viernes, 29 de abril de 2016

Los del túnel #4 y final

Me quedo sin batería y tengo que contar rápido lo que ocurrió. Aquella gente estaba desnuda, el que parecía el jefe de todo aquello, el cantante, hizo una señal al pianista para que dejara de tocar y le permitió que también se desnudara. Todos hablaban con todos y alguno me miraba. Noté que me había crecido una parte de mi cuerpo. No sé qué me había pasado pero se me había puesto un culo como una plaza de toros. Se me hincharon los glúteos, por decirlo en un lenguaje técnico. O no. Es igual. Tengo que ir deprisa porque me he pasado de la raya contando cosas y ahora me voy a quedar sin batería y esto... bueno. El caso es que hubo uno que quiso hablar conmigo, una persona que conocía de haber coincidido en algunos sitios y que habitualmente me miraba pero no me decía nada y era una persona que era amiga de una gente con la que yo no hablaba porque no me gustaba hablar con ellos, pero aquel era como una especie de persona puente, de las que a través de él puedes hablar con otros. No sé. Vino, me habló y me dijo algo sobre Keiran. Tenía los labios hinchadísimos y apenas le entendía. Creí entender que en aquel lugar todos eran Keiran, que eran de los Keiran descalzos y que Keiran les había llamado y que en aquel mundo podían mostrarse con total plenitud, en libertad, haciendo lo que más les gustaba, sin miedo a que les juzgara nadie, abiertamente. De un salto, bajó a la vía y me dijo '¿ves?, aquí podemos bajar al andén sin miedo a...'.
Y entonces, un metro apareció a toda velocidad por el túnel. Estaban todos allí abajo, yo no sé cómo ni de qué manera habían bajado todos a la vía y solo yo me he quedado aquí arriba, en el andén. El metro pasó tan deprisa y sin conductor, claro, que no frenó. Se llevó por delante a todo el mundo. Lo que ven mis ojos ahora mismo es un disparate de miembros amputados, brazos, cabezas machacadas.
Es que a mí me parecía muy raro que no pasara ningún metro por allí, la verdad, pero ellos, que eran los que vivían aquí abajo ¿no lo sabían? No sé, igual lo tenían todo planeado y aquel que cantaba lo de la golondrina del aire lo sabía todo y había programado una suerte de suicidio colectivo. Toda aquella gente era bastante rara, pero no parecía que estuvieran allí para matarse. Aquel que cantaba sabía algo que los demás no sabían.
Me entretengo contando estas cosas, pero en realidad lo que quisiera es lanzar una llamada de socorro, porque ya digo que me estoy quedando sin batería y aquí los cadáveres empiezan a oler bastante mal. No sé en qué parada estoy, no tiene letrero ni nada, pero estoy en Santa Coloma seguro, porque estoy delante justo de un plafón con unas jornadas gastronómicas y... son aquí. Así que aquí estoy.
Por favor, si alguien lee esto, que baje rápido. Que estoy empezando a oir un piano de fondo. De repente el culo se me ha deshinchado. Empieza a oler muy mal.
Y si no viene nadie, me tiro a la vía yo también. Que igual estoy rompiendo algún rollo cósmico habiéndome quedado aquí.

jueves, 28 de abril de 2016

Los del túnel #3

Soy una persona bastante torpe. En lo físico y en lo intelectual. Con muy poca agilidad. Parece que, por mi planta y mi garbo, vaya a ser yo un gamo, pero no. Así que cuando mi amigo me hizo entrar dentro del túnel para ir a buscar a alguien que quería conocerme, creo que me tropecé nada más salir de su boca las palabras 'sígueme'. Quería conocerme alguien. Antes de eso, mi amigo hizo lo sigiuente. Su dedo índice, lo pasó por encima de la pintada que ponía Keiran, como si lo estuviera reescribiendo. Keiran. Cuando acabó, me pasó el dedo por la frente. Supongo que tendría algún significado místico o algo así, pero en cuanto iniciamos el camino, me tropecé con un cable. No lo ví, o lo ví mal, y caí. Luego me caí otras dos o tres veces más. Ese no es el tema ahora.
Estamos hablando de que dentro del metro hay alguien. Dentro de los túneles del metro hay gente. Mi amigo es uno de ellos y va descalzo. Me estaba guiando por entre diversos túneles, atravesando estaciones abandonadas, subiendo y bajando por escaleras mecánicas que no conducían a otras líneas, a un exterior luminoso, a ninguna parte. Yo creo que me estaba intentando despistar. Al cabo de un rato, ví que estábamos pasando por el mismo túnel por el que habíamos pasado unas horas antes. Una de las pintadas, que yo recordé entonces pero no ahora, le delató.
Seguíamos caminando y no recuerdo que nos cruzáramos con ningún convoy, ningún metro vino por el túnel jamás. Mi amigo tampoco habló mucho. Es de natural locuaz, pero parecía no decía nada. Me extrañaba lo de que fuera descalzo, creo que se lo pregunté, pero no me dijo nada. Me extrañó, porque tenía entendido que el suelo del metro está plagado de cosas eléctricas que pueden hacer daño... y eso de ir descalzo lo veía raro. Provocador. No conseguí que me respondiera.
Finalmente, empecé a escuchar de fondo el sonido de un piano. Un piano que tocaba viejas canciones copleras. En un principio creí que era parte del hilo musical de alguna estación, que se colaba por entre los túneles. Pero no. Porque avanzando, llegamos a una estación abandonada, aunque completamente nueva. Parecía que habíamos llegado a una estación que debía ser inaugurada en poco tiempo, pero esa parada seguía estando aquí, en Santa Coloma. Lo sé.
Del túnel pasamos a la claridad y en la parada había una gran cantidad de gente. Todos iban descalzos. Fue en lo primero que me fijé. Un pianista tocaba un piano. Un piano que no era un piano de esos de orquesta, un piano bonito, era un piano eléctrico, pero daba igual, sonaba muy bien. La canción que tocaba, la conocía yo bastante, porque en su versión cantada ponía la voz un tocayo. Cuando una canción me gusta, tiendo a sentirme a gusto en los sitios en los que suena. Estoy escribiendo de una forma un poco enrevesada. Lo que pasó después no me gustó tanto.
El que parecía el líder de los descalzos, cogió un micrófono y empezó a cantar. Era una vieja canción que hablaba de un amor que se había ido, que le había dejado, que ya no estaba. Esas canciones me ponen muy triste. Antes me daban bastante igual. Miento. Siempre me han puesto triste. El que digo que parecía el líder del grupo me resultaba familiar, sin embargo, algo tenía en su cara, en su aspecto, que parecía diferente. Le pasó lo mismo a mi amigo. Le miré y ya no parecía igual que mi amigo. Era él, pero algo en la cara no era igual. Le había crecido algo en la cara. Algo lo tenía más grande. A mi amigo y al líder. Intenté reconocer a más gente entre los que allí se encontraban y me sorprendió que todos eran de Santa Coloma y todos tenían en la cara algo más grande. Bien fueran los ojos, bien la nariz, unas bocas descomunales, unas orejas de tamaño pabellónico, Puede que el excesivo tiempo que pasé en el túnel me trastornara los sentidos. El líder, descalzo y ataviado con una chaqueta que en otro momento podría parecer llamativa pero que en ese contexto parecía normal, terminó esta canción y después de agradecer los aplausos, dirigió unas palabras al público y, tras hacer unas señas al pianista, este emprendió de nuevo la misma canción. Y él la volvió a cantar.
Otra vez la misma canción. Algo de unas luces, le dejaron en la arena, volando hacia... yo no entendía nada. Los que allí estaban empezaron a quitarse la ropa hasta quedarse todos desnudos.
Mi amigo me dijo 'Keiran, ven con nosotros'. No tenía ni idea de qué me estaba hablando.

