viernes, 5 de abril de 2024

Primaveral


Recuerdo aquella anécdota que me contó Lady Julianne sobre una tarde de primavera en la que ella estaba en casa, leyendo, cuando de repente sonó el timbre de casa y se dio cuenta de que estaba sola porque Rebecca había ido al parque con el entones señorito Joffrey y tuvo que ir ella misma a abrir la puerta y se encontró con un oficial del Ejército que decía venir a darle una muy mala noticia. Y Lady Julianne tuvo un escalofrío porque pensó que algo había ocurrido con su esposo, o bien con su hermano, ambos andaban peleando, no, un momento, ninguno de los dos estaban alistados en el Ejército y ambos se encontraban en el Club, en aquel momento, saboreando unos puros y ella misma contaba, con aquella voz que tenía tan dulce, que recordó que tampoco tenía un hermano y que no estaba casada y que en realidad no tenía un hijo llamado Joffrey y que la primavera, siempre la primavera, le daba la oportunidad una o dos veces al año de inventarse cosas eduardianas. Como levantarse del butacón y mirar las plantas y regarlas. Sin tener ella butacón. O sorprenderse del resultado de las carreras de caballos. O reirse con alguna anécdota que le contaban las amigas del círculo. O cuando aquella vez saltó aquel charco para no mancharse y cayó en brazos de aquel apuesto oficial del Ejército que, muy serio, le dijo que tenía una mala noticia que darle. La primavera se había acabado. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario