Es mejor tomar la foto desde aquí. He ido a aplaudir y a hacer el repaso habitual del estado de las plantas. Visual. Me he acercado al rosal. Una rosa amenaza con salir desde hace días. Hoy me he acercado y he visto lo que no quería ver. Algo se está comiendo las hojas del rosal, un mosquitillo, algo. Y la rosa que tiene que salir me temo que no va a salir. A este rosal le pasa que es muy goloso para las mierdas de los mosquitos, hongos, cochinillas o como quiera que se llame. Hace tiempo que no salía tan alegre el rosal y ha vuelto a pasar lo mismo que otras veces. Se comen las hojas, joden el invento.
No. Yo tampoco me aclaro con lo de cuándo y cómo. Sé que a partir del 4 de mayo pasarán algunas cosas que no estaban pasando hasta ahora, pero que la situación a fin de cuentas seguirá más o menos hasta mediados de mayo donde creo que habrán algunos cambios sustantivos. No se. Hablo por hablar. Qué fe con que abran los bares. Ayer, escuchando al presidente centrándose en el tema restaurantes y demás era como un poco... aquí qué nos importa, nos importa salir a comer, beber... y el trabajo que da, los puestos de trabajo que viven de todo el sector de la hostelería y la restauración. Los bares.
Siempre me ha gustado ir a los bares. He ido a los bares solo, acompañado, en grupo, en pareja, bares a los que he ido siempre, bares a los que voy por ir, por probar, por estar, para decir que vaya mierda de bar, para quedarme para siempre. Pero ahora algo está cambiando. Tiene que ver con todo lo que está pasando y la costumbre de no ir a ningún lado, de no consumir por consumir, de pasar con lo necesario y no necesitar adornarlo con más cosas. Me da pereza todo. Me da pereza volver. No es pereza. Suena a 'chico, qué fácil lo tienes todo'. No es tan fácil, es una sensación de que me da un poco de pena que estemos deseando volver a lo de antes. Que no pase nada. Que sigamos pensando en....
- Un momento, chaval. ¿Acaso te has vuelto ahora un rarito de esos de no consumir, no beber, no entrar en el sistema, buscar formas alternativas de vida y esas historias? ¿Ahora? ¿Todo este rollo es porque compras (o te hacen ir a buscar) verdura y huevos en el Cabàs?
No, no va por ahí. Lejos de mí el ver luz e irme a... una casa en el campo o vivir en la ciudad vestido de Quechua o Artengo todo el día. No. Pero que me da palo. Palo la vida de antes.
- Un palo te daba yo, gañán.
Me da palo todo. Que vuelva el fútbol, que vuelva el mundo del deporte y sus noticias a las que me engancho. Vivo mejor sin estar pendiente. Tengo más tiempo. Menos agobios. Y puedo disfrutar del deporte antiguo, que es mejor.
Lo antiguo es mejor.
Hoy he hecho un plato que hace y hacía mi madre y que tenía mucha curiosidad por probar. Lomo con salsa. Una salsa con ajo, almendras, vino blanco e hígado de pollo. Sí, hígado de pollo. Pues muy bueno, oiga. Pero bueno bueno. Como una nutria me estoy quedando.
Con el cuento del cumpleaños de la Kim Gordon he vuelto a caer en la trampa de Sonic Youth. No estoy avanzando nada en lo de la música.
Pero nada.
miércoles, 29 de abril de 2020
martes, 28 de abril de 2020
Confinamiento #34
La página no es de Estrella Distante. Creía que tenía en casa Estrella Distante y no está. Debe estar pero no lo he encontrado. La página es de La literatura nazi en América, de Roberto Bolaño, donde está el cuento que luego será la base de Estrella Distante. La vida de Carlos Ramírez Hoffman y sus vuelos escribiendo en el aire esas frases que se te quedan tatuadas en algún sitio y que no desaparecen jamás. La muerte es responsabilidad. La muerte es limpieza. La muerte es Chile. La muerte es amor. La muerte es crecimiento. Hoy es el aniversario del nacimiento de Roberto Bolaño y si estamos escribiendo todos los días que se puede, si hay algo que hacer importante en la vida que no es otra cosa que escribir este blog todos los días es porque Roberto Bolaño existió y nos enseñó que había que escribir, siempre, en todo momento, que escribir es lo único que es y que será, que leer está bien, que leer es un placer, pero que la tortura de escribir no debe dejar de producirse jamás, sea cual sea la circunstancia, escribir y vivir para escribir. Ni mucho menos, ni por asomo, ni se me ocurriría comparar la inútil tarea de escribir un blog con la titánica tarea literaria de Roberto Bolaño. Es muy repelente eso de decir 'lean a tal...', pero lean a Bolaño. Lean Estrella Distante, aunque solo sea Estrella Distante. Contar una historia, contar historias en las que parezca que te has jugado la vida. Contar historias que parezcan que las has vivido, que el que las ha escrito ha estado al borde de palmarla porque... igual hace mucho que no leo a Bolaño. Creí haberlo leído todo, al menos los cuentos y novelas. No la poesía. Cómo disfruté leyendo a Bolaño. Qué cosa empezar a leer el 2666 y sumergirte en todos esos mundos chungos, en esas historias que te llevan a lo sórdido, a lo fantástico, a lo irreal, a la muerte. La muerte es Chile. Los libros de Bolaño son dos. Luego tiene cuentos, libros de cuentos, los libros póstumos, la literatura nazi, los libros de Bolaño. Los cuentos de Bolaño. La vida de Bolaño. Esa especie de pintada con la cara de Bolaño que hay en un buzón en Barcelon y que yo tenía una foto y que ya no sé dónde estará. La cara de Bolaño, el libro que tengo donde se cuentan cosas de Bolaño, sobre Bolaño, entrevistas a Bolaño.
Bombacci colgado de Piazzale Loreto. Fusilan a Mussolini antes de que se pire a Austria y en el coche donde viaja está Nicola Bombacci. Nicola Bombacci fue fundador del Partido Comunista Italiano y viajó a la Unión Soviética y de repente empieza a coquetear con el fascismo y por una serie de vicisitudes personales y que tendría el hombre esa cabeza que tiene la gente que se deja arrastrar por la insana pasión de nosequé, considera que el fascismo es una suerte de socialismo que ha superado al comunismo o algo así. Tengo que leer más y estoy escribiendo deprisa y no lo quiero contar bien. Bombacci se convierte en un defensor a ultranza de Mussolini sin renunciar a ser un socialista, de tal manera que incluso le sigue en la loca aventura de la República Social Italiana, donde se inventa la socialización fascista donde verdaderamente se iba a poner en práctica una revolución social dentro del fascismo que, naturalmente, jamás se dio, pero no contento con ello decide huir junto a Mussolini. Lo ejecutan, fusilándolo, los mismos partisanos que ejecutan a Mussolini y a Clara Petacci. Cuando lo están fusilando, Bombacci grita Viva el socialismo, Viva Mussolini. Lo colgarán de la gasolinera de Piazzale Loreto un día como mañana, 29 de abril, junto a Musslini, Petacci, Starace, Pavolini. A Bombacci le colocan encima el cartel de Supertraidor. Piazzale Loreto, nunca te olvides de Piazzale Loreto, rojipardo que das la vuelta al sentido del socialismo.
Poca cosa más.
Hasta finales de junio dicen que tenemos que estar así. Escribo esto sin convicción. Me duele pensar que pienso así.
Me faltan días y horas para leer todo lo que pensaba que iba a leer. Aún puedo tirar de memoria y contar la historia resumida de Nicola Bombacci.
No se olviden de Nicola Bombacci. Supertraidor. Piazzale Loreto.
Lean a Bolaño. Escriban a altas horas de la noche aunque les estén esperando para cenar. Los detectives salvajes. Siempre.
Bombacci colgado de Piazzale Loreto. Fusilan a Mussolini antes de que se pire a Austria y en el coche donde viaja está Nicola Bombacci. Nicola Bombacci fue fundador del Partido Comunista Italiano y viajó a la Unión Soviética y de repente empieza a coquetear con el fascismo y por una serie de vicisitudes personales y que tendría el hombre esa cabeza que tiene la gente que se deja arrastrar por la insana pasión de nosequé, considera que el fascismo es una suerte de socialismo que ha superado al comunismo o algo así. Tengo que leer más y estoy escribiendo deprisa y no lo quiero contar bien. Bombacci se convierte en un defensor a ultranza de Mussolini sin renunciar a ser un socialista, de tal manera que incluso le sigue en la loca aventura de la República Social Italiana, donde se inventa la socialización fascista donde verdaderamente se iba a poner en práctica una revolución social dentro del fascismo que, naturalmente, jamás se dio, pero no contento con ello decide huir junto a Mussolini. Lo ejecutan, fusilándolo, los mismos partisanos que ejecutan a Mussolini y a Clara Petacci. Cuando lo están fusilando, Bombacci grita Viva el socialismo, Viva Mussolini. Lo colgarán de la gasolinera de Piazzale Loreto un día como mañana, 29 de abril, junto a Musslini, Petacci, Starace, Pavolini. A Bombacci le colocan encima el cartel de Supertraidor. Piazzale Loreto, nunca te olvides de Piazzale Loreto, rojipardo que das la vuelta al sentido del socialismo.
Poca cosa más.
Hasta finales de junio dicen que tenemos que estar así. Escribo esto sin convicción. Me duele pensar que pienso así.
Me faltan días y horas para leer todo lo que pensaba que iba a leer. Aún puedo tirar de memoria y contar la historia resumida de Nicola Bombacci.
No se olviden de Nicola Bombacci. Supertraidor. Piazzale Loreto.
Lean a Bolaño. Escriban a altas horas de la noche aunque les estén esperando para cenar. Los detectives salvajes. Siempre.
lunes, 27 de abril de 2020
Confinamiento #33 Gramsciano
Podría poner una foto de Antonio Gramsci ya mayor de perfil y de frente en lo que se supone que debe ser una foto ya en la cárcel pero nadie quiere ver una foto de un señor abotargado y que se escape de la iconografía oficial del revolucionario y pensador, joven y de pelos leoninos, capaz de producir un pensamiento indispensable, imprescindible, que no he leído. Pero prefiero poner esta foto más o menos regular del pensador y revolucionario italiano y que todo este párrafo sirva de mera antesala para una de esas citas que uno busca para poder poner algo referente a Gramsci y que de repente le reconcilian no con Gramsci que no me puede reconciliar si no lo conozco y por tanto no puedo estar de acuerdo o en desacuerdo con él. Esa frase es la siguiente:
'El reto de la modernidad es vivir sin ilusiones y sin desilusionarse'.
Yo creo que he vivido siempre con esto como divisa y sin saberlo. Soy gramsciano desde pequeño. Un gramsciano incontrovertible. Un gramsciano del ala nosequé. Un gramsciano que no conoce a Gramsci pero que tal.
Hace tiempo, no demasiado, me gustaba hacer befa de quienes citaban a Gramsci. De quienes tenían las palabras de Gramsci en la boca todo el día para justificar una nueva forma de hacer política o para defender la antigua. O para algo. Como no tenía intención de leer a Gramsci y tampoco la tengo ahora, me parecía risible que, de repente, surgiera tanto entendido en alguien cuyo mensaje surgió de su reclusión en una oscura cárcel fascista de la que no saldría vivo. Todo pasa y ahora la fiebre Gramsciana se ha pasado y lo que antes era indispensable, imprescindible, ahora es el recuerdo de un tiempo en el que todo era posible y nada era impedimento para barrer con lo anterior. Hoy he tenido en mis manos un libro de Rosa Luxemburg. Igual podría...
Vivir sin ilusiones. Soy su hombre. Una vida dedicada a no plantear ningún tipo de objetivo y procurar ir viviendo la hora que viene de la manera más cómoda posible. Así hasta el final. Y sin desilusionarse, claro. Pensando que esto puede ir a mejor, naturalmente, trabajando por ello. Pero sabiendo que en el esfuerzo y en el pensamiento está la primera piedra y que el resto del edificio es complejo.
Para colmo, sin saber cómo, hoy he caído en Devo y en sus canciones que nos recuerdan que somos iguales, que podemos ser lo peor, que somos lo que quieran que seamos porque elegimos ser lo que nos digan y porque no hay nada más robotizado que un ser humano. Son cosas que una detrás de otra no parecen tener sentido, pero ahí están. ¿Somos hombres? No. Somos Devo.
Libertad para elegir. Hay una canción que se llama Freedom of Choice. Podemos elegir ser iguales que los demás. Ser como todos. No salirnos. Ahora no nos podemos salir. Que no me quiten mi libertad. La libertad de ser como yo soy. La libertad de ser uno que hace exactamente lo que otro grupo humano ha decidido. Libertad elegir. Al final del vídeo aparecen marchando por una calle convirtiendo a todo el mundo en lo mismo.
Ayer tocó el visionado de dos malrolleces francesas ambas protagonizadas por Mathieu Kassovitz, director de El Odio. Una era El Gran Desconocido, una persona que calcaba la vida de otros hasta que encuentra un elemento perfecto con el que quedarse. Y la otra una chunguez de Haneke, Happy End, que para lo que es Haneke me pareció floja en la chunguez. En ambas películas bebían vino tinto comiendo y las casas eran de techos altos, tal y como reza el tópico. Salían algunos currelas, pocos, en la peli de Haneke, para currar a los ricos. Pero poco y al final los ricos siempre ganan aunque se quieran morir de cara a la galería.
¿Dónde estamos?
Vivir sin desilusionarse. Hoy ya no tenemos claro si los niños son culpables, si el Gobierno trastabilla, si Jorge Javier es el nuevo Gramsci...
Antes de contar nada que estropee este final en alto, vamos a dejarlo aquí.
'El reto de la modernidad es vivir sin ilusiones y sin desilusionarse'.
Yo creo que he vivido siempre con esto como divisa y sin saberlo. Soy gramsciano desde pequeño. Un gramsciano incontrovertible. Un gramsciano del ala nosequé. Un gramsciano que no conoce a Gramsci pero que tal.
Hace tiempo, no demasiado, me gustaba hacer befa de quienes citaban a Gramsci. De quienes tenían las palabras de Gramsci en la boca todo el día para justificar una nueva forma de hacer política o para defender la antigua. O para algo. Como no tenía intención de leer a Gramsci y tampoco la tengo ahora, me parecía risible que, de repente, surgiera tanto entendido en alguien cuyo mensaje surgió de su reclusión en una oscura cárcel fascista de la que no saldría vivo. Todo pasa y ahora la fiebre Gramsciana se ha pasado y lo que antes era indispensable, imprescindible, ahora es el recuerdo de un tiempo en el que todo era posible y nada era impedimento para barrer con lo anterior. Hoy he tenido en mis manos un libro de Rosa Luxemburg. Igual podría...
Vivir sin ilusiones. Soy su hombre. Una vida dedicada a no plantear ningún tipo de objetivo y procurar ir viviendo la hora que viene de la manera más cómoda posible. Así hasta el final. Y sin desilusionarse, claro. Pensando que esto puede ir a mejor, naturalmente, trabajando por ello. Pero sabiendo que en el esfuerzo y en el pensamiento está la primera piedra y que el resto del edificio es complejo.
Para colmo, sin saber cómo, hoy he caído en Devo y en sus canciones que nos recuerdan que somos iguales, que podemos ser lo peor, que somos lo que quieran que seamos porque elegimos ser lo que nos digan y porque no hay nada más robotizado que un ser humano. Son cosas que una detrás de otra no parecen tener sentido, pero ahí están. ¿Somos hombres? No. Somos Devo.
Libertad para elegir. Hay una canción que se llama Freedom of Choice. Podemos elegir ser iguales que los demás. Ser como todos. No salirnos. Ahora no nos podemos salir. Que no me quiten mi libertad. La libertad de ser como yo soy. La libertad de ser uno que hace exactamente lo que otro grupo humano ha decidido. Libertad elegir. Al final del vídeo aparecen marchando por una calle convirtiendo a todo el mundo en lo mismo.
Ayer tocó el visionado de dos malrolleces francesas ambas protagonizadas por Mathieu Kassovitz, director de El Odio. Una era El Gran Desconocido, una persona que calcaba la vida de otros hasta que encuentra un elemento perfecto con el que quedarse. Y la otra una chunguez de Haneke, Happy End, que para lo que es Haneke me pareció floja en la chunguez. En ambas películas bebían vino tinto comiendo y las casas eran de techos altos, tal y como reza el tópico. Salían algunos currelas, pocos, en la peli de Haneke, para currar a los ricos. Pero poco y al final los ricos siempre ganan aunque se quieran morir de cara a la galería.
¿Dónde estamos?
Vivir sin desilusionarse. Hoy ya no tenemos claro si los niños son culpables, si el Gobierno trastabilla, si Jorge Javier es el nuevo Gramsci...
Antes de contar nada que estropee este final en alto, vamos a dejarlo aquí.
domingo, 26 de abril de 2020
Confinamiento #32
Os miro desde arriba con displicencia. Voy a opinar. Desde arriba también. Opinar está bien y no estar callado, mejor. No estar como si no se estuviera, como estando pero sin estar, abstraído, a otra cosa. Voy a opinar. Los niños. Antes quisiera ver a quién le ha sentado mal lo de los niños y niñas hoy, a quién. A ti. Entonces me parece que lo de los niños está bien y que la gente es responsable y que hace lo que se tiene que hacer y que es normal que los padres con los niños estén contentos y felices si cumplen con la normativa. A ti te parece entonces que esto está bien y que ya era hora de que nos hicieran caso. Entonces me parece mal y que al final esto es can picha y que hace todo el mundo lo que le da la gana.
Concluiré pronto con mi espacio de opinión. Nos gusta odiarnos. Nos gusta tener odio por quienes necesitamos sentir un odio profundo, irracional, o no. No irracional, racional. Un odio frío, un odio sabiendo que odiamos, eligiendo, pensando que estamos odiando muy fuerte a otro. Rojo de mierda. Eso ya no se oía ni en las películas de la guerra civil que tanto nos cansan. Rojo de mierda. Estoy hasta los cojones de los rojos de mierda. El otro día vi a un señor mayor con una vara rompiéndola en el suelo a golpes clamando contra los rojos de mierda, los comunistas, los socialistas, el coletas. Y rompía el hombre la vara en el suelo con muchos huevos. Odio a muerte. Odio a muerte a quien opine lo contrario que opino yo. Peor aún. Espero a ver qué opinas y luego opino yo.
Os pondré un caso muy cercano. Este mediodía he visto las imágenes de tv3 y flipaba. Pero esto qué es. La gente ya hace lo que le sale del chumbo. Luego en facebook he visto a gente opinar exactamente igual que yo, pero no eran yo. Y entonces ya no. He pensado diferente. Porque soy una persona coherente. Siempre pienso igual. Siempre pienso al contrario de lo que pienses tú.
