el árbitro de la moda pueda ser a la vez político, pero no político local. Porque el político local es otro. Y al político local hay que dedicarle un día entero.
Querido Interventor. Aprovecho estas líneas para avisarle de que no todos los plenos municipales son como el de ayer. Aprovecho estas líneas para comentarle algunas cosas que forman parte de mis costumbres personales. Me gusta pasear por Santa Coloma. Me gustaría darme una vuelta por Santa Coloma alguna vez con usted. Y enseñarle los sitios que usted no frecuentaría si no fuera porque yo se lo enseñara. Me gusta esa frase de un libro de Pedro Cano. El que escribía, no el que se metió en política. Me gustaría llevarle al bar Piscis. Me gustaría decirle yo también que el camarero del Bar Piscis es del Sevilla. Me gustaría tomarme un quinto con usted. Me gustaría luego dar una vuelta por la calle en la que no hay bares. Me gustaría no pasear con usted. Me gustaría no tener que pasear con usted, ni ir a ningún sitio con usted. Me gustaría no tener que ir a los plenos municipales para hacer una crónica de un pleno municipal para que la lea la gente y seguir cultivando el mito del cronista. El mito del cronista que no lee nadie. Leo tus crónicas. Uno que me diga eso. La perdición. Leo tus textos. Y el ego, el superego, la praxis, la diagnosis, el nexo. Y tengo que escribir. No puedo ir, tengo pleno municipal. Es imprescindible que vaya al pleno municipal de Santa Coloma de Gramenet porque si no quizás las crónicas las escriba otro u otra y eso no se puede consentir. Crónicas del pleno municipal cuando el pleno municipal hace tiempo que ya no tiene trascendencia. La política local solo le interesa al político local.
Querido interventor. Es usted abolicionista o es regulacionista. Conteste rápido. Querido interventor. En torno a la postura que sigue usted en el espinoso tema de la prostitución. Me he dejado los interrogantes. ¿Es usted abolicionista o es regulacionista? Porque de eso iba ayer todo esto. Todo el tema. Todo el asunto. El resto de temas, presupuestos, querido interventor, son muy importantes, muy de discusiones sesudas. Muy de prepararse mucho los plenos. Tanto prepararse para acabar diciendo Iniciativa. Tanto estudiar para acabar diciendo Iniciativa. De qué sirve ir a los plenos, la política local. Cuando no eres político local. Me dejo los interrogantes. ¿De qué sirve ir a los plenos? Acabar diciendo Iniciativa. Al no tener asesores externos, que te lo escriban todo y te lo masquen todo, es lo que tiene. Iniciativa. Tres años perdidos. Profunda desgana. Querido interventor, salto de línea.
Querido interventor. Espero que usted entienda. Dos regidores del PP. Zambrana y Laura Rodera. Dos regidores heroicos de Gent d'Esquerres ICV-EUiA, el Jonatan y la Alexandra. La Ale sigue acumulando fuerzas en una sierra perdida de la China interior. Tres de Ciudadanos. El Tovar, la María Duarte y el Dimas. Y seis de Som Gramenet. Es una candidatura municipalista sin representación a nivel nacional. Viven aislados del mundo y de sus tentaciones. Esta tanda de seis son la Tere Franco, el César, la Manuela, la Paqui, el Jordi García y la Anna. Y los catorce del PSC. Se los presento a todos. El Fuentes, la Mireia que ayer se tuvo que ir porque está a punto de caramelo, el Cano, la Petra Jiménez, el Diego Arroyo, el Rodilla, el Dani, la Andrades que ayer habló por primera vez y para contestar que por problemas técnicos se suspendía la conexión se puso nerviosa y yo juraría que no era la primera vez que hablaba, pero eso son temas que no le interesan a nadie, tal se puso nervioso, tal se puso nerviosa, qué sentido tiene, qué sentido tiene ir recitando los nombres, el Jordi Mas, la Lídia, el Esteve Serrano, la Núria, la Carme, la Ana Belén. En total 27. 27 personas. Ayer faltó la alcaldesa por una asunto familiar. Querido interventor, desde aquí sentimos la pérdida.
Querido interventor. Los plenos. Dice la voz popular que los plenos de Santa Coloma han perdido mojo. Han perdido sustancia. Que se han vaciado un poco de contenido, bastante. Que los grupos, algunos grupos municipales han decidido meter chicha en las preguntas y ruegos, para que haya debate, al menos al final. Tampoco. El grupo socialista, mayoritario, ha encontrado la respuesta: problemas técnicos me impiden contestar la pregunta ahora. Así que los plenos son cortos. A las diez y poco ya se han acabado. Antes no era normal acabar a las doce y pico, la una. Incluso alguna vez... ya no me acuerdo.
Querido interventor. Ayer vino la Pahv Gramenet otra vez al pleno. Querido interventor, ayer no pidió la palabra la Pahv Gramenet, su intervención en el pleno fue para denunciar otro desalojo. Entraron tres personas, blandieron sus reivindicaciones durante unos minutos. Les sacaron fotos quien tenía que sacarle fotos para luego hacer tweets y publicaciones en el Insta y adiós muy buenas. Esta vez no hubo vídeo. Ni tampoco se rió nadie, ufano, victorioso. Hubo concentración en la calle. No duró mucho rato. No puedo estar en todo. No comentaremos los hechos acaecidos la semana pasada. No soy un político local. Solo estoy aquí para dar fe. Y pasar el rato.
Querido interventor. En el pleno municipal de ayer el periodista local preguntaba por el tema de las elecciones. El periodista local se interesa por el tema. Pregunta por los candidatos, los cabezas de lista, por las primarias. Se interesa. No obtiene respuestas sustanciosas.
Querido interventor. Sabe usted que hay elecciones el año que viene. Como tenemos tiempo le voy a hacer una confesión. No sé. Elecciones municipales en una ciudad insólita. Una ciudad que se ha mantenido al margen de los tiempos, de las ciudades del cambio, de las candidaturas alternativas, del hundimiento de los partidos tradicionales. Una ciudad como un mundo perdido. Un mundo en el que no pasan las cosas que pasan fuera. O en la que los que deberíamos hacer cosas como las que pasan fuera no sabemos. Somos un poco así. Igual es que no sabemos. O nos da igual. O ya nos está bien. Un mundo perdido. Con socialistas que no se hunden, con partidos que en otros lugares del mundo están borrados de la historia, todavía vivos, con partidos con presencia relevante en otros mundos sin organizar, con la incertidumbre de saber si quien parecía que iba a crecer tanto como la luna para ponerle cuernos a Catalunya va a subir tanto o no, con un partido que dice que no es ese partido y que juega a ser muchos partidos y que de la misma manera que no quiere estar ahí estará ahí porque es un partido que no es ese partido por mucho que lo disfracen de un color, dos colores, un tiempo verbal o la coral sant jordi, con un partido popular que tiene pinta de no volver a estar jamás, con tantas cosas que solo pasan aquí... ¿Y la Crida? ¿Quién se presentará por la Crida? Ay quins sustus.
Querido interventor. Ahora llevo rato escribiendo tu nombre con minúsculas. Si tuviera que escoger un lema electoral, un slogan de campaña, sería 'Santa Coloma va sola'. Piloto automático. Inversiones, arreglos de calles, programas sociales, esto funciona sin tocarlo. Mira, sin manos.
Querido interventor. Comienza el pleno con la ausencia de la alcaldesa por el tema antes mencionado y con un punto en el que se renueva la adhesión a la Xarxa de Ciutats lliures de tráfico y explotación sexual y el tráfico de mujeres, nenes i nens. Cuánto hace de esto, uno o dos años, si no recuerdo. Eché de menos la presencia de gente ahí ayer, con lo que nos gusta ir a hacer palmas a otros y en este caso ayer... vendría mal. Decir que como no podía ser de otra manera nosotros somos plurales, y en este tema de la prostitución, en el debate abolicionistas/regulacionistas, tenemos de todo. Por eso nos abstuvimos, sin más. Luego vinieron las argumentaciones de otros grupos. Salto en el tiempo.
Querido interventor. Querer hacer pasar por única y legítima la postura de uno, copiando y calcando los argumentos de la posición que se quiera rebatir y añadiendo un punto que únicamente apoyas tú y luego votando en contra de la moción que has calcado. Ole. Es es lo que hizo el PSC ayer. Moción contra las violencias machistas de cara al 25N. Nosotros presentamos una moción. El PSC no puede consentir que no se hable de su tema, la prostitución, en la moción. Si se habla de esto, nosotros no estamos a favor, porque ya hemos dicho que... Pero no. Y lo presentan. Y votan en contra de nuestra moción porque... porque no es la suya. Y punto. Sin más argumentos. La prostitución y su regulación. Es esto. Abolición y poner el grito en el cielo. Luchar contra el proxenetismo, la trata y la explotación. En eso estamos de acuerdo todos. Y todas. Pero no. Y el Psc se empeña en hacer que todo el debate feminista, que todos los actos, toda la línea, se centre en eso. Para qué. Para dividir, claro, para señalar, claro, para hacer política. La política local. Utilizar un tema sin más interés que el de hacer política. Es algo muy de aquí. De la ciudad insólita.
Querido interventor. Ayer se aprobó tu nombramiento. Querido interventor. De espaldas al público. Con el secretario al lado. Querido interventor. Si hay quien la tiene cogida con la prostitución, el equipo naranja la tiene con la policía. Falta policía interventor. Falta policía. La ciudad es un desastre, desprotegida ante los avatares de un mundo enloquecido y turbulento. Necesitamos más policía local, porque se jubilan policías y no hay policías. Policía, policía, policía, policía, policía, policía, policía, policía, policía, policía, policía, policía, policía, policía policía, policía policía policía, policía, policía, policía policía policía policía policía policía, policía. Policía. Falta policía local. Tenemos que señalar que falta policía local. Que si no te lo he dicho al principio, te lo vuelvo a repetir al final. Falta policía local. Y la ciudad está sucia. Y te tendrías que venir conmigo a dar una vuelta.
Esto ahora no sé cuando lo dijeron, querido interventor. Tú que estabas allí lo podrías decir con más certeza. Querido interventor. Presupuestos.
Querido interventor. Aprobación inicial de los presupuestos, querido interventor. Usted me ve ahora aquí venido a menos, pero en mis tiempos yo fui a lomos de un caballo blanco. Y ahora no tengo caballo blanco ni tengo lomo. Y vivo con la incertidumbre de unos tiempos oscuros que nunca se aclararán. Vivo con una fecha límite. La del día del pleno municipal en el que se deciden las cosas. Y no se decide nada. O ya está decidido. O no se decide aquí. Y los presupuestos este año nos dice el señor Serrano que son mejores que el anterior, con más despesa social. Despesa no te lo marca el corrector como incorrecto. Gasto. Gasto. Esto va solo o no va solo. Esta ciudad va sola o no. Año antes de las elecciones. Nuestro voto es la abstención, porque tenemos que hacer el consabido proceso participativo de alegaciones diversas y de propuestas varias. Propuestas que pasarán al cajón de los olvidos y al cabo de dos años aparecerán como propuestas socialistas. Más viejo que la polka.
Querido interventor. Los hay que hacen alegaciones y colaboran con la redacción de unas cláusulas sociales en la contratación y luego se extrañan de que ese trabajo no esté poniéndose en marcha. Respuesta: esto lleva su camino. Tranki.
Querido interventor. No te lo vas a creer pero hubo modificaciones en el crédito del presupuesto. Otra vez. Nos abstuvimos.
Querido interventor. Los presupuestos son aburridos. Son divertidos cuando son participativos. El año que viene hay elecciones. División de opiniones. Hay quien piensa que como vienen elecciones el ayuntamiento gasta que te gasta y hay quien piensa que como vienen elecciones y no lo tienen claro no quieren gastar no vaya a ser que no sirva de nada el gasto y lo disfrute y gestione otro. Las expectativas de cambio, la alternativa, la alternancia, las coaliciones. Pactismo. El tripartito. Dilo. El tripartito. Dilo otra vez. El tripartito. Cómo me gusta oírlo. Dilo otra vez. El tripartito. Me encanta. Dilo. El tripartito. Dilo otra vez. Dilo. El tripartito. Me encanta.
Querido interventor. Tengo anotada en los márgenes del orden del día muchas anotaciones con números, letras, no nos interesan la cosas modernas que pasan todos los días. Cada día está mas caro todo, y es más difícil vivir.Adónde me voy a amagar yo. Ay, que no puedo estar más aquí. Falta gasto en policía local, claro. Le tengo que llevar a dar una vuelta por sitios que si no fuera por mí, usted nunca visitaría. El bar Piscis, por ejemplo. El otro día fui con un colega. No había ido nunca, y mira que es de Santa Coloma como yo. Dos quintos nos bebimos. Falta concretar a ver cuándo acaban las obras esas que hay previstas.
Querido interventor.
Querido interventor. Cierta sensación de no sé. Cierta sensación de que la política local está en un momento en el que no sé. No se me ocurre la definición. De espera. De espera a que pase algo. Estamos todos ya haciendo campaña, a nuestra manera. El político local no reconocerá que estamos haciendo campaña, pero que me aspen si no es cierto. Esperando a algo. A alguien. Que ocurra alguna cosa.
Querido interventor. Mociones. Santa Coloma y un debate sincero sobre un nuevo marco regulativo integral del espacio del mediodía en los centros educativos de titularidad pública. Sale a hablar un representante de la Assemblea Groga. La propuesta sale adelante. La moción. Ehm. La propuesta. La moción. Se cree usted, querido interventor, que el periodista sabe de todo. No me llega a todo. Llego a lo que llego. Ayer el Madrid puso de entrenador a Solari. Pregúnteme de eso. Arnau Rodellar iba a hablar pero habló otro. Luego iba a hablar otra vez Arnau Rodellar y volvió a no hablar. Enigmático Arnau Rodellar.
Querido interventor, como Mireia se encontraba de aquella manera pusieron las mociones del 25N, contra las violencias machistas. Quiero aquí significar la magnífica intervención de Laura Rodera, del Partido Popular, que hizo un alegato en favor de la regulación y el respeto hacia quien libremente ejerce la prostitución para luego votar todo lo contrario. Es decir, mientras la escuchabas pensabas que iba a votar la nuestra y luego resulta que se abstiene y vota a favor de la del PSC, que decía todo lo contrario. Bueno, todo no, que ya hemos dicho que copiaron, etc. Magnífico. Todos contentos.
Querido interventor. Santa Coloma insta al Gobierno español para que cese la venta de armas a Arabia Saudí. Por aquello que te dije. Aquí la moción sale adelante, porque ya dijimos que el PSC no es el PSOE. Y viva la blanca paloma. Mención especial de nuevo para el PP que dijo algo sobre Venezuela y votó en contra y por lo mismo Ciudadanos votó abstención. Intervino Jordi Armadans de Fundipau. Y era Jordi Armadans.
Querido interventor. El tiempo pasa volando y la vida es un suspiro. No tengo ni talento ni fuerzas para hacer cosas líricas. El otro día fui al Slam Poetry. No tengo yo sensibilidad para esas cosas. Pero sí la tengo para decir que todos los que salían me parecían malos. No todos. Casi todos. Algunos muy malos. Querido interventor. Una moción contra las identificaciones y agresiones de perfil étnico, al hilo de eso que pasa de que si tu color de piel no es la 'española de verdad', te piden los papeles del camión. La moción sale adelante porque el PSC después de una intervención rocambolesca y revuelta, ahora no recuerdo de quién, se abstiene. Toma tomate. Para los anales, querido interventor, que seguro que tú lo escuchaste porque para tu puesto, para ejercer bien con tu labor, necesitas estar a todo, queda el Cuerpas y Fuerzos de seguridad del regidor Zambrana, que con tanto entusiasmo y fervor quiso decir que qué era eso de pedir explicaciones a los policías que gracias a dios... que se lió.
O me lío yo.