martes, 26 de abril de 2016

Crónica del #plegramenet del mes de abril. 27 personajes en busca de autor

¿Qué sentido tiene, me pregunto, contar lo mismo dos veces? Ahora mismo quizás esté usted pensando que le gusta más el periodismo que cuenta las cosas sin la pretensión de hacer gracia, de meter el chascarrillo, de ser irónico, sarcástico, cínico, clónico, pétreo, hídrico, lánguido, sórdido, cónico, cómico, pérfido, atávico, semítico, fatídico, sódico, tántrico, ártico, genético, humorístico, frenético, pomposo, astroso, regular, cárstico, caucásico, centroeuropeo, elefantiásico, modélico, en definitiva, profesional. Y yo ya lo he probado. Hoy mismo. Contar las cosas de manera aséptica, clara, objetiva, ecuánime, anglosajona, francesa, germánica, bien. Lo he probado. No sé cómo hacerlo ahora sin parecer un refrito, sin hacer algo que ya se ha hecho. Sin que parezca que digo lo mismo cambiando las palabras de sitio. Eso lo hago fatal.
Es como, por ejemplo, hacer una moción y una contramoción. Hay a quien le sale y hay a quien no le sale. En Santa Coloma de Gramenet me estoy dando cuenta de que a los grupos de la oposición, no les salen bien las mociones. Ellos las presentan, pero no las hacen bien. No son profesionales, blancos, técnicos, insípidos, pulcros, justos, centrados, políticos, medidos, pulidos, leídos o prosaicos. Necesitan una mano amiga que les guíe por el justo camino de la buena política, la política que se hace con voluntad de señalar el justo camino de la buena política, la que se sabe hacer. Nosotros sabemos, vosotros no. Yo podría hacer una crónica correcta, pero no me sale, me parece que siempre acabo metiendo la pata porque no tengo rigor, no me corrijo, me crezco, como dicen. Prefiero que no me exijan y... no hablaré de mí.
El pleno comienza y yo no me puedo sentar con el Ariza. Un joven profesional de Ciutadans, atento y dicharachero, que lleva ya dos o tres plenos ocupando el asiento contiguo desempeñando tareas de asesoramiento y demás. Puedes hablar con él. Por lo menos hasta ayer. Hoy no sé. Un solo pueblo. Ocupo un lugar en la fila de atrás. Como me han encargado una crónica 'profesional', podría sentarme en la fila de la prensa, pero soy humilde y no me creo dotado para... llevo cinco líneas y no hablo de nada.
¿Qué clima se respira antes del Pleno? Desazón. Hastío. ¿De qué sirven los plenos? ¿Para qué sirve lo que se dice en los plenos? ¿Dónde aparece? ¿Quién se lo lee? Si no sales en los medios locales, que están vendidos al capital, ¿qué hacer? ¿por qué matarse en hacer algo? Si, además, el PSC te va a hacer la pirula cogiendo tu moción y maquillándola... qué sentido tiene todo...
Es un bonito debate, una interesante reflexión la que podría comenzar incluso abundando en temas como el sentido último de la existencia, los caminos que sigue el Chi, la sabiduría que encierra el Génesis, o si Núria Parlon va a ser o no algo que no alcanzamos a entender. Todo ello es tan... y a la vez...
Se inicia el pleno dando cuenta o tratando puntos relativos a cuentas y plazas que se cubren con personas que llegan desde porque otras se van a. Se dice que hay prisa, que se quiere acabar pronto con el pleno esta vez, que no se quiere ser pesado, que se hace en aras de... pero a las primeras de cambio Ciutadans se marca un Duets. Salva Tovar y María Duarte se reparten los puntos en una escena de sincronización que muy poca gente valora en su momento, pero que a mí me puede. Soy muy del diálogo, de la entrada y salida, del teatro. Y con estas cosas, pues me emociono. No había pasado un cuarto de hora y ya teníamos intervención memorable.
¿De verdad no les interesan los plenos? ¿De verdad no quieren ver a personas como usted y prácticamente como yo ejerciendo la noble función política?
Son puntos que tratan sobre economía, las cuentas y... David Zambrana en su salsa. Ya en mangas de camisa, porque la primavera es tiempo de camisas de manga larga, azules, frescas, dinámicas, saca lo mejor de sí mismo y se enreda en caballerescos, cervantinos, fondomonetarios debates con Esteve Serrano, que terminan en reverencias, vuecencia, su señoría, cómo no, naturalmente, don esteban, don david, pasó usted por mi casa... no, porque está en Montcada, como conoceremos después.
Interviene, después de mucho tiempo, Pedro Cano, que hace una alocución sobre mercados municipales que necesitan una reforma y uno, por la manera de decir, intuye que se pone a la gente a su favor, que podría convencernos de cualquier cosa, pero que a él lo que le apetecería de verdad es mandarnos a todos a tomar por culo.
Entramos en el mundo de la magia. El PAM. Sé que el último acto del PAM trae cola, que hay polémica porque dos colomenses colmeneros se marcaron un monólogo que estaba destinado a dinamitar los cimientos de la civilización occidental y no todo está permitido, caballeretes. Abandonen el escenario. El PAM puede ser de muchas maneras. A la manera colomense, con actos, fanfarria y cazadores de propuestas que alardean de militancia en las redes, o a la manera socialista, cada cuatro años y sin rechistar. Va, no seas tan duro. Cada cuatro años. La CIBA. Otra vez. Sí. Ahora se trata de que los dos edificios de los que consta el complejo, pues que sean, vamos, apañarlos legalmente para poder empezar a trabajar en ese proceso que lleve a que se conviertan en un vivero de empresas de la economía social, que es algo que ahora se lleva mucho, como la barba larga, pero que quién sabe si se va a llevar. Como conozco a gente que tiene o tenemos tendencia a dejarnos barba, estamos viviendo una edad de oro. Quizás por eso, SOM Gramenet suele abstenerse en lo de la CIBA. La de los nuestros, la Alexandra Sevilla, los nuestros, hola qué tal, que no he dicho nada, que aquí no soy imparcial, los nuestros votan en contra porque dicen que bueno, que lo de la participación y que la gente decida qué hacer con la CIBA, pues que podrían mirárselo un poco. Y Jordi Mas dice que bueno, que la participación ya se da cada cuatro años, que esto lo llevan ellos en el programa y que la gente y habló. Santa palabra. SOM dice lo mismo pero se abstiene. El resto de grupos coge la pandereta y corretea por la sala de plenos como si fueran odaliscas de Rubens.
Siguen cayendo los puntos, se habla de que nos salimos de un consorcio del teatro que no funcionaba y lo explica Petry Jiménez y con el calor y el sofoco de semejante alocución se quita la chaqueta y lleva una camiseta de Santako in Blues. Ni me gusta el Blues ni me gusta Santako, mala suerte. Otra vez será. Esta vez no hace ni frío ni calor, aunque al final del pleno, Jonatan Fornés hablará de que los consumos eléctricos con este gasto de aire. Una guerra tenías que haber pasado, compañero de los pantalones anchos.
Qué más. Las salas de juego, los pisos turísticos y los clubes de fumadores. Habla Lídia Montero y me cuesta una vida y media enterarme de qué está hablando. A qué se refiere. No le pregunto a nadie, por no molestar, pero no estoy pillando nada. Habla y habla y habla. Y no me entero. Y me tengo que enterar, porque de esto tengo que hablar en plan serio. Y nada. Y ya muy al final voy pillando hebra. Que al parecer modifican o mantienen una reglamentación por la que regulan de una forma estricta la presencia de este tipo de locales. A Ciudadanos esto no les gusta, ellos quieren negocio, señora, negocio, que la Ada Colau es una pava que nos ha puesto lo de los hoteles en bandeja y de ahí podemos hacer nosotros dinerete, venga, de la casa Bayer que no aprietan. Qué calor.
Me voy a quitar el suéter.
Lídia Montero viene a decir que este no es nuestro modelo de ciudad. Que eso no. Que... son mucho más claros los nuestros y los de SOM diciendo que no. Que esto ya lo hemos visto en barrios de Barcelona y que este no es el modelo. Pero el Dimas dice que sí. Que este puede ser el camino. Que es un punto de oro, que por aquí pasa la salvación, que viva el Rockfest y que han visto que en el informe de impacto económico... al parecer existe un informe de impacto económico del Rockfest. Sí. Eso dicen.
Un párrafo y un punto. Un párrafo y un punto. Qué coñazo. Eso debe pensar Dani Salgado, concejal de Deportes que, lamentablemente, todavía no se ha estrenado en un Pleno. O no habré estado yo atento. Como Remedios Aragón, por ejemplo. Pero sí que habló ayer Ana Belén Moreno, a la que se le hizo una pregunta que se le remitió el viernes y que era lunes y no había podido contestar por problemas técnicos. Porque es una pregunta pero no es una pregunta en plan Capital de Finlandia, que la contestas en un nada. Son otras preguntas. Esto ocurrió al final del pleno. Lo hago para romper la línea de continuidad temporal. Es narración al zigzag. Ayer tampoco habló el compañero Luis. Otra vez será.
En las mociones es donde se vio la chicha. Primera moción, la de la PAHV, por que la ley 24/2015 que medio protege a la gente que lo está pasando de puta pena, pues que se la quieren cargar, los del PP. Laura Rodera, que interviene poco, pero cuando interviene es capaz de sacar de sus casillas al mismísimo Siddharta el Gautama, dice que hay que favorecer a los propietarios y darles seguridad jurídica. Que el derecho a la propiedad, amigo. Antes ha hablado una chica de la Pahv, con palabras sentidas que provocarán un agradecimiento de la lucha realizada por parte de Jonatán Fornés que deja los agradecimientos de los Goya a la altura de una receta de Frenadol. Qué emoción. Qué entrega. Qué piel de gallina. Gracias a todas. Todos los grupos hacen loas a la Pahv, pero solo tú, llegas. Siguiente moción, empieza la fiesta.
Moción de apoyo al BDS, entidad que promueve el boicot activo contra Israel, contra los productos israelíes, dado el Apartheid al que someten a los palestinos. Esta moción lleva dos meses arriba y abajo. Ahora preséntamela, ahora no, ahora espera, ahora, ya, ¿si? ¿ahora? ¿puedo poner el tenderete aquí? ¿pero allí no? ¿ahora la presentamos? ¿ya? pues venga. El resultado es conocido, demasiado dura para el PSC, que la pule y la deja en un canto a la paz y al progreso humano y que a ver si las cosas las vamos arreglando con buena voluntad. Alexandra Sevilla interviene para decir que llevamos dos meses con la broma y que se siente como si le tomaran el pelo. Cita a Ortega y Gasset, porque dice que lo ha visto en la tele al Margallo, para decir que 'el esfuerzo innecesario conduce a la melancolía'. Como que si seguimos así, igual cogemos y... Y si esto es ya durete, la regidora de SOM, Patricia Lafuente ya no aguanta más, estalla en llanto y proclama lo mal que se siente. Que este tema la afecta mucho, que se siente muy interpelada y que se juegue con estas cosas, con mociones y con contramociones, con politiqueo, con postureo, que... llora, para, llora, acusa a los socialistas de jugar con las mociones, de descafeinarlas, de aplicar una estrategia razonada de aprovechar el trabajo del resto de grupos para apuntarse tantos y obligar a los grupos de la oposción a comulgar con sus postulados blancos, etéreos, consuetudinarios, felices, reformistas, pequeños. Las caras van cambiando, al compungimiento por el llanto se le une el cabreo de unos y otros. La cosa va a peor, se enzarzan en reproches, no sé si es ahora o antes, o luego, o después, me da igual. Ya todo da igual. #jesuispatricia. Cuando alguien habla después de descubrir que le han tomado el pelo.
Patricia Lafuente desvela las claves del misterio. Alexandra Sevilla ha hecho el planteamiento. Patricia Lafuente el nudo (poniéndonos un nudo en el estómago). Nuria Parlón dará el desenlace. Se vota en contra de lo de SOM o Gent D'esquerres, da igual. Da igual. Y venga. En contra. Da igual si dice algo ahora o luego. Lo vamos a vota en contra. ¿Hemos dicho que Laura Rodera ha dicho que los palestinos y el BDS quieren mandar a los israelíes a vagar de nuevo por el desierto? ¿O que acusa a una niña de 12 años de terrorista? Alexandra Sevilla, que luego nos dirá que es que vio el telediario ese día y salió lo del Margallo y lo de la niña de 12 años, le explica mejor el tema. Ver la tele, informarse de las cosas. Un poco.
Hay una nueva moción. Sobre el río. Era una moción que ya se conocía porque se había avanzado en los medios locales (es decir, el facebook) una preocupación por los usos del río que no significaba otra cosa que había algo con el río. Y el regidor de Medio Ambiente Álvaro Rodilla tiene su intervención preparada, con sus láminas, su explicación y su traducción al catalán de los nombres de las aves. Que el río ahora empieza a estar de puta madre, que la gente lo quiere utilizar más y que había unos pájaros que son flamencos y que no eran flamencos. Yo no soy... es igual.
Alexandra Sevilla interviene y dice que el trabajo con el río está de puta madre, que bueno, que eso significa que durante los cuatro años que ella estuvo allí, algo se hizo, aunque fueran los técnicos porque tiene la puñalaíca que le lanzó en el primer o segundo pleno Lídia Montero cuando leyó aquello de que en cuatro años no había hecho nada. Y Alvaro Rodilla, que tenía preparado lo del Síndrome de Adán, lo lanza. Tienes el Síndrome de Adán, que antes que tú ya... y tú... Pues anda que tú. Esta era la moción de consenso y light.
Sigo. Porque viene más de lo mismo. Primero de Mayo, día del Trabajo, el trabajo dignifica y las clases trabajadoras son necesarias, sobre todo, vosotras, trabajadoras, sois necesarias para que el PSC vuelva a hacer lo mismo y en tanto en cuanto que en la moción de Gent d'esquerras (o SOM, da igual, ¿verdad? ¿verdad?) pedía además la libertad del sindicalista Andrés Bódalo... (dilo, dilo, dilo.) acusado de agresión a un concejal socialista allá en la lejana Jaén, y entonces por aquí no. Entonces, cogemos vuestra moción, la dejamos igual y quitamos eso, y la podéis apoyar. Os enfadáis por nada.
Y esto a la gente qué le importa.
Esto, a la gente, qué narices le importa.
Me vengo a referir. Hacer un canto a la vida, jei, a la armonía, a denunciar una crisis que ha devaluado la vida de la clase trabajadora sin que se te caiga la cara de vergüenza, sin que apagues un momento el móvil y dejes de enviar wasaps al grupo y dejes de mirar los tweets y pienses un momento en si a ti realmente te importa aunque sea un poquito el género humano, que ya no la clase trabajadora que hay cantidad de gente que se ocupa de salvarla y tratarla con cariño, digo, eso, importa un pimiento. No es nada. Es la misma moto de siempre. Tenemos que ocupar un espacio que ha ocupado Podemos. Ya no tenéis moto que vender. Al menos vosotros ya no. Nosotros igual nos subimos a la moto y llegamos antes.
Una moción sobre el bilingüismo y sobre cambios de usos horarios concluyen un pleno en el que, durante las mociones, cojo el toro por los cuernos y me siento delante, en plan 'qué pasa'. Antes me miro en la cartera por si llevo el carnet del Colegio no vaya a ser que la guardia urbana me saque a hombros. Hago fotos, twiteo, recojo datos, me acuesto pronto.
Lo del bilingüismo lo cuento en un momento. Ciudadanos presenta una moción al calor de la polémica con los del Koiné... si no sabes lo del Koiné, no sé qué puedo decir. Bueno, lo de siempre, el catalán, la independencia, los derechos de los castellanohablantes, no juguemos, decimos lo de Catalunya un sol poble y se lía y nos dicen nazis en las redes. Qué ganas tiene la gente de juerga, caramba. Habla Oriol Corral y habla de un tal Colón. ¿Vino Jesús, el de Podemos, al pleno? Lo vi fuera pero... ¿entró? ¿El Joan Pastor... estuvo? ¿La Alba... habló? Al Aitor sí que lo escuché con lo de los trabajadores y tal, pero... esto de estar por el movil todo el rato es una ful. Necesito un periodista que me supla. Diego Arroyo, el concejal socialista desde que era así, dice que su formación lleva mil años... un momento... ¿siempre ha sido socialista? Dará lo mismo. En Santa Coloma hay tanta gente que es socialista desde hace poco... que tienen una memoria... no sé cómo salir de esto. El objetivo es otro.
No ha venido la Teresa Franco, porque tenía un cumpleaños su marido. El suyo, el de su marido. ha venido el Carlos, pero el compañero, que sospechosamente va vistiéndose como Pablo Iglesias y él no lo sabe, o no lo sabe Pablo, se va pronto. La Clari también ha venido. Se va pronto.
Os perdéis las mejores fiestas.
Aquí hubo risas, lágrimas, conato de descarrile, derrumbe emocional, gestos, público interviniendo, metapleno, móviles a pleno rendimento, calor, frío, gente saliendo pitando para casa, otros haciéndose los remolones...
¿En serio no hay ninguna cadena o algún chalao con Periscope capaz de retransmitir esto?
Si es una mina...
Yo no sé cuántas más de estas voy a hacer. Así que vayan buscando relevo.
#jesuispatricia
Me apetece algo fresquito.

