sábado, 15 de julio de 2023

Todos somos hijos de Francisco Ibáñez


¿Cuántas veces habremos escuchado eso de 'si fuera francés tendría ya...'? Pocas veces eso es tan cierto como lo que pasa y lo que ha pasado con la figura de Francisco Ibáñez. Si hubiera sido francés, o belga, o suizo, el dibujante, historietista, habría sido reconocido con las más altas distinciones, ya tendría alguna calle, alguna plaza, alguna estación de metro, lo que fuere, tendría los premios más distinguidos, pero aquí, en este rincón del mundo, alguien como Francisco Ibáñez, no dejará de ser alguien pintoresco, extraño, entrañable y poco más. Y sin embargo, muy poca gente habrá tenido la influencia y nos habrá enseñado tanto sobre cómo enfrentarnos a los problemas del mundo, distinguir quiénes son los buenos y quiénes son los malos, a reírnos de los poderosos, a buscar cómo hacerles la púa siempre de la manera más elaborada o más involuntaria, que Ibáñez y sus personajes. Hoy se ha muerto y seguro que muchos, todos, recordaremos sus historias, los tebeos en casa, los quioscos con sus revistas, los regalos que nos hicieron... yo mismo, uno de los últimos regalos que me hizo mi hermano fue la integral del 13 Rue del Percebe. 

Yo ya había leído tebeos del Mortadelo, claro, pero siendo yo chaval, mediante mi tito Basilio si no recuerdo mal, mi padre y él hicieron contacto con alguien que trabajaba en la Bruguera y tenían muchos cómics que me podían traer. Así aparecieron en mi casa de golpe y porrazo un montón de Super Mortadelos que fueron maná, un tesoro. Super Mortadelos que no solo tenían historiazas de Mortadelo, tenían historias de Eric Castel y de dibujantes que explicaban el golpe de Estado de Irak al general Kassem. Los Super Mortadelos siempre comenzaban con historias largas de Mortadelo y Filemón y a lo largo de cada tebeo iban apareciendo cosas. Siempre fui más de Mortadelo y Filemón que de otros personajes. Pero he de reconocer que los del 13 Rue del Percebe, eran una fantasía. Recuerdo esperar a que saliesen los Espaciales de los mundiales de fútbol, que eran la risión. O cuando me rgalaron un Super Mortadelo de los de tapa dura, que le di tantas vueltas y mi hermano también que se le salió la tapa o yo que sé qué pasó. 

Recuerdo haber ido ya de chaval punkarrilla a la Fira del Comic en Barcelona a buscar cosas de Pedro Pico y Pico Vena y efectivamente comprar uno de los recopilatorios que editaba el Jueves. Y de repente, en la Fira, descubrir que estaba firmando Ibáñez. Y ni corto ni perezoso ir a que me firmara un volumen del Azagra, porque no tenía dinero para comprar nada más. Y el hombre firmarlo porque mira. Creo que lo volví a ver alguna vez más en una Fira. 

Ahora que se va, todos convendremos en que  hemos aprendido tanto. Aquellas películas, pero principalmente la del Fésser... Lo dicho, se va otro referente, de los que de verdad han dejado huella y un representante de una manera de hacer cómics, de haber vivido una profesión en condiciones casi de esclavismo y siempre colándolas por aquí o por allí. Un maestro. Ahora podemos empezar a aplaudir todos. 

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