Querido interventor. Estamos acabando ya. Una crónica más. Las oscuras golondrinas. Poesía. El bar Piscis, en el chaflán. Bajando por la pizzería, a mano derecha, yendo para el parque Europa. Fiesta Gallega. Comidas que se extienden en el tiempo. Conversaciones amenas. Ganas de caer bien. Pinchar en hueso como siempre. Piscis. Mi amiga Marina creo que era Piscis. Nuestras vidas son los ríos que van a parar al mar. Y en el mar hay peces. Y en los ríos también. Todo muy bien ligado.
Querido interventor. Una moción para la adhesión a la declaración Kids Save Lives y el impulso de la formación en reanimación cardiopulmonar. Querido interventor. La moción salió adelante. La presentaron Ciutadans y PP.
Querido interventor. Preguntas y ruegos. Qué pasa con mis cláusulas sociales que me pegué una matada aquí haciendo un trabajo y ahora veo que no... Som Gramenet. Qué pasa con la policía local. Ciudadanos.
Querido interventor. Francesc Aragón. Bienvenido a esta mi ciudad a la que quiero más que mi alma. Una ciudad con 120.000 habitantes más o menos. Con barrios. Con calles. Con plazas duras. Con el Puig Castellar. Con bares que cierran cuando empieza el fútbol. Con bares. Calles sin bares. Niños jugando a la pelota. Terrazas de invierno.
Querido Interventor. Ahora con mayúsculas otra vez que nos vamos. Le deseo unas felices fiestas y un próximo año nuevo.
Querido Interventor. Tengo un amor en la Habana y otro en Andalucía.
Querido Interventor. Santa Coloma va sola.
lunes, 29 de octubre de 2018
Brasil, Brasil...
En la cabeza ayer tenía la canción de Brasil, en la versión que salía en el White Bicycles, de Geoff Muldaur. El tópico. Brasil. Caetano Veloso, Gilberto Gil, Rita Lee, Os Mutantes, Tom Zé, Sepultura, Gal Costa. Elis Regina y Tom Jobim cantando en torno a un micro. Gente. Cantantes. Literatos. Artistas. Gente. Jair Bolsonaro. 55% de los votos, será el presidente de Brasil. Lo primero que dijo que haría es cerrar el Parlamento. Ha dicho tantas cosas tan descabelladas que no merece la pena repetirlas.
Me quedo con la que dijo en el parlamento brasileño el día que se votaba la destitución de la presidenta Dilma Rousseff. Ahí, cuando dio su voto a viva voz, recordó la memoria del torturador de Dilma Roussef. En el parlamento, no en una entrevista, no en un mitin, no, en el mismo parlamento recuerda y ensalza la memoria del militar que torturó a Dilma Rousseff cuando en la dictadura fue detenida por...
Pero qué estoy contando. A usted, a nosotros esto no nos importa. Ahora nos alarmamos con el tema, dedicamos unos cuantos tweets a ponernos estupendos, nos acordamos de las canciones que nos gustan de Brasil. Tengo unas munich verdeamarillas. Dicen que los fans de Bolsonaro llevan la camiseta de la selección. Qué cosas. Ahora me da como cosa ponérmelas. Lo que digo, a nosotros esto nos importa ahora, en estos momentos. Luego, esperaremos a ver qué cosas ridículas hace Bolsonaro y nos reiremos. Y nos lo tomaremos a broma mientras posiblemente vaya hundiendo a su país en la pocilga de las políticas represivas, en el ultraliberalismo económico, en la mierda. Y nosotros aquí seguiremos esperando a que no nos pase. Riéndonos de la última idiotez de Pablo Casado. Haciendo análisis sobre cómo puede ser, pero pensando que aquí estamos seguros y confiados en que el miedo a la derecha haga que la derecha no gane. Y recordaremos que el PT de Lula no era chavismo. Pero da igual. Porque la Rahola esta mañana ya ha identificado todo con todo. Y ha dicho que los gobiernos de izquierdas son corruptos, ineptos, no sirven. Kirchner, Lula, Roussef, Maduro. La izquierda es corrupta y no vale. Mira qué desastre es Brasil. No compartimos que Bolsonaro sea así, claro, pero es que... con esa izquierda.
La izquierda.
La izquierda está bien si camina con los buenos. Si su discurso izquierdista solo vale para apuntalar que manden los mismos bajo el disfraz de 'revolucionarios'. La izquierda solo sale en la tele y en las radios si critican, si dividen, si parten. La izquierda que solo vale para ocupar puestos en Consells de la nosequé. Esa sí. Esa sale siempre. Siempre es útil. Gracias por acompañarnos en el viaje.
Brasil. No conozco nada de Brasil. Dice un reportaje de La Vanguardia que la campaña se ha hecho en los móviles, que Brasil es el país con más horas de móvil. O uno de los que más. Sospecho que nosotros somos otros. Los siguientes.
Pero a nosotros esto no nos va a pasar nunca. Nosotros no vamos a caer en el error de pensar que necesitamos a alguien que ponga orden ante tanto despiporre y tanta anarquía. No nos va a pasar nunca. Nunca nos va a pasar. Nunca nos ha pasado.
No conozco nada de Brasil. Escuchar discos de Caetano Veloso no significa nada. No me gusta la selección de Brasil, de nunca. Jugadores endiosados, inflados, un fútbol basado en la mercadotecnia, en los personajes simpáticos, risueños, felices, a los que tienes que querer porque son... y vemos como muchos de ellos hoy apoyando a Bolsonaro. No tiene nada que ver. Juninho Pernambucano, por ejemplo, criticando a los futbolistas que apoyan a la derecha.
Gruff Rhyss le hizo una canción a Ronaldinho. Con Cariño. Era muy bonita. Ronaldinho. Feliz. Ronaldinho, que venía de familia de pasta porque su padre ya fue futbolista. Ronaldinho. Neymar. Neymar cuidándose de hacer ver que es de Bolsonaro porque sabe que aquí en Europa no...
En Europa.
Elecciones de Hesse, en Alemania. Merkel se retira porque se ve superada por los acontecimientos. En Alemania avanza también algo oscuro.
La culpa de que crezca la ultraderecha no es de nadie. El fascismo se despierta cuando la única cosa a la que apelamos para solucionar nuestros problemas es la bandera. Todos juntos con la religión, la bandera, la sexualidad única, el poder, las hostias bien dadas.
Aquí lo que están faltando son hostias.
Y mientras tanto. En algún lugar lejano de la galaxia. Alguien está jugando a la política. Y lo oscuro sigue avanzando.
Me quedo con la que dijo en el parlamento brasileño el día que se votaba la destitución de la presidenta Dilma Rousseff. Ahí, cuando dio su voto a viva voz, recordó la memoria del torturador de Dilma Roussef. En el parlamento, no en una entrevista, no en un mitin, no, en el mismo parlamento recuerda y ensalza la memoria del militar que torturó a Dilma Rousseff cuando en la dictadura fue detenida por...
Pero qué estoy contando. A usted, a nosotros esto no nos importa. Ahora nos alarmamos con el tema, dedicamos unos cuantos tweets a ponernos estupendos, nos acordamos de las canciones que nos gustan de Brasil. Tengo unas munich verdeamarillas. Dicen que los fans de Bolsonaro llevan la camiseta de la selección. Qué cosas. Ahora me da como cosa ponérmelas. Lo que digo, a nosotros esto nos importa ahora, en estos momentos. Luego, esperaremos a ver qué cosas ridículas hace Bolsonaro y nos reiremos. Y nos lo tomaremos a broma mientras posiblemente vaya hundiendo a su país en la pocilga de las políticas represivas, en el ultraliberalismo económico, en la mierda. Y nosotros aquí seguiremos esperando a que no nos pase. Riéndonos de la última idiotez de Pablo Casado. Haciendo análisis sobre cómo puede ser, pero pensando que aquí estamos seguros y confiados en que el miedo a la derecha haga que la derecha no gane. Y recordaremos que el PT de Lula no era chavismo. Pero da igual. Porque la Rahola esta mañana ya ha identificado todo con todo. Y ha dicho que los gobiernos de izquierdas son corruptos, ineptos, no sirven. Kirchner, Lula, Roussef, Maduro. La izquierda es corrupta y no vale. Mira qué desastre es Brasil. No compartimos que Bolsonaro sea así, claro, pero es que... con esa izquierda.
La izquierda.
La izquierda está bien si camina con los buenos. Si su discurso izquierdista solo vale para apuntalar que manden los mismos bajo el disfraz de 'revolucionarios'. La izquierda solo sale en la tele y en las radios si critican, si dividen, si parten. La izquierda que solo vale para ocupar puestos en Consells de la nosequé. Esa sí. Esa sale siempre. Siempre es útil. Gracias por acompañarnos en el viaje.
Brasil. No conozco nada de Brasil. Dice un reportaje de La Vanguardia que la campaña se ha hecho en los móviles, que Brasil es el país con más horas de móvil. O uno de los que más. Sospecho que nosotros somos otros. Los siguientes.
Pero a nosotros esto no nos va a pasar nunca. Nosotros no vamos a caer en el error de pensar que necesitamos a alguien que ponga orden ante tanto despiporre y tanta anarquía. No nos va a pasar nunca. Nunca nos va a pasar. Nunca nos ha pasado.
No conozco nada de Brasil. Escuchar discos de Caetano Veloso no significa nada. No me gusta la selección de Brasil, de nunca. Jugadores endiosados, inflados, un fútbol basado en la mercadotecnia, en los personajes simpáticos, risueños, felices, a los que tienes que querer porque son... y vemos como muchos de ellos hoy apoyando a Bolsonaro. No tiene nada que ver. Juninho Pernambucano, por ejemplo, criticando a los futbolistas que apoyan a la derecha.
Gruff Rhyss le hizo una canción a Ronaldinho. Con Cariño. Era muy bonita. Ronaldinho. Feliz. Ronaldinho, que venía de familia de pasta porque su padre ya fue futbolista. Ronaldinho. Neymar. Neymar cuidándose de hacer ver que es de Bolsonaro porque sabe que aquí en Europa no...
En Europa.
Elecciones de Hesse, en Alemania. Merkel se retira porque se ve superada por los acontecimientos. En Alemania avanza también algo oscuro.
La culpa de que crezca la ultraderecha no es de nadie. El fascismo se despierta cuando la única cosa a la que apelamos para solucionar nuestros problemas es la bandera. Todos juntos con la religión, la bandera, la sexualidad única, el poder, las hostias bien dadas.
Aquí lo que están faltando son hostias.
Y mientras tanto. En algún lugar lejano de la galaxia. Alguien está jugando a la política. Y lo oscuro sigue avanzando.
viernes, 26 de octubre de 2018
Una historia confusa
Si lo que te conté el otro día te pareció raro, lo que viene ahora te va a dejar con el culo torcido. Ocurrió muy deprisa. Ya está. Ocurrió tan deprisa que no te sé explicar lo que pasó. Fue un momento. No te diré que no nos lo esperábamos, pero cuando pasó, pasó y no te sé decir qué fue. Esperábamos algo, porque estamos acostumbrados a esperar y a que siempre tiene que suceder alguna cosa. Pero cuando ocurrió, ocurrió y pasó y nosotros no sabemos explicártelo. Hemos venido todos y nos hemos puesto así en fila delante tuyo para que no se diga que no te explicamos las cosas. Estábamos allí, pasó, ocurrió, algo. Confuso. Deprisa. No sabemos qué fue. Fue. Pasó. Hay uno o dos de estos que dicen que lo pueden explicar, pero cuando les preguntamos a ver qué, se ponen nerviosos y no les sale la voz del cuerpo. Bueno. Y mejor. Porque ahora te voy a decir otra cosa, estos dos no saben explicar nada. Y cuando se ponen a explicar las cosas, casi mejor que no abran la boca. Te voy a decir otra cosa, no sé realmente que pasó. Pero me lo puedo imaginar. Creo que es la misma historia de siempre. Es esa historia que tú sabes que siempre pasa cuando nos juntamos. No, no me mires así. Es eso que nos pasa cuando estamos todos juntos. Hay un momento en el que pasa y todos nos sentimos confundidos. Tú estás también confundido. Ha pasado algo. Algo que no sabemos explicar. Algo que ya nos ha pasado alguna vez y que nos volverá a pasar después. Las cosas son así, las cosas pasan, suceden y en tu culo se entretienen.
Es lo de siempre. No me lo tomo en serio. Te tengo delante y te tengo que impresionar con alguna historia y se me va de las manos. Trece, agárrala que me crece. Y bromas así. Bromas para confundir. Piénsalo. Estábamos allí y de repente pasó algo. Algo que es lo mismo que suele ocurrir cuando nos juntamos todos. Algo que nos pasa siempre. Algo. Hoy ya no nos acordamos. No nos queremos acordar. Los dos que saben lo que ocurre, no hablan. No quieren decir nada. No saben decir nada. Se te va la vista hacia la televisión mientras te hablo. Estoy perdiendo interés.
Te estás confundiendo. Te estás equivocando. hay muchas cosas que das por sentadas y que son discutibles. No quiero que me tomes manía. Estoy copiando las frases que están diciendo otros. Te estás confundiendo. No lo hagas. No te equivoques. Conmigo no te hagas líos. Yo estoy de tu parte. Pero cada vez que tengo que explicarte algo prefiero que no entiendas nada. Porque si lo entendieras todo perdería la magia.
Yo.
Es lo de siempre. No me lo tomo en serio. Te tengo delante y te tengo que impresionar con alguna historia y se me va de las manos. Trece, agárrala que me crece. Y bromas así. Bromas para confundir. Piénsalo. Estábamos allí y de repente pasó algo. Algo que es lo mismo que suele ocurrir cuando nos juntamos todos. Algo que nos pasa siempre. Algo. Hoy ya no nos acordamos. No nos queremos acordar. Los dos que saben lo que ocurre, no hablan. No quieren decir nada. No saben decir nada. Se te va la vista hacia la televisión mientras te hablo. Estoy perdiendo interés.
Te estás confundiendo. Te estás equivocando. hay muchas cosas que das por sentadas y que son discutibles. No quiero que me tomes manía. Estoy copiando las frases que están diciendo otros. Te estás confundiendo. No lo hagas. No te equivoques. Conmigo no te hagas líos. Yo estoy de tu parte. Pero cada vez que tengo que explicarte algo prefiero que no entiendas nada. Porque si lo entendieras todo perdería la magia.
Yo.
jueves, 25 de octubre de 2018
La Monja - Corin Hardy
La clásica película de no vayas, no entres en ese pasillo, cómo se te ocurre entrar en ese pasadizo oscuro con esa puerta al final que sabes que no tiene nada bueno detrás, corre y huye, no le hagas caso cuando te diga ve y busca a la madre superiora, no te gires cuando escuches la voz. La clásica película. La película se llama La Monja y es parte de una serie de películas, la precuela creo entender, de la serie llamada The Conjuring, o Expediente o Informe Warren. No he visto ninguna de esas películas y ver La Monja tiene que ver más con que los domingos por la tarde los carga el diablo que con otra cosa. Mira, los carga el diablo. Buena frase para un subtítulo.
Bueno. Es la típica película de miedo que dicen que es la película de miedo que más miedo da de todas las películas de miedo. La Maquinista, poca gente en el cine, palomitas, los trailers del comienzo. La Monja empieza recordándote películas anteriores para ponerte un poco en situación y entramos en el meollo del tema. En un convento en Rumanía...
Alto.
En Rumanía.
Claro.
En Rumanía. Drácula. La salita con la cruz. Claro. Rumanía. Drácula.
En un convento en Rumanía una monjita se suicida después de que la madre superiora entre en una sala donde ya sabes que no tienes que entrar. La figura de una monja viene detrás de ella. El Vaticano envía a un sacerdote y a una chica que no ha hecho los votos pero que va a ser monja. A investigar. Al parecer un chavalote de la zona encontró el cuerpo de la monja. El chavalote es francés. No. Es francocanadiense. En Rumanía. Que vino a buscar oro.
Claro.
En Rumanía.
Y entonces es todo es eso que te estoy diciendo. No salgas de la habitación y sales. No salgas a fuera y sales. No vayas a donde las tumbas y vas. No te metas en ese agujero y te metes. No esto y tal. Y así toda la película en un marasmo de cosas que no tienes que hacer y de planos con el esquema siguiente. Estás caminando por un pasillo. Miras hacia un lado, una habitación. Cuando la cámara vuelve a mirar detrás tuyo, zas. La Monja.
