jueves, 16 de mayo de 2024

El caso Asunta - Carlos Sedes, Jacobo Martínez


Ya la habéis visto todos y todas, así que no nos vamos a andar por las ramas. Pedazo de serie. Pedazo de serie que se ve casi de una sentada porque uno no puede parar de querer saber. Y no puede parar de sentirse fascinado con la interpretación de una Candela Peña que uno sabe que es de Gavà y que recordará siempre en aquel Sputnik o no sé qué programa era del 33 que salió hace mil años que ella era joven y decía nosequé de unos pantacas que en casa con mi hermano dijimos, somos ya de Candela Peña para siempre. Porque la serie tiene un repartazo absoluto, coronado con una Candela Peña en estado de gracia, interpretando a una Rosario Porto que te deja desnortado. Desnortado porque no sabes, no entiendes, como ella repite muchas veces. No entiendes. No entiendes cómo, ves demasiado claros los porqués, lo tienes todo tan diáfano que no entiendes. No sabes. O te hacen saber. Porque buena parte de lo que nos quieren contar en esta serie es tanto lo que pasa como lo que percibimos que pasa gracias a los medios de comunicación y el uso que se hace de las filtraciones y las informaciones interesadas para condicionar el transcurso de los acontecimientos o bien arrimar el ascua a la sardina que estamos asando. El Caso Asunta es una serie basada en un caso ocurrido hace ya unos años y deben ser más de diez. Una niña adoptada es encontrada muerta a pocos kilómetros de la casa de sus padres, separados. La investigación rápidamente se dirige a los padres adoptivos y estos acaban siendo condenados. Hasta ahí lo que sabemos, pero no sabemos qué pasó ciertamente. Lo que sabemos es que el padre sigue en la cárcel y que la madre se suicidó. Y todo lo que vemos en la serie tiene que ver con lo que se supo en su momento de la investigación y de cómo el juez de instrucción fue conduciendo la investigación para confirmar lo que él creía. Y de cómo los medios de comunicación fueron construyendo unos culpables y de cómo esos mismos medios construyeron unos inocentes cuando convino y los volvieron a convertir en culpables. Y eso es lo que siembra más dudas. ¿Realmente qué pasó? La serie en ningún momento se presenta como un ejercicio de exculpación de los padres ya que su actitud presenta muchísimas lagunas, pero tampoco se da una prueba consistente. Uno, por ejemplo, se puede quedar con la versión que ofrecen los Guardias civiles, pero puede ser cualquier otra. Y así se llega al veredicto y a la posterior condena y ya les he dicho lo que ha ido pasando. Una serie muy bien hecha, aunque con el consabido problema de las pelucas que con tan poca gracia caen en esas cabezas y piensas todo el rato 'peluca, peluca, peluca' cuando Candela Peña aparece en pantalla y 'PELUCA, PELUCA, PELUCA', cuando quien lo hace es Francesc Orella. Una serie que da para pensar y para discutir. Y da para seguir manteniendo en el pedestal que se merece a la grandísima Candela Peña. 

