miércoles, 29 de junio de 2022

Crónica del #plegramenet de junio. Tambor, tambor.


Los pajarillos ya habían cesado su trino y el río corría sereno cuando comenzó el pleno municipal del pasado lunes veintisiete de junio de dos mil veintidós. Las criaturas vivas y las criaturas muertas convivían en un mismo espacio y los espíritus que rigen los destinos del universo se habían encontrado en una misma circunstancia, sin pompa alguna, simplemente presentándose ante nosotros que estábamos allí de manera sencilla, sin ninguna pretenciosidad. Es la maravilla de la creación, de la ciencia y del azar. Combinado todo en un mismo espacio. Un animalillo generoso se posó ante uno de los bancos de la sala de plenos y me miró con ojos amorosos y con gesto suave me invitó a participar de la ceremonia que iba a tener lugar. Una ceremonia en la que la armonía, la concordia entre los diversos elementos, dejaba entrever que la tarde iba a ser, otra vez, maravillosa. Y en esa maravilla espacial y temporal, donde un cervatillo saltaba, un abejaruco trinaba, varios caballos reposaban sus huesos cansados, un grupo de ninfas correteaban haciendo sonar sus cítaras y provocando una sensación de éxtasis en mis pobres sentidos, cansados después de un año de duro batallar, de pelea incesante, de lucha sin cuartel, que finalmente tenía su premio. La paz y el descanso, la naturaleza esplendorosa abriéndose paso una vez más, provocando con su funcionamiento perfecto que la belleza finalmente se impusiera sobre la oscuridad. Así, el pleno municipal, como un suave tañir de flauta, si es que las flautas tañen o los trombones ululan o las guitarras chasquean, me da igual, porque un pequeño topillo subió por entre las sillas y las mesas y pudo también contemplar el funcionamiento, la precisión, la maquinaria que parece azarosa y huele a perfumes naturales de los que no dañan la piel ni el resto del cuerpo y la mente. Ese aroma de éxtasis armonioso, ese aroma a luz suave, ese aroma a estadio superior de la conciencia. Esa amalgama de pequeños detalles que todos juntos nos componen un cuadro maravilloso, pacífico, genial, absoluto. Qué tranquilidad y qué sensación de que, al fin, se ha alcanzado el absoluto. Un absoluto bonito. Lo bonito. Me gustaría extenderme algo más en ese concepto de bonito, de gente bonita, estar bonito, ser bonito, que te vaya bonito. Me fascina el concepto y me aturde su utilización aquí y allá, pero tengo que reconocer que me identifico plenamente con quien aspira en esta vida nada más que a estar bonito y con gente bonita a su alrededor, porque, quién quiere estar con personas enfermas que te puedan arruinar la vida. Eso no lo quiere nadie, pequeño cervatillo que te mueves en torno a mí y me miras con esa carita que al final voy a tener que ir a buscar hierba o algo o lo que quiera que sea que comas. El pleno municipal transcurrió pues en este ambiente de plenitud, de asombrosa calma, de satisfacción porque ya queda poco para el mes de julio y los deberes están hechos y el riachuelo continúa corriendo y la Generalitat es genial y la AMB es más genial todavía y hay unos pollitos maravillosos de una especie de ave que no consigo clarificar bien es porque me cuesta sujetarle la mirada a la ave maestra, no consigo cruzar los ojos con todos los preciosos animalillos del bosque por miedo a quedar petrificado ante tan absoluta belleza, ante tan prodigioso alarde de virtudes, me quedo como desnortado y no sé qué decir ni qué hacer. Pequeños pollitos y cachorrillos dulcísimos que me contemplan y que buscan esa caricia que yo ya no les puedo dar aunque quisiera. El amor ya lo he dado y lo he repartido y ahora mismo ya no sabría qué puedo yo aportar. Despedimos al señor Secretario y le deseamos un feliz paso a una vida más placentera que la que haya debido llevar en nuestros contornos. Nos acordamos de quienes han muerto por culpa de las mafias malignas que empujan a la gente a invadirnos y a nosotros a asesinarles por su bien. Nos acordamos de las personas a las que por querer así como te estoy queriendo le pueden partir la cara. O le pueden arruinar la vida. Que lo he visto yo. Y concluyo el pleno con un intercambio de palabras con el hada dulcísima que me recuerda que todavía me queda mucho camino por recorrer y me estimula a seguir avanzando por una senda que, me recuerdan también los elfos y otras hadas, me toca recorrer. Sus palabras, cariñosas y tranquilas, todavía resuenan en mi cabeza y son las que me empujan a continuar por este camino de virtud y con la meta de alcanzar un bienestar universal. Gracias. 

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