Actualización de 27 de Abril: Me dejé lo de Montcada. Se aprobó un Manifiesto reclamando el soterramiento de las vías de tren que pasan por Montcada i Reixach. Recientemente han muerto dos personas allí, una de ellas colomense. El portavoz de la Plataforma, el compañero Ramón Bueno hace una explicación. David Zambrana, que no sé si me queda claro que vive en Montcada o que es de Montcada viene a decir que, bueno, que, finalmente, la culpa viene a ser un poco también de la gente, que no respeta las señales. Sin comentarios. Hoy ha manifestación en Montcada. Ya verán los carteles.
Nueva actualización de 27 de Abril: me dejé a Mireia González y a Carmen Arana. Son tantos que uno no puede...

lunes, 25 de abril de 2016

Los del túnel #2

Quizás esté atropellándome un poco, pero tengo que ir contándolo deprisa antes de que se me agote el tiempo. Como digo, me dirigí a la misma boca del metro que había utilizado con mi amigo cuando cogimos el metro unas horas antes. Bajé, pagué, (esta vez pagué yo) y esperé en el andén a que alguna señal me indicase cómo colarme a los túneles. Antes de llegar y como quiera que la cobertura se esfuma por arte de birlibirloque en esos oscuros recodos, recibí un nuevo watsap que me dijo 'espera'. Y por eso esperé. No soy ningún intrépido investigador, prácticamente aprobé gimnasia en el instituto apelando a la caridad cristiana del Ferran... así que como digo, esperé a que algo o alguien me facilitara el acceso al túnel. Eran las tres y media de la tarde y el metro seguía funcionando a pleno rendimiento por lo que tenía miedo, la verdad de que algo pasase. ¿Que cómo sabía que iba a bajar al túnel? ¿Qué cómo intuí que algo me haría visitar los intríngulis de nuestro subsuelo? Pues es una respuesta sencilla la que les voy a dar. Yo no aprobé gimnasia mas que por caridad cristiana, pero soy cantidad de inteligente y tengo una intuición y un sexto sentido fuera de lo común. Sabía que algo iba a pasar.
Así que, cuando llegó uno de los convoyes que se dirigía a Can Zam, de manera inopinada lo hizo quedando un poco más adelantado de lo normal, por lo que cuando se abrieron las puertas una de la que facilita el acceso desde el andén, quedó abierta. Corrí como pude hacia ella, ya que se encontraba en el extremo opuesto al que yo ocupaba, porque soy muy listo, pero no tan tan listo. Conseguí colarme y saltar dentro del túnel.
Son muchas las leyendas que corren sobre la gente que ocupa el subsuelo. Personajes fantásticos, héroes de poderes inagotables, entes que vivieron una vida feliz en la superficie y que fueron condenados por sus pecados a habitar los túneles... pero son otros túneles. Estos túneles del metro nuevo son nuevos, como digo, y quienes aquí habitan, por fuerza, pensé, no han de ser personajes demasiado estrafalarios. Caminé persiguiendo al metro, esperando que me llegase alguna señal de alguna manera, hasta que llegué a una de las primeras pintadas. Creo que es la que pone Keiran. La verdad es que las pintadas no dicen nada, son firmas, la huella de unos seres que... de repente, de una portezuela que había escondida, de esas que ocultan quizás un cuartucho de los cables del metro, apareció una figura. Fue asomando hasta que me di cuenta de que era mi amigo.
Cuando salió de allí y quedó frente a mí, me di cuenta de una cosa: iba descalzo. Mi amigo acostumbra a usar un atuendo que podíamos calificar como muy informal. Pulcro, detallista, pero nunca a la manera de un gentleman, él prefiere otro tipo de modelo. Sin embargo, ponchos, bombachos y demás jamás llegaron tan lejos. Descalzo, jamás. Por eso me llamó la atención.
¿Qué puede mover a un adulto a ir descalzo por la calle? Si su estatus económico se lo permite ¿por qué preferir el contacto del suelo al de un cómodo mocasín, por ejemplo? Tal era mi sorpresa por esta situación y no por el hecho en sí de que él fuera la persona encargado de servirme de... el personaje de la Divina Comedia que guía al poeta por el infierno, ¿cómo se llamaba?
Tengo que volver a interrumpir la narración. Pero les aviso que vamos de sorpresa en sorpresa.

Los del túnel

A lo largo de este relato puede que incurra en muchos de los tópicos que se dan en los textos que tienen que ver con lo que ocurre bajo nuestros pies, pero lo que cuento es absolutamente real y quisiera que me creyeran cuando les digo que los tópicos corresponden a la realidad. Y todo ocurrió ayer.
El relato comienza con un vulgar viaje en metro. Un amigo y yo habíamos pasado la mañana cogiendo frío en un campo de fútbol y debíamos ir a otro lugar donde nos esperaban para disfrutar de nuestra presencia mientras la vida pasa y el tiempo transcurre y un domingo se sucede a otro domingo y ni él ni yo parece que tengamos otra cosa que hacer que ocupar las horas muertas haciendo algo que nos indique que, efectivamente, estamos ahí y no en otro lugar. El viaje en metro no tiene ningún interés y son muchas las conversaciones que giran en torno a las cosas que hacemos para pasar el tiempo mientras que estamos en ese trance. Antes nos llevábamos un libro, luego nos enganchamos a los reproductores de música y en este momento padecemos por las coberturas en nuestros móviles, que nos mantienen en contacto con la vida o su sucedáneo analógico mientras viajamos. Pero al estar con este amigo, compartiendo espacio en un trayecto corto, a este se le ocurrió que mirásemos por la ventana. El viaje en esta línea es singular, porque te permite ver el túnel y en el túnel ves cosas.
Ves un túnel y no puedes dejar de hacer, si no te encuentras en un momento álgido de tu vivir, símiles con una vida oscura a la que no le ves una luz y todo eso. Eso lo piensas, pero no lo puedes compartir, porque tampoco te gustaría que tu amigo compartiese contigo reflexiones cortavenas. Cada uno es como es.
El viaje a través de ese túnel nos llevó a una conversación sobre el viaje en el túnel, a una reflexión sobre esa línea de metro, sobre el viaje sin un conductor, sobre diversos asuntos que nos llamaron la atención.
Uno de esos asuntos tenía que ver con las pintadas. A mi amigo le llamó la atención que hubiera pintadas en el metro. Yo no le dí mayor importancia, pero él insistió. Yo lo veía normal, en el metro, la gente se cuela, se introduce por los túneles. Pero esta línea es especial, aquí no es tan fácil colarse.. ¿cómo lo harán? No sabemos. Claro, tenía sentido su duda. Veíamos una pintada y unos cuantos metros más allá, otra pintada. A lo largo del viaje íbamos viendo diversas pintadas con nombres distintos. Yo iba haciendo comentarios de tono variado hasta que se me ocurrió que, posiblemente, hubiera tagueadores o taqueadores... ahí me detuve un momento intentando afinar con la palabra ideal, pero no me salía, me quedé con estas dos posibilidades y así se queda aquí. Decía que posiblemente, una figuración, hubiera empleados de las líneas de metro que fueran tagueadores o taqueadores y que estos fueran los que hicieran las pintadas.
Las pintadas no significaban nada, son firmas, no tenían ningún mensaje concreto. Pero ahí estaban. Yo, que no tengo más conocimientos sobre el tema, y mi amigo tampoco parecía ir más allá, pensé que, una vez llegásemos a nuestro destino, el asunto caería en el olvido. Y así, llegamos donde teníamos que llegar, hicimos lo que teníamos que hacer... pero a la hora de comer, cuando se propuso seguir con la diversión en otro lugar, recibí un mensaje en el móvil. Mediante la aplicación del Watsapp, que no del Telegram o del Facebook, alguien, un número desconocido al que sin embargo identificaba la imagen de una ovejita blanca, me decía 'Baja'.
Sin dudarlo ni un instante, supe que era alguien que quería que fuera al metro. Durante la charla con esos otros amigos y conocidos con los que compartí los momentos previos, no se hizo alusión al tema del metro, nadie habló de nada, pudo haber sido cualquier otra cosa. Y sin embargo, yo sabía que era...
Puse una excusa cualquiera para no tener que ir a comer con ellos y me fui a la parada del metro. No diré que iba deprisa, porque tenía algo de miedo.