martes, 14 de mayo de 2024

Los dogmas, el PSC


El quesito dicen que no es queso, que es otra cosa. Y como esto, casi todo. Los debates surgidos durante y después de la campaña electoral, conocidos los resultados y sin conocerlos, se repiten y se repiten sin que haya una respuesta consensuada. El PSC es de izquierdas. Así lo percibe la gente que les vota. Y si ellos se presentan así y la gente los considera así porque les vota por eso, será así. Un ex referente de la CUP ha hecho un tweet en el que señala que posiblemente haya llegado el momento en el que esta formación considere formar parte de un govern de izquierdas junto con PSC, ERC y Comuns. Inmediatamente se le han saltado a la yugular para decirle que el PSC es de izquierdas. No es un tema nuevo, como digo, en conversaciones y informalidades varias, cuando se habla del PSC automáticamente se le considera 'no kosher'. Herederos de aquel PSOE y PP, la misma mierda es, todavía hay una izquierda que pone la línea del fuera de juego donde le da la gana y se mantiene dogmáticamente en la esquina, defendiendo una honorabilidad y una rectitud que poco a poco deja de interesar a la gente hasta que un día, de golpe, sepas que eres de izquierdas pero no se lo puedas decir a nadie. Ser de izquierdas en 2024 es algo que parece que merece una reflexión. No hay mucha gente de izquierdas si nos atenemos al concepto de izquierda clásica. Si ese concepto de izquierda clásica lo supiera yo sintetizar de alguna manera, lo haría. Pero no me siento capaz. Supongo que con apuntarlo y dejar que el lector agudice su ingenio y su memoria, tendrá claro que esa izquierda clásica, murió hace años. Aunque hoy mismo nos encarguemos de intentar resucitarlo, en la calle, eso no está. Y nadie lo espera. Hay otra izquierda, clásica también, que es la que se adapta a los tiempos, momentos y situaciones. Que ya hace lustros que no le hace ascos a pactos con el capital, a ser el capital y a representar los intereses no solo de una clase, sino de muchas más cosas. Esa izquierda no nos gusta porque no entendemos la ductilidad. Y entndemos que, al final, no sirve a los intereses de la mayoría, sino a los de unos pocos pero... al final es quien más apoyo recibe de la mayoría. No sé si me explico. El PSC ha logrado en Santa Coloma más votos que todo. Todo. Es el lugar donde más votos ha recibido. Como sabemos, Núria Parlon ha anunciado que dejará la alcaldía de Santa Coloma para ocupar una conselleria, probablemente la de Interior. Pues bien, hoy mismo un tuitero cercano a la esquerra indepe hace un tweet diciendo que estamos deseando que se vaya Núria Parlon porque solo se ha preocupado de la policía y no de la pobreza. Es como si la realidad nos molestara y verbalizando muy fuerte algo, esa realidad fuera la que queremos. Si lo piensas, pasa. Pero no pasa. Y así, mientras nosotros nos cagamos en Núria Parlon y en el PSC, el PSC se queda con nuestro quesito, con nuestro queso y con todo el mundo que, más o menos, se siente de izquierdas mientras tú eres un elemento cuando menos raro que pareces tratar de gilipollas a todos tus vecinos. No sé si me explico bien. Que es otro problema, que no nos explicamos bien.  

lunes, 13 de mayo de 2024

La insoportable levedad del ser. Un análisis del #12m


Hemos perdido dos diputados. Teníamos 8 y ahora tenemos 6. Es el peor resultado de nuestro espacio político en 20 años. Al menos, eso he leído. Recuerdo cuando conocimos los resultados de las elecciones pasadas. Quedar muy por detrás de ERC era un cambio de época, pero quedar por detrás de VOX, que entonces era algo exótico, fue todo un drama. En estas elecciones, ni siquiera con el previsible batacazo de ERC hemos conseguido unos resultados aceptables, todo y estar por encima de la media de nuestro espacio. No hemos recogido voto de ERC ni de una CUP en franco retroceso. El PP se ha colado también ahí y es ya la segunda fuerza en Santa Coloma en unas elecciones autonómicas. Hasta aquí los números más o menos fríos y el análisis en caliente vendrá ahora. Caliente porque han pasado unas pocas horas y aunque ya ha dado tiempo para ver dimitir a Pere Aragonés, todavía estamos digiriendo que, efectivamente, estamos al borde de algo que no queremos ver. La posibilidad de un Govern tripartit, con PSC y ERC, nos hace estar cavilando acerca de la importancia de esos seis diputados conseguidos y nos distrae de otro tipo de análisis. Seis diputados para una organización política que partía como decisiva y como la 'catalizadora' de unas elecciones que venían a definir el modelo de la Catalunya que ha de venir, después de años de hablar de cosas que no puede ser un resultado como para obviarlo y para estar con la cabeza puesta en cálculos y exigencias que pueden provocar más sonrojo que interés entre quienes nos vean desde fuera. Nuestros seis diputados son decisivos, sí, pero qué pasa con nuestro espacio político. ¿Qué pasa con la izquierda a la izquierda del PSC? (O en paralelo con el PSC) Hace un año, menos de un año, porque hace un año pasó otra cosa que también nos dará para análisis, tuvimos un muy buen resultado, aupando a nuestro espacio a la segunda posición de unas elecciones generales en las que recogimos lo que a todas luces es voto prestado ante la alarma suscitada por la llegada de las hordas de la extrema derecha. Pasada esa ola de terror, somos lo que tenemos. Y nuestra capacidad para ser una respuesta a las necesidades de la gente, es esta. Hace un año, los resultados de las municipales ya nos dijeron algo parecido, aquí en Santa Coloma de manera sangrante, pero a nuestro alrededor de manera más o menos similar. Nos cuesta conectar con la gente. Tenemos un electorado fiel, de piedra picada, pero no tenemos capacidad de atraer. Y el peligro de acabar teniendo un mensaje cada vez más encerrado en nosotros mismos ante la incapacidad de conectar (o hacer una lectura menos dogmática de lo que somos y de cómo es la sociedad catalana, española y europea en 2024), nos convierte en gente que está en un rincón, que pide jugar con el balón, pero que quiere que se juegue con unas reglas que los demás ya no quieren cambiar de ninguna manera. No conectamos con los barrios populares, de una clase trabajadora a la que no le enviamos mensajes de cariño sino aleccionadores. Y a la gente que debería ser nuestro público preferido a tenor por los contenidos, personas, etc., que componen nuestro espacio, ya se les presentan opciones mucho más atractivas que la nuestra, menos exigentes como el PSC o más aspiracionalmente deseables como ERC. Nos cuesta. Afortunadamente, tenemos algo que nos hace únicos y es precisamente una militancia que se revuelve ante la adversidad y que desde hoy mismo está ya expresando una opinión y una voluntad de hacer cosas, de estar en la calle, de conectar con lo que parece que hemos perdido. Así, entre ser una sociedad de amigos o ser un partido político con aspiración de modificar para bien la vida de la gente, hacerla mejor, debe haber un camino que estamos dispuestos a transitar. Y seguro que para algunos y algunas, esta situación de empequeñecimiento no es suficiente y lo que representamos, nuestra memoria, nuestro presente y nuestro futuro, es un pastel demasiado apetecible como para no seguir apretando hasta nuestra deseada desaparición, pero nosotros no estamos aquí solo para resistir, sino para enriquecer la vida política y la vida en general con lo que somos y sabemos. Solo espero que nos quede tiempo, fuerza, generosidad y militancia como para poder poner todo eso en la calle y que seamos útiles a la gente. 

