jueves, 29 de mayo de 2025
The Beach Boys, el documental - Frank Marshall & Thom Zimny
Enfrentarte a un documental sobre la historia de The Beach Boys con la pretensión de ser el documental definitivo sobre la carrera de una de las bandas con una historia más sórdida es demostrar una valentía mayúscula. Que el anuncio de tamaña faena tenga luego el resultado que prometes, es otra cosa. Porque es complicado trazar la historia de una banda que pivota en torno a la situación personal de una persona compleja y cuyo nudo y desenlace se desarrolla en torno a toda una serie de hechos entre grotescos, penosos, siniestros, tétricos, lamentables y finalmente redimido y rehabilitado como figura pública, como es Brian Wilson, sin dejar de tener en cuenta que hay un miembro de la banda llamado Mike Love que ostenta la representación de la banda y de su nombre y que, no siendo materialmente culpable de lo que le pase al otro, sí que es responsable de un cierto descrédito de la carrera e imagen de los Beach Boys. Vamos, el hombre que puso el freno a las pretensiones artísticas de Brian Wilson es quien cuenta la historia de la banda en igualdad de condiciones que el resto, un resto, desde Carl Wilson hasta Al Jardine, que presentan también una historia de la banda en la que no se quiere hacer sangre. Y así, nos encontramos con que la historia presenta visos de verosimilitud durante los años de formación y éxito del grupo, pero también de enfrentamiento con el padre de los Wilson. Bien. La obsesión por la producción y avanzar en el sonido por parte de Brian Wilson les lleva a grabar, o le lleva a grabar con músicos de sesión, el Pet Sounds. Lo que acontece durante esta grabación, las percepciones que tienen los miembros del grupo respecto a un disco, lo que dicen en el documental y lo que se comentó entonces, las tensiones dentro del grupo, la incomprensión por el camino que tomaba Brian Wilson artística y personalmente, su propio aislamiento, las maravillas absolutas que surgen de esa cabeza y que aparecen tanto en el Pet Sounds, como en el Smiley Smile, en el Friends o en el Wild Honey incluso en el 20/20, quedan totalmente opacadas. Una época en la que Brian Wilson genera un material digno de mejor suerte y entendimiento, que solo décadas después podrá ser reivindicado. Eso en el documental, no sale. Y así pasamos a unos años setenta en los que el relato es el de un grupo que ha perdido comba y que volverá a lucir cuando se encuentran que un recopilatorio de éxitos les vuelve a convertir en populares, pero populares por oldies. Todos los setenta de Brian Wilson y de Dennis Wilson se tocan de soslayo. Pero es que uno de los que aparece con voz y voto en el documental es Mike Love, el primo que creía jugar en la misma liga que Brian, que reclamó la composición, que demandó a Brian Wilson y que en el documental derrama unas lágrimas finales porque le quiere. Y eso, una vez que el documental llega a su fin y lo hace con imágenes de conciertos multitudinarios en los que una banda casi de tributo interpreta los viejos clásicos ante un público que quiere olvidar lo turbio y quedarse con la imagen blanca de una California de ensueño, te hace pensar que el documental de The Beach Boys que acabas de ver, en realidad no es el definitivo y que el definitivo está por hacerse. Aunque dolerá y habrá quien no deberá estar implicado en un relato en el que no se puede ser arte y parte.
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