miércoles, 8 de enero de 2020

Los libros de 2019

Un tocho. Eso es. Un tocho. Si el año pasado consideramos lamentable haber alcanzado la paupérrima cifra de once libros en todo un año, en esta ocasión debo mostrarme ante vosotros como un tocho. Un tocho que, sin excusa ni pretexto, ha sido incapaz de leer más de dos libros y si coloco tres libros en la lista es porque me quiero hacer trampas y considero que el tercer libro, al haberme quedado medio medio a final de año, es que me da vergüenza hasta cometer semejante vileza, joder. Tres libros. Dos y medio para ser exactos. ¿Quién tiene la culpa de todo esto? El internet y las películas y las series y la cervecita y que ahora me da palo y otra serie que me han dicho que es muy buena y a ver si la veo y la empiezo a ver y no la acabo y esa película que la puedo ver desde el sofá y sí, puede que también algo de trabajo, pero que no, que no hay excusa ni pretexto, que el Netflix, que ahora el HBO, que si ahora puedo poner esto y lo otro, que no hay excusa. Dos libros y medio. Para mayor vergüenza y oprobio, podría hablar de un solo libro leído, uno solo, porque los otros dos o libro y medio los leí en el Hospital. Un solo libro en todo un año. Yo. Yo que miro por encima del hombro a quien no conoce a Zweig, quien no tiene a Simenon como un amigo suyo, que se cree que es el mismo Borges redivivo, que va regalando libros porque se cree que los libros le definen a uno como persona y se cree que va regalando sabiduría. Una puta mierda. Un libro. Dos y medio en todo el año. Vergüenza y calamidad. La fascinante misión de emular los 50 libros al año que en su día propusiera La Página Definitiva y que he intentado cumplir con más o menos acierto y dedicación todos estos años, hecha trizas. Ya el año pasado fue una advertencia. Ya el año pasado le vi las orejas al lobo. No pasará, pensé, No pasará, me propuse. Ha pasado. El año pasado hablamos de fracaso. Una mierda para mí.

1. Stefan Zweig - María Antonieta. Claro, puede sonar a excusa. Es que este libro era muy denso. Y lo era. Una biografía de María Antonieta por el siempre fascinante Zweig. La vida de esta reina que pasó de entender que ser reina era pasar de todo y que todo le resbalara a entender que ser reina le iba a costar la cabeza. Zweig nos hace un retrato de este personaje pero también de una época, de una manera de entender la vida noble y privilegiada, así como de las intrigas y de la política que, en ocasiones, urden revoluciones que a nosotros nos pueden parecer necesarias para que el género humano avance y progrese y que quizás no son sino juegos entre persona sin escrúpulos que mueven engranajes y vidas y todo solo por conseguir llevar una corona en la cabeza durante unos años. El libro es muy bueno, y Zweig hace todo lo posible por no cargar las tintas contra la figura de la reina, aunque no puede indultarla ni considerarla inocente. Nos habla de una leyenda sobre la reina que no era cierta, de su frivolidad y de su tontuna, pero la descarga de culpa como reina cruel. Simplemente era una pija, una pija que pensaba que las cosas eran así y así iban a ser siempre sin que ella tuviera la menor responsabilidad en absolutamente nada. Y no. Algo se estaba tramando y algo pasaba y ella no lo veía. Ni tampoco lo veía el Rey Luis XVI, que más simple y más ceporro no podía ser el hombre. Y pasaba. Los hermanos del rey, las hermanas del rey, etc. Y la otra viviendo en Babia. Cuando quiere reaccionar, porque ya ha visto que la cosa se le pone torcida, no tiene con qué. Y finalmente, se convierte en una muerta en vida que espera a que se la cepillen como un símbolo, como algo con que reafirmar un poder. Incluso sus teóricos amigos, familiares, aliados, juegan con su vida con las mismas intenciones. Un libro donde Zweig vuelve a poner de manifiesto que lo que a él le va es la tranquilidad, el buen rollo y la buena onda y que huía de los aceleraditos, los patriotas y la peña intensa. Y en ese libro he echado por lo menos tres meses. Una vergüenza.