¿Estamos mejor? Yo creo que si alguien, en su omnipotencia y omnisciencia y todo eso ha pensado que los niños ya estaba bien y que, a sabiendas, eso significaba padres en la calle a dojo, pues lo habrá calculado. Y si a muchos nos parece que ay, esto es el fin es porque somos unos confinópatas. O filoconfinamientólogos. O como se diga. Sí, nos da pereza volver a la vida normal y pensamos que este estado de excepción perpetuo es la antesala de algo, un cambio, una crisis, un tropezón mundial del que saldrá algo diferente. Y tememos a la normalidad. Ni eso. Yo ni eso.
Entendiendo el pavor a la extensión de la pandemia, a mí es que ya me parece bien esto de hacer lo mínimo, consumir lo mínimo, estar dentro del sistema de consumo lo mínimo, qué os voy a contar, con lo rojo de mierda que soy. Tan rojo que los más rojos siempre me parecen poco rojos y cuando son muy pero que muy rojos, pero rojos tan rojos que son rojos y negros y todo eso y más, me parece que son de derechas. Solo soy rojo yo y luego ya mi hermano y no sé hasta donde extender el círculo.
Termino pronto.
Vivimos en una sociedad que es así. Twitter, que es la sociedad, es así. Nos hace creer que jóvenes atormentados son jóvenes atormentados y que honorables padres de familia están a punto de hacer una revolución porque se han puesto las bermudas de combate ya que está empezando a hacer calor.
Hoy he comido ñame por primera vez. Encantado de conocerle, pero ya. Un estofado de ternera estupendo, con ñame. Un santo con dos pistolas.
Un fin de semana que se acaba y lo hace con el convencimiento de que vamos a volver antes de lo que nos suponíamos. Que espero celebrar mi cumpleaños en este pedazo de recinto amurallado que se aprecia en la foto con toda esa gente a la que quiero tanto que yo no sé qué voy a hacer con tanto amor. Tanto amor y tanta vida.
Mi Santa Coloma de mi alma que la quiero ya más que todas las cosas y que se me erizan los vellos nada más que de pensar que dentro de nada voy a poder dar un paseo individual por mis calles de mi vida y de mi corazón y de volver a apreciar lo que es vivir en la mejor ciudad del mundo y que dentro de nada estaremos otra vez disfrutando de algo, de lo que sea, de lo que nos ofrezcan porque seguro que se nos ofrecerá algo que tiene que superar y con mucho todo lo que nuestra imaginación, triste y mediana, pueda imaginar. Nada, nada va a poder compararse a lo que nos va a venir en nuestra Santa Coloma de nuestro corazón que la quiero yo como no quiero a nada más en el mundo una vez que esto acabe y se nos diga que la alegría multitudinaria tiene que volver a ser nuestra divisa y nuestro porqué. Y qué demostrarlo. Y qué lucirlo.
Y seguimos avanzando por la senda de la vida confinada. Ayer vi Hereditary. No tengo palabras. Vi Midsommer y ya eso, pero Hereditary ojo. Y antes vi la del Legado de los Huesos, había visto la primera y no me acordaba prácticamente de nada, de quién era el malo o qué pasaba allí. Es igual. Ya esperamos a la tercera parte.
Esta noche he soñado con mi padre. Sueño con mi padre y tengo que parar en mitad del sueño para saber si estoy soñando y para saber en qué fase de la vida de mi padre estamos. Antes de, después de. Hoy era después de.
Hoy en la terraza se estaba de muerte, pero demasiado calor. Así que el ratito que te metes dentro de casa y te sientas en el sofá se agradece.
Estar en el sofá siempre se agradece.
Rojos de mierda.
Foto: Albita
viernes, 24 de abril de 2020
Confinamiento #31
No tengo DVD o estamos en trance de no tenerlo. Pero conservo las películas. Las películas pueden servir de algo, pero el reproductor del DVD no. Las películas sirven como los libros, para demostrar que consumes cultura y que eres una persona que está por encima del común de los mortales. Aunque seas común. El común de los mortales está ya que no se aguanta. Salvo unos pocos atravesados con la vida que no se sabe con qué objetivos siguen apostando por un confinamiento a ultranza hasta que no se vea la cosa ya... el común de la gente tiene ya la cabeza puesta en la calle y en estar en la calle y en ver cómo va a ir la cosa. Aunque como vengo diciendo desde hace tiempo en un clásico 'yo ya lo dije', una cosa va a se que queramos salir a la calle como los locos y otra cosa va a ser qué vamos a hacer cuando estemos en la calle y cómo se va a trabajar y qué se va a cobrar. Por ahora nos contentamos con que dejan salir a los niños y detrás de los niños van los padres y detrás ya todos los demás. Y ya pensamos. Y ya nos imaginamos. No queremos ver.
Ver. Tengo películas pero no tengo reproductor. Tengo muchas cosas y otras no las tengo y son necesarias. No son necesarias si no las tengo. Hoy no he salido a la calle. Saldré ahora para comprar aceite, por ejemplo. Se gasta mucho aceite. Se cocina mucho. Se pasa uno la vida fregando platos. Hoy tendría que haber puesto la canción de La cocinita mágica de Vainica Doble. Fregando platos, fregando sartenes, poniendo aceite en la sartén. Vuelve el sol, vuelve el buen tiempo.
Hoy el sinvergüenza del tiempo en Tv3 ha dicho que el mapa del tiempo era un poco aburrido. Después de cuatro días lloviendo, el sinvergüenza.
Ayer empezamos a ver una miniserie protagonizada por el Hugh Laurie, el doctor aquel de la serie, House, que no me gustaba nada, y es una serie basada en una novela de John Le Carreé. Las novelas de John Le Carreé me gustaban o me tendrían que gustar o me han gustado las que me he leído. Las intrigas y eso me gustan. Todo lo que tenga que ver con algo que va a pasar y que no sé lo que es. Lo que pasa es que de tan listo que uno es acaba viendo todo lo que va a venir, lo que está pensando el protagonista, la protagonista, quién se va a liar con quién, quién está muerto desde ya, y así. Me divierto de todas maneras. Estamos viendo desde hace meses Vivir sin permiso. Es increíble qué mala es. Es increíble el chaval que hace de hijo del prota lo absurdamente mal que lo hace. Una cosa ridícula, insufrible, que no ayuda en absoluto. Nada. Todo mal. Pero muy mal. Cada episodio que vemos lo hacemos con el propósito de avanzar y quitárnoslo de encima. Pero cada episodio nos deja muy tocados. Ocho llevamos ya. No acaba nunca.
Ya es viernes y es el cumpleaños de la Estefi. En condiciones normales hubiéramos organizado un festiva de tres pares, pero se va a quedar todo en una fiesta virtual como todas. Un sin sentido. Gente hablando en muchedumbre por pantallas pequeñitas, gente que grita mucho, otros que no hablan nada, pantallas fijas, gente haciendo la cena, bebiendo cerveza, abriendo botellas de vino y enseñándolas a cámara, no estamos mal, estamos fatal. Hubiera sido un día guapo de narices. Encima no llueve. Pero ya tendremos tiempo. Llegará un día en que nos volveremos a aburrir de tanto estar y estar y tener que estar.
Se nota mucho que no tengo muchas ganas de que esto acabe. Aunque la mancha va llegando cada vez más cerca y de hecho ya hay mancha que te toca, pero...
Me gustaría comentar algo sobre la política, especialmente sobre la política local, pero es que me da pereza. Y cada vez tengo más claro que enfadarse o cabrearse o buscar polémica no sé si vale. Que vale, claro que vale, pero no sé si al final. Al final cada uno está donde está y es por méritos y ya está y por saber manejar las cosas y situarse y saber dónde está la mandanga y qué es rentable y qué no lo es.
Ayer hice ejercicio, subí y bajé escaleras y moví cosas de un lado al otro. Cargué peso. La tarde fue dura. La noche llena de tirones en las piernas. Me dormí todavía con esa sensación. He dormido como un ceporro. Sin hacer ejercicio duermo igual.
Y por el momento estamos encarando el fin de semana sin demasiadas perspectivas. Que ya es mucho. Que ya está bien también. Mientras no nos obliguen a inyectarnos lejía...
Qué cabezas.
Ver. Tengo películas pero no tengo reproductor. Tengo muchas cosas y otras no las tengo y son necesarias. No son necesarias si no las tengo. Hoy no he salido a la calle. Saldré ahora para comprar aceite, por ejemplo. Se gasta mucho aceite. Se cocina mucho. Se pasa uno la vida fregando platos. Hoy tendría que haber puesto la canción de La cocinita mágica de Vainica Doble. Fregando platos, fregando sartenes, poniendo aceite en la sartén. Vuelve el sol, vuelve el buen tiempo.
Hoy el sinvergüenza del tiempo en Tv3 ha dicho que el mapa del tiempo era un poco aburrido. Después de cuatro días lloviendo, el sinvergüenza.
Ayer empezamos a ver una miniserie protagonizada por el Hugh Laurie, el doctor aquel de la serie, House, que no me gustaba nada, y es una serie basada en una novela de John Le Carreé. Las novelas de John Le Carreé me gustaban o me tendrían que gustar o me han gustado las que me he leído. Las intrigas y eso me gustan. Todo lo que tenga que ver con algo que va a pasar y que no sé lo que es. Lo que pasa es que de tan listo que uno es acaba viendo todo lo que va a venir, lo que está pensando el protagonista, la protagonista, quién se va a liar con quién, quién está muerto desde ya, y así. Me divierto de todas maneras. Estamos viendo desde hace meses Vivir sin permiso. Es increíble qué mala es. Es increíble el chaval que hace de hijo del prota lo absurdamente mal que lo hace. Una cosa ridícula, insufrible, que no ayuda en absoluto. Nada. Todo mal. Pero muy mal. Cada episodio que vemos lo hacemos con el propósito de avanzar y quitárnoslo de encima. Pero cada episodio nos deja muy tocados. Ocho llevamos ya. No acaba nunca.
Ya es viernes y es el cumpleaños de la Estefi. En condiciones normales hubiéramos organizado un festiva de tres pares, pero se va a quedar todo en una fiesta virtual como todas. Un sin sentido. Gente hablando en muchedumbre por pantallas pequeñitas, gente que grita mucho, otros que no hablan nada, pantallas fijas, gente haciendo la cena, bebiendo cerveza, abriendo botellas de vino y enseñándolas a cámara, no estamos mal, estamos fatal. Hubiera sido un día guapo de narices. Encima no llueve. Pero ya tendremos tiempo. Llegará un día en que nos volveremos a aburrir de tanto estar y estar y tener que estar.
Se nota mucho que no tengo muchas ganas de que esto acabe. Aunque la mancha va llegando cada vez más cerca y de hecho ya hay mancha que te toca, pero...
Me gustaría comentar algo sobre la política, especialmente sobre la política local, pero es que me da pereza. Y cada vez tengo más claro que enfadarse o cabrearse o buscar polémica no sé si vale. Que vale, claro que vale, pero no sé si al final. Al final cada uno está donde está y es por méritos y ya está y por saber manejar las cosas y situarse y saber dónde está la mandanga y qué es rentable y qué no lo es.
Ayer hice ejercicio, subí y bajé escaleras y moví cosas de un lado al otro. Cargué peso. La tarde fue dura. La noche llena de tirones en las piernas. Me dormí todavía con esa sensación. He dormido como un ceporro. Sin hacer ejercicio duermo igual.
Y por el momento estamos encarando el fin de semana sin demasiadas perspectivas. Que ya es mucho. Que ya está bien también. Mientras no nos obliguen a inyectarnos lejía...
Qué cabezas.
jueves, 23 de abril de 2020
Confinamiento #30
De tanta lluvia al parecer el geranio se nos ha podrido. Se ve que deberíamos haberlo movido de sitio. Movimos plantas de sitio, como la lavanda. El geranio también lo movimos pero ya era tarde. Las plantas y los sitios. Si las plantas se movieran de sitio según nuestro gusto, las plantas ya habrían desarrollado la capacidad de moverse por sí mismas. Pero no, nosotros sabemos más que las plantas. ¿Dónde está bien una planta? Yo tengo la teoría de que una planta está bien cuando la pones en un sitio y no parece que se muera inmediatamente. No sé donde poner un geranio, esa es la verdad, nunca he tenido un geranio. Yo creía que ahí estaba bien y resulta que con el agua se nos ha podrido. Es que ha llovido mucho. Mucho. Cuatro días sin parar, con sus noches sin parar. Ahora que haga un poquito de sol y a ver dónde llegamos.
Badalona. Nunca voy mucho a Badalona porque los de Santa Coloma vamos poco a Badalona, desde tiempo inmemorial. Conozco a más gente que ha venido de Badalona aquí, porque dónde va a parar. Nosotros somos como somos y somos como para conocernos, pero algo tenemos. Es el clima, es el no tener mar, es la plaça de la Vila y sus bares, tenemos algo, no lo sé. Algo que nos hace diferentes y que al que viene, no sé, le enamora. Nosotros estamos tan enamorados de nuestra ciudad que no queremos que nada cambie nunca y que todo esté siempre igual de bien. Porque somos así. Casi rozando la perfección. Badalona. Tiempos difíciles en Badalona de los que saldrá no sé cómo. Supongo que mal, muy mal se ha de dar para que Dolors Sabater no sea de nuevo alcaldesa. Lo que no sé si será bueno malo, porque no sé si fue bueno o malo que fuera alcaldesa antes. Esto es como todo. Lo que está claro es que menos que seamos alcaldeses o alcaldes nosotros, la bona gent querrá cualquier cosa.
Va quedando menos. Y parece que ya no quede nada. Que ya esté todo. Que ya esté todo el mundo en la calle. Y parece que cuando los niños puedan salir en cualesquiera de las formas convenidas, será ya el fin de todo. Y no tenemos claro el tema de los bares y todo este asunto del ocio y digo más todo este asunto del turismo al que nos debemos como única fuente de enriquecimiento colectivo y que me parece que habrá que hacérselo mirar, aunque todo el mundo sabe que eso no va a ser así y que lo único que vamos a poder hacer es ofrecer lo mismo, porque no podemos ofrecer mucha más cosa que esa. He estado dos o tres minutos sin escribir. No sé lo que estaba diciendo.
Sí. Que tenemos que apostar por otro modelo productivo. Esta frase, la última. Es como resumir El Capital en ocho palabras. Tanto rollo.
Ayer hizo 150 años del nacimiento de Lenin. Palabras ribombantes, frases extraídas de sus textos celebres, un manifiesto que no me leí. Lenin murió en 1924. El mundo debe haber cambiado mucho en casi 100 años. En 100 años. Imagino.
Supongamos ahora que te dicen que tienes que hacer un fricandó. No tienes ni puta idea. Pero lees una receta patillera y te lanzas y no te sale mal. O al menos la autoestima la tienes alta y todo te sabe bueno. Aunque te pasas de tomate.
No sé. Me estoy volviendo un misántropo. O al menos, me gusta jugar al misántropo. Cómo se lo estaría pasando mi padre. Mi padre diría 'yo con lo a gusto que estoy en mi casa..., anda y que le den por culo a la gente'. Luego sería el primero en salir y estar calle arriba y calle abajo. Que es lo que hace uno. Pero así de primeras, ante conversaciones de esas de no puedo más, me aburro y todo eso, qué descansando se queda uno cuando dice, yo es que no tengo ganas de salir. Ver gente. La gente. Estar ahí. La gente. No.
Si me estoy poniendo finalmente como una nutria, se dice y tampoco pasa nada. También aquí quería ir a la contra de todo el mundo y no.
Oye, que no digo nada pero que hoy es Sant Jordi, pues mira, nos ahorramos el compromiso, aunque es un día muy bonito. Muy bonito, a ver, la gente y eso, pero es bonito. Los libros, etc. Ir a pillar una chapita del pcpc, ir a mirar libros que no te compras, pero los ves y dices, joder, podría molar, luego no te lo compras.
Y así pasa la vida.
Si luego cuando vuelva todo será más o menos. Ya verás.
Badalona. Nunca voy mucho a Badalona porque los de Santa Coloma vamos poco a Badalona, desde tiempo inmemorial. Conozco a más gente que ha venido de Badalona aquí, porque dónde va a parar. Nosotros somos como somos y somos como para conocernos, pero algo tenemos. Es el clima, es el no tener mar, es la plaça de la Vila y sus bares, tenemos algo, no lo sé. Algo que nos hace diferentes y que al que viene, no sé, le enamora. Nosotros estamos tan enamorados de nuestra ciudad que no queremos que nada cambie nunca y que todo esté siempre igual de bien. Porque somos así. Casi rozando la perfección. Badalona. Tiempos difíciles en Badalona de los que saldrá no sé cómo. Supongo que mal, muy mal se ha de dar para que Dolors Sabater no sea de nuevo alcaldesa. Lo que no sé si será bueno malo, porque no sé si fue bueno o malo que fuera alcaldesa antes. Esto es como todo. Lo que está claro es que menos que seamos alcaldeses o alcaldes nosotros, la bona gent querrá cualquier cosa.
Va quedando menos. Y parece que ya no quede nada. Que ya esté todo. Que ya esté todo el mundo en la calle. Y parece que cuando los niños puedan salir en cualesquiera de las formas convenidas, será ya el fin de todo. Y no tenemos claro el tema de los bares y todo este asunto del ocio y digo más todo este asunto del turismo al que nos debemos como única fuente de enriquecimiento colectivo y que me parece que habrá que hacérselo mirar, aunque todo el mundo sabe que eso no va a ser así y que lo único que vamos a poder hacer es ofrecer lo mismo, porque no podemos ofrecer mucha más cosa que esa. He estado dos o tres minutos sin escribir. No sé lo que estaba diciendo.
Sí. Que tenemos que apostar por otro modelo productivo. Esta frase, la última. Es como resumir El Capital en ocho palabras. Tanto rollo.
Ayer hizo 150 años del nacimiento de Lenin. Palabras ribombantes, frases extraídas de sus textos celebres, un manifiesto que no me leí. Lenin murió en 1924. El mundo debe haber cambiado mucho en casi 100 años. En 100 años. Imagino.
Supongamos ahora que te dicen que tienes que hacer un fricandó. No tienes ni puta idea. Pero lees una receta patillera y te lanzas y no te sale mal. O al menos la autoestima la tienes alta y todo te sabe bueno. Aunque te pasas de tomate.
