jueves, 29 de noviembre de 2018

Crónica del #Plegramenet de noviembre. Uno que llega y dice...

Uno que se va de la plaça de la Vila, de la casa de todos los colomenses, del lugar donde se cuece todo. Porque es periodista y quiere hacer una prueba. No estar. De vez en cuando es saludable no estar, no ser, cesar de existir. Desaparecer. Durante un rato volar fuera del mundo, escapar de lo conocido y embarcarse en una aventura nueva, en una aventura desconocida, en lo desconocido, en lo que no conoce. Conocer es peor. Conocer no sirve de nada. Conocer, saber, aprender, leer, documentarse, la comprensión de conceptos, el desarrollo de argumentos, la sabiduría, no sirve de nada. Nada sirve y por lo tanto, lo que sirve es susceptible de ser nada. Y qué es la nada. La nada es un concepto. Un concepto es nada. Nada es todo. Es decir. Es un decir. Un periodista abandona l'Ajuntament justo cuando entra un nutrido grupo de personas, pertenecientes al honrado gremio de trabajadoras y trabajadores de Serveis Socials. Como la clave ahora es desaprender, no pregunta nada. El nuevo periodismo, ya lo saben, es no preguntar, no saber, hablar por hablar, no conocer. El nuevo periodismo es ignorar. La nueva política consiste, de la misma manera, en no hacer política. Esto es un concepto que ahora no vamos a calibrar en toda su dimensión. En Santa Coloma de Gramenet. Hola, soy una señora de Santa Coloma de Gramenet de toda la vida, de las de alumbrado y tienda con paja de la buena en el escaparate por Navidad. No voy a opinar de política, pero sí que voy a hablar de antes. Antes. La Santa Coloma de Antes. Imágenes de Santa Coloma de Antes. Nadie sabe quién es quién, quién es imágenes, quién es antes, quién es viñas, quién es alguno de los muchos apellidos de rancio abolengo de la ciudad que han dado lustre y poso a una ciudad que antes era de antes.
Black Friday. Un concepto, una luz, un color. Pasemos a hablar de moda. Uno que llega al pleno de Santa Coloma cuando se está leyendo el enésimo, el cuadragésimo, el quincuagésimo llamamiento a los poderes públicos para que la Sanidad sea... cuando uno llega y dice, cuando uno llega y se sienta en un asiento reservado a las personas de los grupos municipales. Es usted, usted, una persona, una persona que hace crónicas de los plenos, como mérito, como característica, como lo que es, como persona que hace los plenos. Deja a mi pueblo marchar. Deja a mi pueblo marchar por el desierto, abrir el mar Rojo. Mira qué concepto más molón. Abrir el mar Rojo.
Vamos a cambiar por completo las cosas. Vamos a cambiar todo lo que teníamos conceptuado, vamos a tratar las cosas de la manera en la que tú las tratas. Mar Rojo. Vamos a abrir el mar Rojo a lomos de un caballo blanco. Y ahora, querido lector, si has llegado hasta aquí, quizás sea el momento en el que abandones la página, porque a lomos de un caballo blanco vamos a zarpar aunque un caballo blanco no zarpe sino que galope, pero el caballo blanco puede hacer lo que quiera. Porque son muchos los que hablan sobre los unicornios y las imágenes unicorniales como un concepto. Los conceptos no valen nada. Los conceptos son inútiles. No sirven. No me escuchas cuando hablo porque a lomos del caballo blanco, hace tiempo que deberías saber que el caballo blanco lo tenía todo medido y calculado. Desde lejos. Desde un mundo que no es de fantasía, no es de dibujos animados, el caballo blanco, el que salía en los anuncios de bebidas fuertes, el caballo blanco que briosamente recorre las arenas de una playa sin fin, con las crines largas como largo es el tedio que produce entre los mortales tenerse que dedicar a aplastar el suelo de manera briosa, haciendo ruido, siempre omnipresente, caballo blanco de imagen fuerte y pecho grande. Y mientras, en un rincón oscuro, una cueva que se encuentra más cerca de lo real que de lo imaginario, en una cueva, las cabezas trabajan y tejen mundos nuevos, superiores a este, quizás el propio caballo blanco no sea sino una imagen de lo que esas cabezas grandes, superiores, extensas, de inteligencia homérica, proyectan. Caballo blanco que te da la vuelta por el mar Rojo y que te tira al suelo porque tú solo no puedes montar al caballo blanco y tú solo no puedes abrir el mar Rojo. Deja a mi pueblo libre. Set my people free. Lector, has desconectado hace tiempo. Hace rato que no entiendes porqué la crónica del pleno importa tan poco. Porque poco importa en el mar Rojo la política del pleno. Poco importan los nombres y los conceptos. Poco importan los puntos y las mociones.
Mociones. Emociones. Unas bambas guapas, rosas, adidas, rosas como las que yo tuve rosas, pero las mías eran munich. Centrémonos de nuevo. Querido lector. Y porqué no decirlo querida lectora. Un pleno municipal más. Bambas adidas rosas guapas. Bien molonas, con las tres rayas en dorado brillante. Laura Rodera del PP con unas bambas muy guapas. Hasta que se levanta Álvaro Rodilla y enseña unas bambas verdes, unas munich verdes, brillantes, espléndidas, las bambas que ganan y vencen y se imponen. Verdiblancas. Su color. Black Friday. Yo me he comprado unas bambas Dunlop.
Caballo blanco le dan sabana porque está viejo y cansado. Pero no se dan cuenta de que es caballo ¿deslomao?
Bambas Dunlop que me hacen daño en el pie.
Una moción por el buen funcionamiento del área de Serveis Socials, presentada por Som, una moción que no se aprueba. Una moción que te recuerda que antes hubo una concentración de trabajadores de Serveis Socials que se manifestaban por... la seguridad, stop violencia. Condiciones de trabajo. Una moción contra la directiva Bolkenstein. Una moción para que voten los europeos y los ciudadanos de países con convenio. Una moción. Una emoción. Son días extraños.
Son días en los que uno no sabe si alguien que llegase de nuevo al Pleno sabría distinguir qué pasa. Qué se decide. Qué se discute. Aquí y ahora, aurgi está de moda. Moda, relumbrón, una app que te indica que el PSC ya sabe lo que vas a hacer antes de que lo vayas a hacer. De toda la vida. De siempre. Novela de anticipación.
Estoy a punto de acabar el texto de hoy. Es un texto corto sobre el pleno de Santa Coloma en el mes de diciembre. Se aprueba una moción para pedir el Nobel para Lorca. García Lorca. Nana del caballo grande.
No hay sentimiento más terrible que tener la esperanza muerta. La esperanza muerta. Meses y meses y días y días con la esperanza, con la esperanza. Esperanza, esperanza, tú si sabes bailar cha cha chá. No lo dejemos. No dejemos de pensar en que esto se arregla con una fuga. Una huida hacia delante.
Una huida hacia delante como la del derechista Zambrana que en medio de una vorágine de derechismo de derechas se marca unos calcetines a topos que te hace pensar que la verdadera extravagancia no está en manos de los pobres, ni de los ricos.
La esperanza muerta.
La risa siempre puesta. Cómo la echamos de menos.
Bebe agua caballo blanco. Descansa. Tu trabajo ya está hecho.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