sábado, 23 de abril de 2016

Crónica de un Sant Jordi esperando la lluvia


Planteemos el relato de lo que ha pasado hoy desde el siguiente punto de partida. Si no tienes a nadie a quien poder regalarle una rosa y sabes que nadie va a regalarte un libro la Diada de Sant Jordi es una puta mierda. No llega a la mierda extrema del día de los Enamorados, pero está ahí. Así que el día se lo toma uno con filosofía. Además, no sé dónde dijeron que hoy iba a llover, así que el día no iba a durar demasiado. La gente, que es discutidora porque sí, y tiene ese espíritu Disney que supura por sus venas suyas, me aseguraba durante el día que no, que no tenía ni puñetera idea y que iba a hacer un día radiante. Que siendo sábado, iba a ser una Diada extraordinaria, que habría muchísima gente y que sería todo un éxito. Ilusos.
La Diada de Sant Jordi es desde hace tres años para mí un día en el que comparto con los compañeros horas excitantes conversando, charlando, dando paseos y discutiendo sobre el sexo de los ángeles. Pero ángeles que pueden ser rojos, morados o verdes. Y esa no es cualquier discusión. Así que en el día de hoy, todo consistía en estar en la caseta, ir saludando a la gente que va llegando y va mirando los libros y a los compañeros que van y que vienen. Esta crónica, para romper un poco con lo que viene siendo el tono últimamente, no va a ser una crónica social. He visto a ese, he hablado con el otro, qué simpática estaba la tal, qué libro tan interesante me ha enseñado el Jesús (mierda, lo he hecho). Simplemente voy a decir que durante las horas que he estado en la plaça de la Vila, he visto pasar a mucha gente, a muchos conocidos, a muchísimos más desconocidos.
¿A cuánta gente conocemos? ¿De qué hablamos con la gente? No lo sé. Es un tema de discusión que podría llevarnos a horas y horas de una cháchara que nos ocupase la noche de sábado pero que no va a ser tampoco lo que se pide en este momento concreto de la vida de uno. Un sábado, sin un libro… miento. Sí que me he comprado un libro. De manera absolutamente fortuita, supongo, entre los libros que teníamos para vender, se encontraba el Derecho a la Pereza, de Lafargue. Precisamente. Tiene gracia. El año pasado, lo sabrán, porque las cosas que me pasan las conoce todo el mundo, porque soy taco de conocido, nen, por hacer un elogio de este libro, nos llovió alguna crítica. Pero parece todo olvidado. Me lo he comprado y lo leeré. En cuanto acabe de escribir esto me pongo. Hay libros de Varoufakis, de Marx esencial, de la Frida Kahlo, del propio Marx, libros varios. Como el de Chavs, del Owen Jones, sobre el que digo algo al compañero Carlos, o no sé a quién y es algo que… no sé. Sobre que tiene que venir un inglés molongui a decirnos las cosas. Y todos uala, qué tío. Y tenemos folletos antiguos. Y chapitas. Bueno.
Nuestra caseta estaba situada junto a la de ICV. Pensábamos que estaríamos frente a C’s y a ERC, pero no, estábamos de espaldas a ellos. Delante teníamos a una asociación con unas siglas muy largas. Al llegar hacía calor, bastante calor. He pensado incluso en comprarme una camiseta del partido, o del movimiento político y social, para intentar remedar de alguna manera el sofoco, pero he aguantado con la camisa de manga larga. Así ha transcurrido la mañana. Haciendo fotos, un tweet, comentando, ahora me siento, ahora me levanto. Mucha gente. A una hora concreta, hemos decidido dar una vuelta, a ver el resto de casetas. La visita de rigor a la caseta del PCPC y a mirar sus chapas. Siguen teniendo las mismas chapas. Comprar la chapa de Stalin pudo tener su gracia una vez, hace tiempo, hoy no se la veo. Pero hay otras chapas y la de la RDA que siempre te mira con ojos… vamos a la caseta de la CNT que tiene la bandera más grande del mundo de la CNT y allí, mientras miramos los libros, entre ellos uno del Peiró y estoy dando la chapa sobre Peiró y Pestaña y el partido Sindicalista, un compañero del sindicato (yo voy llamando compañero a todo el mundo), da con la tecla. Dice lo siguiente: si todos los de esta fila de casetas os dejaseis de gilipolleces y os pusierais de acuerdo en algo, y en que todo cambio tiene que ver con la educación… ya. Eso también lo sé yo. Ahora te vienes a nuestra caseta y nos lo explicamos. Y seguimos adelante y hay una caseta de Islamic Relief y no hay más que quedarse un rato allí. Tienen unos bizcochos que dicen que son buenísimos, pero no los pruebo. Se ve que es una especie de asociación británica… seguimos adelante y nos encontramos al Abel. Al Abel no le gusta hablar con la gente. Antes nos hemos encontrado con la madre de Marina. Más o menos. Decidimos acabar de ver dos casetas más, la de Podemos, donde vemos a este chico del libro y a la de Som. Som y Podemos. Interesante.
Nos decidimos a ir a tomar una caña. Hace calor, llevamos ya un rato. Vamos. Vamos a un bar de la plaza y el tiempo sufre un trastorno grave. De tal manera que nos sentamos a una hora y nos levantamos a otra completamente distinta. Pero absolutamente. Otro tiempo. En otro espacio, prácticamente. Miramos al cielo y discutimos si va a llover. Yo creo que va a llover. Me dicen que no. Yo quiero que llueva. Que diluvie. Dicen que a las seis. Que se caiga el cielo sobre nosotros. Y vemos al séquito. Y es como antiguo. Y dan rosas. Qué libros hay. Hay uno sobre Camus, de Reverte, hay otro que se llama Instrumental del que nos hablan bastante bien. No veo ninguno de Casavella, que se lo he recomendado al Carlos. 
No vamos a comer. Vuelvo a la caseta y al cabo de un rato, ya son las cuatro y vamos a ayudar a la Pepi con la canción New York, New York. Me como un bocadillo de lomo con queso. El Rayo va ganando dos a cero, el Rayo va ganando dos a uno. Se acaba. Parece que va llegando ya más gente. Va a ser la leche. Pero va a llover. Mira el cielo. Está empezando. Durante bastante rato hablo con unos compañeros del bando indepe que tienen una conversación siempre agradable y estimulante. Empieza a hacer viento. Mucho viento. Va a llover. Ya es una realidad. Que llueva ya. Yo hablo y digo y comento y me imagino e intento hacer chistes sobre cosas. Va a llover. Antes de las seis. Vamos.
A las seis, cuando va a haber que recoger, vamos con el Carlos a ver los libros. Está el Salva Redón firmando libros. Comentamos. Bueno. Pues ya está.
Va a llover. Es la hora de recoger. Yo recogería ya. Antes de que caiga la del copón. Va. Y vamos. Y creo que a las seis y media o así ya hemos recogido, porque llueve. O ha llovido o va a llover. Algo así. Y es mejor. Y nos vamos ya. Y a las siete ya estoy en casa. Y ya está. Y no ha habido libro y no ha habido rosa.
Y ahora a evitar ver resúmenes de la jornada. Y que lleguen pronto las doce. A la cama.

viernes, 22 de abril de 2016

Miscelánea - Prince


Hablaban de una canción que cantaba una cantante con la cabeza rapada que se ponía a llorar durante el vídeo. En aquel tiempo yo quería ser un punk. De vez en cuando me acercaba mucho al personaje y daba el pego, pero ya les digo que no me salía. En aquel tiempo quería ser malo, molestoso, una idea extraña de lo que era un punk. Como casi siempre, estaba enamorado de alguien que muy posiblemente no tenía ni idea de ello y que, si lo hubiera sabido habría huido como cerca a Kamtchatka. Y entonces hablan de esta canción y escuchas la canción. Y no solo llora Sinead O’Connor mientras canta Nothing Compares to you, sino que a uno se le forma un nudo en no sabe dónde y no puede dejar de venirse abajo con el tema. Y te enteras de que es una versión de una canción de Prince que tú no conoces, y si le tenías alguna simpatía a Prince, en ese preciso instante entra en la categoría de artistas que consideras ‘tuyos’, aunque no le sigas, aunque no tengas nada de él, aunque te gusten canciones sueltas. Ni siquiera creo haber escuchado la original de Prince. Cada vez que escucho esta canción se me encoge el alma. Nothing Compares to you.

Lo que no tengo tan claro es si cuando Sinead hace esta versión antes o después de hacer Kiss. Ponían esta canción en la radio, cuando aún escuchaba los 40 principales. Esperabas a que llegase alguna canción que medio molara. No siempre he escuchado Radio 3, aquí donde me ven. Kiss es un cancionón. Incluso con la versión de Tom Jones, es un cancionón. El video era super molón y hacía que le cogieras cariño a Prince. A ver cómo lo cuento aunque creo que ya lo he contado antes. En mi casa se vivía en el sovietismo. Michael Jackson, Bruce Springsteen, la coca cola, los Estados Unidos, Madonna, símbolos culturales de ‘los americanos’. Contra Michael Jackson. Prince. Más o menos iba por ahí. Quizás no fuera mejor una cosa que otra, pero parecía ‘el enemigo’ de Michael Jackson. Eso quería pensar yo. Si Michael Jackson no mola, debe molar Prince. Y eso que ya lo medio conocías de antes, de cuando cantaba Purple Rain y pensabas… qué cosa tan ñoña, qué tío más raro. Pero insisto, no acababa de caer mal. Y suena Kiss y dices… esa canción mola. Con cuatro cosas, porque no parece una canción muy complicada. Pero, es de esas canciones que, cuando acaba, se te hace corta. No hay nada que se compare a Kiss. Ninguna canción mola más que Kiss. Sólo quiero tu extra time y tus…

Otra canción. La de Raspberry Beret. Supongo que como ya me gustó Kiss y otra que se llamaba Lovesexy, cuando sacó esta de Raspberry Beret ya estaba más o menos pendiente de Prince. El vídeo molaba mucho y uno esperaba a que lo pusieran en los contados programas que ponían vídeos. El vídeo, tocando con esas guitarras rarísimas que llevaba, con el pelo rizado aquel que llevaba, con esas especie de uniformes o de vestidos sacados de la corte de Luis XV, por lo menos. Y estaba acompañado de una banda que iba vestida igual. Y tenía al lado a Wendy & Lisa. Mira, en la radio están poniendo ahora Raspberry Beret. Es, creo, la canción que te acaba de convencer. Si no te gusta Raspberry beret… Cuando empezó todo esto de bajarte música, de poder ver vídeos, iba uno haciendo recopilación de datos. ¿Qué me gustaría ver? ¿Qué me gustaría escuchar? Me gustaría escuchar esa de Prince. No sé con quién hablaba yo de esto entonces. ¿Con la Sabina? Me bajaba música de Napster y esta fue de las primeras. Ese vídeo. I think i love her. Siguiendo el ritmo. Dicen que el disco en el que salía era muy beatle, pero no lo he escuchado. No hay vídeo. No lo encuentro.

El amor, el sexo. Una portada de Prince con Prince en pelotas. Acaba de salir un periodista en la radio diciendo que entrevistó a Prince y le dijo que ‘la música es algo más que la música’. Más allá de lo que oyes hay algo. Lo que ves, lo que insinúas, lo que ocultas. Prince eliminó los vídeos, la música, lo que apareciera suyo en Internet. La canción lovesexy era más o menos parecida a la de Kiss, la ponían en la radio y te gustaba igual. La misma guitarrita funky. No sé. Hoy va a ser un día muy largo. Hoy toca mi hermano con su otro grupo, Sven. Se estrenan. Son muy buenos. Hay que verlos. Tocan en Poble Sec, en el XXIII Guitarras. Ahí, la última vez que tocaron como Deltanoise no podían tocar demasiado fuerte. Qué día aquel. Me acuerdo mucho de ese día, me acuerdo muchísimo de todos los días que han ido viniendo. Hoy el corazón me va a ir a doscientos por hora. Hoy tiene pinta de que va a ser un día muy largo. Ya me empieza a doler la cabeza. No sé. Nothing Compares to you. Debería poner esta canción otra vez, porque es la canción de hoy. No debería haber escrito nada hoy. Simplemente poner la canción de la Sinead y se acabó. Nada se compara contigo. Con la lágrima cayendo.

Me quedan dos canciones y hay que acabar con la que hay que acabar. Recuerdo un vídeo de una actuación en directo en el que cantaba Cream. Esta canción es ya de una época creo que bastante posterior, aquí ya empezaba con su rollo del símbolo y esas cosas. Pero esta canción era muy buena. Sobre todo ver la interpretación en directo, ver al grupo creando el ambiente hasta que al fenómeno se le ocurría intervenir. Bueno. Estamos hablando de Prince. Un tío raro que tenía mil rarezas y mil cosas extrañas y al que muchos, digo muchos, perdimos la pista hace tiempo. De algo hay que escribir. Populismo. Escribir de lo que escribe todo el mundo, de lo que habla todo el mundo. Ganar popularidad diciendo cosas que la gente quiere oír. No voy a seguir por ahí. Analicemos la semana. Crítica de un libro colomense, crónica de una boda de colegas, cumpleaños de mi hermano, un texto sobre lo que todo el mundo sabe, Prince. Populismo. Ayer tuvimos un interesante debate con un fotógrafo local sobre las imágenes, sobre el uso de las imágenes. Hay una exposición en el Casal del Mestre sobre el Sáhara. Sobre viajar, sobre ir a sitios, sitios que no me gustan, sitios a los que me molaría ir. Qué día más largo.

La última canción. La de Purple Rain. Canción que uno descubre tarde, cuando ya es bastante mayor y tiene algo más de criterio para entender que lo que escucha es algo más. Y mira que es una canción menos ‘sentida’ que la de Nothing compares to you. Purple Rain supongo que debe hacer llorar tanto o más que la otra. No lo sé. Sólo sé que es una de esas canciones mantra que me gustan. Canciones en las que uno va recitando y va diciendo cosas y puede alargarla hasta que se haga de día, para decir que sólo quiero verte haciendo lo que sea bajo una lluvia púrpura. Eso es. Solo quiero verte haciendo lo que sea. No sé lo que dice durante toda la canción, las cosas que le pasan, las cosas que va medio lloriqueando. Solo sabe que al final, solo quiere verte haciendo lo que sea bajo la lluvia púrpura. El punteo de la guitarra, todo eso, está muy bien. Solo quiero verte haciendo lo que sea, viendo lo que sea, estando donde sea, bajo la lluvia púrpura o bajo un sol radiante. Va a ser un día muy largo este. No llueve. Ayer llovía. Hoy toca mi hermano. Mi padre y mi madre hoy exponen con Els Coloristes. Mi padre cuadros y mi madre unas botellas muy chulas que decora. Y yo solo quiero verte haciendo lo que sea.


