miércoles, 29 de enero de 2020

Crónica del #plegramenet de Enero. Sonrisas y útiles.

Honoso Dudor, tercer rey de Carnia, navegando por los gélidos mares de Grossorform, viendo como su flota ha sido hundida, derrotada y vuelve a su castillo a enfrentarse a una nueva batalla. La batalla interior. Un nuevo pleno en Santa Coloma de Gramenet. Una oportunidad para comprobar el signo de los tiempos.
¿Se acuerdan ustedes de aquellas crónicas? No tenía amigos, todo era aspereza y tono bronco, mala leche y colmillo afilado. Todo estaba mal, solo nosotros contra el mundo, nuestro primer disco era mejor que el primero, Santa Coloma vivía en un estado de estancamiento absoluto y solo nosotros podíamos llevar a un nuevo estado de grandeza y movida guapa a esta gran ciudad. Éramos la esperanza, éramos la aspereza, éramos la aspirina, éramos un nuevo renacer de la izquierda. Éramos tantas cosas que todas nos quedaban bien, nos quedaban bien los trajes grises, nos quedaban bien las bambicas guapas, nos iba todo perfecto, porque ante nosotros se abrían amplias avenidas, senderos de gloria, lo más grande tete. Loco. Hermano.
¿Se acuerdan ustedes de cuando a la gente le interesaban los plenos? ¿Los Plenos municipales? ¿En vivo? Y no se cabía en los plenos y te sentabas apretujado entre personas que conocías de vista o no conocías de nada o conocías porque eran tus compañeros o compañeras. Y la gente en los plenos, y el calor en los plenos y el aire criminal en los plenos y las anécdotas de los plenos. Tal dijo esto, tal dijo lo otro, aquel siempre se equivoca cuando lee, esta nunca habla pero con la mirada ya mata, tantas cosas, tanta gente, tantas caras, tanta gente sin decir nada, tantos aplausos, tantos comienzos de aplausos ahogados por la timidez, tanta incomodidad en los bancos. Todo eso pasó. Los tiempos son nuevos y las cosas, efectivamente, estaban cambiando. Nosotros hemos cambiado. Yo no soy igual.
Yo he cambiado y con mi cambio hago que cambie todo. Con el cambio de las cosas llega la nueva perspectiva y con la nueva perspectiva llega una sensación como de que no sé, no.
No sé ¿no?
¿No?
Después de tanto tiempo deseando ser inútil, acostumbrado a la inutilidad, a no aportar, a no querer aportar, a no querer jugar, a no saber jugar, a no tener las habilidades para hacerlo y ni siquiera tener que aprender y además alardear de que no queremos aprender, ahora, resulta, ahora tenemos que hacer alarde de útiles. Somos útiles. Estamos a favor. Estamos por que la cosa fluya y vaya y pim pam. Y la política se convierte en el centro de la gente, o la gente se pone la política por el centro, o hay un centro lleno de política con gente. Somos útiles, somos nuevos pero con sentido de las perspectivas, el cambio de paradigma, el sonido de la música. Somos necesarios, somos contingentes, somos absolutos, somos las ganas de cambiar y de caminar camino de algún sitio todos juntos como si no supiéramos que hay cámaras que nos miran. Somos la voluntad de hacer de puente, somos la voluntad del triunfo, somos un equipo que juega bien, jugón, pero romo de cara a puerta. Y si nos atacan, mejor que no nos ataquen, porque no nos sabemos encerrar. Hemos nacido para jugar abiertos, aunque tengamos una defensa como la del Espanyol.
Cambio de paradigma. Reconozco que todo el mundo ha hecho un esfuerzo por que las cosas fluyan de otra manera y se nota que ha llegado un tiempo nuevo. Sobreviviremos a nuestros nosequé, decía la canción de Corcobado. Sobreviviremos.
Tiempos nuevos. Vivíamos mejor contra la alcaldesa. Vívíamos mejor sacándole los colores a ERC. Vivíamos mejor ignorando a CS. Ciudadanos.
Querido Salva Tovar que cualquier día se te van a ir los ojos mirando el móvil y atacando de manera desaforada y desenfrenada al nuevo Gobierno progresista que yo no te he visto tan así desencajado con el ataque a tope ni con el Puigdemont ni con el Torra, que parece que te da más coraje un comunista en el Gobierno que un indepe. Porque el indepe te da trabajo y el comunista te lo quita. No puedo trabajarme mucho los argumentos en el twitter pero en el resto de plataformas no es que de mucho más. Tengo la fama pero en realidad me muevo con más tópicos que un cuadro del partido. Un cuadro que recita y repite las consignas. Eso soy yo. Y contra un representante del centro liberal que solo tiene para nosotros palabras de recuerdo hacia nuestro papel de comparsas en todas las fiestas, la verdad es que no tengo demasiado que oponerle. Salvo quizás desearle a él y al resto de sus compañeros que aprovechen estos cuatro años, ya casi tres y pico que con la broma se nos ha pasado el año y no sé todavía cómo funciona esto del Outlook ni nada. Y os digo, en verdad, que estos tres años los disfrutéis mucho y los aprovechéis para llevaros un bonito recuerdo porque el final es este, es estar ya sabiendo que no, que no hay más allá, que la historia se ha acabado y tú sigues haciendo el tonto pasando por las mismas calles pensando que un día todo volverá a ser como antes y no es así, nunca más volverá, porque el cuento se ha acabado y otros peores vendrán y nos acordaremos entonces de Ciudadanos y diremos, oye, qué bien argumentaba el Salva. El Tovar, argumentaba y tenía sus golpes, pero qué tirria nos tenía. Nos tiene tanta tirria como todos los excomunistas que han sido tan comunistas que dan la vuelta al globo y aparecen por el otro lado. Hay quien todavía no a parece por ese lado y se conforma con decir que menos mal del PSC que si que a las obreras nos defiende. Amija. El PSC. Me voy. Y en Ciudadanos casi no dejaron hablar a la María o al Padilla y lo poco que dijo el Dimas quién lo recuerda salvo su mención al tercer rey de Carnia y ya está, porque aquí el peso lo lleva ya el Salva que está on fire porque los comunistas, los progres, están sacando las monedas del bolsillo de las ancianas y se las están comiendo con sus dientes de oro. Cada vez que recuerdo que eso del pin parental está siendo aplicado ya gracias al apoyo de gente como Salva Tovar, se me abren las carnes. O de la María. No lo puedo llegar a entender.
No recuerdo mucho más del pleno.
Dos o tres intervenciones de aquellas de mente en blanco, de plateado fulgor, de plateado mate, de plateado plata, de nada con datos relevantes, de funcionarial planicie que te dejan pensando, a qué vine yo aquí. Cómo puedo ser útil a los demás.
¿En qué te puedo ayudar?
Esquerrra Republicana se esfuerza en hacer cosas con sentido. No es que se esfuerza, es que le sale. Le sale porque lo saben hacer. Este concepto ya nos quedó claro desde el principio. Lo saben hacer. Por eso están donde están, porque saben, tienen la técnica, los conocimientos, los resortes, las herramientas, lo han hecho. Tienen el expertising, tete. Y hacen las cosas sabiendo que es necesario un cambio, un giro, pero entre dientes, sin quererlo, no pueden remediar siempre tener ese puntito que hace que sí, que amigos, que amigas, que compañeros y compañeras, pero hay un punto, un algo, una brizna, una traza de algo que se te queda en la mente. ¿Me la han vuelto a clavar? ¿Eso quería decir lo que querían decir? Es eso. Ese es el tema. El tono. No es sencillo de adivinar que en realidad todos nos queremos mucho porque nos necesitamos, somos útiles los unos para los hotros.
Vaya dolor en Valladolid. Estoy escuchando música y se me ocurren cosas divertidas.
El PSC ha decidido eliminar la política de los plenos. La alcaldesa ha decidido no jugar más. El teniente de alcaldesa Esteve Serrano lleva todo el peso, más aún. Intervenciones puntuales de Tenientes de Alcaldesa. Todos podemos llegar a ser Teniente de Alcaldesa algún día. Una noche soñé que era un simple cargo de confianza y me daba una pena terrible y bebía hasta desfallecer y siempre que iba a pedir una cerveza más en el Xòcala había un camarero nuevo. No entendía nada.
Decíamos ayer. El tema está en que parece que vamos a ser todos hermanos en sangre y que tal, o no. No sé, con estas cosas nunca se sabe.
Mociones, pasemos al tema. Moción de nosotros y de todo el mundo menos los de Ciudadanos sobre el 27g, el antifascismo y la memoria histórica. Cada uno vende su moto y nosotros vendemos la nuestra, un mensaje de paz y amor y de combate contra el fascismo entendido el fascismo como, como, como, comiendo. El fascismo, ese ente. El fascismo antifascista. El fascismo que se llena la boca de derechos. El fascismo que ataca en cualquier esquina, en cualquier programa de televisión, en cualquier murciano, en cualquier ciudad pura o impura. El fascismo que te mira a los ojos y que pasa de ti porque hace tiempo que todo el mundo pasa que ti.
El mundo pasa de nosotros. El PSC no, porque nos invitan a todos los partidos a que acudamos a la comisión de la memoria o nosequé que la hicieron hace un tiempo y que si tú sabes pues yo tampoco y así se nos va yendo la vida en estas cosas. Menos mal que hay vida ahí afuera.
Juro que con la moción de ERC sobre el rescate y la vivienda y tal me puse ahí a hilar fino para ver si encontraba algún resquicio para decir, puaj, nen, quin merdot de moció, pero no salió por ningún sitio, una moción sin fisuras, muy bien trabajada, escogiendo muy bien el momento y dirigiendo bien el tiro hacia donde se requiere. Mensaje social, estamos con vosotros clases populares, todo muy 2015. Tan bien hecho todo que no sé, rick. Pero estupendo, claro que sí, todos juntos en pos de que los bancos esto y lo otro y gracias por vuestra colaboración compañeros del PSC y tal, y qué quieres pues enrolla no? Como enrolla también la Declaración institucional a favor de que no quiten los juzgados reconociendo el trabajo de alcaldes y alcaldesas y de toda la tropa feminista después no? pero la alcaldesa primero y los alcaldes también no? y todo así no? y la moción de Ciudadanos ahí a tope con la lucha contra el poderoso en la línea de que la pasta de la Gene que nos la pongan otra vez donde la tienen que poner y que se dejen de líos no? pero sacan luego su movida esa de la banderita y de los separatistas y al final siempre acaban metiendo la pata y si no hubieran puesto eso es que les hubiera pedido matrimonio que no? No?
Me voy a comprar una gorra de esas guapas de la calle Sant Carles y me voy a poner a mirar pasar a la peña así en la terracica del Termes o de los pinos, sin hablar con nadie ni nada, simplemente mirar pasar a la gente y tal. Guapamente. Los pinos. Ya no se llaman los pinos, abuelo. Es cansis.
Los chavales y su jerga y los chavales y su música. Los chavales y su vida.
Una moción sobre la movilidad y la accesibilidad. El otro día fuimos a la Letra A. Fuimos a la letra A y le hicimos la foto a la letra A. Delito. Hay cuestas chungas ahí arriba, esa gente subiendo y bajando durante años. Moción de Ciudadanos. Moción 'bola a media pista' para que el psc te enumere todos los éxitos del doble cd en directo. Y a otra cosa. Gracias por preocuparos pero es que mira. Y ahí encuentro yo un tema. Un tema de reflexión. Que es el tema de reflexión que podríamos resumir en: si te preocupas porque te preocupas, si no te preocupas porque no haces nada. Siempre acabas en el mismo callejón sin salida.
Me estoy dejando alguna moción y ahora no recuerdo cual.
La de la libertad para el Junqueras. Esta moción en otro tiempo habría congregado a toda la munió de entidades independentistas, soberanistas o que simpatizan o comparten espacio en el tiempo y en el lugar, pero el otro día, como era una moción de Esquerra, pues hasta aquí la repercusión y el seguimiento. Eso sí, la cita a los Tweets de la ANC que no falte. No en el pleno, en otro sitio. En otra cosa. Votamos a favor, en la de ciudadanos nos abstuvimos, en la otra de ciudadanos votamos en contra, en la de la vivienda votamos a favor. Todo esto creo que no lo he dicho.
Y ahí seguimos.
Cambio de perspectiva. Hace frío en la sala de plenos porque no viene nadie. Viene un diputado nada menos, Raúl Moreno, de traje. En realidad hay dos diputados porque Dimas también está. Dimas y su honoso dudor de haber quedado como un hooligan en el Parlament, casa sagrada de la voluntad popular. Es que ahora somos así, comedidos en el gesto, reglamentarios con los términos.
Me voy a dar una vuelta por ahí. A ver si se me pasa. Tengo la impresión de que me dejo algo por decir y no sé el qué.