Historias Relativas

Un día más. Salir a cazar con el arpón al hombro, volver a casa con una foca ensangrentada poniendo el suelo perdido. De sangre, claro. No sabes cocinar las focas que cazas y se pudren en una habitación. Te gusta que la gente te vea llevar el arpón al hombro. Te saludan. Hola Harald. Hola Harald. Vas a cazar, verdad, Harald. Algunos te miran y no te dicen nada porque decirte algo significaría reconocer que vas a cazar. Hay quien piensa que si no te dicen hola harald, no estás yendo a cazar y no tienen porqué luego reconocer que has ido a cazar. Hola Harald. Vas a cazar y vuelves con la foca chorreando sangre. Te ha costado más o menos lo mismo que todos los días. Las focas están en un recodo de costa que está detrás del faro. Van allí no sabes porqué. Ellas te tienen confianza porque hueles a foca. Coges el arpón y lo clavas en alguna parte del cuerpo de las focas. Cuando las otras focas lo ven, salen corriendo asustadas. La foca herida chilla y se retuerce de dolor. Finalmente muere. Te la llevas a peso. Estás fuerte, Harald. Qué haces con tantas focas, Harald. Vas a vender las pieles, Harald. Es todo repetitivo. Algún grupo ha decidido seguir los pasos de esos que no hablan y empiezan a ignorarte adrede. Hola Harald.
Estás en casa, te pones una mascarilla. El olor a foca muerta es insoportable. Sacas de un congelador una lata de las muchas latas que tienes. Latas de conserva. Son latas de conserva de paté, foie gras, quesos en conserva, pero no pescados. No te gusta el pescado.
Todos los días la misma historia. Haciendo algo para que la gente vea que estás haciendo algo y no haciéndolo en realidad. Es una virtud. Una vez, viste a tu padre venir por el camino que lleva a la Biblioteca Pública. En casa te pegó una paliza por que te vio leer. Aprendiste.
Sacas un poco de pan de la panera. El pan está duro. Enciendes un poco el fuego. Te sientas y miras el suelo lleno de sangre. Un día, un día que estabas tú un poco con la cabeza un poco de aquella manera, quisiste lamer el suelo lleno de sangre. No te gustó. Pero ya lo haces cada día. Luego lo limpias. Lo hiciste un día y te dio asco y aún así lo haces todos los días.
De noche, de madrugada, cuando todos están durmiendo. Sacas algunas de las focas muertas ya podridas y mal. Las llevas al mar. Siempre bebes un sorbo de mar. Cuando llegas a casa te cagas vivo. Duermes poco, Harald.
Estás raro, Harald. ¿A qué viene lo de las focas?

martes, 27 de noviembre de 2018

Historias Relativas

Siempre le pasa lo mismo. A Vladko Morozovec le ocurre sistemáticamente lo mismo en las mismas circunstancias. Siempre que hace algo, el resultado es igual. Siempre que va a la tienda del señor Obrn y pide que le cuente algo sobre la Guerra, recibe la misma respuesta. Siempre que entra en la librería que regenta el delicioso matrimonio Jânek y pide por algún volumen de literatura sudamericana, le dicen lo mismo. Siempre que está sentado en el balcón de su domicilio y nota que hace frío, actúa de manera similar. Las cosas son siempre estables. Siempre son así. Como son. No son como muchos imaginan, variables, azarosas, increíbles. Todo es como es, porque a una acción sucede siempre la misma reacción. Vladko Morozovec trabajó durante muchos años como ayudante de un despacho de pasantes en la ciudad de Praga, en la misma capital, en una zona céntrica. Estaba muy contento con su trabajo. Con sus compañeros de trabajo mantenía una relación cordial. Con la señorita Salazsy hablaba más de la cuenta. Sentía por ella una simpatía especial que no descubrió que era amor hasta que la señorita Salazsy abandonó su trabajo para dedicarse al hogar ya que iba a tener una preciosa niña con su esposo, a la que llamaron Jana. Vladko Morozovec no sabía que la señorita Salazsy estaba casada. No volvió a acercarse a ninguna otra mujer, pues intuyó que las cosas ocurren de manera sistemática, siempre igual, siempre como han sido una vez, quizás dos. Está claro que Vladko Morozovec no es una persona que haya estudiado a los grandes maestros de la filosofía. Los grandes maestros nos hablan de las hipótesis construidas en torno a la comprobación de unos hechos. Vladko Morozovec es una persona que no ha podido saciar su ansia de saber porque una vez, hace años, durante una conferencia que el profesor Hupatov promulgó en el Centro Social de amigos de la filosofía, escuchó atentamente la exposición pero como el profesor se quedó sin tiempo y decidieron continuar con la charla una semana después, Morozovec concluyó que saber, aprender, es una labor para la que se requiere un tiempo que ni siquiera el profesor Hupatov pudo administrar. El bueno de Vladko Morozovec se va a dormir todas las noches a una hora que le hace sentir culpable porque le gusta dormir, pero no le gusta irse a la cama. Vladko Morozovec considera que siempre que se va a dormir el mundo es mejor. El mundo avanza porque siempre es igual que siempre. Siempre es igual. Vladko Morozovec es capaz de pensar que si mañana fuera a comprar pan, volverá a recibir las mismas preguntas sobre su madre aunque su madre lleve diez años muerta. Por eso no va a comprar pan. Vladko Morozovec sabe que todo es igual. Por eso es mejor no hacer nada. Porque ya se lo sabe.

lunes, 26 de noviembre de 2018

Los malos VII

¿Qué hacemos con los malos? ¿Les damos cancha, les dejamos sin hablar, hacemos como que no existen? ¿Nos enfrentamos a lo que dicen para ver si nos hace daño? ¿Sabemos lo que dicen? Ayer TV3 le dedicó un programa a Marine Le Pen, salpicada con entrevistas a personajes como Sergi Lòpez o Lilian Thuram, por ejemplo, que hacían de contraste. Las preguntas a Marine Le Pen pueden parecer cuestionables. ¿De verdad no se le pueden hacer otras preguntas? Era como ver un partido de fútbol y ver cómo tu equipo va fallando goles cantados. Hasta que te marcan el gol.
Los fascistas diciendo que no son fascistas. Que son nueva política, que son antisistema. La nacionalista francesa calcando un mensaje que tenemos oído mil veces sobre la soberanía, sobre la cultura, sobre la superioridad, sobre lo que es ser francés y lo que no es ser francés. Y diciéndonos que no es lo que es. Pero lo es. Y el entrevistador empeñado en hacerla aparecer al lado de quien a él le parecen los malos locales.
Marine Le Pen en la tele. Durante una hora. Diciendo cosas contra la Unión Europea, contra las multinacionales. Y el día de antes, un cara a cara entre la mano derecha de Bannon en Europa y nuestro Gerard Pissarello. Supongo que ese día no estaba de guardia la Rahola o el indepe habitual para contrastar. Los malos, en la tele. Diciéndonos cosas, metiendo la patita. Para que sepamos quiénes son.
Dónde ponemos la línea con los malos. Cuántos de los míos hacen falta para identificar a un malo. Dónde está la línea. ¿Somos capaces de aguantar el discurso del malo o de la mala sin recurrir a quitar la tele? ¿Somos capaces de argumentar que lo que dice es falso? ¿Que hay cosas que dice para confundir, para engañar, que no son verdad? ¿Somos capaces de estar callados sin decir 'a ver, hay cosas de las que dice que...'? Ojo.
Lilian Thuram, es ex futbolista. Y decía las cosas claritas. Lo único que hace la extrema derecha es dejar que las cosas estén como están, que el sistema económico quede inalterable, que no se mueva nada. Es para lo que sirven, para garantizar que nada se va a mover. Que el sistema económico no se toque. Que se recrudezca la opresión.
Que tengamos miedo a que pase algo. Que se enfaden los malos. Todo menos que se enfaden los malos. Nos podemos mantener en nuestros lugares, hablando de nuestras cosas, proponiendo soluciones, tomando cervezas, organizando asambleas, saliendo a la calle en ordenados grupos de pocos. Pero que no cambie nada. Que no se toque una coma.
Estamos en este país. Mientras la extrema derecha hace aspavientos, sale a caballo por el monte, nosotros nos encargamos de reírnos, como siempre. De no escucharles. De no poner la oreja a lo que están diciendo. De dónde sale ese mensaje. Qué quieren decir. Porqué lo dicen como lo dicen. Quién les hace caso de verdad. A quién le interesa que su voz se oiga. Porqué no queremos escucharles.
Estamos en este país y somos de muy fácil calentar. No nos gusta que salga en la tele esa señora, solo queremos que salgan en la tele cosas que no nos duelan. Que no nos toquen.
Y decir que no las vemos. Que no las conocemos. Que con nosotros no van.
Aunque ellos ya estén mandando.

