sábado, 5 de septiembre de 2020

Sentido de la aventura


No suele ocurrirme con mucha frecuencia pero sabemos todos que no estamos nunca a salvo de caer en los errores más increíbles. El otro día, saliendo de casa, volví a ver el bar abierto debajo de casa después del periodo vacacional. Como iba a trabajar no quise entrar y lo hice después. Pedí una botellita de agua para poder dar conversación con la tranquilidad de estar consumiendo y me dispuse a preguntar por el mes de agosto. Cada uno contó sus vacaciones y yo conté mi periplo veraniego. Hasta que en un momento, cuando relataba los encantos de una villa, una de las camareras del Bar me preguntó si no había visitado unas ruinas prehistóricas que se encuentran en un monte de los alrededores y le dije que por supuesto que sí y que había llegado incluso a sentir cierta energía que había en el lugar, motivo por el cual seguro que aquellos antiguos pobladores habían llevado acabo aquella construcción. 

Alguien me preguntó que de qué energía le estaba hablando y yo completé mi narración explicando la vinculación desde antiguo de ciertos lugares con ciertas energías que habían llevado a considerarlos sagrados. Les conté lo que me ocurrió un día yendo a comprar al mercado.

'Aquel día iba yo a comprar pescado para hacer un arroz. Una sepia, lo normal. Y antes de llegar quise entrar en una tienda que hay en la calle en la que venden especias. Justo al entrar, la primera bafarada de olor me transportó a otro lugar. Me imaginé estar en un mercado de Lahore y me imaginé estar planificando un viaje desde Afganistán hacia algún lugar del Asia Central para conocer aquellas tierras y quién sabe si encontrar mi lugar en el mundo. Compré un bote de pimentón rojo y me fui'. 

Alguien me volvió a preguntar por lo de la energía. 

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