domingo, 20 de julio de 2025
La idea de Israel. Una historia de poder y conocimiento - Ilan Pappé
Creo que lo primero que deberíamos hacer es felicitarnos porque haya conseguido terminar este libro. Las condiciones no eran las mejores, el tema era árido y francamente desagradable, el tiempo disponible no era demasiado y todo se volvía espeso y doloroso. Pese a todo, el libro ha sido leído y aquí vienen las conclusiones. Primero hablaremos de las motivaciones para leerlo. Imaginen que a ustedes no les importara una mierda que en un rincón del planeta se estuvieran asesinando fríamente a unas 200 personas al día. Imaginen que están en un banquete, una boda y que cada día fueran asesinadas todas las personas de esa boda. Y mañana otras 150. Y mañana 200. Y mañana 175. Sin discriminar entre hombres, mujeres o niños. Niños. Imaginen que les importara un poco y que quisieran saber qué pasa en ese país que ha decidido que todo da igual porque hay un motivo superior que es Israel y la idea de Israel. Este libro, lo descubro mientras leo, no es reciente, no es actual, está editado en el 2015. En diez años han pasado muchas cosas y lo que ha pasado es la confirmación de algo que ya apuntaba el libro. El libro, de lo que va, es de describir cómo un grupo de pensadores, profesores, etc., discuten la visión y ideología del sionismo. Los judíos tienen derecho a un hogar nacional y ese hogar nacional es Palestina, tierra de la que fueron expulsados hace dos mil años. A partir de ahí, todo está justificado para que Israel, así se llamará el estado, exista y sobreviva y sea ese hogar nacional judío. Este grupo de pensadores que se llamarán o les llamarán postsionistas, lo que harán será discutir esas premisas fundacionales y especialmente, lo que acontece en torno a la llamada guerra de Independencia o la Nakba si eres palestino, la catástrofe. Este grupo de historiadores se propone discutir esa visión gloriosa de una guerra en la que unos pocos vencieron a muchos y dejar al descubierto las atrocidades cometidas para expulsar a los árabes de sus tierras. El relato oficial consiste en que allí prácticamente no vivía nadie, que la gente se fue porque quiso, que los árabes atacaron sin motivo, que los árabes no quieren la paz, que después del Holocausto Israel era la solución. Estos pensadores e historiadores postsionistas discuten la filmografía utilizada para vender el relato, las novelas, las series televisivas, todo aquello que justifica que Israel estaba en su derecho. Los pensadores postsionistas hablan también de las discriminaciones interiores, no solo con los árabes, sino con los judíos mizrajíes, aquellos que vienen de los países árabes, de Marruecos, de Irak, del Yemen, y que son 'llevados' a Israel como mano de obra y son discriminados por los askenazíes, judíos que vienen de Europa. Este resentimiento de los mizrajíes con los askenazíes no se materializará en una cosa de izquierdas sino que será el Likud quien aproveche ese resentimiento contra los Laboristas representantes de los judíos askenazíes. Y la cosa irá a peor. Quién nos discute que somos judíos, seremos los más. Esta corriente postsionista tendrá una influencia tenue en la vida cultural y política israelí, pero la suficiente como para que provoque una reacción del relato oficial. Así, con la desaparición de la preeminencia laborista y el decantamiento de Israel hacia la derecha o la extrema derecha o lo peor de todo del mundo, se establecerá un relato neosionista que consistirá en dar la razón a los postsionistas, es verdad, se cometieron todas esas cosas, pero es que eran necesarias, están justificadas y de paso, todo está justificado. Ya no se trata de maquillar, de falsear relatos, de subvertir la historia desde las escuelas hasta la cultura de masas, sino de plantear que la brutalidad es bien. Que no hay que tener complejos. Y en esas estamos y diez años después esa carencia de complejos ya es explícita y se habla de deportaciones masivas, de 'transferir población árabe' sin un ápice de vergüenza, de negar la humanidad y de convertirse en un estado que deja pequeño lo de fascista porque todo está justificado. El libro finaliza con los intentos de Israel, de sus gobernantes, que se dan cuenta de que se convierten en un estado paria, un estado antipático, para lavar su imagen, el pinkwashing, Israel como isla de democracia, Israel como aportadora de valores tecnológicos y científicos. Como vemos hoy, esa idea de vender Marca Israel sigue viva y sigue siendo un relato que sirve para justificar la barbarie. Y así, cada día pueden morir asesinadas 200 personas a sangre fría, personas que van a por un saco de comida y son tiroteadas simplemente por que sí, porque Israel lo vale, lo justifica, Israel se asienta en eso y sin eso no existiría. Al menos Ilan Pappé lo cuenta y lo explica.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario