martes, 30 de abril de 2019

Crónica del #Plegramenet de Abril. Cuatro años a la papelera.




Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre Malgrat. ¿Han visto cómo ha quedado el Passeig Llorenç Serra? Qué cosa más primorosa. No dábamos un duro por ella. No doy un duro por nada nunca, pero al final las cosas pasan. Qué portento de obra, qué maravilla de la ingeniería. Uno de los más espectaculares logros de este mandato municipal del Partit dels Socialistes de Catalunya que ahora es nuestro amigui más amigui más bien. Una legislatura que se ha ido a la papelera. Cuatro años que comenzaron con nuestra alcaldesa haciéndonos escuchar en la plaza de la Vila a Tanita Tikaram, perdón, a… se me ha ido el nombre, bueno, escuchando la canción Talking about the revolution, o fue en el mismo pleno de constitución de tal, no me acuerdo. Han pasado estos cuatro años y no nos hemos enterado de nada. A la papelera. Cuatro años perdidos para Santa Coloma o bien cuatro años de la consolidación de un proyecto soterrado que tiene como objetivo hacer de Santa Coloma una ciudad de flequillos rectos, modernos de pueblo, pretensión de contemporaneidad y al final nada. Un proyecto de ciudad que mira con mala cara, con fastidio, las cosas feas y oscuras que se esconden más allá de lo que se monta periódicamente en el Mas Fonollar. Esa ciudad. Nada. Cuatro años que comenzaron prometiendo una revolución que se queda en la promesa de nada y en el mantra de ‘vamos a tener un balneario, tenemos un campus, tenemos fondos europeos’, que son grandes logros que presentar en una ciudad con un 30 por ciento de población en el umbral de la pobreza. Fantástico.
Cuatro años, último pleno con contenido. Una papelera vacía y unos calcetines de Zambrana. Todo pasa y todo queda menos Zambrana, que posiblemente, tal y como pinta la película, se quedará fuera del consistorio a poco que le vaya como a su partido, el Popular. Aquel partido que antes, se acordarán, era como un todo muy así, como azul como el cielo y el mar azul. Y ahora es un cagarro. Pero no den por muerto nada. No les dará tiempo a revivir para intentar sacar algo en las municipales aquí en el pueblo, creo, y por eso mismo ayer Zambrana nos deleitó con un modelito sobrio si quieren de camisa azul clarito y pantalón tal, pero con unos calcetines con distintas tonalidades de color teja o fucsia o yoquesé, que clamaban al cielo por una parte y te hacían profesar una admiración inmensa para quien, no siendo de Santako, parece de… y el Pleno.
El pleno comenzó con una primera intervención de los sindicatos, Comisiones, ugeté y cegeté, que vinieron a protestar por lo del pleno pasado, aquella subida, que recordarán seguro, que se acordó para un colectivo concreto, el de la poli local, y que dejaba fuera al resto de trabajadores municipales. Pitos y silbato desde la seis y media, intervención en el pleno, aplauso para los grupos que les apoyaban en su reivindicación, nosotros y Som y… si, nosotros, los de icv euia, nosotros, los que ya somos En Comú Podem. Esos. Pitos y silbatos, que ya lo estamos mirando y que lo vamos a arreglar porque ahora lo vamos a arreglar todo ya, clásica respuesta de Esteve Serrano o del que se ponga y venga.
Y la PAHV, que hizo entrada en el pleno y eclipsó a los de los sindicatos. Entraron como siempre, hicieron su reivindicación como siempre, Juan Pastor amenazó con no marcharse del pleno como siempre, y al final Diego Arroyo se fue con ellos para resolver de manera democrática y consensuada los conflictos presentados. Y es una mierda. Porque es un drama el de esta gente y el de gente que lo tiene todavía peor, bastante peor. Peor. Y así estamos. Y ya estamos otra vez. Y veniros conmigo a ver qué podemos hacer.
Y parecía que iba a ser pleno largo, denso, tenso. Y no. Después de la jornada electoral que colocó a los socialistas de nuevo en una posición de preeminencia sobre el resto, con la consiguiente felicitación, no pareció alterarse demasiado la dinámica. Eso sí, ya flota en el ambiente el consabido ‘la alcaldesa estará aquí un añito y se pirará’. Ya empezamos. Con cada victoria socialista, el mantra que sitúa a nuestra alcaldesa en cotas más altas de poder se dispara. Y al final, nada. Un día, quizás ese día no llegue nunca, eso pasará y podremos ver a nuestra ahora alcaldesa como ministra, o viceministra, o secretaria de estado de algo, o algo, y entonces ellos verán. ¿Porqué damos por sentado que van a ganar las elecciones?
Qué clase de ciudad somos, qué clase de alternativa presentamos que no somos capaces de pensar que, efectivamente, podemos cambiar la elección de buena parte de los ciudadanos y que confíen en otro proyecto. Siempre me hago las mismas preguntas. Las porras con Xavi Chica, la ausencia de mis compañeras en la labor de SOM, los cuchicheos sobre esto y sobre lo otro, el vestido de corazones de la regidora Ana Belén, esa sensación de sí pero no de los de Ciudadanos, no sé. Una sensación de que al final, nada.
Cuentas de Grameimpuls y de Gramepark. Que no. Que no es nuestro modelo y que patatín y patatán, que nuestro mundo es otro.
La legislatura, lo recuerdan, comenzó con las ganas de emular a todo lo que fuera comú por parte de la alcaldesa, fotos, fichajes comunes, etc., todo aquello pasó. A la papelera. Ahora vuelven a ser socialdemocracia y eso. Los puntos avanzan y solo Anna Pèrez tiene ganas de preguntar, argumentar y de buscar los tres pies al gato. Pero Anna Pèrez no estará dentro de dos meses de nuevo como regidora, por elección propia al parecer. Por qué. Es, con mucho, una de las regidoras que más intervenciones, argumentaciones, ganas de jaleo, a veces con argumentos pse y otros con argumentos currados, que uno recuerda. Y no estará. No salgo de mi asombro. Porque si no me gustara o si se aplicase con ella esa especie de desprecio por lo que la institución y el trabajo institucional significa que traspuaba su formación, al menos en antes… pero no parece.
Eran muchos puntos, pensaba que saldría más tarde, perdona cariño pero llego para cenar. Cuatro años que han pasado como un nada. Cuatro años en los que nuestros dos concejales, nuestros dos regidores, el Jonatan Fornés y la Alexandra Sevilla, se han esforzado por hacer una oposición diferente, que no fuera la oposición constructiva al servicio de su majestad de otras veces, que no fuera una oposición destroyer porque sí, sino una oposición a un modelo que ya no se aguanta. Que ya no traga tanta y tanta gente que está cansada de la inercia, de la continuidad, del puesto hereditario, de la cara sonriente que esconde nada. Una ciudad que funciona en base a proyectos que te anuncian un viernes en el Full Informatiu y te impactan lo que dura una intervención de Mireia González. Zas.
Qué cuatro años. Qué plenos. Qué de cosas nos han pasado y qué de cosas no hemos sabido contar. Un último pleno con mociones diversas y varias declaraciones institucionales. Pero pocas. Y mociones. Menos.
Declaraciones institucionales. Una para recordar a las personas desaparecidas sin motivo aparente, motivada por la desaparición de nuestro vecino Óscar, que lleva una pila de meses fuera de casa. Una declaración institucional contra la criminalización de los Menas, los menores no acompañados que han sido últimamente protagonistas de muchas informaciones y de un cierto ambientillo que buscaba un caldo de cultivo que finalmente no ha cuajado. Al menos todavía.
Y una declaración que no lo fue, una moción por el día internacional del Trabajo. Workingman’s dead. En principio se hace una declaración institucional. Se redacta un texto que pone de manifiesto que la situación de la clase trabajadora es una mierda. Simple y llanamente. Pero de manera que ni PP ni Ciudadanos puedan decir que no. Y quién dice que no. Quien no quiere una declaración institucional. Pues claro que sí. Que el enemigo es el enemigo, que el capitalismo, que tal. Está claro que ni ciudadanos, ni pp, ni psc están luchando contra el capitalismo. Ya lo sabemos. Pero si les haces comulgar con un texto como el original, pues eso que tienes. Que no lo quieres, quién eres, porqué me hablas, no, no quiero ir, no, en serio, la mano, suéltame, hace calor, tengo frío. Se vota la moción, se aprueba la moción. El capitalismo y eso. Luchando contra el capitalismo todos los días. Pero a tope. Denodadamente. Sin tregua. Poniendo la línea. Marcando la raya.
No hay más preguntas. Queda un pleno. En el que leeremos bellos poemas de Pemán, cantaremos a la luz y a la paz, nos haremos halagos, nos daremos la mano y estaremos ya, si no me equivoco con todo el pescado vendido.
¿Qué pasará? Quién dará el petardazo. Quién pinchará. ¿Seguirá todo igual? ¿Seguiremos sin grandes cambios? ¿Seguiremos sin gobierno? ¿Seguiremos sin oposición? ¿Seguiremos intentándolo desde las catacumbas? ¿Nos contentaremos con estar en las catacumbas? ¿Nos cegará la luz del sol y querremos volar hacia él como aquellos que ya volaron hacia el sol y se quemaron? ¿Seremos lo que decimos que somos?
Todo a la papelera. Cuando haces las campañas electorales tú, cuando lo organizas, lo cuelgas y lo descuelgas tú, todo eso, estás cansado. Estábamos muy cansados. Y el pleno fue corto.
Contar los plenos. Qué cosa. Qué conclusión habremos sacado de estos plenos, de la política municipal, qué cambia y qué es inalterable. De qué sirve contar los plenos. Yo era de los que animaba a venir a los plenos, para que conocieran a los políticos locales, esos grandes desconocidos que dentro de nada verán en su versión fotoshopizada en los carteles. Que les vieran enfadarse, gritarse, reírse, humillarse, odiarse, piropearse, hablar entre sí. No ha cuajado. Sigue sin venir casi nadie, pero creo que mucha gente los sigue por internet.
Un saludo.
Por si acaso este es el penúltimo texto dedicado a contar qué pasa en un pleno de Santa Coloma, me alegro.