No sé. Me estoy volviendo un misántropo. O al menos, me gusta jugar al misántropo. Cómo se lo estaría pasando mi padre. Mi padre diría 'yo con lo a gusto que estoy en mi casa..., anda y que le den por culo a la gente'. Luego sería el primero en salir y estar calle arriba y calle abajo. Que es lo que hace uno. Pero así de primeras, ante conversaciones de esas de no puedo más, me aburro y todo eso, qué descansando se queda uno cuando dice, yo es que no tengo ganas de salir. Ver gente. La gente. Estar ahí. La gente. No.
Si me estoy poniendo finalmente como una nutria, se dice y tampoco pasa nada. También aquí quería ir a la contra de todo el mundo y no.
Oye, que no digo nada pero que hoy es Sant Jordi, pues mira, nos ahorramos el compromiso, aunque es un día muy bonito. Muy bonito, a ver, la gente y eso, pero es bonito. Los libros, etc. Ir a pillar una chapita del pcpc, ir a mirar libros que no te compras, pero los ves y dices, joder, podría molar, luego no te lo compras.
Y así pasa la vida.
Si luego cuando vuelva todo será más o menos. Ya verás.
martes, 21 de abril de 2020
Confinamiento #29
Así podría estar siempre. Lloviendo, sin ver más allá de la montaña. Lloviendo y ahorrándonos de paso ya salir ni siquiera a la terraza. Desde la ventanita. Los días avanzan y ya parece que se quiere vislumbrar el final. No sabemos cuándo será el final pero parece que ya no va a haber manera de sujetarnos mucho más. Cuando dejen salir a los más pequeños en la modalidad que se decida, veremos gente por la calle y querremos más. Y ya no habrá forma de sujetarnos. Si no veo a nadie, me conformo. Pero si veo a ese, me pregunto, y yo porqué no.
Vamos a divagar. Vamos a hablar por hablar. ¿Porqué no me dedico a escribir? Ahora que tengo tiempo, podría aprovechar para escribir un libro. Para hacer el esbozo de una novela. Una novela que cuente mi realidad, o una realidad que se parezca mucho a la mía. O fantasear con otros mundos, con otras gentes, con otros lugares donde habiten personas de apellidos diferentes y que profesen credos que se me escapen. Podría hacerlo. Se va a acabar el confinamiento y no voy a poder decir que de esta etapa he obtenido un fruto fruto de mi dedicación ante el estado de confinamiento y reclusión en el que me hallo. Se va a acabar esto y no voy a poder decir que he hecho nada.
Hacer algo, estar en algo, demostrar que durante este tiempo has aprendido. He hecho hoy merluza al horno, pero la he tenido que evacuar y pasarla a una especie de sartén donde la he acabado de hacer. La merluza soltaba agüilla y no he visto claro el tema del horno así que a los veinte minutos que seguro que han sido menos que he visto que no lo veía bien, la he sacado y la he evacuado. Estaba buenísima.
Hacer cosas y pensar cosas. Pensar en política distrae, como no podía ser de otra manera. Pensar en que te están comiendo la tostada y que, realmente, las barbaridades suman. Que gente como Trump o como Bolsonaro o como cualquier otro van diciendo y haciendo cosas bárbaras y que o pasa nada. Y que tú aquí puedes decir lo que te de la gana y que no solo no te penaliza, sino que sumas. Y tú aquí puedes decir cualquier cosa. Y no parece que reste.
En qué momento estamos. A nivel local, estamos muy bien. Después de un cierto momento de desconcierto de los corazones de oro, los corazones de oro vuelven a ponerse las pilas. Es necesario volver a demostrar que somos la mejor ciudad del mundo y hacerlo solo como sabemos hacerlo nosotros, desde arriba. Que es como se hacen verdaderamente bien las cosas. Desde arriba y sabiendo muy bien quién es quien tiene que sacar rédito de los grandes corazones de oro de este pueblo. El corazón más limpio y puro.
A nivel local, estamos muy bien. Una ciudad como esta está respondiendo estupendamente al reto de ver cómo todo se paraliza y los ingresos son nulos. No podemos decir otra cosa que lo estamos haciendo fenomenal y que si no fuera porque somos una gente con un corazón que no nos cabe en el pecho, pues yo que sé. Para cualquier otra cosa, dirígete a los canales habituales sin ideologías ni controversias.
El mundo sigue girando y la lluvia sigue cayendo. El agua cae y pudre las plantas. Hemos tenido que cambiar el geranio de sitio porque se pudre. Esto no lo sabía yo. Y de todo se aprende. La lavanda se nos sale de madre, se sale prácticamente de la maceta. Pero no se me ha ocurrido hacerle una foto.
Ayer empezamos y casi acabamos una serie. Nos acostamos tardísimo. Kalifat. Oye, cada episodio peor o mejor que el anterior. Casi nos la comemos entera. Serie sueca y las series suecas son como muy buenas. Las nórdicas. No sé.
La política. Los amigos. El deporte. La música. Ayer hablábamos. Cuándo volveremos a ensayar. Conciertos. Ni grandes ni pequeños. Cuándo.
Y la gente que se fue un día y lleva un mes sin saber qué va a ser de su curro. Que sí, que te han dicho que vas a volver, pero...
Y hoy no sé si se va a poder salir a aplaudir.
Vamos a divagar. Vamos a hablar por hablar. ¿Porqué no me dedico a escribir? Ahora que tengo tiempo, podría aprovechar para escribir un libro. Para hacer el esbozo de una novela. Una novela que cuente mi realidad, o una realidad que se parezca mucho a la mía. O fantasear con otros mundos, con otras gentes, con otros lugares donde habiten personas de apellidos diferentes y que profesen credos que se me escapen. Podría hacerlo. Se va a acabar el confinamiento y no voy a poder decir que de esta etapa he obtenido un fruto fruto de mi dedicación ante el estado de confinamiento y reclusión en el que me hallo. Se va a acabar esto y no voy a poder decir que he hecho nada.
Hacer algo, estar en algo, demostrar que durante este tiempo has aprendido. He hecho hoy merluza al horno, pero la he tenido que evacuar y pasarla a una especie de sartén donde la he acabado de hacer. La merluza soltaba agüilla y no he visto claro el tema del horno así que a los veinte minutos que seguro que han sido menos que he visto que no lo veía bien, la he sacado y la he evacuado. Estaba buenísima.
Hacer cosas y pensar cosas. Pensar en política distrae, como no podía ser de otra manera. Pensar en que te están comiendo la tostada y que, realmente, las barbaridades suman. Que gente como Trump o como Bolsonaro o como cualquier otro van diciendo y haciendo cosas bárbaras y que o pasa nada. Y que tú aquí puedes decir lo que te de la gana y que no solo no te penaliza, sino que sumas. Y tú aquí puedes decir cualquier cosa. Y no parece que reste.
En qué momento estamos. A nivel local, estamos muy bien. Después de un cierto momento de desconcierto de los corazones de oro, los corazones de oro vuelven a ponerse las pilas. Es necesario volver a demostrar que somos la mejor ciudad del mundo y hacerlo solo como sabemos hacerlo nosotros, desde arriba. Que es como se hacen verdaderamente bien las cosas. Desde arriba y sabiendo muy bien quién es quien tiene que sacar rédito de los grandes corazones de oro de este pueblo. El corazón más limpio y puro.
A nivel local, estamos muy bien. Una ciudad como esta está respondiendo estupendamente al reto de ver cómo todo se paraliza y los ingresos son nulos. No podemos decir otra cosa que lo estamos haciendo fenomenal y que si no fuera porque somos una gente con un corazón que no nos cabe en el pecho, pues yo que sé. Para cualquier otra cosa, dirígete a los canales habituales sin ideologías ni controversias.
El mundo sigue girando y la lluvia sigue cayendo. El agua cae y pudre las plantas. Hemos tenido que cambiar el geranio de sitio porque se pudre. Esto no lo sabía yo. Y de todo se aprende. La lavanda se nos sale de madre, se sale prácticamente de la maceta. Pero no se me ha ocurrido hacerle una foto.
Ayer empezamos y casi acabamos una serie. Nos acostamos tardísimo. Kalifat. Oye, cada episodio peor o mejor que el anterior. Casi nos la comemos entera. Serie sueca y las series suecas son como muy buenas. Las nórdicas. No sé.
La política. Los amigos. El deporte. La música. Ayer hablábamos. Cuándo volveremos a ensayar. Conciertos. Ni grandes ni pequeños. Cuándo.
Y la gente que se fue un día y lleva un mes sin saber qué va a ser de su curro. Que sí, que te han dicho que vas a volver, pero...
Y hoy no sé si se va a poder salir a aplaudir.
lunes, 20 de abril de 2020
Confinamiento #28
Gente de escopeta y perro. Esta expresión viene de nuestro pueblo y no sé si la hemos acabado de entender bien. Eso son gente de escopeta y perro nos parecía que venía a decir que eran gente sencilla, sin mucha complicación, que se conforma con lo que hay, que con un seis y un cuatro hace tu retrato. Pero creo que no es esa la acepción correcta y tiene más que ver con otra cosa que no sabría definir. Somos gente de escopeta y perro. ¿Lo somos?
Hoy cumple 39 años mi hermano, el Pako, 39 años, por lo que yo supongo que le quitarán ya el Carnet Jove y si bien mi padre se autodenominó Paquito hasta el final, no sé si mi hermano pequeño ha de seguir siendo considerado pequeño en este momento. 39 años. Es que parece que vaya a cumplir yo que sé, 10 años u 11. Y no. 39 años. A punto de entrar en la edad del pavo. Ayer dimos un paso más en nuestro proceso de creación artística. Quizás definitivo. Ya ni canto ni toco, simplemente hago el indio. Edad del pavo. Un grupo de versiones, que es lo que nos faltaba por tocar. Yo me lo pasé bien. Bastante bien. El Pako tocó y cantó. Seguiremos. Johnson and Johnson, qué buen nombre.
39 años. Curro Romero donde los haya, casi llegando a Rafael de Paula, no esperes una acción continuada, sino faenas magistrales. El mundo del dibujo lo hemos tenido a mano desde siempre. Yo era un inútil pero no así mi hermano, que siempre tuvo mano. Pero no ganas. Ahora con el confinamiento, a la fuerza tal. Y finalmente, el proyecto del dibujo homenaje a Felipe IV, escopeta y perro, austrohúngaro, blanquito perdedor, se ha hecho realidad. Recuerdo hacerme fotos en las fiestas del pueblo de hace ni me acuerdo y que nunca se llevaron adelante. Y ahora, el regalo lo hace él. Retrato con perro y escopeta, como si me gustaran los perros y yo supiera qué hacer con una escopeta. Ni que decir tiene que la foto original era con una escoba y con un cubo y que el original es efectivamente de Velázquez. Qué grande. Ahora ya vamos derechitos al retrato de Conde Duque con el caballo y todo. Hasta llegar, supongo, al mágico retrato de Carlos II, cara blanca de a punto de palmar.
Ayer tuvo lugar la final del rally de Curts de Ca la Sisqueta. Siete cortos presentados, votaciones del público para elegir al ganador y premio del Jurado. Pues bien, el corto que presenté 'Breu Reflexió', resultó ganador del premio del Jurado. Muy pocos votos del público. Pero como artista me siento francamente reconocido. El arte no suele ser bien entendido por el público general y sí por los entendidos. Agradecer a mi compañera por la edición y montaje del corto y lamentar que no pudiera ganar a su vez con su propuesta el premio del público, al que se hizo acreedora por su increíble interpretación.
¿Qué es el arte? ¿Con qué criterios puedes definir el arte? Cualquier reflexión en este aspecto puede resultar simplemente vacía. El arte es lo que uno quiera, el arte es cualquier cosa, el arte y los criterios artísticos son subjetivos. Pueden coincidir con los tuyos, puede que no, nadie tiene razón y todo va al mismo sitio. Qué es bueno y qué es malo. Qué está bien hecho y qué está mal hecho. Qué no te gusta y qué te gusta. Qué interés tiene. Qué trascendencia. Quién es el autor. Por qué a él. Por qué a mí. Es igual.
Y en otro orden de cosas, como ven, el confinamiento ha tenido estos dos días mi mente ocupada en otras cosas pero no por ello no he podido dejar de darle vueltas al futuro. Ninguna cosa que no se sepa anteriormente. Quince días más de confinamiento pero se vislumbra que los más pequeños podrán ver relajada su reclusión lo que no sé si es bueno para los niños o para los padres. Por si las moscas, la Generalitat ya se encargó el mismo sábado noche de proporcionar un díptico virtual con toda una serie de recomendaciones y normativas.... aprobadas en ningún sitio.
No quisiera dejar de referirme a las palabras del mhp Puigdemont sobre comuns e ICV llamándo(nos/les) de todo. De todo en plan desagradable. O al menos haciéndose eco de un ultra. Lo ultra. Cada vez más, la derecha conservadora catalana descubriendo la modernidad, el anticomunismo, el populismo, la lucha contra un supuesto stablishment socialdemócrata, socialista, estatalista, que no nos deja ser libres, cada vez más una 'alt right' nostrada ya no mostrando la patita sino metiendo el hocico entero. Y de comparsas quienes desde la izquierda más aixina nunca nos pudieron ni ver y van a apuntándose al carro. A ver si eso. Comparsas.
Y nada. Cumpleaños raro entre los raros. Llevamos desde el 2017 como aquel que dice sin celebrar un cumpleaños medio normal. En 2018... Pero después... Cada mes de marzo y abril están resultando tremendos. No sé cómo lo haremos, sé cómo lo hubiéramos hecho, aunque fuera lunes, comer por ahí supongo o cenar por ahí, recordar, chincharnos, gastarnos bromas, discutir sobre frases o palabras del pueblo.
Gente de escopeta y perro. Feliz día germanet!
Hoy cumple 39 años mi hermano, el Pako, 39 años, por lo que yo supongo que le quitarán ya el Carnet Jove y si bien mi padre se autodenominó Paquito hasta el final, no sé si mi hermano pequeño ha de seguir siendo considerado pequeño en este momento. 39 años. Es que parece que vaya a cumplir yo que sé, 10 años u 11. Y no. 39 años. A punto de entrar en la edad del pavo. Ayer dimos un paso más en nuestro proceso de creación artística. Quizás definitivo. Ya ni canto ni toco, simplemente hago el indio. Edad del pavo. Un grupo de versiones, que es lo que nos faltaba por tocar. Yo me lo pasé bien. Bastante bien. El Pako tocó y cantó. Seguiremos. Johnson and Johnson, qué buen nombre.
39 años. Curro Romero donde los haya, casi llegando a Rafael de Paula, no esperes una acción continuada, sino faenas magistrales. El mundo del dibujo lo hemos tenido a mano desde siempre. Yo era un inútil pero no así mi hermano, que siempre tuvo mano. Pero no ganas. Ahora con el confinamiento, a la fuerza tal. Y finalmente, el proyecto del dibujo homenaje a Felipe IV, escopeta y perro, austrohúngaro, blanquito perdedor, se ha hecho realidad. Recuerdo hacerme fotos en las fiestas del pueblo de hace ni me acuerdo y que nunca se llevaron adelante. Y ahora, el regalo lo hace él. Retrato con perro y escopeta, como si me gustaran los perros y yo supiera qué hacer con una escopeta. Ni que decir tiene que la foto original era con una escoba y con un cubo y que el original es efectivamente de Velázquez. Qué grande. Ahora ya vamos derechitos al retrato de Conde Duque con el caballo y todo. Hasta llegar, supongo, al mágico retrato de Carlos II, cara blanca de a punto de palmar.
Ayer tuvo lugar la final del rally de Curts de Ca la Sisqueta. Siete cortos presentados, votaciones del público para elegir al ganador y premio del Jurado. Pues bien, el corto que presenté 'Breu Reflexió', resultó ganador del premio del Jurado. Muy pocos votos del público. Pero como artista me siento francamente reconocido. El arte no suele ser bien entendido por el público general y sí por los entendidos. Agradecer a mi compañera por la edición y montaje del corto y lamentar que no pudiera ganar a su vez con su propuesta el premio del público, al que se hizo acreedora por su increíble interpretación.
¿Qué es el arte? ¿Con qué criterios puedes definir el arte? Cualquier reflexión en este aspecto puede resultar simplemente vacía. El arte es lo que uno quiera, el arte es cualquier cosa, el arte y los criterios artísticos son subjetivos. Pueden coincidir con los tuyos, puede que no, nadie tiene razón y todo va al mismo sitio. Qué es bueno y qué es malo. Qué está bien hecho y qué está mal hecho. Qué no te gusta y qué te gusta. Qué interés tiene. Qué trascendencia. Quién es el autor. Por qué a él. Por qué a mí. Es igual.
Y en otro orden de cosas, como ven, el confinamiento ha tenido estos dos días mi mente ocupada en otras cosas pero no por ello no he podido dejar de darle vueltas al futuro. Ninguna cosa que no se sepa anteriormente. Quince días más de confinamiento pero se vislumbra que los más pequeños podrán ver relajada su reclusión lo que no sé si es bueno para los niños o para los padres. Por si las moscas, la Generalitat ya se encargó el mismo sábado noche de proporcionar un díptico virtual con toda una serie de recomendaciones y normativas.... aprobadas en ningún sitio.
No quisiera dejar de referirme a las palabras del mhp Puigdemont sobre comuns e ICV llamándo(nos/les) de todo. De todo en plan desagradable. O al menos haciéndose eco de un ultra. Lo ultra. Cada vez más, la derecha conservadora catalana descubriendo la modernidad, el anticomunismo, el populismo, la lucha contra un supuesto stablishment socialdemócrata, socialista, estatalista, que no nos deja ser libres, cada vez más una 'alt right' nostrada ya no mostrando la patita sino metiendo el hocico entero. Y de comparsas quienes desde la izquierda más aixina nunca nos pudieron ni ver y van a apuntándose al carro. A ver si eso. Comparsas.
Y nada. Cumpleaños raro entre los raros. Llevamos desde el 2017 como aquel que dice sin celebrar un cumpleaños medio normal. En 2018... Pero después... Cada mes de marzo y abril están resultando tremendos. No sé cómo lo haremos, sé cómo lo hubiéramos hecho, aunque fuera lunes, comer por ahí supongo o cenar por ahí, recordar, chincharnos, gastarnos bromas, discutir sobre frases o palabras del pueblo.