En Rumanía.
Con el crucifico en la salita como en la película la otra. Con la cruz que se parte.
Con la puerta del diablo.
Con un pub irlandés que se llama The Black Bear en la Rumanía de los años 50.
Pero ojo. Todo esto es efectivo. Es decir. No entres ahí. No bajes esa escalera. No entres por ese pasadizo porque...
Efectivamente.
Es eso.
Bueno. Es la típica película de miedo que dicen que es la película de miedo que más miedo da de todas las películas de miedo. La Maquinista, poca gente en el cine, palomitas, los trailers del comienzo. La Monja empieza recordándote películas anteriores para ponerte un poco en situación y entramos en el meollo del tema. En un convento en Rumanía...
Alto.
En Rumanía.
Claro.
En Rumanía. Drácula. La salita con la cruz. Claro. Rumanía. Drácula.
En un convento en Rumanía una monjita se suicida después de que la madre superiora entre en una sala donde ya sabes que no tienes que entrar. La figura de una monja viene detrás de ella. El Vaticano envía a un sacerdote y a una chica que no ha hecho los votos pero que va a ser monja. A investigar. Al parecer un chavalote de la zona encontró el cuerpo de la monja. El chavalote es francés. No. Es francocanadiense. En Rumanía. Que vino a buscar oro.
Claro.
En Rumanía.
Y entonces es todo es eso que te estoy diciendo. No salgas de la habitación y sales. No salgas a fuera y sales. No vayas a donde las tumbas y vas. No te metas en ese agujero y te metes. No esto y tal. Y así toda la película en un marasmo de cosas que no tienes que hacer y de planos con el esquema siguiente. Estás caminando por un pasillo. Miras hacia un lado, una habitación. Cuando la cámara vuelve a mirar detrás tuyo, zas. La Monja.
En Rumanía.
Con el crucifico en la salita como en la película la otra. Con la cruz que se parte.
Con la puerta del diablo.
Con un pub irlandés que se llama The Black Bear en la Rumanía de los años 50.
Pero ojo. Todo esto es efectivo. Es decir. No entres ahí. No bajes esa escalera. No entres por ese pasadizo porque...
Efectivamente.
Es eso.
Las tres patas del estado de derecho
Están clavadas dos cruces en el Monte del Olvido. Canciones que nos sabemos todos. Letras que compositores mágicos nos metieron en nuestras pequeñas cabezas de chorlito para que no las olvidásemos nunca. La fiesta de la democracia. La magia de la radio. No hay magia en Nueva York. Buenas noches, bienvenidos, hijos del rock and roll. Estamos aquí para irnos. Nos hemos dotado de los órganos pertinentes para salir de esta situación. Todos los caminos llevan a Roma. Más vale pájaro en mano que ciento volando. No me caigo bien, me caigo mal. Somos asiduos, pertinaces, usuarios de las frases que todo el mundo conoce. Al menos no somos como los ingleses o los americanos que no saben decir nada sin el 'es como'. Es como qué. Como comiendo. Eso es como todo. Quizás eso lo resume todo. Quizás merece la pena hacer un texto, de nuevo, repetido, sobre la importancia de resumirlo absolutamente todo en el 'eso es como todo'. Las tres patas para un banco. Vaya tres patas para un banco. Tres patas. Tres cruces. Una vindicación de lo conocido. Una puesta al día de lo que ya sabemos. Volver a lo tradicional. Los discos de la Credence. Toca alguna que nos sepamos todos. Vamos a cantar canciones que nos sabemos todos y así todos podemos participar. Lo siento, me tengo que ir, ando muy liado. Es una lástima. Te esperamos si quieres. Voy en coche. No te preocupes. Ahora te puedes marchar. El estado de derecho se rige por principios fuertes, asentados en la tradición de la ley y el respeto por las minorías, por las mayorías elegidas democráticamente, democráticamente. La democracia. La república. Una república de hombres y mujeres justos y dignos. La república se construye a partir de consensos. Los hombres y mujeres. Deberías darte cuenta de cómo son las cosas. Nunca te das cuenta de nada. Canciones que tu madre puede conocer. Vamos a cantar. Quita esa canción triste y siéntete mejor. Aprende inglés con The Beatles. Quise, hace años, aprender alemán, asistir a clases de alemán, porque me gustaba mucho Neu! y Kraftwerk. Neu! ni siquiera cantaban en alemán o en inglés. No cantaban. Decisiones acertadas. Decisiones sopesadas en el seno de una familia del norte de Wisconsin. Arkansas. Kansas. Kansas y Arkansas. Todas las frases épicas. Braveheart haciendo arengas épicas durante toda la película. Los trailers de las películas bélicas. Las previas, los montajes radiofónicos de la cadena ser antes de cada partido. La guerra. La guerra eterna. La revolución permanente. Estar todo el día pensando en acometer actos revolucionarios. Iba a poner verdaderamente revolucionarios, pero quién soy yo para calificar o no un acto como revolucionario. Tocar el banjo en un porche con una brizna de hierba en la boca. Imágenes que todos reconocemos. Que nos son familiares. Hay algo de mí que se perdió en aquella noche, mientras el río Zambeze seguía su curso. Somos todos iguales ante la ley. Siempre ha habido ricos y pobres. Me toca las pelotas sobremanera. Llego allí, me siento, cuando me toca irme me voy y así todos los días. Voy a perder la cabeza por tu amor. Solo tú. Ojalá estuvieras aquí. Aprenda inglés con Pink Floyd. Deberíamos aprender a querernos más a nosotros mismos. A escuchar nuestra voz interior. A saber controlar nuestro cuerpo. A amar. A amar. Todas las as juntas. A amar. Abú Bakr. Gadafi arrastrado por el suelo. La caída del Imperio Romano. El paso del Serengueti. Y ahora, puedes hablar tú si quieres.
martes, 23 de octubre de 2018
Carrer de Santa Rosa. Calle de pocas palabras.
Hay calles y hay rincones y hay de todo. En el mundo hay de todo. En Santa Coloma todavía quedan calles como la de Santa Rosa. La calle de Santa Rosa no está en el barrio de Santa Rosa. Como la calle Safaretjos no está en el barrio de Safaretjos. Las cosas no están donde tienen que estar. No hay orden. No hay progreso. Si algo como esto sucede es porque cualquier cosa es posible y Santa Coloma es esa ciudad en la que las cosas inverosímiles suceden y se convierten en normales. No quieran ahora que enumere. La calle Santa Rosa es una calle que se encuentra en el Barrio del Riu Nord, una calle escondida, de esas calles que quedan todavía con el bordillo alto, con el asfalto irregular, una calle que todavía no ha disfrutado de lo que tanto estábamos esperando en otros puntos de la ciudad pero que buen seguro le llegará el turno: la mano de asfalto. Esa mano de asfalto que ha ido cubriendo diversos focos de bacheado de nuestra ciudad, tal y como ocurrió la semana pasada. Una mano de asfalto a la que, como si yo fuera un experto, le auguro un futuro breve haciendo honor al adagio que reza 'eso está levantado otra vez en dos días'. Pero dejemos a los ingenieros y urbanistas hacer sus cosas y nosotros dediquémonos al pintoresquismo, al apunte, al fresco monumental, a escribir de todo y de nada. A no decir nada. A hablar de la Calle Santa Rosa.
Una calle que, contrariamente a lo que indica el sentido del tráfico, de desahogo de la Avinguda Francesc Macià para redirigir coches hacia la Sant Joaquim, un tráfico que va en dirección al río, el habitual pasajero (yo mismo, por ejemplo) siempre recorre en sentido ascendente. Una calle que quizás comienza más abajo. En los juzgados. Una calle que muere en los juzgados que nacen en el parque, en la plaza. Una calle que, a qué negarlo, no tiene personalidad propia. Una calle que es la que está al lado del parque. Una calle estrecha. Una calle sin comercios. Una calle con cosas inéditas en nuestra ciudad, como una fábrica, una empresa. Una calle con una tienda de artículos eróticos. Una calle con casas bajas y un banco. Una calle con una librería y una peluquería. Una calle sin nada.
La calle Santa Rosa nace, y perdón por ir empezando el texto cada dos por tres, pero tengo en la cabeza el ruido de las chanclas al caminar por la calle. Ese sonido de las chanclas arrastrándose. Y es un sonido turbador. El sonido de las chanclas de dos chicas caminando arrastrando los pies, con chanclas y chandal. Y es un sonido que me llega antes de caminar por esta calle. Pasos cansados. Pasos que se arrastran. Caminar que no quiere llegar y que no quiere volver.
La calle Santa Rosa nace cuando uno da la espalda a los juzgados. Juzgados que servidor solo ha visitado para temas relacionados con 'dar apoyo a'. Bien agredidos por los fascistas de Plataforma per Catalunya, bien por temas de desahucios, bien por temas de movilizaciones feministas o compañeros o compañeras que han tenido que acudir por sus cosas de ellos y ellas. Sigamos hacia delante. Estamos en la intersección con la calle Baró. Calle que corta una calle, que corta un parque que sigue hacia delante hacia qué lugar... no es nuestro problema ahora mismo.
Seguimos encarados hacia arriba, la calle es corta y enseguida vemos el final. A nuestra derecha, la plaza Baró. Una plaza Baró que quizás también va necesitando un arreglillo, un algo, un cambiar al menos las baldosas aquellas estriadas de hace tantos y tantos años. Plaza Baró, Plaza José Berruezo. Plaza con dos nombres. El popular y el oficioso. Ir a hacer el chorra a la plaza Baró. A hacer como que éramos ya entonces algo que no éramos. Algo que consistía en ir allí, sentarnos en un banco, nada. La Plaza Baró. Gente jugando a la pelota. Habaneras en las fiestas del Río Norte. La Plaza Baró. No sé porqué pero siempre pienso que lo que le pasó al O. fue en la acera de la calle, la otra, la calle Major. Nunca en esta acera. Porque en esta acera... quién. No sé dónde le pasó. Pero le pasó. Yo he ido a coger hojas de morera en la Plaza Baró. Plaza José Berruezo. Yo paso por la plaza Baró para ir al Mercadona. Yo paso por la Plaza Baró nunca. Bocadillo de bacon queso en las fiestas. Alguna cerveza. Nada. Sigamos adelante.
Ya no está.
La Fabriketa. Yo he ido a la Fabriketa, no sé, unas cuantas veces. Igual solo fui una vez. Una fiesta, o un concierto. No recuerdo. El suelo estaba mojado. Muy mojado. Había una pelota como de espuma. La pelota estaba chorreando, nos la íbamos pasando unos a otros. Nos pusimos pingando. Pero no era ese el plan. No sé cuál fue el plan. Una fiesta o un concierto. No recuerdo. Se hacían cosas en la Fabriketa pero a mí ya me parecía que se me había pasado el tiempo de la Fabriketa. Frente a la Fabriketa estaba el Ateneu Popular Júlia Romera. Aún está puesto el cartel, aunque ya no están allí. De la Fabriketa ya no queda nada. Un solar. Casitas bajas a su alrededor. Pisos.
Al Ateneu fui también muy pocas veces. Puede que fuera solo una. Una charla que dio el PCPC, no recuerdo el motivo. Fui. Creo que llevaba alguna chapita. No me acuerdo de qué iba. Ni la chapita ni la charla. Me fui. No sé si me tomé algo esperando a que empezara. Una cerveza. Persianas bajadas. El Condis, persiana bajada. Cerrado. No sé si se entró alguna vez por allí.
Un desto de reformas de fachadas. Antes estaba en un chaflán, el de la Calle SAnt Joaquim. El señor aquel viendo la tele. Siempre. Ahora no sé si está en el otro chaflán, donde trasladaron la sede del desto. Casitas bajas. No sé cuántas están habitadas.
El otro día, caminando por la calle, una señora se cayó del bordillo, en esa esquina. Se metió un buen tortón. Se hizo sangre en la nariz. Coches parados. Gente atendiéndola. No le pasaba nada, decía. Llamaron a un ambulancia.
Una fábrica. Caminas por la calle mil veces y no sabes nada. Vas caminando y ves una nave, un edificio, grande, no sabes si está ocupado, desértico, tiene actividad, funciona. Qué hay. No conoces nada de tu ciudad. Cuatro cosas, cuatro tópicos que vas alargando en el tiempo. Cuatro calles. Son las calles más cercanas, las más próximas a tu casa, y ni siquiera eso conoces. Una fábrica, una empresa, qué hay. Qué es. Se llama Laboratorios Interpharma. Jamás pensaste. Pasaste por allí mil veces y nunca miraste.
En la acera de enfrente, Tuppersex. Nunca he entrado en esa tienda. La gente la mira al pasar. Es curioso, una tienda de artículos eróticos, en una calle tan poco concurrida. Santa Rosa. Nada concurrida. Tuppersex. La responsable creo que escribía artículos. Lencería en el escaparate. Seguimos avanzando.
Y casi llegamos al final, porque es una calle que es corta. Y tiene ya a la vista la Papiros, la parte de la Papiros que da a esta calle, aunque la entrada principal la tenía en la Francesc Macià. Y hace L. O hacía L. No sé si sigue haciendo L. Pone Papiros ahí también. A su lado, la peluquería Jordi. Y a su lado la farmacia que ya pertenece a la Francesc Macià. Y los conos o pivotes puestos para que no haya coches para que los coches puedan tomar la curva sin hacer maniobras. Y cuando hay un coche aparcado no se puede. Pero hay pivotes. Y ya hemos llegado. Y se ha hecho corto. Porque es una calle que es corta. Y tiene los bordillos altos y las baldosas antiguas. Y las casas bajas y no tiene tiendas. Y no tiene un bar. Un bar. Del que contar anécdotas. Un bar. Con su cerveza y gente mirando la tele a las once de la noche. Un bar al que nunca has entrado.
Y en la acera de enfrente la Caixa, que pertenece a la Francesc Macià.
Y tú perteneces a la Francesc Macià.
No. Es broma.
Una calle que, contrariamente a lo que indica el sentido del tráfico, de desahogo de la Avinguda Francesc Macià para redirigir coches hacia la Sant Joaquim, un tráfico que va en dirección al río, el habitual pasajero (yo mismo, por ejemplo) siempre recorre en sentido ascendente. Una calle que quizás comienza más abajo. En los juzgados. Una calle que muere en los juzgados que nacen en el parque, en la plaza. Una calle que, a qué negarlo, no tiene personalidad propia. Una calle que es la que está al lado del parque. Una calle estrecha. Una calle sin comercios. Una calle con cosas inéditas en nuestra ciudad, como una fábrica, una empresa. Una calle con una tienda de artículos eróticos. Una calle con casas bajas y un banco. Una calle con una librería y una peluquería. Una calle sin nada.
La calle Santa Rosa nace, y perdón por ir empezando el texto cada dos por tres, pero tengo en la cabeza el ruido de las chanclas al caminar por la calle. Ese sonido de las chanclas arrastrándose. Y es un sonido turbador. El sonido de las chanclas de dos chicas caminando arrastrando los pies, con chanclas y chandal. Y es un sonido que me llega antes de caminar por esta calle. Pasos cansados. Pasos que se arrastran. Caminar que no quiere llegar y que no quiere volver.
La calle Santa Rosa nace cuando uno da la espalda a los juzgados. Juzgados que servidor solo ha visitado para temas relacionados con 'dar apoyo a'. Bien agredidos por los fascistas de Plataforma per Catalunya, bien por temas de desahucios, bien por temas de movilizaciones feministas o compañeros o compañeras que han tenido que acudir por sus cosas de ellos y ellas. Sigamos hacia delante. Estamos en la intersección con la calle Baró. Calle que corta una calle, que corta un parque que sigue hacia delante hacia qué lugar... no es nuestro problema ahora mismo.