lunes, 29 de abril de 2019

Crónica de la jornada electoral. Felicidad a raudales.

Una felicidad que no cabe en esta entrada del blog. A las once de la noche yo pensaba otra cosa. Y eso que yo veía a los compañeros y las compañeras en los colegios electorales felices y radiantes y no me lo creía. Nos decían, bajan las papeletas de En Comú Podem, y yo pensaba, qué dicen. Y es que es la gente.
Efectivamente. Ayer se demostró que la gente es infinitamente mejor, tiene más responsabilidad, es más sabia y merece mucho más la pena que quien dice representar a la gente. Fíjense en nosotros. Hemos hecho todo lo posible y más, en Madrid y Barcelona, para que la gente piense que somos una banda de cuatreros. Y sin embargo, la gente confía. Porque confía en algo que es superior a la gente que esto representa o dirige o como se quiera llamar.
Ahí tenemos, en la foto, a la Loli. La Loli lleva mil años en esto. Ayer fue su cumpleaños y en lugar de estar con su familia, amigos o amigas, allegados o lo que se quiera, dándose una vuelta, yendo a votar y pasando la jornada de una manera distendida y eso, se lo pasó haciendo de Loli, es decir, haciendo de todo. Montando mesas, pollos, yendo a colegios, quedándose hasta las mil quinientas de la madrugada recogiendo el local y repasando mesas electorales. Pues eso, la gente.
No me gusta eso de que los que tal son imprescindibles pero hay otros que son los necesarios o al revés. Pero el día que la Loli diga que no viene más, ese día hay que chapar la paradeta.
Y la gente que iba cogiendo papeletas y tú que pensabas, pero cómo es posible.
Y teníamos tantos números de irnos a la mierda que, ya en frío, piensa uno que ojo. Que no nos hemos ido, que estamos ahí.
La jornada comienza con la visita al hospital, viendo a mi padre, que no va a votar y pensando en Jaén, de cuando estuvimos en Jaén y el servicio público era tan fantástico y en qué se quedará. En pedir el voto pensando en mi padre y en que pueda disfrutar de un servicio público. Esas cosas. Populismo. Servicios públicos en Catalunya.
Nos podíamos haber ido a tomar viento. Como siempre, los primeros votos en los colegios, las visitas al Millet, al Salvatella, ver que los votos van a ser todos, pero todos todos, para el PSC. Porque siempre está el PSC y son todos del PSC. Todos. Y no.
No es verdad. Cada vez hago las frases más cortas, pero al menos no hago ripios o hago citas o copio temas. Todo es original, o casi. Terminar con el 'o casi', es copiado.
Nos podíamos haber ido a cagar. El voto del miedo, el que viene la derecha amplificado y con cierta parte de razón ya que venía una derecha que no habíamos visto en mucho tiempo, parecía concentrar todo el voto en el PSOE y aquí en el PSC. Con su mensaje conservador, aterrorizando a la masa, dando miedo, con los medios forzando la máquina, con partidos submarinos, con toda la carne en el asador, pero no. Han ganado, sí, pero no hemos sido fulminados. Aunque a ver para qué nos va a servir el haber aguantado. Posiblemente no nos sirva para nada y el PSOE gobierne sin nosotros, pero con nosotros haciendo una vez más de tonto útil, y tan contentos porque estamos parando a la derecha. Veremos.
¿Qué ha pasado? Se nos han ido votos al PSOE y a Esquerra Republicana, que se ha comido el espacio indepe y se ha comido el espacio medio indepe o poco indepe. Un espacio con el que tenemos similitudes y de hecho nos han copiado unos y otros eslóganes, frases, logos, de todo. Hasta nos han robado gente. Pero oye, todo vuelve.
Se nos han ido votos porque la gente ha querido preservar algo antes que arriesgar nada. Supongo. Incluso se nos han ido votos porque la gente ha querido arriesgar algo antes que apoyar algo que solo quería apoyar al PSOE. Se nos han ido votos, en defintiva. Pero no todos los votos.
En Santa Coloma hemos quedado los segundos. Y nos ha doblado votos el PSC. Pero oye, bien. Aunque yo a las once no tenía ganas de aplaudir. Pero oye, bien. Porque contemos.
En Santa Coloma el PSC tiene quince mil votos fijos. Llueva o truene. Y Ciudadanos pensaba subir o ser alguien. Porque también ganó unas elecciones catalanas. Y ERC también va rascando. Y nosotros qué. Y nosotros cómo. Pues nosotros, quizás gracias a los debates y quizás gracias al trabajo ya hecho por la gente de los comunes de Santa Coloma, algo inédito en ningún sitio más de toda Catalunya, hemos conseguido parar el golpe. Parar el golpe y comer bizcocho de chocolate y bizcocho bizcocho con la Loli y la tropa comiendo pollos a l'ast y bebiendo un poco de vino blanco que a saber a las once de la noche las ganas de beber.
Y por la tarde un poco mejor. Más votos. Y más votos. Y en el recuento los y las apoderadas de erc, de psc, de ciudadanos diciendo que lo estamos petando.
VOX, sin noticias. Ni interventores de JXC, ni interventores del pp. Nada. Y votos testimoniales. Nada. Y el Front Republicà. Poca cosa. Porque parece que al final poca gente ha votado al Front. O igual es porque si vota más gente ese voto es menos. Interventores e interventoras de Front Republicà a los que conoceréis de hacer de interventores de SOM (pocos) o de la CUP (más). Pero no ha habido entusiasmo esta vez. 
Y que no haya salido Albano es algo que nos debería alegrar a todas y todos los amantes de la paz y el sosiego y las ideas de progreso. La izquierda en definitiva.
VOX, digo. Sin noticias. Ha sacado uno en Catalunya. La ultraderechita. Siempre rascando algo de algún sitio u de otro. En fin.
Y ver al compañero Nuet en la tarima con los de ERC da ganas de vomitar. Y de apagar la tele ver a la Elisenda. Y piensas. Si es que en realidad le queda mejor estar en ERC. Es más.
Y está esa mujer del PSC en el Torre Balldovina que saca tanto de quicio. Pero ya da igual. Con la boca llena de bizcocho. Ya da lo mismo.
Y queda valorar cómo nos va a ir en Santa Coloma. Pues nos va a ir bien. Porque si en estas condiciones nos ha ido medianamente bien y hemos quedado los seguns, en las municipales, muy mal, pero que muy mal lo tenemos que hacer.
Que somos capaces.
Pero la gente nos da mil vueltas. Y sabe. No estamos tan mal. Ahora para delante todo recto.

jueves, 25 de abril de 2019

Crónica de la campaña electoral. Un amarillo.

