lunes, 18 de marzo de 2024

La cárcel


Al lado de mi lugar de trabajo están construyendo un centro penitenciario. Cuando comencé a trabajar, en el mes de septiembre, aquello estaba todavía casi en pañales, el solar y gente trabajando, sí, pero no se vislumbraba que ahí fuera a haber nada. De hecho, tardé unos días en saber que allí se estaba construyendo un centro penitenciario. Una vez que lo supe, tampoco le hice mucho caso. Es una prisión. Pero el otro día, cuando hablo del otro día me refiero al jueves, al bajar del metro y pasar por delante me di cuenta de que estaba ya la obra muy avanzada. Tan avanzada que se veían digamos los adentros del centro penitenciario de régimen abierto. Régimen abierto. Veía las que yo llamo celdas pero seguro que ya no se llaman así y pensé, un momento, que esto será un lugar en el que habrá gente. Ahí dentro habrá gente. En esas habitaciones con esas puertas tan estrechas. Y ya está prácticamente hecho. Un día o dos antes, vi a un equipo de BTV que supongo que irían a grabar algo. Ese día no reaccioné tanto como el día después cuando me di cuenta de que eso, estaba ya casi hecho. Y sin más me dispuse a hacer una foto. Y a pensar en cosas. En cosas como que nosotros no somos esa gente. Nosotros no vamos a ir a la cárcel. Miramos la cárcel, el centro penitenciario de régimen abierto y lo miramos con la distancia de las cosas que no están. Porque nosotros no somos. Nosotros no somos los que un día podemos acabar ahí. Nuestro mundo es otro, con charlas, actividades, fines de semana, calçotadas y previsión de vacaciones de verano. Nosotros no nos vamos a morir en la calle, porque tenemos una red que nos va a controlar y nos va a ayudar. Nosotros no nos vamos a morir en la calle, porque a las malas tendremos a alguien que nos socorra o nos obligue o lo que sea. Nosotros no tenemos que mirar al que está en la calle, porque no somos nosotros. Hemos conseguido incluso no mirar a la gente que juega a las tragaperras en los recreativos, en los bares. Hemos visto ya que no somos nosotros. Vamos al bingo, jugamos a las máquinas, no nosotros, no. Son otros los que consumen prostitución como un juego. Son otros los que juegan. Qué más nos da si hay recreativos, si apostamos al fútbol, si estamos pendientes de un gol de nosequién. Si tal carrera ha acabado y se da una secuencia de resultados concreta. Qué más nos da que construyan un macrocasino, una cárcel, un hotel en primera línea de playa, no somos nosotros. Hemos conseguido estar muy por encima de todo eso y solo nos interesa lo nuestro. Porque pasaremos por delante del centro penitenciario de régimen abierto y lo haremos como quien pasa por delante del mismo solar que había antes, pensando en llegar rápido al edificio A, subir al ascensor y mirar a ver si hay caramelitos en la mesa. Porque nunca somos nosotros, todo lo raro, lo molesto, lo que ensucia, le pasa a otros. Se mueren, no están. 

jueves, 14 de marzo de 2024

¿Un país de tragaperras?