Gente de escopeta y perro. Feliz día germanet!
viernes, 17 de abril de 2020
Confinamiento #27
Así, visto desde aquí, el capitalismo es una mierda. Visto desde lejos. Desde cerca debe ser terrorífico. Visto desde una terraza, el sistema en el que nos movemos, vivimos, consumimos, respiramos, leemos, somos solidarios, hablamos, compramos, vendemos, nos vendemos, es injusto. Y no va a cambiar. Eso lo podríamos ir también pensando. No va a cambiar. No vamos a ir hacia un sistema mejor ahora que estamos pasando fatigas. No lo hicimos en el 2008 y no veo las alternativas ahora. Veo voluntad en algunos miembros del actual Gobierno en hacer algo, algo que no es cambiar el sistema, porque nadie va a cambiar el sistema. Tenlo claro. I tu, perdón, Y tu indignación facebookera no lo va a cambiar. No lo va a cambiar tu duda, tu desconfianza, tu sectarismo, tu adhesión inquebrantable, tú, yo aquel, el grupo combativo, la alternativa reformista, los ases del balón, no lo vas a cambiar porque no somos tantos. Tu indignación, tu indagación, tu propuesta, tu elaboración de la propuesta, tu todo, está descontado. Todo está descontado y hay muchos negocios que tienen que volver a abrir que mañana no estarán de tu lado. No los negocios, los negocios. Los negocios y los que trabajan en los demonios.
Veo las calles cada vez más llenas de gente. Malditos los gobiernos criminales que lanzan a las calles a los trabajadores para que mueran. Malditos los que abrazan las banderas para tapar sus incompetencias. Malditos los que se escudan tras las medallas para infundir pánico. Malditos quienes no respetan la voz del pueblo y se ponen del lado del capital. Malditos quienes siempre ganan. Maldito el Real Madrid. Maldito el hombre español. Maldito el afán de paguita. Maldito quien no coloque la bandera española justo cuando se está aplaudiendo en el balcón y se vuelve a meter en su casa a ver la vida como pasa. Maldito quien no diga maldito cien veces. Criminales y ególatras. Criminales y héroes.
Los héroes míticos eran semidioses. Hoy los héroes son personajes cotidianos como tú y como yo, que todos los días hacen un esfuerzo por seguir viviendo y respirando este aire contaminado y pútrido que nos ha legado el sistema. Hoy los héroes somos nosotros, siempre lo hemos sido.
Puedo contar los versos más tristes esta noche. Puedo decir, por ejemplo, que me han vuelto a salir cuellos. Hace tiempo describí como cuellos el tener pliegue en el cuello, lorza en el cuello. Tener cuellos. Pues tengo cuellos. Como como un adulto. Con el cuento de no beber cerveza me estoy poniendo trozo. Hoy, pollo al horno. Ayer albóndigas y bocadillo de bacon. Esta noche toca cenar frankfurt. Todo eso con un movimiento nulo. Puedo contar los versos más tristes esta noche.
Pero si veo Tv3 no hay versos tristes para mí porque no salgo en la tele. Mi televisión pública hoy ha descrito el drama de unos trabajadores, técnicos de ayuntamiento, analistas, profesores de la upc, que están hasta el moño de los niños. Hoy les ha dado llorona con los niños. Están en casa. Ayer fue muy divertido porque uno de los padres decía que los niños estaban agobiándose porque Él ya no sabía qué hacer. Los niños no hablaban en el reportaje. Ver tv3 es cada vez más un ejercicio de esfuerzo. Una televisión de clase. Sí, es cierto, hablan también de la pobreza. No han tardado ni cinco minutos en colocar la cuña de que el president Torra, se preocupa.
Pero no lo denuncies. No te cabrees, españolista. Guillem Martínez.
El triunfo de la clase obrera sobre la clase capitalista, se dará sin duda cuando se forje realmente la unidad de acción y todos los actores tengan claro que no debe existir tregua ni piedad para con el enemigo y sobre todo, cuando tengamos una propuesta clara por la cual el pueblo tome las riendas de su destino y encare el futuro con la frente limpia, con la mirada clara. La frente limpia y la mirada clara. Un nuevo amanecer en el que el progreso humano y el trabajo justo sean la divisa. La paz y la amistad. Los mejores caldos. Las más suculentas viandas. La tensión por las nubes.
Me molesta que me tomen por gilipollas. No. No es verdad. Me molesta que me llamen gilipollas, por gilipollas no, porque me suelen tomar por gilipollas siempre y no siempre esto molesto.
¿Qué estamos haciendo estos días? Comer. He tendido dos lavadoras. Una con sábanas y otra con ropajes varios. Tengo mocos. He ido a ver a mi madre y me ha dado rosquillas y le he llevado rosquillas a la Marifé y he visto a la Pato y me he vuelto pa la casa no sin antes comprar vino de mesa para cocinar. Hay mucha gente por la calle. Entre ellos no, digo, yo.
El deporte. ¿Dije ayer lo del deporte? Creo que esta es una buena época para quienes, como yo, creemos que el deporte actual no tiene ninguna gracia. No lo echo de menos en absoluto. El televisado, me refiero. Me parece perfecto vivir sin deportes. Sin fútbol. Se acabó. Solo aprecio lo antiguo, partidos de antes, historias del Athletic antiguas. Lo de ahora me da exactamente igual. Y así un poco en todo.
Prefiero el lenguaje antiguo, el idioma clásico, las costumbres pasadas, la música vintage. Hoy he cocinado con el Echoes de Pink Floyd. Ayer solo escuché Sonic Youth y me puse a caminar por la terraza como Rajoy con los Beastie Boys.
Los gobiernos criminales nos han mandado esta maldición y nos quieren exterminar a todos. Los militares en la televisión son un insulto. El rey sigue gobernando en tu casa. La república ya existe. La política me tiene loco perdido. No quiero volver a salir de casa. Lo llevo bien, no, lo llevo muy bien.
Me encuentro perfectamente así, en casa, sin ver a nadie que no se conecte para verme o a quien no quiera yo conectado a, entonces, vale, pero, también.
Estoy desperdiciando mi tiempo y busco por todas partes. Santa Coloma es la reina.
Mañana es sábado, tocará carne a la plancha en la terraza, llamadas, vino, conversar.
Es un problema que las fechas en las que dices una cosa y luego pasa otra no coincidan o algo. Que todo sea culpa de otro. Hoy tengo ganas de gritar a los cuatro vientos que sé quién tiene la culpa. Y que debemos estar preparados para seguir dándonos la razón. Cuando todo esto pase no nos volveremos a ver de la misma manera.
Y dicen que este fin de semana tiene pensado llover.
Y las personas van a recoger comida a los sitios y otras personas se la dan y todo parece normal y no lo es. No es normal.
El sistema capitalista no va a caber en esta habitación. El sistema capitalista no va a caer porque lo digas tú. Ya me he aburrido de escucharte.
Veo las calles cada vez más llenas de gente. Malditos los gobiernos criminales que lanzan a las calles a los trabajadores para que mueran. Malditos los que abrazan las banderas para tapar sus incompetencias. Malditos los que se escudan tras las medallas para infundir pánico. Malditos quienes no respetan la voz del pueblo y se ponen del lado del capital. Malditos quienes siempre ganan. Maldito el Real Madrid. Maldito el hombre español. Maldito el afán de paguita. Maldito quien no coloque la bandera española justo cuando se está aplaudiendo en el balcón y se vuelve a meter en su casa a ver la vida como pasa. Maldito quien no diga maldito cien veces. Criminales y ególatras. Criminales y héroes.
Los héroes míticos eran semidioses. Hoy los héroes son personajes cotidianos como tú y como yo, que todos los días hacen un esfuerzo por seguir viviendo y respirando este aire contaminado y pútrido que nos ha legado el sistema. Hoy los héroes somos nosotros, siempre lo hemos sido.
Puedo contar los versos más tristes esta noche. Puedo decir, por ejemplo, que me han vuelto a salir cuellos. Hace tiempo describí como cuellos el tener pliegue en el cuello, lorza en el cuello. Tener cuellos. Pues tengo cuellos. Como como un adulto. Con el cuento de no beber cerveza me estoy poniendo trozo. Hoy, pollo al horno. Ayer albóndigas y bocadillo de bacon. Esta noche toca cenar frankfurt. Todo eso con un movimiento nulo. Puedo contar los versos más tristes esta noche.
Pero si veo Tv3 no hay versos tristes para mí porque no salgo en la tele. Mi televisión pública hoy ha descrito el drama de unos trabajadores, técnicos de ayuntamiento, analistas, profesores de la upc, que están hasta el moño de los niños. Hoy les ha dado llorona con los niños. Están en casa. Ayer fue muy divertido porque uno de los padres decía que los niños estaban agobiándose porque Él ya no sabía qué hacer. Los niños no hablaban en el reportaje. Ver tv3 es cada vez más un ejercicio de esfuerzo. Una televisión de clase. Sí, es cierto, hablan también de la pobreza. No han tardado ni cinco minutos en colocar la cuña de que el president Torra, se preocupa.
Pero no lo denuncies. No te cabrees, españolista. Guillem Martínez.
El triunfo de la clase obrera sobre la clase capitalista, se dará sin duda cuando se forje realmente la unidad de acción y todos los actores tengan claro que no debe existir tregua ni piedad para con el enemigo y sobre todo, cuando tengamos una propuesta clara por la cual el pueblo tome las riendas de su destino y encare el futuro con la frente limpia, con la mirada clara. La frente limpia y la mirada clara. Un nuevo amanecer en el que el progreso humano y el trabajo justo sean la divisa. La paz y la amistad. Los mejores caldos. Las más suculentas viandas. La tensión por las nubes.
Me molesta que me tomen por gilipollas. No. No es verdad. Me molesta que me llamen gilipollas, por gilipollas no, porque me suelen tomar por gilipollas siempre y no siempre esto molesto.
¿Qué estamos haciendo estos días? Comer. He tendido dos lavadoras. Una con sábanas y otra con ropajes varios. Tengo mocos. He ido a ver a mi madre y me ha dado rosquillas y le he llevado rosquillas a la Marifé y he visto a la Pato y me he vuelto pa la casa no sin antes comprar vino de mesa para cocinar. Hay mucha gente por la calle. Entre ellos no, digo, yo.
El deporte. ¿Dije ayer lo del deporte? Creo que esta es una buena época para quienes, como yo, creemos que el deporte actual no tiene ninguna gracia. No lo echo de menos en absoluto. El televisado, me refiero. Me parece perfecto vivir sin deportes. Sin fútbol. Se acabó. Solo aprecio lo antiguo, partidos de antes, historias del Athletic antiguas. Lo de ahora me da exactamente igual. Y así un poco en todo.
Prefiero el lenguaje antiguo, el idioma clásico, las costumbres pasadas, la música vintage. Hoy he cocinado con el Echoes de Pink Floyd. Ayer solo escuché Sonic Youth y me puse a caminar por la terraza como Rajoy con los Beastie Boys.
Los gobiernos criminales nos han mandado esta maldición y nos quieren exterminar a todos. Los militares en la televisión son un insulto. El rey sigue gobernando en tu casa. La república ya existe. La política me tiene loco perdido. No quiero volver a salir de casa. Lo llevo bien, no, lo llevo muy bien.
Me encuentro perfectamente así, en casa, sin ver a nadie que no se conecte para verme o a quien no quiera yo conectado a, entonces, vale, pero, también.
Estoy desperdiciando mi tiempo y busco por todas partes. Santa Coloma es la reina.
Mañana es sábado, tocará carne a la plancha en la terraza, llamadas, vino, conversar.
Es un problema que las fechas en las que dices una cosa y luego pasa otra no coincidan o algo. Que todo sea culpa de otro. Hoy tengo ganas de gritar a los cuatro vientos que sé quién tiene la culpa. Y que debemos estar preparados para seguir dándonos la razón. Cuando todo esto pase no nos volveremos a ver de la misma manera.
Y dicen que este fin de semana tiene pensado llover.
Y las personas van a recoger comida a los sitios y otras personas se la dan y todo parece normal y no lo es. No es normal.
El sistema capitalista no va a caber en esta habitación. El sistema capitalista no va a caer porque lo digas tú. Ya me he aburrido de escucharte.
jueves, 16 de abril de 2020
Confinamiento #26
Prohibido hablar de cosas negativas. Prohibido causar desánimo. Ayer un joven que se preocupa por mi adicción a Guillem Martínez me comunicó que en esta web que pantalleo estaban jugando Carlsen contra un tal Firoujza, de 16 añitos. Partidas rápidas. No solo eso, las partidas estaban comentadas por un abollao que iba narrando la partida como un partido de fútbol.
Antiguo.
Narraba la partida como un e-game. El ajedrez como una cosa de gamers. Anciano y revenido, me costaba seguir las partidas, pero era fascinante ver la rapidez no solo de los movimientos sino también por la anticipación con la que el locutor, que ahora no recuerdo cómo se llamaba, descifraba lo que iba a pasar. Como todos los locutores deportivos que se precien, acertaba muy ocasionalmente, pero te daba la impresión de que esa persona sabía. Sabía mucho. Sobre las partidas, te despistabas un momento y estaban los tableros ya desmontados, todo patas arriba.
Al cabo de un rato, me puse a jugar dos partidas de trivial on line con la Balart. No me ha ganado al Trivial nadie. El otro día perdí una, pero me repuse. No he vuelto a perder. Puede resultar cansino ganar siempre.
Ya llevamos mil días de confinamiento. Ayer, con la broma, salí a la calle dos veces. Una a comprar para la casa. La carnicería del barrio se ha convertido en el place to be, un must, el lugar donde te encuentras con la gente. Sustituimos los bares por las carnicerías. Uno de los temas de conversación fue la falta de harina en los supermercados. Ciertamente, solo hay harina precisamente donde menos te esperarías que quedase, en las panaderías. Por la tarde salí a comprar para mi madre. Dos paseos, dos encuentros con la calle y con la vida. La vida en la calle. Encerrados hay vida.
Pontifico habitualmente sobre las bondades de la nueva situación, siempre que tengas algún tipo de salario asegurado, claro. Podemos hablar también del filtro belleza perpetuo que se aplica sobre la realidad local, pero no es el tiempo ni el espacio ni dispongo de los filtros adecuados para expresarme. No podemos expresarnos, como políticos o como personal que hace cosas relacionadas con, estamos vendidos o bien no es el momento para que digamos si esto o lo otro. Los políticos. Solo podemos hablar los que contemos con el filtro belleza adecuado o quienes podamos comprar un espacio para poder hacerlo. Para lo demás, redes sociales y a dar la brasa con nuestras posiciones políticas que solo se comprenden por nuestra necesidad de sustento.
Las bondades de la nueva situación. Se me ocurre que con la nueva situación ves a quien te parece y no tienes que ver a quien no eliges. O quieres conectar o no hay necesidad. Lo cual no es malo. Otra cosa es que no tengas para comer, por ejemplo. Pero para eso, filtro belleza.
Hablemos de cosas positivas. He comenzado a ver la segunda temporada de La Peste y bien. He comenzado a ver The Office, serie que tendría que haber visto en su tiempo hace quince años. Quince años. Y no. La empiezo a ver ahora, poco a poco, no sé lo que me durará la historia. Lo de escuchar música mal. Unas cuantas y pocas canciones al día y para de contar. Sigo sin leer.
Mucho ordenador, mucho móvil y poco más. Unos pocos capítulos de algo por la noche muy de noche y chimpum.
El clima ya lo estáis viendo todos y no hace falta abundar más.
Ayer nos enteramos de que una compañera se cayó en casa y se ha roto un brazo. Una compañera de esas admirables que no falla ni una vez, que siempre está por ahí y que es de las que realmente forman parte de eso que nos gusta llamar desde arriba y con el monóculo 'la gente'. Que esté bien pronto porque las cosas no son como tienen que ser si no está la Anita para dar su particular punto de vista, que habitualmente suele ser el que más sentido común aporta.
Sigamos adelante. Iba a hacer una reflexión sobre el sentido del deporte y su desaparición pero ya luego.
Antiguo.
Narraba la partida como un e-game. El ajedrez como una cosa de gamers. Anciano y revenido, me costaba seguir las partidas, pero era fascinante ver la rapidez no solo de los movimientos sino también por la anticipación con la que el locutor, que ahora no recuerdo cómo se llamaba, descifraba lo que iba a pasar. Como todos los locutores deportivos que se precien, acertaba muy ocasionalmente, pero te daba la impresión de que esa persona sabía. Sabía mucho. Sobre las partidas, te despistabas un momento y estaban los tableros ya desmontados, todo patas arriba.
Al cabo de un rato, me puse a jugar dos partidas de trivial on line con la Balart. No me ha ganado al Trivial nadie. El otro día perdí una, pero me repuse. No he vuelto a perder. Puede resultar cansino ganar siempre.
Ya llevamos mil días de confinamiento. Ayer, con la broma, salí a la calle dos veces. Una a comprar para la casa. La carnicería del barrio se ha convertido en el place to be, un must, el lugar donde te encuentras con la gente. Sustituimos los bares por las carnicerías. Uno de los temas de conversación fue la falta de harina en los supermercados. Ciertamente, solo hay harina precisamente donde menos te esperarías que quedase, en las panaderías. Por la tarde salí a comprar para mi madre. Dos paseos, dos encuentros con la calle y con la vida. La vida en la calle. Encerrados hay vida.
Pontifico habitualmente sobre las bondades de la nueva situación, siempre que tengas algún tipo de salario asegurado, claro. Podemos hablar también del filtro belleza perpetuo que se aplica sobre la realidad local, pero no es el tiempo ni el espacio ni dispongo de los filtros adecuados para expresarme. No podemos expresarnos, como políticos o como personal que hace cosas relacionadas con, estamos vendidos o bien no es el momento para que digamos si esto o lo otro. Los políticos. Solo podemos hablar los que contemos con el filtro belleza adecuado o quienes podamos comprar un espacio para poder hacerlo. Para lo demás, redes sociales y a dar la brasa con nuestras posiciones políticas que solo se comprenden por nuestra necesidad de sustento.
Las bondades de la nueva situación. Se me ocurre que con la nueva situación ves a quien te parece y no tienes que ver a quien no eliges. O quieres conectar o no hay necesidad. Lo cual no es malo. Otra cosa es que no tengas para comer, por ejemplo. Pero para eso, filtro belleza.
Hablemos de cosas positivas. He comenzado a ver la segunda temporada de La Peste y bien. He comenzado a ver The Office, serie que tendría que haber visto en su tiempo hace quince años. Quince años. Y no. La empiezo a ver ahora, poco a poco, no sé lo que me durará la historia. Lo de escuchar música mal. Unas cuantas y pocas canciones al día y para de contar. Sigo sin leer.
Mucho ordenador, mucho móvil y poco más. Unos pocos capítulos de algo por la noche muy de noche y chimpum.
El clima ya lo estáis viendo todos y no hace falta abundar más.