domingo, 25 de noviembre de 2018

L'Escanyapobres - Narcís Oller

Hace de esto unos 30 años, quizás más, pero en el colegio nos hicieron leer un libro de un escritor que no conocíamos, ni de oídas, ni de verlo en los estantes de casa, de nada. Un libro llamado L’escanyapobres, de mediados del siglo XIX, su autor era Narcís Oller. Unos años después, leí otro libro, también por obligación y del mismo autor, Pilar Prim. Entre uno y otro libro había unas diferencias tremendas. Uno, el segundo, hablaba de una historia que ya me sonaba de La Regenta. Relaciones y amores escondidos en un ambiente burgués. El otro libro. El otro en cambio… ese libro ya no lo tengo en casa, por una movida de intercambio de libros con los chavales de la clase que venía detrás, lo cambié por otro y lo perdí. Un día, que quizás ese día no llegue nunca, lo volveré a bla bla bla. En fin.
En la Catalunya del siglo XiX, pueblos perdidos, una masía, un señor que controla las tierras, la gente que cultiva las tierras, que trabaja en la pequeña industria, que trabaja en las minas. Una casa perdida en mitad del bosque. No recuerdo bien el argumento, pero creo recordar que explicaba la historia de un joven contable o abogado, no recuerdo, que se enamoraba o le enamoraban o no sé qué pasaba, de la hija de un terrateniente local, que tampoco era gran cosa, pero entre que uno era un arribista y la familia necesitaba… quizás me estoy refiriendo a otras historias o a lo que yo he idealizado de ese libro.
Ese libro, ese nombre L’Escanyapobres. Las escenas de los dos, de la pareja, o de la mujer sola, contando las monedas cada noche, las monedas, el dinero, que iban rapiñando de los trabajadores, de los campesinos, en la casa, a altas horas de la madrugada, sin dormir. Contando las monedas, en una casa perdida, en el bosque, rodeados de otras casas perdidas en el mismo bosque, alejados unos de otros pero conocidos todos entre sí. El libro no era demasiado extenso, breve, pero esa imagen, la casa sola, el fuego escaso, las velas, el sonido del dinero. No sé si acaban volviéndose locos, o se mueren o se matan. No recuerdo. Al que fuera un joven contable, joven notario o joven abogado, que parecía tener unas ideas más avanzadas, le acaban llamando L’Escanyapobres.
No me he vuelto a acordar de ese libro hasta hace unos días, unas semanas. Recorriendo pueblos, caminos, las colonias, masías perdidas, casas con cosas apuntadas en la pared, cálculos, números, fotografías, caminos embarrados, caminos llenos de hojas, frío, en la noche.

viernes, 23 de noviembre de 2018

El último verano en Santa Coloma

Todo me viene al pelo. Perfecto. Hilado. Como unas fichas de dominó que van cayendo unas al contacto con otras. Santa Coloma Spa. Santa Coloma ciudad de vacaciones. Un reciente artículo aparecido en la revista Realitat nos cuenta cómo toda esa pamema de 'puedes ser lo que quieras', 'todo está a tu alcance', 'el futuro depende de lo que te propongas', no son más que cuentos chinos que nos cuenta el capitalismo para que pensemos que estamos avanzando y lo único que hacemos es trabajar para el enemigo. Trabajar para el enemigo, siempre. A todas horas. Para toda clase de enemigos.
Santa Coloma. Caldes de Gramenet, he leído. Ser una ciudad diferente cambiar. O regresar a lo que fuiste una vez. Hola, señora que es de Santa Coloma de toda la vida y que puede contarnos anécdotas curiosas sobre la Santa Coloma de Antes, la de verdad, cómo le gustaría que fuera Santa Coloma. Me gustaría, diría, estupenda, ancha, me gustaría que fuera como antes.
Ay Santa Coloma. Aquella Ciudad de Vacaciones. Aquella ciudad a la que venía la gente a pasar los meses de vacación porque ellos tenían vacación. Una ciudad residencial, a la que venir a descansar y a encontrarse con los de su misma clase. Mire, los Nosecuantos, mire, los Detal, mire, los Fulanos, mire, los Pascual. Y se sonríen y se visitan.
Una ciudad de vacaciones, recuperar lo que fuiste. Santa Coloma no está luchando por cambiar su destino. Está recuperando su esencia. Al fin, después de algunas décadas de fatal deterioro, que diría el President Torra, nuestra ciudad tiene la oportunidad de reencontrarse con lo que fue su verdadera vocación. Ciudad de viñas y ciudad de asueto. De Descanso. De recogimiento. Al fin.
Por la mañana, nos levantamos y tomamos algún tipo de baño. Y por la noche disfrutamos de la alegra música que nos llega simplemente cruzando la calle Víctor Hugo. Qué delirio. Qué belleza. Unas bravas, unos pinchos, un quintito fresquito en algún lugar canallesco donde alguien toque una caja y un cajón. Te estás desviando del tema, eso no nos interesa ya. Santa Coloma ciudad Baden Baden no quiere más canallitas. Algo más fino. Sabor, sabor, a fresa y a limón.
Can Zam, parque termal. Qué cosas eh, quién ha visto y quién ve a Santa Coloma, que antes era una ciudad donde daba miedo ir por las calles y ahora mira tú que vamos a tener un balneario y todo. Qué cosas eh, quién ha visto y quién ve a esta ciudad que antes era una ciudad donde daba miedo pasear por las calles y ahora mira tú que vamos a tener un balneario y todo. Mira tú que cosas eh, que antes Santa Coloma daba miedo de verla y ahora vamos a tener un balneario y todo.
Una ciudad con un estigma luchando por recuperar lo que fue antes del estigma.
Hay algo del artículo que parece difícil de entender. Digo del artículo de la Realitat. Lo de que debemos aceptarnos como somos, nuestra ciudad por ejemplo, nuestra realida, y a partir de ahí intentar los cambios. O aprovechar esos... igual le tengo que dar una vuelta al artículo, pero yo sé por donde voy. Y vosotros también. No empecéis con eso de que no lo entendéis, de que escribo raro. Escribo bien, escribo de una manera en la que se entiende todo.
Parque de Can Zam, linda maravilla que jamás verán nuestros ojos porque a ver, seamos serios, tú que me miras, tú, seamos serios, Can Zam, que sea un parque, pero claro, a ver, en ese parque se tendrá que poder hacer algo o es que queremos que eso sea un parque con árboles y fieras salvajes. No. No lo queremos. Queremos un parque con cosas que se puedan hacer.
Can Zam Bad. Como el disco de Michael Jackson. Bad. Baden Baden. Ciudad Termal. Ojos negros, la película aquella del ruso aquel. En un balneario. El balneario de Santa Coloma.
El artículo habla de aceptar una ciudad. Una ciudad que tiene muchos asuntos que resolver. La pobreza. La pobreza visible y galopante. Que no se tapa con parches. Con salidas adelante para resolver estigmas. Que no puede ser lo que se proponga. Porque eso supone negar quién eres. Negar tu historia.
Santa Coloma, ciudad de viñas. Y dígame, señora de Santa Coloma de Toda La Vida. De la de Antes. Cómo se imagina usted la Santa Coloma del Futuro.
No ME HAGAN HABLAR.

