jueves, 13 de diciembre de 2018

La Politique Est Morte

Lo pongo en francés y así parece un artículo más así. Más culto. Inútil, como todos los textos. Inútil como hacer política. Porque la política, la política tal y como la conocíamos o como estábamos acostumbrados a hacerla, ha muerto. Mientras nosotros nos empeñamos en comunicar que unos presupuestos del Estado son la herramienta necesaria para, al menos, paliar años y años de desastres e introducir algunas medidas... ya estoy hablando y no me entienden, ¿verdad? A nadie le interesa.
Las últimas elecciones en Andalucía nos han enseñado una cosa. Las próximas elecciones que veremos estarán enmarcadas en el conflicto sentimental. Pero tú qué eres, un buen español o un mal español. Un mal catalán o un español nacido en Catalunya. Un cómplice con los indepes o un cómplice con los del 155.
Mientras que intentamos hacer propuestas en las que los derechos sociales deben ocupar el centro del debate, todo el mundo intenta colar su mensaje identitario, nacional, para arrimar el ascua a su sardina. Sí, te apoyo la movilización, pero no te olvides de... claro, pongo carteles de la mani del sábado, pero entre medias coloco los de la unitat per la... y así todo vuelve a la casilla primera. Pero tú qué eres. Tú qué te sientes.
Así cuando los fascistas de Falange, falangistas, pintan las sedes de BCN en Comú, tienes que apartar las miradas de los comentarios y de las reacciones. Os lo merecéis por equidistantes. La única solución es la independencia. Y no hay tregua. No hay salida.
Y así es aquí y así parece ser en todas partes. No, no, que en Francia las protestas son, por una vez sociales. Pero qué sabemos realmente de lo de Francia. Qué se cuece en Francia. Protestas sociales, gente en la calle a mansalva. Pero quién gana las elecciones. Y, glups, quién queda segundo.
¿Dónde está la izquierda? ¿Debemos seguir haciendo política? ¿La política propositiva, de plantear soluciones sensatas, justas, correctas? ¿O nos debemos lanzar a la toma de posición en uno de los dos campos para que se nos tenga en cuenta? No lo sé. Siempre pienso que la primera es la buena. Y no hacer caso de los frikis que te queman la sangre. Pero para qué.
¿Estamos en esto para que todo se quede igual? ¿Para volver a un punto de partida en el que todo era paz y amor y gobiernos de alternancia? ¿Hay solución para todo esto?
Pintadas en las sedes, en las puertas de Ateneus, banderas españolas en las persianas. ¿Y? ¿Cómo vamos a contestar a eso? ¿Con otras banderas?
Aquí estamos para lo que haga falta, Solidaridad con los compañeros y compañeras que no quieren ser ni mis compañeros ni mis compañeras. Pero solidaridad. Adelante. Estamos ahí. Pero estamos para hacer qué.
Corremos el riesgo de encerrarnos en un mensaje hueco, que a nadie le interese. O corremos el riesgo de seguir el mantra de moda y hacernos los simpáticos con los que tengan alguna bandera que nos interese.
Nunca pensé que viviría los años veinte o treinta.
Siempre pensé, en mi ignorancia, que todo sería como siempre, como antes. Estático, aburrido, de derrota en derrota hasta la marginalidad. Pero no. Hubo uns meses en los que estuvimos ahí, dando terror a los que mandaban. Y todo se acaba. Porque nos cambian la agenda y nos vuelven locos.
Y qué hacer. No voy a leer a Lenin ahora. Si alguien tiene tiempo, que lo explique de forma clara, que traiga desde las montañas las sagradas palabras. Que seguro que no decían ir de la mano de los social liberales.
¿Qué hacer?
La política está muerta. Aprueben una partida para... mientras que un tío que hace un vídeo a caballo consigue doce diputados. Con un mensaje de odio. De autodefensa de 'lo suyo'. Y como siempre, está feo extrapolar, pero extrapola uno y busca símiles.
La política, pongan medios para la ley de igualdad de género. Sí, ya...
Nos hemos acostumbrado a vivir sin Gobiernos. Sin gobierno en Catalunya que se preocupe de algo material y tangible. Sin gobierno en el Estado que gobierne porque ni quiere ni... ni quiere. Sin gobierno Europeo porque Europa ha muerto. Con superpotencias en manos de zumbados del quince.
La política se muere.
Y solo la podemos hacer revivir nosotros.
- Pero cómo, ¿listo?

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