Ayer nos enteramos de que una compañera se cayó en casa y se ha roto un brazo. Una compañera de esas admirables que no falla ni una vez, que siempre está por ahí y que es de las que realmente forman parte de eso que nos gusta llamar desde arriba y con el monóculo 'la gente'. Que esté bien pronto porque las cosas no son como tienen que ser si no está la Anita para dar su particular punto de vista, que habitualmente suele ser el que más sentido común aporta.
Sigamos adelante. Iba a hacer una reflexión sobre el sentido del deporte y su desaparición pero ya luego.
martes, 14 de abril de 2020
Confinamiento #25. La República
La República. Pese a las apariencias, no vivimos en una República. Aunque vivamos republicanamente y consideremos que los avances son indudables y que hay que reconocer una y otra vez que esto no es lo que había. Hoy es 14 de abril y celebramos el 89 aniversario de la proclamación de la II República. ¿Conmemoramos más que anhelamos? ¿Recordamos más que imaginamos? Ya sabemos que imaginar no es revolucionario y que es el trabajo y lo palpable, lo tangible, lo que es únicamente válido. La praxis. Si yo supiera lo que es la praxis. Estamos a punto de cumplir el 90 aniversario, puerta de entrada al centenario. Cien años ya. Hoy a las nueve de la noche toca salir con cacerolas a reclamar la República. Una república que puede ser de muchas maneras, unitaria, federal, confederal, una república que no toque el sistema, una república que signifique un cambio en el sistema, al menos de valores, una república que haga digno su lindo nombre. Una república al fin y al cabo, y ya lo escribo en minúsculas, porque con el teclado como lo tengo no me puedo poner a hacer florituras, una república es mejor que una monarquía. Incluso mejor que esta magnífica monarquía que prácticamente ya se parece tanto a una república que, ojo, no abramos la caja de pandora, no vaya a salir lo que no sabemos. Hoy es 14 de abril y toca hablar de la república y hablamos de memoria y de futuro. Al menos hablamos de futuro. El futuro qué será.
Día un més más un día de confinamiento. Hoy hemos vuelto a la rutina del desayuno, trabajo, actualización y cierto dolor en la muñeca debe ser porque no he estado delante del ordenador todos estos días y la postura se resiente. Por estas fechas siempre suelo escuchar Vainica Doble, porque me sale escuchar Déjame con Alegría y compartirla como un posible himno republicano. Pero si estoy haciendo discursos encendidos sobre la necesidad de innovar y no repetir las canciones de siempre, las de la pena, las de la nostalgia, las de hace 50 años, no puedo caer en el error. Y he puesto una de Triángulo de amor Bizarro de contenido críptico pero que nombra la guillotina y ya nos vale. Y paso de poner canciones muy obvias. Lo obvio es tan así, verdad.
Como la compañera ha tenido que salir ha ido al mercado a comprar y ha traído migas. Qué ilusión. Migas. A calentarlas, he visto que el tupper igual se nos quedaba pequeño. Migas, qué ricas. Vamos. Dos platos colmados. El eterno engaño de las migas. Tan solo medio plato ha bastado para buscar el sofá con denuedo. Quedan migas para otro día.
Vuelta a escuchar la radio, a escuchar las tertulias, vuelta a repasar el twitter de nuevo, vuelta a morderte la lengua, a morderte los dedos, a no querer responder y no responder casi nunca. Y cuando respondes o haces alguna mención, cada vez con menos gracia, si es que tuviste gracia alguna vez.
¿Dónde estaba la gracia?
Vuelve el sol. Me acuerdo de un 14 de abril en Jaén con un cielo azul increíble, todavía tambaleándonos y haciendo árboles genealógicos en una libreta. Vuelve el sol pero hace frío, hoy me he quedado en camiseta por la mañana y me he puesto a estornudar.
Estoy viendo una serie, que es como un documental, que es un documental. La Familia en Netflix. Sobre una especie de grupo cristiano que redefine el cristianismo y que explica lo que vivimos. Un poco. Se trata de explicar que Jesús, única medida de todas las cosas, era un líder. Y el cristianismo ha estado equivocando predicando y salvando a los débiles. Es a los líderes a los que hay que proteger y a tener al lado, porque son los líderes los que Dios ha elegido como Dios eligió a David, por ejemplo, que aunque era un mamonazo, por ser Rey, ya era elegido y por tanto, eso. ¿Guay o no? Pues todos los presidentes de los Estados Unidos, ahí están, todos. Todos.
Supongo que estábamos cariacontecidos porque Sanders se había retirado pero ahora consideramos buena decisión que apoye a Biden, porque claro. Claro. Es como estar en una república ya.
¿Qué república?
Me preguntas.
Desde luego que Croacia o que Hungría son también repúblicas. Claro que lo son. Si de saque el planteamiento de una república es ya el partir del punto croata, no me verás sacando la bandera republicana, naturalmente, la estelada ya que me preguntas. Por eso uno es republicano de su república que puede ser de muchas maneras, pero debe hacer honor a su santo nombre.
La República, hoy 14 de abril. Cumplir años hoy debe ser una cosa. Mi madre que los cumple el 20 de noviembre, por ejemplo. Fechas.
Hay un brillo en la terraza que me tiene desconcertado porque creo que hay alguien fuera y no hay nadie, es el brillo. Y aunque he mirado veinte veces, creo que hay alguien.
La República. No vivimos en una República, otra vez en mayúsculas, y no sé si lo llegaremos a ver alguna vez. Pongámonos en lo mejor. Tampoco nos íbamos a quedar nunca todo un mes en casa y aquí estamos. No sabemos lo que va a venir, igual no queda más remedio que cambiar algo. Una república, por ejemplo.
Porque a ver.
La monarquía para qué está sirviendo. Íbamos a estar igual, encerrados, un mes, pero por lo menos sabiendo que al jefe del estado nos lo podemos pulir. Ya es algo.
Y podríamos votar. Que en Hungría ya no.
Día un més más un día de confinamiento. Hoy hemos vuelto a la rutina del desayuno, trabajo, actualización y cierto dolor en la muñeca debe ser porque no he estado delante del ordenador todos estos días y la postura se resiente. Por estas fechas siempre suelo escuchar Vainica Doble, porque me sale escuchar Déjame con Alegría y compartirla como un posible himno republicano. Pero si estoy haciendo discursos encendidos sobre la necesidad de innovar y no repetir las canciones de siempre, las de la pena, las de la nostalgia, las de hace 50 años, no puedo caer en el error. Y he puesto una de Triángulo de amor Bizarro de contenido críptico pero que nombra la guillotina y ya nos vale. Y paso de poner canciones muy obvias. Lo obvio es tan así, verdad.
Como la compañera ha tenido que salir ha ido al mercado a comprar y ha traído migas. Qué ilusión. Migas. A calentarlas, he visto que el tupper igual se nos quedaba pequeño. Migas, qué ricas. Vamos. Dos platos colmados. El eterno engaño de las migas. Tan solo medio plato ha bastado para buscar el sofá con denuedo. Quedan migas para otro día.
Vuelta a escuchar la radio, a escuchar las tertulias, vuelta a repasar el twitter de nuevo, vuelta a morderte la lengua, a morderte los dedos, a no querer responder y no responder casi nunca. Y cuando respondes o haces alguna mención, cada vez con menos gracia, si es que tuviste gracia alguna vez.
¿Dónde estaba la gracia?
Vuelve el sol. Me acuerdo de un 14 de abril en Jaén con un cielo azul increíble, todavía tambaleándonos y haciendo árboles genealógicos en una libreta. Vuelve el sol pero hace frío, hoy me he quedado en camiseta por la mañana y me he puesto a estornudar.
Estoy viendo una serie, que es como un documental, que es un documental. La Familia en Netflix. Sobre una especie de grupo cristiano que redefine el cristianismo y que explica lo que vivimos. Un poco. Se trata de explicar que Jesús, única medida de todas las cosas, era un líder. Y el cristianismo ha estado equivocando predicando y salvando a los débiles. Es a los líderes a los que hay que proteger y a tener al lado, porque son los líderes los que Dios ha elegido como Dios eligió a David, por ejemplo, que aunque era un mamonazo, por ser Rey, ya era elegido y por tanto, eso. ¿Guay o no? Pues todos los presidentes de los Estados Unidos, ahí están, todos. Todos.
Supongo que estábamos cariacontecidos porque Sanders se había retirado pero ahora consideramos buena decisión que apoye a Biden, porque claro. Claro. Es como estar en una república ya.
¿Qué república?
Me preguntas.
Desde luego que Croacia o que Hungría son también repúblicas. Claro que lo son. Si de saque el planteamiento de una república es ya el partir del punto croata, no me verás sacando la bandera republicana, naturalmente, la estelada ya que me preguntas. Por eso uno es republicano de su república que puede ser de muchas maneras, pero debe hacer honor a su santo nombre.
La República, hoy 14 de abril. Cumplir años hoy debe ser una cosa. Mi madre que los cumple el 20 de noviembre, por ejemplo. Fechas.
Hay un brillo en la terraza que me tiene desconcertado porque creo que hay alguien fuera y no hay nadie, es el brillo. Y aunque he mirado veinte veces, creo que hay alguien.
La República. No vivimos en una República, otra vez en mayúsculas, y no sé si lo llegaremos a ver alguna vez. Pongámonos en lo mejor. Tampoco nos íbamos a quedar nunca todo un mes en casa y aquí estamos. No sabemos lo que va a venir, igual no queda más remedio que cambiar algo. Una república, por ejemplo.
Porque a ver.
La monarquía para qué está sirviendo. Íbamos a estar igual, encerrados, un mes, pero por lo menos sabiendo que al jefe del estado nos lo podemos pulir. Ya es algo.
Y podríamos votar. Que en Hungría ya no.
lunes, 13 de abril de 2020
Confinamiento #24
Un mes ya de confinamiento. Un año desde que comenzó un momento trascendental en nuestras vidas. Un mes que no olvidaremos nunca. Un mes en el que comenzamos a apreciar las cosas que tenemos y las cosas que echamos en falta. Un mes en el que consumimos lo que necesitamos. Un mes de consumir productos de cultura y ocio a troche y moche, porque somos lo que se llama clase trabajadora pero letrada, versada, consciente de su tiempo y de su lugar, que lee, recita, toca el arpa, interpreta lo que dicen las vísceras de una gallina y se conoce todas las marcas de vino entre los 5 y los 9 euros. Somos de esa clase de gente. Gente que discute y tiene posiciones encontradas. Nos encontramos en un punto en el que, un mes después, estamos decidiendo el verdugo.
Un verdugo en el que confiar. Los malos del cuento. Me fijo en gente que no tienen mayor trascendencia pero que me encienden de una manera insana. Decidamos quién es el peor. Yo no tengo muy claro a quién echarle la culpa de las cosas. Quizás me conformo con irritarme con el conseller Buch, que cada día pone el listón más alto.
El listón más alto. Sigamos con las frases hechas.
Estamos hablando al final de política. Todo el rato. No siempre pero todo el rato. Escuchar al conseller Buch hoy con la historia del 1939 y el 1714 nos lleva directamente a movidas como la de Trump o las de Bolsonaro, sin forzar demasiado la máquina. Se trata de decirla muy gorda, muy grande, muy bestia. Y tú piensas que ha dicho algo increíble, algo lamentable, algo que llama a la risa, porque sabemos leer en las vísceras de una gallina. Y en un pequeño rinconcito de tu corazón y de tu intelecto enorme de no ganarte nadie al Trivial, sabes que esa barbaridad que ha dicho, como todas las barbaridades que ha dicho durante estos días, él y la consellera Budó, tienen fans, tienen gente que se las cree, tienen a gente que se las vota, tienen a gente que es capaz de despellejar por el tema.
Un mes confinados. Ya hemos hecho torrijas, pero no nos hemos atrevido con la mona. Lo de la mona es que es otra. El molt honorable president sale en la tele clamando al cielo porque nos echan a las calles a matarnos con el virus estos gobernantes españoles de España y él recomienda que las monas han de seguir entregándose siguiendo un sistema... Ve uno la tv3 con la conciencia de estar viendo la televisión de un país moderno, europeo del norte de europa y no deja de ver noticias sobre cosas de religión, la pascua, las misas, etc. Estoy obcecado, lo sé. Pero al menos eso me mantiene en órbita.
Ayer estiré. Cogía el marco de la puerta y así desde arriba. Y eso es lo que estoy haciendo de ejercicio.
Llevamos ya un mes confinados. Exacto. Los habrá que lo estén pasando regular nada más. Un mes aplaudiendo a las ocho de la tarde la tarea de los sanitarios, pero también y cada vez más la de los y las currantes de las tiendecitas que tienen que soportar a los insoportables que sí o sí han de bajar cada día a ver si compran algo. Y currantes en general.
Aunque como soy votante y activista y diría más de En Comú Podem quizás esté echando a los y las currantes a la muerte.
A la misma muerte.
Es jodido ser de la órbita. Pero más jodido debe ser estar siendo de ERC y estar ahí. Recibiendo y teniendo que dar.
Por lo demás, estamos batiendo records en videollamadas. Acaban de decir que Francia alarga la broma hasta el 11 de mayo.
Todos estamos más o menos. Han sido cuatro días de fiesta, de no hacer lo de la semana normal, y mañana lo vamos a notar.
¿Han elegido su verdugo? ¿Todavía no?
Tienen que hacerlo. Este mes nos va a servir para conocer ya para siempre a nuestro enemigo. Como si no lo tuviéramos suficientemente claro ya de antes.
Un mes ya. Hoy ha vuelto a hacer frío con lo bien que se estaba ayer. No tengo ni hambre.
Un verdugo en el que confiar. Los malos del cuento. Me fijo en gente que no tienen mayor trascendencia pero que me encienden de una manera insana. Decidamos quién es el peor. Yo no tengo muy claro a quién echarle la culpa de las cosas. Quizás me conformo con irritarme con el conseller Buch, que cada día pone el listón más alto.
El listón más alto. Sigamos con las frases hechas.
Estamos hablando al final de política. Todo el rato. No siempre pero todo el rato. Escuchar al conseller Buch hoy con la historia del 1939 y el 1714 nos lleva directamente a movidas como la de Trump o las de Bolsonaro, sin forzar demasiado la máquina. Se trata de decirla muy gorda, muy grande, muy bestia. Y tú piensas que ha dicho algo increíble, algo lamentable, algo que llama a la risa, porque sabemos leer en las vísceras de una gallina. Y en un pequeño rinconcito de tu corazón y de tu intelecto enorme de no ganarte nadie al Trivial, sabes que esa barbaridad que ha dicho, como todas las barbaridades que ha dicho durante estos días, él y la consellera Budó, tienen fans, tienen gente que se las cree, tienen a gente que se las vota, tienen a gente que es capaz de despellejar por el tema.
Un mes confinados. Ya hemos hecho torrijas, pero no nos hemos atrevido con la mona. Lo de la mona es que es otra. El molt honorable president sale en la tele clamando al cielo porque nos echan a las calles a matarnos con el virus estos gobernantes españoles de España y él recomienda que las monas han de seguir entregándose siguiendo un sistema... Ve uno la tv3 con la conciencia de estar viendo la televisión de un país moderno, europeo del norte de europa y no deja de ver noticias sobre cosas de religión, la pascua, las misas, etc. Estoy obcecado, lo sé. Pero al menos eso me mantiene en órbita.
Ayer estiré. Cogía el marco de la puerta y así desde arriba. Y eso es lo que estoy haciendo de ejercicio.
Llevamos ya un mes confinados. Exacto. Los habrá que lo estén pasando regular nada más. Un mes aplaudiendo a las ocho de la tarde la tarea de los sanitarios, pero también y cada vez más la de los y las currantes de las tiendecitas que tienen que soportar a los insoportables que sí o sí han de bajar cada día a ver si compran algo. Y currantes en general.
Aunque como soy votante y activista y diría más de En Comú Podem quizás esté echando a los y las currantes a la muerte.
A la misma muerte.
Es jodido ser de la órbita. Pero más jodido debe ser estar siendo de ERC y estar ahí. Recibiendo y teniendo que dar.
Por lo demás, estamos batiendo records en videollamadas. Acaban de decir que Francia alarga la broma hasta el 11 de mayo.
Todos estamos más o menos. Han sido cuatro días de fiesta, de no hacer lo de la semana normal, y mañana lo vamos a notar.
¿Han elegido su verdugo? ¿Todavía no?
Tienen que hacerlo. Este mes nos va a servir para conocer ya para siempre a nuestro enemigo. Como si no lo tuviéramos suficientemente claro ya de antes.
Un mes ya. Hoy ha vuelto a hacer frío con lo bien que se estaba ayer. No tengo ni hambre.
domingo, 12 de abril de 2020
Confinamiento #23
Viva el rey Fernando y la reina Isabel. Tanto monta, monta tanto Amén. Días difíciles estos. Esto es lo que se podría decir si tenemos en cuenta que los días 11 de abril y todos los 12 van a ser días plagados de recuerdos. Plagados. De recuerdos. Cómo no hablar con frases hechas. Pues no hablando con frases hechas y punto. Cada 11 de abril me acordaré de que a mi padre le cambió la vida para siempre el 11 de abril de 2017 y que nos la cambió a todos y que ya nada sería igual. Un 11 de abril yendo en tren hacia Vilches me dieron la noticia, a papa le ha dado un ictus, o un derrame, o qué se yo y desde ese momento, un hinchón de llorar y luego ya no se lloró más. Y durante dos años y no sé cuántos meses exactos porque no los he contado, vivimos con mi padre y él vivió con nosotros pero él era otra persona y nosotros otros. Y todos uno y uno esto y lo otro. Y el 12 será un día en el que siempre nos acordaremos de él, si no nos acordamos de él poco todos los días. Pero bien.
Ojo. Pero bien.
Nos acordamos de él sin acordarnos, porque hablamos como él, pensamos asombrósamente igual que él, lo que no significa pensar bien, y siempre lo tenemos en la cabeza incluso en los días en los que no sale ostensiblemente en la conservación, perdón, conversación. Hoy es 12 y ayer fue 11. Hoy toca poner discos de Paco Ibáñez y Carlos Cano y a tomar por culo todo. Su puta madre.
Y los días 11 a partir de ahora, también de abril, serán recordados porque tenemos una nueva componente en el equipo. La Claudia ha venido justo un día 11, fíjate. Parece que haya una conexión cósmica, o que un ente, un demiurgo, el mismísimo Dios Padre, o vete tú a saber qué casualidades telúricas, de un día que en principio recordaremos con aquel sentimiento ahora ya lo tendremos en mente con otro toque, un toque de alegría. Y nos vamos y nos quedamos, pero siempre estamos.
Porque todo tiene un toque y todo tiene alegría y hay que echarle humor a las cosas. Y hay que buscarle siempre el momento, porque el momento llega. Y el momento llega si lo buscas, no te lo van a traer a casa. Qué cosas se dicen cuando no sabes qué decir.