Un momento, colominos. ¿Os imagináis un espacio más grande que Santa Coloma, como Santa Coloma y Sant Adrià juntos, que fuera todo él como el bingo Capitol o como lo que vemos delante de la Plaça del Manelic? ¿Todo así? ¿Os molaría tener eso ahí? No lo vamos a tener ahí, sino que lo tendríamos en Tarragona. Un macrocasino, un Las Vegas, pero no un Las Vegas como se ve en las pelis donde van tres pájaros y pillan una moña de esas en las que dejas de grabar y luego te pasas toda la peli recordando a ver qué has hecho y qué risas nen. No, un Las Vegas con 1200 tragaperras y todo lo que conlleva de salud y bienestar un complejo como este. Salud, bienestar, buen rollo. ¿No? No parece que sea el modelo de sociedad que alguien de izquierdas consideraría como aceptable. Juego, etc. Bien, ¿no? Pues resulta que para aprobar los Pressupostos de la Generalitat, el PSC, Partit dels Socialistes de Catalunya, le ha impuesto a ERC, Esquerra Republicana de Catalunya, que es el partido que gobierna la Generalitat de Catalunya, pero con 33 diputados de 135, aprobar el PDU por el que se podría comenzar a construir esto en Tarragona. Una condición que dirás tú que qué tendrá que ver con los presupuestos, pero es eso, qué tendrá que ver. Pues el PSC le ha impuesto esto para dar su apoyo. Y ERC ha aceptado. Y pretendían que nosotros, los Comuns, aceptáramos también porque los presupuestos son muy importantes. Y así, nos aparecen vídeos de regidoras de ERC en Santa Coloma diciéndonos las múltiples cosas que se consiguen con estos presupuestos como, por ejemplo, la 2a residencia para la gente mayor, si Comuns aceptamos el macrocasino de marras que, total, quién sabe si se hará o no se hará o yo que sé. Tú di que sí y ya si eso vamos tirando. No es serio. Y no es justo para los colomenses y las colomenses que se les diga que no tendrán la Segunda Residencia para la gente mayor, pública, si no aceptamos que coloquen 1200 máquinas tragaperras en Santa Coloma. Bingo y línea. Es un chantaje tan burdo que uno no sabría dónde meterse, pero aún así, la autoconfianza es tan grande que, con todos los datos en la mano y tal, piensa uno que ha de estarse muy desesperado para llegar a ese extremo con tal de condicionar el voto de un grupo que se sabe que no está por la labor. Si no hay macrocasino, que es que nos lo ha impuesto el PSC que es muy malo pero es que no podemos hacer otra cosa, si no hay macrocasino, no hay Residencia. Con todo el morro del mundo. Y finalmente, como decidimos no ceder al chantaje (la residencia hay que hacerla porque eres Gobierno de la Generalitat y si no la haces es porque no es tu modelo hacer residencias públicas y sabes que esto era una maniobra para presentarnos como unos irresponsables pero, ay, aquí quien queda como que gobierna no para la gente, sino para los negocios de otros, eres tú), el president Aragonés convocó elecciones. Y ahora, colomense, paisano, pensarás, vaya, por culpa de los Comunes estamos otra vez con la mierda de las elecciones. Claro, porque nosotros convocamos las elecciones... no, nosotros no las convocamos, no es por culpa nuestra. Es por culpa de un president y de un partido que es ERC que no ha sabido plantarse ante un PSC que juega duro, que sabe a lo que juega y juega a meterte en su película y de esa película ya no vas a saber salir, pero te metes y entonces te ves ahí subalterno de ellos y piensas, ay, que yo venía a Substituïr al PSC y me encuentro con que o acepto lo del macrocasino con 1200 tragaperras o se me acaba el rollo del Molt Honorable y la Generalitat Republicana. Y el PSC satisfecho porque piensa que va a ganar, Pobre Cowboy Bill, tan de largo que podrá elegir con quien gobierna. Y ERC supongo que buscará en los bajos fondos para encontrar algún ex que pueda vender como otro trofeo para meter en sus listas. Y buscará en los bajos fondos para crear candidaturas submarinas. Y mientras el PP mirándolo todo desde Badalona y cuánto lío y estas izquierdas que no se ponen de acuerdo y ya limpio yo. Y Vox diciendo que no, que ya limpio yo. Y Aliança Catalana, los zombis del norte, limpiando también. Porque aquí las jugadas son múltiples y son variadas y el rollo de tener el Govern de la Gene es muy goloso y soltarlo, poner en riesgo soltarlo, es porque ahí dentro eso de que el PSC te diga lo que vas a hacer y lo que no, igual todo el mundo no lo digiere bien y a lo mejor antes de que pete, pues patada para delante. Y qué malos los Comuns, qué falta de responsabilidad. Que no, a ver, que no vamos a tragar con las tragaperras. Y el 12 de mayo entonces nos vemos en las urnas otra vez y nosotros con la cabeza bien alta porque, efectivamente, nosotros no queremos un país de tragaperras. Vosotros, no lo sé. Espero que tampoco. 