¿A que se te van los ojos al amarillo? Se te van los ojos al amarillo. La campaña electoral llega a los dos debates decisivos, los traspasa y concluye con el debate televisivo de la tv3 en el que se demuestra que los tiempos han cambiado y que a) aquí ya no hemos venido a explicar nada y b) los tiempos están cambiando. El debate ya no va de escuchar lo que dice el otro y cagarse en ello, sino cagarse en ello mientras el otro intenta cagarse en ti. Y para eso se necesita gente que sepa hacerlo. O bien esfinges que estén programadas para no decir nada y adormecer a las fieras. El resto, amarillo. Ojo, Laura Borràs, frasea. Frasea, dice frases, oraciones completas, construye argumentos, aunque sean absolutamente falsos y quieran colar goles como los de Mágico González, que también iba de amarillo. Laura Borràs es la candidata de Junts per Catalunya, que presenta su partido como un partido nuevo. Un partido de izquierdas es lo que pretende Gabriel Rufián que nos creamos que es ERC. Y lo hace mirando así por encima del hombro a todo el mundo y con cara de 'yo inventé esta mierda'.
Gritos, aspavientos. Leo en un tweet que Cayetana se ha comido a Arrimadas. Que la ha convertido en algo inútil. Nos hartamos de reir con Cayetana. A ver qué dice ahora. A ver qué cara de asco pone ahora. No nos interesa ni lo que dice el nuestro. El nuestro lucha por decir algo, lucha por colar su mensaje, pero se nos van los ojos al amarillo. Rufián queda como antiguo y destila maneras de prepotencia tales que me obliga a irme a la cama sin ver los minutos de oro.
No he dicho todavía lo que me parece el discurso de la candidata Batet. Pero ya lo he dicho. Y Arrimadas es eso, algo que ocurrió. Y las encuestas dicen lo siguiente: ganará ERC, segundo PSC y tercero seremos nosotros. Teniendo en cuenta que Front Republicà entrará y que jxC ya es también de izquierdas o progresista o como se quiera llamar, Catalunya debe ser algo así como la Unión Soviética. Un país de izquierdas. Con los recortes sanitarios y educativos y, y, y, más así de la península.
La última semana de campaña electoral y no ha habido campaña electoral. Hemos confiado en que sea Pablo Iglesias quien nos haga la campaña, arreglando en un par de debates lo que no hemos sabido defender. Veremos. La amenaza del vacío se siente en cada mirada. El vacío, el dolor de estómago de votar algo que sabes que es una llufa pero que parece inevitable. Al otro lado, el amarillo. Un amarillo hasta las uñas. Una manera de decir las cosas. Un tono. Y los otros amarillos que no se lo acaban de creer. Hemos terminado la campaña electoral como si no hubiera habido campaña electoral, mirando embobados los posteres en blanco y negro y pensando que si te dicen tres veces presidente, es que eres presidente, y si te dicen ministra, eres ministra.
Angustia y rabia. Me fui a la cama sin ver acabar el debate. El de TV3. me angustian siempre nuestros candidatos. Me angustia que todo el mundo diga que Pablo Iglesias lo ha hecho muy bien cuando yo creo que lo ha hecho tan bien como lo han hecho todos los que ancestralmente lo han hecho bien y se han comido el mojón o finalmente han entregado el gol al rival y luego nos preguntamos qué ha pasado. Insistir tanto en el gobierno, en formar gobierno, en que nos haga casito, el PSOE, cuando el peor momento del PSOE ha sido cuando íbamos a comérnoslos, creo que se están relamiendo. Veremos. Y espero equivocarme.
Alguien me dice que ahora lo que tocará será resistir. Con satisfacción. Resistir. Lo que más nos gusta. Resistir, aguantar. Que no dejen resistir. Con una concejalía, por ejemplo.
Todo el mundo se equivoca.
Todo el mundo tiene derecho a equivocarse.
Quedan pocos días para acabar la campaña electoral. No acabará nunca. Porque luego vendrán las municipales e inventaremos posturas nuevas con el amor que nos sobre.
Se nos van los ojos al amarillo. Y de tanto írsenos al amarillo nos vamos a quedar al Vacío.
Y se reía la gente de Pablo Iglesias con lo de despertar al fascismo.
Qué risa.

jueves, 18 de abril de 2019

Spacemen 3 - Taking Drugs to Make Music to Take Drugs To

Pues hoy es un día grande para quienes buscan experiencias religiosas a través de un rito concreto, de una manera de entender la trascendencia que mucho me temo que ya poco tiene que ver con alcanzar otro nivel y mucho más con el cumplimiento de una especie de forma de identificación con un colectivo. Hoy es Jueves Santo y en realidad no pasa nada.
Así que busquemos cosas con las que pasan cosas. El disco de los Spacemen 3, Taking Drugs to Make Music to Take Drugs To. Un disco con el que te vas. Los Spacemen 3 son es grupo, como Spectrum después o como lo que intentaron y yo creo que no les sale Spiritualized, que hacen música para que nos vayamos. Hay que huir. Siempre hay que huir, hemos nacido para irnos como decían los Hawkwind. Música con repeticiones, con golpes continuos, con espacio, con mucho espacio, con mucho ruido que nos haga abstraernos de todo lo que nos ocurre, absolutamente de todo. El título en castellano sería Tomando drogas para hacer música para tomar drogas para... Y es lo que es, solo que servidor no se droga al menos con las drogas que todo el mundo debe considerar drogas de las que salen en la foto. Beber, y listos. ¿Y?
Música que nos mande lejos. Esto ya lo he escrito muchas veces. Este disco tiene algunas canciones que te hacen evaporarte. Losing touch with my mind, Amen, That's just fine... Este es un disco que es del año 86, al menos las grabaciones son de ese año, pero que no se editó hasta principios de los noventa y en el que todas o casi todas las canciones aparecen luego, maqueadas y retocadas, en otros discos. El sonido es más maquetero y más machacón. Y mola.
Mola tanto que luego los demás discos de esta banda en comparación, aunque tienen momentos espectaculares y son una absoluta referencia para el que quiera hacer algo de música sin tener mucha idea y con ganas de liarla, ya no son lo mismo, más que nada por el clima que se alcanza con ese ruido como un zumbido que sobrevuela toda la canción.
La música de guitarras eléctricas, de distorsión, de punteos sin alardes, simplemente para crear el ambiente, casi sin percusión o con una percusión repetitiva. Y esa voz de... eso, voz de eso, voz de estar más puesto que el sol. Voz de gafas de sol por la noche. Y voz de estar más allí que aquí.
Hoy es Jueves Santo y viene un fin de semana lleno de referencias religiosas, no creo que referencias ya místicas. A los que nos gusta sentir que, de vez en cuando, es posible trascender, a veces esta música, este disco, nos basta.
Recuerdo una tarde, una tarde en la que yo había quedado con alguien o iba a mirar algo y no recuerdo qué, una tarde de hace años. Salí de la parada de metro de Universitat y de repente en el mp3 sonó esta canción. That's just fine. Y sentí ese éxtasis. Caminando por Pelayo, intentando cruzar a la otra acera. Paralizado. Absorto. Yéndome a otro lado. No sé con quién había quedado o qué iba a mirar si es que iba a mirar algo. Ese punteo ascendente, llegando muy arriba.
Muy arriba.
Después de una canción como esa parece que todo se vuelve menor. Muy poco vistoso. Con poca gracia.
Amén. Señor. Llévame pronto.

martes, 16 de abril de 2019

Crónica de la campaña electoral. Debate televisivo.

