viernes, 30 de mayo de 2025

Sly lives! (AKA the burden of Black Genius) - Ahmir 'Questlove' Thompson


Un pedazo de documental que, aquí sí, extrae todo el contenido posible de la carrera fulgurante de un personaje fundamental de la escena musical norteamericana, padre y fundador de muchísimas cosas, saqueado hasta la extenuación, pero que, ay, sufrió un mal del que pocos se recuperan. Al final del documental, después de que la reflexión al respecto planee de manera expeditiva, aparecen toda una sucesión de estrellas de la música, afroamericanos y afroamericanas, que han tenido su momento de gloria, efectivamente, que han sido referencia, pioneros, auténticas estrellas, pero que han pagado por ello un precio altísimo y han sido colocados sin piedad en la palestra como ejemplos perniciosos. Al final, caen. Al final, son juguetes rotos. Al final no saben vivir la fama. Al final no son personas. Hace pocos días vi el documental sobre los Beach Boys y el enfoque era diferente. Al final, hay esperanza para Brian Wilson y una mirada compasiva para Dennis Wilson y su muerte. En cambio, para los artistas negros, no hay piedad. Sly Stone, Sylvester Stewart como civil, fue un artista prodigioso, alguien capaz de crear un mundo sonoro nuevo, desprejuiciado, original y con un mensaje claro, no solo en las letras sino desde la misma propuesta como banda. Una banda Sly & The Family Stone, compuesta por chicos y chicas, por afroamericanos, caucásicos, todos mezclados. Algo que ahora nos parecería común, no me imagino qué pudo ser aquello. Todos cantan, todos son grandes instrumentistas y Sly Stone es el foco y el creador. Pero la presión del creador, de avanzar, de ser no solo un artista sino un referente para una comunidad, el miedo a fallar, el miedo a no responder, el miedo a ser tú mismo el mensaje, hace mella. Y lo peor, nadie está allí para poner las cosas en su sitio, y el caos avanza y las tentaciones para que esa presión no sea tanta: las drogas. La exposición y sobreexposición y las ganas de que respondas con los clichés que se presuponen a lo que eres llevan a Sly a una espiral por la que no desaparecerá su creatividad, pero desaparecerá su efectividad. Y el autosabotaje. El documental nos cuenta ese camino hacia la autodestrucción por parte de un personaje con el que no podemos menos que empatizar, aunque sepamos que es un desastre. Desfilan testimonios no solo de sus compañeros de banda, sino de otros artistas que nos ayudan a entender qué significa ser una estrella afroamericana y cómo es aguantar sin caer. El documental nos dice que Sly vive, que vive en la música contemporánea de manera efectiva, que su catálogo es un manantial enorme, pero que el mismo personaje ha conseguido sobrevivir, que está vivo, que está. Un documental que se completa con el del mismo autor también en Disney llamado Summer of Soul en el que vemos actuaciones en directo del año 69 en un festival en NY, con el propio Sly petándolo grandiosamente. Stand!!

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