Ya está. Mañana es Sant Jordi, será otro día también muy largo. Pasado es domingo. Hoy es viernes. Me dijeron ayer que llevo siempre unos sueters muy viejos. Alguien que yo creo que me ve poco, pero se dio cuenta. Acaban de poner en la radio Kiss y he llegado tarde a escucharla. Yo solo quiero verte haciendo lo que sea bajo la lluvia púrpura.

jueves, 21 de abril de 2016

Todo el mundo lo sabe

Nos estamos ocupando de demasiadas cosas y estamos olvidando el asunto importante. De entre los textos de Harbour Barber nos ha parecido pertinente rescatar este relato que hemos considerado que viene bastante al pelo sobre lo que hemos venido diciendo estos días. Por volver al tema. Ah, el relato se llama 'Todo el mundo lo sabe' y está incluído dentro de la recopilación titulada 'Lo sabe todo el mundo'.
'Desde esta mañana, desde bien temprano. He bajado al bar para desayunar. Me he despertado a las cinco de la mañana y me he puesto a dar vueltas. Pensando sobre el tema. Y al entrar al bar, uno de los tres parroquianos que allí se encontraban se me ha quedado mirando. Una mirada oscura. Lo sabe. Se me nota. Lo sabe. No he parado de pensar que lo sabía. Me miraba de una manera extraña. No me sonreía, tampoco me recriminaba nada. Simplemente me miraba, con una cara que parecía aún más triste que la mía. El camarero me ha preguntado qué iba a tomar. Café con leche con tostadas. El camarero, una vez que se ha ido y ha empezado a preparar la comanda, tampoco dejaba de mirarme. La misma mirada. Solo había dos clientes que no me miraban porque leían el diario. Lo saben. Lo saben todo. Se me nota mucho. He ido a trabajar y mientras estaba escribiendo algunas cosas que tenía atrasadas, uno de los compañeros de tres mesas más allá, me miraba, me ha intentado comentar algo, sobre un tema que teníamos pendiente. Lo sabe. Seguro que lo sabe. Me miraba de una manera que no era la habitual. De un día para otro. No sé qué pasa. La señorita Frietag, que quería hablar conmigo por el asunto de los Almacenes, ha comenzado a hablarme y al cabo de un rato se ha puesto a juguetear con el bolígrafo y a mirarme de una manera que me ha puesto mal cuerpo. Lo sabe. Estoy seguro de que lo sabe. Todo el mundo lo sabe. No he podido apenas trabajar. Por la calle, si algún conocido se cruzaba conmigo, tenía la sensación de que me saludaba de manera diferente. Lo sabe todo el mundo. Estoy convencido. Porque se me nota. Y se me nota bastante. Antes de subir a casa he vuelto a pasar por el bar y me he metido en el lavabo. Me he mirado en el espejo y, aunque no se me ve, creo, nada extraño en la cara, todo el mundo lo sabe. Seguro. He salido y otro camarero, el del turno de la tarde, que me conoce desde pequeño, me ha servido sin dirigirme la palabra. Lo sabe.
He vuelto a mi casa y he intentado leer un poco. No he podido. Seguro que ya lo sabe todo el mundo. Me da miedo encender la televisión'.

martes, 19 de abril de 2016

Mi hermano


Aquí nos ven, somos nosotros. Él es mi hermano. No me gusta poner fotos mías, pero lo que vi ayer me hizo gracia y pensé… porqué no. Él es mi hermano. El que está al lado de esa masa blanquecina vestida con una sudadera amarilla. Ese niño tan guapo. La sudadera amarilla de la Gulf la hizo mi madre, le pegó el parche de la Gulf y a mí me encantaba. En esa época, mi madre nos hizo sudaderas, chándales, creo que el suéter que lleva mi hermano también lo hizo ella. Durante mucho tiempo he pensado que esa foto nos la hicieron un día de año nuevo o de navidad en que mis padres se fueron de fiesta con mi tito Martín y mi tita Antoñita y al volver nos hicieron fotos con las guirnaldas y el matasuegras y unas caras de sueño terribles. Pero no es esta foto.
Hoy es el cumpleaños de mi hermano. El Paquito. ¿Hasta cuándo podemos llamarle Paquito? Mi padre sigue siendo Paquito para muchos. Elpako. 35 años. Estoy harto de ti y de tus cosas. Mi hermano me quiere mucho. Me quiere tanto que no me soporta. Le pasa a mucha gente. Me quieren tanto que prefieren otra cosa. Mi hermano. Cuando nació mi hermano, cuando empezó a ser mi hermano, cuando el Paquito empezó a ser él, me llevé una gran alegría. No era como yo. Esa es la gran virtud de mi hermano. Lo mejor que le puede pasar a mi hermano es que no es como yo. Afortunadamente, no ha hecho demasiado caso del grueso de la filosofía y sigue su camino. Soy muy pesado y muy dictador. Te tiene que gustar lo que me gusta a mí, te tiene que caer bien la misma gente, la misma música, el mismo equipo de fútbol, pensar exactamente como yo. Mi hermano y yo coincidimos en muchas cosas, naturalmente, pero no es como yo. Cuando nos dicen ‘no os parecéis’, me alegra. Eso es bueno. Que no se parezca a mí.
Cuando mi hermano nació yo no sé cómo era yo, prefiero no opinar, pero mi hermano era diferente. Era mejor. Era un niño simpático, abierto, se reía, era travieso, era muy guapo (sigue siendo el más guapo siempre), era rubito, no le daba miedo nada, hablaba con todo el mundo, comía de todo, no se enfadaba. Corría mucho, era muy bueno jugando al fútbol, ligaba muchísimo. Muchas de esas cosas siguen pasando. Mi hermano era diferente y me gustaba que fuera así. Demostraba que había solución, que la culpa no era de mis padres, que era yo.
Cuando era pequeñito, mi hermano decía que no quería ser mi hermano. Que quería ser hermano del S.C. Los que son del Seimar, las que son del Seimar, sabrán quién es. Llevaba a mi hermano al colegio a las tres, íbamos juntos, claro. En la puerta, en la calle del Teatre Sagarra, la calle del Cole, jugábamos a Sopapo. Mi hermano se quedaba en un portal y mis compañeros hablaban con él. Les caía mejor que yo. Mi hermano comparaba. Y se daba cuenta. Si podía elegir, prefería ser el hermano de otro, no de ese gafitas enfadica repelente que solo valía para hacer rabiar y coger unos berrinches de cine. Él también se emberrinchaba. Recordemos el clásico del ‘artaú’ en la avenida Generalitat. Pero eran las menos.
Estoy harto de ti y de tus cosas. Esto se lo decía de pequeño. Y se reía. Estar con mi hermano, desde siempre, me hace mejor. Porque hace cosas que yo nunca haré. Y porque con él hago cosas que nunca pensé. Pero le sigo enfadando, le sigo haciendo rabiar, no sé si hoy, en el caso de poder elegir, preferiría ser el hermano de otro.
Hoy cumple 35 años. Igual no le reconocen, porque ahora lleva barba, pero a mí me sigue pareciendo igualito que en las fotos. Si le ven, felicítenle. Si me ven a mí, felicítenme por tener un hermano como él.

Crónica de una boda. Gélida diversión.