Ayer hubo un debate con los candidatos para las elecciones generales en Catalunya. Ayer hubo un debate con algunos que van de candidatos en las listas. No vinieron los cabezas de lista de PSC, Ciudadanos, PP y Esquerra Republicana de tal. Porqué. Porque no les interesa a nadie un pimiento nada. No interesa esta primera semana de campaña, no interesa un debate en la primera cadena o en la televisión pública porque el público que va a ver ese debate ya se ha considerado que no es útil o porque directamente estamos en Semana Santa y se piensa que la campaña comienza de verdad la semana que viene y no merece la pena ir.
Quién va a este debate. Nosotros, el bueno de Jaume Asens que no tiene suficiente dándose la paliza de campaña para ir a un debate a escuchar al PSC y a ERC competir en a ver quién gana el concurso de imitadores de propuestas de Comuns pero sin Comuns. Un debate en el que paradójicamente nadie, absolutamente nadie ha tenido ni tiene responsabilidades de gobierno. Un capítulo aparte para el representante de ERC, que parecía haber salido de un Ateneu Libertario en el que se debatieran y propusieran las acciones más revolucionarias, como si ellos no fueran parte del gobierno de la Generalitat y no llevasen a cabo, sin rechistar, el vaciamiento del Estado del Bienestar en Catalunya. Pues no. Parecía que eso no estaba pasando, que eso no sucedió jamás. Que ERC no ha gobernado nunca. Que jamás estuvieron allí. Y están. Con coleta, con camisa y bambicas munich. Están.
La representante del PSC es tan PSC que no se podía ser más PSC. Ese tono, ese 'nosotros llevamos gobernando tanto tiempo y ya lo estamos haciendo' esa suficiencia, ese tratar a los demás como lerdos, ese pensar que estamos todavía en los años ochenta y noventa cuando a nivel municipal lo dominaban todo y tenían el colchón del EStado y esa especie de convencimiento de que todo eso va a volver, de que está volviendo, de que vuelven a tener la sartén por el mango proponiendo absolutamente nada. Un nada con palabras como las nuestras, pero también con ese 'lo haremos porque somos...' qué son. Son nada.
Sobre el representante de Ciutadans, poco que decir. Porque iba tan sobrado, tan suelto, tan así, que parecía que el que más molesto estaba por haber tenido que ir al debate era él. Ese tonillo de listo, muy listo, sobradísimo, que no sabe qué hace allí y no está en un avión camino de Frankfurt para cerrar unas cosas. Tan sobrado que era imposible escucharle, solo pensabas, qué sobrado va este pavo ¿no? Y sí. Sobrado.
Laura Borrás, de Junts Pel Cat. El cuello para arriba que es ya una manera de ir por la vida y la mariposa amarilla. El cuello así para arriba es como una cosa que te dice 'voy muy arriba'. Y lo va. Ha cambiado el peinado un poco. Citó o nombró a Neus Català, que ahora es de todos. Pero era nuestra. Y si Nuet se ha ido, pues con su pan se lo coman, pero que yo sepa Neus Català, no. No y no. Pero como ahora en este país todos somos revolucionarios en la Spartakusbund, pues nos tenemos que callar.
Y Asens.
Asens intentando colar el mensaje y meter cuña. Asens intentando comenzar un argumento y acabarlo. Y el tiempo va pasando y se acaba el debate y solo sabes que los demás no han dicho nada. Y que el tuyo debería habérselos comido con patatas.
Y la impresión de que estamos viviendo un algo que no sé definir. Un algo como que hay una gente muy recalentada, recalentada y quemada y luego un grueso de gente que ya ha decidido no pensar más. Y nosotros queremos que la gente piense y reflexione. Y parece que no es  ese el rollo.
Seguimos para bingo. Quedan menos de dos semanas.

lunes, 15 de abril de 2019

El Reino - Rodrigo Sorogoyen

Un tío entra andando deprisa pumpumpum en un sitio. Y luego en otro. Y luego en otro. Y se reúne con otro tío. Y comen todos juntos. Y se gastan unas bromas así como muy de jojojo, y hablan de que si esto, que si lo otro, que si te lo dije, que te lo llevas muerto y venga y pumpumpum y ahora me voy a otro sitio y te llamo y te digo y nos vemos ya y ostia que viene el de China y uno de los que están en la mesa no se ríe tanto y no ladra tanto y dices, ojo, ese es el que manda. Y no lo sabes, pero algo te lo dice. Porque los demás tienen pinta de que mucho mucho, pero que al final van a ser unos gualtrapas. O gualdrapas. Es gualdrapas, que no lo marca como incorrecto.
El Reino es una película de Rodrigo Sorogoyen con Antonio de La Torre, que ahora es otro de esos filofascistas que por decir que ser de izquierdas y ser nacionalista como que no... ese es otro tema. El Reino es una película que es como un documental sobre lo que es nuestro país y cómo se gobierna nuestro país y cómo es la vida en los partidos que tienen algo que repartir. Los partidos que no tienen nada que repartir tienen otros problemas, pero los partidos que sí que lo tienen ojo. Pero ojo del bueno.
Como digo la película es como un documental, pero es un documental con unos actores. Y son unos actores que lo hacen de narices. Ese es mi criterio, como ya ha quedado claro, en el tema cinematográfico y prácticamente en todos los demás. El criterio. Lo hacen de narices. Porque desde que entra en el primer sitio a toda ostia Antonio de la Torre es un festival de interpretaciones donde me quedo con los dos empresarios y cómo ves que lo que están diciendo no es una actuación, son así Son personas que son así y que se tratan así y que se hablan así y que encaran la vida así. A toda hostia, actuando rápido, va la vida. Y sobre todo: va la pasta.
Mucha pasta. Tanta pasta que eres capaz de jugarte la salud, la vida, la de los tuyos, por la pasta. Y es lo que estás viendo todo el rato. A toda hostia. Y todos lo hacen muy bien, todos y todas. Pero hay un momento que cojea, que es el de Bárbara Lennie como periodista de informativos que vuelve a recuperar al final como entrevistadora que se convierte en una vendida. Mierda, spoiler.
Y el final, quizás un poco peliculero con las persecuciones y con según que cosas, pero ojo, que la realidad, como siempre, supera a la ficción.
La realidad supera a la ficción, digo. Pero películas como esta nos pintan una realidad, esa realidad escrita en libretas donde están los nombres de todos los que manejan lo que hay que manejar. Esa realidad. Una realidad con unos nombres ficticios y una realidad con nombres que tenemos todos en la cabeza.
¿Qué es la política para ti? ¿Porqué te metiste en política?
No sé cuántos premios le dieron a esta peli. Pocos parecen. Esos empresarios. Empresarios y secretas. Hostia.

domingo, 14 de abril de 2019

Crónica del inicio de la campaña electoral. ¿Qué nos va a pasar?