2. León Trotsky - La Revolución Permanente. Ya comentado, este libro nos demuestra que, la verdad, si todavía hay gente que confía en la peña llamada de izquierdas, muy de izquierdas, comunista, socialista, como sea, es que el mundo está tan mal que ni decepcionando mil veces, la gente se echa atrás. En este libro, Trotsky, ya a punto de salir de la URSS o saliendo de la URSS, recopila una serie de escritos para explicar qué es su teoría de la revolución permanente, cosa que consigue con claridad en las páginas finales ya que el libro, que no es muy extenso pero que fácil tampoco lo pone, y contradecir así a otros líderes soviéticos como Radek o Bujarin que casualmente también terminarán doblando el gorro por obra y gracia de Stalin. Reproches, apuntes sobre el dogma, interpretaciones de Marx, interpretaciones sobre Lenin, yo lo entendí mejor que vosotros, etc., en un libro que te enseña que, avanzar avanzar, no hemos avanzado mucho. Bueno, al menos no nos fusilamos entre nosotros y hacemos coñas.

3. Maruja Torres - Mujer en guerra.  Este libro lo comencé a final de año y lo terminé como quien dice ayer. Creo que me lo dejó el Josep Ramón Aragó, aunque a la gente le he dicho que lo tenía mi madre en casa y no es verdad. Es verdad que lo tiene mi madre en casa y eso, pero no me lo pillé de ahí. Maruja Torres es una periodista legendaria. Sigue haciendo entrevistas y opinando sobre lo que pasa y ocurre. Periodista que trabajó en El País muchos años y que uno tiene en la cabeza como representante de una época en la que me parecía a mí que 'todo el mundo era socialista'. Socialista del PSOE y todo era cantar y contar las bondades de un tiempo y una gente que, claro, se diferenciaba de la época anterior, oscura y terrible, por lo que en aquellos años 80 de mi infancia y 90 de mi tal, todo era mal y peor. Ahora no es mejor. No soy mejor. El libro cuenta su vida en primera persona, así que es una autobiografía. En ella nos cuenta como comienza a trabajar, quién es ella, de dónde viene, porqué le dio por escribir. Cosa curiosa, en la tapa nos dicen que nos contará su vida junto a personajes como Joan Manuel Serrat y Serrat sale en el libro quizás una vez. También nos cuenta cómo ve la profesión a lo largo de los años, ella se queda en los noventa. La profesión de periodista que ella cuenta es la que yo tenía en la cabeza que yo quería vivir cuando era chaval. Yo quería ser periodista para eso. Pero no sabía que no servía. Leer ese libro ahora me sirve, como siempre, para saber que no valía para eso. Para ir, preguntar, quizás sí para escribir pajaradas, pero no para ser como Maruja Torres. Cuestión de carácter. Yo no lo tengo. Sea como sea el libro es entretenido, tiene momentos divertidos, interesantes, reflexiones sobre la profesión, reflejo de un personaje de un tiempo y de un lugar que se suele decir. Por terminar de alguna manera, decir que yo en el insti tenía una amiga, la Marga, que siempre asocié con la Maruja Torres, el pelo rizado, el carácter, se parecía no sé. Viendo fotos ahora de Maruja Torres la verdad es que no sé de dónde saqué yo el parecido. Sin embargo, cada vez que veía la foto en la portada, pensaba, mira, la Marga. En fin. Este es el nivel.   

2 comentarios:

  1. No se fustigue, un mal año lo tiene cualquiera. Yo también leí menos de lo normal el año pasado y ni siquiera vi series o películas. Todo el rato niño, niño, niño y dormir cuando me dejaba. No daba pa más. A ver si este año se da mejor la cosa.

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    1. oi, oi, oi, con un niño y leer. eso debe ser ya para master del universo!

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