lunes, 27 de enero de 2020

Patriotas Indignados. Sobre la nueva ultraderecha en la Posguerra fría - Varios Autores

Hoy, 27 de enero, se celebra el día internacional de las Víctimas del Holocausto. Hoy, 27 de enero, también se recuerda el aniversario de la entrada de las tropas franquistas en Santa Coloma.
Un libro para explicar el auge de la extrema derecha, un libro para entender porqué parece que una ola de algo extraño que definimos con la brocha gorda como extrema derecha, como neofascismo, pero que son todo eso y muchas cosas diferentes, está suponiendo que, por ejemplo, por primera vez en la historia democrática haya un Gobierno de coalición de izquierdas en nuestro país. Un libro que nos cuenta la génesis y el porqué de una forma de entender la política que nos viene del Este y que cada vez más nos está llegando hasta el cuello.
El libro nos explica en primer lugar cómo la descomposición de los regímenes socialistas, de los partidos comunistas que los gobernaban, se intenta paliar con dosis de nacionalismo que, una vez ya se han disuelto, queda como elemento vertebrador de la política de esos países. Nacionalismo a ultranza, capitalismo salvaje, anticomunismo que siempre es bien visto por los países occidentales que aplauden que todo lo socialista se vaya al carajo. Desde la Yugoslavia previa a las guerras, a Hungría, a Polonia y cómo el régimen socialista también se sustenta en el nacionalismo, a la propia Unión Soviética y su proceso de descomposición y aparición de grupúsculos abiertamente ultranacionalistas, todo ello, se hereda en el futuro. El paso del liberalismo cafre de Yeltisn a esa otra cosa extraña de Putin que todavía encandila a las izquierdas extrañas porque mantiene su enfrentamiento con los norteamericanos en la continua guerra eterna, supone que se instale una forma de gobernar que parece democrática, porque tiene elecciones y esas cosas, pero que, en realidad no lo es.
Que esos países ex soviéticos, se vayan situando en el marco de la Unión Europea y que en sus gobiernos aparezcan y se establezcan fuerzas poco o nada respetuosas con la propia democracia, pero eso sí, siempre con el aplauso de los medios occidentales que siguen pensando que todo lo anticomunista es bueno, va provocando un efecto contagio que, al paso por parlamentos y comisiones europeas, les va legitimando.
Así, si tú puedes ser un neofascista, un ultranacionalista, en Polonia, Hungría, Croacia, Eslovenia, Rumanía, sin mayores complejos, porqué no lo vas a ser en Italia, Alemania, Francia, Reino Unido, España, Catalunya.
Y si no me he equivocado demasiado, creo que de esto va todo. De cómo los complejos, las vergüenzas, por promover, por ejecutar políticas discriminatorias que se pasen por el forro los derechos humanos, los derechos civiles, a cambio de una supuesta seguridad y defensa de los intereses de los nacionales, van perdiéndose y cada vez son más los partidos que aparecen como 'la verdadera voz del pueblo', que 'hablan sin complejos'.
Un dato que llama la atención de libro es la ausencia de la izquierda. Es decir, la desaparición de la izquierda, de las alternativas de izquierda en esos países. El caso de Italia, país occidental donde más se detiene el libro, es palmario. De repente, de tener un Partido Comunista enorme, se pasa a la nada. A no tener respuesta. Y si uno mira en el resto de países occidentales, no parece haber respuesta. Por eso resulta paradójico que en este país, la necesidad, supongo, de un líder político ha hecho que se monte por una vez un frente que intente parar lo que parece inevitable.
Nos contentamos a día de hoy con ganar unas elecciones regionales, pero no sabemos para qué.
Especialmente interesante es el tratamiento que se da al Procés, encuadrado según el libro, en los movimientos populistas que ya se han dado en otros lugares de Europa y que aquí todavía nos cuesta ver como propuestas de ruptura reaccionaria tal y como se han dado en esos países. Y también, como forma de vigorizar propuestas de izquierda mediante el nacionalismo o como formas de anularlas o de reconducirlas.
Un libro que tiene entre sus autores al Veiga, del que servidor es fan y que dibuja un presente no demasiado esperanzador si no es desde la voluntad de las organizaciones de izquierda (y de las personas que son de izquierda) de presentar a la gente una alternativa real, creíble, efectiva, con políticas en las que se aprecie que la izquierda no hace lo mismo que la derecha. Si no, estamos a expensas de que todo fracase y que cuando venga una nueva hostia, si es que va a venir, que tiene que venir, la única respuesta posible sea la de esos países que prometen orden y progreso. Pero sobre todo, orden.
Soberanistas, eurasianistas, iliberales, ultras, y el pernicioso fenómeno de los nazbols que todavía hay papanatas que consideran asimilable, el riesgo de que 'enfrentarse a la UE' sea visto como loable por parte de una izquierda que no sabe dónde meterse ni a quién seguir como referente, desgranados en un manual para manejarse y saber quién te la quiere colar y por dónde nos va a venir el gol.

viernes, 24 de enero de 2020

Día internacional del periodista

Y ya empezamos mal porque ni siquiera sé si es realmente el día internacional o solo es el día del periodista. Me da igual. Porque aunque sea local o visitante, el periodismo, amigo, ay, el periodismo. El periodismo eres tú y ya no es una frase para quedar bien. El periodismo es todos y todas nosotros ahora mismo haciendo y opinando y poniendo en el facebook un vídeo pequeñito de unos quince segundos de un señor que se ha colgado en el vial del río Besós y lo miramos y extraemos las conclusiones. El fin de los medios de comunicación. Emisor, receptor, mensaje.
Emisor, mensaje, receptor. El miedo es el mensaje. El medio es un masaje. Todo el rato haciendo bromas sobre el tema, porque realmente hay poco que contar respecto al periodismo. El periodismo es un oficio, sí señor y sí señora. Un oficio, un oficio que se aprende con el tiempo y el tiempo es infinito, así que el periodismo nunca se acaba de aprender del todo. Puede que esté diciendo frases de libros o de personas con la chaquetilla esa, el chalequillo ese lleno de bolsillos para meter cosas, o periodistas con sombrero y fumando delante de la máquina de escribir. Amo esta profesión y la odio al mismo tiempo y me bebo un sorbito de bourbon para ir pasando la vida. Vendido.
Vendido al capital contando cosas que son sabidas por unos pocos y que el resto del mundo van a conocer porque tú se las estás contando tal que así, ahora mismo, mira, esto es lo que está ocurriendo. El periodismo, historias personales, cuéntenos lo que usted está haciendo, cómo es la vida, qué rica, qué variada y qué diversa, la vida de la gente común, puse una tienda aquí hace 40 años y ahora hago lo mismo pero mejor y yo me fui a estudiar a Alemania y ahora me han dado una beca para hacer nosequé y yo me vine del pueblo porque allí no había nada y ahora estoy muy contento aquí porque aquí me casé y encontré algo que allí no tenía y no he vuelto nunca más. Historias personales. El ritmo de la calle, la vida, el latido de la ciudad, estar en contacto con la realidad.
Es usted un narrador nato.
Tiene usted una magia especial para contar lo que sucede.
Está usted siempre al tanto de lo que ocurre.
Interpreta usted las señales como pocos.
Me parece estupendo que el periodismo continúe siendo una profesión y que personas jóvenes alberguen la esperanza de cambiar el mundo gracias a su trabajo en un medio de comunicación de masas.
Medios de comunicación de masas. Teoría de la comunicación.
Que te quede claro, amigo lector, que el esquema es siempre el mismo:
Emisor, mensaje, receptor.
Y tú, usted, yo, nosotros, somos siempre receptores. Y que yo no estoy emitiendo nada, porque no hay mensaje.
Ruido.

