El documental acaba quizás con uno de los momentos más auténticos y que representan mejor lo que eran esos primeros Led Zeppelin, pero nos hurta las imágenes para dejarnos únicamente con el sonido. Se trata del concierto en el Royal Albert Hall de Londres en 1970, un concierto que significa la consagración oficial de la banda en su tierra natal después de haber conquistado los Estados Unidos. Este concierto se proyectó íntegramente en el In-Edit hace algunos años ya, en una de esas noches de Halloween en las que se programaba una maratón de conciertos clásicos y este fue uno de ellos. El concierto es un repaso de los primeros clásicos de Led Zeppelin, con todas sus idas de olla presentes, con un Jimmy Page ataviado con un suetercillo de rombos que me robó el corazón y con un final que me dejó turulato. El final es que, cuando ya han acabado y se han metido en el backstage, al menos Robert Plant, Jimmy Page y John Bonham comienzan a tocar C'mon Everybody, un clásico del rock and roll, y Robert Plant pone cara como de 'pero qué es esto' y sale a cantar esta y Something Else. Son dos canciones de un punkismo total, que suenan en los títulos de crédito y que, lamentablemente, no podemos ver. Están en Youtube. Y es una lástima porque son dos canciones, dos interpretaciones, que ilustran perfectamente lo que el propio documental quiere enseñarnos. Este documental nos habla, tal y como quieren los propios miembros de Led Zeppelin vivos, supongo, de la formación y conjunción de una banda que tiene una historia que en nada se diferencia a la historia de otras bandas británicas de los 60's y 70's. Chavales nacidos en la guerra o en la postguerra mundial, que crecen con la música y la cultura de los Estados Unidos y que a poco que les da la vida, intentan meterse en el mundo de la música. La diferencia con otras bandas es que, en el caso de Jimmy Page y John Paul Jones, su andadura musical no será la de estar delante sino la de estar detrás o muy al fondo, como músicos de sesión para grandes figuras, por lo que adquirirán durante esos años sesenta una formación y destreza musical al alcance de muy pocos. En el caso de Robert Plant, su camino será el de buscarse la vida como cantante, como frontman, hasta que encuentra su sitio. Y el de John Bonham, un tanto similar, a unos y otros, un valor seguro esperando encontrar su banda. Es Jimmy Page el que lo tiene todo en la cabeza y el que sabe qué quiere hacer, qué música es la que quiere desarrollar y qué es lo que quiere que la gente reciba cuando grabe su primer disco, también qué es lo que quiere mostrar en sus actuacions en directo. Para ello, un frontman resultón y de voz particular, un batería auténticamente salvaje y un todoterreno en la instrumentación. No aparece en este documental ni una pizca de mal rollo, de ningún reproche, de ninguna desavenencia, se trata de unos primeros años felices en los que todo viene de cara y que se saldan con un éxito rotundo tanto del primer como del segundo disco. Hay grabaciones brutales, como uno de esos primeros conciertos en los que el cámara se entretiene enfocando a niños que se tapan los oídos del follón que se arma cuando tocan Communication Breakdown, también los clásicos momentos que hacen que a veces odies a Led Zeppelin como los insoportables solos de batería de Bonham. Todos hablan, todos nos cuentan sus vidas, sus inquietudes, sus habilidades, su amor por el rock and roll y el blues y el rythm and blues y cómo ese amor será el que tamizado y empaquetado será el que les dará de comer a base de bien. El documental está pensado para que te quedes con un buen sabor de boca que te invite a recuperar esos dos primeros discos de Led Zeppelin. Cómo conquistaron el oeste. Cómo volvieron a casa a petarlo y a divertirse tocando Something Else más punkamente que los propios Sex Pistols. Soy perro viejo y ya sé que los dos primeros discos así de golpe no, sáltate Dazed and Confused, por ejemplo, sáltate todas las pajaradas y vete a lo concreto. Pero nunca reniegues de Led Zeppelin. Pero qué sabré yo.
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