jueves, 22 de noviembre de 2018

Karpov

Y me he quedado así como mirando y ya no sé. ¡Mueve! ¡Te toca! Os estoy oyendo. Me toca mover. Es el momento. Me toca mover. Y me he quedado mirando a ver así como algo que no sé qué es y ahora no sé si vuelvo a la partida o no. Dos señores mayores me miran. No sé si han aparecido de repente o han estado aquí siempre. Si han estado aquí siempre, mirando cómo estoy jugando, y no me he dado cuenta, entonces tengo un serio problema. Un problema de concentración o un problema de percepción. Creía que estaba jugando y que la cosa iba pues como siempre. Ojo. Pero qué quiere decir cómo siempre. Me encanta perder el tiempo. Me encanta encontrar un momento para hacer preguntas que requieren un tiempo para ser contestadas. Cómo resolver ese problema. Qué hay que hacer para salir de esta. Qué es lo mejor. Quedarnos quietos, encantados, mirando hacia otro lado, esperando a que pase. Y estos dos mirando a ver qué hago. Qué delgado estoy. Qué mirada perdida. Qué hay que hacer para salir de esta. La verdad es que tampoco tengo una posición muy mala. Yo creo que estoy bien, pero no me había dado cuenta de que tenía a estos dos al lado, mirando. Y de qué se ríe. El de las gafas. De qué se ríe. Debe reírse porque hay alguien con una cámara. Siempre hay alguien al que le entra la risa tonta cuando hay una cámara de por medio. Tiene que parecer una persona simpática, alegre, risueña. No le conozco. Y el otro parece serio, mirando, puede que no sepa ni de qué va la partida. Pero también pasa, que veamos una cámara y que pone cara seria, como de estar haciendo algo o mirando a algún sitio despistado. O serio. Serio como si le doliese todo el mal del mundo. Serio como si el mundo dependiese de que nos pusiéramos serios. Serios como si no pudiéramos dormir por todo el mal del mundo. Todo el mundo mirando si estamos o no estamos serios. Cada vez más serio. Cada vez riéndote menos. Cada vez mirando más al tendido como si fuera una vía de escape de esos dos que tienes al lado. Me toca mover, pero fíjate en el detalle de que no hay reloj. Ah, no hay reloj. No lo habías notado. Puedo quedarme mirando hacia la parra todo el tiempo que queda. Mirando a la parra, viendo cómo transcurre el tiempo, cómo me crece el pelo, cómo me sale barba, cómo me dejo bigote, cómo me compro otro traje, me compro unos zapatos. Tengo que mover. No sé. La paz interior. Qué es la paz interior. Me salen preguntas que no dan para una sola partida. Necesitaría más partidas para poder preguntarme más cosas. Necesitaría jugar más para poder perder el tiempo o ganarlo. Es ganar o es perder. Perder es perder y ganar es ganar pero hay veces que perder es como ganar o perder es como no... se me secan los labios, me paso la lengua por los labios. Tengo que mover.

lunes, 19 de noviembre de 2018

Fundido a negro

Usted qué iba a saber. Usted cómo se podía imaginar. Cómo podría una persona de bien pensar que eso podría llegar a suceder. Cómo podemos llegar a relacionar una cosa con la otra. Dos cosas. Una manifestación convocada por las redes sociales. Hay que hacer algo. Ese algo consiste básicamente en mandar a su puto país a los moros de mierda violadores y dar un escarmiento si se ponen por delante a los colaboracionistas que les dan ayudas encima a todos esos moros de mierda. Pero quién iba a pensar que una manifestación así, convocada de esa manera, con esos modos, con esas actitudes, con ese talante, con ese mensaje, iba a terminar de esa manera.
Sábado por la noche. Todavía pensaba yo que la manifestación iba a ser cosa de cuatro o cinco, que ni siquiera vendría gente de Santa Coloma, que todo ese runrún se queda en nada.
Y es domingo por la mañana. Y te van llegando las primeras fotos. Y los primeros mensajes de audio. Y las primeras impresiones.
Son nazis.
Son nazis con pinta de nazi. Y con sus porras extensibles de nazi. Y con sus cruces gamadas tatuadas en el cuello de nazi.
Nazis.
Venidos de fuera, de otros lugares, de otros puntos. Son de fuera. Pero no son pocos. Y marchan en manifestación hasta la plaza de la Vila y posan en la Plaza de la Vila, mientras los Mossos d'Esquadra se lo miran todo.
Los días antes, discusión sobre qué hacer. Minimizar el problema, minimizar el tema, minimizar a los nazis. Dejar de hacer contramanifestaciones para enfrentarnos a los fachas que vengan en un combate hermoso y valiente contra los cuatro fachas que vienen de fuera a su jornada de lucha particular.
Y hay que actuar de nuevo. Pasado todo esto, volver a retomar todas las movidas de conciencia ciudadana, de recuperar el mensaje de que no somos, no podemos ser, no seremos jamás, una ciudad de acogida de fascistas. Porque Santa Coloma es el ejemplo vivo de lo que el fascismo hace con la gente, cómo la obligó a vivir, cómo se luchó contra el fascismo, el político, el especulativo, el económico, el represivo.
Y aquí no cabe. Pero se puede olvidar. Y hay que trabajar todos los días para que no se olvide.
Y no descuidar ningún detalle que de alas a nadie. No señalar a ningún colectivo, no estigmatizar, no poner contra el paredón a nadie. Tratar las cosas sin dar ni un palmo de terreno al fascismo. Sin utilizar la 'acción directa' como idea, porque en acción directa, puños y porras, ganan ellos. Y los Mossos mirarían.
Los Mossos, mirando.
Una mani con claro contenido nazi, ultraderechista, para sorpresa de propios y extraños, de propios sobre todo, que los Mossos vieron pasar. No pasó nada, claro. Nunca pasa nada. Pero ya han hecho una manifestación. Algo que no estábamos acostumbrados a que pasara y ha pasado.
Que eso. Que ya lo sabemos para otra vez.
Pero ya ha pasado. En tu ciudad.