Y las cosas siguen avanzando. No tengo claro nada y la verdad es que me da igual. Ayer, o antes de ayer, con la banda de los cuatro, que fuimos tres, concluimos que realmente a nosotros esta situación no nos está afectando ni más ni menos y siempre gracias al cielo o al telúrico ese que los curros no nos afectan más de lo necesario, que en mi caso sí, pero qué más da. La reflexión es la siguiente: estamos preparados para esto porque nunca hemos esperado nada. Y cuando no esperas nada y se trata de que no hay nada, ya lo tienes todo.
El Edu seguro que se la sabe mejor.
No esperar nada y tenerlo todo. No aspirar a demasiado y alcanzarlo todo. Porque así es.
Veo a mi compañera por la ventana hacer ejercicios de yoga pasando fatiga. Siempre creí que esto del yoga era más una especie de prueba de flexibilidad que otra cosa. Y la veo sudando como un pollo. Angelico.
He visto dos series. Vamos Juan y Vota juan. Tendría que haber visto primero Vota Juan pero la vi después. Y qué. Mola más Vota Juan, pero son las dos muy buenas. Contra los políticos que hablan con frases hechas, acción directa. Y por la noche vimos la primera parte de Silvio y los otros. Un exceso. Un exceso de todo. De sexo, de drogas, de podedumbre. De hijoputismo. Y de lo de siempre. Hablamos como listos, somos listos, somos intelectuales y hablamos de libros, de poemas de canciones. Nos gusta Aute y la gente pide otra cosa. Y esa cosa se la dan animales como Berlusconi, o Trump. Y aquí estamos pendientes de un hilo.
Ayer además vimos un documental sobre el parto. La recuperación del parto. El parto contra la cesárea. Que sí, que la cesárea mal, pero que nos clavamos un docu de dos horas casi con caras sonrientes, con alegatos contra los médicos, con parejas de fotos de casas de muebles, con yo que sé. Que no. Que no empatizas.
Cactus. Flor de cactus.
Alegría. Alegría porque estuvimos y cantamos y nos reímos y hasta el último momento estuvimos ahí. Con buena cara, con mala cara, con pena, con humor. Y así tiene que ser.
Vamos y venimos.
Y tenemos a alguien nuevo y nos acordaremos de los que no están. Como siempre. Y ahora ya con sol y con las alergias y los picores de ojos.
Su puta madre.
Ojo. Pero bien.
Nos acordamos de él sin acordarnos, porque hablamos como él, pensamos asombrósamente igual que él, lo que no significa pensar bien, y siempre lo tenemos en la cabeza incluso en los días en los que no sale ostensiblemente en la conservación, perdón, conversación. Hoy es 12 y ayer fue 11. Hoy toca poner discos de Paco Ibáñez y Carlos Cano y a tomar por culo todo. Su puta madre.
Y los días 11 a partir de ahora, también de abril, serán recordados porque tenemos una nueva componente en el equipo. La Claudia ha venido justo un día 11, fíjate. Parece que haya una conexión cósmica, o que un ente, un demiurgo, el mismísimo Dios Padre, o vete tú a saber qué casualidades telúricas, de un día que en principio recordaremos con aquel sentimiento ahora ya lo tendremos en mente con otro toque, un toque de alegría. Y nos vamos y nos quedamos, pero siempre estamos.
Porque todo tiene un toque y todo tiene alegría y hay que echarle humor a las cosas. Y hay que buscarle siempre el momento, porque el momento llega. Y el momento llega si lo buscas, no te lo van a traer a casa. Qué cosas se dicen cuando no sabes qué decir.
Y las cosas siguen avanzando. No tengo claro nada y la verdad es que me da igual. Ayer, o antes de ayer, con la banda de los cuatro, que fuimos tres, concluimos que realmente a nosotros esta situación no nos está afectando ni más ni menos y siempre gracias al cielo o al telúrico ese que los curros no nos afectan más de lo necesario, que en mi caso sí, pero qué más da. La reflexión es la siguiente: estamos preparados para esto porque nunca hemos esperado nada. Y cuando no esperas nada y se trata de que no hay nada, ya lo tienes todo.
El Edu seguro que se la sabe mejor.
No esperar nada y tenerlo todo. No aspirar a demasiado y alcanzarlo todo. Porque así es.
Veo a mi compañera por la ventana hacer ejercicios de yoga pasando fatiga. Siempre creí que esto del yoga era más una especie de prueba de flexibilidad que otra cosa. Y la veo sudando como un pollo. Angelico.
He visto dos series. Vamos Juan y Vota juan. Tendría que haber visto primero Vota Juan pero la vi después. Y qué. Mola más Vota Juan, pero son las dos muy buenas. Contra los políticos que hablan con frases hechas, acción directa. Y por la noche vimos la primera parte de Silvio y los otros. Un exceso. Un exceso de todo. De sexo, de drogas, de podedumbre. De hijoputismo. Y de lo de siempre. Hablamos como listos, somos listos, somos intelectuales y hablamos de libros, de poemas de canciones. Nos gusta Aute y la gente pide otra cosa. Y esa cosa se la dan animales como Berlusconi, o Trump. Y aquí estamos pendientes de un hilo.
Ayer además vimos un documental sobre el parto. La recuperación del parto. El parto contra la cesárea. Que sí, que la cesárea mal, pero que nos clavamos un docu de dos horas casi con caras sonrientes, con alegatos contra los médicos, con parejas de fotos de casas de muebles, con yo que sé. Que no. Que no empatizas.
Cactus. Flor de cactus.
Alegría. Alegría porque estuvimos y cantamos y nos reímos y hasta el último momento estuvimos ahí. Con buena cara, con mala cara, con pena, con humor. Y así tiene que ser.
Vamos y venimos.
Y tenemos a alguien nuevo y nos acordaremos de los que no están. Como siempre. Y ahora ya con sol y con las alergias y los picores de ojos.
Su puta madre.
viernes, 10 de abril de 2020
Confinamiento #22. Abajo los Pactos de la Moncloa! (o no)
Le robo esta foto al Ángel Pla para contradecir las instruccions oficiales de nuestra organización, o no. No lo sé. Pactos de la Moncloa. Le robo la foto porque la foto reproduce el órgano de la CSUT, que en el caso de mi padre era la CSUTT porque eran trabajadores de Telefónica. Y me ha recordado a mi padre y me ha recordado cómo mi padre no estaba precisamente por los Pactos de la Moncloa y cómo él y el tito Basilio nos llevaban a las manifestaciones a gritar Abajo los Pactos de la Monclova! Pactos. En estos días se vuelve a hablar de Pactos y nuestros representantes nos hablan de las bondades de alcanzar un gran pacto que blinde los derechos de la gente ante la que nos va a venir encima. Somos muchos los que miramos estos pactos con la desconfianza de generaciones que han visto que estos pactos son soluciones que encarrilan el tema para que no se tuerza demasiado. ¿Estamos en condiciones de pedir otra cosa? Supongo que siempre habrá quien piense que lo que hay que hacer ahora es siempre empujar hacia delante y no pactar.
Recuerdo cuando comenzó todo lo del 15M y el nacimiento de Podemos que se venía a juzgar muy severamente el papel de la izquierda en la Transición y cómo se pactó una salida que nos condenó después a lo que tenemos ahora. Entonces, voces desde la izquierda 'de toda la vida' salían a defender la transición como una victoria, ante la amenaza de estos iletrados que venían a discutirlo todo y que no tenían ni idea. Hoy la tortilla ha cambiado y la reivindicación de la Constitución incluso se ha convertido en una herramienta para gobernar desde la izquierda. Como me dijo alguien una vez, solo con seguir sus propias leyes, ya haces políticas de izquierda. Cómo estará la cosa entonces.
¿Porqué unos pactos de la Moncloa? Se viene una crisis cojonuda, una crisis gorda. No le llames crisis, llámale reajuste. Porque nos van a reajustar otra vez. Y de ese reajuste no sé qué vendrá, pero no vamos a salir igual. Que se propongan unos pactos, unos acuerdos, y que esos acuerdos tengan como objetivo principal blindar en incluso avanzar en los derechos de la gente y no como ocurrió en el 2008, que la gente quedó en un muy discreto segundo plano, no debería ser visto como algo malo. Pero insisto, nos conocemos todos.
¿Qué fuerza tenemos? Por ahora estamos teniendo una fuerza bastante más visible de lo que esperábamos. La ministra y compañera Yolanda Díaz parece ser un baluarte. Pero ocurre algo que ya advirtió Pedro Vallín, que es que por miedo a que nos llamen comunistas estamos haciendo políticas que no llegan a lo que se está proponiendo en otros países, en cuanto a nacionalizaciones y demás. Pero es que ya nos pasa eso. Para que no nos tomen por el demonio preferimos ser buenos de bofetada. Y ahora qué.
Entiendo que la primera reacción es estar en contra. Entiendo que la primera reacción es la de estar con lo que diga la dirección. Entiendo que lo importante es tener criterio propio. Entiendo que por no perder la costumbre, según quién me diga una cosa estaré a favor y según quien me diga otra, estaré en contra.
He leído el artículo de Orencio Osuna. Le entiendo. Entiendo que se hizo lo que se pudo y quizás más. Entiendo también que mi padre no era gilipollas y que lo que vio que se estaba haciendo era cortar por lo sano con lo que había estado peleando. Entiendo que este es un episodio más en el eterno debate entre reforma o ruptura.
Entiendo también que son los más folclóricos los que me hablan de reforma. Y los más simbólicos de ruptura.
No me acaba de cuadrar nada que de repente el PSOE se preste a dar ese giro a la izquierda. No me acaba de cuadrar que visto lo visto al PSOE no le vaya a venir mucho mejor blindar algo, poco, lo que sea y que en este país en el que con tan poco y con tan nada nos conformamos, no le vaya a sacar un rendimiento abrumador.
Porque lo que está al otro lado es pavoroso. Y tenemos memoria.
Tanta memoria que preferimos pactar un poco antes que volver a salir al terreno de juego con siete jugadores muy combativos pero peleados entre sí y jugar contra un equipo que tiene a once y el árbitro y el locutor a favor.
No sé cómo vamos a salir de esto todos. Pero creo que o salimos con mentalidad de avanzar y dejarnos de resistencialismos, o nos van a dar por todas partes y encima con buena cara.
No me imagino qué opinaría mi padre ahora de todo esto. Me puedo hacer una idea.
Mierda.
Recuerdo cuando comenzó todo lo del 15M y el nacimiento de Podemos que se venía a juzgar muy severamente el papel de la izquierda en la Transición y cómo se pactó una salida que nos condenó después a lo que tenemos ahora. Entonces, voces desde la izquierda 'de toda la vida' salían a defender la transición como una victoria, ante la amenaza de estos iletrados que venían a discutirlo todo y que no tenían ni idea. Hoy la tortilla ha cambiado y la reivindicación de la Constitución incluso se ha convertido en una herramienta para gobernar desde la izquierda. Como me dijo alguien una vez, solo con seguir sus propias leyes, ya haces políticas de izquierda. Cómo estará la cosa entonces.
¿Porqué unos pactos de la Moncloa? Se viene una crisis cojonuda, una crisis gorda. No le llames crisis, llámale reajuste. Porque nos van a reajustar otra vez. Y de ese reajuste no sé qué vendrá, pero no vamos a salir igual. Que se propongan unos pactos, unos acuerdos, y que esos acuerdos tengan como objetivo principal blindar en incluso avanzar en los derechos de la gente y no como ocurrió en el 2008, que la gente quedó en un muy discreto segundo plano, no debería ser visto como algo malo. Pero insisto, nos conocemos todos.
¿Qué fuerza tenemos? Por ahora estamos teniendo una fuerza bastante más visible de lo que esperábamos. La ministra y compañera Yolanda Díaz parece ser un baluarte. Pero ocurre algo que ya advirtió Pedro Vallín, que es que por miedo a que nos llamen comunistas estamos haciendo políticas que no llegan a lo que se está proponiendo en otros países, en cuanto a nacionalizaciones y demás. Pero es que ya nos pasa eso. Para que no nos tomen por el demonio preferimos ser buenos de bofetada. Y ahora qué.
Entiendo que la primera reacción es estar en contra. Entiendo que la primera reacción es la de estar con lo que diga la dirección. Entiendo que lo importante es tener criterio propio. Entiendo que por no perder la costumbre, según quién me diga una cosa estaré a favor y según quien me diga otra, estaré en contra.
He leído el artículo de Orencio Osuna. Le entiendo. Entiendo que se hizo lo que se pudo y quizás más. Entiendo también que mi padre no era gilipollas y que lo que vio que se estaba haciendo era cortar por lo sano con lo que había estado peleando. Entiendo que este es un episodio más en el eterno debate entre reforma o ruptura.
Entiendo también que son los más folclóricos los que me hablan de reforma. Y los más simbólicos de ruptura.
No me acaba de cuadrar nada que de repente el PSOE se preste a dar ese giro a la izquierda. No me acaba de cuadrar que visto lo visto al PSOE no le vaya a venir mucho mejor blindar algo, poco, lo que sea y que en este país en el que con tan poco y con tan nada nos conformamos, no le vaya a sacar un rendimiento abrumador.
Porque lo que está al otro lado es pavoroso. Y tenemos memoria.
Tanta memoria que preferimos pactar un poco antes que volver a salir al terreno de juego con siete jugadores muy combativos pero peleados entre sí y jugar contra un equipo que tiene a once y el árbitro y el locutor a favor.
No sé cómo vamos a salir de esto todos. Pero creo que o salimos con mentalidad de avanzar y dejarnos de resistencialismos, o nos van a dar por todas partes y encima con buena cara.
No me imagino qué opinaría mi padre ahora de todo esto. Me puedo hacer una idea.
Mierda.
jueves, 9 de abril de 2020
Confinamiento #21
Cuanto más lejos viajas, menos conoces. Estas palabras las escuché por primera vez en una canción de The Beatles. The Inner light. Una canción de George Harrison con su sitar y toda la mandanga. Mi poco inglés hizo que cuando la escuchara perdiera buena parte del sentido de lo que quería decir, pero me quedé con esa frase. Cuanto más aprendes, menos sabes. Cuanto más haces, peor. Descubrí al cabo de pocos años que esa filosofía venía del taoísmo y como uno tiene especial predilección por las pérdidas de tiempo, o no, en mis años de carrera hice una asignatura que era de Introducció al Pensament Xinés donde tuve que leerme el Tao Te King, de Lao Tse. Me compré el libro algo después, cuando en otro alarde quise hacer en la UOC una carrera, creo o un segundo grado, no recuerdo, que ni siquiera tengo el gusto de recordar el nombre pero se parecía mucho a aquella asignatura. No pude ni comenzar, creo. Pero lo poco que leía y conocía me encantaba.
Sea como quiera, estos días de confinamiento, creo que nos deben de servir para profundizar un poco o bastante en estos principios. No digo que haya que leer o releer el Tao Te King, pero sí hay que volver un poco, si es que nos hemos ido alguna vez, si es que alguna vez estuvimos allí, a esas palabras que nos dicen que lo exterior no es lo que es sino que debemos hacer un poco más de caso a lo que... es que como la foto está en horizontal no lo veo muy bien, pero más o menos creo que ha quedado claro.
O no. Deberemos en lo sucesivo quedarnos un poco con lo que tenemos, como dice la canción de Willam Devaughn, da gracias a lo que tienes. ¿Un poco conservador quizás? ¿Es que hemos sido revolucionarios en algún momento? Desear más, querer más cosas, la expansión por la expansión, ¿ha sido alguna vez revolucionaria? ¿No se trataba de vivir más dignamente? ¿Más tranquilamente?
La vida tranquila, la vida sin sobresaltos, mientras escucho a Gabriel Rufián citar a Julio Anguita en el Parlament, como si no hubiera gobernado su partido nunca, más tanques que respiradores, escuchar a irredentos neoliberales, cuando a los neoliberales los tiene en su partido, me estoy despistando del tono con el que quería impregnar todo este texto. Un tono filosófico, interior, profundo, en el que quedara claro que quizás debemos replantearnos las visitas indiscriminadas al booking, al travelnosequé, a la guía del lonelyplanet, porque realmente qué nos ha aportado todo ese torrente de viajes y de experiencias, de ansia y de entusiasmo, sino angustia por no saber a qué dedicar el tiempo de ocio, el tiempo de nada, el tiempo en el que no estamos trabajando y cotizando y contribuyendo al progreso económico.
Me canso de muchas cosas. Pero no sé qué tienen esas palabras, esas palabritas finas escritas en el Tao Te King, que me hacen gracia continuamente. Sin citar a Marx, ni sin citar a Marx citando a Hegel. Sin remontarme. Encerrados en casa, podríamos haber dedicado el tiempo a valorar si lo que hacemos, si a lo que nos dedicamos, si lo que tenemos como aspiración en la vida, es lo que tiene que ser. Hacer.
Hacer cosas. Como los días se van repitiendo y los pensamientos y reflexiones son casi siempre las mismas, no me entretendré en volver a valorar una vez más lo que supone para todos el parón. El parón a nivel económico entiendo que es un viaje alucinante hacia la incertidumbre. Pero más allá de la puta mierda que va a significar a nivel económico y laboral para muchos, podríamos entender que lo que somos y lo que hacemos son dos cosas diferentes y podríamos, digo yo, ir un poco más allá en lo que somos, si somos personas, si somos comunidad, si somos algo, y no qué hacemos, qué es lo que producimos, a qué nos dedicamos, porqué tenemos que estar siempre aprendiendo, formándonos, conociendo, etc.
Ayer vi un rato del Athletic - Celta del 2013, jugaba Iraola, también jugaba Morán. Le ganamos al Celta 3 a 2, con nervios como siempre. Y vi luego el partido del centenario entre Athletic y Brasil. Se acaba de colar un moscardón. No vi todo el partido, fui a comprar verdura al Cabás. Y vi más gente en la calle. Pero esto ya lo ve todo el mundo.
Vimos la película Quien a Hierro Mata, pues no está nada mal. Realmente es quien a hierro mata. Dura película.
Y seguimos adelante.
Realizar sin actuar. Es que ahí está todo.
Sea como quiera, estos días de confinamiento, creo que nos deben de servir para profundizar un poco o bastante en estos principios. No digo que haya que leer o releer el Tao Te King, pero sí hay que volver un poco, si es que nos hemos ido alguna vez, si es que alguna vez estuvimos allí, a esas palabras que nos dicen que lo exterior no es lo que es sino que debemos hacer un poco más de caso a lo que... es que como la foto está en horizontal no lo veo muy bien, pero más o menos creo que ha quedado claro.