miércoles, 13 de marzo de 2024

Krasnoyarsk


Yo ya había estado en Krasnoyarsk antes, hace mucho tiempo, pero no la recordaba así. Entonces, la ciudad era poco acogedora y cuando volví al cabo de unos años, bastantes años, eso no había cambiado. Pero sí que había algo que no parecía estar en su sitio. María me dijo, no nos habremos equivocado y estamos en Krasnodar, que mira que te lo dije. No, no, le dije. En Krasnodar hace bastante más calor que aquí, Krasnoyarsk es frío como el mismo demonio. Y mira el río. Y míralo todo. Está helado. Es algo que no sé cómo definir, pero ha cambiado. Será que cuando viniste por primera vez todavía existía la Unión Soviética y ahora eso ya pasó y ahora todo es diferente. Por poco que haya cambiado, siempre se modifican cosas y ese cambio no parece cosa menor, me dijo María. Yo miraba en torno a nosotros y reconocía edificios, pero había algo. Quizás algún letrero comercial algo más alegre y que la gente en la calle parecía más joven. Un coche pasó por nuestro lado. Era nuevo. Alguien miraba el móvil. Aquellos gorros tan gruesos, dónde estaban. Fuimos a una cafetería. Yo no recordaba cafeterías. Pero las había. María me hablaba de Moscú. Ella había estado trabajando allí durante cinco años. En mi cabeza se mezclaban cosas. El río. El frío. Al salir de la cafetería, María me propuso volver al hotel. Quise ver la tele. En un programa entrevistaban a unos turistas catalanes. No éramos nosotros. Decían que estaban haciendo un viaje por toda Rusia y que Krasnoyarsk les estaba encantando. Les encantaba Krasnoyarsk. Quizás era eso. 

martes, 12 de marzo de 2024

Gastarbeiter


A Nazario Santisteban le tocó la moto en la lotería. Eso es lo que decían sus compañeros en la fábrica. Nazario Santisteban protestaba y decía que de eso nada, que se la había ganado con su trabajo. Especificaba muy bien lo de 'con mi trabajo'. Pero los demás le decían que había sido la lotería. Aquel año, los patrones, en sintonía con los sindicatos, decidieron ofrecer un obsequio por la productividad y qué mejor que una de aquellas motos que se fabricaban en la propia fábrica. Cuando se dijo el modelo de motocicleta que iba a proponerse como complemento hubo una cierta decepción entre los trabajadores de la planta, porque todos fantaseaban con algún modelo utilitario que les permitiera desplazarse sin mucho trastorno de sus domicilios a las fábricas, pero aquel modelo, un señor motón, era demasiado y muchos de ellos comenzaron a hacerse un poco el ronsa a la hora de dar el callo. No querían esa moto. Solo Nazario Santisteban había considerado que a él ni moto ni mota y que él iba a seguir trabajando igual, porque ya en otra ocasión le habían enredado con nosequé y al final casi le ponen una sanción porque le dijeron que estaba convocada una huelga y luego resultó que no y un lío todo. Por eso él había seguido trabajando igual y así se encontró aquel día subido al escenario y con todos los trabajadores, los compañeros, aplaudiendo porque se habían librado de aquella moto y Nazario iba a ser conocido por todos como 'el de la moto'. Y qué moto. No sé cuántos cilindros, no sé cuanto de motor, no hacía ruido, era como un camión de grande. qué iba a hacer Nazario con tanta moto. Llegó a casa y le dijo a la mujer que le había tocado la moto del sorteo. La mujer, Rosana, que venía de un pueblo de Galicia como él y que también trabajaba en una fábrica, pero ella de frigoríficos y electrodomésticos varios, dijo que le parecía muy bien, que ya era hora que la empresa se estirara un poco y que fíjate que ellos ya tenían la lavadora y la nevera gracias a la empresa suya y que ahora también moto. Pero que ella no se iba a montar en la moto y que si él la quería aprovechar para ir al trabajo o hacer alguna excursión... pero Nazario no utilizaba la moto. A Nazario le daba vergüenza ir a trabajar con la moto y que los compañeros le dijeran, mira, ya viene Nazario el de la moto. Así pasó el tiempo y Nazario dijo de venderla. Y ahí Rosana dijo, vamos a ver. Y bajó a la calle donde tenían aparcada la moto y la miró y se subió encima de la moto y Nazario le dijo qué haces y ella le dijo, calla, y le preguntó que cómo se encendía y Nazario se lo dijo y la arrancó y la encendió varias veces y le dijo, la moto me la quedo yo. Pero qué dices. Que si tú no la utilizas me la quedo yo. Y Nazario le dijo que si era eso que entonces la utilizaba él. Pero ella le dijo que no. Que ya había tenido tiempo de pensar y de usarla y que no había manera. Y Rosana se quedó la moto. Y la conocían como Motorosana en el edificio. Y un día Nazario quiso coger la moto porque le daba mucha envidia y salió con ella por una carretera y se dio cayó y se mató y la moto siniestro total. Y Motorosana se volvió a comprar otra moto, claro.  

lunes, 11 de marzo de 2024

20 años del 11M.