sábado, 17 de noviembre de 2018

Rosalía por España y la libertad

Menuda Noche. Uno de esos programas de Canal Sur. Y entonces, sale un niño y le recita un poema al señor Cayetano de Alba. Un poema de aquellos que dan como una cosa así en el estómago. Un dolor fuerte. Como una angustia. Un poema en el que el niño, como si estuviéramos en el año 1943, loa las virtudes de su noble persona y las de su madre. El público, entregado, se revuelve entre oles. Olés. Con tilde. Y el noble se emociona y eso.
Andalucía, año 2018. Canal Sur. Desde las primeras elecciones autonómicas ha gobernado el PSOE, casi sin despeinarse, o despeinándose siempre trabajando en mantener el tema bajo sus riendas. Hoy, si no me equivoco, empieza la campaña electoral en Andalucía. Según las encuestas, el PSOE no perderá mucho, bailarán algo los resultados porque Ciudadanos se comerá algo del voto del PP. Y los nuestros, Adelante Andalucía, pues muy contentos por estar ahí. Pero avanzar, cambiar, transformar, no se cambia mucho. Al menos todavía. Igual falta algo todavía, algún tiempo. Pero cómo.
En la televisión pública andaluza, después de casi 40 años de socialismo institucional, todavía sale un niño en la tele para decir que la Duquesa de Alba fue una mujer de categoría. No hace mucho, un artículo recogía la polémica por la apropiación cultural de algo parecido a lo andaluz que hace la Rosalía.
Rosalía. Todo el mundo habla de Rosalía. No voy a hablar de Rosalía. Mientras en tu casa un niño sale por la tele loando a la nobleza en la tele pública, una chica catalana se va a hacer de oro dando palmas. Malamente. Y parece que te sepa mal. En un diario digital, La República (que en sus anuncios tiene como jingle el comienzo de Els Segadors con un pianito) dice que Rosalía recoge los grammys y no se acuerda de la represión de su pueblo en el 1-o. Ya han borrado el tweet. Al parecer las críticas por la apropiación cultural persisten en el otro lado.
Es tan aburrido. Tan desalentador.
Andalucía inerte. Catalunya absurda. España por la libertad. Una encuesta dice que España es de los países más tolerantes de Europa. Pero si veo la tele hoy, en el FAQs por ejemplo de TV3 no me hará falta ver al niño cantándole a la nobleza, me hacen ver que España es un lastre, tan impresentable, que no se entiende que sigamos ahí.
No se entiende. No se entiende que nada, que nada absolutamente nada, no tenga que estar ligado a la reivindicación de que no tenemos que estar ahí. No hay nada que no se pueda solucionar si seguimos estando ahí. No hay absolutamente ninguna lucha que podamos emprender sin tener en cuenta que ya no tenemos que estar ahí. No merece la pena que levantemos la voz sobre algo si no somos conscientes de que no tenemos que estar ahí. No se puede eludir. No se puede evitar. Es así.
Y mientras tanto, hoy en Canal Sur, habrá otra emisión de otro programa que consistirá en decirles a los andaluces que 'es que somos así'. Así somos. Lo nuestro. Y la gente pensará que lo nuestro es ser así, que bastante suerte tenemos que mira qué bien estamos, y que ea, a ver. Y aquí pensaremos hoy, esta noche, que es insoportable estar ni un segundo más bajo el yugo.
Y mientras tanto, un fulano, sale en el diario, sonriente, peinado así medio como si no se hubiera peinado, medio en chandal y dice que en su empresa, eso de aplicar los derechos sociales, sería una faena.
Los derechos sociales. Lo he mirado en wikipedia. Y lo que te dije, no viene.
Malamente.

jueves, 15 de noviembre de 2018

Has sido tú


Desde el momento en el que estás bajando la cabeza para que no te pillen mis ojos acusadores, lo sabes. Has sido tú. Eres culpable desde que te levantas hasta que te vas a dormir. Culpable de todo lo que pasa. Lo eres por acción y también por omisión. Lo eres porque no has rechistado cuando te hemos hecho daño y no te has quejado según los niveles internacionalmente demandados de queja. Eres culpable cuando te decides a ir. Eres culpable cuando te plantas delante de alguien para cagarte en su puta madre. Eres culpable cuando en el autobús no quieres llegar al trabajo. Eres culpable cuando te aterrorizas pensando que un día te quedarás sin trabajo y harías lo que fuera por mantenerlo. Eres culpable cuando alardeas de no tener trabajo. Eres culpable de no querer cortarte el pelo hasta que no lo tengas largo. Eres culpable de tener pelo. Eres culpable porque sigues las noticias deportivas todos los días. Eres culpable porque has decidido dar un paso adelante. Eres culpable porque nunca te atreves a dar el paso definitivo. Eres culpable porque sabes que un día u otro, más temprano que tarde, se descubrirá el pastel y el vagón dejará de rodar por inercia y a ver quién lo vuelve a poner en marcha otra vez. Eres culpable porque eres cicatero. Eres culpable porque tienes la respuesta rápida para atacar al contrario, pero aún más rápida para denigrarte a ti mismo. Eres culpable porque repites lo que dicen otros. Eres culpable porque ves la televisión. Eres culpable porque no tienes personalidad. Eres culpable porque te encanta eso de estar rodeado de gente que no sabe quién eres. Eres culpable porque sientes un placer culpable. Eres culpable porque eres palpable. Eres culpable porque te ríes de los poetas. Eres culpable porque repites frases con un mismo comienzo para evitarte tener que hilar ideas. Eres culpable porque escatimas la pasta de dientes. Eres culpable porque solo compras comida para uno. Eres culpable porque no sabes qué regalar para el cumpleaños. Eres culpable porque tienes cara de inocente. Eres cara porque cuando los demás se ven envueltos en discusiones metodológicas te sientes suficiente y superior ya que el método te da lo mismo, la organización no te entusiasma y haces gala de un desorden que solucionas con un chiste malo y una palabra extemporánea. Eres culpable porque te gusta ver sufrir. Eres culpable porque no te reconoces en las definiciones de otros. Eres culpable porque siempre le ves las pegas a todo. Eres culpable porque no te gusta ser fuerte. Ser fuerte. Lo de ser fuerte me tiene preocupado. Ser fuerte. Hacer gala de debilidad no es malo. No debe ser malo. Soy débil. No soy fuerte. No soy un luchador. No soy fuerte. No tengo fuerza. Me tuvo que ayudar un vecino bastante mayor que yo a subir la lavadora a casa. No soy fuerte, ni me gusta ser fuerte. No me gusta la gente fuerte. Es fuerte. Es tan fuerte. Eres culpable de no seguir una línea en los textos. Eres culpable de pereza. Eres culpable porque todo el tiempo que pierdes escribiendo esto lo estás perdiendo de... no está bien dicho. No tengo tiempo de cambiar las estructuras ahora. Sigue adelante. Un hombre ve a un muchacho bajando por la calle, lo quiere echar de su país, de su imaginación. La imaginación es un arma de los poderosos, que buscan que los súbditos, que el pueblo imagine para que se frustre.
La imaginación es un arma de los poderosos que quieren que los demás imaginemos para que nos frustremos.
Ando loco desde que escuché ese razonamiento. No sé qué hacer ni qué decir. No puedo ficcionar. No puedo reaccionar. Otro día más.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Algunas pinceladas