O no. Deberemos en lo sucesivo quedarnos un poco con lo que tenemos, como dice la canción de Willam Devaughn, da gracias a lo que tienes. ¿Un poco conservador quizás? ¿Es que hemos sido revolucionarios en algún momento? Desear más, querer más cosas, la expansión por la expansión, ¿ha sido alguna vez revolucionaria? ¿No se trataba de vivir más dignamente? ¿Más tranquilamente?
La vida tranquila, la vida sin sobresaltos, mientras escucho a Gabriel Rufián citar a Julio Anguita en el Parlament, como si no hubiera gobernado su partido nunca, más tanques que respiradores, escuchar a irredentos neoliberales, cuando a los neoliberales los tiene en su partido, me estoy despistando del tono con el que quería impregnar todo este texto. Un tono filosófico, interior, profundo, en el que quedara claro que quizás debemos replantearnos las visitas indiscriminadas al booking, al travelnosequé, a la guía del lonelyplanet, porque realmente qué nos ha aportado todo ese torrente de viajes y de experiencias, de ansia y de entusiasmo, sino angustia por no saber a qué dedicar el tiempo de ocio, el tiempo de nada, el tiempo en el que no estamos trabajando y cotizando y contribuyendo al progreso económico.
Me canso de muchas cosas. Pero no sé qué tienen esas palabras, esas palabritas finas escritas en el Tao Te King, que me hacen gracia continuamente. Sin citar a Marx, ni sin citar a Marx citando a Hegel. Sin remontarme. Encerrados en casa, podríamos haber dedicado el tiempo a valorar si lo que hacemos, si a lo que nos dedicamos, si lo que tenemos como aspiración en la vida, es lo que tiene que ser. Hacer.
Hacer cosas. Como los días se van repitiendo y los pensamientos y reflexiones son casi siempre las mismas, no me entretendré en volver a valorar una vez más lo que supone para todos el parón. El parón a nivel económico entiendo que es un viaje alucinante hacia la incertidumbre. Pero más allá de la puta mierda que va a significar a nivel económico y laboral para muchos, podríamos entender que lo que somos y lo que hacemos son dos cosas diferentes y podríamos, digo yo, ir un poco más allá en lo que somos, si somos personas, si somos comunidad, si somos algo, y no qué hacemos, qué es lo que producimos, a qué nos dedicamos, porqué tenemos que estar siempre aprendiendo, formándonos, conociendo, etc.
Ayer vi un rato del Athletic - Celta del 2013, jugaba Iraola, también jugaba Morán. Le ganamos al Celta 3 a 2, con nervios como siempre. Y vi luego el partido del centenario entre Athletic y Brasil. Se acaba de colar un moscardón. No vi todo el partido, fui a comprar verdura al Cabás. Y vi más gente en la calle. Pero esto ya lo ve todo el mundo.
Vimos la película Quien a Hierro Mata, pues no está nada mal. Realmente es quien a hierro mata. Dura película.
Y seguimos adelante.
Realizar sin actuar. Es que ahí está todo.
martes, 7 de abril de 2020
Confinamiento #20
Veinte días ya no llevamos. Llevaremos más. Podría hacer un tapiz con todo lo que ha ido pasando durante estos días y dejarlo ya aquí. Dejar aquí el relato este de nada con gas que están suponiendo estos veinte días. Me duele todo. Me noto que me duele el cuello y que camino mal. Que no soy capaz de coger una postura que medio me ponga a mí en condiciones. En cuanto acabe esto, los fisioterapeutas y los masajistas se van a forrar.
Se va a forrar todo el mundo.
O lo va a pasar mal mucha gente.
Hoy parece que el día se ha puesto un poco más así. Ahora, de tanto salir y entrar por la tarde a la terraza, he cogido algo de frío. Hoy era día de las sábanas blancas, no tengo sábanas blancas. Hoy es día de muchas cosas y no sé si he llegado a hacer alguna. Bueno. Donde se llega se llega y si no siempre hay alguien que lo hace.
No os he hablado de mi teoría de la delegación. Soy una persona a la que no le gusta hacerlo todo. No le gusta hacer nada, hablaré en primera persona ahora, no me gusta hacer casi nada. Y por eso prefiero que lo haga otro, u otra, y que se vanaglorie si quiere de haberlo hecho. Pero que lo haga. Me entusiasma la gente que tiene pasión por hacer cosas, por demostrar que hace cosas, por agobiarse por hacer tantas cosas, porque lo tiene todo hecho o lo tiene todo por hacer. Yo me animo a mí mismo pensando que mi falta de acción no es ningún problema porque siempre hay alguien que lo hace. Y más o menos eso es lo que pienso sobre la pasión y la actividad. Que siempre habrá otro que terminará haciéndolo. Y en ocasiones, el mejor acicate para que alguien haga algo es decir que lo vas a hacer tú. Yo, en este caso. Qué cosas.
No leo. Con unas cosas u otras, no leo. Creo que es por el libro. Me da respeto. Me da la impresión de que es meterme en un agujero negro, oscuro, y no sé si me apetece. Me apetece algo con argumento. Parecerá una gilipollez, pero algo con argumento, que tenga un algo de intriga, donde pasen cosas. Y me da la impresión de que en este libro de Poe no van a pasar muchas cosas y todo va a ser 'uh qué oscuro'. Y no. Pero ya lo tengo ahí y tendré que ponerme.
Somos muchos los que pensamos que este no es el sistema. Aunque estemos en el Gobierno y estemos ahí apretando, consideramos, considero que este no es el sistema. Que la defensa de la acción del gobierno debe ser superadora, que no podemos ahora ser más papistas que el papa y considerar que lo que ocurre ya es bien, y que las leyes son buenas, y que lo que hay es casi lo que queremos que sea. Creo que no. Creo que ahora que estamos ahí se trataría de empujar hacia donde queremos que se tiene que ir. El otro sistema. Y si nos atacan, no nos defendamos, ataquemos.
Paso los minutos muertos buscando en Jew or not Jew. Quién es y quién no ha sido judío, explicado por unos judíos de Nueva York. No leo mucho, pero estoy distraído.
Buenas noticias por todas partes. Parece que de esto estamos saliendo, al menos de manera médica. Se van a quedar unos pocos por el camino y veremos cómo quedamos los que nos quedemos. Esto ya está dicho.
Está dicho casi todo. Vamos avanzando poco a poco por la senda del buen rollo y la paz universal.
Se va a forrar todo el mundo.
O lo va a pasar mal mucha gente.
Hoy parece que el día se ha puesto un poco más así. Ahora, de tanto salir y entrar por la tarde a la terraza, he cogido algo de frío. Hoy era día de las sábanas blancas, no tengo sábanas blancas. Hoy es día de muchas cosas y no sé si he llegado a hacer alguna. Bueno. Donde se llega se llega y si no siempre hay alguien que lo hace.
No os he hablado de mi teoría de la delegación. Soy una persona a la que no le gusta hacerlo todo. No le gusta hacer nada, hablaré en primera persona ahora, no me gusta hacer casi nada. Y por eso prefiero que lo haga otro, u otra, y que se vanaglorie si quiere de haberlo hecho. Pero que lo haga. Me entusiasma la gente que tiene pasión por hacer cosas, por demostrar que hace cosas, por agobiarse por hacer tantas cosas, porque lo tiene todo hecho o lo tiene todo por hacer. Yo me animo a mí mismo pensando que mi falta de acción no es ningún problema porque siempre hay alguien que lo hace. Y más o menos eso es lo que pienso sobre la pasión y la actividad. Que siempre habrá otro que terminará haciéndolo. Y en ocasiones, el mejor acicate para que alguien haga algo es decir que lo vas a hacer tú. Yo, en este caso. Qué cosas.
No leo. Con unas cosas u otras, no leo. Creo que es por el libro. Me da respeto. Me da la impresión de que es meterme en un agujero negro, oscuro, y no sé si me apetece. Me apetece algo con argumento. Parecerá una gilipollez, pero algo con argumento, que tenga un algo de intriga, donde pasen cosas. Y me da la impresión de que en este libro de Poe no van a pasar muchas cosas y todo va a ser 'uh qué oscuro'. Y no. Pero ya lo tengo ahí y tendré que ponerme.
Somos muchos los que pensamos que este no es el sistema. Aunque estemos en el Gobierno y estemos ahí apretando, consideramos, considero que este no es el sistema. Que la defensa de la acción del gobierno debe ser superadora, que no podemos ahora ser más papistas que el papa y considerar que lo que ocurre ya es bien, y que las leyes son buenas, y que lo que hay es casi lo que queremos que sea. Creo que no. Creo que ahora que estamos ahí se trataría de empujar hacia donde queremos que se tiene que ir. El otro sistema. Y si nos atacan, no nos defendamos, ataquemos.
Paso los minutos muertos buscando en Jew or not Jew. Quién es y quién no ha sido judío, explicado por unos judíos de Nueva York. No leo mucho, pero estoy distraído.
Buenas noticias por todas partes. Parece que de esto estamos saliendo, al menos de manera médica. Se van a quedar unos pocos por el camino y veremos cómo quedamos los que nos quedemos. Esto ya está dicho.
Está dicho casi todo. Vamos avanzando poco a poco por la senda del buen rollo y la paz universal.
lunes, 6 de abril de 2020
Confinamiento #19
Sissí Emperatriz. Isabel de Austria-Hungría, posa de nuevo ante sus súbditos después de un tiempo de reposo en Baden Baden. El gen Juanes es diferente del gen Molina. No hablemos ya del gen Lozano. Los Lozano, las Lozano en este caso, tienen otro ADN, diferente al del resto de seres humanos. Y la emperatriz Isabel es de otra pasta. De una pasta que amalgama lo Juanes y lo Lozano. Dos semanas de encierro le quedan para estar completamente ya a punto y lista para volver a los terrenos de juego. Estamos bien. Estamos muy bien. Y muy contenta ella de saber que, contrariamente a la primera Sissí que murió víctima de un punzonazo a cargo de un anarquista italiano que se llamaba... no me acuerdo, a esta emperatriz la quiere todo el mundo. Aquí la tienen con la pose típica de las emperatrices habsburgo, demostrando una vez más que el gen Juanes tiene que venir de por el Norte, no por la resistencia, sino por yo que sé. La prestancia. Qué contentos estamos y qué bien estamos ya. Qué tristeza por la gente que no lo ha podido vencer y por la gente que lo está pasando mal.
Estamos bien. Hoy hemos hecho un montón de cosas. Hemos comido arroz de antes de ayer que todo lo bueno que estaba antes de ayer hoy no lo ha aguantado aunque retenía bien el título de un buen arroz. Por lo demás, ayer empecé a ver otra serie de política, de altos vuelos. La voz más alta, en Movistar, con un Russel Crowe irreconocible. Más sobre el papel de los medios de comunicación y la interconexión entre periodistas y política.
La política qué bonita eres. Eres el telón de fondo de mis días y de mis desvelos. Estás enganchado al móvil, diría el Basté, no, no lo estoy, no estoy enganchado, estoy trabajando informándome, siendo activista en redes, colgando en redes cosas, comprobando lo cerril que es la gente, lo obtusa, lo lista, lo inteligente, lo que combinan el sentimiento revolucionario con el pragmatismo en sus organizaciones siendo a la vez revolucionarios e institucionales como el PRI, El PRI, qué ejemplo de partido tan perfecto y tan bueno, el PRI, capaz de ser al mismo pueblo el que saca el córner y el que lo remata, la política es el arte de lo posible, y el arte de manejar los recursos públicos a discreción, a la buena de dios, a lo que a mí me surja, la política es mirar al pasado y ahogarse, es mirar al presente y aterrorizarse, es mirar al futuro con esperanza y con el anhelo de que todo puede ir a mejor, aunque nos aseguran ya de antemano que todo va a ser una puta mierda. La política qué hermosa eres. La política que tienes nombre de griega. Política que envenenas mis sueños y con tus malas artes me causas terrible desazón. Política que no sirves para nada porque políticos y políticas con más experiencia y saber, efectivamente, ya lo tienen todo controlado. A tal hora y en tal sitio, ven a aplaudir.
Qué piezas de orfebrería escribe la gente, qué arte tiene la profesión periodística para contar y que te embelesen sus relatos. Qué mierda de vida que es ésta que uno no sabe qué contar porque no entiende de nada y de nada sabe ni tiene las palabras básicas ni conoce a quien le puede decir, ven, ven a mí, estarás bien.
El confinamiento avanza un día más. Tengo hambre. No sé qué hacer de comer. Hay gente en tu pueblo, en mi pueblo, pero no solo en mi pueblo, que ya empieza a no tener qué comer. El confinamiento avanza un día más y ya estamos afilando los cuchillos para cuando empiece el deshielo. Quién lo hará primero.
Dónde haremos los fuegos de artificio. Quién se quedará fuera de juego. A quién dejaremos atrás. ¿Qué ocurrirá cuando haya que pasar cuentas? Por lo pronto no lo sé.
Por lo pronto el dolor de espalda, hombro, cuello se me agudiza.
Cada día te duele algo.
Qué mayor.
Pero mírala a ella. Flor. Emoticono de sonrisa contenta. Su madre de uno.
Estamos bien. Hoy hemos hecho un montón de cosas. Hemos comido arroz de antes de ayer que todo lo bueno que estaba antes de ayer hoy no lo ha aguantado aunque retenía bien el título de un buen arroz. Por lo demás, ayer empecé a ver otra serie de política, de altos vuelos. La voz más alta, en Movistar, con un Russel Crowe irreconocible. Más sobre el papel de los medios de comunicación y la interconexión entre periodistas y política.
La política qué bonita eres. Eres el telón de fondo de mis días y de mis desvelos. Estás enganchado al móvil, diría el Basté, no, no lo estoy, no estoy enganchado, estoy trabajando informándome, siendo activista en redes, colgando en redes cosas, comprobando lo cerril que es la gente, lo obtusa, lo lista, lo inteligente, lo que combinan el sentimiento revolucionario con el pragmatismo en sus organizaciones siendo a la vez revolucionarios e institucionales como el PRI, El PRI, qué ejemplo de partido tan perfecto y tan bueno, el PRI, capaz de ser al mismo pueblo el que saca el córner y el que lo remata, la política es el arte de lo posible, y el arte de manejar los recursos públicos a discreción, a la buena de dios, a lo que a mí me surja, la política es mirar al pasado y ahogarse, es mirar al presente y aterrorizarse, es mirar al futuro con esperanza y con el anhelo de que todo puede ir a mejor, aunque nos aseguran ya de antemano que todo va a ser una puta mierda. La política qué hermosa eres. La política que tienes nombre de griega. Política que envenenas mis sueños y con tus malas artes me causas terrible desazón. Política que no sirves para nada porque políticos y políticas con más experiencia y saber, efectivamente, ya lo tienen todo controlado. A tal hora y en tal sitio, ven a aplaudir.
Qué piezas de orfebrería escribe la gente, qué arte tiene la profesión periodística para contar y que te embelesen sus relatos. Qué mierda de vida que es ésta que uno no sabe qué contar porque no entiende de nada y de nada sabe ni tiene las palabras básicas ni conoce a quien le puede decir, ven, ven a mí, estarás bien.
El confinamiento avanza un día más. Tengo hambre. No sé qué hacer de comer. Hay gente en tu pueblo, en mi pueblo, pero no solo en mi pueblo, que ya empieza a no tener qué comer. El confinamiento avanza un día más y ya estamos afilando los cuchillos para cuando empiece el deshielo. Quién lo hará primero.
Dónde haremos los fuegos de artificio. Quién se quedará fuera de juego. A quién dejaremos atrás. ¿Qué ocurrirá cuando haya que pasar cuentas? Por lo pronto no lo sé.
Por lo pronto el dolor de espalda, hombro, cuello se me agudiza.
Cada día te duele algo.
Qué mayor.
Pero mírala a ella. Flor. Emoticono de sonrisa contenta. Su madre de uno.
domingo, 5 de abril de 2020
Confinamiento #18
Tengo una segunda tanda de banderitas tibetanas en el balcón, que complementa a la primera, y que se encargan de dar buen rollo y buena onda a todo el vecindario. Con esta energía positiva vamos tirando desde hace por lo menos un año y pico. Los sutras esparcen su mensaje de paz y armonía y nos regalan todo un flujo de energía positiva que, la verdad, se nota por la calle. Vamos a mejor.
Vamos a mejor si no vemos la tele. Ayer vi la tele un rato. El rato en el que quisimos ver a nuestro magnífico presidente del Gobierno anunciar que dos semanas más y lo quisimos ver por la Tv3 y nos dimos cuenta de que a la misma hora en la que se anunciaba una cosa realmente importante, en Tv3 estaban retransmitiendo una comparecencia del Govern de Catalunya que, como un estado independiente y un país con sus cosas propias, tiene todo el derecho del mundo a retransmitir en su televisión nacional lo que le de la gana, que para eso es un país ya establecido y reconocido por las potencias del mundo. Por la noche, una entrevista con el nuevo gurú de la epidemiología en la cual convinimos que el experto no entendía las bromas o las ironías que le lanzaba la periodista de vez en cuando, lo que me hizo recordar al personaje de Sheldon en Big Bang Theory. El sueño dorado sería que nos gobernasen científicos. Que nos gobernasen profesiones. Que nos gobernasen expertos. Que nos gobernasen titulados académicos entre lo mejor de sus especialidades. Y esto no tendría entonces emoción ninguna.
Dos días a todo confort. Comidas en la terraza, siestas, levantarse a las dos mil quinientas, lo que se llama un fin de semana. He empezado a leerme un libro de Edgar Allan Poe. Quisiera entretenerme unos minutos en este punto. Con Edgar Alllan Poe tengo una relación difícil. De pequeño me regalaron para la comunión tres libros, uno de ellos era la Narración de Arthur Gordon Pym. Los otros dos libros creo que los leí sin dificultad, pero el de Poe no había manera. Lo intenté regularmente a lo largo de los años y jamás conseguía pasar de una cierta página. Hasta que un año leí la Jangada, libro de Julio Verne, que era como una secuela. Como lo leí pensé que podría con el de Poe. Y no. Intentos infructuosos hasta que finalmente lo conseguí. El libro que estoy leyendo es de cuentos. El primero es el de la Casa Usher. Y lo mismo. Algo hay con este hombre que no. Me quedo clavado. Dicen que decía que lo importante era causar impresión en el lector más allá de contar algo, de que el cuento tuviera una intriga, una trama. Y ese afán por hacerte ver que cuando una cosa va mal, va mal, como que se me queda aquí atrancado.