Todo empezó el día de antes con una despedida de soltero a la que no fui. Yo conozco al Diego de hace bastante tiempo, pero no había hablado, o al menos, no me había relacionado con el Diego hasta tiempo bastante reciente. Mi padre iba al Dila e hizo amistad con su padre. De hecho, siempre me dice que tiene cuadros de mi padre en casa de sus padres. Sus padres del Diego han estado en mi casa del pueblo. Recuerdo (por meter más texto) que cuando vinieron a casa, en agosto, dieron una vuelta por el pueblo y cayó un monzón en un minuto. Cuando llegaron de su paseo, me pillaron sujetando el chiringuito que mi madre tiene montado en el corral, porque se volaba. Anecdotaza.
Se casan la Carol y el Diego y nos dicen de ir a la boda. A la fiesta que van a hacer en el campo del Singuerlín, o en el bar del campo del Singuerlín. La boda, la fiesta mejor dicho, tendrá un leit motiv, el de la moda retro, vintage... hay que ir vestido de aquella manera. Yo más o menos lo tengo claro desde el principio, tengo un traje de cuando se casó mi primo Sebas, gris de cuadros, con el que voy retro, vintage y pasado de moda. Pero doy el pego. Se supone que hay que ir como de Elvis, pero pocos son los que lo harán. Ellas, en cambio, ay ellas. Ellas sí que se esforzarán algo más, bastante más y habrá que sujetarse muy mucho para no jurar amor eterno y prometer que uno sustituiría el césped artificial del campo del Singuerlín por un manto de rosas y estrellas solo por... de esas se le irán ocurriendo a uno varias a lo largo de la noche, porque había que verlas.
Una fiesta a la que somos invitados también en calidad de 'los músicos'. Vamos a tocar en una boda, otra vez. Se afina el repertorio y nos disponemos a desentonar de una manera flagrante en el evento. Esto vendrá luego.
La fiesta empieza el día de antes. Con la despedida. A la despedida de la Carol no fui y no tengo más referencias que unos cuantos apuntes sobre la brevedad, la fugacidad y lo difícil que es pasárselo bien en grupo. Por parte de los 'despedidos', desde las cuatro de la tarde se van recibiendo inputs de que la cosa va bien, que hay diversión y que ya si eso me voy uniendo más tarde. Cuando decido ir a la despedida, el cuadro flamenco está montado pero con salud y buen cuerpo. Me bebo unas birras en la Sisqueta (en la sisqueta, en la sisqueta, en la sisqueta...) y me retiro, porque tengo muchos muchos mocos y hace frío y mañana hay que cantar. Todavía a las tres de la mañana se reciben inputs.
¿A quién conozco yo ahí? Conozco al Diego, pero como digo, de forma reciente. Fui al Punt i Coma ya tarde y siempre tengo la duda de si me conocen a mí, me conocen porque voy, me conocen porque estoy, me conocen porque estoy al lado... simpático no soy, gracioso poco... pero mira, ahí estoy. Más gente que conozco, regidores y miembros de Gent. En teoría no son de los míos, pero volviendo al punto anterior, no sé si por una cosa, por otra, porque uno es un poco payaso fofó o qué, pero parece que hay buen rollo. No son todos de Gent, hay gente diversa, hablamos de fútbol, de la Peña, de... beber cerveza con gente. Esa cosa. Ese mundo. Grabo al Diego haciendo un speech sobre los amigos y tal y para casa. Mañana más.
Llega el día. Hay que vestirse. Hay que ir vestido y cargar o hay que cargar y vestirse luego... Vestido y cargar, una cosa hecha. Llueve y hace un frío de mil pares de... Pero mucho frío. Y llueve. Vaya boda. A las seis de la tarde está cayendo una del morir. No pasa nada, no hay miedo. Cargamos y montamos. Durante todo el día han ido recibiéndose inputs de cómo va el tema. Tendremos que hacer dos viajes, al volver, para cargarlo todo. Vamos. eltoni, elpako & elchristian feauring laana. Laana va de pinup. Cargar y descargar así no es fácil. Es igual, adelante. Hace un frío que hiela las piedras. Son las siete de la tarde. Van llegando los invitados.
Muchos ya están allí. Con sus birras en la mano, vamos saludando. Vamos cargando amplis y... eso, peas, o como se llame. Cables, guitarras. Hola. Aquí. Ep. Hola. Y llega y, efectivamente, no hay mucho más que añadir, la fiesta podría haber acabado ahí mismo. Ya estaba todo hecho. Pero quedaba toda la noche para seguir imaginando cosas.
Con una barba como un oso y con ese traje. Debería haberme dejado bigote, funcionario de la RDA, vintage y soso. Vamos bebiendo cerveza, hola, hola, ei, hola. Qué tal. Y van calentándose las conversaciones y las risas. Hacía un frío del copón pero hay mil maneras de calentarse. Yo todavía estoy tosiendo.
Actuaciones. Una chica que no conozco pero que me suena resulta que va a hacer de payaso para los niños. Acaban saliendo la pareja casada, la Alex y quien fuera bajista (creo) de The del hoyo y se marcan un baile. No hay mucho más que añadir sin que uno recurra a tópicos llenos de almíbar que procuraré y procuro no utilizar, pero que me salen.
Vienen a tocar los de La Carmela, la Queralt y el chico que la acompaña a la guitarra que yo no sé cómo se llama. Nos empieza a entrar el pánico. Son muy buenos. Cantan de narices, tocan como dios. No entremos en barrena, por favor. Nosotros tenemos nuestro rollo. Va. La Queralt incita a bailar a la pareja que se marca una canción que ahora no recuerdo. La Carol se ha cambiado el vestido, uno de flores lleva ahora, muy cincuentas, está muy guapa. El Diego, si no fuera por la pajarita, también podría ser portada del disco. Bailan y están felices como perdices.
Se trata un poco de eso, pongámonos serios, se trata de hacer el tonto, que es un día que no se va a repetir y dejarse de los formalismos. Dejarse de tonterías y hablar con todo el mundo, hablar, reirse y beber. Beber y reirse. Y hablar. Y bailar si sabes. Si no sabes, baila también. Con nosotros no vas a bailar, yo apenas sé moverme. Entre actuaciones, la música que suena es del pen de mi hermano, música jamaicana. Al final siempre acabamos poniendo nuestro pen. Traer vosotros el vuestro. Bailar. Mi hermano baila muy bien. Hay quien lo nota y le sigue. Creo que toca el tal Oscárboles también, algo una o dos canciones. No recuerdo.
Tocan los de las Balas Perdidas. Son muy buenos. Qué hacemos aquí. Tocan muy bien. Qué hacemos aquí. Beber, reirnos, hablar con la tropa. Nuestro rollo es otro, no te preocupes. Bailamos. Bailo Lucille, que la tienen en el disco. Yo creo que es el momento más así de toda la noche. Pero de lejos. Son muy buenos y luego vamos nosotros. La gente se va a pirar corriendo.
Está el Albert Gerard vestido como el del monorail de los simpsons, se ha dejado un pequeño bigotín. Está la Patricia que pide que cantemos Bigotín para el Gerard. Está el Oriol Corral que no para de hablar. Está el Aitor, que se ríe. Está el César con una chaqueta de pana. Está el Jonatan con una chaqueta de cuadros. Está la Eva que se ha hecho algo en el pelo. Está la Deme, fuera de la Rebotiga, que no hace falta que se haga nada, o se lo ha hecho, es igual. Está la Alba, que baila y pregunta cosas sin respuesta. Está el David, la Rosa, el Juanra, el Pepe, hola, hola, ei, hola. Voy a pedir unas birras. En la barra hay un chico con melena que he visto muchas veces y que no he saludado jamás. Hay un montón de gente a la que conozco y que no he saludado nunca. Y creo que esa noche tampoco lo hice. Ellos tampoco a mí. Nos lo estamos pasando bien. Pero nos toca montar.
Montar con cuatro horas de fiesta encima, no es fácil. El Wallace nos presenta. El Wallace viene de otra película, con unas gafotas grandes, nos presenta pero todavía nos falta. Nos cambiamos, queremos empezar pero tardamos. El hermano del Santos interviene para decir algo. Luego tocarán ellos. Tardamos mucho. Empezamos. Creo que las dos o tres primeras canciones, todavía medio las controlamos. Pero nos perdemos, empezamos a pensar, sin decirlo, que lo estamos haciendo fatal. Pero vemos cosas raras, gente bailando, saltando, que se nos echa encima, que nos quitan el micro. El chico de las melenas me coge de las piernas y me sube a hombros mientras canto Bigotín. Mi hermano, laana, hasta elchristian, dicen no haberse enterado de nada. El Sancho, persona de expresividad contenida, salta e incluso canta. Albricias. Me quitan las gafas en mitad del concierto. La Alex me señala que se me caen, pero es la Carol la que me las quita. Vale todo. Entra gente a coger chaquetas mientras estamos tocando. Vale todo. La chica de la pastelería. Somos gente tolerante. Acabamos con Cobradora del Gas y pensamos que es un desastre sin precedentes en la historia de la música. Habrá traumas por esto, que solo el alcohol parece ser capaz de paliar.
Acabamos y no recogemos. Nos cambiamos y a seguir disfrutando de la fiesta. Hace mucho frío, meterse para dentro de las carpas. Ha estado de puta madre, no os preocupéis. Pero ha sonado fatal. Pero ha estado de puta madre. Pero ha estado fatal. Tocan los Coser y Cantar, rollo jamaicano, más hablar y más reirse y más de todo. Y tocan unos que se llaman... Mundo Chillón, un tío raro con barba y gafas que me regala su disco porque dice que está in love con nosotros. De verdad que... Bueno. Tocan dos canciones, no sé, un rollo raro. Todo. Van a pinchar los Solysombra. El Jose. También estaba el Jose. Y el chico de la tienda de los crepes. Hay mucha gente. Me dejo a la mitad, seguro. Están los pastores, por ejemplo. El Joan contenido a medias, como siempre. El Jordi con el cuello de la camisa para arriba, desatado. La Guida, la Patricia y la chica del Sancho que no sé como se llama, se apostaron al lado de la valla para darnos indicaciones. Se te oye, no se te oye, toca Bigotín ya.
Tiene uno la sensación de estar contando un evento de sociedad. Como en el Hola. Es una boda, no se asusten. Una boda con gente, con colegas, con los típicos conocidos que están pero que no sabes bien que... y venga a reir y a hacer el monguer por ahí. A saltar y a hacer el punko con los Sex Pistols, una vez solo que no me aguanto los pedos. Luego tocará recoger y el cable, y el pedal, y el coche, y las llaves del local y toda esa mierda. Ser músico mola un rato, pero hay otro rato que no mola tanto. Son las seis y hay que ir a desmontar. Y no mola.
Los novios se retiraron a las... La Alex, el Jonatan y la Deme se retiraron también a las... y nosotros allí, los últimos. Dándole abrazos al Christian que dice que nos ha visto y ahora recuerdo que sí, que estaba delante de mí dándome melenazos. Colegas de puta madre.
Más frío que en la batalla de Teruel. Tiene que haber fotos y vídeos guapísimos. Yo tengo, pero no tengo gracia para las fotos. Y siempre sale lo mismo.
Lo de siempre, que cuando hacemos otra, que lo tenemos que repetir... se nos va la fuerza por la boca.
Fue todo un gusto, me lo pasé como un indio. Casarse más.

lunes, 18 de abril de 2016

La muerte de Naim - Salva Redón

Ya no espero más. Si tengo que esperar a que hagamos el experimento de la crónica a cuatro manos, puede que se nos adelante alguien y ese alguien quede como Dios con el Salva Redón y se haga súper amigo suyo y nos de luego una rabia que nos muramos. Lo suyo era haber hecho una crítica del libro a cuatro manos, un algo novedoso y vanguardista, la experiencia común de dos lectores colomenses que comparten sus impresiones sobre un libro ambientado en Santa Coloma. Podía haber sido algo muy bonito, pero no va a ser. Voy ya, que luego será peor.
Durante la presentación de su novela, Salva Redón y las personas que apoyaron su presentación, editores y autores, señalaron que, el género de la novela negra tiene el interés de hacer un retrato, a través de una trama criminal, de la sociedad de su tiempo. Y asi es. Pero... qué género no nos sirve un poco para eso. Bonita reflexión para empezar.
A ver. La Muerte de Naim nos cuenta las vicisitudes de un colomense, Marc Vidal, que tras una noche de fiesta solitaria por el Port Olímpic, regresa al barrio y se ve inmerso en un incidente que desemboca en la muerte de un conocido del barrio mismamente. En esos momentos, Marc está ahí ahí con su pareja, no sabe si sí o si no, y además como veremos después tiene un lío con una vecina suya. El asunto de la investigación le servirá para distraerse en un principio y para deshacer un entuerto en el que él cree que se mezcla el racismo con oscuros intereses. Para este menester recibe la ayuda de un amigo suyo, con el que irá visitando a diversos personajes de estratos sociales diversos y ocupaciones varias, amén de verse envuelto en algunos incidentes que están a punto de costarle la vida.
La gran novela de Santa Coloma. Salva Redón contó en la presentación de La muerte de Naim que esta novela llevaba escrita ya hace bastante tiempo, pero que hasta hace relativamente poco no se decidió a pulirla y presentarla. La gran novela de Santa Coloma está por escribirse. Salva Redón intenta con este libro acercarse a una manera de contar las cosas que a veces nos recuerda a las investigaciones tronadas de Eduardo Mendoza y su trilogía protagonizada por el... no recuerdo el nombre del protagonista. ¿Sale el nombre del protagonista? No lo recuerdo. También tiene el libro cosas de un González Ledesma, algo de un Carvalho sin hambre, y hasta así a lo lejos también con cosas del Casavella más Watusi. Pero esto son cosas que me pasan a mí, que son libros que he leído y son las referencias que me suenan al leer este libro. No he leído a Andreu Martín o Juan Madrid, por ejemplo. Algo más a Lorenzo Silva. Bueno, bastante más. ¿Dónde quiero llegar con esto?
La novela de Salva Redón, presentada como un nuevo intento de alcanzar esa novela colomense, esa gran novela de Santa Coloma que nos haga sentirnos tan y tan orgullosos de nosotros mismos una vez más, realmente no parece presentar en un principio más interés que el de embarcarnos en una intriga a la que nos tenemos que sentir ligados por el consabido abertzalismo militante. Y sin embargo, a medida que va avanzando la trama y va uno con ganas de decirle a Salva Redón 'pues no es para tanto Salva', porque el escritor con ínfulas es así y no desperdicia la oportunidad de clavar el puñal donde duele... por dónde iba, digo que la trama va enganchándole a uno más allá del costumbrismo habitual. Más allá de saber quién es quién en la Santa Coloma real. Más allá de identificar lugares, rincones, barrios, todo eso queda en un segundo plano para meternos en una intriga y en un momento clave en la vida de una persona que resulta divertida, interesante. Vamos, que uno dice, mira, voy a seguir leyendo un ratito más a ver dónde llego que esto se está poniendo bien. Eso es.
Más allá de una nueva vindicación de Santa Coloma, pasamos por un momento clave de la vida de una persona, Marc Vidal, que ha de decidir qué quiere ser. Si quiere seguir con su pareja, si se lanza al ruedo con una incipiente relación clandestina, si no va a ser nada de eso. Un cruce de caminos donde la investigación le servirá para aclarar o que le aclaren los conceptos.
¿Quién mató a Naim? Cuando lo averiguamos, nos da la sensación de que nos da un poco lo mismo, que las miserias humanas ya están expuestas (las del protagonista sobre todo), y que nos quedamos con eso.
La novela negra. La gran novela de Santa Coloma. A mí me gusta mucho Simenon. Sus novelas de intriga nos indican que en ocasiones no merece la pena saber quién es el ladrón, el asesino, el malo maloso. Que somos todos un poco culpables de lo que pasa y que, en un momento, podemos intentar redimirnos intentando saber la verdad, aunque para alcanzar esa redención nos tengamos que jugar la vida, la física y la otra.
Esta crítica no está completa. Faltan muchas cosas, cosas que iban a ser dichas a cuatro manos, apuntes, comentarios, observaciones, gracias varias. También faltan otras cosas, bastantes por criticar, que el crítico no va a decir y que espera comentar con el propio autor en algún lugar. Sí, así es. El crítico no es objetivo. Pero lo he intentado.
La gran novela de Santa Coloma (no sé si en Sant Adrià o en Sant Andreu de la Barca estarán esperando a su gran novela) todavía está por escribirse. Y será por algo.

PD. Leches. lo de Eduardo Mendoza... son cinco libros con el protagonista sin nombre... horror.

viernes, 15 de abril de 2016

Sevilla - Athletic. Como siempre.