jueves, 23 de enero de 2020

Salvador Dalí

Mi padre tenía en casa un libro de Salvador Dalí. Confesiones inconfesables. Cuando era pequeño, como estaba en el armario de los libros 'infantiles' y no sé porqué, se me ocurría cogerlo. Lo cogí poco. No entendía nada. De pequeño, Dalí escupía en la mano de su hermana, creo que recuerdo eso. Dalí escupiendo en la mano de su hermana y le decía, creo, que se tragara el lapo.
Este es el tema.
Salvador Dalí jugando partidos de homenaje a todos los pintores de la historia, homenajeándoles, haciéndoles tributos, colocando aquí y allí símbolos, referencias, pinceladas, fusilando todo lo que puede más, copiándose a sí, mismo, referenciándose, haciendo de la pintura una banalidad, haciendo del arte un negocio. El Avida Dolars. Salvador Dalí jugando a ser provocador, provocando, escupiéndonos en la mano y obligándonos a tragarnos su mierda. Salvador Dalí engañando a todo el mundo, viviendo engañado por sí mismo, tomándonos el pelo, viejo y víctima de un personaje que fue joven una vez, que enamoró una vez, que siempre parecía tener cara de miedo, de susto, de asustar.
Salvador Dalí como pintor y como persona. Te admiro como pintor y como persona. Es un gran pintor y una gran persona. Un gran pintor. Pero qué persona. Salvador Dalí pintando cristos mirando hacia abajo. Millones de cabeceros de cama, de dormitorios, con el Cristo mirando hacia abajo. Cristo visto desde arriba y en tu habitación encima de la cama, el Cristo. Me extraña tanto no tener yo este cuadro, que no se me haya ocurrido como regalo de cumpleaños nunca, el cristo mirando hacia abajo.
Gala mirando por la ventana. Gala eligiendo el caballo ganador, el ser humano que daba más dinero. Qué mala era Gala. Qué mujer tan mala y qué Salvador Dalí tan inocente que se dejó engatusar. Salvador Galí dando miedo.
Hay una foto de Salvador Dalí abrazando a Anatoly Karpov. Creo que esto lo define todo mucho mejor. Anatoly Karpov se está riendo pero con una risa que quiere decir 'quitarme de encima a este señor que me está poniendo muy nervioso'. Y es eso. Este señor me está poniendo nervioso. Este señor me puede escupir en la mano en cualquier momento y encima pedirme que me lo trague y encima me lo tendré que tragar. Es Salvador Dalí.
Carxofes Boníiiiques.
Salvador Dalí parodiándose todo el tiempo, vendiéndole cuadros a millonarios texanos, pintando exactamente lo que quieres que pinte y tú te comeras la cabeza pensando, madre mía, qué cabeza tiene Salvador Dalí que pinta esas cosas tan así. Salvador Dalí pintando a Vermeer de Delft, jugando un partido de homenaje a favor de todos los pintores del mundo, pero no le sale jugar en serio y acaba riéndose de todos.
Salvador Dalí en una canción de Mecano que no he escuchado nunca.
Salvador Dalí franquista, monárquico, embustero, mentiroso, Cadaqués, Figueres, pelota, cartón tomate. El Museo Dalí de Figueres y los huevos encima de los torreones y el sillón que son unos labios.
Un sillón que son unos labios, amigo.

martes, 21 de enero de 2020

La Mirada Ovoide

Unos cuadernos encontrados en los archivos de la Fundación Almayr acaban de ser publicados por la propia Fundación y no sabemos si le hacen ningún bien a los estudios del profesor Almayr sobre la Mirada Ovoide, pero los han publicado y nosotros nos encargamos desde aquí de publicar un pequeño extracto de estos textos que reproducimos inmediatamente:
'Todas las mañanas me levanto con una extraña sensación. Desde que volví de aquel viaje al Congreso de Gotemburgo, si no recuerdo mal. Creo que sí. Tengo la sensación de que, cada vez que me despierto por las mañanas, los ojos me dicen cosas. No creo escuchar ninguna voz o sonido que provenga de mis ojos, pero tengo la sensación de que los ojos se comunican conmigo. Ya no es que los ojos, en cuanto órgano, me comuniquen cosas porque me hacen de ventana al mundo, es que además, los propios ojos se convierten en elementos que se comunican conmigo. Creo que mis ojos han comenzado a almacenar algo de la información que van recogiendo y que me la escatiman, se la quedan y me la van dosificando. Se la guardan. A veces, creo estar negociando con mis propios ojos para que me digan cosas que deberían trasladarme al cerebro y que soy consciente de que no me llegan. Mis ojos no quieren decírmelo todo, mis ojos se están guardando parte de la información. Cuando me dirijo a ellos para que dejen de ocultarme las cosas, mis ojos se inventan excusas, se van por las ramas, me proyectan en el cerebro imágenes que no entiendo, de un tiempo que parece ser futuro, de personas que no conozco, de momentos de la historia que no necesito recordar, de libros que están escritos en idiomas que desconozco, con cubos llenos de restos de comida, con personas que inician conversaciones banales sobre asuntos que parecen extraídos de un diálogo de taberna.
Mis ojos se cuentan historias entre ellos. Mis ojos, entre sí, se hablan y se comunican y se hacen entre ellos lo que me hacen a mí. Mi ojo derecho hay días que se niega a funcionar. Según que cosas me las cuenta y se confiesa conmigo. Mi ojo derecho dice que tiene celos el ojo izquierdo. Mi ojo izquierdo es más listo y me adula, no se corta, me hace la pelota, mientras que el derecho se vuelve loco de celos porque aunque el derecho es más cariñoso el izquierdo es más divertido y quieras que no, el ojo izquierdo me llama más la atención.
Mis ojos han comenzado a robarse información. Esta mañana me he encontrado con el ojo izquierdo fuera de lugar y el ojo derecho ocupando su posición. El ojo derecho, pese a estar fuera de sitio, se ha comportado como un ojo normal. Durante unas horas he creído recuperar una visión normal, aunque por un solo ojo. Creo que mi ojo izquierdo ha desaparecido.
Mi ojo izquierdo ha vuelto. Han hablado los dos ojos. Se han puesto de acuerdo. Cuando me duermo, creo que ambos ojos se meten dentro de mi cuerpo y hacen excursiones. Han decidido que mi interior es mejor que lo que se ve fuera. El resto del tiempo todo es normal.
Ya no me rasco los ojos. Tengo miedo de enfadarlos y que todo vuelva a enloquecer.'

lunes, 20 de enero de 2020

Felliniano

O felliniana. Realmente es muy difícil escribir algo en el centenario de Federico Fellini. Algo que no sea un tópico basado en escenas de La Dolce Vita, haber entendido algo de Ocho y Medio, más escenas de Amarcord y todo el compendio de referencias a payasos, circo, infancia, los sueños, los curas caminando, la educación, la música, los grandes galanes, las mujeres, la fuerza de las mujeres, el miedo a las mujeres, la ciudad de Roma, lo que pasa en las ciudades, el caos de las ciudades, el no saber lo que quieres, el contar cosas para expresar que realmente no sabes lo que quieres y no importa porque haces del no saber realmente qué quieres una forma de vida, escuchar a la gente, no escuchar a nadie, importarte mucho todo lo que ocurre a tu alrededor pero pensar que todo lo que ocurre a tu alrededor no va contigo porque hay cosas mucho más importantes que te están ocurriendo a ti y no sabes tampoco muy bien porqué qué son, las vidas de los fracasados que se hacen notar como triunfadores pero que son fracasados y mediocres y personas de mierda que luego son envidiadas por personas aún más fracasadas y mediocres y de mierda que las anteriores, y las monjas paseando sus hábitos cada vez más estrafalarios, cada vez más estrambóticos y cada vez más ridículos y los curas y los cardenales paseando por lugares inverosímiles, cada vez más estrafalarios y cada vez más ridículos hasta llegar al paroxismo final, y las motocicletas y los atascos y las muchedumbres que acuden a lugares a escuchar o a ver a algo o a alguien que no sabemos qué es, y el Cristo aquel volando por la ciudad de Roma, o los payasos, los actores, el cine dentro del cine, personas que creen que con el cine se pueden hacer muchas cosas, y payasos que creen que son más importantes que un payaso y que no saben quizás hasta muy tarde que no se puede ser más importante que un payaso, y la infancia otra vez, y la escuela y la familia y los padres y recordar y no perder la memoria de lo que pasaste y lo que sentiste y lo ridículo que fuiste, lo inocente que fuiste alguna vez, lo grotesco que puede llegar a ser todo si te paras a pensar, una ventolera, un aire fuerte, una lluvia, una playa, tú mismo paseando por la ciudad haciéndote el interesante y que tienes problemas muy interesantes cuando lo que se inmortaliza después es otra cosa, quizás una ciudad entera y de ti ya nadie quiere saber nada porque lo importante era otra cosa, o la cara de descubrimiento del mundo, de querer hacer siempre las cosas bien, de pensar que el mundo entero te toma el pelo y que tú quieres hacerlo bien y convencer a los demás de que las cosas, si se hicieran bien, serían mejores, pero la gente no sabes porqué pero nunca quiere confiar y te acaban haciendo daño, y del papel de la Giulietta Masina y el pasear por la vida de la gente con una pincelada, personajes que no pueden aparecer ya nunca jamás en otras películas y que siempre acabarán conduciéndote a una película suya en la que no entiendes qué está diciendo o de qué va todo ese torrente de imágenes, de personajes, de referencias a cosas, hechos, figuras, colores, formas, que solo las entiende él y que tú ya compartirás toda la vida porque has visto sus películas y le entiendes.
Te acuerdas de las películas de Fellini. Federico Fellini. Pues es eso, un poco lo que hoy celebramos. Acordarnos de las películas de Fellini y contar cosas. Y da igual el orden o que se entienda. Lo importante es contarlas.