Y cuando vuelvas a casa estarás convencido de que llevas la razón. No una razón cualquiera, estás convencido, riéndote, sonriéndote, mirándote en el espejo mientras te ríes, mirándote en los escaparates mientras te ríes. Estás convencido de que solo tú, quizás otros dos o tres como tú, estáis en la verdad. Te has reído, han respondido a tus bromas, te sacas fotos en la sombra. Y estás pletórico. Y estás crecido. Le has dado. Le has dejado sin palabras. Tienes la razón. Lo has hecho estupendamente. Y nada. Estás ya en tu casa. Y te estás aburriendo. No sé. Te aburres. Es una sensación así. De picos. Del todo a la nada. Eres joven y estás aburriéndote. Y eso no puede ser.
¿Qué pasa? ¿No hay suelo suficiente para hacerte fotos en la sombra? El lirismo te puede ayudar. Ensoñar. Imaginar. Suspirar mientras te asomas a la ventana. Suspirar mientras te apoyas en una barandilla. Pensando en un mundo mejor. Pensando en las diferentes variables que nos hacen mejores como sociedad y como personas. Lo tienes tan claro, lo has hecho tan bien. Y eso. Y nada.
Y cada vez escribiendo peor. Cada vez peor. Cada vez con menos recursos y con menos imaginación. Y con menos temas. ¿Qué ocurre? ¿Te aburres? ¿Ha llegado el momento? Te ríes, mejor no dices nada. Es lo mejor, lo mejor de todo. No es reírse. Es decir, bueno, mejor no digo nada.
Mejor no decir nada. No escribir. Cada vez escribiendo peor, con menos temas. Con menos ganas. Levantarte a las siete de la mañana para escribir pronto. Acostarte a las dos de la mañana porque tienes que escribir.
¿Qué pasa? ¿Te aburres? Es posible que te estés aburriendo de escribir. Las pinceladas sobre la realidad, el impacto de un libro que te estás leyendo que en lugar de animarte a escribir y profundizar en el estilo, lo que hace es que te anima a no escribir. Quizás a leer. A terminar ese libro y terminar de odiar al protagonista. Es eso. El peligro de la glosa. El peligro de ir llamando la atención por llamar la atención.
Te gusta mucho escribir, pero te aburres. No hay nada sobre lo que escribir. Ningún tema. No hay nada a mano. No está pasando nada. La gente escribe por alguna cosa. Por reírse de alguien que se estaba riendo de ti, por ejemplo. Pero te aburre.
Cuando te empiezas a aburrir. Algunas pinceladas de la realidad. La realidad supera a la ficción. Déjalo por hoy.

martes, 13 de noviembre de 2018

Fascistas de excursión en Santa Coloma

Tomando el sol en la puerta de LaLola, esperaban a que llegase su hora. Él y su amigo iban dejando pasar el tiempo, desde las once del mediodía más o menos. Algunos pasaban a su lado y miraban el móvil. ¿Era aquí? Es aquí. Entraban para el bar, salían, se iban desperdigando por la plaza. Alguno perdido, con su pin de la Guardia Civil, buscaba el lugar, perdido, hacia la torreta de la luz del parking. Es aquí. Eran en total no más de doce personas. Cuando han llegado las doce, se han colocado detrás de la manifestación y se han colocado sus chapas de Plataforma per Catalunya. Los medios de comunicación.
Televisiones, españolas, catalanas, klingons. Se han girado y han empezado a buscarles. Y ha dado vergüencita.
No nos hemos presentado. Estábamos allí porque se convocaba una concentración contra la violencia machista y por la convivencia. Ya lo saben. En Santa Coloma hubo el pasado domingo una agresión a una chica. Su compañero resultó herido después. Lo han dicho en la tele. Las redes están ardiendo. Fascistas de excursión en Santa Coloma para aprovechar la coyuntura. El delantero oportunista marcando el gol bajo la raya. Siempre habrá alguien más a la derecha, con más cojones, con más huevos, sí, y qué, llámame racista, decía la chica. No me quiero adelantar.
La pancarta blanca se ha dirigido al lugar en el que los fascistas se encontraban para entonar el tradicional Fora feixistes de Santa Coloma. Un vejete, un abuelete, un señor mayor se ha ido a por la pancarta. La quería coger, arrancarla, quería hacer tantas cosas, reverdecer, quizás, viejos tiempos de golpes y mamporros. El señor, el pobre anciano, ha tirado al suelo a una compañera.
Así. No ha pasado nada. Solo ha tirado al suelo a una compañera. Cosas que pueden pasar. Los Mossos no han interpretado la caída punible. Los Mossos han dicho que sí, que ellos ya si eso. Que lo estaban teniendo allí. Que eso. Que ya. No ha pasado nada. A otra cosa. La compañera está en el hospital.
Ha empezado el acto, pero no sé. Ya el acto... porque acto seguido a la agresión, los gritos, el arrinconar, las bravuconadas del fascista, las risas de los fascistas, los gritos de los fascistas.
No hacerles caso. No hacerles ni puto caso. Han venido de excursión. Ni caso. Pero es difícil. Y cuando acaba el acto se vuelve a lo de siempre. Fuera fascistas de Santa Coloma y los fascistas en su salsa, encarándose, poniéndose gallitos, toda esa historia. Y al final se han ido. Porque se han ido, o sea, se han ido porque habían venido, o sea, que se ha ido porque no eran de aquí.
Y la señora que gritaba y que al parecer es conocida se ha ido.
Y el vejete se ha ido.
Y los dos machotes se han ido.
Y las redes están ardiendo. Y no sé si Santa Coloma está ardiendo. Si las calles arden.
Hoy es un día triste, dice un compañero. Un día para sentirse orgulloso, dice otro. Orgullo por enfrentar a los fascistas. Bien. Por encararnos y eso. Bien. Pero a ellos les da lo mismo. Ya tienen lo que quieren. Ellos contra nosotros.
Ellos al mismo plano que nosotros. En el mismo sitio. El mismo nivel.
Y no. No nos lo podemos permitir. Que se jodan.
Estaban de excursión. Y unos señores detrás mío comentaban otra vez la leyenda de las ayudas, de que les dan pisos, que los dejan libres, que hacen lo que quieren, que al final los racistas somos los otros.
Y realmente no he escuchado lo que se decía en la concentración. Porque creo que todos teníamos ya la cabeza puesta en lo que decían ellos. Ellos estaban ahí. Con su excursión. Y con claca local. O con comprensión de algunos y algunas aquí.
Y no es un día triste ni alegre. Es un día para mantenerse firme. De pie. Pensamos lo que pensamos. No a las violencias machistas. No al racismo. Solución para quien sufre violencias machistas. Solución para quien vive en la exclusión social.
No al machismo. No al racismo. Y ya pueden venir de excursión las veces que quieran.