Mañana puede ser un gran día. Lunes. Mañana puede que nos devuelvan a nuestra Isabelita desde Alella. Dos semanas más de confinamiento para todos y todas. Ayer bajé de nuevo a tirar la basura. Y volví para casa. Veo directos de gente que pone música, el Villena, por ejemplo, paso la tarde. Bebo vino.
Voy a contar algo que me sucedió en la Facultad de Periodismo. Como un periodista de mierda que soy, me encargaron en una asignatura, nos encargaron, era Primero, redactar una noticia de carácter local. Como era entrenador de fútbol sala de un equipo escolar, no se me ocurrió otra cosa que hacer una noti sobre el partido de fútbol que habíamos jugado. El profesor, no me acuerdo del nombre, era de Redacció periodística y los de mi clase se acordarán de él, bajito, barba, pelo rizado, me dijo que qué mierda era aquella. Que dónde vivía, Santa Coloma le dije. Pues si no eres capaz de sacar una noticia de Santa Coloma, háztelo mirar. Y hoy he leído una noticia que me ha recordado un poco a eso.
He terminado la serie The Good Fight. El día anterior vimos una francesa y me dio un dolor en la muela. Habíamos hecho masa de pizza. No falla. La peli estaba bien. Nos vemos allá arriba. Pero me daba la impresión de ser otra película Ameliesca. Algo en la luz, en el tono, no sé, era como Amelie. Y estaba bien, aunque pensé morir con el dolor. Digo que hemos acabado de ver The Good Fight y he empezado con Vamos Juan.
Más charlas con la gente por skype, tigsy, wipsi, whassap, charlas en las que hablamos de cosas, de cómo vamos, nos preguntamos, si hemos hablado con tal o con cual, tú qué, y esas cosas.
Al final, me van a faltar días.
Vamos a mejor si no vemos la tele. Ayer vi la tele un rato. El rato en el que quisimos ver a nuestro magnífico presidente del Gobierno anunciar que dos semanas más y lo quisimos ver por la Tv3 y nos dimos cuenta de que a la misma hora en la que se anunciaba una cosa realmente importante, en Tv3 estaban retransmitiendo una comparecencia del Govern de Catalunya que, como un estado independiente y un país con sus cosas propias, tiene todo el derecho del mundo a retransmitir en su televisión nacional lo que le de la gana, que para eso es un país ya establecido y reconocido por las potencias del mundo. Por la noche, una entrevista con el nuevo gurú de la epidemiología en la cual convinimos que el experto no entendía las bromas o las ironías que le lanzaba la periodista de vez en cuando, lo que me hizo recordar al personaje de Sheldon en Big Bang Theory. El sueño dorado sería que nos gobernasen científicos. Que nos gobernasen profesiones. Que nos gobernasen expertos. Que nos gobernasen titulados académicos entre lo mejor de sus especialidades. Y esto no tendría entonces emoción ninguna.
Dos días a todo confort. Comidas en la terraza, siestas, levantarse a las dos mil quinientas, lo que se llama un fin de semana. He empezado a leerme un libro de Edgar Allan Poe. Quisiera entretenerme unos minutos en este punto. Con Edgar Alllan Poe tengo una relación difícil. De pequeño me regalaron para la comunión tres libros, uno de ellos era la Narración de Arthur Gordon Pym. Los otros dos libros creo que los leí sin dificultad, pero el de Poe no había manera. Lo intenté regularmente a lo largo de los años y jamás conseguía pasar de una cierta página. Hasta que un año leí la Jangada, libro de Julio Verne, que era como una secuela. Como lo leí pensé que podría con el de Poe. Y no. Intentos infructuosos hasta que finalmente lo conseguí. El libro que estoy leyendo es de cuentos. El primero es el de la Casa Usher. Y lo mismo. Algo hay con este hombre que no. Me quedo clavado. Dicen que decía que lo importante era causar impresión en el lector más allá de contar algo, de que el cuento tuviera una intriga, una trama. Y ese afán por hacerte ver que cuando una cosa va mal, va mal, como que se me queda aquí atrancado.
Mañana puede ser un gran día. Lunes. Mañana puede que nos devuelvan a nuestra Isabelita desde Alella. Dos semanas más de confinamiento para todos y todas. Ayer bajé de nuevo a tirar la basura. Y volví para casa. Veo directos de gente que pone música, el Villena, por ejemplo, paso la tarde. Bebo vino.
Voy a contar algo que me sucedió en la Facultad de Periodismo. Como un periodista de mierda que soy, me encargaron en una asignatura, nos encargaron, era Primero, redactar una noticia de carácter local. Como era entrenador de fútbol sala de un equipo escolar, no se me ocurrió otra cosa que hacer una noti sobre el partido de fútbol que habíamos jugado. El profesor, no me acuerdo del nombre, era de Redacció periodística y los de mi clase se acordarán de él, bajito, barba, pelo rizado, me dijo que qué mierda era aquella. Que dónde vivía, Santa Coloma le dije. Pues si no eres capaz de sacar una noticia de Santa Coloma, háztelo mirar. Y hoy he leído una noticia que me ha recordado un poco a eso.
He terminado la serie The Good Fight. El día anterior vimos una francesa y me dio un dolor en la muela. Habíamos hecho masa de pizza. No falla. La peli estaba bien. Nos vemos allá arriba. Pero me daba la impresión de ser otra película Ameliesca. Algo en la luz, en el tono, no sé, era como Amelie. Y estaba bien, aunque pensé morir con el dolor. Digo que hemos acabado de ver The Good Fight y he empezado con Vamos Juan.
Más charlas con la gente por skype, tigsy, wipsi, whassap, charlas en las que hablamos de cosas, de cómo vamos, nos preguntamos, si hemos hablado con tal o con cual, tú qué, y esas cosas.
Al final, me van a faltar días.
viernes, 3 de abril de 2020
Confinamiento #17
¿Hay alguien aquí más a favor de la sostenibilidad, de la defensa del medio ambiente, de todo lo relacionado con que nuestro paso por el planeta sea lo menos dañino posible que yo? ¿Hay alguien aquí más a favor que yo de conceptos como 'eficiencia energética? Lo dudo. ¿Entiendo yo a esta placa o estufa o lo que quiera que sea que ha llegado a nuestra casa y domicilio particular para volverme a mí loco? No la entiendo. Eficiencia energética. Resulta que cuando a la buena señora estufa se le ocurre y considera, se apaga porque ella debe pensar que ya lleva rato encendida y que eso no es bueno para el planeta y a ti te coge un refrescor en las costillas, un fresculi en las patas, los pies helados, las manos como témpanos y te acercas a la placa y dices, me cago en su puta madre, que se ha apagado. Suerte que el crudo invierno termina y todo quedará en un borroso recuerdo de este confinamiento que tiene pinta de alargarse.
Alargar el confinamiento. Con unas cifras de unos 900 muertos al día, esperar a que esto termine en una semana parece una ilusión. Por mi parte, soy una persona conservadora, de gustos frugales y de carácter acomodaticio. Así que si me dicen que me quede aquí dos semanas más, pues me quedaré, y si me dicen que tengo que ir a recoger piedras por los campos de España, pues lo haré. Porque no hay nada que me satisfaga más que tener unas directrices claras y simples. En casa. Pues en casa.
Veo desmoronarse gente a mi alrededor. Veo cómo la inacción, la pretendida inacción, reconcome a algunos y algunas de las personas que quiero. Veo como inundan los grupos de wasap con cosas que hacen y que vuelven a hacer y que nos enseñan y que claman al cielo porque esto es un coñazo y siguen proponiéndose actividades, cocineos, conversaciones en grupos, esto cuándo va a acabar, yo ya no puedo estar así y al mismo tiempo generan tanta energía que Endesa les podría poner una dinamo en la espalda y podrían dar luz a media Badalona. Basta. Ya basta.
¿Qué es lo que hacíamos antes que fuera tan necesario? Trabajar. El sustento. Ahí sí que te veo. Ya me callo.
Vienen a querer decirnos que todo es un desastre, que todo se está llevando con improshow, con falta de conocimientos en la materia, que se hacen las cosas y se dejan en manos de gente que no tiene ni puta idea, que eso lo hago yo, que así no. Vienen a querer decirnos que los que nunca han estado ahí tienen la culpa de no saber y tienen además la obligación de remedar en cero coma lo que décadas de gestión han dejado echo un solar. Gestión eficiente por parte de profesionales que compatibilizan su saber en lo público y en lo privado. Y por el desto te la hinco. Y ahora pretenden que porque hay cinco ministros que no detectan en el radar, esto se ha convertido en sodoma y gomorra. Es un poco hartura.
Ya paso de hablar de la cancioncita local de que 'España tiene la culpa de todo'. Hoy, supongo, mientras escribo esto no me dará tiempo a ver nada de TV3. Pero es que es una detrás de otra. Insisto. Es un cansinismo que no deja de esconder que lo que viene es la reactivación del populismo de derechas puro y duro en todas partes. Y que o tenemos claro lo que tenemos que defender, o esto va a ser una matati mangi de tomo y lomo.
Seguimos en nuestras casas. Sigo escuchando indi noventero, sigo con la terapia de ruido. Seguimos viendo la serie The Good Fight que en su tercera temporada se convierte en un libelo contra Trump, pero muy a saco. Y con razón supongo. Y se dan pinceladas de lo que está pasando en ese país y da pavor. Y aquí todavía estamos como in albis. Pero la democracia de mierda se nos va a la mierda y lo que viene...
Digo mucho eso de que lo que viene... es que esto de escribir regularmente sobre lo mismo hace que uno se repita.
Continúo.
O no. Que ya es viernes. Estamos todos correctamente, todo va encauzándose poco a poco y este finde se presenta, al menos, sin la espada de damocles del despertador.
Todo va bien por el pueblo porque todo es bien. Fiesta.
Hoy toca pollo al horno con la misma receta del solomillo al horno y de las costillas al horno.
Y vino, que no falte.
Alargar el confinamiento. Con unas cifras de unos 900 muertos al día, esperar a que esto termine en una semana parece una ilusión. Por mi parte, soy una persona conservadora, de gustos frugales y de carácter acomodaticio. Así que si me dicen que me quede aquí dos semanas más, pues me quedaré, y si me dicen que tengo que ir a recoger piedras por los campos de España, pues lo haré. Porque no hay nada que me satisfaga más que tener unas directrices claras y simples. En casa. Pues en casa.
Veo desmoronarse gente a mi alrededor. Veo cómo la inacción, la pretendida inacción, reconcome a algunos y algunas de las personas que quiero. Veo como inundan los grupos de wasap con cosas que hacen y que vuelven a hacer y que nos enseñan y que claman al cielo porque esto es un coñazo y siguen proponiéndose actividades, cocineos, conversaciones en grupos, esto cuándo va a acabar, yo ya no puedo estar así y al mismo tiempo generan tanta energía que Endesa les podría poner una dinamo en la espalda y podrían dar luz a media Badalona. Basta. Ya basta.
¿Qué es lo que hacíamos antes que fuera tan necesario? Trabajar. El sustento. Ahí sí que te veo. Ya me callo.
Vienen a querer decirnos que todo es un desastre, que todo se está llevando con improshow, con falta de conocimientos en la materia, que se hacen las cosas y se dejan en manos de gente que no tiene ni puta idea, que eso lo hago yo, que así no. Vienen a querer decirnos que los que nunca han estado ahí tienen la culpa de no saber y tienen además la obligación de remedar en cero coma lo que décadas de gestión han dejado echo un solar. Gestión eficiente por parte de profesionales que compatibilizan su saber en lo público y en lo privado. Y por el desto te la hinco. Y ahora pretenden que porque hay cinco ministros que no detectan en el radar, esto se ha convertido en sodoma y gomorra. Es un poco hartura.
Ya paso de hablar de la cancioncita local de que 'España tiene la culpa de todo'. Hoy, supongo, mientras escribo esto no me dará tiempo a ver nada de TV3. Pero es que es una detrás de otra. Insisto. Es un cansinismo que no deja de esconder que lo que viene es la reactivación del populismo de derechas puro y duro en todas partes. Y que o tenemos claro lo que tenemos que defender, o esto va a ser una matati mangi de tomo y lomo.
Seguimos en nuestras casas. Sigo escuchando indi noventero, sigo con la terapia de ruido. Seguimos viendo la serie The Good Fight que en su tercera temporada se convierte en un libelo contra Trump, pero muy a saco. Y con razón supongo. Y se dan pinceladas de lo que está pasando en ese país y da pavor. Y aquí todavía estamos como in albis. Pero la democracia de mierda se nos va a la mierda y lo que viene...
Digo mucho eso de que lo que viene... es que esto de escribir regularmente sobre lo mismo hace que uno se repita.
Continúo.
O no. Que ya es viernes. Estamos todos correctamente, todo va encauzándose poco a poco y este finde se presenta, al menos, sin la espada de damocles del despertador.
Todo va bien por el pueblo porque todo es bien. Fiesta.
Hoy toca pollo al horno con la misma receta del solomillo al horno y de las costillas al horno.
Y vino, que no falte.
jueves, 2 de abril de 2020
Confinamiento #16
Esta casa está bajo la protección de Ganesh. De una manera absolutamente involuntaria este domicilio particular ha sido poblado con figuritas de elefantes e incluso con láminas que contienen el elefante y digo más, sabanicas de esas que se compran en los establecimientos de carácter arabesco o hindú que también tienen el elefante como motivo ornamental. Así que, un día, me dí cuenta de que, efectivamente, Ganesh tiene a esta casa como objeto predilecto.
Los días siguen pasando. El día de ayer no sé si computó o no. Salí a la calle para aplaudir y salí tarde y entré que todavía no había acabado la cosa. No hacía día para andar por la terraza haciendo nada. Hoy estamos esperando a que salga el sol después de tres días tres lloviendo. ¿Os dije que me acabé el libro del Houellebecq? Pues me acabé el libro del Houellebecq. Qué decir. Mi percepción primera sobre este autor francés no era buena, así que ya iba con el prejuicio y con el mal. A medida que iba leyendo el libro tenía cierto interés. El arte, la evolución del artista, bueno, pero no sé porqué, hay un punto en el que el autor decide 'aburrir' al personaje y el libro, sobre todo su parte final, e incluso antes, como que se cae y pierde interés. No sé. Incluso en el atisbo de novela negra que hay como en esa misma parte final se queda en nada. Y la decisión del protagonista de no hacer nada con su vida, pues como que te deja pensando... y entonces qué me estás contando. Nada. ¿Nada?
Quizás esté perdiendo capacidad. Por ejemplo, quiero encontrar algún tipo de aplicación para jugar partidas de ajedrez online. Y pienso, con 45 años, qué vas a jugar. Me siento mayor. Cosas que hago, que se me ocurren, que invento, que me parecen 'buah tío es que eres como no sé, como que te sales...' en realidad son cosas de pureta, cosas de viejo. Viejo haciendo cosas que se cree que son de joven. En realidad, casi toda la gente que conozco es mayor. O ya hace cosas de mayor. O de mayor pensando que hace cosas de joven. Me creo joven por dentro pero, realmente, ya no lo eres. Hace muchos años que no eres joven. Nunca fuiste joven. La juventud es un invento. Otra cosa es la madurez. Ahí sí que me veo. Persona mayor con falta de madurez. Eso sí que lo tengo y ahí sí que me muestro inexpugnable. Férreo. Oxidado. Pero inmaduro.
¿Cuándo vamos a salir de esto? ¿Y cómo? Más o menos todos los días terminamos preguntándonos lo mismo. ¿Cuándo? ¿Y cómo?
No sé. ¿Quién está haciendo confinamiento? ¿Quién no sale ni a comprar? ¿Quién no baja porque ha tenido que bajar? ¿Quién no ha tenido que ir a algún sitio?
Ahora mismo hay un vecino que está ensayando con el saxofón. Al principio pensé que era un teclado, ahora entiendo que es un saxofón.
Salchichón, saxofón.
Hoy no sé qué vamos a hacer de comer. Arroz a la cubana ayer, pescado a la plancha para cenar... hoy creo que tocan garbanzos con cosas congelado de nosecuando.
Salchichón, saxofón. Lo que estábamos diciendo.
Los días siguen pasando. El día de ayer no sé si computó o no. Salí a la calle para aplaudir y salí tarde y entré que todavía no había acabado la cosa. No hacía día para andar por la terraza haciendo nada. Hoy estamos esperando a que salga el sol después de tres días tres lloviendo. ¿Os dije que me acabé el libro del Houellebecq? Pues me acabé el libro del Houellebecq. Qué decir. Mi percepción primera sobre este autor francés no era buena, así que ya iba con el prejuicio y con el mal. A medida que iba leyendo el libro tenía cierto interés. El arte, la evolución del artista, bueno, pero no sé porqué, hay un punto en el que el autor decide 'aburrir' al personaje y el libro, sobre todo su parte final, e incluso antes, como que se cae y pierde interés. No sé. Incluso en el atisbo de novela negra que hay como en esa misma parte final se queda en nada. Y la decisión del protagonista de no hacer nada con su vida, pues como que te deja pensando... y entonces qué me estás contando. Nada. ¿Nada?
Quizás esté perdiendo capacidad. Por ejemplo, quiero encontrar algún tipo de aplicación para jugar partidas de ajedrez online. Y pienso, con 45 años, qué vas a jugar. Me siento mayor. Cosas que hago, que se me ocurren, que invento, que me parecen 'buah tío es que eres como no sé, como que te sales...' en realidad son cosas de pureta, cosas de viejo. Viejo haciendo cosas que se cree que son de joven. En realidad, casi toda la gente que conozco es mayor. O ya hace cosas de mayor. O de mayor pensando que hace cosas de joven. Me creo joven por dentro pero, realmente, ya no lo eres. Hace muchos años que no eres joven. Nunca fuiste joven. La juventud es un invento. Otra cosa es la madurez. Ahí sí que me veo. Persona mayor con falta de madurez. Eso sí que lo tengo y ahí sí que me muestro inexpugnable. Férreo. Oxidado. Pero inmaduro.
¿Cuándo vamos a salir de esto? ¿Y cómo? Más o menos todos los días terminamos preguntándonos lo mismo. ¿Cuándo? ¿Y cómo?
No sé. ¿Quién está haciendo confinamiento? ¿Quién no sale ni a comprar? ¿Quién no baja porque ha tenido que bajar? ¿Quién no ha tenido que ir a algún sitio?
Ahora mismo hay un vecino que está ensayando con el saxofón. Al principio pensé que era un teclado, ahora entiendo que es un saxofón.
Salchichón, saxofón.
Hoy no sé qué vamos a hacer de comer. Arroz a la cubana ayer, pescado a la plancha para cenar... hoy creo que tocan garbanzos con cosas congelado de nosecuando.
Salchichón, saxofón. Lo que estábamos diciendo.