Iba a poner en el título 'As usual', en inglés, pero paso. Como la gente que pone Anyway, por ejemplo. Ya empezamos mal. El fútbol es una mierda. El fútbol, el fútbol que se juega hoy en día, es una mierda. Y es una mierda porque no ganamos nunca. Es más, es una mierda porque pierdes la ilusión de ganar y cuando parece que la estás recuperando, te vuelven a empujar hacia el fondo del pozo. Yo ayer no quería ir a ver el fútbol. Cuartos de final de la Europa League, Sevilla - Athletic. En el partido de ida el Athletic se dejó mangar el partido y perdió en su casa 1-2. Empezamos ganando y una cagada de Muniaín nos costó el empate. Con el tortón, nos vino el segundo. La eliminatoria por los suelos. Por el camino, antes, o durante, hemos perdido potencia de fuego. No jugaba Sabin, no jugaba Iñaki, no jugaba Laporte. Muchas bajas, pero ahí estamos. Lo importante es participar.
No quería ir a ver el partido, porque pensaba que estaba todo visto. Partido de vuelta en el Sánchez Pizjuán y a remontar con las cuatro cañas que nos quedan. Nos quedan Aduriz y Raúl García. San José igual puede apuntarse a la fiesta. El resto no marca gol ni por un error. Llegué con el partido ya empezado, sin ninguna confianza. Bueno, ahí estamos. Me siento y empiezo a ver que el Athletic está jugando bastante bien, que de vez en cuando tenemos alguna ocasión y que el Sevilla a lo suyo, a contragolpear. A las once espero estar ya en casa. Primera parte sin pena ni gloria y todo siguiendo su camino, al final vamos a palmar, lo sé. '¿No confías?', me dice un ex compañero de la radio... 'Pues la verdad es que no, lo daremos todo y los chavales le pondrán voluntad, pero...  no lo veo'. 'Hay que marcar', me dice.
Gol de Aduriz. Flipante. Este hombre, con 35 años, y está jugando como si fuera Ibrahimovic. Hace de todo, se desmarca en el área y va cogiendo ángulo hasta que lanza el zapatazo por el palo corto. El portero, que se llama Soria y es bastante joven, se la come un poquitín, pero es gol. Gol! Ojo! que aún no nos hemos ido. Queda mucho, mucho partido todavía. Pero el Athletic es así, y en la jugada siguiente, tras un córner a nuestro favor, el Sevilla nos pilla en cuadro en defensa y nos clava el empate. Gameiro. La madre que nos parió. Ni un segundo de felicidad.
Al menos no está jugando Llorente, de hecho ni siquiera lo enfocan en el banquillo. En fin, que a las once me volveré para casa. Beñat está haciendo un partidazo, como San José. Pero se lesiona Bóveda y tiene que pasar San José a jugar de central. Sale Itu. Bueno. Todavía estamos ahí. Pero no, no puede ser, en un balón dividido, Aduriz mete la pierna y siente algo. Cambio. Nos quedamos sin nuestra arma ofensiva más temible. A las once en casa. Sale Viguera, Como si salgo yo.
Fatalismo, pesimismo. 'Yo confío', me dice. 'Yo lo veo ahora mucho más jodido si cabe'. Sale Muniaín y con errores chunguísimos también hace sus cosas. Está ahí. Pero sin Aduriz, a ver qué nos queda.
Raúl García. Este hombre, que vino del Atlético y nosotros no lo veíamos con ojos amorosos precisamente, este hombre, es la bomba. Sin Raúl García sí que no somos nada. Nos queda Raúl García. Jugada de toque en las proximidades del área sevillista, Balenciaga la toca para Beñat, Beñat la mete tocadísima dentro del área y Raúl García de cabeza la pone por encima del tal Soria. Golazo.
Quedan todavía diez minutos. Eliminatoria empatada y el Sevilla tiene más miedo que aquellas de la Bruja de Blair.
No hacemos nada en esos diez minutos. No voy a llegar a las once. Prórroga.
Empieza la prórroga y estamos arriba. Hay buen ambiente en la Peña Centenario hoy. Estamos ahí. Veníamos con tan poca fe que ahora nos vemos con la moral por las nubes. '¿Confías?'. Ahora sí. Claro que sí. Jugada en el centro del campo que Beñat desatasca con un pase medido y puestísimo a Susaeta que se queda solo delante del portero. No veo que es Susaeta el jugador que tiene la bola, creo que es Raúl. Si es Raúl es gol. Es Susaeta, la pica por encima del portero, pero la pelota se va por dos dedos fuera. Mierda. Sale en la tele Susa con la manos en la cabeza. Mierda. No.
Lo tenemos jodido, pero estamos ahí. El Sevilla está muerto.
Córner a favor del Sevilla. En un segundo, dan un palo, otro palo, y San José saca una bajo palos. En un segundo. Herrerín, nuestro portero, también está sembrado.
Entre pitos y flautas la cosa va para los penalties. En los penalties sí que no confío nada. No metemos un penalty claro desde...
Lo demás, ya se sabe. Si Beñat tiene que tirar un penalty, que jugó en el Betis, será el elegido para el desastre. Y así es. Beñat lo falla, lo tira a las manos. Ellos han tirado penalties espantosos, pero les han entrado.
Hemos jugado tan de puta madre que...
No llego a casa a las once. Llego a las doce.
El fútbol es una mierda. Ni cuando parece que sí.

miércoles, 13 de abril de 2016

Chitá, esa ciudad que no conozco

Reconozco que a veces se me mete en la cabeza una cosa y que no paro hasta que se me mete en la cabeza otra cosa. Llevo un tiempo en el que estoy bastante preocupado porque el tiempo se me va de las manos y hay muchas cosas que me quedan por hacer que ya, muy probablemente, no haré. No voy a hacer una enumeración de asuntos pendientes, simplemente he querido empezar transmitiendo esta sensación. Quisiera ahora comunicar otra cosa, que tiene que ver con lo anterior y a la vez, o por contra, por decirlo de otra manera, no está relacionado. Se trata de Asia Central.
No es un tema que ocupe mis días y mis noches, pero sí que de una manera esporádica nubla mis sentidos y condiciona buena parte de mi día a día. Asia Central se me presenta como un espacio evocador, donde ocurren cosas fascinantes, donde la gente es muy distinta, los nombres de los pueblos y las gentes me llevan a pensar en historias de migraciones, de pueblos con yurtas que se mueven de un lado a otro, de cabalgatas por la estepa, de zares que van conquistando territorios que no son bien apreciados por el resto de potencias mundiales porque imaginen ahora, un momento nada más, imaginen ahora conquistar toda esa extensión de terreno que supona Asia Central y que, realmente, nadie piense que eres un gran país o un gran conquistador. Rusia, dominadora de Asia Central. ¿Y? te la puedes quedar.
No he ido nunca a Asia Central y muy posiblemente no vaya nunca. Kazajstán, Uzbekistán, Turkmenistan, Chitá no está en ninguna de estas Repúblicas que hoy creo que son países independientes, o quizás no. Chitá se encuentra en el distrito federal de Siberia Oriental.
¡Saben quién nació en Chitá! Perdón, ¿saben quién nació en Chitá? Genghis Khan. Si es que todo encaja. Un lugar en el que nació Genghis Khan, o el lugar en el que nació Genghis Khan, merece estar en el imaginario de cualquier persona que se tenga por un poco... no sé. ¿Cómo me definiría yo? ¿Qué piensan ustedes de mí? ¿Me aman?
Chitá tiene pinta de estar muy lejos. Y de no haber muchas cosas que apreciar realmente en la ciudad. No sé si tendrá casco antiguo, una zona para salir de marcha, la calle de los bares de Chitá, el museo en el que apreciar las obras de arte contemporáneo o de tradición lugareña. Busco fotos y sale la estación de tren. Me gustan los trenes y las estaciones de trenes. Yo de pequeño pasaba los veranos en una estación de tren. Bueno. Tengo una vida muy interesante y con muchas anécdotas y muchas cosas así pintorescas que les pueden interesar. Ya tendremos tiempo de irnos conociendo.
Chitá tiene la iglesia típica con las cúpulas doradas, blanca con las cúpulas doradas, que tienen las iglesias rusas. Supongo que tendrá todavía alguna estatua de la época soviética, o las habrán quitado. Creo que no habrá ninguna. O alguna de Lenin. No sé.
Estoy pensando, y creo que en el Risk había un territorio que era Chitá. No. No era Chitá, pero sí que está Irkutsk y eso está muy cerca de Chitá. Supongo que Chitá será un crisol de culturas, y habrá gente vestida de muy distintas maneras, y habrá un mercado en el que se podrán encontrar cosas maravillosas y un montón de recuerdos que poder comprar y seguro que hay alguien occidental viviendo allí que tiene una vida super interesante que me puede contar también.
Me encantaría viajar a Chitá. Coger un avión y plantarme en Teherán y de Teherán por ejemplo, alquilar un Land Rover y tirar carretera para delante. Y recorrer las estepas y ver las montañas del Karakorum y el Kunduz y no ir a Afganistán sino quedarme por la parte de arriba y no sé. Visitar las ciudades pero no estar en el campo. No me gusta estar en el campo. Me gustaría ir con alguien, pero le haría el viaje insoportable, seguro. Porque digo que me gusta ir de viaje y que me gustaría ir a Chitá, pero luego estoy lleno de gilipolleces. Así que mejor no voy a ningún sitio.
La vida es una mierda.

martes, 12 de abril de 2016

Yanáyev fuera del mundo

Yo he sido el Barón Yanáyev, porque alguien me invitó a ser el Barón Yanáyev. Ahora no recuerdo mucho más pero sé que hubo un tiempo en el que me confiaron misiones de mucha importancia para intentar salvar a la Dama y yo cumplí como pude. No sé si cumplí bien o mal, creo que hice lo que pude, pero nunca sé si es suficiente. El Barón Yanáyev no tiene porqué parecerse a mí, pero yo hago que se parezca mucho, que sea como yo. Yo soy el Barón Yanáyev y yo soy todos los personajes que aparecen en todos los cuentos. El Barón Yanáyev era torpe, despistado, no era mala gente, pero tampoco era una persona con la que hacer muchas cosas, porque no se puede estar con alguien que no es confiable. Alguien que no se centre, alguien que no esté por las cosas que tiene que estar, alguien que no recuerde el motivo fundamental por el que está aquí. Durante muchos días, los días del mes de marzo, he estado pensando en cómo iba a ir a la fiesta que seguro que daba la Dama, la Condesa de Croissant, la Dame Masqueé. pensando en qué hacer, qué ponerme, qué le iba a contar, qué cosa curiosa iba a intentar aportar para que ella estuviera contenta y orgullosa de mí. Y pensaba en todos los días que faltaban, sin mirar si el día era uno u otro. A veces, muchas veces, lo olvidaba. Creo que lo olvidaba durante buena parte del día, pero siempre, siempre, cuando me acercaba al pergamino para escribir algo, recordaba porqué estaba aquí. Yo era el Barón Yanáyev y me encargaron una vez una misión y esa misión no sé si la llegué a cumplir. Creo que la cumplí, pero no recuerdo si lo hice bien o lo hice mal. Así andaba, intentando recordar qué día era el del cumpleaños de la Dama, sin darme cuenta, o sin querer mirar pergaminos anteriores para tener la fecha clara, yendo a lo mío. Despistándome, haciendo cosas, centrándome en una vida que pasa de puntillas por todo lo demás. Todo lo demás es todo. El Barón Yanáyev a la enésima potencia. El Barón Yanáyev supera al personaje y se convierte en una persona en la que no puedes confiar. Ahora sí que no me van a volver a encomendar ninguna misión. Ahora sí que la he liado.
Ayer, 11 de abril, me planté ante la puerta del Palace con mis mejores galas, jugándomela, haciendo como que no iba conmigo. Alguien me dijo que tuviera la vergüenza de retirarme sin decir nada. La Dama no estaba y el cumpleaños había sido hacía semanas, concretamente el 24 de marzo. Me ví sentado en una acera de nuevo pensando qué había hecho, qué estaba haciendo y si la Dama me podría perdonar de alguna manera.
Si merecía la pena que la Dama me perdonara, de hecho.
Feliz cumpleaños con más de tres semanas de retraso. Y mil perdones.