lunes, 12 de noviembre de 2018

Malamente


Una ciudad. No queremos que pase nada en la ciudad. Neymar. Quiere que le pase a la ciudad. Buscando el contacto. Domingo por la noche. Una chica y su pareja en el metro. Una agresión en la parada de Can Peixauet. Un caso más de violencia machista. El compañero de la chica recibe una puñalada. La noticia salta a los medios. Cómo se cuenta la noticia, cómo reacciona la gente ante la noticia. Quiénes son los agresores.
Policía local. La policía local resuelve el caso. El Ajuntament de la ciudad donde no queremos que pase nada, reacciona raudo y veloz. El comunicado parece impecable. Pero no. Con el afán llega el daño. Se dice algo sobre el grupo, el perfil del grupo, los agresores. Y se hace una descripción de los mismos. Y queriendo no hacerlo, se prende una llama. Ya lo sabe todo el mundo. Y vuelve la burra al trigo naranja con la presencia policial. Hace falta más policía, y se pide un pleno extraordinario, más policía, por favor.
Un caso más de agresión machista en grupo. Ya, pero no dices quiénes son. La verdad, me importa una mierda. El colectivo, las demandas que se hacen sobre ese colectivo, llevan en el candelero desde hace mucho más tiempo. Gente dejada a s suerte. Pero ahora hablamos de otra cosa. Esto es una agresión machista. Y sin decirlo, lo estás diciendo. Y estás cometiendo el mismo error. Y eso es todo. Un gran container de mierda. La miseria contra la miseria.
Una agresión machista en la parada de metro de Can Peixauet. Al final no todo es como nos lo han contado cuando ha pasado. No es como nos dicen. Solo hay un dato que flota sobre toda la mierda. Hay una agresión machista. Y el compañero herido de arma blanca. El grupo se cree con el derecho de atacar a una chica. Y lo hace. Y da igual todo.
Y están dando pocas ganas de escribir de un tema cuando te quedan pocas ganas de escribir de otro tema. Es un tema complejo. Todos los temas son complejos. Eso no lo vas a arreglar nunca. Solo con las movilizaciones, leyendo manifiestos, desviando el tema, no lo vas a arreglar. Culpando a otra institución en este momento, no lo vas a arreglar. Cualquier colectivo, cualquier grupo humano. Una pareja que vuelve en el metro y en la parada de Can Peixauet, allí.
No hay un colectivo. En realidad, no hay ningún colectivo, no hay ningún grupo y no hay ningún perfil. Es una agresión machista. Hoy, mañana, un grupo de gente saldrá a la calle a mostrar su más enérgica repulsa. Y mañana, pasado, otro grupo dirá que claro, que sí, pero que oye, es que, la calle se está poniendo perdida de gente que… que es que hay gente que… que claro. Y saldrá inmediatamente el que pida, más policía, más seguridad, más represión.
Y por encima de toda esa mierda, la agresión machista de la que tú, tú que estás leyendo, ya te estás olvidando. Porque qué vas a hacer. Qué vas a decir que no se haya dicho.
Pero lo otro. Qué goloso que es lo otro. Como meter la cabeza en un container.

martes, 6 de noviembre de 2018

Periodismo literario

Justo en el otro lado de la imagen, en la otra acera, justamente en mitad de la calle, justo donde no apuntaba la foto, hay un señor que está con un cartel en la mano. Pidiendo. Bien. El periodismo literario. Periodismo. Una persona hace una cosa. Un colectivo resulta damnificado por un hecho. El gol lo mete en el minuto 40 Borja Iglesias. Periodismo literario. En mi casa, con un vaso de vino barato y metiendo la mano en una bolsa de patatuelas veo el partido del Athletic, pensando en lo inútil que resulta ver un partido del Athletic contra el Espanyol. Todo pasa. Menos la consabida derrota en Barcelona. Periodismo literario. Contar las cosas como si estuvieses contando otras. La pretensión de escribir. De ser escritor. Se me queda corto esto de ser periodista. Debate de grupos municipales en una emisora de radio de alcance nacional. Se discuten diversos temas de ámbito local. Finalmente los temas se reducen a unos pocos que no son del interés de la totalidad de los grupos. Esto ya es opinión. Estar en un sitio pensando que estás en otro. O estar en un sitio queriendo estar en otro. O con la mente puesta en otro. Escribir creyendo que estás escribiendo. Pensar que estás pensando. Camino por la Diagonal, me cruzo con chicos y chicas que salen de las universidades, de las facultades. Vienen de hacer sus trabajos, con sus ropas de ser estudiantes y sus maneras de ser estudiantes. Yo ya soy mayor. Camino a su lado y soy mayor. Tengo una mochila a cuestas, la mochila de los años, bla bla bla. Escribir sin saber que estás escribiendo. Escribir y no querer darte cuenta de que al otro lado, en mitad de la calle, hay un señor que está pidiendo. Al salir del metro, cuando vienes por aquí, hay un hombre que también pide, o que vende pañuelos. Pedir.
Hay un hombre que vende pañuelos en un semáforo en la Diagonal, de vez en cuando saluda a alguno de los coches que pasan. Ya se conocen. La historia de la persona que conduce un coche y que todas las mañanas se encuentra a la persona que reparte pañuelos. No todos los coches son grandes coches. Son coches. Pero qué nos creemos. Que todos los coches que pasan por la Diagonal son... Un paseo en torno al cuartel del Bruch. En torno al cuartel, salen jóvenes que se despiden. Se van. Otros jóvenes hacen cola en un establecimiento de frankfurts. Esto ni es periodismo literario ni es nada.
Es escribir por escribir. Relato social. Socialismo. Realismo. Camino hasta las torres de la Caixa. Hace unos años hicimos aquello de rodea la Caixa, como una forma de hacer lo del 11 de septiembre pero de otra manera. La diada reivindicativa. Ya nos dijeron que aquello no era. Siempre nos dicen lo que tenemos que hacer. Y cuando nos toca ser amigos. Camino hacia la Caixa. Me como un bocadillo de Frankfurt en un bar. Con un agua. Leo el periódico. El Periódico. Periodismo.
Esta gente habla en inglés. No toda.
Literatura de ficción. Artículos escritos en revistas. Frescos de la realidad. Fresco monumental. Un retrato de un tiempo. De un país. Cuadros humanos. Ir a un sitio. El otro día. Fui. Me encontré. No conocía a nadie. Me aburrí. Estuve haciendo el payaso todo el tiempo. Me dio frío. Al llegar a casa me di cuenta de que tenía que barrer.
Mis amigos Barrí y Fregué. Humor.

lunes, 5 de noviembre de 2018

En Francia. Catalunya Nord.