Seguimos encarados hacia arriba, la calle es corta y enseguida vemos el final. A nuestra derecha, la plaza Baró. Una plaza Baró que quizás también va necesitando un arreglillo, un algo, un cambiar al menos las baldosas aquellas estriadas de hace tantos y tantos años. Plaza Baró, Plaza José Berruezo. Plaza con dos nombres. El popular y el oficioso. Ir a hacer el chorra a la plaza Baró. A hacer como que éramos ya entonces algo que no éramos. Algo que consistía en ir allí, sentarnos en un banco, nada. La Plaza Baró. Gente jugando a la pelota. Habaneras en las fiestas del Río Norte. La Plaza Baró. No sé porqué pero siempre pienso que lo que le pasó al O. fue en la acera de la calle, la otra, la calle Major. Nunca en esta acera. Porque en esta acera... quién. No sé dónde le pasó. Pero le pasó. Yo he ido a coger hojas de morera en la Plaza Baró. Plaza José Berruezo. Yo paso por la plaza Baró para ir al Mercadona. Yo paso por la Plaza Baró nunca. Bocadillo de bacon queso en las fiestas. Alguna cerveza. Nada. Sigamos adelante.
Ya no está.
La Fabriketa. Yo he ido a la Fabriketa, no sé, unas cuantas veces. Igual solo fui una vez. Una fiesta, o un concierto. No recuerdo. El suelo estaba mojado. Muy mojado. Había una pelota como de espuma. La pelota estaba chorreando, nos la íbamos pasando unos a otros. Nos pusimos pingando. Pero no era ese el plan. No sé cuál fue el plan. Una fiesta o un concierto. No recuerdo. Se hacían cosas en la Fabriketa pero a mí ya me parecía que se me había pasado el tiempo de la Fabriketa. Frente a la Fabriketa estaba el Ateneu Popular Júlia Romera. Aún está puesto el cartel, aunque ya no están allí. De la Fabriketa ya no queda nada. Un solar. Casitas bajas a su alrededor. Pisos.
Al Ateneu fui también muy pocas veces. Puede que fuera solo una. Una charla que dio el PCPC, no recuerdo el motivo. Fui. Creo que llevaba alguna chapita. No me acuerdo de qué iba. Ni la chapita ni la charla. Me fui. No sé si me tomé algo esperando a que empezara. Una cerveza. Persianas bajadas. El Condis, persiana bajada. Cerrado. No sé si se entró alguna vez por allí.
Un desto de reformas de fachadas. Antes estaba en un chaflán, el de la Calle SAnt Joaquim. El señor aquel viendo la tele. Siempre. Ahora no sé si está en el otro chaflán, donde trasladaron la sede del desto. Casitas bajas. No sé cuántas están habitadas.
El otro día, caminando por la calle, una señora se cayó del bordillo, en esa esquina. Se metió un buen tortón. Se hizo sangre en la nariz. Coches parados. Gente atendiéndola. No le pasaba nada, decía. Llamaron a un ambulancia.
Una fábrica. Caminas por la calle mil veces y no sabes nada. Vas caminando y ves una nave, un edificio, grande, no sabes si está ocupado, desértico, tiene actividad, funciona. Qué hay. No conoces nada de tu ciudad. Cuatro cosas, cuatro tópicos que vas alargando en el tiempo. Cuatro calles. Son las calles más cercanas, las más próximas a tu casa, y ni siquiera eso conoces. Una fábrica, una empresa, qué hay. Qué es. Se llama Laboratorios Interpharma. Jamás pensaste. Pasaste por allí mil veces y nunca miraste.
En la acera de enfrente, Tuppersex. Nunca he entrado en esa tienda. La gente la mira al pasar. Es curioso, una tienda de artículos eróticos, en una calle tan poco concurrida. Santa Rosa. Nada concurrida. Tuppersex. La responsable creo que escribía artículos. Lencería en el escaparate. Seguimos avanzando.
Y casi llegamos al final, porque es una calle que es corta. Y tiene ya a la vista la Papiros, la parte de la Papiros que da a esta calle, aunque la entrada principal la tenía en la Francesc Macià. Y hace L. O hacía L. No sé si sigue haciendo L. Pone Papiros ahí también. A su lado, la peluquería Jordi. Y a su lado la farmacia que ya pertenece a la Francesc Macià. Y los conos o pivotes puestos para que no haya coches para que los coches puedan tomar la curva sin hacer maniobras. Y cuando hay un coche aparcado no se puede. Pero hay pivotes. Y ya hemos llegado. Y se ha hecho corto. Porque es una calle que es corta. Y tiene los bordillos altos y las baldosas antiguas. Y las casas bajas y no tiene tiendas. Y no tiene un bar. Un bar. Del que contar anécdotas. Un bar. Con su cerveza y gente mirando la tele a las once de la noche. Un bar al que nunca has entrado.
Y en la acera de enfrente la Caixa, que pertenece a la Francesc Macià.
Y tú perteneces a la Francesc Macià.
No. Es broma.
lunes, 22 de octubre de 2018
Lenin predice
Y ya sé que la gente suele decir eso de 'igual ese día no lo veis nunca' y que eso igual ya lo hemos visto. Y que no estoy prediciendo nada. Pero os tengo que decir una cosa que igual ya os la he dicho también. Os diré que ahora aquí parece que somos muchos en la foto, pero llegará un día en el que sobraremos todos. Nos sobraremos, nos estorbaremos, pensaremos que no estamos en la foto en el lugar que nos corresponde, que estaríamos mejor en otra foto, que nunca debimos estar en esta foto, pensaremos que ese que se gira porqué se gira, que el que mira a la cámara porqué mira a la cámara, preguntaremos por los nombres de los que miran a la cámara, preguntaremos por qué el ángulo de la fotografía de la cámara es ese, preguntaremos si no se ha recortado la foto, nos haremos preguntas, preguntas que otros nos animarán a hacernos, nos giraremos a mirar atrás y a examinar a los compañeros y camaradas, nos gustará hacer un análisis del comportamiento de aquel que ahora está haciendo el saludo de manera leal y valiente y si lo que está haciendo no es otra cosa que mandarle señales al enemigo. Nos preguntaremos sobre quién es el enemigo. Nos preguntaremos porqué el enemigo nos invita a ir a sus espacios de debate, de reunión, de tertulia, de café, porqué nos animan a que sigamos el camino correcto y no el que emprendimos, nos darán lecciones sobre lo que tenemos que hacer y con quién tenemos que estar, nos alumbrarán la senda de la recta vía y nos harán odiar más aún a quienes tenemos al lado. Nos preguntaremos porqué todos los que se fueron se fueron, porqué les echamos, porqué no soportamos tenernos al lado a unos y a otros. Nos preguntaremos, cuando usted y yo, querido camarada, nos quedemos solos en una sala, sin nadie más que nos haga ni puñetero caso, porqué falló. Nos preguntaremos porqué siempre tenemos que fallar. Porqué otros se conforman con no fallar aunque eso suponga no hacer otra cosa que alardear de fidelidad, camaradería y no se qué más, espíritu de comunidad, de fraternidad. Porqué otros se reúnen en torno a la posibilidad de éxito y no se discute jamás de otra cosa sino de la fidelidad al que prodiga los dividendos. Ese día ya ha llegado. Ese día no deja de llegar, queridos y queridas camaradas que ahora estais aquí mirando hacia el mañana y no sabéis que el mañana ya ha sido, que ya nos han sobrado en la foto muchos, que somos la esperanza de muchos y la profunda decepción de más. Ese día llega todos los días, todos los años. Y sin embargo, queridas y queridos camaradas que estáis aquí ahora, por un instante, mirad, estamos juntos. Y tienen miedo.
viernes, 19 de octubre de 2018
Chaco
En la guerra del Chaco, Adalberto Yarrigaray le cuenta esto a sus compañeros:
- Y tiene la misma cara que ella. Exacta. La misma. Igual. Y no es su hermana, ni su madre, ni son familia. Tiene los mismos ojos, la misma manera de sonreír, de decir las cosas moviendo las manos así como las mueve. Y el tono de voz, ese tono de voz misterioso que a veces parece que no la entiendas y otras parece que esté dejándote con la incertidumbre de qué pasará. Y se corta el pelo de la misma manera. Y los ojos. Los ojos que miran de la misma forma. La sueño igual. Igual que cuando la tenía delante en aquel jardincito que había frente a su casa. No se diferencia en nada. La misma cara de ella, en sueños y en la realidad. Y todas las noches pienso que es mejor soñarla que no mirar su fotografía. En su fotografía, el papel se va ajando, se me arruga, se moja, está deteriorado. En el sueño, en los sueños, ella es igual que siempre.
Gilberto Vallibián escucha todos los días la historia. Una tarde encuentra la foto de la amada de su compañero en el suelo. Una fotografía maltrecha. La coge, se la guarda en el bolsillo y la quema. Total, siempre habla mal de la foto.
A los pocos días, Adalberto Yarrigaray amanece colgado de la viga de una de las garitas del Ejército.
- Ya no la sueño. No la sueño.
Decía...
- Y tiene la misma cara que ella. Exacta. La misma. Igual. Y no es su hermana, ni su madre, ni son familia. Tiene los mismos ojos, la misma manera de sonreír, de decir las cosas moviendo las manos así como las mueve. Y el tono de voz, ese tono de voz misterioso que a veces parece que no la entiendas y otras parece que esté dejándote con la incertidumbre de qué pasará. Y se corta el pelo de la misma manera. Y los ojos. Los ojos que miran de la misma forma. La sueño igual. Igual que cuando la tenía delante en aquel jardincito que había frente a su casa. No se diferencia en nada. La misma cara de ella, en sueños y en la realidad. Y todas las noches pienso que es mejor soñarla que no mirar su fotografía. En su fotografía, el papel se va ajando, se me arruga, se moja, está deteriorado. En el sueño, en los sueños, ella es igual que siempre.
Gilberto Vallibián escucha todos los días la historia. Una tarde encuentra la foto de la amada de su compañero en el suelo. Una fotografía maltrecha. La coge, se la guarda en el bolsillo y la quema. Total, siempre habla mal de la foto.
A los pocos días, Adalberto Yarrigaray amanece colgado de la viga de una de las garitas del Ejército.
- Ya no la sueño. No la sueño.
Decía...
jueves, 18 de octubre de 2018
Karpov
Debo aclarar antes de comenzar que se me da muy mal explicar las cosas. Tengo una facilidad congénita para inventarme datos, situaciones, conversaciones, mundos, soluciones a los problemas de nuestro tiempo, que se me van ocurriendo así, como por ensalmo, porque no me ciño a los hechos. Por eso, si lo que me estáis pidiendo es que os explique la partida, os advierto que voy a ir contando cosas sobre la marcha que igual os despistan o que os llevan a pensar en otras cosas. Pero no os preocupéis, se debe a una especie de mecanismo por el cual las personas que ejercemos una situación de dominio, de poder... es igual, no os lo ibais a creer. Digo, que no me podéis obligar a contar la partida sin que antes me retrotraiga a un tiempo pasado, un tiempo en el que no existían todos estos adelantos tecnológicos y las cosas se hacían de una manera más auténtica. Sí, así es, soy de esos que piensan que las cosas antes eran mejores. Las cosas de antes. Pensar en las cosas de antes, pensar en cómo se jugaba al ajedrez antes. Pensar las cosas que os gustaban antes y las que os gustan ahora. Intentar imaginar un mundo sin ajedrez. Un mundo muy antiguo, un mundo en el que el ajedrez todavía no se había inventado y en el que los hombres y mujeres pasaban el rato con otros juegos. ¿Quién inventó el ajedrez? ¿En China? ¿En la India? ¿Fueron los árabes? ¿Fuiste tú que me estás mirando con ojos de almendra? No lo sabemos. Nos gusta fabular, nos gusta imaginar las cosas y creer en paraísos que nunca vendrán. Es preferible utilizar el pensamiento de una manera práctica y resolutiva. Pensar, actuar. Imaginar es perder el tiempo. Perder el tiempo desde una perspectiva como en la que nos estamos moviendo, la del ajedrez, es algo completamente inapropiado. Hay veces que pienso, porqué me dejarán un micro. Porqué tengo que explicar una partida que no tiene más explicación que la que se ve. Interpretar una partida. Dejar volar la mente hacia otros lugares. Salida con el peón de reina, mal. Salida con el peón de rey. Mal. Todo mal, pero eso no lo sabes tú que no tienes ni idea de ajedrez ni de nada, eso lo sé yo que soy Campeón del Mundo. Te digo, ojos de almendra, que el ajedrez es mucho más importante que nada de lo que hayáis podido imaginar o pensar. El ajedrez es la vida. La vida y mucho más. Maldito sea el ser humano chino o china que inventó este juego que me va a volver loco. No sé explicar las partidas. Todos los años igual, explica, cuenta, narra, divulga. No. No puedo hacerlo. Me pierdo. Me acuerdo de mi abuelo poniéndome alcohol de romero en la rodilla cuando me caía de la bici. No me gustó nunca montarme en bici. Esto lo estoy recordando porque no sabría hablar de la partida, del juego, del ajedrez. No me gusta atacar. Siempre creo que soy capaz de atacar, de pasar a la ofensiva. Pero al final no lo hago. Dejo que las cosas vayan cayendo. Pero no siempre pasa. Aquí, ahora mismo. Ha pasado. No sé cómo ni de qué manera pero tengo el micro en la mano y tengo que explicaros algo muy evidente. He ganado yo. Y no he tenido que hacer nada.
miércoles, 17 de octubre de 2018
Al otro lado del río
¿Qué hay más allá? ¿Quiénes son? ¿Cómo se llaman? ¿Tienen las mismas costumbres que nosotros? ¿Hablarán como nosotros? ¿Tendrán los mismos problemas? ¿Accederán a los puestos públicos por oposición? ¿Serán tus amigos? ¿Viven en casas? ¿Hablan entre ellos? ¿Se conocen? ¿Tienen gustos similares? ¿Se preguntan sobre las vacaciones? ¿Se saludan por los pasillos? ¿Se van a desayunar a una cafetería que quede lejos pero no muy lejos de su lugar de trabajo? ¿Se hacen preguntas? ¿Tienen sabios? ¿Tienen poetas locales? ¿Tienen poetas que triunfan lejos? ¿Hacen festivales al aire libre? ¿Tienen parques? ¿Hacen cosas para luego colgarlas en las redes sociales? ¿Se creen el tema? ¿Se lo creen todo? ¿Carecen de escrúpulos? ¿Tienen amigos? ¿Hacen amigos en el puesto de trabajo? ¿Se les nubla el cielo como a nosotros? ¿Hacen planes de futuro? ¿Amenazan al contrario? ¿Tienen una orilla del río? ¿Hacen ejercicio en torno al río? ¿Saben que tú y yo somos pareja? ¿Tienen pareja? ¿Me han visto alguna vez? ¿Se ponen mirando a Cuenca? ¿Hacen encaje de bolillos? ¿Tienen frío por las mañanas y calor por la tarde? ¿Se les moja la ropa cuando llueve? ¿El agua en el sumidero gira hacia el mismo sentido que nuestra agua en el sumidero? ¿Ríen las gracias? ¿Les queda cerca el barrio de Gràcia? ¿Han estado en el paro? ¿Han optado a un futuro mejor? ¿Saben lo que les espera? ¿Se conforman con poco? ¿Estimulan sus sentidos? ¿Pretenden ser algo? ¿Han jugado juntos a la pelota? ¿Tienen parques? ¿Son ciudadanos del mundo? ¿Encaran el próximo curso con la ilusión de un niño? ¿Tienen facebook? ¿Se miran el facebook unos a otros y descubren cosas que harían avergonzar a quien mirase el facebook? ¿Son autónomos? ¿Son anticapitalistas? ¿Quieren ser sus amigos? ¿Estudian en colegios concertados y piden por la educación pública? ¿Saben jugar a fútbol? ¿Necesitan una chapa? ¿Necesitan una camiseta? ¿Abogan por la sanidad pública? ¿Hacen cosas diferentes a las que hacemos nosotros para terminar con el problema? ¿Tienen problemas? ¿Están seguros de todo lo que dicen? ¿Miran a otro lado? ¿Ponen excusas baratas? ¿Hacen de su capa un sayo? ¿Tienen una calle con tiendas? ¿Se paran a mirar en el escaparate? ¿Hacen ver que tienen dinero para comprar algo? ¿Les interesa todo esto? ¿Me ven desde donde están? ¿Me ven desde ahí? ¿Saben que estoy hablando de ellos ahora mismo, mientras ellos están haciendo sus cosas, cosas que son absolutamente diferentes a las que estamos haciendo ahora tú y yo que no sabemos hacer otra cosa que perder el tiempo y maquinar cosas para alterar el orden y el tiempo y el espacio? ¿Lo saben? ¿Les has dicho algo? ¿Les has hablado de mí?
martes, 16 de octubre de 2018
La verdadera historia de mi familia
No es por presumir, pero tengo una familia que es una maravilla. No es por decir, como mucha gente, que dice que tiene una familia muy buena y luego cada uno tiene sus cosas. No. Nosotros somos una familia que somos todos, bueno, eso, familia. Hay grupos de amigos, por ejemplo, que se consideran familia. 'No somos amigos, somos familia', dicen. Y otros que consideran que los amigos a veces son mejores que la familia. Mi familia, en cambio, supera todo eso. Es el grupo de personas con el que siempre quiero estar. En mi familia no hay buenos ni malos, no hay extraños, no hay más o menos. En mi familia somos todos iguales. Porque mi familia tiene una historia. Y es una historia que nos ha hecho lo que somos. Una familia.
