martes, 3 de diciembre de 2019

El alcalde


-         - Dime tú entonces.
-         - Yo no te tengo que decir nada, simplemente me gustaría que te acordaras de lo que le pasó a Zivojinovic. Zivojinovic era el hijo de un pandero que había hecho algo de dinero y que se fue a estudiar a Belgrado. Allí completó estudios de Leyes y cuando volvió al pueblo fue designado alcalde. Todo el mundo en el pueblo consideró normal que Zivojinovic fuera el alcalde. Su familia era respetable, ni muy rica ni muy pobre, tenía un título universitario, había visto mundo y era, sin duda, lo más respetable del pueblo. Zivojinovic se puso manos a la obra a gestionar el municipio y se sentó en su despacho a recibir a los vecinos que le iban a pedir cosas. Arreglos en las calles, mejoras en la iluminación, echar del barrio a los jóvenes molestos, perros que ladraban sin cesar, los borrachos de la taberna de Marica, un banco para sentarse y mirar los coches al pasar por la plaza Novi Pazar. Zivojinovic entonces era joven. Tenía menos de treinta años pero parecía que ya era una persona mayor. Tenía predilección por atender a las ancianas que, camino del mercado, le contaban sus penas. Era capaz de perder horas escuchando. Siempre diligente, acudía a la llamada de cualquier vecino que lo necesitara. Acudía puntual al Ayuntamiento, nadie le vio nunca en una taberna, discutir con nadie, el diario local no vio nunca un texto suyo en el que anunciase una idea, un proyecto, una desazón. Iba y venía, hacía trámites, acompañaba a los ancianos a donde le dijeran, siempre sonriente y siempre con una buena palabra. El señorito Zivojinovic se convirtió en el señor Zivojinovic y cumplió un mandato y luego otro. Fue alcalde por designación del pueblo durante 30 años. Se fue a la capital para ser diputado nacional. Dos años después de su nombramiento lo dejó y se dedicó a vivir de rentas en el pueblo. Al señor Racan, cuando fue nombrado alcalde, le tocó arreglar las calles, mejorar la iluminación, echar del barrio a los jóvenes molestos, controlar a los borrachos de la taberna de Marica yendo a la taberna de Marica donde ya era cliente, y colocar un banco para que se sentaran a mirar los coches los ociosos en la plaza Novi Pazar.   

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