jueves, 9 de mayo de 2024

Viva Palestina libre


Es decir, llevan 40 mil muertos, no, llevan asesinadas 40 mil personas en Gaza desde octubre. Es decir, Israel ha asesinado a 40 mil personas desde octubre mediante una campaña de exterminio absolutamente impune. Es decir, lo lógico y normal es que personas con sensibilidad hacia el exterminado, hacia el oprimido, quieran protestar. No es antisemitismo, es decir, no se puede ser antisemita por querer una Palestina libre y en paz. Es decir, debería ser lógico que se protestara por lo que es una absoluta indecencia. Un genocidio. Un exterminio. Un ataque impune, repito, abusador, sañudo, malvado, con la intención de aleccionar y erradicar. Pues lo lógico es que haya quien se sitúe del lado del que está siendo exterminado y no del exterminador. Pero no. Al parecer hemos llegado ya a ese punto en el que la protesta no tiene cabida, no puedes, no debes. Al parecer, atenta contra la libertad pretender gritar que Palestina debe y tiene que ser libre. Al parecer es cosa de locos pensar que Israel se está comportando como un Estado salvaje. Al parecer lo que queremos es decir Viva Hamas cuando decimos Viva Palestina libre. Al parecer saben mucho, interpretan lo que les conviene, no quieren que. No quieren que, en general. Porque atenta contra su libertad. Lo que estamos viviendo cada día, imágenes que nos desploman como género humano, merecen una respuesta. Al menos que alguien se rebele, alguien exprese que es una mierda como una catedral, que no puede ser. Pero no, estamos viviendo, como ya se vivió con la guerra de Ucrania, un ensayo de lo que es y lo que no puede ser. De lo que se puede y con quien se puede. Ya no se puede. Pero siempre se puede, aunque se pongan como se pongan, se podrá. Y Palestina será libre. 