Lo importante no es lo que sale en la foto, porque si lo importante fuera lo que sale en la foto, podríamos discutir y muy mucho sobre qué sale en las fotos. Coge la guitarra amigo mío, coge la guitarra, que hace mucho frío. Los carteles electorales. Dicen que hay mucha gente que todavía no ha decidido el voto, pero por lo que dicen las encuestas, la gente parece haber decidido o tiene que decidir haber decidido que nosotros no. Nosotros, no. De todas las maneras posibles. Nosotros no. Con coma y sin coma al principio o al final de la frase. Y no va a haber punto y aparte porque tengo prisa y hace mucho que no escribo y tengo muchas cosas que decir. A ver, lo del cartel socialista. Las caras, pero sin eslogan. Es esto lo que nos va a pasar. Nos va a pasar que no hay nada que ofrecer, nada que decir, ni un slogan que medio nos engañe, es el voto sumidero de esto es lo que te ha quedado, amigo o amiga, tienes que votarnos porque no hay otra cosa y no hace falta ni que te expliquemos nada. Tres chavales, este domingo por la tarde, poniendo carteles del Front Republicà, con toda su voluntad y sus buenas intenciones. Con su cubo. Como nosotros. Los socialistas tenían los carteles puestos ya de antes. No hables mal de los socialistas, que muy posiblemente tengamos que pactar con ellos. ¿Qué nos va a pasar? ¿Qué nos ocurrirá? El viernes tuvimos nuestro acto colomense y nuestro acto de presentación de candidatura. 27 hombres y mujeres que tienen un corazón que no nos cabe en el pecho, más buenos que todo. Qué personas más personas. Yo no necesito poder, me comunican por vía interna. Somos personas que el viernes se presentaron. El Jonatan Fornés hizo un discurso memorable, porque hizo un discurso que recordaremos, en un escenario en el que todo el mundo piensa que ya no, va él y dice que nosotros sí, como si no importaran las hondonadas de mierda que vierten por encima nuestro, como si no importara nada la mierda de las mierdas que nos van aporreando por sistema, como si no importara nada, ahí, con vehemencia y con ilusión. Y eso mola. Qué nos va a pasar. Qué va a quedar de nuestro imperio, de nuestro bonito imperio en el que nos íbamos a comer el mundo. Pues no lo sabe nadie. Porque no me puedo creer que de verdad, después de todo lo que ha pasado y lo que tiene que pasar, la solución sea el vacío, la nada, el cartel en blanco y negro y la nada. Y la cara y nada más. Vota. Nada más. No te queda otra alternativa. Y pones las noticias y no sabes qué. Y los otros carteles, los de la otra nada con el puño en alto esperando la oportunidad, ensanchando la base, comprando a gente, levantando el puño, cantando el himno, poniendo como slogan algo que ya no sabes si lo has leído o lo has escuchado en otro sitio. Y deben pensar que finalmente todos nos convertiremos a la religión de las antiguas creencias y que todo debe ser así. Y tendré que pasar debajo del cartel todos los días y me acordaré de que tengo que ir a cagar. Qué nos va a pasar. No nos va a pasar nada que no hayamos cultivado antes. Recoges lo que siembras. O recoges un estado de lo que sea. Expliquemos con claridad las cosas. El pasado viernes, en el museu torre balldovina, Jaume Asens demostró que no es un candidato mitinero, pero sí que lo es Aina Vidal, pero no le hace falta demostrar a Jaume Asens que no es mitinero, porque sus virtudes son otras. Y sus aliados, sus compañeros somos nosotros. Que quede claro. Y ya no hay más base que ensanchar, ni compañeros que colocar. Ni compañeras que colocar. Y en el otro lado del río un cartel que nos dice vamos. Vamos a donde. Que con ese paso firme y esa mirada de tenerlo claro, no sé. No me fío. No quiero ir. No vamos a ir contigo. No íbamos a ir antes, pero ciudadano, mucho ciudadano, te voy a decir una cosa, tan malo es parecer la novia cadáver en el cartel como parecer que te has engordado ¿Te has engordado? Es que no te cabe la cara en el cartel. De verdad, no te cabe la cara. Y eso hace feo. Tanto estudiar y tantos equipos de márqueting y de marketing y de coaching para poner todo un careto que no cabe en un cartel. Tenemos tanta cara que. Y lo mismo pasa si pones muchas fotitos de mucha gente, que te tienes que parar a mirar y cuando te quieres dar cuenta no sabes. Si era mucho más sencillo, poner la foto de Albano y que la gente cayera rendida ante su sinceridad, su honestidad y su sincero y manifiesto apoyo al President Torra y tal. O al cual. Da igual. Su cara en un cartel. Lo decía la canción de La Polla. Por fin lo consiguió, su papada en un cartel. Sigamos adelante. ¿Qué nos va a pasar? ¿30 diputados? Mítines llenos de gente mayor esperando a que uno se ponga a aplaudir para que los demás aplaudan. Mítines llenos de gente puesta para que parezca que haya más gente. Tengo interés por ver los carteles del Casado. No sé. Esta campaña electoral. Esos carteles sin caras, con cosas escritas, de colores azul y rojo y blanco. No me pongas el cartel en la puerta del bar, porque es que luego viene la gente y se enfada. No pongamos el cartel en la puerta del bar. No se enfade nadie. Qué más nos falta. ¿Qué hemos hecho mal? Tan mal. A lo largo del tiempo uno acaba pensando que no ha hecho nada bien. Nada, absolutamente, y cuando llega la hora de la verdad no entiende qué ha pasado. Qué ha podido pasar. ¿Qué nos va a pasar? No lo sé. Empieza una carrera de quince días a la que seguirá otra acto seguido. Cansancio en las piernas de no hacer nada. Llevar la escalera, apoyar al que está subiéndose en las escaleras porque servidor no se puede subir y no ya que no pueda subir es que si me subo luego tener que hacer el nudo es un drama, pero un drama de los de... así. Ese tipo. Y somos nosotros otra vez. Con los cuters, con las cuerdas, con la cola, reutilizando, armando, pegando, repegando, perdiendo horas de vida, porque no tenemos a nadie que nos lo haga. Con estas manos trabajadoras que no sé yo cómo no me han mandado ya a cagar. Mira, cada vez que me acuerdo de cagar me acuerdo del cartel. Muñeco de barro. Y aunque solo sea por todo el coraje, vamos a tener que seguir dando el callo. Y defendiendo que la propuesta, la idea, es la que es, y no hay otra manera que defenderla que con alegría, humor y manos. Manos que se han de comer los gusanos. Manos que acarician el rostro del mañana con los callos que te han salido hoy. Hola, buenas tardes. Quién es. Soy pablo Neruda. Ostia. Abandona la sala. Y además hostia va con hache. Que llevas mil años escribiendo y no hay manera humana de que te entre en la cabeza que hostia va con hache. No he visto ningún debate todavía y cambio de tema. Vosotros habéis visto ya algo o qué. Si no hemos visto ninguno nada, es que tenemos un problema. Entonces tenemos un problema. Porque entonces va a tener razón el del cartel en blanco y negro que no dice nada. Y es que no hay nada que decir. Y si no hay nada que decir, pues muy buenas noches.