viernes, 17 de enero de 2020

Parque no parque

Este tema vuelve a no interesarle a usted. Desde arriba, desde allá arriba de la montaña, vemos y contemplamos la magnificencia de nuestra querida ciudad de Santa Coloma de Gramenet, provincia de Barcelona. Nuestra ciudad que limita con Sant Adrià y con Badalona aunque desde aquí, no, sí, sí que la podemos ver y con nuestros amados vecinos y vecinas de Barcelona. Nuestra ciudad, a nuestros pies, nos descifra o nos anuncia o no sé cómo decirlo, misterios insondables, venas abiertas de Santa Coloma, Santa Coloma descrita por nuestros propios ojos como una ciudad en una ciudad, como el paradigma de la ciudad que lucha y resiste contra el invasor, que encara el futuro con entusiasmo y con un parque y no parque. Parque y no parque. Es el parque de Can Zam, a nuestros pies, que se vislumbra y sorprende, que parece y no lo es. Es el parque de Can Zam que ya está porque ya es lo que tiene que ser, lo necesario ya es suficiente y lo que falta es una molestia porque a nadie le interesa que los gustos, usos y costumbres se modifiquen y que las medidas y lo necesario concluya para que todos y todas podamos tener, ahí mismo, unos pocos de árboles o algo o parque, o algo, o verde o algo o lo que pueda ser si no pedimos tampoco mucho más que nada más que un poco de parque. Un parque que sea parque y que no sea muy no parque, muy un poco de parque bastante hecho. Un parque que no está al punto, que está poco hecho, que algunos ya consideran que está para servir. Punto y aparte.
Y quién habla de parque o no parque. Una vez nos dijo alguien, no nos gustan sobre todo esos que quieren quitar los festivales. El parque que hace peligrar la diversión, una obra peligrosa que nos quita los ingresos, la publicidad, nuestro santo nombre de ciudad de la tal y la nosequé. Este texto a usted no le está interesando nada de nada porque no es, ahora mismo, un tema que, realmente, mueva a nadie a hacer absolutamente nada por un parque no parque, por lo verde, por la emergencia climática que ya la harán otros cambiando las bolsas de basura de contenedor que no sabes ni donde tienes la cara que no reciclas y lo tiras todo al suelo. Por favor un parque aunque no le interese a nadie. Punto y aparte y ya acabamos.
No es cuestión de aburrir nuevamente a las personas de Santa Coloma con un parque no parque, con un tema que ya está zanjado y con unos terrenos que se llenarán de zanjas y a otra cosa porque las necesidades son otras. Y hablando de necesidades, no me hagan palmas.

jueves, 16 de enero de 2020

The Sisters Brothers - Jacques Audiard

¿Tienen hermanos? Si tienen hermanos, no sé si funcionará igual con hermanas o en las relaciones entre hermanas (para eso también está bien Fleabag, por ejemplo), esta película les removerá. Las relaciones entre hermanos. Yo tengo un hermano. Desconozco si esto mismo me pasaría con una hermana o si yo fuera una chica y tuviera una hermana. Y así, preguntándome estas cosas podría pasarme la tarde entera pero no.
The Sisters Brothers está protagonizada por John C. Reilly, al que conocemos de múltiples películas y que siempre acabamos pensando que convierte la película en algo de irlandeses, en algo del siglo XIX, aunque también le vimos en Criaturas Salvajes y ahí era todo muy actual y moderno. También sale en The Sisters Brothers Joaquin Phoenix a quien no hace falta presentar. Y también sale Jake Gyllenhall, espero haberlo escrito bien, a quien conocemos de Boreback Mountain. Y también sale el actor que creo que era el actor de la peli Hotel Budapest. Creo. Posiblemente me equivoque.
La peli es un western y tiene argumento muy de western, pero nos va a importar muy poco que sea un western. La película va de otra cosa. De las relaciones de amistad y las relaciones entre hermanos. La relación de amistad entre dos personas que no tienen relación entre sí pero que acaban compartiendo un destino porque finalmente ambas comparten un ideal. Y por otro lado la relación entre hermanos que están ahí, compartan el mismo destino o no y mucho menos el mismo ideal o no.
Relaciones con personas de diferentes caracteres, modos, maneras, visión de la vida, capacidad para la autodestrucción, la destrucción, la sensibilidad, la amistad, la violencia, lo que es ser hermano de alguien y lo que no es, todo lo que conlleva tener un hermano y compartir con él mucho. Mucho tiempo y mucho todo.
Una película en la que todo avanza como debería avanzar un western de toda la vida. Con sus buenos y sus malos. Y sus malos que quieren ser buenos. Y sus conflictos morales. Y sus malos malos que no saben qué le pasa a los malos buenos que piensan gilipolleces como convertirse en buenos. Y es así como son las cosas.
Una película con trampa porque el nombre juega con la broma y la chanza y aunque la película no es un drama, y no es una comedia, y no es ni siquiera irónica, sino que es otra cosa, con ese título parece que estás esperando siempre algo, la broma, algo de reír.
Y no.
Y ya está bien.
Una peli para verla y luego aconsejarle a tu hermano que la vea. Si no tienen hermanos la pueden ver igual. Pero ya no es lo mismo.

miércoles, 15 de enero de 2020

Todo va bien

Realmente, lo más sencillo es escribir un artículo como este. Pero es igual de sencillo y tópico que salir en la tele diciendo que todo va bien. Dos muertos a raíz de la explosión en la petroquímica de Tarragona. Todos los esfuerzos se concentran en no alarmar a la población, en asegurar que no pasa nada, que todo va bien. No ocurre nunca nada, todo se soluciona sin consecuencias. No hay que crear ninguna situación de alarma injustificada. Que no suenen las sirenas para no alarmar a la población. Hace unas semanas hubo un incendio en una empresa de Montornès del Vallès. Con los vertidos al río Besòs, se acabó con la vida del Río que había costado 30 años o más recuperar. Pero por lo demás, a nosotros, no pasa nada, nunca nos pasa nada.
Quizás es porque ahora tenemos todos muy fresco el tema de Chernobyl y la serie nos ha convertido a todos un poco en expertos en cosas de las que quizás no tenemos ni puñetera idea. Pero me extraña, me inquieta siempre que, después de un desastre como el que sucedió ayer, no haya consecuencias. No ocurra nada. No se toque nada. Porque no se puede tocar nada. Porque toda esa gente que vive a dos pasos del complejo, por mucho que los riesgos existan, salen en televisión asumiendo esos riesgos, poniendo por delante otras cosas, la subsistencia supongo, antes que eso que llamamos riesgo. Riesgo de enfermedades, riesgo de vivir a dos pasos de un complejo que no debe ser ni medio sano, riesgo de que el aire, la vida, no sea normal. Pero no se puede decir, no se ha de decir.
Y asumimos los riesgos. Y nos llenamos la boca hablando de emergencias climáticas, de que nos estamos cargando la vida del planeta y no solo la vida del planeta, que parece que es algo abstracto, nuestra propia vida. Asumimos que debemos vivir con el riesgo de que pete todo, vale, y de que las enfermedades nos corroan.
De que lo que comamos, lo que bebamos, lo que consumimos, nos esté matando.
Pero no pasa nada.Todo va bien. Salen los responsables, salen los técnicos, salen los vecinos y aunque haya quejas, aunque haya inquietud, finalmente el mensaje es que no ha pasado nada.
No se ha liberado ninguna sustancia, ningún gas, todo va bien. Como no tengo ni puta idea puedo decir que seguramente esté equivocado. Pero jamás pasa nada.
Y las caras de resignación de los trabajadores que salen en la tele, lo dicen todo. Ya sabemos que hay riesgos. Ya sabemos que esto puede ocurrir.
Trozos de metal en un campo de fútbol, un vecino al que le ha venido una chapa a mil por hora hacia su edificio.
Y sale el president y dice que ya está todo bien. Y los consellers. Y Comisiones Obreras incide en que los protocolos no se han cumplido. Y son unos mierdas.
Y todo va bien.
Y seguimos para bingo.

martes, 14 de enero de 2020

Erdan Katchourian

Cuando volvía del trabajo, cuando iba también, a Erdan Katchourian le gustaba leer. Su afición a la lectura se cimentaba en largos viajes en metro y ferrocarril que debía hacer por motivos de trabajo. Un día, volviendo de Coney Island y mientras leí un volumen de cuentos de Roxana Ustripalova, tuvo que bajarse del vagón. Estaba leyendo un cuento ambientado en Armenia, durante los años posteriores a la Independencia en el que el personaje principal se tenía que encontrar con uno de los líderes de una milicia local que se negaba a entregar las armas al recién constituido ejército nacional. Ese miliciano se llamaba Erdan Katchourian.
Naturalmente Katchourian sabía que su familia era originaria de Armenia y tenía en su cabeza miles de historias que le habían contado sus padres y sus abuelos sobre su tierra de origen, pero él jamás había vuelto a Armenia. Ni conocía a la autora del libro, una rusa que acababa de ser asesinada hacía pocos meses. La noticia le sorprendió en la televisión y le interesó la escritora, comprando un libro suyo. En ese libro, de esa escritora que desconocía, no había referencia que él reconociera a su familia, a nada que le sonase sobre su propia historia. Aquel personaje, casualmente se llamaba como él. Siguió leyendo el relato y éste concluía con el viaje de Erdan Katchourian, un forajido, un héroe para su pueblo pero perseguido por las nuevas autoridades, a Estados Unidos para escapar de Armenia. Concretamente viajaba a Ohio, a una pequeña ciudad en la que vivía un tío suyo y allí se quedaba a trabajar en una empresa de reparto de comida.
Erdan Katchourian volvió a casa. Miró la fecha de publicación y era relativamente reciente, si las fechas fueran reales, cosa que desconocía, el tal Erdan Katchourian debería estar viviendo en Ohio en ese momento. Buscó en internet información sobre Ustripalova y su libro, e incluso se buscó a si mismo. Había un Katchourian que tenía una empresa de construcción en Baltimore.
Al día siguiente, no llevó ningún libro al trabajo. En su cabeza bullía una idea. Tenía que ir a Ohio a buscar a Erdan Katchourian.
Consultó con su familia, nadie conocía a otro Katchourian y mucho menos a Erdan Katchourian, que no fuera él. Le disuadieron de la idea.
Una noche, en casa, viendo otra vez la televisión y mirando Twitter, vio que una periodista rusa, Marina Novotna había publicado un libro sobre Ustripalova. Sobre su asesinato. En el libro se contaban las claves de la muerte de Katchourian y se apuntaba a que posiblemente había sido víctima de alguna banda mafiosa de origen armenio en connivencia con la propia policía rusa. Erdan Katchourian corrió al día siguiente a buscar el libro de la periodista rusa y lo encontró. Devoró sus páginas hasta que encontró lo que buscaba.
Erdan Katchourian era el líder de las bandas armenias que operaban en la periferia de Moscú y era el que había ordenado hacer desaparecer a Roxana Ustripalova.
A Erdan Katchourian se le paró el corazón.
En el libro, Marina Novotna señalaba que Katchourian había protagonizado uno de los relatos de Ustripalova, donde su figura no era precisamente despreciable, Ustripalova lo dibujó como un héroe. Y sin embargo, había ordenado asesinarla. Al Katchourian que vivía en Rusia, se le había perdido la pista. 
Erdan Katchourian no salía de su asombro. Una noche, viniendo de trabajar desde Newark, escuchó que alguien le llamaba por su nombre, pero en armenio.
Y ya está. 