Mi padre Paavo comenzó una tradición que nos ha traído hasta nuestros días... mi padre Paavo creció y nació o nació y creció por ponerlo en orden todo, en un remoto rincón de Laponia. Eso es lo que nos cuenta. Mi padre Paavo, pese a que no habla ni una palabra de Ugro Finés, nos contaba las frías mañanas en la cabaña en la que su padre que se llamaba también Paavo, le preparaba un cuenco de leche de reno para desayunar. Mi padre Paavo nos contaba cómo se protegían del invierno con pieles de animales. Mi padre Paavo nos contaba cómo su madre, que se llamaba Jara, salía todas las mañanas a buscar leña para encender una hoguera inmensa en la puerta de la cabaña para dar calor. Mi madre y mi padre haciendo todo lo que se espera que haga una familia en Laponia cuando hace frío que es siempre. Mi padre y mi madre en Laponia, cuidando de un rebaño. No nos decían de qué el rebaño. Mi padre y mi madre cuidando de sus abuelos cuando se hicieron mayores. Mi padre y mi madre cortando leña, cazando animales, destilando licores para calentar el cuerpo, emborrachándose, asando ardillas, desmochando renos, tirándose al fuego locos de la desesperación porque el alcohol era tan fuerte que no sabían lo que hacían, jugando con hachas, corriendo hacia los acantilados, bañándose desnudos en el lago, desnudando a los abuelos y atándolos a los árboles mientras el frío les congelaba y mis abuelos bebían del mismo frasco de alcohol infernal y recitaban versículos de la Biblia en sueco porque en sueco decían que todo sonaba mejor y no con esos graznidos de no personas que era el Ugro Finés. Mi padre Paavo y mi madre Jara locos perdidos corriendo por el bosque persiguiéndose con hachas y atravesando ora la frontera rusa y ahora la frontera sueca y un día vieron a unos seres con unos trajes amarillo fluorescente. Ya se habían muerto mis abuelos. Y esas personas de vestidos de color amarillo les neutralizaron y les llevaron a una camioneta. Y cuando despertaron estaban los dos, mi padre Paavo y mi madre Jara en un apartamento, en Torredembarra. Y ya tenían dos hijos. Y esos dos hijos tenían nietos. Y no recordaban nada. Y mi padre Paavo miraba siempre las hachas que tenían los muñequitos indios que teníamos para jugar. Y mi madre Jara siempre tenía cuerdas en la mano. Parecían idos. Y hoy nos puedes ver correr a todos. A toda la familia. A ellos, a mi hermano Jaari y yo y a nuestros hijos y a nuestros nietos, corriendo por las calles de Torredembarra con las hachas en la mano y sintiéndonos parte de algo. Y mi padre no habla ni una palabra de Ugro Finés y todo lo dice con acento de Tarragona. Y mi madre murió hace unos meses pero la sentamos todavía en una silla con ruedas y corre con nosotros. Y no queremos cambiar nunca. Ni dejar de beber jamás. Nunca. La familia.
Mi padre Paavo comenzó una tradición que nos ha traído hasta nuestros días... mi padre Paavo creció y nació o nació y creció por ponerlo en orden todo, en un remoto rincón de Laponia. Eso es lo que nos cuenta. Mi padre Paavo, pese a que no habla ni una palabra de Ugro Finés, nos contaba las frías mañanas en la cabaña en la que su padre que se llamaba también Paavo, le preparaba un cuenco de leche de reno para desayunar. Mi padre Paavo nos contaba cómo se protegían del invierno con pieles de animales. Mi padre Paavo nos contaba cómo su madre, que se llamaba Jara, salía todas las mañanas a buscar leña para encender una hoguera inmensa en la puerta de la cabaña para dar calor. Mi madre y mi padre haciendo todo lo que se espera que haga una familia en Laponia cuando hace frío que es siempre. Mi padre y mi madre en Laponia, cuidando de un rebaño. No nos decían de qué el rebaño. Mi padre y mi madre cuidando de sus abuelos cuando se hicieron mayores. Mi padre y mi madre cortando leña, cazando animales, destilando licores para calentar el cuerpo, emborrachándose, asando ardillas, desmochando renos, tirándose al fuego locos de la desesperación porque el alcohol era tan fuerte que no sabían lo que hacían, jugando con hachas, corriendo hacia los acantilados, bañándose desnudos en el lago, desnudando a los abuelos y atándolos a los árboles mientras el frío les congelaba y mis abuelos bebían del mismo frasco de alcohol infernal y recitaban versículos de la Biblia en sueco porque en sueco decían que todo sonaba mejor y no con esos graznidos de no personas que era el Ugro Finés. Mi padre Paavo y mi madre Jara locos perdidos corriendo por el bosque persiguiéndose con hachas y atravesando ora la frontera rusa y ahora la frontera sueca y un día vieron a unos seres con unos trajes amarillo fluorescente. Ya se habían muerto mis abuelos. Y esas personas de vestidos de color amarillo les neutralizaron y les llevaron a una camioneta. Y cuando despertaron estaban los dos, mi padre Paavo y mi madre Jara en un apartamento, en Torredembarra. Y ya tenían dos hijos. Y esos dos hijos tenían nietos. Y no recordaban nada. Y mi padre Paavo miraba siempre las hachas que tenían los muñequitos indios que teníamos para jugar. Y mi madre Jara siempre tenía cuerdas en la mano. Parecían idos. Y hoy nos puedes ver correr a todos. A toda la familia. A ellos, a mi hermano Jaari y yo y a nuestros hijos y a nuestros nietos, corriendo por las calles de Torredembarra con las hachas en la mano y sintiéndonos parte de algo. Y mi padre no habla ni una palabra de Ugro Finés y todo lo dice con acento de Tarragona. Y mi madre murió hace unos meses pero la sentamos todavía en una silla con ruedas y corre con nosotros. Y no queremos cambiar nunca. Ni dejar de beber jamás. Nunca. La familia.
lunes, 15 de octubre de 2018
Autobiografía de Federico Sánchez - Jorge Semprún
(Podría escribir algo diferente, seguro, ahora solo me sale esto)
Uno no sabe cómo puede empezar a leer un libro de alguien que no le cayó simpático en su tiempo, pero lo hace. Porque empieza a leer y ya no puede parar. Aunque el personaje, el autor, le siga cayendo de aquella manera. Jorge Semprún fue ministro de Cultura con el gobierno del PSOE, aunque no fue militante del PSOE. El libro en cuestión, si te interesa la movida no puedes dejar de leer, y luego saca tus propias conclusiones.
Semprún nos cuenta su vida. Su vida como militante del PCE, como parte de la dirección del PCE, hasta que en 1964 es expulsado del partido junto con Fernando Claudín. Ambos terminarían vinculados de alguna manera al PSOE, orgánicamente o no. Pero eso llegaría más tarde. Después de escribir este libro, que es del año 1976.
El libro es una sucesión de recuerdos, novelados si se quiere, del proceso que lleva a Semprún a diverger de la política del PCE, concretamente de la línea política de Santiago Carrillo, que acaba llevando a su expulsión y a dedicarse a la literatura. Pasionaria va a pedir la palabra en un plenario del Ejecutivo del PCE reunido en Praga.
Semprún lo hace muy bien. Nos lleva por el camino que le interesa. Retrata a una militancia que se mueve entre la fe religiosa, el voluntarismo, el optimismo, la represión externa e interna, los discursos inflamados, los 'como ha dicho el compañero, estoy de acuerdo', los giros al calor del momento, el apuntarse el tanto a toro pasado, el no reconocer errores, el olvidar a los compañeros y camaradas de los que hace falta olvidarse, de recordar lo que nos interesa, de saltarse los principios básicos diseñados por el mismísimo Lenin a conveniencia, de inventarse citas de Lenin, de ser estalinista convencido, de escribir poemas a Stalin, de escribir poemas al partido, de creer en el partido, de creer en el líder del partido, de cómo uno siendo comunista acaba convirtiéndose en extraño en el partido comunista, del origen de clase, de los diagnósticos, de la realidad, de la represión, de la clandestinidad, de los compañeros en la cárcel, de lo inútil del martirologio de la cárcel, de la cárcel, de los campos de concentración, de lo que significa que te expulsen del partido de tu vida.
Que te expulsen del partido que es tu vida.
Ese rencor. Ese resquemor. Ese aconsejar a los jóvenes revolucionarios que no se afilien al partido comunista porque no es revolucionario. Ese diagnóstico del 1976 que es el diagnóstico de lo que pasó y de lo que no se quiso aceptar. Ese diagnóstico que ya viene del 64 y que no se quiso aceptar. Esa ausencia de realidad. Y ese frenazo a la realidad.
El diagnóstico. La realidad es la que es. Las masas no están a punto de estallar. El sistema no se cae. El franquismo no se tambalea. El capitalismo no está perdiendo. A lo que vamos es a una sustitución y reformulación de las formas de poder. El capitalismo avanza. La sociedad se beneficia (a veces) de ello. Eso es en 1964. El PCE, Santiago Carrillo, en ese momento, no puede aceptar eso. Su idea es otra. Esto está a punto. Desde 1939. Quedan meses, años, semanas, poco. Se ve. Se cae. Y no se cae. Y quién le pone el cascabel al gato. El futuro no va a ser nuestro.
Y ese retrato descarnado de los camaradas, de los militantes abnegados, capaces de llorar porque les recuerdas algo doloroso, que les toca, por lo que han sido purgados, apartados, pero acto seguido capaces de situarse de nuevo con quien manda, con quien dirige, porque contra el que dirige, que es el partido mismo encarnado, no se puede ir. A toque de pito. No tendrá razón, pero es el partido el que habla. Es él. Y los militantes antiguos, los militares como Líster, los políticos imprudentes como Grimau que acaban ejecutados por los franquistas, los que aparecen recurrentemente como Simón Sánchez Montero (que al cabo de los años añísimos también acabaría cerca del PSOE) que siempre están ahí, aunque estén en la cárcel, las figuras totémicas como Pasionaria, y el archienemigo máximo: Santiago Carrillo (que también acabaría... etc.).
El libro retrata las diferencias irreconciliables, los errores de diagnóstico, el oportunismo, el pragmatismo y el desengaño. Y el rencor.
Y algo más.
He leído durante todo este tiempo, o lo he intentado, algo más de la vida de Jorge Semprún. Sus orígenes familiares, sus hermanos, su vida, sus enfrentamientos con unos y con otros, su papel como literato, como intelectual, como francés, como español. Y el hecho de haber sido militante del PCE y expulsado del PCE es como el elemento que lo rige todo. El mojón.
Como cuando Paul Mccartney hace la canción 'Carry that weight' con The Beatles en el Abbey Road. Vas a llevar esa carga durante mucho tiempo. Durante toda la vida. Ser ex comunista. No sé si en el libro se refiere a él mismo como ex comunista alguna vez. Creo que no. No tiene que ver ser comunista con ser militante del PCE.
Pero no habla de otra cosa. Creo que sus libros, sus ensayos, sus novelas, finalmente, son dar vuelta sobre esa experiencia. Más que los campos, más que lo que viene después.
Jorge Semprún trufa su libro con sus encuentros con gente importante, con artistas, con literatos, con directores de cine. Es un intelectual. Y será ministro de Cultura. Y cuando he leído más sobre él, la biografía que nos sonará de tantos que han acabado en el PSOE como válvula de escape, como casa de acogida, como lugar en el que medrar. Y de quién es culpa. Si de quien se va o de quien no acoge.
Y qué podemos aprender. Y uno se cuerda de gente. Y de más gente. Y de mucha gente.
Que no nos pase.
(Y podría hablar horas y horas. Y horas. Y no parar. Y escuchar. Y reflexionar. Y la revolución por hacer)
Uno no sabe cómo puede empezar a leer un libro de alguien que no le cayó simpático en su tiempo, pero lo hace. Porque empieza a leer y ya no puede parar. Aunque el personaje, el autor, le siga cayendo de aquella manera. Jorge Semprún fue ministro de Cultura con el gobierno del PSOE, aunque no fue militante del PSOE. El libro en cuestión, si te interesa la movida no puedes dejar de leer, y luego saca tus propias conclusiones.
Semprún nos cuenta su vida. Su vida como militante del PCE, como parte de la dirección del PCE, hasta que en 1964 es expulsado del partido junto con Fernando Claudín. Ambos terminarían vinculados de alguna manera al PSOE, orgánicamente o no. Pero eso llegaría más tarde. Después de escribir este libro, que es del año 1976.
El libro es una sucesión de recuerdos, novelados si se quiere, del proceso que lleva a Semprún a diverger de la política del PCE, concretamente de la línea política de Santiago Carrillo, que acaba llevando a su expulsión y a dedicarse a la literatura. Pasionaria va a pedir la palabra en un plenario del Ejecutivo del PCE reunido en Praga.
Semprún lo hace muy bien. Nos lleva por el camino que le interesa. Retrata a una militancia que se mueve entre la fe religiosa, el voluntarismo, el optimismo, la represión externa e interna, los discursos inflamados, los 'como ha dicho el compañero, estoy de acuerdo', los giros al calor del momento, el apuntarse el tanto a toro pasado, el no reconocer errores, el olvidar a los compañeros y camaradas de los que hace falta olvidarse, de recordar lo que nos interesa, de saltarse los principios básicos diseñados por el mismísimo Lenin a conveniencia, de inventarse citas de Lenin, de ser estalinista convencido, de escribir poemas a Stalin, de escribir poemas al partido, de creer en el partido, de creer en el líder del partido, de cómo uno siendo comunista acaba convirtiéndose en extraño en el partido comunista, del origen de clase, de los diagnósticos, de la realidad, de la represión, de la clandestinidad, de los compañeros en la cárcel, de lo inútil del martirologio de la cárcel, de la cárcel, de los campos de concentración, de lo que significa que te expulsen del partido de tu vida.
Que te expulsen del partido que es tu vida.
Ese rencor. Ese resquemor. Ese aconsejar a los jóvenes revolucionarios que no se afilien al partido comunista porque no es revolucionario. Ese diagnóstico del 1976 que es el diagnóstico de lo que pasó y de lo que no se quiso aceptar. Ese diagnóstico que ya viene del 64 y que no se quiso aceptar. Esa ausencia de realidad. Y ese frenazo a la realidad.
El diagnóstico. La realidad es la que es. Las masas no están a punto de estallar. El sistema no se cae. El franquismo no se tambalea. El capitalismo no está perdiendo. A lo que vamos es a una sustitución y reformulación de las formas de poder. El capitalismo avanza. La sociedad se beneficia (a veces) de ello. Eso es en 1964. El PCE, Santiago Carrillo, en ese momento, no puede aceptar eso. Su idea es otra. Esto está a punto. Desde 1939. Quedan meses, años, semanas, poco. Se ve. Se cae. Y no se cae. Y quién le pone el cascabel al gato. El futuro no va a ser nuestro.