Aquellos días, en esos días, yo estaba emocionado porque iba a ir a Madrid por primera vez a ver a mi amigo Edu, que se había ido a vivir allí y estaba yo nada más que pensando en aquel viaje. De repente, estábamos en el curro, en Doblezeta, cuando empezamos a escuchar lo de los trenes. Qué ha pasado, qué barbaridad. Pero quién ha sido. El Gobierno lanzó la idea de que era ETA. Todo era ETA entonces. El Gobierno era el del Aznar más grotesco y había comenzado el oscuro camino de relacionar cualquier disidencia con el Constitucionalismo de marras con ETA. Todo era ETA. Si todo era ETA y el culpable del atentado era ETA, solo quedaba el PP. Ni PSOE, ni nadie. Esos días fueron tremendos. Finalmente viajé a Madrid y una de esas noches, la del sábado, estuvimos ante la sede del PP en la calle Génova, en aquellas concentraciones del 'quién ha sido'. Si era el terrorismo islamista, estaba claro que la diana estaba en Aznar y sus fotos con Bush y su apoyo a la guerra de Irak. Esas elecciones las ganó el PSOE de Zapatero. Y el PP comenzó una carrera hacia el desquicie que continúa. Quizás y solo quizás, uno de los momentos más bochornosos de la historia reciente de nuestro país haya sido el acoso, burla, escarnio y menosprecio a la figura de Pilar Manjón, la madre de una de las víctimas de los trenes que se erigió en la portavoz y cara visible de la Asociación de afectados por el terrorismo 11M. Si habitualmente estábamos acostumbrados a las víctimas del terrorismo de ETA, a las que el PP utilizaba de manera escandalosa, de repente, esta mujer daba otro mensaje, otro perfil, de repente las víctimas del terrorismo, como por ensalmo, esas víctimas del terrorismo, dejaban de ser españoles de bien y pasaban a engrosar ese amplio catálogo de elementos que vienen a romper la paz y la concordia que nos hemos dado entre todos. Malos españoles. Españoles y españolas que buscan en las cunetas, que quieren justicia, que quieren saber quién fue, quién mató a sus familiares, qué se ha pagado por ello, quién nos metió en una guerra contra la opinión de la mayoría que sabíamos que tendría consecuencias sobre nosotros algún día, quién nos miente, quién lo tergiversa, quién te culpabiliza, quién acaba buscando que te hundas, que te vayas, que te vayas, que te pires, que abandones, que te calles, que compruebes por ti mismo que este país es así, señora, cállese de una vez, no ve que nos está molestando. Pilar Manjón pasó a ser un símbolo, pero pasó a ser un símbolo también para quienes concentraron su odio, su resentimiento por haber perdido unas elecciones, un ejemplo de cómo hundir a quien se atreve a disentir. Y así seguimos. Han pasado diferentes gobiernos, han pasado diferentes líderes del Partido Popular, han pasado y han surgido propuestas políticas de todo tipo, pero en este país parece mantenerse la idea, que hasta entonces no existía como tal, de que el Gobierno, de que el país, de que todo, era suyo. Si bien los años de gobiernos socialistas podrían haber hecho pensar que este país había cambiado, los años de Aznar nos devolvieron a la derecha consciente de que los demás estábamos de prestado y que cómo te ibas a atrever a cuestionar eso. Esto. Y así seguimos. Murieron 202 personas por la vacilada de quien pensaba que estaba allí en el mundo para convertirse en el Cid Campeador y fue desalojado del Gobierno por mentiroso. Y 20 años después, todavía lo tienes que ver diciendo que a él que le cuentas. Y cállese, señora. 