jueves, 11 de abril de 2019

Dos años después del pirfo

Esta foto creo que se la hicieron en una excursión al Matagalls. Una de aquellas excursiones que hizo con su amigo Casas, que se murió bastante joven después de un accidente tonto de moto. Ir de excursión al campo. A mí me llevó en una de esas excursiones, que yo creo que no fueron muchas, a la montaña. A subir al Matagalls. Nunca he sido demasiado hábil manejándome en la montaña, en el campo, en un simple parque, más allá de mi salita, la terraza tiene plantas y ya tengo que andarme con ojo. Tengo 43 años. Con 9 o 10 años, con menos quizás, carne de horca.
Ahí lo tienen, mi padre, Paco Molina, bebiendo agua de una cantimplora como si fuera el Ché Guevara en Sierra Maestra. Con su barba pelirroja en la plenitud de la vida. Aquí estoy, más chulo que un ocho. Igual cuando le hicieron esa foto tenía mi edad ahora, muy posiblemente. A su amigo Casas lo conoció en la Telefónica. Ahora mismo, yendo a recoger unos carteles, alguien me ha dicho al ver el maletero que si yo trabajaba en Telefónica al ver una cartera de cuero de aquellas que tenían. Una buena barja de esas.
He intentado buscar otra foto, otras fotos, que dieran pie a otro texto y encaminarlo de otra manera, pero no las he encontrado. No tenía y no tengo mucho tiempo. El tiempo es escaso. Ir y volver del hospital, hacer cosas, ir y volver del hospital, intentar hacer otras cosas, ir y volver del hospital, intentar ver a gente, desconectar. No he encontrado la foto. La foto era de él con el equipo de fútbol de la Telefónica, con la central de Loreto, y la idea era la de hacer un texto en el que contrastar lo que él cuenta de lo que había sido como jugador de fútbol y lo que era en realidad. Cada día, todos los días, sus antiguos compañeros del equipo de fútbol, compañeros menos de trabajo que del equipo de fútbol, vienen a verle al hospital. Impenitentemente. En autobús, en coche... todos los días, allí están. Entran, le ven, le gastan alguna broma. En las fotos se les ve jóvenes, fuertes, barrigudos, barbudos, vigorosos, con equipajes que parecen del Spartak de Moscú o de la propia selección soviética, blancos con rayas rojas. en las mangas.
Esos amigos inseparables estaban allí en Vilches cuando hace justamente dos años le dio el pirfo. 11 de abril. Ahora me he quedado en blanco porque no sé cómo seguir, no por nada, es que tampoco tiene que ser un texto dramático. Es el típico texto de hace dos años. Un texto mojón. Un texto señal. Baliza. Un texto boya. Marcador.
Hace dos años le dio el pirfo y ahora hace casi un mes le dio el mareíllo o lo que le diera. No hemos catalogado todavía lo que le dio. No le hemos puesto todavía un nombre.
Hace dos años nos cambio la vida a los cuatro. Al primero a él y luego a todos los demás. Hace un año celebramos el aniversario yendo al Cruce con sus amigos y amigas y él estaba allí pensando que qué hacíamos allí. Ojo, se lo pasó en grande. Habiendo jaleo se lo pasa siempre bien.
Pues la verdad es que no sé qué más poner. Eso, que nos ha cambiado la vida y tal. En fin. Lo de siempre. Conversaciones de sala de espera. Que poco a poco, paciencia, esto hay que llevarlo con humor, hay que ir adaptándose, etc.
Ayer el que comparte el box con mi padre se quejó de que hablábamos mucho, que aquello es un hospital y eso. Y hombre, a ver, nosotros hablar hablamos, pero como para quejarse... rresignación.
Y eso. Ahí lo tienen, con cuarenta y pocos tacos, ya ves tú, bebiendo agua de una cantimplora metálica y qué le ibas a contar a él de pirfos y de suputamadre.
Mierda.
Eso. Que hace dos años. Que nos acordamos de la gente de Jaén, de la gente de Vilches, de la Marina, de mis primas, de las enfermeras, de sus amigos y amigas que venían todos los días y de la familia, de mi tito Antonio y mi tita Cati que venían todos los días o casi y eso. Y que aquí estamos.
La primavera no nos viene ni medio bien.

miércoles, 10 de abril de 2019

Lenin dijo

Ya está. Hasta aquí. A ver. Dónde lo pone. Que si dije tal, que si dije cual. Dónde lo pone y me lo señalas ahora mismo a ver dónde he dicho yo eso. No, dímelo. Es que al final me tengo que poner así y no me quiero poner así, pero oye, llega un momento que ya vale. Y mira que he escuchado tonterías con cosas que me han ido llegando, pero a ver, dime. Indícame a ver dónde narices pone todo eso que estás diciendo porque me estoy quedando con una cara de gilipollas de esas de cuadro de Goya. No te hagas el longui. Dime a ver dónde está puesto esto que estás diciendo ahora y yo si lo encuentro y es verdad pues me lo como y para delante, me vuelvo a meter en la cajita y de ahí no salgo hasta que se me diga o no salgo más, porque de verdad que es que dan ganas de no salir al aire libre ni para ir a comprar el pan. A ver, dime, cuándo he dicho yo todo esto que estás diciendo. Dímelo, si es que te estoy esperando. Porque debo haber dicho tantas cosas que parece que digo la misma y su contraria. Y no me vengas con la interpretación, con los tiempos, con la estrategia y con la táctica que estoy ya que me subo por las paredes. Dime. Dime a ver dónde he dicho yo esto que parece que da lo mismo una cosa que otra y estoy viendo que nos vamos por el desagüe de una manera que no se me había podido pasar por la cabeza. Os veo ahí cada vez que salís a hablar, que si Lenin dijo, que si Lenin, que si como decía Lenin, y la verdad es que llega un momento en el que uno dice basta. Basta ya. No puede ser que haya dicho yo tantas cosas para llegar a eso que estáis haciendo. Y diciendo. Es decir, que no. Que no puede ser. Que yo no he dicho que eso que yo digo tenga que llevarte a donde tú estás diciendo. No sé si me estoy explicando bien o si es que no me quieres entender. Dímelo, enséñame dónde lo pone. Porque yo no lo recuerdo por ninguna parte y eso que lo he tenido que escribir yo. Dímelo. Y no me digas que es que lo que dice tal o cual es una interpretación actual de lo que yo... porque me cago en toda la parroquia ya. Que es que no tiene uno un segundo de paz ni de descanso, y ya me parece normal. Pero hombre, que sea algo útil o algo que medio se entienda, pero esto es que es como para levantarse y decir, joder, qué puta mierda es esta. De verdad. Que no.

lunes, 8 de abril de 2019

Todos los lunes del mundo

Todos los lunes a las once de la mañana los pensionistas de la Marea Pensionista se concentran en la plaça de la Vila y hacen un balance de la situación. El portavoz agarra el micro y va desgranando el curso de los acontecimientos. En algún momento, de manera más o menos evidente, hace alguna alusión a alguno de los partidos políticos que apoyan o dicen apoyar su causa. Hay a quien no le gusta que digan el nombre de su partido y hay quien quiere que digan el suyo. Se reúnen, se colocan sus chalecos naranjas y esperan hasta que se suelta la frase de guerra 'gobierne quien gobierne, las pensiones se defienden'. Luego suenan unas cuantas canciones y los pensionistas convocados y convocantes se dirigen cada uno a su quehacer que en muchos casos suele ser preparar nuevas convocatorias sobre los temas más diversos. Mayoritariamente, los pensionistas convocantes suelen ser personas con amplia trayectoria en todo tipo de historias. La música que suena suele ser la de Labordeta y esa de a la Huelga cien, a la huelga mil que a mí no me gusta porque me da pena porque me parece antigua y me da pena. Este lunes ha hecho una mañana bastante agradable. El cielo parece más limpio y el aire más puro, porque cuando llueve después de mucho tiempo se tiene que decir eso. He salido a la calle y he hecho unas cuantas fotos y he hecho unos cuantos tweets. Dando fe del compromiso con la causa. Inmediatamente después de la participación en el acto he departido con algunas personas asistentes a la concentración, hemos hecho el repaso habitual de la situación, de cómo van las situaciones de los demás y hemos seguido luego con la labor asignada.
Las próximas convocatorias no me han quedado demasiado claras porque creo que ya comienzan las diferentes historias semanasanteras y hay que tener en cuenta que somos personas también y la lucha por las pensiones tiene sus momento. Sin ironía.
No hay mucho lugar para la ironía. Todos los lunes del mundo los pensionistas se reúnen. Todos los martes primeros de mes las mujeres protestan en la plaza de la Vila por los asesinatos de mujeres. Cada semana hay unos cuantos. Se van juntando en la plaza antes de las ocho. A las ocho leen el texto acordado y recuerdan los nombres. Nos cogemos de la mano en un círculo. Se guarda un minuto de silencio. Salimos en manifestación por las calles céntricas de la ciudad. Al llegar a la plaça de la Vila las participantes se concentran en diferentes grupos, charlan, departen, organizan diversos nuevos actos. Muchas de las participantes en estas manifestaciones han participado en las de las pensiones.
Si van a un acto por la tarde, una actividad sobre las jornadas feministas, un acto sobre precariedad, la situación de las mujeres en San Salvador, un libro sobre la figura del padre de la Roser Vicente, qué pasa en Venezuela, manifestaciones de Sos Gent Gran, lo que sea, verán que poco más o menos el personal va repitiéndose. A veces hay grupos de jóvenes, pocos de ellos menores de 25 años, que participan esporádicamente en estos saraos. El resto es gente que impenitentemente participa, discute, planea, convoca, hace actas, idea carteles, contacta con personas, reserva espacios.
Y a su lado, en torno a ellos, una Administración que autoriza convocatorias, aporta material, deniega accesos, solicita el formulario, participa y pone su logo, e incluso aprovecha el acto de rigor para hacer campaña por su propio partido, al que veladamente se ataca en otros actos, o del que se solicita colaboración para lo que se disponga.
Y en torno a todo eso, vida de gente que coge el metro, se saluda en las salas de espera, hablan de Ter Stegen y Messi, obstruye la puerta giratoria de Can Ruti, bebe cerveza a la dos y media de la tarde con una caraja espectacular a las dos y media de la tarde pero con una pinta de llevar mamando desde antes de ayer, comprueba en el movil si va a llover de verdad o no, o manda fotos de comida de manera compulsiva. El grueso de la población.
Y el lunes que viene podría escribir el mismo texto o no, porque el domingo es domingo de ramos y y ya después, creo que lo he dicho antes. Repetir y repetir. 