Y ese retrato descarnado de los camaradas, de los militantes abnegados, capaces de llorar porque les recuerdas algo doloroso, que les toca, por lo que han sido purgados, apartados, pero acto seguido capaces de situarse de nuevo con quien manda, con quien dirige, porque contra el que dirige, que es el partido mismo encarnado, no se puede ir. A toque de pito. No tendrá razón, pero es el partido el que habla. Es él. Y los militantes antiguos, los militares como Líster, los políticos imprudentes como Grimau que acaban ejecutados por los franquistas, los que aparecen recurrentemente como Simón Sánchez Montero (que al cabo de los años añísimos también acabaría cerca del PSOE) que siempre están ahí, aunque estén en la cárcel, las figuras totémicas como Pasionaria, y el archienemigo máximo: Santiago Carrillo (que también acabaría... etc.).
El libro retrata las diferencias irreconciliables, los errores de diagnóstico, el oportunismo, el pragmatismo y el desengaño. Y el rencor.
Y algo más.
He leído durante todo este tiempo, o lo he intentado, algo más de la vida de Jorge Semprún. Sus orígenes familiares, sus hermanos, su vida, sus enfrentamientos con unos y con otros, su papel como literato, como intelectual, como francés, como español. Y el hecho de haber sido militante del PCE y expulsado del PCE es como el elemento que lo rige todo. El mojón.
Como cuando Paul Mccartney hace la canción 'Carry that weight' con The Beatles en el Abbey Road. Vas a llevar esa carga durante mucho tiempo. Durante toda la vida. Ser ex comunista. No sé si en el libro se refiere a él mismo como ex comunista alguna vez. Creo que no. No tiene que ver ser comunista con ser militante del PCE.
Pero no habla de otra cosa. Creo que sus libros, sus ensayos, sus novelas, finalmente, son dar vuelta sobre esa experiencia. Más que los campos, más que lo que viene después.
Jorge Semprún trufa su libro con sus encuentros con gente importante, con artistas, con literatos, con directores de cine. Es un intelectual. Y será ministro de Cultura. Y cuando he leído más sobre él, la biografía que nos sonará de tantos que han acabado en el PSOE como válvula de escape, como casa de acogida, como lugar en el que medrar. Y de quién es culpa. Si de quien se va o de quien no acoge.
Y qué podemos aprender. Y uno se cuerda de gente. Y de más gente. Y de mucha gente.
Que no nos pase.
(Y podría hablar horas y horas. Y horas. Y no parar. Y escuchar. Y reflexionar. Y la revolución por hacer)
Republicano, socialista, federalista.
Llevo todo el fin de semana con una angustia. Una mezcla de cabreo y tristeza. Los conceptos. Nos han robado los conceptos, las palabras que son nuestra referencia, las expresiones, los días favoritos. Nos han quitado las cosas. No lo puedo decir de otra manera. Nos han quitado todas las cosas. Ni siquiera podemos querer ser lo que somos, solo porque otros nos han quitado las palabras. República.
Ya no podemos ser republicanos. No podemos ni siquiera manifestar que el Rey no es nuestro referente, no es un referente, no es nada. No podemos hacerlo porque hay otros que nos han quitado el concepto. Nos han quitado la palabra. Que no el proyecto. El proyecto es el nuestro, nuestra República no es esa otra república que otros tienen en la boca todo el día desde hace unos cuantos días, no tantos. Y ahora no podemos ser republicanos, porque el nivel de inquina es tal, el nivel de enmierde es tal, que no podemos apostar por la República, no podemos ser republicanos porque nos pueden confundir con los otros republicanos. Y nos critican y nos ponen en el punto de mira porque hemos hecho algo por la República, algo simbólico, algo que no es más que una declaración, una resolución, un canto a la vida jei. Pero ni siquiera eso, porque eso implica otra cosa, y esa cosa está prohibida. Y nosotros ya no somos nosotros, sino que somos lo que otros ya han delimitado como posible. No podemos.
No podemos ser republicanos, no podemos ser socialistas, no podemos ser federalistas. El federalismo como un sucedáneo de lo que tenemos ahora. El federalismo. Soy federalista, pero tengo que explicar que soy federalista de una manera diferente a lo que se entiende por federalismo. Una especie de esto mismo. Pero que, sobre todo, no tiene nada que ver con el independentismo. Y es menos federalismo que no independentismo. Y nos quedamos entonces con algo que no es más que esto mismo.
Y al final todo esto no tiene otro sentido que no ser nada. Que parecernos tanto a esos otros que no son nada, que no hacen nada por nada, que lo son todo y pueden decirlo y pasear contigo el 14 de abril con la bandera pero tú no puedes salir en la foto, no estás en la foto. Ellos están en la foto y son capaces de robarte todas las fotos, las del 14 de abril, las del 1 de mayo, las de cualquier día. Haciendo bulto en las fotos de otros.
Y nos critican desde fuera. Y nos criticamos desde dentro. No somos republicanos, no somos socialistas, no somos federalistas. Y tendríamos que serlo, algunos pensamos que lo somos. Y no podemos ser nada más que algo que se disuelve. Que quiere ser amigo de otros. Que quiere ser amigo de todos. Y eso no puede ser. Y no se puede estar en un sitio pensando que en otro sitio siempre lo hacen mejor. Y no se puede pensar que somos una cosa que defiende algo que ya está porque eso no somos nosotros. Y no se puede.
No se puede ser monedita de oro para caerle bien a todos. Y no nos van a dejar ser nada. Nunca más.
jueves, 11 de octubre de 2018
Algunas consideraciones en torno al problema de la asunción de decisiones a veces contradictorias en el marco de la actividad política en la sociedad contemporánea
Qué te voy a contar yo a ti que tú no sepas. Qué me vas a decir a mí, a mí que puse el otro día una foto de la Teresa Rodríguez diciendo que con los socialistas sabes cómo entras y cómo sales porque está escrito en los libros con letras doradas y santas. Y qué me vas a contar tú que has hecho de la pureza y de la recta vía hacia el nosequé que tú sabes que se consigue siendo lo que tú sabes que eres porque lo tienes tan claro y tan así que lo dominas y lo conoces y lo tienes por la mano porque sabes cómo se empieza y sabes cómo se acaba y cómo habéis terminado en los sitios donde lo habéis hecho, que no es de otra manera que siendo un actor necesario para la consecución de la nada. La nada como elemento que nos define y nos constituye. A todos. A los que se lo creen, a los que lo tienen todavía cogido con pinzas, a los que hacen alardes, a los que se saben media internacional, a los que aplauden cuando les toca, a los que les da pereza ir a una cosa que no saben si va a ser o no va a ser, a los que les va John Lennon, a los que no les va, a los que entienden que no podemos dejar que esto se vaya de madre, a los que entienden que todo está justificado porque todos sabemos que si esto no es a ostias no tiene manera de arreglarse, pero que esas ostias no me caigan a mí, un día, ese día, el día en el que caigan todas las hostias, que van con h, ese día no preguntéis por mi paradero, ni en el puente de Vallecas ni en ninguna otra parte. Y tú que dijiste que con los socialistas no ibas a hacer nada y que aún ahora te resistes a ver una fotografía de Pablo Iglesias con el señor presidente y que no se te lleven los demonios, piensas que a ver a quién le jode más todo esto y de qué manera articulamos un discurso y unas consideraciones. Y sabes que no hay escapatoria y que ya que te tienen la sartén cogida por el mango, intenta al menos que no te tiren el aceite hirviendo. Y no soy ningún politólogo, ni tengo más conocimiento que el que me da tener tiempo para leer las noticias, antes, antes sí, ahora no tengo ya tiempo, miento, tengo tiempo, no os importa mi vida. No quiero decirlo. No quiero. Pero no tengo ganas de quedarme callado. Es así. Un acuerdo por los presupuestos. Ayer era que no, pero en horas iba a ser que sí. Y salen nuestros portavoces y nos dicen que hemos conseguido taco de cosas y es cierto que se han conseguido taco de cosas. Y toca decirlo con la boca bien abierta, nosotros hemos conseguido muchas cosas que si no no se habrían conseguido porque ellos no están dispuestos a hacer nada. Y falta que se aprueben y que partidos de derecha consideren que esas medidas son buenas. Medidas que no votan en sus parlamentos. Y son cosas que no dejan de ser un parche, pero cuando veas que el cielo está cerca para asaltarlo, me avisas. Cuando veas que esto lo arreglamos a machete, primera carga a machete, me avisas. Mientras tanto, no le veo el qué a ir calentando al personal. Ni tampoco hacerme pasar por lo que no soy. Ni que te rías tú, que has sido el recambio natural de lo bueno y lo mejor de la política más reaccionaria que se recuerde desde el advenimiento del Rey Juan Carlos, ahora me pongas caritas de jiji jaja cuando tu contribución a la política nacional se la llevará el viento como se llevó a Miquel Roca o a Ruiz Mateos. Y te ríes pero estás listo de papeles y nosotros llamándonos pedro, juan, o carlos, estamos ahí. Y como decía Dylan, puedes servir al Señor o puedes servir al diablo, pero estás para servir a alguien. Ni dios ni amo, el voto y la ceniza en la moto, la rebeldía, conmigo que no cuenten, yo no juego a su puto juego, estoy a la moda. Esto es la monda. Algunas consideraciones de carácter práctico a un dilema que escuece desde el principio de los tiempos. Concentrar las fuerzas, eliminar al discrepante, apretar las filas, matar a la mitad de los tuyos porque los que queden serán mejores, sacar una cocalola de la nevera, seguir leyendo, el viejo sueño de la épica, comer raíces y limpiarnos el culo con hojas, aquello que dijimos. Compañeros, escuchar esto que tengo que deciros, hemos firmado un pacto para la aprobación de los presupuestos. Pensaban que no, pero es que sí. Y ahora toca ir uno por uno esperando las réplicas y las contrarréplicas y ponernos tranquilamente a discutir. Tranquilamente. Cómo envidio esa capacidad de poner nervioso a la gente, nerviosa a la gente, y luego esperarlos tranquilamente, soliviantando más aún a la gente. Compañeros. Estas no son formas. Cómo envidio la capacidad de calentar a la gente, de ponerla a mil y luego decir que cachislosmengues que las cosas, y las cosas. Y nosotros que íbamos a ir a por el oro y el desto y al final nos vemos aquí, con la foto, con pedro, con nuestra cara de aquí estamos.
Pero estamos. Un punto y aparte. Algo de bueno tenemos que tener. Estamos. Y lo poco que hacemos, que te parecerá poco porque lo ves tirado y si no sale pues eso, lo poco que hacemos, lo podemos hacer. Y ayer te bufabas porque es que con los indepes te has ido otra vez y qué vergüenza y ahora qué. Pero da igual. Un punto y a parte.
Y mira ahora cómo me brilla la cara que antes no me brillaba. Que el sol de la mañana brilla en mi cara.
Y ya puedes empezar a discutir. O no. Es peor.
Pero estamos. Un punto y aparte. Algo de bueno tenemos que tener. Estamos. Y lo poco que hacemos, que te parecerá poco porque lo ves tirado y si no sale pues eso, lo poco que hacemos, lo podemos hacer. Y ayer te bufabas porque es que con los indepes te has ido otra vez y qué vergüenza y ahora qué. Pero da igual. Un punto y a parte.
Y mira ahora cómo me brilla la cara que antes no me brillaba. Que el sol de la mañana brilla en mi cara.
Y ya puedes empezar a discutir. O no. Es peor.
miércoles, 10 de octubre de 2018
Gran Biblioteca Universal del Pensamiento
Ahora todo el mundo se acuerda de él, pero cuando Herbert Prosijec enviaba sus escritos a diestro y siniestro pasaban de él hasta los autobuseros que tenían que llevarle a las editoriales. Herbert Prosijec tuvo una vida siniestra. Funcionario municipal, pasaba las horas atendiendo a sus conciudadanos en una oficina dedicada al cobro de impuestos varios, ganándose por ello y sin razón la enemistad de sus vecinos por ser el cobrador. Prosijec, orgulloso, nunca renunció a presentar las obras con su propio nombre. Las editoriales locales le tenían miedo. No podían vender los libros de un enemigo del pueblo. ¿Quién iba a querer comprar las historias que contaba aquel que hacía imposible la vida a sus semejantes? Prosijec, serio y eficaz, cuando llegaba a su casa y se ponía a escribir se convertía en un fiero inventor de historias y ficciones ambientadas en lugares remotos, espacios siderales, interiores oscuros. Nunca consiguió publicar nada en vida. Una tarde, paseando por el centro, después de haberse tomado un par de copas, vio en una librería un volumen que le llamó la atención. 'Calíope saliendo a pescar', un libro de dimensiones reducidas que se anunciaba con letras enormes como un éxito de ventas. Su autor, nada menos que el doctor Grygek, alcalde de la ciudad. Una nube de ira nubló sus ojos. Al alcalde sí, a él no. Lo siguiente ya lo conocen. Cogió un cuchillo y rebanó el pescuezo del alcalde. Y luego se suicidó. Y las editoriales se interesaron por sus obras. El asesino que escribía libros.
Calíope Toral, hija de la profesora Alborada Toral, ha presentado un estupendo compendio de poemas titulado 'Oro parece', que se adentra en los misterios del alma. Su poesía está trufada de bellas imágenes que nos sumergen en un mundo donde lo placentero se une con lo comprometido. Calíope Toral es la representante de una juventud que se sabe privilegiada pero que no renuncia a mancharse hasta el fin por sus ideas. Calíope Toral es hoy en día una de las más prestigiosas plumas de la revista 'Corazón' donde desgrana el mundo que le ha tocado vivir desde un punto de vista crítico y al mismo tiempo mostrando cariño hacia unos personajes, los de la alta sociedad, que también merecen ser tratados como personas. 'Oro Parece' ha sido prologado por Chumi De la Cuarta, la empresaria del algodón. Y el epílogo no podía ser de otra manera que de su propio hermano Folonso Toral, actual Ministro de Cultura. Dos mundos, dos caras de una realidad que con 'Oro parece' se funden en un cuerpo, el de Calíope y un cerebro, el de Calíope misma, que nos regalan una de las obras sin las que ya no se puede entender este comienzo de siglo.
La editorial Albolote ha publicado las memorias del General Canco. Uno de los héroes de nuestra Independencia, el general Canco nos regala una visión del mundo muy particular. Alejado de las trincheras y de los estruendos de las batallas, el General Canco se perfila como una persona sensible, que ama la cultura y las letras y fue amigo de todos y cada uno de los sabios del momento. El General Canco, que como todos saben fue presidente de la nación durante casi 25 años, tuvo que salir del país tras un golpe de Estado que trajo unos años de inestabilidad. Son esos años los que el General Canco vive con mayor pesadumbre en el exilio. La llegada al poder de su sobrino el General Quinco, aunque no le permite volver al país, le hace albergar esperanzas sobre el futuro de la nación. Durante todos esos años, el general Canco ha publicado diversas obras comentando la actualidad política nacional y mundial. Muy alabado por la intelectualidad en recuerdo de unos años que se presentan como de estabilidad y calma, la vida y mirada del General Canco es la de un hombre sereno, valiente, capaz, con un agudo sentido del humor y al que deseamos tras volver de nuevo al primer puesto de la vida política nacional, muchos éxitos.
No soy muy de hacer la pelota, pero lo que es, es. La política cultural que se está llevando es la correcta. Si comparamos la política cultural con la que se hace en otras partes, es evidente que aquí se está viviendo un momento de oro en muchos órdenes. El otro día por ejemplo, asistí a la presentación de la última novela de Carlos Fandereiquen, que presentó en el Centro de Recursos Municipales Sánchez Sánchez. Allí, contando entre invitados y curiosos, se reunió una gran cantidad de personas que, al contarlas y enumerarlas, me dieron que pensar. Quizás, de manera un poco exagerada, estemos viviendo una suerte de pequeña Atenas, de pequeña Grecia, de pequeña Roma. Literatos, artistas, músicos, actores, escuchaban atentamente las explicaciones de Fandereiquen y cuando terminó, todos, con una copa de vino en la mano saludaban a las autoridades y compartían con ellos proyectos, cuitas, intereses y todo fluía. Me encontraba tan bien y tan a gusto que me dio por imaginar qué ocurriría si nos despojásemos todos de la ropa y... Pero no lo hice.