miércoles, 8 de mayo de 2024

En campaña


¿De qué va esta campaña? Hasta el momento, la campaña electoral de las elecciones catalanas del 12 de mayo iba de ver de qué manera se plantea el Gobierno de la Generalitat una vez que ya ha pasado el tiempo en el que todo parecía encaminarse hacia algo que jamás pasó. Todo ha pasado y solo hay algunos nostálgicos como la CUP que añoran ese tiempo en el que izquierdas y derechas iban juntos de la mano hacia la construcción de una realidad nueva que en realidad no era más que filfa. Así pues, de momento de lo que iba todo esto es de saber qué pasa en Catalunya a día de hoy, en 2024 y qué queremos que pase en los próximos 4, 8 años. Esto debería ser lo que nos debería preocupar, saber qué. Hasta el momento, en los últimos años, diez si queremos poner una fecha, hemos tenido gobiernos que se han empeñado en desdeñar las cosas de cada día que afectan principalmente a esa Catalunya de los bloques, como quedó de manifiesto ayer en el debate de Tv3 ilustrando el bloque social con una imagen de fondo de edificio de ladrillo visto, poco Foraster, poca Bonanova. mientras nosotros, esos a los que afecta la política social según TV3, habíamos sido poco menos que utilizados como bulto para ese proyecto de nueva construcción nacional porque convenía. Parece que ya no conviene o que hay cierto retraímiento o que el cuento al final no ha cuajado. Y así las cosas todo se vuelve más difuso y quien promete la independencia, en la misma frase habla de fuerza para negociar en Madrid y las diferencias entre derechas e izquierdas parece que se aumentan y se señalan y, signo de los últimos 40 años, a la vez se reducen y todo lo que parecía antisistema y que iba a acabar con el régimen pues no lo parece tanto y se defienden proyectos como el Hard Rock y se intenta contener como sea el tema del debate de la inmigración porque está creciendo el monstruo de la extrema derecha y puede existir la tentación de alimentar el monstruo, no combatirlo, silenciarlo, plantarle cara y aparecer como un exaltado. Yo que sé. Debería ser una campaña para hablar de todo eso que la Generalitat ha pasado de hacer durante todo este tiempo y que siempre había algo mejor que hacer o alguien a quien echarle la culpa y mientras tanto el tiempo avanzando y la situación en los barrios pudriéndose. Debería ser eso de lo que hablamos. Pero estamos en campaña y cada día ponemos la carpa y cada día nos encontramos con gente y pareciera que la gente está un poco mosca y sí que es cierto que todo el mundo se ha acabado cansando un poco de todo, pero al mismo tiempo, dónde quedarán todos aquellos que se ilusionaron tanto y que pretendieron ilusionarnos tanto porque sí y ahora qué, qué les queda. Y nosotros. Nosotros mientras tanto haciendo campaña, cada día, repartiendo flyers, encartelando, poniendo los plafones, señalando que no nos podemos conformar. Porque la solución parece conformarse. Conformarse con aparcarlo todo, con dejar que las cosas sean como hace veinte años, que lo importante es ir haciendo. Y no. Lo importante es ir haciendo, pero haciendo cosas en beneficio de la mayoría y a la mayoría no parece que la vaya a defender Salvador Illa, la verdad. Bueno, qué voy a decir yo. Yo lo que digo es que tendría que haber un gobierno de la Generalitat de izquierdas y con capacidad para poder gobernar y actuar. Actuar. Porque habrá quien diga que ya había un gobierno de izquierdas, pero la verdad es que tenía poca capacidad para hacer nada ya que era una minoría minoritaria. Y eso tiene que cambiar. Y cuál es el elemento esencial para que eso cambie, pues nosotros, claro, Comuns Sumar. Eso es así. Y por eso hacemos campaña, porque creemos que si queremos que pasen cosas, tenemos que remangarnos y ponernos ahí. El tema. El tema es que faltan cuatro días para votar y la incertidumbre parece grande. Parece que quien quiere olvidarse de todo tiene una opción. Que quien quiere que parezca que no se olvida nada y que al mimo tiempo quiere orden tiene otra opción. Y lo demás parece importar poco. Lo demás a veces no importa tan poco. Ya lo he dicho antes, el tema de la inmigración parece ser el tema que preocupa y enfada a quien se quiere acercar a la carpa con ganas de discutir. Que eso ha sido así muchas veces, pero que eso está siendo cada vez más áspero, más extendido, menos entendido, es lo que alarma. Y bastante. Así pues nos quedan dos o tres días de campaña, más carpas, más actos, más metradas. Y el domingo a votar y a conseguir ese gobierno de la Generalitat que aquí, especialmente aquí en Santa Coloma, nos merecemos. 

Ah, y lo de Nuria Parlon. Eso otro día.