lunes, 13 de enero de 2020

Posesión infernal

Seguimos en estado de completa y traslúcida felicidad, instalados en una nube que nos hace flotar un imperceptible centímetro por encima del suelo y que se agranda, se convierten en dos insuperables centímetros, cada vez que alguien, ya da igual el signo político que alumbre su comentario, nos indica que no hay motivos para estar tan contento.
Hay que estar contento únicamente por el motivo siguiente: hay quien está enfadado. Ya no triste. El estado de tristeza en política solo nos llega a nosotros cuando nos van mal dadas. A los demás les enfada y se revuelven. Nosotros simplemente entramos en un estado de tristeza indefinible. Pero ahora no. Todavía.
Tenemos mil motivos para estar contentos. Millones de motivos para estar contentos. Todos los días son históricos. Hoy, escuchando las tomas de posesión de los nuevos ministros y ministras de Unidas Podemos supongo que a más de uno se le ha venido el mundo encima cuando han escuchado lo de 'lealtad al rey' y se han despertado de nuevo las sonrisas displicentes que, acostumbrados a fusilar reyes y políticas de derechas a diestro y siniestro, consideran que lo nuestro es definitivamente una nueva traición y un apuntalamiento del régimen. No voy a entrar más en eso.
Solo recomendaré escuchar los discursos de Irene Montero y de Yolanda Díaz en sus respectivos ministerios para que se entienda de dónde se viene y a dónde se quiere ir.
Me parece que no escribir sobre esto en estos días es como no darle la importancia que tiene todo. Tiene una importancia tremenda. Aunque ahora todo sean 'doradas de píldora' hacia un PCE ejemplar que en la Transición blablablabla, lo del 78 no se apuntala ya de ninguna manera. Lo del 78 fue una derrota, por asumir demasiado tarde que las fuerzas eran las que eran y que el país era otro al que esas personas mayores, viejos luchadores, que no conocían el país, quisieron desembarcar.
Hoy, esos cuatro ministros de Unidas Podemos (a Manuel Castells, lo consideraremos un compañero de viaje), simplemente por edad, por generación, representan y conocen el país más que aquellos dirigentes que pensaron una cosa que era otra. Y que cuando se pusieron, ya era tarde.
En fin. El pasado.
El futuro. El presente. Qué nos espera. Nos espera estar muy contentos y trabajar en exteriorizar al máximo esta alegría irrefrenable porque, por primera vez en un país como el nuestro, hemos colado el gol involuntario o perfectamente trabajado, según se mire y creo que de las dos cosas hay, de tener que incluir ministros de otros partidos y más aún de partidos como los nuestros. Útiles y simpáticos cuando no damos un ruido pero ya veremos qué majos somos como se nos ocurra tocar algo y sería una auténtica pena que no lo intentáramos al menos.
Así que eso. Posesión infernal. Los demonios rojos en un Gobierno. Haciendo gala de moderación, buenos modales y mirando con cara de 'tu cara de rabia, me alimenta' a quien nos acusa de menchevismo cuando no hay un bolchevique ni que lo construyas con una impresora virtual.
En fin.
Que el infierno debe ser una cosa muy parecido a lo que nos espera, pero mejor encarar el futuro con la mejor cara de felicidad que tengamos, porque ya nos pondremos tristes cuando nos toque. Pero que nos pongan tristes otros, no nosotros por lo menos durante un tiempo. Que en eso también somos únicos.

sábado, 11 de enero de 2020

Palabras hirientes

La princesa Elena Armentova se encontraba esperando en el salón la llegada de su prometido, el duque Boris Adrianopov y mientras éste llega a la casa para comenzar con los preparativos de la boda, mirando a la ventana, se pudo a rememorar los momentos de su vida en los que se había sentido triste y sola, desamparada, abandonada, sin nadie que la quisiera. Esos momentos habían sido muy escasos, así que al poco comenzó a repasar su vida de una manera más genérica, por matar el tiempo.
Recordó el día en el que conoció al duque Boris Adrianopov. Fue durante la festividad del santo de su padre, cuando se dio una fiesta en la casa de campo en Riazan. Aparecieron todos los amigos de su padre y los familiares también. Su madre, la Gran Duquesa Ana Rodionovna había muerto recientemente y en el ambiente reinaba un ambiente en el que la tristeza pesaba más que la alegría.
La princesa Elena Armentova estaba sentada en un butacón, un poco apartada de la recepción a los invitados, cuando de repente entró el duque Boris Adrianopov, un chico flacucho, con el pelo cortado casi rapado y sin uniforme, con un traje que parecía mas de funcionario que de duque. El duque regresaba por aquellos días de un viaje por Europa, donde se había retirado para recuperarse de una enfermedad que le obligó a visitar lugares cálidos. Visitó Grecia, Italia y el sur de España. Allí vivió durante un año.
Al entrar por la puerta, la princesa dirigió si mirada hacia él. Él tropezó con sus ojos también. Se enamoraron al instante. La princesa Elena era morena y de cabello oscuro. Se presentaron. La princesa Elena le preguntó por su viaje por Europa y el duque le habló con un ardor impropio de su aspecto débil y alicaído. Le contó que aquellas tierras eran maravillosas y todo lo que había aprendido y cómo si pudiera, volvería allí mañana mismo a disfrutar del sol, de la alegría, de la belleza.
- Pero ahora eso ya no podrá ser, Boris Adrianopov, usted es ahora de nuevo parte de este mundo y seguro que lo disfrutará de igual manera, no se preocupe.
El duque Boris Adrianopov entendió en ese momento que la compañía de la princesa Elena sería lo más cerca que podría estar del Sur en toda su vida.

viernes, 10 de enero de 2020

El juego

Fue una de las manifestaciones más multitudinarias que se recuerdan. Medio millón de personas en la calle, la situación era ya insostenible y creíamos tener al Gobierno contra las cuerdas. Habíamos preparado la manifestación durante semanas y estábamos todos excitados pensando que, por fin, íbamos a conseguir lo que demandábamos. Las caras de alegría entre la gente, el sentimiento de comunidad, éramos todos uno, no queríamos que aquel momento acabara nunca. No recuerdo haber escuchado el manifiesto que se leyó, en un momento me paré a hablar con alguien, una amiga de otra ciudad que también había venido a la manifestación. Perdí a mis compañeros. Envié un mensaje para saber dónde estaban y me dirigí hacia el lugar indicado.
Me moví entre la gente que comenzaba a abandonar la manifestación y que comentaba los resultados de la misma. El presidente del Gobierno iba a mandar un mensaje televisado como respuesta a lo que estaba sucediendo. Todos estábamos contentos, nos cruzábamos miradas de complicidad. Todos uno.
Creí estar dirigiéndome hacia donde yo pensaba que estaban mis amigos y me había equivocado. Estaba yendo hacia arriba y me había pasado, tenía que volver sobre mis pasos. Me di la vuelta y de repente me encontré con algo extraño. La gente con la que me cruzaba estaba triste, cansada. Dí por descontado que el presidente había hablado y que en su declaración había dicho que no se iba a mover un milímetro de su posición. Quise encontrarme con mis compañeros lo antes posible para que me comentaran lo que pasaba, extrañamente a mi móvil no llegaba ningún mensaje. En un momento quise salir de la avenida por la que transcurría la manifestación y me metí por una calle primero a la derecha y a la izquierda por un callejón.
Mis pasos se dirigieron sin que yo lo pidiera hacia una taberna que parecía ser el único lugar iluminado en todo aquel callejón oscuro. No se veía el final. Entré y la taberna estaba llena de gente, pero no estaban mis amigos. Quise preguntar al camarero y me indicó que pasase a una sala detrás de una puerta que me indicó, justo al lado de los lavabos, mis amigos estaban allí.
En el bar, toda aquella gente estaba triste. Una televisión en blanco y negro emitía un partido de fútbol donde los jugadores iban muy despacio. Era un partido de los años setenta.
Abrí la puerta que me indicó el camarero y la sala estaba vacía.
Me quedé esperando, sentado en una mesa al lado de algo que en otro tiempo debió ser otra barra de bar. Apareció un señor mayor, con traje de camarero antiguo. Soy imaginativo de nacimiento y me gustó creer que había entrado en algún tipo de situación como la que se daba en El resplandor.
El camarero me dijo algo en alemán.
- Das Spiel ist vorbei.
Pues no, no era la misma situación.