Autreche, Autreche. Estas son las últimas palabras del ensayo de Horacio Chumajer que tiene por título precisamente Autreche. En este ensayo, muy esperado por otra parte, Chumajer vuelve a incidir en el influjo sobre su pensamiento de Autreche. El escritor alicantino pasa páginas y páginas hablando sobre Autreche y sobre lo que Autreche puede aportar al mundo. Pero sin decir lo que es Autreche y dónde se encuentra o en qué consiste. Nos reporta casos, cosas, hechos, leyendas, basadas en Autreche, en lo que él sabe de Autreche, pero sin decir nada cierto sobre Autreche. Ya en su anterior libro Sobre Autreche, nos tuvo dos centenares de páginas mareándonos sobre Autreche. Autreche. Yo he buscado en el diccionario. En internet. Un grupo. De música electrónica. ¿Será eso? Estará hablando Chumajer de lo que le ha impresionado la música electrónica y del influjo de esta en su vida. Perdón. ¿Estará hablando Chumajer de lo que le ha impresionado la música electrónica y el influjo de esta en su vida? ¿Y en su obra? ¿Dos libros? ¿Estamos flipando?
Me gusta mucho cómo escribe Lara Bidilcos. Se parece mucho a cómo escribías tú cuando escribías. Pero ya no escribes. Ni escribirás nunca más. Aunque me digas que vas a escribir. Que tienes ideas. Que lo que pasa es que ahora quieres disfrutar. Llevas disfrutando veinte años. No haces nada. Lara Bidilcos hace exactamente lo que hacías tú. El mismo estilo. A veces he llegado a dudar que no seas tú con otro nombre. Que finalmente te hayas puesto a escribir de verdad. Pero no. Porque Lara Bidilcos da entrevistas, aparece en los sitios. No eres tú. Pero me siembra dudas. El mismo estilo. Los mismos tormentos. Las mismas risas enlatadas. Las mismas torsiones del idioma. El mismo intento de parecer otra persona. Ya nunca más lo harás. Lo ha hecho otra por ti. Lara Bidilcos ha conseguido portadas de revista, programas de televisión, ha subido a cantar con Los Tres Salmantinos. Y tú ahí. Sigues con el rollo. Que ahora quieres disfrutar de la vida. Y nunca más vas a escribir.
Calíope Toral, hija de la profesora Alborada Toral, ha presentado un estupendo compendio de poemas titulado 'Oro parece', que se adentra en los misterios del alma. Su poesía está trufada de bellas imágenes que nos sumergen en un mundo donde lo placentero se une con lo comprometido. Calíope Toral es la representante de una juventud que se sabe privilegiada pero que no renuncia a mancharse hasta el fin por sus ideas. Calíope Toral es hoy en día una de las más prestigiosas plumas de la revista 'Corazón' donde desgrana el mundo que le ha tocado vivir desde un punto de vista crítico y al mismo tiempo mostrando cariño hacia unos personajes, los de la alta sociedad, que también merecen ser tratados como personas. 'Oro Parece' ha sido prologado por Chumi De la Cuarta, la empresaria del algodón. Y el epílogo no podía ser de otra manera que de su propio hermano Folonso Toral, actual Ministro de Cultura. Dos mundos, dos caras de una realidad que con 'Oro parece' se funden en un cuerpo, el de Calíope y un cerebro, el de Calíope misma, que nos regalan una de las obras sin las que ya no se puede entender este comienzo de siglo.
La editorial Albolote ha publicado las memorias del General Canco. Uno de los héroes de nuestra Independencia, el general Canco nos regala una visión del mundo muy particular. Alejado de las trincheras y de los estruendos de las batallas, el General Canco se perfila como una persona sensible, que ama la cultura y las letras y fue amigo de todos y cada uno de los sabios del momento. El General Canco, que como todos saben fue presidente de la nación durante casi 25 años, tuvo que salir del país tras un golpe de Estado que trajo unos años de inestabilidad. Son esos años los que el General Canco vive con mayor pesadumbre en el exilio. La llegada al poder de su sobrino el General Quinco, aunque no le permite volver al país, le hace albergar esperanzas sobre el futuro de la nación. Durante todos esos años, el general Canco ha publicado diversas obras comentando la actualidad política nacional y mundial. Muy alabado por la intelectualidad en recuerdo de unos años que se presentan como de estabilidad y calma, la vida y mirada del General Canco es la de un hombre sereno, valiente, capaz, con un agudo sentido del humor y al que deseamos tras volver de nuevo al primer puesto de la vida política nacional, muchos éxitos.
No soy muy de hacer la pelota, pero lo que es, es. La política cultural que se está llevando es la correcta. Si comparamos la política cultural con la que se hace en otras partes, es evidente que aquí se está viviendo un momento de oro en muchos órdenes. El otro día por ejemplo, asistí a la presentación de la última novela de Carlos Fandereiquen, que presentó en el Centro de Recursos Municipales Sánchez Sánchez. Allí, contando entre invitados y curiosos, se reunió una gran cantidad de personas que, al contarlas y enumerarlas, me dieron que pensar. Quizás, de manera un poco exagerada, estemos viviendo una suerte de pequeña Atenas, de pequeña Grecia, de pequeña Roma. Literatos, artistas, músicos, actores, escuchaban atentamente las explicaciones de Fandereiquen y cuando terminó, todos, con una copa de vino en la mano saludaban a las autoridades y compartían con ellos proyectos, cuitas, intereses y todo fluía. Me encontraba tan bien y tan a gusto que me dio por imaginar qué ocurriría si nos despojásemos todos de la ropa y... Pero no lo hice.
Autreche, Autreche. Estas son las últimas palabras del ensayo de Horacio Chumajer que tiene por título precisamente Autreche. En este ensayo, muy esperado por otra parte, Chumajer vuelve a incidir en el influjo sobre su pensamiento de Autreche. El escritor alicantino pasa páginas y páginas hablando sobre Autreche y sobre lo que Autreche puede aportar al mundo. Pero sin decir lo que es Autreche y dónde se encuentra o en qué consiste. Nos reporta casos, cosas, hechos, leyendas, basadas en Autreche, en lo que él sabe de Autreche, pero sin decir nada cierto sobre Autreche. Ya en su anterior libro Sobre Autreche, nos tuvo dos centenares de páginas mareándonos sobre Autreche. Autreche. Yo he buscado en el diccionario. En internet. Un grupo. De música electrónica. ¿Será eso? Estará hablando Chumajer de lo que le ha impresionado la música electrónica y del influjo de esta en su vida. Perdón. ¿Estará hablando Chumajer de lo que le ha impresionado la música electrónica y el influjo de esta en su vida? ¿Y en su obra? ¿Dos libros? ¿Estamos flipando?
Me gusta mucho cómo escribe Lara Bidilcos. Se parece mucho a cómo escribías tú cuando escribías. Pero ya no escribes. Ni escribirás nunca más. Aunque me digas que vas a escribir. Que tienes ideas. Que lo que pasa es que ahora quieres disfrutar. Llevas disfrutando veinte años. No haces nada. Lara Bidilcos hace exactamente lo que hacías tú. El mismo estilo. A veces he llegado a dudar que no seas tú con otro nombre. Que finalmente te hayas puesto a escribir de verdad. Pero no. Porque Lara Bidilcos da entrevistas, aparece en los sitios. No eres tú. Pero me siembra dudas. El mismo estilo. Los mismos tormentos. Las mismas risas enlatadas. Las mismas torsiones del idioma. El mismo intento de parecer otra persona. Ya nunca más lo harás. Lo ha hecho otra por ti. Lara Bidilcos ha conseguido portadas de revista, programas de televisión, ha subido a cantar con Los Tres Salmantinos. Y tú ahí. Sigues con el rollo. Que ahora quieres disfrutar de la vida. Y nunca más vas a escribir.
martes, 9 de octubre de 2018
Estat Decepció - Carla Torres
Todos hemos ido a la Uni, todos lo hemos visto y lo hemos vivido, todos hemos participado en asambleas, hemos protestado, hemos visto que desde allí se podía cambiar el mundo. O no. No voy a hablar de mis tiempos universitarios. Me niego. Aquí no. Todos hemos ido a la Uni y lo hemos visto y lo hemos vivido y nos hemos puesto luego a trabajar. Y hemos visto líderes futuros, y hemos visto a los portavoces del mañana, a los machacas eternos y a los contemporáneos nadie. Y hemos jugado a las cartas con ellos, hemos hecho trabajos con ellos, hemos discutido con ellos, alguno incluso...
Estat Decepció es una obra en la que participa una compatriota colomense, Eu Manzanares. Estat Decepció es una obra que se representa en la sala Flyhard de Barcelona. Una obra de teatro en Barcelona. Siendo uno de Santa Coloma y con lo que cuesta salir del poblado, hay que apreciar el esfuerzo. Tanto de salir de Santa Coloma para ver teatro como para hacerlo.
Una obra que en principio uno va a ver pensando que, mucho o poco, va a tropezarse con un panfleto. Y no. Nada de eso. Lo que se encuentra es una obra divertida, con muchos guiños, con un ritmo trepidante, donde hay panfleto, pero donde hay también una mirada desde la asunción de los tópicos que el espectador tiene y que le hacen tragarse el anzuelo porque los buenos son buenos y los malos son malos. Y eso es así.
Dos chicas, dos estudiantes, una es la líder de una movilización estudiantil, de buena familia, rubia, con pico de oro, todos somos iguales pero alguien tiene que dirigir, yo no soy de clase obrera pero vengo del mundo del explotador y conozco lo que les hace daño. A su lado su compañera, que no es de casa buena, que anima a la líder, que la apoya. La movilización va hacia arriba, se hincha el espíritu, vamos a por ellos, no pueden contra nosotros, somos más, etc. Los polis van entrenando, se va a liar la de dios es cristo, como siempre se lía cuando interese que se lía. Se lía. Detienen a las dos. Un poli está herido. Alguien le ha tirado algo.
Y se inicia el lío. Y los tópicos comienzan a funcionar. La chica de buena casa es hija de una jueza y...
Y lo que sigue es una obra en la que la denuncia, el sistema, los privilegios, la estudiante rica y la estudiante pobre, el abogado voluntarioso, la intriga de si fue o no fue, los abogados, el alcalde gilipollas como en la canción de Toreros Muertos (una mezcla de Joan Clos y de Artur Mas, tremendo), el fiscal digno de aparecer en el juicio de The Wall, y un elenco actoral que sabe explotar sus virtudes. Voces, tics, y sobre todo, humor.
Porque es una obra típica de denuncia, de drama, de cárcel, de la injusticia, pero la verdad, ya no cuela tanto golpe en el pecho y ya lo hemos visto todo, todo, o casi todo, sobre lo que es capaz de hacer el sistema con nosotros. Así que si podemos añadir algo de esperpento y algo de humor, a la hora de contar y de retratar pesonajes, mejor.
No es nada nuevo, pero lo parece. Con recursos que te hacen salirte del texto, con guiños a los propios actores, al público, a la trama, a los juegos de palabras, etc.
Y muy bien. Con un andamio en el centro de la sala, una sala pequeña, como espacio para todo, fundamental, y con un esfuerzo de los actores que tiene su fruto. Va, en definitiva, que la obra más allá de la denuncia, y de las denuncias, está muy bien, es divertida, es dura, merece la pena.
Lo de merece la pena es porque está en Sants.
En Sants!
Y eso. Que muy bien.
Estat Decepció es una obra en la que participa una compatriota colomense, Eu Manzanares. Estat Decepció es una obra que se representa en la sala Flyhard de Barcelona. Una obra de teatro en Barcelona. Siendo uno de Santa Coloma y con lo que cuesta salir del poblado, hay que apreciar el esfuerzo. Tanto de salir de Santa Coloma para ver teatro como para hacerlo.
Una obra que en principio uno va a ver pensando que, mucho o poco, va a tropezarse con un panfleto. Y no. Nada de eso. Lo que se encuentra es una obra divertida, con muchos guiños, con un ritmo trepidante, donde hay panfleto, pero donde hay también una mirada desde la asunción de los tópicos que el espectador tiene y que le hacen tragarse el anzuelo porque los buenos son buenos y los malos son malos. Y eso es así.
Dos chicas, dos estudiantes, una es la líder de una movilización estudiantil, de buena familia, rubia, con pico de oro, todos somos iguales pero alguien tiene que dirigir, yo no soy de clase obrera pero vengo del mundo del explotador y conozco lo que les hace daño. A su lado su compañera, que no es de casa buena, que anima a la líder, que la apoya. La movilización va hacia arriba, se hincha el espíritu, vamos a por ellos, no pueden contra nosotros, somos más, etc. Los polis van entrenando, se va a liar la de dios es cristo, como siempre se lía cuando interese que se lía. Se lía. Detienen a las dos. Un poli está herido. Alguien le ha tirado algo.
Y se inicia el lío. Y los tópicos comienzan a funcionar. La chica de buena casa es hija de una jueza y...
Y lo que sigue es una obra en la que la denuncia, el sistema, los privilegios, la estudiante rica y la estudiante pobre, el abogado voluntarioso, la intriga de si fue o no fue, los abogados, el alcalde gilipollas como en la canción de Toreros Muertos (una mezcla de Joan Clos y de Artur Mas, tremendo), el fiscal digno de aparecer en el juicio de The Wall, y un elenco actoral que sabe explotar sus virtudes. Voces, tics, y sobre todo, humor.
Porque es una obra típica de denuncia, de drama, de cárcel, de la injusticia, pero la verdad, ya no cuela tanto golpe en el pecho y ya lo hemos visto todo, todo, o casi todo, sobre lo que es capaz de hacer el sistema con nosotros. Así que si podemos añadir algo de esperpento y algo de humor, a la hora de contar y de retratar pesonajes, mejor.
No es nada nuevo, pero lo parece. Con recursos que te hacen salirte del texto, con guiños a los propios actores, al público, a la trama, a los juegos de palabras, etc.
Y muy bien. Con un andamio en el centro de la sala, una sala pequeña, como espacio para todo, fundamental, y con un esfuerzo de los actores que tiene su fruto. Va, en definitiva, que la obra más allá de la denuncia, y de las denuncias, está muy bien, es divertida, es dura, merece la pena.
Lo de merece la pena es porque está en Sants.
En Sants!
Y eso. Que muy bien.
lunes, 8 de octubre de 2018
Vox es culpa tuya y lo sabes
Ayer nueve mil quinientas personas, en letras y no en húmeros, más otras cuatro mil personas o así, se reunieron en Madrid, en el emblemático y podemita Vistalegre para más señas, para presentarse ante los focos como una fuerza seria, capaz y española, ante esos ciudadanos de bien que se sienten huérfanos desde Viriato de un garrote fuerte y español. La culpa es vuestra.
Hoy son todo análisis, anabasis, crisis, y culpas. La culpa, en un principio va repartida para dos caminos. Una primera lectura en redes, que es donde se hacen las lecturas va para la izquierda progre por haber blanqueado el fascismo. Todo en esa frase está la mar de bien. La izquierda progre blanqueando el fascismo. Ayer pusieron una película. La mujer del anarquista, con Juan Diego Botto y María Valverde enter otros. Una peli sobre la guerra civil, la postguerra, la resistencia exterior, el exilio, los traumas de los campos de concentración. Una peli más. Del año 2009. Tenemos un porrón de películas, un esfuerzo cultural incesante, una producción literaria del copón. Los fascistas en este país no han tenido castigo. Mucha película, mucho recordar, la tristeza, la penuria, la derrota, las filas de derrotados abandonando España camino de la nada, y que se te quede en la cabeza de que hasta aquí podemos leer. Vivimos en el mejor de los espacios democráticos posibles y ya está. El 78 fue un éxito. Todo va bien. Que te acuerdes no es malo porque nosotros, los socialistas en este caso, somos los encargados de gestionar esa memoria que no lleva a nada, que no fuerza nada, que no desentierra nada. Que no castiga a nadie. Esa izquierda progre. Supongo que yo también soy izquierda progre. La izquierda real, alternativa, etc., lo hubiera hecho mejor. Yo estoy cansado de películas y producción cultural que enaltece una memoria que no ha sido respondida. Dinero salido de fondos públicos que sirve para que no se mueva realmente nada. Nos quedamos con la pena.