lunes, 11 de abril de 2016

Sardinas en el Sagarra. Cocoteva de ácido

A tomar viento todo. Insistiré en este concepto durante todo el texto aunque no lo diga explícitamente. Ayer tuvo lugar el tercer pase de Sardinas, la última obra puesta en pie por la compañía colomense Cocoteva, comandada por Xavi Villena, con un éxito de público atronador. Nadie quería perderse una nueva representación de una compañía que está creando un sello propio. ¿Cuál es ese sello? Una obra de teatro, un guión, una adaptación, en manos de Cocoteva no conocerá el límite, traspasará lo convencional y se convertirá en otra cosa, no en una cosa distinta, se convertirá en un desbarre en el que puede que lo importante no sea que nos enteremos de qué está pasando, de quién es quién, de cuál es realmente el argumento, el planteamiento, el nudo y el desenlace, sino de llevar al espectador al límite de sus capacidades para seguirles.
Cocoteva no da tregua. Cocoteva se planta en el escenario y enciende el botón de demolición y el que tenga fuerzas, que les siga. Desde el principio, desde que el actor que representa el papel de director de la ficticia obra que se está representando monta por primera vez en cólera, cosa que sucede nada más considerarse que la obra ya ha empezado, el espectador se ve sometido a un continuo frenesí de apariciones inesperadas, gritos, sobresaltos, enfados, intervenciones extemporáneas, participación del público, actores infiltrados entre el público, puestas en escena que requieren de una explicación o quizás no tiene porqué haber explicación de nada, más cabreos, más sobresaltos, más confusiones, más olvidos del papel, monjas que hacen homenajes adhoc a Chus Lampreave, sardinas, sardinas, sardinas, sardinas, sardinas, y qué signfican las sardinas, y qué significa el oso que aparece en escena, y qué significa la galleta oreo que aparece en escena... ¿y qué más da?
Quizás ese sea el sentido de todo. Soy un humilde español que no tiene realmente idea de nada, pero que siente la necesidad de opinar. Ayer, viendo a Lluís Rabell online durante su intervención en la Assemblea de Iniciativa, hizo una reflexión importante. Dijo, en relación a las confluencias, que la política tiene horror del vacío (podríamos discutir si dijo horror al vacío, pero viene a dar lo mismo). Podríamos decir, y de hecho voy a decir, que la vida tiene horror al vacío y Sardinas, como las anteriores obras de Cocoteva, sienten ese horror al vacío. Siempre tiene que pasar algo, siempre tiene que aparecer alguien en escena que rompa con todo lo que estaba sucediendo, quizás aparezca alguien en escena para hacer exactamente lo mismo que acaba de decir el actor anterior, quizás aparezca en escena otro actor que haga exactamente lo mismo que acaban de hacer los dos actores anteriores.
Yo no he ido nunca al Sonar. He ido, pero no para ver un producto Sonar. No me gusta demasiado la música electrónica, algo, pero poco. Pero las obras de Cocoteva, creo, y me lanzo a una piscina de la cual no sé cómo voy a poder salir, tienen mucho que ver con la concepción de Xavi Villena de su propio planteamiento como músico. Electronik. Encendido, pero sin progresión, no esperen ir ascendiendo, comenzar de tranquis y ya veremos. No, a tumba abierta desde el principio. Como la canción Swastika Eyes de Primal Scream. Pero mucho más bestia. Y tiene que ser así. Quizás cuesta entrar, pero creo que, si se entiende esto, es todo mucho más fácil. Sométanse.
Los actores hacen un esfuerzo titánico manteniendo un ritmo atroz durante toda la obra, cantando, gritando, apareciendo, llamando la atención del público que, creo, muchas veces renuncia a entender nada y se queda con 'qué guapo va el hugo, mira el óscar ahora qué gracioso...', cuando de lo que se trata es de verse sometido a un planteamiento escénico en el que pasa de todo y todo a la vez. Dos tramas, mezcladas, gente que tiene que verse en escena y no se ve, puertas que se abren puertas que se cierran, speed, saltando por la ventana, canciones, un ciego que va a cargarse el escenario.
El tour de force no concluye cuando se da la frase final. Porque al final hay presentaciones, lágrimas, más emociones, todo al máximo.
La próxima representación es en noviembre. Como lo que te dije, esto crea adicción.

sábado, 9 de abril de 2016

Miscelánea

El mal prevalece. El mal siempre gana. Es inútil organizar nada, pensar en nada, ponerse a planificar, hacer carteles, pasar el manifiesto... es inútil completamente, el mal siempre gana. El mal acaba venciendo porque el mal está dentro de nosotros mismos. Te levantas por la mañana y crees que va a ser un día como otro cualquiera, sin sobresaltos, y bajas a comprar el pan y sabes que ha llovido y que hace un frío que pela y pasas por debajo de un andamio y esa gota que lleva esperando a caer desde hace dos horas, finalmente cae y te cae a ti en la frente, delante de unos chavales que se ríen. Porque el mal no descansa. El mal está siempre trabajando para que lo que pienses, lo que planifiques, lo que columbres, no salga. El mal te sigue la gracia, te ríe los chistes, te invita a dar una vuelta en su moto, te pregunta por cómo te encuentras en ese momento en el que estás jodido y aprovecha para hundirte más. El mal siempre gana. El mal no conoce el descanso. Porque si el mal, por lo que fuera, tuviera un segundo para el ocio, para pasárselo bien, sería derrotado sin paliativos. El mal te acecha en cada párrafo. El mal sabe que estás escribiendo en este preciso momento. El mal te hace errar adrede. El mal se llama como quien tú y yo sabemos. El mal eres tú.
https://www.youtube.com/watch?v=f87siGRmwYc&nohtml5=False&spfreload=1

Si el tiempo y las circunstancias lo permiten, hoy tenemos un bolo muy especial. Hoy inauguramos una faceta nueva. Si ya hemos tocado antes en una boda, hoy tocaremos en una boda singular. Rock de estadios. Hoy corremos el riesgo de vernos superados por las espectativas. Gente que nunca nos ha visto y que dice que tiene ganas de vernos. Eso es malo. No debe tener nadie ganas de conocernos, porque las ilusiones generadas se ven seriamente defraudadas una vez que empiece todo. Saldremos al escenario, nos piden que nos pongamos los vestidos que nos ponemos siempre. Hemos caído en el tópico, somos un personaje, somos ya una caricatura de esa banda de rock que pensábamos que íbamos a ser alguna vez. Yo quería ser como Pink Floyd, por ejemplo. Como los Flaming Lips. Pero debería haber aprendido a tocar algo, al menos. Y no. Hoy tendremos que enfrentarnos a un público que pasará de nosotros a la primera nota, que no querrá que estemos en el escenario ni un segundo más. Me lo veo venir. Lo estoy sintiendo. En cuanto nos subamos al escenario la gente dirá 'ah, era esto...' y se dará la vuelta. No interesaremos. Pero ellos no saben que a nosotros nos va a dar igual.
https://www.youtube.com/watch?v=Kv98RzKRAj4&nohtml5=False

Miscelánea escrita utilizando dos día hábiles. Cuando estoy escribiendo esto, el mal ha sido consumado. El daño está hecho. ¿Qué nos ha hecho la música a nosotros para que nos pasemos con ella de esta manera? Una evaluación objetiva de todo lo que sucedió ayer debería comentar que se trató de un despropósito mayúsculo casi de principio a fin. Creo que me equivoqué en todas y cada una de las canciones que intepretamos. Bien cantando o bien simulando tocar la guitarra, todo creo que lo hice mal. Y a partir de ahí que cada uno saque en claro lo que tenga que ser. La música se merece un respeto que no hemos sido capaces de demostrarle en ningún momento. Un cariño, al menos, cierta ternura hacia la música. Hacia lo que la música consigue sacar de uno mismo. Hacia el efecto benéfico que tiene la música en las personas. A la gente le gusta escuchar música. Pasárselo bien y todo eso. ¿Les gustó lo de ayer realmente? ¿tenía algo que ver con la música? Mis más sinceras disculpas por haber perpetrado lo de ayer. No voy a decir lo de que 'no volverá a ocurrir', porque a la mínima, tracatrán. Sólo sé que nunca me habían llevado a hombros para cantar una canción y que no entiendo nada.
https://www.youtube.com/watch?v=CIgz9HvsVjA

Vamos a intentar responder sin atropellarnos. Tengo que hacer un comentario sobre la situación política actual, porque ayer no se habló de otra cosa. Ayer. ¿Qué pasó ayer además de que la música sufriera un terrible suceso de agresión? Pues que estuvimos hablando de política a niveles muy de mucho nivel. Yo digo una cosa, al final, al final, la cosa de la profecía aquella del error que cometió nuestra primera edil o como se diga eso, puede que tenga razón. O no. Seguramente que es que no y que me dejo llevar por los efluvios, pero oye, molaría. Pero no va a pasar, porque más allá de ese al final del que estamos hablando, hay otro final y ahí no hay acuerdo posible me parece, así que la cosa está como estaba. Pero con buena onda. Ya es algo. Que no es poco. A nivel nacional, me parece estupendo que la movida no haya funcionado y que haya elecciones otra vez, o que el PSOE se pliegue definitivamente y haga eso de la gran coalición. Estupendo. No es por lo de mal de muchos, tal, es más bien porque así las caretas seguirían cayendo. O al menos, la pose. No es fácil escribir sobre nada con el recuerdo de la música llorando en un rincón, profundamente dañada.
https://www.youtube.com/watch?v=JhqyZeUlE8U

Recuerdo especialmente a alguien diciéndome que le resultaba especilmente molesto lo de sentirse observado, analizado, escrutado, revisado, pormenorizado, formalizado, señalado, visualizado, registrado, certificado, tamizado... debería ser capaz de escribir un párrafo entero con los... pero ni siquiera soy capaz de saber explicar lo que... no es que bebiera mucho ayer. No puedo beber porque soy un rockero. Soy el rockero que lleva el coche y no puedo hacer muchos alardes, por eso me acuerdo de casi todo. Recuerdo especialmente a alguien diciéndome todo esto, y que yo le contesté que debe ser una mierda eso de estar a expensas de que un payaso en un blog te diga que en el pleno hablaste... y jiji y jajá. Ya, le dije. Lo entiendo. Pero es así. Qué cosa esta de tener un blog. Qué cosa esta de sentir el poder de la palabra, el poder de la opinión. ¿Qué diría alguien con un blog si me hubiera visto ayer? ¿Cómo me sentaría una crítica hiriente de todo lo que hice ayer? ¿Qué pensaría yo si alguien me hiciese un comenario sarcástico o lo hiciera de mi hermano o del Christian, que ayer tuvo momentos de reflexión sobre el concierto muy brillantes? ¿Qué pensaría yo? Seguramente montaría una barraquera del demonio y me pondría a despotricar por las esquinas... o me hundiría y no saldría de casa jamás. En fin.
https://www.youtube.com/watch?v=6DDo5_yIJXQ

El caso es que no se está tan mal como se está ahora en el mundo ¿no? Mira, el Nuet ha hecho un tweet diciendo que no se hace la revolución viendo la Sexta. Vaya, soy un visionario. Pero estoy muy fuera de juego. Estoy poniendo canciones que ya había puesto, estoy diciendo cosas que ya había dicho. Empecé a escribir esto un viernes y lo acabo un sábado a mediodía. Es todo muy así. Ayer, y quisiera extenderme de nuevo en el tema, no lo hicimos bien. Quizás el excesivo tiempo de espera para tocar nos llevó a relajarnos en exceso, quizás nos vimos superados por la calidad de los demás conjuntos, que eran magníficos y pensamos que, hiciéramos lo que hiciéramos, no íbamosa acertar, quizás es que no damos para más. Pero ahí estamos. Quizás la patada hacia delante sería empezar a hacer camisetas, merchandising, un sello. Llevo un sello de un chico con barba en el brazo que iba repartiendo el mismo, con una autoestima muy a valorar. La autotestima es muy importante. No sé, qué más puedo decir de ayer. Que yo no he visto cosa más bonita jamás.
https://www.youtube.com/watch?v=Az0W9VNDAt8

No tengo muchas más cosas que decir. Honor y gloria a los mártires de la música.