jueves, 9 de enero de 2020

Vermeer de Delft

Con el paso de los años, me fui acostumbrando a tratar con Vermeer. Cuando comenzamos a tener algo más de confianza, me explicó algunos de sus secretos y me confesó una cosa. Le tenía miedo a un color. No me llegó a decir nunca el color. Solíamos pasear juntos al salir de las reuniones del gremio y me contaba anécdotas que le habían pasado mientras ayudaba a su madre en la tasca. Cuando hablaba de aquellos tiempos, detrás de la barra, sirviendo cerveza, hablando con los marinos que habían viajado a América, a Asia, a África, se le iluminaba la cara y me confesaba que le hubiera gustado ser marino. Entonces se quedaba callado. Creo que se imaginaba de marinero. Y tampoco le gustaba.
Vermeer pintaba poco, me decía que no había que pintar tanto. No había que hacer tanto de nada en general. Me gustaba escucharle pero me costó pillarle el punto. Yo era algo mayor que Vermeer y sin embargo me parecía más mayor él. Tenía razonamientos de viejo. Me hacía sentir incómodo. De vez en cuando, en esos paseos que hacíamos al salir del gremio, se decidía a hablar de pintura. Hablaba de la pintura como de algo esotérico, algo oculto, algo que solo podían llevar a cabo algunos privilegiados. Eso fue lo que más me molestó de él al principio, luego le fui pillando el punto. Entendí que quería, como todos los que nos metemos en el mundo del arte, quería que le dorase la píldora, que le afirmase en su condición de artista, que le diera la razón, un poco solo. Cuando lo hice, su actitud hacia mí cambió y nos conseguimos hacer buenos amigos.
Un día, estuvo a punto de decirme el color al que le tenía miedo. Me contó un sueño.
- Sueño, me decía, que alguien me está pintando a mí. Que alguien me pinta sin que yo esté presente. Que alguien me dibuja, que alguien sabe de mí y que quiere recordarme llevándome a un lienzo. Que alguien me está pintando sin que yo lo sepa. Y que lo está haciendo con los ojos cerrados, porque no necesita verme para pintarme. No necesita que esté ahí. Como cuando yo me imagino que soy marino y que estoy surcando las Indias. Me está pintando y entonces me giro y soy yo, pero no soy yo, soy como una caricatura de mí mismo. Y me estoy pintando. Y veo el color.
Y me da pena. Porque no sabe que soy yo.

miércoles, 8 de enero de 2020

Los libros de 2019

Un tocho. Eso es. Un tocho. Si el año pasado consideramos lamentable haber alcanzado la paupérrima cifra de once libros en todo un año, en esta ocasión debo mostrarme ante vosotros como un tocho. Un tocho que, sin excusa ni pretexto, ha sido incapaz de leer más de dos libros y si coloco tres libros en la lista es porque me quiero hacer trampas y considero que el tercer libro, al haberme quedado medio medio a final de año, es que me da vergüenza hasta cometer semejante vileza, joder. Tres libros. Dos y medio para ser exactos. ¿Quién tiene la culpa de todo esto? El internet y las películas y las series y la cervecita y que ahora me da palo y otra serie que me han dicho que es muy buena y a ver si la veo y la empiezo a ver y no la acabo y esa película que la puedo ver desde el sofá y sí, puede que también algo de trabajo, pero que no, que no hay excusa ni pretexto, que el Netflix, que ahora el HBO, que si ahora puedo poner esto y lo otro, que no hay excusa. Dos libros y medio. Para mayor vergüenza y oprobio, podría hablar de un solo libro leído, uno solo, porque los otros dos o libro y medio los leí en el Hospital. Un solo libro en todo un año. Yo. Yo que miro por encima del hombro a quien no conoce a Zweig, quien no tiene a Simenon como un amigo suyo, que se cree que es el mismo Borges redivivo, que va regalando libros porque se cree que los libros le definen a uno como persona y se cree que va regalando sabiduría. Una puta mierda. Un libro. Dos y medio en todo el año. Vergüenza y calamidad. La fascinante misión de emular los 50 libros al año que en su día propusiera La Página Definitiva y que he intentado cumplir con más o menos acierto y dedicación todos estos años, hecha trizas. Ya el año pasado fue una advertencia. Ya el año pasado le vi las orejas al lobo. No pasará, pensé, No pasará, me propuse. Ha pasado. El año pasado hablamos de fracaso. Una mierda para mí.

1. Stefan Zweig - María Antonieta. Claro, puede sonar a excusa. Es que este libro era muy denso. Y lo era. Una biografía de María Antonieta por el siempre fascinante Zweig. La vida de esta reina que pasó de entender que ser reina era pasar de todo y que todo le resbalara a entender que ser reina le iba a costar la cabeza. Zweig nos hace un retrato de este personaje pero también de una época, de una manera de entender la vida noble y privilegiada, así como de las intrigas y de la política que, en ocasiones, urden revoluciones que a nosotros nos pueden parecer necesarias para que el género humano avance y progrese y que quizás no son sino juegos entre persona sin escrúpulos que mueven engranajes y vidas y todo solo por conseguir llevar una corona en la cabeza durante unos años. El libro es muy bueno, y Zweig hace todo lo posible por no cargar las tintas contra la figura de la reina, aunque no puede indultarla ni considerarla inocente. Nos habla de una leyenda sobre la reina que no era cierta, de su frivolidad y de su tontuna, pero la descarga de culpa como reina cruel. Simplemente era una pija, una pija que pensaba que las cosas eran así y así iban a ser siempre sin que ella tuviera la menor responsabilidad en absolutamente nada. Y no. Algo se estaba tramando y algo pasaba y ella no lo veía. Ni tampoco lo veía el Rey Luis XVI, que más simple y más ceporro no podía ser el hombre. Y pasaba. Los hermanos del rey, las hermanas del rey, etc. Y la otra viviendo en Babia. Cuando quiere reaccionar, porque ya ha visto que la cosa se le pone torcida, no tiene con qué. Y finalmente, se convierte en una muerta en vida que espera a que se la cepillen como un símbolo, como algo con que reafirmar un poder. Incluso sus teóricos amigos, familiares, aliados, juegan con su vida con las mismas intenciones. Un libro donde Zweig vuelve a poner de manifiesto que lo que a él le va es la tranquilidad, el buen rollo y la buena onda y que huía de los aceleraditos, los patriotas y la peña intensa. Y en ese libro he echado por lo menos tres meses. Una vergüenza.

2. León Trotsky - La Revolución Permanente. Ya comentado, este libro nos demuestra que, la verdad, si todavía hay gente que confía en la peña llamada de izquierdas, muy de izquierdas, comunista, socialista, como sea, es que el mundo está tan mal que ni decepcionando mil veces, la gente se echa atrás. En este libro, Trotsky, ya a punto de salir de la URSS o saliendo de la URSS, recopila una serie de escritos para explicar qué es su teoría de la revolución permanente, cosa que consigue con claridad en las páginas finales ya que el libro, que no es muy extenso pero que fácil tampoco lo pone, y contradecir así a otros líderes soviéticos como Radek o Bujarin que casualmente también terminarán doblando el gorro por obra y gracia de Stalin. Reproches, apuntes sobre el dogma, interpretaciones de Marx, interpretaciones sobre Lenin, yo lo entendí mejor que vosotros, etc., en un libro que te enseña que, avanzar avanzar, no hemos avanzado mucho. Bueno, al menos no nos fusilamos entre nosotros y hacemos coñas.

3. Maruja Torres - Mujer en guerra.  Este libro lo comencé a final de año y lo terminé como quien dice ayer. Creo que me lo dejó el Josep Ramón Aragó, aunque a la gente le he dicho que lo tenía mi madre en casa y no es verdad. Es verdad que lo tiene mi madre en casa y eso, pero no me lo pillé de ahí. Maruja Torres es una periodista legendaria. Sigue haciendo entrevistas y opinando sobre lo que pasa y ocurre. Periodista que trabajó en El País muchos años y que uno tiene en la cabeza como representante de una época en la que me parecía a mí que 'todo el mundo era socialista'. Socialista del PSOE y todo era cantar y contar las bondades de un tiempo y una gente que, claro, se diferenciaba de la época anterior, oscura y terrible, por lo que en aquellos años 80 de mi infancia y 90 de mi tal, todo era mal y peor. Ahora no es mejor. No soy mejor. El libro cuenta su vida en primera persona, así que es una autobiografía. En ella nos cuenta como comienza a trabajar, quién es ella, de dónde viene, porqué le dio por escribir. Cosa curiosa, en la tapa nos dicen que nos contará su vida junto a personajes como Joan Manuel Serrat y Serrat sale en el libro quizás una vez. También nos cuenta cómo ve la profesión a lo largo de los años, ella se queda en los noventa. La profesión de periodista que ella cuenta es la que yo tenía en la cabeza que yo quería vivir cuando era chaval. Yo quería ser periodista para eso. Pero no sabía que no servía. Leer ese libro ahora me sirve, como siempre, para saber que no valía para eso. Para ir, preguntar, quizás sí para escribir pajaradas, pero no para ser como Maruja Torres. Cuestión de carácter. Yo no lo tengo. Sea como sea el libro es entretenido, tiene momentos divertidos, interesantes, reflexiones sobre la profesión, reflejo de un personaje de un tiempo y de un lugar que se suele decir. Por terminar de alguna manera, decir que yo en el insti tenía una amiga, la Marga, que siempre asocié con la Maruja Torres, el pelo rizado, el carácter, se parecía no sé. Viendo fotos ahora de Maruja Torres la verdad es que no sé de dónde saqué yo el parecido. Sin embargo, cada vez que veía la foto en la portada, pensaba, mira, la Marga. En fin. Este es el nivel.   

martes, 7 de enero de 2020

Adelante!