viernes, 5 de abril de 2019

Kurt Cobain está vivo en el corazón de todos los rockeros del mundo

Todos los niños del mundo llevan camisetas de Nirvana. A Kurt Cobain le gustaban Os Mutantes y a Kurt Cobain le gustaba el disco Red de King Crimson. El día que se mató Kurt Cobain, hoy hace 25 años, creo que íbamos el Soldat, el Cucurull y no sé si alguno más en un autobús camino de Falset, capital de la comarca del Priorat porque íbamos a hacer un trabajo de 'recerca' sobre medios de comunicación locales en aquella comarca. Y como soy una persona de ideas brillantes, elegimos el Priorat por el tema de los vinos, de que comeríamos bien y porque no tendrían muchos medios y acabaríamos pronto. Toda mi obsesión durante la Facultad era acabar pronto para irme rápido a Santa Coloma otra vez. Y de esos polvos, estos lodos. El caso es que yendo en el autobús nos enteramos por la radio que Kurt Cobain se acababa de pegar un tiro. A todos nos gustaba mucho Nirvana y, aunque éramos jóvenes y rebeldes, que coño, pues nos dio el viaje.
Nos gustaba mucho Nirvana. El disco del niño, el Nevermind me lo compré en Praga en el viaje de fin de curso de Tercero de BUP, que hicimos a Praga como ya queda claro en lo que he escrito antes de la coma. Era la época de eclosión del grunge, de Nirvana, de su némesis o complemento o lo que fueran que era Pearl Jam y de todo un conjunto de grupos y bandas de las cuales ahora tampoco me apetece acordarme.
Me gustaba Nirvana. Creo que fue ese mismo año que Nirvana vinieron a tocar a Barcelona. Yo tenía un examen de algo relacionado con la televisión. Un examen de teoría en el que se hablaba de ondas electromagnéticas y que yo sabía perfectamente que iba a suspender porque lo de las ondas electromagnéticas no tenía nada que ver conmigo. Y no pude ir al examen, no pude y no pude. El Edu fue. Él vio a Nirvana y yo no y eso siempre me lo recuerda. El examen lo suspendí con una nota lamentable. Tan lamentable que incluso fui a reclamar. Y salí de allí dándole las gracias al profe por ponerme un dos o un uno y medio. Suspendí y no vi a Nirvana.
Nos gustaba todo. Nos gustaba el Nevermind, nos gustaba el último, nos gustaba el Unplugged, nos chiflaba el Incesticide y escuchábamos poco el Bleach. El Edu nuevamente, en la Fira del Disc de aquel año, se compró y se mangó unos cuantos vinilos de Nirvana, directos piratas o cosas así.
Yo también tuve mi camiseta de Nirvana, de manga larga negra, con la cara de los tres. No me gustaba la del smiley. Sigue sin gustarme.
Nos gustaba un grupo que le gustaba a mucha, mucha gente, y eso era preocupante. Por una vez parecía que nuestro gusto musical se parecía al de mucha gente. Con el paso del tiempo hemos ido corrigiendo eso muy satisfactoriamente no sé en qué sentido. Nirvana con la Smell like teen spirit, con sus medios tiempos, con su fuerte y flojo, con las canciones ocultas al final de los cds que eran extrañas y molaban, con sus versiones de grupos que no conocíamos, con esos gritos, con esas referencias que nos molaban porque les gustaba la misma música que a nosotros y llevaban una ropa que permitía no ser heavy y dejarte el pelo largo sin ser un hippie y ponerte sueters anchos y punkear de otra manera en la que poder ser un poco hippie, un poco heavy y un poco de todo, porque sonaba a todo y Dios vio que era bueno y nos dejó disfrutar de eso un tiempo.
El día que se murió Kurt Cobain nos comimos un bocadillo de salchichón y no sé si llegamos a probar un vaso de vino. No veríamos nunca a Kurt Cobain en directo.
Hace veinticinco años yo tenía entonces... 18?
¿Entré en la Uni entonces yo ese año? ¿Tuve 18 años?
Nos gustaba Nirvana, ir sin afeitar, llevar el pelo sin peinar, pantalones rotos y la música todo el rato. Todo el rato música y hablar con el Soldat y con el Cucurull y el Nando y más gente de música, de grupos que no conocía y que me molarían mucho y conocer gente de otras partes y luego estar en Santa Coloma y ver que tus colegas de toda la vida también caían en las redes de Nirvana y molaba. Y nos molaba que el cantante de Nirvana fuera rubio y a las muchachas les molara porque era guapete o no sé, porque mejor era el de Pearl Jam, y que también nos molaba él porque pasaba de todo y hacía vídeos ridículos y se vestía de cosas raras y tocaban muy fuerte.
Pero como todo lo que parece bueno y esperanzador no puede durar demasiado y el hombre se pegó un tiro. Que si era un yonqui, que si Courtney Love era la nueva Yoko Ono, que si estaba como unas maracas, que si el negocio y el sistema son culpables.
Al final se mató y con él se murió la poca esperanza que nos quedaba en crear un mundo mejor.
Y por eso fundé Apple.