Ni por un momento se piensen que esta imagen de montaña es consecuencia de una escalada, un running, un trekking, un climbing, o de una relación fraternal y de comunión con la naturaleza. Esta foto está tomada desde la frontera misma de la Francia, en el Col d'Ares. Bajemos del coche, hagamos foto. En Francia. Durante los dos días y medio de mi estancia en Francia no me ha venido a la cabeza pero ahora sí. To France, de Mike Oldfield. Solo me venían canciones de Gainsbourg. Y similares.
Francia. El sur de Francia. El Rosellón. Esa gente hasta el 1648 fue parte de la Corona de Aragón. Senyeras, restaurantes con comida catalana, los asadores de pollos son 'cocina catalana' y lacitos amarillos en algunos sitios, que no en todos, por no decir que vi en Perpinyà y casi casi creo que ya. Ah, sí, alguien había pintado unos lazos amarillos en la bandera tricolor de la tumba de Machado en Colliure. Catalunya Nord.
Trayecto de Camprodon a Perpinyà. Ni idea de francés. Primer encontronazo con el idioma. En Ceret, o Prats de Molló, hay que echar gasolina. La gasolina. La gasolinera. Va sola. Cómo se echa gasolina. No entendemos los letreros. Pasa un señor. No habla catalán. Pero si está a... cómo no va a hablar en catalán. Ni papa. A duras penas entendemos. Y estas son las mágicas aventuras con el idioma. De ahí en adelante, todo el mundo habla en castellano y en catalán. Y esto es todo el problema idiomático. Y si hablan en francés pues te acoges al 'un vin' y que sea 'rouge'. Y a correr. Y de comer, lo que vaya cayendo, que siempre estará bueno.
Perpinyà. Pasito a pasito. Bromas de otro tiempo. Entrada en Perpinyà. Rotondas. Miles de rotondas. La entrada a París debe ser un jeroglífico. Una prueba de resistencia. Resistànce. Perpinyà es bonito. Porque hemos visto cuatro o cinco calles del centro histórico y lo es. Es bonito. Y no llovía. Y casi vemos un concierto de Femi Kuti. Pero no. Un lugar para tomar vinos, comer ragout de porc y algo que pedimos y que solo cuando lo tuvimos en el plato supimos que eran... como... de carne. Muy rico. Daban ganas de beber más. Gente así como nosotros. Moderna, contemporánea, liberal, como si fuéramos nosotros. Lo normal. En un país donde manda la derecha, gente que no lo parece. Música miscelánea. Antes, un poco antes, nos metemos en otro bar, un bar para echar una caña, un bar, normal, un bar. El bar resulta ser una casa de juego. Gente viendo carreras de caballos.
En Francia la gente ve carreras de caballos y rugby. Otros pueblos, otras gentes.
Veo las bebidas de Simenon. Cuando vaya por los pueblos, como el tiempo está gris, me acordaré mucho de los libros de Simenon, que transcurren casi todos en la costa opuesta, la costa atlántica, pero las cabezas vuelan libres. Me quedo con ganas de probar el Calvados. Y el Picon. Hay ambiente. Gente rara. Gente mayor con el pelo largo. Las calles tienen nombres de mariscales, de generales, de resistentes, de políticos de la revolución. La revolución francesa, claro.
Más sobre Perpinyà. Hay lacitos amarillos en los puentes. Algunos puentes. Hay un palacio que es de los Reyes de Mallorca. Sabemos poco de la historia de nuestro pueblo y de nuestro país. O sea que hay un palacio de los Reyes de Mallorca. Reyes de Mallorca con palacios en Francia y no solo uno, en varios pueblos encontraremos palacios o similares. Qué sabemos de nuestra historia. No sabemos nada. Porque somos así. Som Gent de Catalunya. Pero nos interesa la historia así como nada.
Día segundo. Día para el recuerdo. Día para visitar Elna. Elna viene de Elena, madre de Constantino, que fue la que se inventó Jerusalén como destino turístico y la primera integrista cristiana. O no. Elna es el lugar donde una suiza, Elisabeth Eidebenz, salvó la vida de cientos de niños y de sus madres. La maternidad de Elna. Han visto la película. Yo no. Porque ya saben que a mí las pelis de la guerra civil y postguerra, como que no. Pero no nos interesa la historia así como nada. Lugar que visitar. Para recordar. Que pese a que hay hijosdeputa casi a cada paso que uno da y en cada esquina que uno dobla, siempre hay alguien que merece la pena. Un recorrido en el que nos tropezamos ya con catalanes y creo que españoles que hacen nuestro mismo recorrido. Elna, Argelés, Colliure. Todo está cerca. La visita a Elna concluye con una primera cañita en Chez Cricri, con su bandera multicolor y su perfecto catalán. Vamos a Argelés.
Claro, mi abuelo estuvo en Argelés. La historia de mi abuelo la cuento mal y seguro que mis primas la saben mejor. Estuvo en Argelés cuando pasó la frontera con el Ejército republicano. A mi abuelo le caían los franceses entre fatal y espantosamente mal. Pasó la frontera y lo mandaron al campo, en la playa, campo de concentración. Alba me dice que igual por eso no me gusta la playa. Ni a mi padre tampoco. Oye, pues no está mal pensado. Mi abuelo estuvo en el campo de Argelés y volvió a España. Con los papeles de otro. Creo. Lo cuento así y no sé si es así. Fotos de soldados, de republicanos, un memorial en Argelés, un restaurante en Argelés con mesas en las que se reproducen carteles de la guerra. Me pido una tartiflette sin tener ni idea de qué es una tartiflette. Resulta estar buena. Patata, queso, cebolla, bacon. Muy bien. Vamos a la playa. Llueve. Tiempo gris. Tiempo triste, para un lugar triste. Argelés no me gusta. Elna es un pueblo normalete. Argelés no me gusta demasiado. Es como Premià o como el recuerdo que tengo de Premià. Hay un pinar al lado de la playa. Mi madre, que ya estuvo aquí, dice que era un parque. No es un parque. Son pinos al lado de la playa. Hay un monolito. De fondo el hotel Lido. En memoria de...
Hay otro monolito antes de llegar, con bandera republicana en el mástil, en recuerdo de los muertos.
Vámonos.
Siempre hay una montaña nevada al fondo. ¿El Canigó? Será el Canigó.
A Colliure. Colliure es el lugar donde murió Machado y su madre de Machado que murió unos pocos días antes y que también está enterrada el Colliure. Colliure es un pueblo muy bonito. Muy bonito, este es el nivel. Tiene nivel. Gente paseando por las calles. Terrazas. Apetece un vinito. Venga. Rouge. De la uva de Colliure. Parece espesete. Bien. Pues mola Colliure. La tumba de Machado, el cementerio viejo. El apellido Nomdedeu. Antonio Machado, cansado, viejo, derrotado, echo una puta mierda, con su madre muriéndose, derrotado, se muere. Lo entierran en Colliure. Nunca perseguí la gloria, ni dejar en la memoria... pues muchos vamos a Colliure no porque Colliure sea bonito sino porque Machado está allí. Si no podían pintar Colliure de colores si quisieran.
Volver a Perpinyà. Galette de Saucisse catalane. Eso. Con butifarra.
En la tele del hotel, del motel, se sintoniza tv3. El Faqs. Calentamiento global.
Al día siguiente, regreso poco a poco. Vamos a Cerbère. Que la Marina hablaba de un hotel y de una estación, que es a la que llegaron los... la estación de Cerère, si hombre, que es famosa. Si. De camino nos encontramos con otro pueblo. Banyuls. Sur mer. Y nos tenemos que parar porque solo pasar por la carretera que baja sentimos el impulso. Vinito mañanero mirando al mar. Fotos mirando al mar. Fotos con el cielo gris. Fotos.
Banyuls es bonito. Callejear. Apetece. Encontramos un mercado. Compramos queso. Constato que los polleros, los de los pollos a l'ast, se definen como rotisserie catalane. Es domingo. La gente compra pollos como en todas partes. Son franceses, pero son personas.
Llegamos a Cerbère. Tiempo gris. Pueblo Gris. Una estación enorme. En otro tiempo fue importante, ya no. El hotel Belvedere parece también haber vivido tiempos mejores. Damos un pequeño paseo. Queríamos comer, tomar algo. Nos vamos. Es un pueblo muy triste. Hay una foto de los soldados españoles entrando por el túnel. Esos soldados, entrando en Francia, el fin de la guerra, el principio de una puta mierda, de la incertidumbre, de la derrota, de volver, de se acabó.
Un viaje con la memoria de otros en la cabeza.
A 4 kilómetros, la frontera de nuevo. Port Bou. Casi lo mismo que Cerbère. Otra estación enorme.
Pero a quién le interesa un viaje por la Catalunya Sud.