Es posible que este nuevo Gobierno no lleve a cabo la prometida revolución, como ya hemos dicho muchas veces. Es más que probable que este Gobierno lo que no haga será 'apuntalar' o servir para blanquear el régimen del 78. Quizás no estaba quedando claro durante la campaña electoral, pero los debates de la investidura y todo lo que ha ido sucediendo alrededor de las negociaciones para alcanzar un acuerdo han puesto de manifiesto que, lo que viene, lo que ya está, no es proteger un régimen pasado, es protegernos del pasado o del pasado futuro o del futuro pasado. La nunca bien ponderada 'nostalgia del porvenir' de los neofascistas. Lo que nos viene encima significa encarar el futuro, ahora como parte de un Gobierno, con valentía.
De lo que se trataría ahora es de no olvidar, como hemos dicho muchas veces y como no deberíamos olvidar nunca, de dónde venimos y porqué estamos aquí. Si de lo que se trata es de combatir al monstruo que ya no enseña las orejas, sino que va a ir con todo, lo que debemos hacer es demostrar que es con políticas efectivas como se transforma la sociedad y como se combate al fascismo, al neofascismo, o como se quiera denominar lo que viene.
De poco sirve citar a Lorca, llevar camisetas guapas, hablar de Azaña, ser fan de Dolores Ibárrruri, tener la República todo el día en la boca, si a la hora de la verdad no somos capaces de hacer, al menos, algo, un poco, que ya va a ser mucho, de lo que se espera que seamos nosotros.
Si somos nosotros, un poco de nosotros, si no nos achantamos y somos capaces de sacar adelante propuestas de carácter social, de revertir algo del todo el daño que se nos ha hecho, habremos triunfado más de lo que pensábamos.
Apuntalar el régimen del 78. Parte del Sistema. Partidos del régimen. El régimen está muerto. Pero no desaparece. Hay ahí otro régimen que está por venir y hará que el régimen del 78 nos parezca la casa de la pradera. ¿No les habéis escuchado? Vivas a la policía, a la Guardia Civil, cosas que no hemos podido escuchar pero que dan cuenta de a dónde vamos. Escucho decir que 'ahora los equidistantes van a poder comprobar lo que se ha vivido en Catalunya'. Podría haberlo dicho alguien de Ciudadanos y no, lo ha dicho quien se cree que aquí se está o se ha estado construyendo algo revolucionario. Revolucionario de izquierdas.
Porque sabemos cómo se ha manejado la política, los sentimientos, los términos, las voces, las masas, estamos especialmente acojonados con lo que se está formando ahora. Acojonados. No está bien decir eso. Nadie se acojona porque todos somos muy valientes.
Valiente es la compañera Aina Vidal, no yo.
Estos cuatro años que nos vienen encima, efectivamente, no van a servir para hacer todo eso que decimos que vamos a hacer cuando estamos en las plazas y se nos calienta el morro. Lo que si que vamos a tener es, estoy seguro, la voluntad política de que todo esto que está pasando hoy, no va a ser en balde. No será en vano.
Nos esperan años de una ofensiva de la derecha más salvaje. De todas las derechas. Hoy, escuchando el debate de investidura, las intervenciones, sobrevolaba la definición del 'mal español'. Había algo peor que ser comunista para Franco, era ser mal español. Como mal catalán. Y a eso estamos jugando otra vez.
Nos lo vamos a pasar bien. Intentando sacar adelante alguna que otra ley que intente cambiar alguna porción de todo el pastel de mierda en el que vivimos y bregando contra quienes nos llaman traidores por diversos motivos, quienes nos llaman sistema, quienes nos fusilarían al amanecer, quienes piensan que quizás estamos yendo demasiado lejos y que hay que ser más responsable.
Hoy, escuchando los minutos previos al debate, han dicho que Pablo Iglesias ha respondido a un tweet de YofuiaEGB sobre chapas, diciendo que la chapa de Cinzano era la mejor. Justo antes de un debate. Le han criticado porque todo un vicepresidente no puede...
Y ahí es donde tenemos que darle. No hay nada que proteger, no hay que olvidar quienes somos. Como decía La Polla Records, si esto es vivir en serio, preferimos hacer el indio.
Hoy es un día grande. Voy escribiendo sin hilo, pero esta vez sin ningún tipo de hilo. Un día, como ha dicho algún compañero, para acordarse de toda esa cantidad de gente que ha luchado y bregado y perdido horas y vidas enteras para llegar a algo parecido a tener la oportunidad de intentarlo. Comunistas en el Gobierno de España. Nos íbamos a morir sin verlo, sin al menos intentarlo.
Y no va a ser fácil y va a ser más amargo que feliz. Pero mientras tengamos a alguien capaz de acordarse de las chapas de Cinzano en un momento en el que muchos se dejan la garganta gritando Viva el Rey y soñando con montañas nevadas, me quedo más tranquilo.
Y que lo veamos todos y que nos riamos mucho, porque como decía Tijuana in Blue, si hay algo que les jode es vernos bien contentos revolcaos en el desmadre.
Adelante!

lunes, 6 de enero de 2020

Filtro Belleza para la Cabalgata de Santa Coloma

La noche de ayer y todo lo que nos queda de día significan los últimos momentos para aplicar el Filtro Belleza a nuestras vidas que significan las llamadas fiestas navideñas. Durante unos días, aplicamos el Filtro Belleza a todo lo que nos rodea, somos más buena gente, nos alegramos de cosas que nos importan poco, sentimos cerca a quien siempre está lejos, visitamos centros comerciales con la ilusión de que alguien, en algún punto del universo, estará visitando también un centro comercial pensando en nosotros. Brindamos con cava vigilando que sea un cava bueno por una vez, seleccionamos el vino más medianamente caro que nos podamos permitir para acompañar comidas que hacemos este año y repetiremos el siguiente.
Visitamos la Cabalgata con la esperanza de que sea eterna, que dure siempre, que estos días en lo que todo es bueno y parecemos mejores, no acaben. Que esa cara de ilusión y nervios de esa niña que lleva una hora y media esperando a que llegue la Cabalgata y que se ilusiona incluso viendo pasar el M-30, sea la misma cara con la que afronte la vida siempre. Esperanza en el porvenir.
La Cabalgata de Santa Coloma, por desgracia, no es eterna. Se prolonga en el tiempo y en el espacio pero tiene un fin. Parece interminable pero es corta. Porque uno siempre espera más, se imagina una cabalgata sin cuento, una sucesión de carrozas, con entidades, con personas, con títulos individuales, con colectivos y lo que tiene es otra cosa, que no es peor, es diferente, porque todavía es día 6 y es el día de Reyes y el Filtro Belleza todavía me hace ver las cosas y mejor.
Más y más joven, más y más tersa, más y más brillante, la noche de Reyes es cada vez más un evento colomense en el que hay que estar y en el que hay que ser. Un evento que podemos dividir y así lo hago yo en dos partes. Una primera parte con luz y otra sin luz, pero las dos iguales de intensas y vivas. Una primera parte en la que las medusas y los peces brillan de manera fulgurante, en la que las ranas, magníficas, relucen e impactan a grandes y pequeños y pequeñas, una primera parte en la que todavía funciona el número de repicar los tambores o el gigantesco tambor. Una primera parte en la que los carboneros están eufóricos y en la que los Reyes Magos y sus pajes reparten caramelos con ese aire displicente que da el cargo. Solo Baltasar se pone de pie, tanto en la primera parte con luz como en la segunda parte llegando a la meta, y saluda y parece realmente contento. Es un Rey al que no le hace falta aplicar el filtro belleza, porque está ahí arriba y tiene tanta ilusión como cualquiera de nosotros.
Sí, todos tenemos ilusiones. Todos aspiramos llegar a más, todos tenemos en nuestra cabeza un puesto, un lugar, un algo que creemos merecer y si no es así, no nos podemos sustraer a la ilusión de aplicar un filtro belleza a nuestras vidas para que sea, al final, lo que queremos. Y hacemos lo que hacemos.
¿Participó la alcaldesa en la cabalgata como paje? No la vi ni en la primera ni en la segunda parte. Quizás no me di cuenta y quizás sea esa mi mayor virtud. No hacer caso.
En esa primera parte, a la altura del Sporting, los caramelos que se recogen son escasos. En un primer intento me hago daño en la espalda y ya me resiento. Pero aplico igualmente el filtro belleza para encarar la sesión como se merece y me centro así en los caramelos de mucha proximidad. Que son pocos. Muchos caramelos se me escapan porque al agacharme tan lentamente y renqueando, otros miembros de nuestra sociedad me los arrebatan sin compasión. Y así tiene que ser y así, los elementos más débiles de la sociedad, nos vamos buscando la vida.
Viendo la cabalgata, los abuelos que no tienen pinta de ser abuelos se quejan de que no pueden coger caramelos porque cómo está la vida. Los abuelos y abuelas con pinta de ser abuelos y abuelas, ya avezados en el ritual, lo tienen todo por la mano y no necesitan la victimización constante.
En esa primera parte, con luz, todo parece rutilante y aunque las carrozas de los Reyes parecen churrerías ambulantes, uno hace ojos ciegos y aplica el filtro belleza y aunque el frío húmedo se te cuele por los pies, haces que todo sea lindo, brillante, resplandeciente, sin arrugas y para delante, compañeros.
La segunda parte de la cabalgata, que es la misma cabalgata pero llegando al tramo final, desde la acera de enfrente del bazar Fortuna en la Avinguda Generalitat, el gentío se prepara para ver una cabalgata que nunca llega.
Ya hemos visto que este año, como los anteriores, Yolanda Valero ha decidido convertirse en un ángel de a pie y así no eclipsar con su propio filtro belleza particular la belleza de la cabalgata.
Una segunda parte ya sin brillo, sin gente aporreando los tambores, sin esas luces primigenias, pero aún así, cabalgata al fin y al cabo. Mientras pasa el rey Baltasar, alguien le acerca una carta. Son esas pequeñas cosas que te hacen seguir confiando, pensando que, quizás, esta noche, los Reyes pasen realmente por tu casa y hagan lo posible por mantener ese Filtro Belleza durante el tiempo que se pueda. Justo en ese tramo de la cabalgata alguien nos anuncia por el móvil que una compañera está jodida y nos da un así como un crujido así en algo que tenemos dentro. Pero sabemos que la compañera lo va a luchar como lo lucha todo. Con alegría, pero sin desfallecer.
Al final, el resto del año no es más que prolongar los filtros para que cuando llegue la Cabalgata siguiente, su brillo y fulgor, no nos pille desprevenidos.
No entretengo más, a vestirse y a disfrutar del día.