miércoles, 3 de abril de 2019

Catalunya será Charnega o no será


Una polémica, un charco. Vamos. Resulta que a Brigitte Vasallo se le ocurre hacer un festival de cultura Charnega y se le tiran encima porque cómo se le ocurre. Me importa un huevo de dónde sean tus padres, es el hilo por el que tiran quienes lo critican. Es innecesario, a día de hoy, hablar de una cultura charnega como algo diferenciado, como algo que no sea ya la cultura catalana popular.
Es cierto. Sólo hay que ver el aprecio que se hace desde la cultura oficialista que sale en los medios que dan el placet a lo que es catalán de mena y lo que no de quienes hicieron de altavoz de esa cultura... charnega. ¿Por qué esa reacción ante la propuesta de recuperar lo charnego, la parte de memoria de quienes son y somos de aquí y tenemos unos lazos familiares, sentimentales, culturales, que no nos hacen precisamente menos de aquí, al contrario y que enriquecen lo de aquí? ¿A qué se debe? Me importa una mierda de dónde sean tus padres, tus abuelos, de dónde venían, la experiencia vital que les trajo aquí y cómo se enfrentaron a una vida diferente en un lugar distinto.
Porque se supone que una vez aquí, todo fue fraternidad y homogeneización cultural. Pareciera que querer reivindicar lo ‘charnego’ tenga que ver con a) reivindicar lo español b) negar que hay una cultura catalana que es paz y amor y que con hacerlo todo ‘rumbero y canallita’ ya lo tenemos todo resuelto.
Reivindicar lo charnego, no sé. Pero reivindicar una forma de sentirse catalán que no comulga con el fin oficial de todo lo que Catalunya ha de ser y representar, ni con la negación de todo lo que suene a ‘catalán’, porque es sinónimo precisamente de lo que apuntamos en el primer eslabón de esta frase, sí. Es decir. Reivindicar una forma de ver y de expresar lo que se siente que ya parece que ha de ser asimilada por los dos bloques: el indepe o el tabarnés y no tienes derecho a ser de otra manera.
La equidistancia, otra vez. No somos lo que tú quieres que seamos. Por mucho que quieras hacernos creer que por nacer hijo de y con familia en ya debo ir con mi pulserita de la rojigualda y considerar el catalán una imposición. O que la mayor muestra de adhesión inquebrantable es tragarme todos los mitos posibles sobre la catalanidad y satanizar la mirada  a los orígenes porque no construyes un país nuevo.
Criticar por montar un festival sobre lo charnego. A la gente no gusta qué uno tenga su propia fe. Hay que reivnidicar la Catalunya popular siempre que acabe derivando en una manera de considerar que sólo la catalanité es lo que nos salva. Salva.
En fin. Que seguimos construyendo una República en la que solo habrá un modelo homologable de catalán y catalana molón. Y por otro lado, qué vacío, qué tristeza, qué falta de nada y de ganas de que españolear se ponga de moda. Supongo que como esto es algo que tiene el sello Colau hay que darle caña y punto. Que también es entendible, aunque inventase la rueda la Colau habría que darle estopa. Normal.
Yo que sé. Mi profe Tresserras, que era y es de ERC, y fue muy mucha influencia mía, decía eso de que Catalunya será charnega o no será. Pero no charnega para aprovechar los votos ‘rufián’ de turno, claro. O como a usted le venga bien. Qué bonito nos está quedando todo.

martes, 2 de abril de 2019

Alfanhuí, Sánchez Pérez, etc.

Cuando éramos pequeños, en el Seimar teníamos como libro de lengua el Santillana. Y en el libro de lengua, venían pequeñas lecturas de un libro que se llamaba Alfanhuí. No lo entendíamos. No sé si alguno de mis compañeros o compañeras de clase, si leen esto, se acordarán de aquello. Y si llegaron a entender algo. Era un niño que iba por ahí y se encontraba con gente. Solo me acuerdo de eso. Su autor era Rafael Sánchez Ferlosio, que acaba de morir.
Creo no haber leído nada de Sánchez Ferlosio. Tenía un hermano que se llamaba Chicho que hizo la canción del Gallo Rojo. Sánchez Ferlosio era hijo de Sánchez Mazas, el protagonista de la novela de Cercas y uno de los principales ideólogos del falangismo. No sé si he leído algo de Sánchez Ferlosio, aseguraría que no. Como si no lo hubiera leído. He leído un artículo sobre su legado, su figura, creo que no es póstumo. Me ha gustado mucho. Sobre lo que es el periodismo, sobre escribir, sobre el poder de los medios, sobre las cosas.
Las cosas que pasan y cómo las contamos. Esto lo iba a contar en otro texto que siempre tengo ganas de escribir sobre todo esto del juicio y demás. Una amiga dice que está viendo el jucio del Procés con las mismas ganas que uno ve una serie. Lo ve sin comentarios, a pelo, en uno de esos canales en los que lo enchufan y lo dejan. Sin intervenciones de nadie. Y ve un juicio y saca unas conclusiones. Y de ahí pasa luego a ver los informativos, sobre todo los informativos de Tv3, y de ahí extraen una realidad que no tiene que ver con lo que ella ha visto. Otra realidad.
Hace unos pocos días, periodistas hablaban en una tertulia de periodistas de un bando y de otro bando. De cómo las listas de los partidos políticos se llenan de periodistas. El PP, los neoconvergentes, Ciudadanos. Yo mismo soy periodista, pero siempre he dicho que soy un periodista ful, un periodista fake. Y pocas veces, etc. El periodismo y la búsqueda de la verdad, de la objetividad, en tiempos en los que, ahora sí, eso parece ya una pérdida de tiempo. Discutir sobre eso es una pérdida de tiempo. Los periodistas incrustados en los partidos políticos. Los periodistas que trabajamos para partidos políticos y los que terminan trabajando para partidos políticos.
No sé porqué no me gustaba nada Alfanhuí. Ese niño solo, encontrándose con gente. Sánchez Ferlosio escribió otra obra, llamada El Jarama, sobre... no lo recuerdo, dicen que era literatura realista, o realismo social, o... de esas épocas no leí demasiado. No leo nada.
Una escritora, en la radio, Milena Busquets, acaba de decir que hay un momento en el que te repites y que hay que parar. Rafael Sánchez Ferlosio ha muerto con más de noventa años, creo. Intelectuales, gente que habla de cosas que hacen daño. Cuando hablaba la escritora, en la radio se reían, porque todo lo que decía, parecía gracioso.
Mi madre quiere que escriba un texto sobre la mierda que supone el querer poner un ascensor en el edificio y que entre pitos, flautas y mierdas no haya subvenciones o no estén en curso o yoquesé qué mierda. No sé si cuando lo escriba me saldrá realismo mágico o realismo social. O si lo entenderá alguien.
Mientras tanto, en la tele, en twitter, contarán y contaremos otra cosa. Haremos campañas, nos iremos entreteniendo. Me he sentido muy reconfortado leyendo el artículo sobre Sánchez Ferlosio, entendiéndolo, procesándolo.
A Sánchez Ferlosio, tiempo después, mucho tiempo después, se nos ocurrió llamarle Sánchez Pérez. Y nos reíamos. Qué vas a hacer.

lunes, 1 de abril de 2019

Karpov

Es el ego. El ego y nada más que el ego. Las ganas de hablar de mí, de lo que me pasa, de lo que figuradamente me pasa, de las partidas que jugué, de cómo yo estaba al lado de aquel del que todo el mundo habla, de mi vida, de lo que otros contaron de mi vida, de mis cosas, de mi juventud en la Unión Soviética profunda, de mis esfuerzos, de mi talento, de cómo le gané a ese o aquel, cómo mi fama se topó con la del americano aquel, cómo mi ingenio chocó con la del muchacho ese del pelo rizado, de cómo siempre soy el otro, de mi juego posicional, de mi mal ganada e injusta fama de conservador, de mi conservadurismo, de mi pelo lacio, de mi raya al lado, de mis cosas, de mis aficiones, de mi lado político, de mi lado personal, de mis matrimonios, de mi figura pública, de mis adhesiones, de mis filias, de mis fobias, de mí, de nada más que de mí. Todo el rato hablando de mí, de mis trajes, de mis corbatas, de mis partidas más gloriosas, de mis andanzas fuera de los tableros. De mí, de lo poco que doy juego, de lo casi nada que soy, de lo ínfimo de mis hazañas, de lo absolutamente nada de mis éxitos, del otro, siempre del otro, del otro que me hace sombra, del otro con el cual siempre me asocian, del otro, del que está ahí siempre, del que no está en ninguna foto pero que está en todas las fotos, del talento irracional, de la alegría sin normas, de la botella de cocacola, del desparpajo con los idiomas, del estilo informal, de la palabra atrevimiento, de lo renovador, del componente mágico que tiene todo lo relacionado con la juventud y de lo mayor que me he vuelgo, de la concentración contra el ímpetu, del odio, del otro, del odio al otro, del odio eterno al otro, de lo que me odia el otro, de la rabia infinita que me tiene el otro, de lo injustificado de su rabia, del asco que me da, de lo que me he perdido por su culpa, de lo útil que he sido para construirle un enemigo, de lo penoso que es acabar siendo el enemigo de otro, de mi vida, de la Unión Soviética, de Rusia, de una pequeña población andaluza donde hace calor y jugamos al ajedrez y que me gusta mucho, del mediterráneo, de las partidas simultáneas, de mí, de lo que le odio. De lo mucho que le odio. De lo mucho que le desconozco. De los tópicos. De todo eso estamos hablando todo el rato, absolutamente todo el rato. Sin descanso. De mí.