sábado, 9 de marzo de 2024

Dejadme decir algo sobre las manifestaciones del 8 de marzo


Dejadme decir algo, que será muy breve y no tiene mayor trascendencia que la opinión de un señor así que podéis ignorar perfectamente este texto como se ignoran tantas cosas y continuar estando a gusto leyendo y apreciando las opiniones que más os gustan o las de otros señores que tal. Lo que vengo a decir es que las manifestaciones del 8 de marzo son sin duda, y esto creo que ya lo he dicho alguna vez en textos anteriores sobre el 8 de marzo en los que también me he atrevido a opinar, digo que estas manifestaciones son sin duda la principal movilización transformadora que existe. Una movilización en la que participan, como me dijeron ayer, tanto las que están organizadas y formadas y politizadas como las que no. Una movilización masiva a la que se va con alegría, con rabia, con ganas. No es una movilización de las que toca ir, no es algo que nos concierna a unos pocos, es la movilización que está a flor de piel y que incumbe a todas las personas y es por eso que es que el 8 de marzo es el día en el que, sí, el sistema, sí, el sistema, está más en riesgo. En definitiva, que el feminismo más allá de las propias manifestaciones y los días señalaítos es, ahora mismo, lo poco que nos salva del monstruo. Y es por esto, y dejadme que lo diga, que es la movilización más peligrosa, la movilización más temida y la movilización más ininteligible por quien es sistema y quien quiere que todos los focos giren sobre sí mismo o sobre si misma. Y en el mismo plano coloco a quienes convocan manifestaciones para contrarrestar el factor masivo, espectacular, impresionante, sobrecogedor, de las manifestaciones masivas en las que el poderío de un o de varios feminismos se siente y desborda, a quienes te dicen a qué manifestación ir o si una manifestación es feminista o no, como a quienes convocan manifestaciones pensando en encontrarse las mismas caras y saludarse y pensarse como únicos representantes de la cosa que pueden utilizar una movilización escasa para colocar un programa político determinado donde al final una de las cosas que menos importa es el 8 de marzo, sino cagarse en alguien en concreto. Que puedo ser yo mismo. Y ya está. 

jueves, 7 de marzo de 2024

La història dels vertebrats - Mar García Puig


Es complicado ponerse a hacer algo parecido a una crítica de un libro sobre el que no se puede hacer una crítica. Tampoco me gustaría caer en lo que podría ser un canto de alabanzas únicamente porque el libro lo ha hecho una compañera y porque el libro, finalmente, es mucho más que un libro. Escribir un libro como este, rellenar páginas contando lo que se cuenta en este libro, no está al alcance de cualquiera. Escribir un libro, contar una historia, que es tu propia historia, desnudándote como ya se anuncia en la portada, pero no desnudándote de esa manera superficial en la que nos mostramos ante los demás en lo que consideramos una muestra auténtica de nosotros mismos. No. Es otra cosa. Se me acaba de ocurrir que hay una canción que tiene una frase que tiene que ver con esto. Con esto y con tantas cosas. Es la canción Paracaídas de Los Enemigos. Una frase sencilla que dice Tengo problemas que nadie me planteó. Mar García Puig es madre de dos hijos justo el día 20 de diciembre de 2015, cuando el país votaba en unas elecciones generales que la convirtieron en Diputada al Congreso por En Comú Podem. Y todo eso que todo el mundo pensaría que sería una feliz coincidencia se convierte en una tortura. Y cuando digo todo, es todo. Porque lo que Mar García cuenta es que eso de ser madre y aparecer todos juntos en la foto como en esas fotos de las casas de muebles de felicidad contagiosa no es ni lo normal ni lo habitual ni nada que se parezca. Y lo de estar radiante y gloriosamente acompañada en la muy noble tarea de cambiar el mundo, pues como que tampoco. Lo que Mar García cuenta, y que hace verdaderamente especial este libro, es que no se trata de la típica historia de superación ante la adversidad, sino que la autora nos muestra con toda la crudeza lo que pasa cuando nos pasa y solo nosotros sabemos lo que nos pasa. Y si eres mujer, lo que ha pasado y pasa cuando pasa. Quién dice lo que les pasa, quién cuenta lo que les pasa, quién diagnostica lo que les pasa, quién decide qué hacer para corregir lo que les pasa. El libro de la compañera es su historia pero es también la historia de millones de mujeres que no respondieron a la versión canónica que nos hemos impuesto de maternidad. Un libro que combina lo más personal, lo más íntimo, con la erudición y la sabiduría de alguien con los conocimientos y la curiosidad de saber y de quererlo contar y contarlo bien. Que se entienda. Y se entiende perfectamente. Tan perfectamente que no conozco a nadie que no haya leído el libro que no haya quedado impactado por lo que se cuenta, por cómo se cuenta y por la crudeza en la descripción de lo que se siente cuando pasa. Porque pasa. Y se hace muy difícil no utilizar un vocabulario determinado para describir qué es eso que pasa, porque soy un señor de casi cincuenta años y no soy padre, pero ese miedo, ese terror, está ahí. Ya hace días que leí el libro y le tenía mucho respeto a escribir nada sobre él porque todo lo que se diga no será preciso. La cosa más clásica que me sale desde el principio es decir que hay que ser muy valiente para escribir así, para escribir y describir algo así en primera persona. Hay que ser muy valiente, como lo es Mar. Pero estoy convencido de que no es valiente el término necesario aquí. Por favor, lean este libro, al menos sean valientes ustedes.