viernes, 3 de enero de 2020

La última barrera contra el desastre

Vamos a lo que vamos. Si uno ve esta foto dice, vaya, ya nos estamos creyendo que somos los Kennedy o algo así, pero si uno ve esta foto puede decir, menudo golazo. Un golazo imprevisto, cuando nadie daba ya un duro por nosotros y que, gracias a la estrategia suicida de unos y al empecinamiento de los nuestros en creer que se podía y que no había que ceder. Sea como sea, se ha llegado a un acuerdo de gobierno, un Gobierno que, después de la decisión de ERC de abstenerse, parece que va a ser evidente y contra el que, como siempre, se levantan las voces de los que auguran desastres, cataclismos, ruina y lo más importante: la decepción.
Es evidente que un pacto de Gobierno con el PSOE como fuerza dominante no es el primer paso hacia ninguna República socialista. Es evidente que el acuerdo no es el máximo que se pudiera soñar en la mente de los revolucionarios más dignos y santos. Es evidente todo. Es tan evidente que da hasta pereza reconocerlo. Pero el mero hecho de estar ahí, de que se haya forzado la situación de tal manera para que, por primera vez, POR PRIMERA VEZ, ministros a la izquierda del PSOE estén ahí, teniendo algo que hacer y que decir, creo que merece al menos, una alegría sincera y clara por parte de quienes somos, o creemos ser, algo de izquierdas.
Ayer, a bote pronto, se me ocurrió lo siguiente, como fórmula para contrarrestar el argumento de que esto no va a valer para nada y que va a ser un fracaso de antemano, pienso lo siguiente. Creo que en un momento en el que van a venir ostias como panes a nivel de macroeconomía, con otra crisis a las puertas, con el ascenso de la ultraderecha como única alternativa posible, con una izquierda europea y mundial en claro retroceso y desconcierto, con los identitarismos como única vía de expresión política posible para cada vez más gente, con la ruptura por la derecha como expresión del descontento, creo que ante todo eso, al menos ponerse delante por una vez, intentarlo, como hicieron los compañeros de Syriza en Grecia, ponerse al frente, manejar la situación y servir de escudo ante lo que viene encima, es ahora mismo lo más valiente. Lo más valiente y lo único que nos queda. Nos queda una legislatura para probarlo, para intentarlo al menos.
Sé que es mucho más digno autoconvencerse de que no va a servir de nada y que lo mejor es asegurar la movilización y la lucha y poner fin al régimen del 78 y todo eso, naturalmente. Eso lo sabe cualquiera. Eso es de cajón. Pero por el momento, por algo llamado correlación de fuerzas, tenemos lo que tenemos y se hará lo que se pueda. Y esperemos que lo que se deba.
Pongamos por ejemplo el caso de que, como pasó en tiempos de Zapatero, se tengan que tomar medidas como la reforma del artículo 135 de la Constitución el PSOE se encuentra solito y únicamente con el PP como interlocutor. Se aplica y sanseacabó. En cambio, esperemos que con la presencia de los compañeros y compañeras en el Consejo de Ministros, las alternativas sean  más imaginativas. Y más valientes. Seguro que lo serán.
Cosas que está forzando este cambio de escenario, inédito en Europa: el desmontaje, al menos aparente, del tema del Procés. Ese bloque independentista que parecía y solo parecía inamovible y compacto, se empieza a romper. La decisión de los compañeros y compañeras de ERC de concertar una abstención que daría mayoría al acuerdo de gobierno, contraviene la decisión de sus antiguos compañeros y compañeras de misión histórica de no apoyar esto porque PONGA AQUÍ SUS MOTIVOS. Está claro que un acuerdo que podríamos llamar de progreso, un poco socialdemócrata al menos, no puede ser apoyado por JXC, porque la derecha neoliberal y esencialista es lo que tiene. Y también está claro que la CUP no puede apoyarlo. PONGA AQUÍ SUS MOTIVOS. Ellos ya avisaron de que venían a no hacer nada y nada se debe esperar de ellos.
El asunto es que, ay, se abre la puerta en un futuro, ay, para un posible nuevo tripartito en Catalunya. En el hipotético caso, cuento de hadas, de que JXC, la Convergència de toda la vida, decida convocar elecciones, es más que probable que ERC sea la primera fuerza. Y eso podría abrir la puerta a nuevas combinaciones. Es posible que un tripartito ERC, PSC y Comuns, nosotros, pudiera ser viable. Pero ese acuerdo tendría que superar una fuego completo que sería incluso superior al que vamos a ser sometidos a nivel nacional. O no, quizás el mismo.
Los últimos tiempos en Catalunya han servido para levantar algunas caretas y demostrar dónde está realmente eso que llamábamos y conocíamos como Procés. La derecha. Una ruptura, es cierto, pero una ruptura de derechas, neoliberal y esencialista. Los catalanes y quiénes son catalanes, la pureza y sobre todo y por encima de todas las cosas, a quién le suben los impuestos, pusieron encima de la mesa de qué iba todo esto. Ruptura, es posible, pero una ruptura que no es de izquierdas. Quizás ERC ha querido escapar de esta Polonización del país. Esperemos que sea así y que sirva para romper con la dinámica que ha llevado a este país a crear monstruos como los que viven en Twitter, el tietismo, el melindrismo, Ciudadanos y el hermano peligroso: VOX.
¿Qué nos queda pues? Alegrarnos. Alegrarnos porque si no es con alegría esto va a ser muy difícil de llevar y alegrarnos porque son precisamente nuestros enemigos los que nos dan más ganas de que esto salga bien. O que medio salga, que al menos sirva para demostrar que estando ahí alguna cosa puede cambiar.
Alegrarnos porque, por primera vez en la vida, en mi vida, voy a poder llamar compañeros y compañeras a ministros y ministras cuando hace diez años íbamos a ser borrados del nosequé de la historia.
Alegrarnos porque es la última oportunidad de hacer frente a un desastre contra el que no tenemos más alternativas reales que poner la cara y bajar la pelota al suelo, jugar, hablar y construir esa alternativa con un boli y una goma de pollo.
Como siempre.

jueves, 2 de enero de 2020

La Séptima Planta de Can Ruti

El ascensor de la planta séptima de Can Ruti se cierra, o amaga con cerrarse, tres veces antes de cerrarse definitivamente. Es algo que solo sabemos los iniciados, los que ya llevábamos un tiempo en ese ascensor subiendo y bajando. 'Si sabemos que esto es así, es porque la cosa no va bien'. Si conocemos los entresijos del funcionamiento del ascensor, cuál es la máquina que da tarjetas de televisión y de wifi, dónde están las máquinas que venden sandwiches y los nombres de los y de las auxiliares y de las enfermeras, es porque es mal. Es porque la cosa va mal.
El pasado 17 de diciembre nos dejó mi padre después de un mes en Can Ruti. Después de que nos dejara, nos acordamos de amigos, familiares, personas que le acompañaron en alguna de las múltiples facetas que recorrió a lo largo de unos años de una vida sencilla pero siempre diferente. Ya hemos dado muchas veces las gracias a todos sus amigos y amigas que estuvieron con él todos, absolutamente todos los días, visitándole y animándole. Y no se las dejaremos de dar nunca.
Pero, acordarme y dejar constancia del inmenso papel de quienes lo cuidaron durante los dos últimos años y medio, cada vez que tuvo que necesitar de ello, eso no me había salido hasta hoy.
Desde el 11 de abril de 2017 hasta el 17 de diciembre de 2019. Antes incluso, cuando se puso malo y necesitó tratamientos para arreglarle el tema de la hipófisis. Pero sobre todo desde ese 11 de abril cuando hubo que llevarlo de Vilches a Jaén y pasó casi dos meses allí. Cuando el 10 de marzo de este año hubo que llevarlo primero al Esperit Sant y de ahí a Can Ruti otra vez y de ahí al Sociosanitari de Torribera. Y cuando después de la operación del pasado 18 de noviembre hasta el 17 de diciembre en el que ya no pudo más.
Todos esos días, todas esas noches, en la UCI, en las plantas diversas, en las habitaciones individuales o en las compartidas, siempre estuvo atendido con cariño y con agrado por parte del personal que estuvo a su cuidado. Un personal en el que mi hermano, mi madre y yo, confiábamos en todo momento porque sabíamos que lo que se estaba haciendo era lo que se tenía que hacer.
Y no recuerdo todos los nombres de todas las personas que le estuvieron cuidando. Pero quiero acordarme y me acordaré siempre del personal de la UCI de Can Ruti, que lo sujetaban cuando era incontrolable, que le animaban todos los días, que le aguantaban los arranques cuando se quería pirar, que lo mimaban y le pusieron en orden cuando se encontró malo pero malo malo malo. Las chicas y los chicos que trabajan en la UCI, los que trabajan en la planta, los que se dedican a esa profesión que llamamos en plan genérico 'enfermeros', son dioses y diosas. Son personas que no tienen un mal día, que no tienen mañanas o noches, que están para cuidar, atender, dar solución, momentánea o definitiva, a lo que las personas enfermas y sobre todo, a lo que las personas que acompañan, que no solemos tener ni puta idea y que creemos saberlo todo, les solicitamos.
Me quiero acordar mucho de las auxiliares y enfermeras que durante el último mes, más o menos, estuvieron al tanto de que mi padre no sufriera, que estuviera tranquilo, que lo colocaron, lo changarrearon, lo cambiaron, estuvieron al tanto de que no lo pasara mal hasta el mismo final. Quiero recordar los dos o tres nombres que me vienen a la cabeza y no me acuerdo de las demás. Claudia, la chica joven que le daba palmadas de aprobación siempre de buen humor; la chica africana alta que lo levantaba para arriba y que cuando tenía a mi padre cogido, éste nos miraba como diciendo 'estás viendo'; Corina, que más seria, pero no menos eficiente, siempre estaba ahí; el Rubén que siempre tenía una palabra amable para mi madre; la chica bajita de los brazos tatuados; la Geordina o Jordina, de pelo rojo, siempre también dispuesta; el chico de la coleta y la perillaca. También pasó por allí la Pili Morillas, que no sé si nos reconoció o no nos reconoció.
Muchas gracias a todos ellos y a todas ellas por todo. Gracias también a los doctores y médicos que fueron sinceros con nosotros cuando había que serlo y no jugaron con nuestras esperanzas. A quienes nos hablaron con franqueza cuando era necesario.
A todos y todas quienes empezaron llamándole Francisco y acabaron llamándole Paquito o Moli.
Lo normal sería subir un día, que subiremos, y llevar el clásico regalo, caja de bombones, detallito, que muestra el agradecimiento formal a todo el personal que estuvo ahí y que lo intentó hasta el final.
Pero a mí me sale mejor hacer esto y dar las gracias y reconocer el increíble trabajo que hacen con todos nosotros.