La culpa es de la izquierda nacional, rojiparda. La que decía que Trump era la respuesta a unos demócratas blandos. Que Trump recogía un voto antisistema. Que la nueva derecha italiana se enfrenta a los oligarcas de la UE. Que confunden la bandera. Que no es nuestra bandera. Nuestra única bandera es la roja. Una bandera roja hecha de muchos colores, pero que jamás puede ser parda, porque no es la solución considerar que el peor enemigo de la nada es algo que remueva, algo, aunque sea lo que sea. Trump, Salvini, Puigdemont, la nada.
La culpa es de los independentistas. Ojo ahora. Nunca he visto tantas banderas nacionalistas colgadas en los balcones de... ha dicho Rahola esta mañana. Terrible. Nunca ha visto tantas banderas. Se reían y se siguen riendo de Pablo Iglesias con lo de despertar el fascismo. El fascismo nunca ha muerto. Vivimos en un país fascista. Los fascistas nunca se han ido. Los fascistas solo salen si se ven amenazados y ahora con el movimiento por la república catalana, verdadera fuerza y motor de cambio, te dicen, han saltado. Porque no es culpa de los independentistas, los independentistas han puesto frente a frente a los españoles frente a sus limitaciones.
Teniendo en cuenta que para una muy buena parte de los independentistas los esfuerzos de la gente de Unidos Podemos y confluencias varias no son más que cobardes muestras de sometimiento al régimen del 78 solo por tener un proyecto propio y no hacerse un Talegón o un Cotarelo o un Albano, el aprecio que se ha mostrado a la postura de los comunes, y todo lo que se ha dicho y se seguirá diciendo, no nos deja otra que considerar que, efectivamente, aunque duela, un movimiento independentista que no ha contado con nadie, que tiene en su seno a gente tan clasista y rancia como en el otro bando, ha llevado a que, si hay que ondear banderas porque solo con la bandera y nada más y diciendo república ya va a ser república y nada más sin generar la más mínima simpatía fuera, ya no en Europa, en el resto del Estado salvo por quienes consideran (como muchos indepes de nuevo cuño aquí) que porqué combatir al capitalismo en España si podemos crear nuestra Arcadia feliz aquí junto con la derecha de misa y orinal y bendición de botijo.
Fachas.
Brasil. El candidato del que nos estábamos bufando, arrasando. Y ahora que no gane la segunda vuelta. La mancha se va extendiendo. Cuando te ríes de Venezuela, de Bolivia, de Brasil, de Argentina, de Nicaragua, de Cuba, cuando niegas todas las alternativas, porque ninguna es tan putamente pura como tú, dejas abierto el paso al horror. Cuando te ríes de Lula porque no había hecho nada, te das cuenta de que lo han tenido que enchironar para terminar con él. Cuando te ríes de 'Podemos ya no es nada de lo que era', sin crear otra alternativa que mirarte la barriga y que te dediquen programas especiales en la tele de derechas pública, dejas la puerta abierta al fascismo.
Y dejas la puerta abierta al mal menor. A lo de siempre. A que todo se quede como está.
Así que el círculo se va cerrando.
Qué miedo niño, qué miedo. Mira lo que viene. Será mejor confiar en lo de siempre, niño. En el PSOE que ahí está como siempre. En el PP que quitará al Casado y pondrá a un moderado y a correr. Y como en otros países de Europa, nos enfrentaremos al fantasma de lo malo muy malo, para cortar de raíz cualquier esperanza de algo mejor.
Pero da igual.
Cuanto mejor peor. Total, aquí no hay nada que gobernar.
Total, esa gente no llegará a nada. Nunca llega a nada.
Salvo cuando te dan espacio en la tele, y te inflan, y te dan cancha, y te entrevistan, y te dan luces. Si lo hicieron con unos, si lo hacen contigo, lo pueden hacer con cualquiera.
Está pasando a nuestro lado y estamos esperando a que pase para probarlo.
Y lo tenemos más cerca. Pero la culpa real es mía, que no soy de los vuestros.
Hoy son todo análisis, anabasis, crisis, y culpas. La culpa, en un principio va repartida para dos caminos. Una primera lectura en redes, que es donde se hacen las lecturas va para la izquierda progre por haber blanqueado el fascismo. Todo en esa frase está la mar de bien. La izquierda progre blanqueando el fascismo. Ayer pusieron una película. La mujer del anarquista, con Juan Diego Botto y María Valverde enter otros. Una peli sobre la guerra civil, la postguerra, la resistencia exterior, el exilio, los traumas de los campos de concentración. Una peli más. Del año 2009. Tenemos un porrón de películas, un esfuerzo cultural incesante, una producción literaria del copón. Los fascistas en este país no han tenido castigo. Mucha película, mucho recordar, la tristeza, la penuria, la derrota, las filas de derrotados abandonando España camino de la nada, y que se te quede en la cabeza de que hasta aquí podemos leer. Vivimos en el mejor de los espacios democráticos posibles y ya está. El 78 fue un éxito. Todo va bien. Que te acuerdes no es malo porque nosotros, los socialistas en este caso, somos los encargados de gestionar esa memoria que no lleva a nada, que no fuerza nada, que no desentierra nada. Que no castiga a nadie. Esa izquierda progre. Supongo que yo también soy izquierda progre. La izquierda real, alternativa, etc., lo hubiera hecho mejor. Yo estoy cansado de películas y producción cultural que enaltece una memoria que no ha sido respondida. Dinero salido de fondos públicos que sirve para que no se mueva realmente nada. Nos quedamos con la pena.
La culpa es de la izquierda nacional, rojiparda. La que decía que Trump era la respuesta a unos demócratas blandos. Que Trump recogía un voto antisistema. Que la nueva derecha italiana se enfrenta a los oligarcas de la UE. Que confunden la bandera. Que no es nuestra bandera. Nuestra única bandera es la roja. Una bandera roja hecha de muchos colores, pero que jamás puede ser parda, porque no es la solución considerar que el peor enemigo de la nada es algo que remueva, algo, aunque sea lo que sea. Trump, Salvini, Puigdemont, la nada.
La culpa es de los independentistas. Ojo ahora. Nunca he visto tantas banderas nacionalistas colgadas en los balcones de... ha dicho Rahola esta mañana. Terrible. Nunca ha visto tantas banderas. Se reían y se siguen riendo de Pablo Iglesias con lo de despertar el fascismo. El fascismo nunca ha muerto. Vivimos en un país fascista. Los fascistas nunca se han ido. Los fascistas solo salen si se ven amenazados y ahora con el movimiento por la república catalana, verdadera fuerza y motor de cambio, te dicen, han saltado. Porque no es culpa de los independentistas, los independentistas han puesto frente a frente a los españoles frente a sus limitaciones.
Teniendo en cuenta que para una muy buena parte de los independentistas los esfuerzos de la gente de Unidos Podemos y confluencias varias no son más que cobardes muestras de sometimiento al régimen del 78 solo por tener un proyecto propio y no hacerse un Talegón o un Cotarelo o un Albano, el aprecio que se ha mostrado a la postura de los comunes, y todo lo que se ha dicho y se seguirá diciendo, no nos deja otra que considerar que, efectivamente, aunque duela, un movimiento independentista que no ha contado con nadie, que tiene en su seno a gente tan clasista y rancia como en el otro bando, ha llevado a que, si hay que ondear banderas porque solo con la bandera y nada más y diciendo república ya va a ser república y nada más sin generar la más mínima simpatía fuera, ya no en Europa, en el resto del Estado salvo por quienes consideran (como muchos indepes de nuevo cuño aquí) que porqué combatir al capitalismo en España si podemos crear nuestra Arcadia feliz aquí junto con la derecha de misa y orinal y bendición de botijo.
Fachas.
Brasil. El candidato del que nos estábamos bufando, arrasando. Y ahora que no gane la segunda vuelta. La mancha se va extendiendo. Cuando te ríes de Venezuela, de Bolivia, de Brasil, de Argentina, de Nicaragua, de Cuba, cuando niegas todas las alternativas, porque ninguna es tan putamente pura como tú, dejas abierto el paso al horror. Cuando te ríes de Lula porque no había hecho nada, te das cuenta de que lo han tenido que enchironar para terminar con él. Cuando te ríes de 'Podemos ya no es nada de lo que era', sin crear otra alternativa que mirarte la barriga y que te dediquen programas especiales en la tele de derechas pública, dejas la puerta abierta al fascismo.
Y dejas la puerta abierta al mal menor. A lo de siempre. A que todo se quede como está.
Así que el círculo se va cerrando.
Qué miedo niño, qué miedo. Mira lo que viene. Será mejor confiar en lo de siempre, niño. En el PSOE que ahí está como siempre. En el PP que quitará al Casado y pondrá a un moderado y a correr. Y como en otros países de Europa, nos enfrentaremos al fantasma de lo malo muy malo, para cortar de raíz cualquier esperanza de algo mejor.
Pero da igual.
Cuanto mejor peor. Total, aquí no hay nada que gobernar.
Total, esa gente no llegará a nada. Nunca llega a nada.
Salvo cuando te dan espacio en la tele, y te inflan, y te dan cancha, y te entrevistan, y te dan luces. Si lo hicieron con unos, si lo hacen contigo, lo pueden hacer con cualquiera.
Está pasando a nuestro lado y estamos esperando a que pase para probarlo.
Y lo tenemos más cerca. Pero la culpa real es mía, que no soy de los vuestros.
viernes, 5 de octubre de 2018
Apología de la violencia
Uno de los episodios más bochornosos en la vida de Manuel Defire sucedió el día después de su cumpleaños. De su 51º aniversario. Como en cada uno de sus cumpleaños desde que comenzó a vivir solo, bajó al bar después de venir del trabajo y comenzó a beber. El ritual era siempre el mismo, se vestía en casa con sus mejores galas, como no se compraba ropa el traje era siempre el mismo, no lo lavaba de un año para otro por lo que el traje iba siendo testigo de cada una de las tropelías que el mismo Manuel no recordaba. Cuando en el bar le veían llegar con el traje, sabían que estaban de aniversario. Manuel entraba en el bar, contento, sonriente, y pedía un licor al azar. Apuraba una botella tras otra de las que ocupaban la vitrina de los licores que nadie consume hasta que comenzaba a sentirse mal, cambiaba de acera y pedía unos bocadillos en la Casa Chamonís. Se comía un bocadillo o dos y volvía al bar. La fiesta de cumpleaños de Manuel Defire consistía en eso, en beber y comer hasta que ya no podía más, se cagaba encima, se meaba, vomitaba o bien se quedaba dormido encima de la barra. El encargado del bar encargaba a algún camarero que acompañase al señor Defire a su casa y con eso concluía el festival.
Aquel año, Manuel Defire hizo exactamente lo mismo de todos los años. La fiesta transcurría con total normalidad, los parroquianos no le hacían ni puto caso, él bebía y salía de vez en cuando a comer, cuando pidió un trago de un licor de aire tropical que no había probado. Al tercer vaso, sin hielo, comenzó a sentir arcadas y quiso ir al cuarto de baño. De camino al servicio encontró en una mesa unas caras que no conocía. No solía intimar con nadie en el bar, pese a que era cliente asiduo, y aquellas caras le llamaron la atención. El estado en el que se encontraba no era el óptimo para las relaciones sociales y menos las presentaciones, así que decidió continuar hasta el cuarto de baño. Sin embargo escuchó un murmullo a sus espaldas cuando dejó atrás aquella mesa.
Se quiso dar la vuelta para interpelar a los que habían cuchicheado, se mareó y se agarró en una silla que ocupaba alguno de esos que hablaban. Una risa. Manuel Defire, por primera vez en su vida, se dirigió a los parroquianos, a los ocupantes de aquella mesa, que eran dos hombres y una mujer para decir:
- Muchas gracias por venir a mi cumpleaños. Sois los primeros en felicitarme. Muchas gracias, de verdad.- Y acto seguido se cagó encima.
Fue un sonoro pedo lo que saludó un hilo de mierda que fue deslizándose por las piernas de Manuel Defire para llegar al suelo. El momento de abandonar el bar había llegado. El encargado, etc...
Cuando se despertó, al día siguiente, estaba en su cama. Olía a mierda. Fue al cuarto de baño y se lavó. Se despejó. Se afeitó. Quiso saber en qué día vivía. Aquel día casualmente no había que volver a trabajar. Se tranquilizó. Manuel Defire pensó en hacer alguna cosa. Algo recordaba de la noche anterior. Estaba nervioso. Excitado.
Bajó al bar y preguntó al encargado, no conocía su nombre, por aquellos que habían... no les conocía.
- Creo que son funcionarios del Ministerio.
Manuel Defire sabía que cerca del bar y de su casa había un ministerio, no se había preguntado nunca de qué. Fue hasta allí, en la puerta no le dejaban entrar, no tenía cita previa.
Manuel Defire, por primera vez en su vida, había sentido la necesidad de ir a algún sitio, enfrentarse a una respuesta negativa, preguntar, curiosear. Volvió a su casa, avergonzado. Enfadado.
Tendría que esperar hasta el año que viene para volver a ver a aquellos nuevos amigos. Le dio una patada a la pared de su casa. Se hizo daño.
Se quedó más tranquilo y Manuel Defire pensó que igual no era tan importante todo aquello, al fin y al cabo.
Aquel año, Manuel Defire hizo exactamente lo mismo de todos los años. La fiesta transcurría con total normalidad, los parroquianos no le hacían ni puto caso, él bebía y salía de vez en cuando a comer, cuando pidió un trago de un licor de aire tropical que no había probado. Al tercer vaso, sin hielo, comenzó a sentir arcadas y quiso ir al cuarto de baño. De camino al servicio encontró en una mesa unas caras que no conocía. No solía intimar con nadie en el bar, pese a que era cliente asiduo, y aquellas caras le llamaron la atención. El estado en el que se encontraba no era el óptimo para las relaciones sociales y menos las presentaciones, así que decidió continuar hasta el cuarto de baño. Sin embargo escuchó un murmullo a sus espaldas cuando dejó atrás aquella mesa.
Se quiso dar la vuelta para interpelar a los que habían cuchicheado, se mareó y se agarró en una silla que ocupaba alguno de esos que hablaban. Una risa. Manuel Defire, por primera vez en su vida, se dirigió a los parroquianos, a los ocupantes de aquella mesa, que eran dos hombres y una mujer para decir:
- Muchas gracias por venir a mi cumpleaños. Sois los primeros en felicitarme. Muchas gracias, de verdad.- Y acto seguido se cagó encima.
Fue un sonoro pedo lo que saludó un hilo de mierda que fue deslizándose por las piernas de Manuel Defire para llegar al suelo. El momento de abandonar el bar había llegado. El encargado, etc...
Cuando se despertó, al día siguiente, estaba en su cama. Olía a mierda. Fue al cuarto de baño y se lavó. Se despejó. Se afeitó. Quiso saber en qué día vivía. Aquel día casualmente no había que volver a trabajar. Se tranquilizó. Manuel Defire pensó en hacer alguna cosa. Algo recordaba de la noche anterior. Estaba nervioso. Excitado.
Bajó al bar y preguntó al encargado, no conocía su nombre, por aquellos que habían... no les conocía.
- Creo que son funcionarios del Ministerio.
Manuel Defire sabía que cerca del bar y de su casa había un ministerio, no se había preguntado nunca de qué. Fue hasta allí, en la puerta no le dejaban entrar, no tenía cita previa.
Manuel Defire, por primera vez en su vida, había sentido la necesidad de ir a algún sitio, enfrentarse a una respuesta negativa, preguntar, curiosear. Volvió a su casa, avergonzado. Enfadado.
Tendría que esperar hasta el año que viene para volver a ver a aquellos nuevos amigos. Le dio una patada a la pared de su casa. Se hizo daño.
Se quedó más tranquilo y Manuel Defire pensó que igual no era tan importante todo aquello, al fin y al cabo.